domingo, 28 de septiembre de 2014

Press Play

Título: Press Play
Pareja: JungSis (Jessica y Krystal Jung) (F(Girls))
Clasificación: NC–17
Géneros: AU, smut, incest
Número de palabras: 1.510 palabras
Advertencias: sexo explícito, inserciones e incesto.
Resumen: quedarse solas en casa se convierte en un buen momento para jugar para las hermanas Jung.
Notas: escrito para Ajumma (Queen of Angels) en agradecimiento por la portada de “Ninfómana”, un fic que ya veréis por aquí cuando lo termine y muchas gracias también por hacerme la portada para este shot.
Comentario de autora: ¿sabes que el día que hablé contigo y me mandaste “esas” fotos tuve un montonazo de ideas? Dejé volar mi mente yurista (?) Total, que esto es muy perver, a ver si te gusta ^^
Aclaraciones: como sé que mucha gente de mi blog no se sabe los nombres reales de estas dos hermanas y esos son los que voy a utilizar en este shot, los pongo aquí.
—Jessica: SooYeon
—Krystal: SooJung


            El volumen de la televisión estaba a tope y por los altavoces salía la musiquita del videojuego al que las dos hermanas estaban jugando entretenidas. SooYeon pulsaba las teclas del mando a la vez que movía su cuerpo y su brazo derecho para intentar asestarle puñetazos certeros en la cara al personaje virtual de su hermana menor, pero SooJung era demasiado buena en el boxeo y no estaba consiguiendo absolutamente nada. La mayor bufó mientras lanzaba un derechazo. Tenía que ganar sí o sí.

            Sin embargo, dos segundos después, su personaje caía a la lona y por más que le dio al botón de reincorporarse, este no le hizo ningún caso. En su parte de la pantalla aparecía un “YOU LOST” en letras demasiado grandes para su gusto, a la vez que la cámara hacía un giro dramático y se elevaba lentamente, mostrando a su personaje en el suelo. Mientras, en la de su hermana aparecía su muñeco celebrando la victoria.

            SooYeon hizo un puchero, resignada. El siguiente juego lo elegiría ella y sería golf, eso se le daba mucho mejor.

            —¡Chicas! —llamó su madre desde la puerta del salón—. Vuestro padre y yo nos vamos a hacer la compra, ¿queréis algo?
            —Yo no, mamá —contestó SooYeon.
            —Yo tampoco —dijo SooJung, dejando los mandos que había estado utilizando sobre la mesa.
            —Vale, volveremos en un rato —la mujer les sonrió antes de salir del salón, para dirigirse a la entrada.
            —No hace falta que os deis prisa en volver —murmuró la menor, girándose hacia su hermana con una sonrisa maliciosa—. SooYeon y yo tenemos que jugar.
            —¿Una partida de golf para desempatar? —propuso la mayor replegándose contra el respaldo del sofá y juntando sus piernas, haciendo fuerza deliberadamente para que no pudieran ser abiertas por nada ni por nadie.
            —No, unnie —negó SooJung—. Dijimos que quien ganara la partida de boxeo podía hacerle lo que quisiera a la perdedora —la chica sonrió mientras se subía a las piernas de su hermana, poniendo sus rodillas una a cada lado de su cadera—. Así que, me toca hacerte disfrutar de mis atenciones.

            Tras decir aquellas palabras con un tono tan seductor que hizo que SooYeon sintiera un escalofrío recorrerle la espina dorsal, SooJung se inclinó hacia delante y besó sus labios. Habían sido tantas las ocasiones en las que sus bocas se habían encontrado a lo largo de los años que ya no era tan extraño como al principio, aunque sí que seguía siendo tan excitante como al principio. La relación entre hermanas era algo prohibido y por ese motivo a las hermanas Jung les encantaba su pequeño y particular secreto.

            SooJung mordió el labio inferior de la mayor, haciendo que esta abriera su boca levemente para jadear. La chica aprovechó aquella oportunidad de oro para introducir su lengua en la boca ajena y explorar la cavidad a su gusto, sin encontrar oposición ninguna ya que SooYeon se encontraba perdida en las sensaciones que su hermana menor le provocaba.

            En un momento dado, SooYeon sintió como los dedos de su hermana tocaban juguetonamente su muslo izquierdo, subiendo más y más hasta introducir su mano debajo de su falda y comenzar a tocar su clítoris a través de la tela de sus bragitas. La mayor profirió un gemido que fue ahogado dentro del beso y SooJung se separó en ese momento de su boca para mirarla fijamente a los ojos durante unos momentos. SooYeon pudo ver la decisión que emanaba de ellos y, a partir de aquel momento, se dejó hacer.

            La menor dirigió sus labios esta vez a su cuello y comenzó a besarlo y a lamerlo, muchas veces había mordido aquel lugar tan sensible de su hermana, dejando marcas en el proceso que eran muy complicadas de esconder y por las que había tenido que dar muchas explicaciones, por eso ahora procuraban no dejarlas. SooJung se movió un poco, explorando aquel lugar que tan bien conocía y llevando una de sus manos hacia arriba, recorriendo su cuerpo por debajo de la camiseta que llevaba SooYeon, levantándosela en el proceso, para dejar así su abdomen al descubierto.

            SooYeon jadeó cuando su hermana le mordió el hombro a la vez que apretaba con una mano su clítoris y con la otra su pezón derecho.

            —SooJung… ahh…
            —Shhh… —la menor suspiró contra su piel—. No hagas ruido.
            —No hay nadie en casa…
            —Pero podrían volver en cualquier momento —contestó con un tono travieso.

            Luego, SooJung se levantaba de sus piernas y luego le bajaba las braguitas y haciendo que abriera sus piernas para dejar al descubierto su entrepierna completamente mojada por las atenciones que previamente había recibido. Tras esto, la menor se sentó en el suelo e introdujo su cabeza entre estas. SooYeon sintió su aliento en su entrepierna un par de segundos antes de que la lengua de SooJung la recorriera entera desde su vagina hasta su clítoris de una pasada comenzando después a maltratar aquel lugar tan sensible con sus dientes.

            SooYeon estaba hecha un mar de gemidos provocados por aquella experta boca que sabia lo que tanto le gustaba.

            Algunos minutos después, a su boca se le unían dos dedos introducidos por su vagina, buscando su punto G para enloquecerla aún más. En el instante en el que lo encontró, la mayor no pudo contener más su placer y se corrió. Una oleada de conocidas sensaciones recorrió su cuerpo de una punta a otra, arqueando su espalda y doblando los dedos de sus manos y de sus pies a la vez que su vista se nublaba por unas décimas de segundo.

            SooJung se alejó de ella y se levantó del suelo con una sonrisa traviesa en sus labios. La mayor la vio dar vueltas por el salón, aun extasiada por lo sucedido y con la mente volando por cualquier otro lugar, buscando algo a su alrededor con ahínco. Cuando encontró aquello que buscaba y lo tomó, mostrándoselo mientras volvía a recuperar su posición anterior, la mayor ahogó un grito al verlo.

            No podía ser posible.

            —SooJung… Eso…
            —Calla —la cortó, lamiendo el aparato—. Las reglas eran que podía hacerte lo que quisiera si ganaba, así que eso hago.
            —Soo…

            SooYeon aun sentía los espasmos de su orgasmo cuando su hermana agarró firmemente el mando de la play que habían estado utilizando algunos minutos antes para jugar y lo llevó hasta su entrepierna. La mayor todavía tenía la vagina hinchada cuando el mando le fue introducido por esta y SooJung comenzó a moverlo dentro y fuera, al principio con lentitud, pero después con una rapidez enloquecedora.

            La mayor se deshacía en gemidos de nuevo porque no muchas veces podía expresar cuánto le gustaba lo que le hacía su hermana, casi nunca podían dedicarse a sus juegos en soledad, así que tenía que aprovechar aquellos momentos al máximo. La velocidad a la que SooJung movía el mando en su interior fue aumentando más y más y también la de los dedos que masturbaban su clítoris, hasta que SooYeon no pudo aguantar más y volvió a recorrerle la misma sensación de placer por todo el cuerpo cuando se corrió de nuevo, haciendo que el mando saliera solo de su vagina por los espasmos que la recorrían entera.

            SooYeon todavía sentía su mente ida y la respiración agitada, al igual que los latidos de su corazón, cuando sintió a su hermana colocarle las braguitas en su sitio y luego sentarse a su lado, tomando el mando que había utilizado para masturbarla y limpiándolo con un pañuelo para que no hubiera ninguna evidencia de su juego. Cuando SooYeon se recuperó miro a SooJung de reojo y la vio con una enorme sonrisa en su rostro. La menor notó su mirada y se giró hacia ella, ampliando su sonrisa.

            —Me gusta mucho esto —le dijo, acercándose un poco para darle un leve beso en los labios—. La próxima vez espero que seas tú la que cabe el juego —SooJung se separó de ella y luego encendió la consola y pulsó el play.





Notas finales:

—El mando que utiliza SooJung para masturbar a SooYeon es este.

martes, 23 de septiembre de 2014

The Last Sundae

Título: The Last Sundae
Pareja: KeyAri (Key x Ari) (WGM)
Clasificación: G
Género: romance, fluff
Número de palabras: 1.020 palabras
Resumen: la lista de cosas sundae para Arichan se acaban justo cuando lo hacen las grabaciones del programa, pero ella no quiere perder la oportunidad de tachar una última cosa de la lista.
Notas: Os dejo los capítulos del WGM Global de Key (SHINee) y Yagi Arisa (modelo) por si tenéis curiosidad aquí.
Comentario de autora: no he podido resistirme a escribir esto porque Arichan es tan adorable y tan mona y tan cuca y tan… ¡qué alguien me deje adoptarla, por favor! Total, que espero que os guste.


The Last Sundae


            —¡Corten!

            Con aquel grito del director, las cámaras comenzaron a apagar las luces rojas que indicaban que estaban grabando y también empezaron a ser retiradas del lugar en el que Key–oppa y yo nos encontrábamos. Era el último día de rodaje y aquella había sido la última escena, nuestra despedida, después de aquello, no volveríamos a grabar aquel programa, cada uno volvería a sus propios trabajos y no volverían a estar en contacto nunca más, a pesar de que los sentimientos que habían crecido en mi pecho a lo largo de los últimos meses junto a él no iban a desaparecer así como así.

            —Bueno, terminamos de grabar —murmuró él, girándose hacia mí—, has hecho un gran trabajo todos estos meses —me dedicó una sonrisa bastante amplia—. Llevaba mucho tiempo queriendo grabar este programa y contigo ha sido muy divertido, así que muchas gracias, Arichan.

            Asentí, porque no sabía qué decirle, a pesar de que él me estaba hablando en japonés y esa era mi lengua materna, no podía hablar, no me salían las palabras. Además, temía que si abría mi boca, las lágrimas comenzaran a aflorar en mis ojos.

            —Me hubiera gustado que la grabación durase mucho más —comentó Key–oppa—, de todas formas SHINee no va a hacer comeback este año y tengo tiempo de sobra solo con el musical, ¿por qué tiene que acabarse tan pronto?

            Ver a oppa refunfuñar sobre aquello hizo que mi corazón comenzara a latir rápidamente. Quizás él tampoco se quería separar de mí, quizás él quería quedarse para siempre a mi lado, quizás tuviera los mismos sentimientos por mí que yo sentía por él.

            —Me gustaría al menos haber terminado la lista sundae —murmuré—, y también quería añadir cosas nuevas que pensé después.
            —Puedes seguir haciéndolas aunque yo no esté —contestó, haciendo que mi corazón diera una punzada de dolor.

            Quizás solo me estaba imaginando que de verdad él sentía algo por mí. Aquellas palabras habían hecho que toda mi ilusión se desmoronara. Key–oppa no quería saber nada de mí, yo solo era una niña a la que había tenido que cuidar durante el programa y con quien había tenido que lidiar algunos meses, nada más.

            —Hacer las cosas de la lista sundae no tiene sentido si no las hago con oppa —susurré, mirando al suelo.
            —Entonces podríamos vernos de vez en cuando —propuso él y alcé mi cabeza rápidamente, muy sorprendida—. Yo tendré que ir a Japón muchas veces y tú tendrás que venir a Corea también, podríamos vernos si nuestras agendas no están muy apretadas, ¿qué dices?
            —Estaría bien… pero… ¿no te causaría problemas?
            —Si sabemos escondernos no pasará nada —me comentó confidencialmente—, pero por ahora no podremos vernos en un tiempo, así que si quieres hacer algo de la lista antes de que nos vayamos esta noche podemos hacerlo.
            —Déjame pensarlo un momento, hay muchas cosas —pedí y él asintió.

            Comencé a recordar lo que habíamos hecho y lo que no, lo que habíamos apuntado y tachado de la lista, lo que yo quería hacer pero que finalmente no había sido posible y de repente di con ello. Miré a Key–oppa y le sonreí, después alargué mi mano hacia él y tomé la suya para llevarlo lejos de las miradas indiscretas de las cámaras, de los miembros del staff y de cualquiera, porque quería que aquel momento fuera para nosotros solos.

            —Oppa —dije cuando nos alejamos del mundo—, ya sé qué es lo que quiero tachar de la lista.
            —Muy bien, dime.

            Le sonreí, pero no le contesté con palabras. Me acerqué a él y, con un valor que no sabía que poseía, lo besé. No fue demasiado largo, pero tampoco demasiado corto y los pequeños labios de oppa se ajustaban perfectamente a los míos. Tan suaves, tan cálidos, tan húmedos, tan perfectos. Me separé a regañadientes, porque no quería hacerlo, pero tampoco quería que Key–oppa se enfadara, así que lo hice, notando cómo mis mejillas ardían de la vergüenza.

            —Ari–chan —murmuró, su voz se había hecho un poco más aguda de lo normal, como cuando estaba sorprendido o enfadado y sus ojos estaban abiertos como platos.
            —Yo… quería tachar eso de la lista —murmuré—, quería darte mi primer beso.
            —Ari–chan —volvió a murmurar, esta vez de una forma más calmada—. Me lo podrías haber dicho antes.
            —¿Por qué?
            —Porque así podría haber hecho que fuera especial —contestó con una sonrisa.
            —¿Oppa…?
            —Pero si quieres, podemos hacer que el segundo sí lo sea.

            Casi sin darme cuenta de lo que hacía, acabé lanzándome a sus brazos y abrazándolo fuertemente. No podía créelo, no podía creer que él también sintiera algo por mí, no era posible.

            —Key – oppa…
            —Mandémonos mensajes, llamémonos de vez en cuando y veámonos cada vez que sea posible Ari–chan —propuso—, no quiero que esto sea la última cosa que tachar de la lista sundae, quiero tachar contigo todos tus sundaes.
            —Yo también quiero tacharlos contigo…


            Apreté más fuerte mi abrazo y él me atrajo hacia su cuerpo. Esbocé una gran sonrisa en mi rostro. Aquella no sería la última vez que lo viera, aquella no sería la última cosa que tacharía de la lista sundae. Aquello significaba que después de todo, él también tenía sentimientos por mí, así que estaba muy feliz porque eso hacía que pudiéramos tener un futuro más allá del programa ‘We Got Married’.


viernes, 19 de septiembre de 2014

No importa cómo lo mires, parezco el líder pero soy el maknae

Título: No importa cómo lo mires, parezco el líder pero soy el maknae
Pareja: GyeomBam (YuGyeom x BamBam) (GOT7)
Clasificación: G
Géneros: humor
Número de palabras: 496 palabras
Resumen: BamBam tiene algunas dudas en mitad de una calurosa noche de verano.
Notas: el título de este fic viene del apodo que le dan al maknae en el programa IGOT7.
Comentario de autora: mi primer fic de GOT7. No sé cómo, pero empecé viendo algunos vídeos para poder escribir un MarkSon (Mark x Jackson) que me pidieron, porque del grupo yo solo conocía a JB y Jr. (componentes de JJ Proyect), y he acabado escribiendo esto, y haciéndome medio fan… Total, que espero que os guste este fic ^^


No importa como lo mires, parezco el líder pero soy el maknae


            —YuGyeom —llamó BamBam en mitad de la noche. No sabía si su compañero de habitación seguía despierto como el, o había caído en un profundo sueño, pero el chico quería hablar.
            —Hum —fue lo único que recibió como contestación y lo que le indicó que podía continuar hablando.
            —Quiero hacerte una pregunta —en la oscuridad de aquella calurosa noche de verano, el chico vio como el maknae se daba la vuelta en el colchón para encararlo.
            —Dime, BamBam —pidió con su voz teñida de sueño.
            —¿De verdad eres más pequeño que yo? —el silencio que recibió como respuesta a su pregunta hizo que el tailandés se sintiera un poco incómodo y estúpido. Sin embargo, quería saber la verdad, porque a pesar de que algunas de las acciones que realizaba YuGyeom eran realmente infantiles, la mayoría del tiempo actuaba con un adulto.
            —Tengo tu edad, pero nací algunos meses después, así que sí, soy menor que tú —le respondió con un suspiro—. ¿Me vais a hacer todos esta pregunta o podéis ir respondiéndola entre vosotros cada vez que os surja la duda?
            —La próxima vez que viajemos quiero ver tu pasaporte —pidió BamBam.
            —Puedes verlo cuando quieras, está en mi cartera —YuGyeom se giró en la cama de nuevo, dándole la espalda al chico, acomodándose para dormir porque en unas pocas horas tendrían que levantarse de nuevo.
            —YuGyeom…
            —Hum…
            —Si eres menor que yo… ¿me dejarás encima la próxima vez?

            YuGyeom se libró de tener que responder a aquella pregunta porque la puerta corredera que daba a la pequeña habitación en la que dormía JinYoung se abrió de golpe y el inquilino apareció por esta, completamente despeinado y con el ceño fruncido, como una madre que pilla a sus hijos despiertos de madrugada.

            —¡A dormir, niños! —les chistó—. O me encargaré de que mañana JaeBum os despierte a besos —y tras decir aquellas amenazantes palabras cerró la puerta de nuevo.

            BamBam hizo un puchero y se acomodó para dormir. Tenía muchas más preguntas, pero no quería arriesgarse a que a la mañana siguiente el líder, el de verdad, aunque no pareciera serlo, le llenara la cara de babas.

            —YuGyeom…
            —Hum…
            —Buenas noches.
            —Buenas noches, BamBam.




martes, 16 de septiembre de 2014

[One Shot] Say Cheese! {DaeJae}

Título: Say Cheese!
Pareja: DaeJae (DaeHyun x YoungJae) (B.A.P)
Clasificación: G
Género: romance, fluff
Número de palabras: 1.201 palabras
Resumen: YoungJae escribe un libro sobre “Cómo conquistar a Jung DaeHyun”.
Comentario de autora: perdonadme por esta paranoia, pero estaba viendo B.A.P. Attack y DaeJae salvaje apareció. Espero que os guste.


Say Cheese!


            El agua de la ducha correr era el único sonido que se escuchaba en la habitación del hotel que DaeHyun compartía con YoungJae. Acababa de terminar el concierto que daban en Australia y el chico añoraba su casa todavía más porque ya se encontraban cada vez más cerca de Corea y porque el agua cayendo en la ducha lo hacía sentir melancólico. Sacudió su cabeza intentando pensar en otras cosas más alegres y, de pronto, se le ocurrió una idea.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Kisses in the Darkness

Título: Kisses in the Darkness
Pareja: Peter x Caspian X
Clasificación: PG–13
Géneros: romance, slash
Número de palabras: 3.024 palabras
Resumen: dos reyes de un mismo trono están condenados a odiarse o a intentar cooperar por el bien de los narnianos… pero también existe otra opción…
Notas: basado en la novela ‘Las Crónicas de Narnia: El Príncipe Caspian’ del genial C.S. Lewis. Los personajes de esta historia no me pertenecen, solo los tomo prestados para dejar volar mi imaginación.
Comentario de autora: juro que no sé por qué lo he hecho, un instante estaba viendo ‘Las Crónicas de Narnia: El Príncipe Caspian’ y al siguiente ya había escrito el comienzo de esta historia. Es el primer fic de un libro / película que hago, así que I’m nervious por la acogida. Espero que os guste <3





Kisses in the Darkness


            —Con el debido respeto, Peter —comenzó Caspian cuando todos se hubieron ido del lugar—. Es una maldita locura. Aquí estamos a salvo, ¿por qué atacar el castillo?
            —Ya lo he dicho —respondí, cansado. Acabábamos de llegar, ni siquiera habíamos tenido un momento de respiro, pero teníamos que encargarnos de aquello porque ese proyecto de príncipe no sabía lo que era una guerra—. Tenemos la ventaja del factor sorpresa y, además, la mayoría de sus tropas están construyendo un puente para pasar por el río en el vado, para cruzar y llegar hasta nosotros. En cuanto lo hagan, aquí no habrá escapatoria posible.
            —Pero eso costará vidas —replicó.
            —Crece, Caspian —dije, encarándome a él—. Esto es la guerra y en la guerra se sufren bajas.

            Comencé a retirarme, pero de repente sentí una mano en mi brazo que tiró de mí con fuerza hasta que me hizo chocar de espaldas contra la pared más cercana. Caspian se colocó ante mí, imponente y no me dejó escapatoria, colocando sus brazos a cada lado de mi cabeza, apretando mis hombros contra la pared.

            —He estado a su mando desde hace semanas —comenzó—. He cuidado que no nos encontráramos con telmarinos para que no supieran de su existencia y los he protegido de cualquier peligro —me miró fijamente—. Ahora no puedes llegar y simplemente enviarlos a una muerte segura.
            —Eres quien los está enviando a una muerte segura dejándolos en esta tumba —dije—, en cuanto los telmarinos crucen el río no habrá escapatoria y los narnianos serán masacrados en este lugar porque no hay salida.
            —Hay miles de pasadizos por aquí, alguno de ellos tendrá que ser una salida…
          —¿Y mientras los buscas qué? ¿Dejamos que los telmarinos lleguen hasta aquí y nos masacren?
            —Oh, ¡cállate!
            —Soy el Sumo Monarca Peter, rey de todos los reyes pasados y futuros de Narnia no puedes ordenarme absolutamente na…

            Mis palabras fueron acalladas repentinamente por unos labios suaves que chocaron contra los míos. Me quedé petrificado hasta que la presión dejó de ser ejercida y miré a Caspian de la misma forma en la que él me estaba mirando, reflejando mi miedo y mi confusión porque mi corazón había comenzado a acelerarse.

            Antes de que pudiera decir nada más, Caspian se alejó de mí y salió del lugar.

♖♖♖

            —¿Cómo ha ido? —preguntó Lucy llegando hasta nosotros, saliendo del Altozano.
            —Pregúntale a él —respondí, señalando a Caspian con rencor mientras echaba a andar.
            —¿A mí? ¿Por qué?
            —Porque si te hubieras ceñido al plan nada de esto habría pasado —respondí, mirándolo con odio—. ¡Simplemente tenías que ir a abrir la maldita puerta! —comencé a alejarme de él —.Eres como todos los telmarinos, como Miraz, como tu padre.
            —¡Eh! —llamó y yo me giré, a la vez que sacaba la espada, él hizo lo mismo con la suya y las cruzamos, mirándonos con odio.
           
            Necesitaba una buena pelea con él. Necesitaba dejar las cosas claras. Necesitaba hacerle pagar por lo del beso. Sin embargo, cuando nuestras espadas chocaron, la voz de Edmund nos detuvo.

            —¿Queréis dejar eso? —me giré y pude ver cómo cargaba en sus brazos a Trumpkin, que no parecía encontrarse en muy buen estado.

            Rápidamente, Lucy fue hasta él, sacando la botellita mágica que le había regalado Santa Claus para curarlo. Caspian retiró su espada y, después de dirigirme una mirada de odio, se adentró en el Altozano.

♖♖♖

            Susan fue la última en abandonar el lugar después de mirarnos. Sus ojos azules mostraban claramente su decepción. Habíamos estado a punto de ceder ante los deseos de la Bruja Blanca, habíamos estado a punto de echarlo todo por la borda, de dejar en las manos del mal el futuro de los narnianos, el futuro por el cual luchábamos.

            Escuché un suspiro a mi lado y giré mi cabeza hacia la derecha. El príncipe Caspian se encontraba allí, confuso, enfadado consigo mismo y triste por haber decepcionado a todo el mundo, igual que me sentía yo.

            —Lo siento murmuré. Después de todo, no somos tan diferentes.

            Él me miró y sonrió triste.
            —No, después de todo, no lo somos esbozó una pequeña sonrisa. Yo también lo siento.

            Asentí, aceptando sus disculpas y luego caminé hacia la mesa de piedra, aquella en la que Aslan había muerto y luego resucitado para ayudarnos tanto tiempo atrás a luchar contra el poder maligno que ahora habíamos estado a punto de despertar. Toqué con las yemas de mis dedos la fría piedra y sentí un escalofrío.

            —Lo siento volví a decir. Siento no haber seguido creyendo en ti, Aslan…
            —¿Cómo es? dijo la voz de Caspian justo detrás de mí.
            —¿Quién? pregunté confuso.
            —Aslan me tomé un poco de tiempo para contestar.
            —No puedo describirlo… no encuentro las palabras para hacerlo… recibí una pequeña sonrisa del chico ante mí.
            —Entonces tendré que esperar a verlo con mis propios ojos.

            Comenzó a alejarse de mí, pero lo detuve, agarrándolo por el brazo. Se giró y me miró a los ojos, haciendo una pregunta muda sobre mi acción. No sabía por qué lo había sujetado, pero ahora que estábamos solos había recordado el momento en el que nos habíamos besado, solo unos días antes y había sentido que debíamos hablar de ello.

            —¿Lo que pasó el otro día…? —comencé.
            —Sería mejor que lo olvidásemos —respondió con demasiada rapidez antes de soltarse de mi agarre y encaminarse hacia la salida. Me mordí el labio inferior y miré el relieve de Aslan en la roca sin entender por qué había sentido cómo si me acabaran de atravesar mi corazón con una espada y la estuvieran retorciendo para hacer más daño.

♖♖♖

            Estábamos entrenando para la batalla que se avecinaba. Habíamos dispuesto que la pradera que se extendía delante del Altozano de Aslan fuera una especie de campo de entrenamiento bastante bien equipado gracias a las armas que les habíamos robado a los telmarinos. Todos los narnianos que no sabían luchar estaban allí, aprendiendo.

            Yo, por mi parte, entrené un poco con la espada con mi hermano Edmund, el mejor espadachín que hubo, hay y habrá en Narnia y más tarde, fui hacia la zona de tiro, dónde Susan se encontraba bastante ocupada enseñando cómo manejar el arco a algunos de los enanos. Todavía se me hacía raro ver a los enanos de nuestra parte, más después de lo que había pasado con Nikabrik. Sin embargo, toda ayuda era poca en la guerra contra los telmarinos.

            Cogí una de las ballestas y coloqué la flecha, después, intenté acertar a una de las dianas, pero fallé estrepitosamente.

            —¿Necesitas ayuda? —preguntó una voz a mis espaldas y me giré rápidamente, descubriendo a Caspian con una sonrisa socarrona.
            —Puedo perfectamente —coloqué otra flecha y la lancé, fallando de nuevo.
            —Yo diría que necesitas mi ayuda —lo volví a mirar.
            —A ver cómo lo haces tú.

            Caspian se acercó a mí y tomó de entre mis manos la ballesta que sujetaba, después, colocó una flecha en ella, apuntó y disparó, dando justo en el centro de la diana a la que yo no había podido siquiera acercarme. Él me sonrió triunfante y, a regañadientes, tuve que aceptar su ayuda. Me tendió de nuevo la ballesta, y me hizo sujetarla de la misma forma en la que lo había hecho él, luego, se puso detrás de mí, agarrando con una de sus manos mi cintura y con la otra dirigiendo la ballesta para apuntar correctamente. Hacía mucho calor en aquel lugar, aunque antes no me había dado cuenta.

            —Ahora, dispara —susurró en mi oído y yo hice lo que me dijo. La flecha dio en el blanco, justo en el centro.

            Me giré sonriendo y… no, jamás, no le iba a decir gracias por haberme ayudado. Me libró de la incomodidad de aquel momento un fauno que llegaba corriendo al lugar en el que ambos nos encontrábamos.

            —Su Majestad —dijo—. Los vigilantes han visto a un telmarino en los límites del bosque.

            No hizo falta que dijera nada más. Solté la ballesta en el suelo y recogí mi espada antes de salir corriendo hacia el bosque. Escuchaba cómo detrás de mí alguien corría para servirme de apoyo y pensé que debía ser Edmund, quien estaba cerca cuando el fauno llegó. Me sentía más seguro teniendo a mi hermano allí.

            Llegué al bosque y vi cómo el telmarino intentaba escapar, así que aceleré hasta llegar hasta él y me lancé contra él para derribarlo. Comenzamos a luchar y rodamos por el suelo, quedando a veces uno encima y a veces otro. Lancé un par de puñetazos y recibí otros. Intenté dejarlo inconsciente, pero el telmarino sabía luchar bien. De nuevo quedó encima de mí y me inmovilizó, sacando una daga y clavándola en mi brazo. Aullé de dolor.

            En ese momento, alguien atravesó el pecho del telamrino con una espada y este cayó sobre mí, muerto. Me lo quité de encima con el brazo que tenía libre y luego saqué la daga del otro, reprimiendo un quejido.

            —¿Estás bien? —preguntó la voz de Caspian y maldije por haber mostrado esa imagen tan desastrosa ante él. Era el Sumo Monarca, tenía que tener un poco de reputación.
            —Perfectamente —respondí, levantándome del suelo, rechazando la mano que me tendía para ayudarme. Caspian me ignoró y se acercó para mirar la herida de mi brazo.
            —Es pequeña, pero profunda —sentenció.
            —No me había dado cuenta —ironicé.
            —Deberías dejar que Lucy utilizara su brebaje.
            —Habrá más gente cuando acabe esta guerra que lo necesite más que yo, así que no —respondí—. Lu debe guardar ese líquido.
            —Entonces deja que yo te cure.
            —Volvamos al Altozano.

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            Ese día había decidido ayudar a luchar a un par de faunos que no tenían ni idea de cómo se sujetaba una espada. Eran criaturas pacíficas, así que les costaba mucho esfuerzo esto. Hice un movimiento, demostrándoles que era fácil y sentí un pinchazo en el brazo en el que el telmarino me había alcanzado. Puse una mueca de dolor, pero rápidamente volví al trabajo. No podía dejar que una cosa como aquella me importunara.

            Después de acabar el entrenamiento, me dirigí al Altozano de Aslan, donde habían habilitado una serie de espacios como dormitorios. Todos los narnianos dormían en el subsuelo, y aunque nosotros nos hubiéramos quejado por no poder dormir con ellos, nos habían mandado lejos de allí porque éramos los reyes y reinas de Narnia. Me senté en lo que era mi cama y comencé a mirar la herida de mi brazo, no tenía muy buena pinta.

            —Parece infectada —alcé mi cabeza al escuchar aquella voz—. Si sigue así perderás el brazo.
            —Vete.
            —Déjame curarte.
            —Fuera.

            Ignorando mis palabras, Caspian se acercó a mi cama y se sentó a mi lado, dejando una serie de cosas para curarme desperdigados por allí. Intenté alejarme de él, pero tomó mi brazo fuertemente y no me dejó escapatoria posible. Me echó un líquido que escocía en la herida y apreté los dientes, inmediatamente, él comenzó a soplar sobre la herida y el picor desapareció.

            Ahora que lo tenía tan cerca y me fijaba bien, Caspian era atractivo. Sus ojos y pelo oscuro contrastaban terriblemente conmigo, pero eso lo hacía muy guapo. Abrí mis ojos desmesuradamente, asustado por mis pensamientos y negué en mi mente. No me podía parecer atractivo, era imposible, para nada.

            —Siento haberte besado el otro día —murmuró—. Y también siento haberte cortado de aquella forma cuando quisiste hablar del tema. Estaba asustado.
            —¿De qué hablas? ¿No decías que lo olvidáramos?
            —Sí —el chico tragó saliva—, pero por más que lo he intentado no dejo de pensar en ello y tampoco dejo de pensar en que quiero volver a besarte.
            —Caspian —murmuré y él me miró a los ojos, desarmándome.
            —Peter… no sé qué es lo que me pasa… pero desde que te besé siento que me falta algo —mientras hablaba, se había ido acercando a mi rostro y las últimas palabras las había susurrado contra mis labios—. Siento que me faltas tú —murmuró antes de besarme de nuevo, beso que correspondí esta vez, gustoso de poder probar aquellos labios.

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            Eran cientos los pasadizos que recorrían el Altozano de Aslan tanto por arriba como por abajo. La antorcha que Caspian portaba a un par de metros por delante de mí era nuestra única guía y luz, así que, solo esperaba que el príncipe supiera exactamente dónde me llevaba o acabaríamos perdidos dentro del Altozano.

            De repente, él se detuvo y se giró hacia mí, con una sonrisa en su rostro.

         —Hemos llegado —dijo.
            —¿Dónde? Aquí no hay nada ni nadie —le respondí, mirando a mi alrededor.
            —Es por eso que te traje aquí —dejó la antorcha sobre uno de los soportes que había en el pasadizo y se acercó a mí, acorralándome contra la pared—. Si hay gente, no podemos hacer esto, Peter —susurró contra mis labios antes de besarme.

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            —Me niego a dejarlas ir solas al bosque cuando las tropas de Miraz están en las puertas del Altozano de Aslan Caspian se acercó a mí una vez todos abandonaron la sala para decirme aquellas palabras.
            —No nos queda otra opción, Caspian le contesté, mirándolo a sus ojos oscuros. Lo sabes tan bien como yo. Solo Lucy es capaz de hacer que Aslan nos ayude y, además, Susan va con ella.
            —Son tus hermanas… ¿no temes que les ocurra algo?
            —No, no tengo miedo porque son mis hermanas respondí sinceramente, mirando el relieve de Aslan que había tallado en la roca. Susan es excepcional con el arco y Aslan no dejará que a Lucy le ocurra nada malo volví mi vista hacia el príncipe. Además, ya he enviado a Edmund con el reto a Miraz, no puedo echarme atrás, soy el Sumo Monarca Peter y no puedo dejar que en los anales de la historia de Narnia se me recuerde como a un cobarde Caspian me sonreía, pero no se veía muy convencido. Estarán bien, confía en mí.
            —Confío en ti murmuró, acercándose para darme un abrazo. Ten cuidado con Miraz, a pesar de ser algo mayor y tener menos fuerza que tú, puede utilizar algunas técnicas no demasiado legales, así que no dejes que te haga daño se separó de mí, mordiéndose el labio inferior y mirándome a los ojos unos segundos antes de cruzar la distancia que separaba nuestros labios para besarme levemente. Ten mucho cuidado, por favor.

            Y tras decir esto, se alejó de mí.

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            Los soldados telmarinos dejaron las armas una vez el usurpador Miraz fue derrotado y los narnianos fueron los vencedores de aquella contienda. Por fin podíamos relajarnos, por fin había acabado todo.

            Se organizó una celebración a las orillas del paso de Berona, donde estaba montado el campamento telmarino. Diversas fogatas estaban encendidas y alrededor de una de ellas nos encontrábamos nosotros. Edmund hablaba sobre lo valiente que había sido mientras luchaba contra Miraz, contándoselo a Lucy, ya que ella no había estado presente y Reepicheep ayudaba a la narración, representándola con uno de sus seguidores. El alcohol corría como el agua y yo no podía estar atento a nada más que a Caspian.

            Sentado al otro lado de la hoguera, justo en frente de mí, me miraba de una forma hipnótica a través de las llamas.

            El nuevo rey de Narnia se levantó y yo, sin pensar, hice lo mismo y comencé a seguirlo, adentrándonos así, ambos en la espesura del bosque. Caspian se detuvo cuando el sonido de los cánticos de los narnianos dejó de escucharse y se giró hacia mí, dejándose caer sobre el tronco de uno de los árboles, ahora repletos de vida de nuevo. Me acerqué a él hasta que solos separaban nuestros cuerpos algunos centímetros y me dejé llevar.

            Busqué sus labios y los tomé desesperadamente, dejándole ver el miedo que había pasado durante aquel día. El miedo a morir en el combate con Miraz, el miedo a que él muriese en la batalla, el miedo a no poder estar así nunca más.

         —Hey, hey, hey… —murmuró alejándome un poco de él para poder respirar—. Un poco más despacio.
            —No puedo ir más despacio —le dije, mirando aquellos ojos marrones—. He pasado mucho miedo —comencé a besarlo de nuevo, aunque más pausadamente, saboreando sus labios y el interior de su boca cuando dejó paso a mi lengua—. No me queda mucho tiempo aquí ahora que todo ha terminado —Caspian tomó mi rostro entre sus manos y me miró fijamente.
            —¿Tienes que volver a tu mundo?
            —Sí. Nuestra misión ha acabado —dije—. Ahora tú eres el nuevo rey y ya no se nos necesita aquí.
            —Peter…
            —Por eso quiero aprovechar al máximo el poco tiempo que me queda contigo… si tú me dejas…

            Caspian se tomó unos momentos para pensar y luego simplemente asintió, dejando que mis labios y mis manos recorrieran todo su cuerpo y solo la oscuridad fue el único testigo de nuestros sentimientos desatados, de nuestra pasión desenfrenada, de nuestro amor expresado en su más alto nivel.




Notas finales: sí, lo sé, esto es muy random y seguro que acabo de destrozar la infancia de muchas… espero que os haya gustado… un poquito al menos…