Capítulo 5
Adiós
Estaba sentado en la puerta de mi cabaña con
KyungSoo entre mis piernas y apoyando su espalda contra mi pecho. Algunos
podrían decir que aquella era una posición incómoda, pero a mí me calmaba. Él
tenía ese efecto en mí, me calmaba cuando lo necesitaba.
Había pasado los últimos días en su casa,
desde que había escuchado la conversación entre ChanYeol y el enano aquel. Al
principio me sentía realmente mal, pero gracias a KyungSoo, estaba pudiendo
sobrellevarlo. Sonreí un poco y lo abracé por la cintura, atrayéndolo más hacia
mí. Ya no me dolía tanto, por eso podía estar en casa ahora.
-KyungSoo…- murmuré en su oído y él giró un
poco su cabeza hacia mí- gracias.
-No hace falta que me las des- contestó y se
acomodó mejor contra mi cuerpo.
-Pero quiero hacerlo- susurré- sin ti,
todavía seguiría vagando como alma en pena, sintiéndome desgraciado- cogí aire
antes de poder seguir hablando- no sé qué es exactamente el sentimiento que
tengo cuando estoy contigo, por lo que no sé si puedo corresponderte como
debería- acababa de tocar ese tema y KyungSoo se tensó, pero yo no acababa ahí-
sin embargo, me gustaría intentarlo.
-JongIn… no quiero que te sientas obligado a
nada…
-No me siento obligado- contesté deslizando
mi nariz por su cuello, haciéndolo estremecer- quiero volver a sentirme
enamorado y quiero hacerlo contigo- apenas terminé de decir aquellas palabras y
KyungSoo ya se había girado entre mis brazos, mirándome fijamente a los ojos.
-¿Lo dices en serio?
-Nunca bromearía con algo como eso.
Una gran sonrisa se extendió por su cara
antes de acortar las distancias entre nosotros y posar sus labios contra los
míos durante unos breves segundos, antes de volver a separarse, con esa
expresión de felicidad inmensa que hizo que mi corazón se encogiera.
Sin embargo, esa sensación se vio opacada en
cuanto miré más allá de KyungSoo y descubrí a ChanYeol, plantado frente a la
casa con una expresión indescifrable. Nunca lo había visto de aquella manera.
Las lágrimas surcaban su rostro, sus ojos eran completamente inexpresivos y los
temblores de su cuerpo eran frecuentes. Alejé a KyungSoo de mí con una pequeña
disculpa en mis ojos y él lo entendió al mirar detrás de él. Me levanté
rápidamente del suelo y me acerqué a ChanYeol, con paso vacilante.
-¿ChanYeol?- él alzó su cabeza y me miró-
¿qué te ha pasado?- el silencio nos envolvió durante varios minutos hasta que
la voz de mi amigo pudo salir de su garganta de una forma completamente ahogada
en las tres palabras que pronunció.
-BaekHyun me odia.
-oooOOOooo-
No podía creerme que ChanYeol sólo se
hubiera acercado a mí por el dinero que mi padre le ofrecía. Me había
decepcionado. Yo creía que éramos amigos. Creía que él me amaba. Creía tantas
cosas. Pero estaba visto que no podía confiar en nadie.
Me encerré en casa y a partir de ese momento
me dio igual todo. Me daba igual si un meteorito se fuera a estrellar contra la
Tierra en cualquier momento. De hecho, eso incluso sería lo mejor, así no
tendría que seguir viviendo aquella vida tan miserable.
Me encogí sobre mí mismo en mi cama, aquella
cama que tantas veces había compartido con la causa de aquel dolor que no
pararía hasta que me arrancara el corazón y dejé que la primera lágrima cayera.
Segundos después, le siguieron muchas más.
-oooOOOooo-
-ChanYeol- escuché que me llamaba JongIn-
llevas días sin pronunciar palabra, sin comer, sin hacer nada, me tienes
preocupado- simplemente lo ignoré. No quería contarle nada- algo demasiado
grande tuvo que pasar para que él te dijera aquello- sentí cómo si mi corazón
se estrujaba al recordar las últimas palabras que me había dicho BaekHyun- el
enano ese te quiere.
-Su… su padre… nos vio…- intenté comenzar
tras coger aire- y me dijo… que me estaba… ganando muy bien… el sueldo…
-Oh…- rápidamente lo noté subirse a mi cama
y abrazarme fuertemente, apretándome contra su cuerpo.
-Yo no cogí ningún dinero.
-Lo sé.
-Yo amo a BaekHyun- las lágrimas comenzaron
a recorrer mis mejillas sin que pudiera detenerlas.
-Lo sé, lo sé…
-Todavía… no puedo explicarme… cómo la noche
más maravillosa de mi vida… se tornó en un día infernal…
-Tranquilo, tranquilo- la calidez de su
abrazo me hacía sentir mejor, pero no era suficiente, me sentía fatal.
Extrañaba demasiado a BaekHyun.
-Lo amo…
-oooOOOooo-
-Lo voy a hacer- murmuré tras besar los
gruesos labios de KyungSoo y él puso una expresión de pánico que me indicó que
no había entendido lo que le había querido decir, claro, que yo tampoco es que
me hubiera expresado muy bien- quiero decir… no vamos a tener sexo, tranquilo-
él soltó todo el aire que había estado conteniendo y sonrió. Me encantó que
fuera así de tierno- todavía es pronto- le di otro pequeño beso y me removí en
la cama para acabar de espaldas, a su lado.
-¿Entonces qué querías decir?- preguntó,
colocándose de lado y comenzando a acariciar mi mejilla.
-Quiero decir que voy a hablar con ese enano
repelente para dejarle las cosas claras- contesté.
-No te gusta ver sufrir a ChanYeol, ¿verdad?
-No me gusta nada, y más cuando no tiene por
qué estar sufriendo- me giré para mirarlo a los ojos- es un malentendido y por
eso está así- suspiré- no tiene por qué sufrir por eso, ChanYeol es una persona
muy vivaz y alegre, nunca había estado tan deprimido y no se lo merece… más
cuando ama a ese enano.
-¿Sigues amándolo?- la voz que utilizó para
realizar esa pregunta fue demasiado triste para mi gusto, así que pasé mis
brazos por su cintura y lo abracé fuertemente.
-No se puede dejar de amar a una persona de
un día para otro- murmuré rozando mi nariz contra la suya- pero ya no siento
esa clase de amor por él, siento amor por él como el de un amigo- él sonrió un
poco- a ti también te amo.
-¿Cómo amigo?- susurró.
-Me gustaría creer que es algo más…
-oooOOOooo-
Estaba tumbado en mi cama, bocabajo. No
tenía ganas de nada. Llevaba así desde todo lo ocurrido aquel día. Nadie había
ido a verme. No le importaba a nadie. Por eso me extrañé, cuando de repente, la
puerta de casa se abrió de par en par.
Me levanté como un rayo de la cama para ver
al intruso y me llevé una desagradable sorpresa al encontrarme al amigo de
ChanYeol, el chico moreno al que no le hacía mucha gracia que me acercara a
ellos.
-¿Por qué cojones estás aquí?- dije sin
poderme contener.
-Vengo a intentar que razones y dejes de ser
tan asquerosamente gilipollas- contestó con una sonrisa torcida.
-Fuera de mi casa- siseé.
-No me pienso ir hasta que no me escuches-
cerró la puerta tras él, con la llave con la que la había abierto para entrar.
-No tengo porque escucharte.
-Oh, sí que tienes que escucharme y lo
harás- avanzó hasta mí y yo me levanté de la cama, dejando esta como escudo
entre el moreno y yo.
-No.
-Eres muy testarudo.
-Es porque no tengo nada que escuchar que
salga de tu boca- contesté.
-Sí tienes algo- dijo- ChanYeol.
-No lo nombres.
-Está bien, no diré más su nombre, pero
tienes que escucharme, BaekHyun- su voz, por primera vez, sonó más a una
súplica que a una burla aquello me
descolocó durante unos momentos.
-Te escucho- dije al final- cuanto antes
acabes de hablar, antes te largarás de aquí, ¿verdad?
-Verdad.
-Pues habla.
-ChanYeol no se acercó a ti por dinero-
comenzó- tu padre nos preguntó un día si podíamos sacarte de la casa, porque no
tenías ningún amigo y que nos pagaría si podíamos hacerlo- contó- sin embargo,
lo que movió a ChanYeol a acercarse a ti fue eso de que no tenías amigos- cogió
aire y me miró fijamente- no ha visto ni un céntimo y él ha estado contigo,
siendo tu amigo, enseñándote a vivir, enseñándote a querer y enamorándose de
ti, sin nada a cambio.
Nos quedamos unos momentos en silencio, solo
mirándonos el uno al otro. Parecía que no mentía en lo que decía, pero no podía
confiar en las personas. Las personas siempre hacían mucho daño.
-Ese día… llegó destrozado a casa… parecía
una sombra de lo que había sido- siguió- no creía que le hubieras dicho que lo
odiabas y no podía creer que horas antes pudiera haber sido la persona más
feliz de la Tierra- hizo una pequeña pausa y desvió su mirada- amaba a ChanYeol
desde mucho antes de que tú llegaras- esas palabras me sorprendieron demasiado-
sin embargo, él solo me veía como un amigo, por eso decidí retirarme, porque
contigo parecía ser realmente feliz, pero le has hecho mucho daño.
-Yo…- comencé, pero él me calló con un
movimiento de su mano.
-No digas nada, solo piensa en lo que te
acabo de decir- comenzó a retirarse hacia la puerta.
-Pero… yo…- tragué saliva. Tenía demasiados
pensamientos y sentimientos contradictorios y no podía coordinarme, por eso no
supe si fue mi cabeza o mi corazón quien continuó la frase- dile a ChanYeol que
quiero hablar con él esta noche.
-Lo haré- y tras esto, se fue.
-oooOOOooo-
Estaba tumbado en la cama, igual que hacía
dos semanas. No salía de allí más que para ir al baño cuando me estaba meando
seriamente. Me daba igual todo lo demás. Por mí, ni comería, pero JongIn se
empeñaba en darme de comer cualquier cosa, al menos dos veces al día. No sabía
por qué lo hacía, yo solo quería seguir tumbado en mi cama, agarrando
fuertemente mi almohada mientras lloraba.
El fuerte ruido que hizo la puerta al
abrirse rápidamente y estrellarse contra la pared, ni siquiera me hizo levantar
la cabeza, así que, menos la levanté cuando noté un par de manos moviéndome en
el colchón.
-ChanYeol, levántate, tengo buenas noticias-
la voz de JongIn sonaba apremiante, como siempre.
-¿Se ha acabado ya el mundo?- murmuré.
-Mejor que eso- alcé mi cabeza y lo vi con
una gran sonrisa.
-No hay nada mejor que eso.
-Sí que lo hay- me zarandeó un poco- he
conseguido que BaekHyun te deje por lo menos explicarte- abrí mis ojos como
platos y me incorporé rápidamente de la cama, sin poder creerme lo que estaba
oyendo- así que, vamos a quitarte toda esa mugre para que no salga corriendo
nada más verte.
-JongIn… ¿lo dices en serio?
-¿Crees que mentiría con algo así?-
preguntó- eres mi mejor amigo y no quiero verte hecho una mierda por culpa de
ese enano que no sabe escuchar, así que, fui a hablar con él y le expliqué
varias cosas.
-Y… ¿te dijo que quería hablar conmigo?
-Sí y a ser posible, que fuera esta noche-
contestó- así que rápido, a la ducha.
A empujones me sacó de la cama y me metió en
el baño. Luego me desnudó y me introdujo en la ducha, dándome todo lo necesario
para mi aseo personal. Se quedó allí mientras me quitaba la mugre de dos
semanas. No había querido ni ducharme, así que estaba completamente asqueroso y
ahora me daba cuenta. Me esmeré en mi pelo, al que gracias al cielo no habían
acudido los piojos aun con tanta suciedad y también con el resto de mi cuerpo,
en el que un par de días más y se me hubiera formado costra.
Cuando salí de la ducha, JongIn me esperaba
con una toalla y comenzó a secar mi cuerpo. Intenté hacerlo yo mismo, pero no
me dejó. Unos momentos después, salíamos del baño y JongIn me daba una camiseta
blanca de tirantes y unos piratas vaqueros.
Tras esto, salimos de la casa que
compartíamos y me llevó a través del bosque hasta la Sede Central del Hotel,
donde me hizo comer, según él, para que tuviera mejor color. En cuanto acabé mi
comida, nos adentramos de nuevo al bosque, hasta salir a la playa principal de
aquella isla.
Se me paró el corazón al verlo sentado en la
arena, cerca de una de las antorchas, esperándome. Estaba de espaldas, pero aun
así podía imaginar su rostro, seguramente tendría una expresión de fastidio y
lo más probable es que fuera la misma expresión de la primera vez que nos
vimos.
Todavía no podía creerme que JongIn hubiera
podido hacer aquello. Era demasiado inverosímil. Él odiaba a BaekHyun, de
hecho, él sigue odiando a BaekHyun.
-Te está esperando, ¿no lo ves?- mi amigo me
pegó un empujón y me sacó de entre los árboles.
Lo miré mal unos momentos y luego carraspeé,
colocándome bien la camiseta y el pantalón vaquero, para comenzar a avanzar
hacia él.
-oooOOOooo-
Escuché sonidos de pasos a mi espalda y
lentamente me giré, casi esperando que no fuera realmente él. Sin embargo, allí
estaba, igual de alto que lo recordaba, igual de desastre e igual de guapo.
Avanzó lentamente hasta que estuvo a mi lado y luego agachó su cabeza, para
mirarme a la cara.
-JongIn me dijo que había hablado contigo-
susurró y yo asentí.
-Siéntate, estoy dispuesto a escucharte.
-Gracias- murmuró y se sentó a mi lado, pero
manteniendo las distancias.
Nos quedamos unos momentos en silencio, que
solo era roto por el sonido de las olas chocando contra la arena. Era un
silencio algo incómodo, pero él parecía estar buscando las palabras adecuadas
para comenzar y yo no tenía mucho que decirle. Por ahora.
-Yo…- comenzó- BaekHyun…- se giró hacia mí y
me miró fijamente a los ojos- te juro que todo lo que he hecho, dicho y sentido
estando contigo ha sido cierto…- se detuvo y me observó. Intenté mantenerme
sereno mientras hablaba, no darle ninguna señal de lo que me estaba pasando por
dentro. JongIn ya me lo había contado todo y eso me había hecho pensar mucho,
pero necesitaba que ChanYeol me lo contara- te amo, BaekHyun y todo esto, nunca
fue por dinero- tragó saliva y agachó su cabeza- yo… desde el primer momento en
el que te vi e intenté coger tu maleta, sentí algún tipo de atracción hacia ti-
comenzó a jugar con la arena- quería acercarme a ti, pero no sabía cómo- lo vi
tragar saliva de nuevo- realmente, tu padre no me pagó nada en ningún momento,
solo me dijo que te sacara de casa y que te ayudara a divertirte- inspiró
hondo- pero lo que pasó fue que me enamoré de ti, BaekHyun- volvió a mirarme a
los ojos y sentí que me derretía bajo el peso de su mirada.
-ChanYeol- fue lo único que pude hacer salir
de mis labios en aquel momento, así que respiré hondo, bajo aquella intensa
mirada para seguir hablando- te creo…
-Baek…
-Shh…- él paró al momento de hablar al
momento- creí a JongIn, así que, ¿por qué no iba a creerte a ti?
-¿Entonces?
-Yo… estaba muy confundido al principio…
nunca había tenido a nadie y cuando por fin apareciste en mi vida y me sentía
completamente bien, pasó aquello- inspiré hondo- no quería creer a mi padre,
pero tampoco quería creerte a ti.
-Lo entiendo.
-Por eso… siento mucho haber dicho que te
odiaba… no te odio- me acerqué un poco a él- eres lo mejor que me ha pasado en
la vida, ChanYeol, te amo- durante unos momentos se quedó en blanco, mirándome
sin saber qué hacer ni qué decir. Estaba completamente estático- joder, bésame
o algo- dije e inmediatamente salió de su trance.
Se acercó lentamente a mí, hasta que
nuestros labios se rozaron y suspiré. Llevaba tanto tiempo sin probar sus
labios que los necesitaba. Me abracé fuertemente a él y dejé que me besara, que
me hiciera experimentar miles de sentimientos por todo mi cuerpo. Lentamente,
el beso se fue tornando más y más húmedo, más y más desesperado y desenfrenado.
Su lengua y la mía se encontraron y comenzaron a luchar entre ellas. Solo nos
separamos cuando respirar se hizo necesario.
-Wow- susurró contra mis labios.
-Vamos a la casa antes de que nos llamen la
atención- murmuré y él asintió.
Nos levantamos de la arena y caminamos
cogidos de las manos por esta hasta que llegamos a la plataforma de madera. Le
di un pequeño beso en los labios y salí corriendo. Él no tardó en seguirme y
acabó por atraparme en la puerta de la casa en la que habíamos vivido todo
aquel tiempo.
-No escaparás de mí otra vez- murmuró y
comenzó otro beso, este mucho más excitante desde el inicio. Sus manos y las
mías no paraban quietas y tocaban el cuerpo ajeno con desesperación.
-Entremos- pedí en cuanto nos separamos para
coger aire y él abrió la puerta de la casa.
Nada más entrar me abrazó y me tocó las
piernas, indicándome que me subiera sobre él. Me abracé fuertemente a su
espalda con las piernas, no dejándolo escapar y solté un gemido cuando nuestros
miembros se rozaron aun por encima de la tela de nuestros pantalones. De
repente sentí cómo era empotrado aún más contra la pared y suspiré en su oído.
-Ahh… ahh… ChanYeol…
Noté sus labios sobre mi cuello, lamiendo,
mordiendo, besando y sus manos sobre mi piel, levantándome la camiseta
lentamente. El contacto de estas sobre mi piel me estaba haciendo sentir
escalofríos por toda la columna vertebral. Sus manos eran demasiado calientes y
al contacto con mi cuerpo, hacían un contraste que me enloquecía. Pasé mis
manos por sus hombros, metiéndolas bajo su camiseta y acariciando esa espalda
delgada, pero musculada.
-BaekHyun… quiero… hacerlo…
-Yo también…
-oooOOOooo-
Me desperté por la mañana sintiendo una
calidez entre mis brazos que llevaba tiempo sin sentir. Aspiré el aroma de mi
acompañante y sonreí. Lo había echado tanto de menos, lo amaba tanto. Lo apreté
fuertemente entre mis brazos y él se removió un poco en sueños. Su cabello
castaño me hizo cosquillas en la nariz y comencé a poner una serie de caras
raras para no estornudar y despertarlo con el ruido, pero finalmente lo hice y
él se despertó sobresaltado.
Lo primero que hizo fue mirarme con los ojos
muy abiertos, sin poder creerse que estuviera allí, después me miró receloso,
como si no recordara bien lo que habíamos hablado el día anterior y por último,
me miró avergonzado, al notar nuestra desnudez.
Se intentó levantar rápidamente de la cama,
pero se hizo un lío con las sábanas y cayó al suelo, de culo. Probablemente le
dolería muchísimo, teniendo en cuanta la pasada noche, sin embargo, la
situación me recordó muchísimo a la vivida casi unos tres meses atrás, a la
primera vez que dormimos juntos en aquella casa. No pude evitar soltar una
carcajada.
Su cabello castaño apareció por el filo de
la cama y luego le siguió su rostro malhumorado, así que, detuve mi risa, por
si se molestaba, por si todavía no me había perdonado del todo o por si…
-Tú no cambias, ¿verdad?- preguntó- ¿siempre
que me caiga al suelo te vas a reír en vez de ayudarme?
-Lo siento- me incliné sobre la cama para
tenderla la mano y ayudarlo a subir, pero cuando tomó mi mano, tiró de mí hasta
que acabé en el suelo, sobre él, que reía a carcajadas. El sonido hermoso de su
risa me hizo abrir los ojos como platos. Era la primera vez que lo escuchaba
reír así- BaekHyun… te estás riendo…
-Yo no me estoy riendo- intentó tapar su
boca con sus manos y ahogar su risa, pero no podía parar.
-Claro que lo estás haciendo.
-No- seguía siendo tan cabezota como lo
recordaba.
-¡Claro que sí!- dije y me lancé a hacerle
cosquillas por todo el cuerpo, a lo que él respondió riéndose más y más fuerte.
Cuando ambos acabamos jadeando y con dolor
en el abdomen, paramos. Me tumbé sobre él, sin que soportara mucho peso y me
quedé así, abrazándolo. Él me envolvió con sus brazos y colocó sus piernas
entre las mías, enlazándolas.
-¿Por qué tuvo que pasarnos todo esto?- lo
oí murmurar.
-Porque no me creíste- susurré.
-¿Cómo podría creerte?- preguntó- las
personas siempre me habían hecho daño, simplemente pensé que sería igual otra
vez, aunque no quería creerlo- murmuró- quería creer que era mentira y que tú
decías la verdad… pero no podía.
-No pasa nada, BaekHyun, ahora estamos bien
y eso es lo que importa- contesté.
-Sí, eso es lo que importa.
Después de eso pasé la semana más increíble
de toda mi vida con él. Sin embargo, a finales de esta, BaekHyun se tenía que
marchar de nuevo a Seúl, de donde era, para seguir estudiando en aquel lugar en
el que no tenía a nadie. Me entristecía que se marchara, pero no se podía
quedar, ni yo me podía ir.
BaekHyun había sido mi amor de Verano y como
tal, había sido muy intenso, pero el comienzo de la nueva Estación, acababa con
todo. Todos los amores de Verano tienen un principio y un fin.
-¿Lo vas a dejar marchar?- me preguntó
JongIn mientras veíamos a la familia Byun embarcar.
-¿Qué más puedo hacer?- pregunté.
-Puedes decirle que lo esperarás toda tu
vida a que vuelva, que irás a Seúl a buscarlo y lo traerás a este paraíso
tropical de nuevo, que…
-Para- lo corté- no quiero mentirle.
-Dime que no lo echarás de menos, dime que
no lo quieres- dijo muy serio.
-Lo echaré mucho de menos y lo amo más que a
mi vida- contesté.
-¿Pues entonces a que esperas?- me pegó un empujón-
ve y pídele aunque sea su número de teléfono para estar en contacto.
-JongIn…
-¿O vas tú o voy yo? Elige.
Refunfuñando me di la vuelta y comencé a
andar hacia el lugar en el que estaba BaekHyun con sus padres. Al llegar, me
incliné ante ellos y tomé de la mano al chico para poder hablar a solas.
-Baek… yo…- no sabía cómo decirlo. Abrí y
cerré mi boca varias veces intentando encontrar las palabras adecuadas- yo… no
quiero perder… el contacto contigo… no quiero perderte… no quiero que te vayas…
no quiero que me dejes… yo…- noté como una pequeña lágrima caía de mi ojo
derecho, recorriendo todo mi rostro y vi la expresión asustada de BaekHyun.
-No… no llores…- se acercó a mí y me abrazó-
yo… yo tampoco quiero eso… pero… tengo que irme…- me apretó fuertemente y yo me
abracé a él, intentando que no marchara- te daré mi número de teléfono y todas
mis redes sociales y hablaremos todos los días…- noté sus lágrimas a través de
la fina camiseta que llevaba.
-No llores…
-No llores tú tampoco, has empezado tú- se
separó de mí y se secó sus lágrimas rápidamente. Yo hice lo mismo con las mías.
-Intercambiamos números y prometemos
llamarnos cada día, ¿vale?- dije y él asintió, entregándome su teléfono para
que le apuntara mi número. Yo le di el mío y cuando acabamos, nos volvimos a
abrazar.
-Prometo volver el Verano que viene-
susurró.
-Prometo esperarte hasta el Verano que
viene- contesté y lo dejé marchar.