lunes, 30 de septiembre de 2013

Vampire Stories

Capítulo 12
El Parque Parte I


   -*¿Me queréis recordar por qué estamos aquí?- preguntó Lourdes cuando acababan de montarse en el bus.
   -*Por quinta vez- comenzó Lorena- hemos quedado con los chicos para hacer algo de deporte.
   -*¿Y por qué tengo que ir yo?- se quejó de nuevo la chica- yo no dije que sí a ir con ellos.

   Todas la miraron mal porque ninguna quería estar allí, habían sido ellos los que habían decidido por si mismos el día anterior todo y les habían dicho dónde, cuándo y cómo tenían que ir al parque al que ahora se dirigían en autobús.

   -*Vale, vale...- dijo- sigo sin entender el porqué- pensó para ella.

   Pasaron en silencio unos momentos, mientras las conversaciones del bus a aquellas horas de la mañana las entretenían. De vez en cuando, cuando paraba el vehículo se fijaban en los alrededores para no equivocarse de parada, pero nada más.

   En una media hora más o menos, divisaron un parque cerca de la parada y rápidamente se bajaron del bus. Se acercaron a la entrada de este y efectivamente, vieron que no se habían equivocado al leer el cartel y ver que este ponía el nombre que los chicos les habían dicho.

   Miraron a su alrededor en busca de los cuatro con los que habían quedado, pero allí no había nadie más que ellas, así que se pusieron a esperar.

   -*Tengo que conseguir que DaeHyun me haga caso y se fije en mi...- comenzó a murmurar Ana y las demás la miraron- quizás si…
   -*Nada de fingir que te tuerces el pie para que te cargue- cortó Lourdes antes de que la chica terminara de hablar.
   -*No era eso- dijo con mala cara- mierda- pensó.
   -*No lo niegues- comentó Lourdes- te conozco como si te hubiera parido y se en que piensas... aunque es extraño porque aquí la bruja eres tú y no yo.
   -*¿Nos habrán dejado plantadas?- dijo de pronto Inma, cambiando de tema.
   -*No lo creo, fueron ellos los que insistieron en venir aquí- contestó Lorena.
   -*¿No son aquellos?- dijo Ana señalando disimuladamente hacia la izquierda y todas se volvieron.

   Efectivamente, eran ellos. Ana tenía muy buen ojo para localizar buenorros entre la multitud y ellos eran los más buenorros del lugar. Las chicas casi no podían creerse lo que veían. Eran cuatro dioses bajados directamente del Olimpo.






   Las cuatro chicas se permitieron babear por unos segundos mientras los veían acercarse, acaparando miradas de todos los transeúntes, tanto público masculino como femenino, aunque más de este último. Cuando llegaron al lado de ellas, fueron estas las que pasaron a ser el punto de mira, aunque más bien las de ahora eran de envidia.

   -¿Habéis esperado mucho?- preguntó MinHyuk y todas negaron.
   -Acabamos de llegar- dijo Inma con una sonrisa.
   -Entonces vámonos a jugar- propuso ChunJi todo emocionado.
   -Primero deberíamos decidir cómo nos vamos a dividir y a qué hora vamos a volver- dijo Joe.
   -¿Y a qué esperamos?- dijo el chico con una gran sonrisa.

-oooOOOooo-

   Una vez decididos los deportes y las parejas cada uno nos dirigimos a las distintas zonas del recinto habilitadas para cada deporte. Así pues, Joe, que sería mi compañero, y yo nos dirigimos a las canchas de tenis.

   Era uno de los deportes que más me gustaba practicar... bueno, uno de los únicos deportes que me gusta practicar.

   Soy de ese tipo de chicas que odia sudar, y el deporte es todo sudor, sudor y más sudor. Además de que soy un pato con dos pies izquierdos. Siempre he sido más de quedarme viendo como juegan los demás haciendo de árbitro o simplemente de animadora.

   Pero el tenis es uno de esos que me gusta disfrutar participando, más que nada porque misteriosamente es uno de esos pocos que se me da bien.

   A diferencia de España, aquí las cosas están bien organizadas, así que puedes alquilar el material que vayas a utilizar como las raquetas y las pelotas de tenis en nuestro caso.

   Al llegar a las pistas vimos que estaban vacías. No había nadie jugando allí, lo que en cierto modo me alegro porque podría jugar tranquila, pero también me ponía nerviosa estar completamente sola con él.

   -¿En qué piensas?- me preguntó Joe haciendo que me sobresaltase, especialmente porque estaba más cerca de lo me esperaba.
   -Yo... en... en nada, ¿por?- respondí visiblemente nerviosa.
   -No sé, pareces distraída.
   -No es nada. Me paso así la mayor parte del tiempo. Las chicas dicen que vivo en las nubes y yo siempre les respondo que si el suelo fuese tan cómodo como las nubes, pasaría más tiempo aquí- reí.

   Pensar en las chicas me calmó. Ellas no estaban muy lejos así que en cualquier momento podría ir con ellas.

   -Supongo que tienes razón- dijo con una sonrisa.

   Dios, este chico era guapísimo. Por lo visto me quedé un buen rato mirándole como una boba porque volvió a llamarme la atención.

   -¿Jugamos? ¿O prefieres quedarte ahí parada mirándome?
   -¿Eh? Sí, sí. Perdona.

   Estuvimos un buen rato jugando y nos sentamos un rato para descansar antes de ir con el resto a comer.

   La verdad es que él también era bastante bueno. Se movía muy rápido y no perdía ni una de las bolas que le tiraba. Además parecía no cansarse.
Tendría que pedirle que me contase su secreto...

-oooOOOooo-

   Genial, ahora tenía que aguantar a ChunJi toda la mañana. ¿Por qué hemos venido a hacer deporte un domingo? Ahora podría estar durmiendo tranquilamente; y no, tengo que jugar al fútbol con él, porque él quiso.

   -Venga, no te preocupes, como el caballero que soy me portaré bien- dijo pasándome el balón como si se lo tirase a un niño pequeño- tú tiras y yo paro.
   -¿Estás seguro de que quieres ser portero?
   -Segurísimo- dijo casi riéndose de mí.

   Seguro que pensaba que no podía darle a la pelota y que si le llego a dar la echaré fuera. Babo.
   -Vale, tú lo has querido- sonreí de manera triunfal. Si quiere guerra, la tendrá.

   Cogí un poco de carrerilla, solo unos pasos, los suficientes para poder darle con mayor fuerza a la pelota. Miré hacia la portería pensando por donde entraría el balón, y cuando lo tuve claro, chuté.

   Como medio experta que era en el tema, le di a la pelota justo debajo para que se elevara y así pudiera entrar por la escuadra. Era un tiro difícil pero desde que tenía 5 años ha sido mi deporte favorito y aunque nunca he estado apuntada a ningún club ni equipo, he pasado buenos ratos practicando.

   Gracias a esto conseguí que la pelota entrase por la escuadra con bastante potencia y que ChunJi se quedase mirando la pelota sin poder hacer nada.

   -¿Aún quieres ser portero?- le pregunté con arrogancia.

   Él me miró y sonrió, pero esta vez fue más una sonrisa de adoración que de arrogancia. De verdad que no entiendo a este tío y sus cambios de humor. Y además me siento rara cuando me mira así.

   Después de la demostración ya no volvió a reírse de mí, de hecho, me pidió que le enseñara algunas cosas. Al final pasamos un buen rato y la verdad, hacía tiempo que no me divertía tanto.

   Cuando ya nos cansamos, nos sentamos en el césped y estuvimos hablando hasta que vimos que casi era la hora, por lo que recogimos las cosas y fuimos al sitio en el que habíamos quedado con los demás para ir a comer.

-oooOOOooo-

   Al final nos separamos todas y cada una acabó en una punta del recinto. A mí no me hubiera gustado separarme de las locas, pero todas parecían muy interesadas en estar solas con aquellos chicos. No era tonta y podía darme perfectamente cuenta de cómo se ponían al estar con ellos, me recordaban a mí en la clase del profesor YeSung. Por eso, había acabado yo allí sola con el chico del culo bonito que no hablaba así lo matasen. ¡Por Dios, pero qué sieso era!

   Caminábamos por el parque en busca de algo que poder hacer cuando de repente vi una cancha de baloncesto y sonreí. Adoraba el baloncesto tanto como adoraba a los hombres (y eso ya era decir), además, siempre me habían gustado los hombres muy altos y fuertes (que yo fuera alto tenía que ver).

   -¿DaeHyun-shi?- dije y él paró de andar para mirarme. No habló, pero ya me lo esperaba, así que seguí- ¿te gustaría jugar un poco al basket?- se encogió de hombros y yo tomé eso como un sí.

   Salí hacia la cancha con una sonrisa, llevaba demasiado tiempo sin jugar y era como si mi cuerpo me lo pidiera. Había un carrito con pelotas y me acerqué a él para coger una. La mayoría estaban medio deshinchadas, pero encontré una que estaba medio decente. Sonreí y me volví con ella en la mano.

   -¡Cógela!- le dije al chico y le lancé la pelota directa al pecho. Él la cogió a duras penas, pero la cogió- ¿un uno contra uno?- pregunté y él asintió- empiezas tú.

   Apenas llevábamos unos minutos jugando y yo ya podía ver que a él se le daba de pena. Apenas sabía botar la pelota y cada vez que me acercaba a él para marcarlo, él parecía bloquearse y le quitaba la pelota en un pispas y anotaba. Aquello era aburrido.

   Paré de jugar, pero seguí botando la pelota y me giré hacia él.

   -¿No te gusta el basket?- pregunté y él me miró unos segundos antes de negar con la cabeza- haberlo dicho antes- dije- ¿te gusta algo de lo que hay por aquí?- DaeHyun miró a su alrededor y luego negó con la cabeza- entonces… ¿te gustaría tomar un helado?- asintió lentamente.

   Dejé la pelota en el carro del que la había cogido y luego eché a andar. Él me siguió por todo el parque donde pudimos ver a los demás divirtiéndose con los deportes que habían elegido. Busqué el puesto de helados y me acerqué a él. Una chica castaña y de ojos oscuros, que me sonaba de algo, era la que lo atendía.



   Pedí dos helados de vainilla, ya que él, aunque se acercó bastante a mí, tanto como para poder pedir, pero no lo hizo. Después de esto, le entregué su helado y él inclinó su cabeza, agradecido. Comenzamos a comernos los helados mientras caminábamos al lugar de encuentro que habíamos fijado con los demás antes de irnos cada uno por un lado.

   Todo iba bien hasta que comenzó a derretírseme el helado. Ni siquiera hacía mucho calor, no estábamos en Verano ni nada parecido, pero a mí los helados me duraban una eternidad y parecía que aunque estuviera metida en un congelador el helado se me derretiría.

   Comencé a buscar en mis pantalones algún pañuelo para poder limpiarme, pero no daba con nada. De repente, vi que DaeHyun me tendía un pañuelo de papel y lo cogí.

   -Gracias- dije con una sonrisa y limpié todo el estropicio que había liado en un momento. Cuando acabé, me pareció apreciar una sonrisa en su rostro, pero inmediatamente deseché la idea y seguí caminando.



sábado, 28 de septiembre de 2013

Sea Of Love

Capítulo 5
Adiós



   Estaba sentado en la puerta de mi cabaña con KyungSoo entre mis piernas y apoyando su espalda contra mi pecho. Algunos podrían decir que aquella era una posición incómoda, pero a mí me calmaba. Él tenía ese efecto en mí, me calmaba cuando lo necesitaba.

   Había pasado los últimos días en su casa, desde que había escuchado la conversación entre ChanYeol y el enano aquel. Al principio me sentía realmente mal, pero gracias a KyungSoo, estaba pudiendo sobrellevarlo. Sonreí un poco y lo abracé por la cintura, atrayéndolo más hacia mí. Ya no me dolía tanto, por eso podía estar en casa ahora.

   -KyungSoo…- murmuré en su oído y él giró un poco su cabeza hacia mí- gracias.
   -No hace falta que me las des- contestó y se acomodó mejor contra mi cuerpo.
   -Pero quiero hacerlo- susurré- sin ti, todavía seguiría vagando como alma en pena, sintiéndome desgraciado- cogí aire antes de poder seguir hablando- no sé qué es exactamente el sentimiento que tengo cuando estoy contigo, por lo que no sé si puedo corresponderte como debería- acababa de tocar ese tema y KyungSoo se tensó, pero yo no acababa ahí- sin embargo, me gustaría intentarlo.
   -JongIn… no quiero que te sientas obligado a nada…
   -No me siento obligado- contesté deslizando mi nariz por su cuello, haciéndolo estremecer- quiero volver a sentirme enamorado y quiero hacerlo contigo- apenas terminé de decir aquellas palabras y KyungSoo ya se había girado entre mis brazos, mirándome fijamente a los ojos.
   -¿Lo dices en serio?
   -Nunca bromearía con algo como eso.

   Una gran sonrisa se extendió por su cara antes de acortar las distancias entre nosotros y posar sus labios contra los míos durante unos breves segundos, antes de volver a separarse, con esa expresión de felicidad inmensa que hizo que mi corazón se encogiera.

   Sin embargo, esa sensación se vio opacada en cuanto miré más allá de KyungSoo y descubrí a ChanYeol, plantado frente a la casa con una expresión indescifrable. Nunca lo había visto de aquella manera. Las lágrimas surcaban su rostro, sus ojos eran completamente inexpresivos y los temblores de su cuerpo eran frecuentes. Alejé a KyungSoo de mí con una pequeña disculpa en mis ojos y él lo entendió al mirar detrás de él. Me levanté rápidamente del suelo y me acerqué a ChanYeol, con paso vacilante.

   -¿ChanYeol?- él alzó su cabeza y me miró- ¿qué te ha pasado?- el silencio nos envolvió durante varios minutos hasta que la voz de mi amigo pudo salir de su garganta de una forma completamente ahogada en las tres palabras que pronunció.
   -BaekHyun me odia.

-oooOOOooo-

   No podía creerme que ChanYeol sólo se hubiera acercado a mí por el dinero que mi padre le ofrecía. Me había decepcionado. Yo creía que éramos amigos. Creía que él me amaba. Creía tantas cosas. Pero estaba visto que no podía confiar en nadie.

   Me encerré en casa y a partir de ese momento me dio igual todo. Me daba igual si un meteorito se fuera a estrellar contra la Tierra en cualquier momento. De hecho, eso incluso sería lo mejor, así no tendría que seguir viviendo aquella vida tan miserable.

   Me encogí sobre mí mismo en mi cama, aquella cama que tantas veces había compartido con la causa de aquel dolor que no pararía hasta que me arrancara el corazón y dejé que la primera lágrima cayera. Segundos después, le siguieron muchas más.

-oooOOOooo-

   -ChanYeol- escuché que me llamaba JongIn- llevas días sin pronunciar palabra, sin comer, sin hacer nada, me tienes preocupado- simplemente lo ignoré. No quería contarle nada- algo demasiado grande tuvo que pasar para que él te dijera aquello- sentí cómo si mi corazón se estrujaba al recordar las últimas palabras que me había dicho BaekHyun- el enano ese te quiere.
   -Su… su padre… nos vio…- intenté comenzar tras coger aire- y me dijo… que me estaba… ganando muy bien… el sueldo…
   -Oh…- rápidamente lo noté subirse a mi cama y abrazarme fuertemente, apretándome contra su cuerpo.
   -Yo no cogí ningún dinero.
   -Lo sé.
   -Yo amo a BaekHyun- las lágrimas comenzaron a recorrer mis mejillas sin que pudiera detenerlas.
   -Lo sé, lo sé…
   -Todavía… no puedo explicarme… cómo la noche más maravillosa de mi vida… se tornó en un día infernal…
   -Tranquilo, tranquilo- la calidez de su abrazo me hacía sentir mejor, pero no era suficiente, me sentía fatal. Extrañaba demasiado a BaekHyun.
   -Lo amo…

-oooOOOooo-

   -Lo voy a hacer- murmuré tras besar los gruesos labios de KyungSoo y él puso una expresión de pánico que me indicó que no había entendido lo que le había querido decir, claro, que yo tampoco es que me hubiera expresado muy bien- quiero decir… no vamos a tener sexo, tranquilo- él soltó todo el aire que había estado conteniendo y sonrió. Me encantó que fuera así de tierno- todavía es pronto- le di otro pequeño beso y me removí en la cama para acabar de espaldas, a su lado.
   -¿Entonces qué querías decir?- preguntó, colocándose de lado y comenzando a acariciar mi mejilla.
   -Quiero decir que voy a hablar con ese enano repelente para dejarle las cosas claras- contesté.
   -No te gusta ver sufrir a ChanYeol, ¿verdad?
   -No me gusta nada, y más cuando no tiene por qué estar sufriendo- me giré para mirarlo a los ojos- es un malentendido y por eso está así- suspiré- no tiene por qué sufrir por eso, ChanYeol es una persona muy vivaz y alegre, nunca había estado tan deprimido y no se lo merece… más cuando ama a ese enano.
   -¿Sigues amándolo?- la voz que utilizó para realizar esa pregunta fue demasiado triste para mi gusto, así que pasé mis brazos por su cintura y lo abracé fuertemente.
   -No se puede dejar de amar a una persona de un día para otro- murmuré rozando mi nariz contra la suya- pero ya no siento esa clase de amor por él, siento amor por él como el de un amigo- él sonrió un poco- a ti también te amo.
   -¿Cómo amigo?- susurró.
   -Me gustaría creer que es algo más…

-oooOOOooo-

   Estaba tumbado en mi cama, bocabajo. No tenía ganas de nada. Llevaba así desde todo lo ocurrido aquel día. Nadie había ido a verme. No le importaba a nadie. Por eso me extrañé, cuando de repente, la puerta de casa se abrió de par en par.

   Me levanté como un rayo de la cama para ver al intruso y me llevé una desagradable sorpresa al encontrarme al amigo de ChanYeol, el chico moreno al que no le hacía mucha gracia que me acercara a ellos.

   -¿Por qué cojones estás aquí?- dije sin poderme contener.
   -Vengo a intentar que razones y dejes de ser tan asquerosamente gilipollas- contestó con una sonrisa torcida.
   -Fuera de mi casa- siseé.
   -No me pienso ir hasta que no me escuches- cerró la puerta tras él, con la llave con la que la había abierto para entrar.
   -No tengo porque escucharte.
   -Oh, sí que tienes que escucharme y lo harás- avanzó hasta mí y yo me levanté de la cama, dejando esta como escudo entre el moreno y yo.
   -No.
   -Eres muy testarudo.
   -Es porque no tengo nada que escuchar que salga de tu boca- contesté.
   -Sí tienes algo- dijo- ChanYeol.
   -No lo nombres.
   -Está bien, no diré más su nombre, pero tienes que escucharme, BaekHyun- su voz, por primera vez, sonó más a una súplica que a una burla  aquello me descolocó durante unos momentos.
   -Te escucho- dije al final- cuanto antes acabes de hablar, antes te largarás de aquí, ¿verdad?
   -Verdad.
   -Pues habla.
   -ChanYeol no se acercó a ti por dinero- comenzó- tu padre nos preguntó un día si podíamos sacarte de la casa, porque no tenías ningún amigo y que nos pagaría si podíamos hacerlo- contó- sin embargo, lo que movió a ChanYeol a acercarse a ti fue eso de que no tenías amigos- cogió aire y me miró fijamente- no ha visto ni un céntimo y él ha estado contigo, siendo tu amigo, enseñándote a vivir, enseñándote a querer y enamorándose de ti, sin nada a cambio.

   Nos quedamos unos momentos en silencio, solo mirándonos el uno al otro. Parecía que no mentía en lo que decía, pero no podía confiar en las personas. Las personas siempre hacían mucho daño.

   -Ese día… llegó destrozado a casa… parecía una sombra de lo que había sido- siguió- no creía que le hubieras dicho que lo odiabas y no podía creer que horas antes pudiera haber sido la persona más feliz de la Tierra- hizo una pequeña pausa y desvió su mirada- amaba a ChanYeol desde mucho antes de que tú llegaras- esas palabras me sorprendieron demasiado- sin embargo, él solo me veía como un amigo, por eso decidí retirarme, porque contigo parecía ser realmente feliz, pero le has hecho mucho daño.
   -Yo…- comencé, pero él me calló con un movimiento de su mano.
   -No digas nada, solo piensa en lo que te acabo de decir- comenzó a retirarse hacia la puerta.
   -Pero… yo…- tragué saliva. Tenía demasiados pensamientos y sentimientos contradictorios y no podía coordinarme, por eso no supe si fue mi cabeza o mi corazón quien continuó la frase- dile a ChanYeol que quiero hablar con él esta noche.
   -Lo haré- y tras esto, se fue.

-oooOOOooo-

   Estaba tumbado en la cama, igual que hacía dos semanas. No salía de allí más que para ir al baño cuando me estaba meando seriamente. Me daba igual todo lo demás. Por mí, ni comería, pero JongIn se empeñaba en darme de comer cualquier cosa, al menos dos veces al día. No sabía por qué lo hacía, yo solo quería seguir tumbado en mi cama, agarrando fuertemente mi almohada mientras lloraba.

   El fuerte ruido que hizo la puerta al abrirse rápidamente y estrellarse contra la pared, ni siquiera me hizo levantar la cabeza, así que, menos la levanté cuando noté un par de manos moviéndome en el colchón.

   -ChanYeol, levántate, tengo buenas noticias- la voz de JongIn sonaba apremiante, como siempre.
   -¿Se ha acabado ya el mundo?- murmuré.
   -Mejor que eso- alcé mi cabeza y lo vi con una gran sonrisa.
   -No hay nada mejor que eso.
   -Sí que lo hay- me zarandeó un poco- he conseguido que BaekHyun te deje por lo menos explicarte- abrí mis ojos como platos y me incorporé rápidamente de la cama, sin poder creerme lo que estaba oyendo- así que, vamos a quitarte toda esa mugre para que no salga corriendo nada más verte.
   -JongIn… ¿lo dices en serio?
   -¿Crees que mentiría con algo así?- preguntó- eres mi mejor amigo y no quiero verte hecho una mierda por culpa de ese enano que no sabe escuchar, así que, fui a hablar con él y le expliqué varias cosas.
   -Y… ¿te dijo que quería hablar conmigo?
   -Sí y a ser posible, que fuera esta noche- contestó- así que rápido, a la ducha.

   A empujones me sacó de la cama y me metió en el baño. Luego me desnudó y me introdujo en la ducha, dándome todo lo necesario para mi aseo personal. Se quedó allí mientras me quitaba la mugre de dos semanas. No había querido ni ducharme, así que estaba completamente asqueroso y ahora me daba cuenta. Me esmeré en mi pelo, al que gracias al cielo no habían acudido los piojos aun con tanta suciedad y también con el resto de mi cuerpo, en el que un par de días más y se me hubiera formado costra.

   Cuando salí de la ducha, JongIn me esperaba con una toalla y comenzó a secar mi cuerpo. Intenté hacerlo yo mismo, pero no me dejó. Unos momentos después, salíamos del baño y JongIn me daba una camiseta blanca de tirantes y unos piratas vaqueros.

   Tras esto, salimos de la casa que compartíamos y me llevó a través del bosque hasta la Sede Central del Hotel, donde me hizo comer, según él, para que tuviera mejor color. En cuanto acabé mi comida, nos adentramos de nuevo al bosque, hasta salir a la playa principal de aquella isla.

   Se me paró el corazón al verlo sentado en la arena, cerca de una de las antorchas, esperándome. Estaba de espaldas, pero aun así podía imaginar su rostro, seguramente tendría una expresión de fastidio y lo más probable es que fuera la misma expresión de la primera vez que nos vimos.

   Todavía no podía creerme que JongIn hubiera podido hacer aquello. Era demasiado inverosímil. Él odiaba a BaekHyun, de hecho, él sigue odiando a BaekHyun.

   -Te está esperando, ¿no lo ves?- mi amigo me pegó un empujón y me sacó de entre los árboles.

   Lo miré mal unos momentos y luego carraspeé, colocándome bien la camiseta y el pantalón vaquero, para comenzar a avanzar hacia él.

-oooOOOooo-

   Escuché sonidos de pasos a mi espalda y lentamente me giré, casi esperando que no fuera realmente él. Sin embargo, allí estaba, igual de alto que lo recordaba, igual de desastre e igual de guapo. Avanzó lentamente hasta que estuvo a mi lado y luego agachó su cabeza, para mirarme a la cara.

   -JongIn me dijo que había hablado contigo- susurró y yo asentí.
   -Siéntate, estoy dispuesto a escucharte.
   -Gracias- murmuró y se sentó a mi lado, pero manteniendo las distancias.

   Nos quedamos unos momentos en silencio, que solo era roto por el sonido de las olas chocando contra la arena. Era un silencio algo incómodo, pero él parecía estar buscando las palabras adecuadas para comenzar y yo no tenía mucho que decirle. Por ahora.

   -Yo…- comenzó- BaekHyun…- se giró hacia mí y me miró fijamente a los ojos- te juro que todo lo que he hecho, dicho y sentido estando contigo ha sido cierto…- se detuvo y me observó. Intenté mantenerme sereno mientras hablaba, no darle ninguna señal de lo que me estaba pasando por dentro. JongIn ya me lo había contado todo y eso me había hecho pensar mucho, pero necesitaba que ChanYeol me lo contara- te amo, BaekHyun y todo esto, nunca fue por dinero- tragó saliva y agachó su cabeza- yo… desde el primer momento en el que te vi e intenté coger tu maleta, sentí algún tipo de atracción hacia ti- comenzó a jugar con la arena- quería acercarme a ti, pero no sabía cómo- lo vi tragar saliva de nuevo- realmente, tu padre no me pagó nada en ningún momento, solo me dijo que te sacara de casa y que te ayudara a divertirte- inspiró hondo- pero lo que pasó fue que me enamoré de ti, BaekHyun- volvió a mirarme a los ojos y sentí que me derretía bajo el peso de su mirada.
   -ChanYeol- fue lo único que pude hacer salir de mis labios en aquel momento, así que respiré hondo, bajo aquella intensa mirada para seguir hablando- te creo…
   -Baek…
   -Shh…- él paró al momento de hablar al momento- creí a JongIn, así que, ¿por qué no iba a creerte a ti?
   -¿Entonces?
   -Yo… estaba muy confundido al principio… nunca había tenido a nadie y cuando por fin apareciste en mi vida y me sentía completamente bien, pasó aquello- inspiré hondo- no quería creer a mi padre, pero tampoco quería creerte a ti.
   -Lo entiendo.
   -Por eso… siento mucho haber dicho que te odiaba… no te odio- me acerqué un poco a él- eres lo mejor que me ha pasado en la vida, ChanYeol, te amo- durante unos momentos se quedó en blanco, mirándome sin saber qué hacer ni qué decir. Estaba completamente estático- joder, bésame o algo- dije e inmediatamente salió de su trance.

   Se acercó lentamente a mí, hasta que nuestros labios se rozaron y suspiré. Llevaba tanto tiempo sin probar sus labios que los necesitaba. Me abracé fuertemente a él y dejé que me besara, que me hiciera experimentar miles de sentimientos por todo mi cuerpo. Lentamente, el beso se fue tornando más y más húmedo, más y más desesperado y desenfrenado. Su lengua y la mía se encontraron y comenzaron a luchar entre ellas. Solo nos separamos cuando respirar se hizo necesario.

   -Wow- susurró contra mis labios.
   -Vamos a la casa antes de que nos llamen la atención- murmuré y él asintió.

   Nos levantamos de la arena y caminamos cogidos de las manos por esta hasta que llegamos a la plataforma de madera. Le di un pequeño beso en los labios y salí corriendo. Él no tardó en seguirme y acabó por atraparme en la puerta de la casa en la que habíamos vivido todo aquel tiempo.

   -No escaparás de mí otra vez- murmuró y comenzó otro beso, este mucho más excitante desde el inicio. Sus manos y las mías no paraban quietas y tocaban el cuerpo ajeno con desesperación.
   -Entremos- pedí en cuanto nos separamos para coger aire y él abrió la puerta de la casa.

   Nada más entrar me abrazó y me tocó las piernas, indicándome que me subiera sobre él. Me abracé fuertemente a su espalda con las piernas, no dejándolo escapar y solté un gemido cuando nuestros miembros se rozaron aun por encima de la tela de nuestros pantalones. De repente sentí cómo era empotrado aún más contra la pared y suspiré en su oído.

   -Ahh… ahh… ChanYeol…

   Noté sus labios sobre mi cuello, lamiendo, mordiendo, besando y sus manos sobre mi piel, levantándome la camiseta lentamente. El contacto de estas sobre mi piel me estaba haciendo sentir escalofríos por toda la columna vertebral. Sus manos eran demasiado calientes y al contacto con mi cuerpo, hacían un contraste que me enloquecía. Pasé mis manos por sus hombros, metiéndolas bajo su camiseta y acariciando esa espalda delgada, pero musculada.

   -BaekHyun… quiero… hacerlo…
   -Yo también…

-oooOOOooo-

   Me desperté por la mañana sintiendo una calidez entre mis brazos que llevaba tiempo sin sentir. Aspiré el aroma de mi acompañante y sonreí. Lo había echado tanto de menos, lo amaba tanto. Lo apreté fuertemente entre mis brazos y él se removió un poco en sueños. Su cabello castaño me hizo cosquillas en la nariz y comencé a poner una serie de caras raras para no estornudar y despertarlo con el ruido, pero finalmente lo hice y él se despertó sobresaltado.

   Lo primero que hizo fue mirarme con los ojos muy abiertos, sin poder creerse que estuviera allí, después me miró receloso, como si no recordara bien lo que habíamos hablado el día anterior y por último, me miró avergonzado, al notar nuestra desnudez.

   Se intentó levantar rápidamente de la cama, pero se hizo un lío con las sábanas y cayó al suelo, de culo. Probablemente le dolería muchísimo, teniendo en cuanta la pasada noche, sin embargo, la situación me recordó muchísimo a la vivida casi unos tres meses atrás, a la primera vez que dormimos juntos en aquella casa. No pude evitar soltar una carcajada.

   Su cabello castaño apareció por el filo de la cama y luego le siguió su rostro malhumorado, así que, detuve mi risa, por si se molestaba, por si todavía no me había perdonado del todo o por si…

   -Tú no cambias, ¿verdad?- preguntó- ¿siempre que me caiga al suelo te vas a reír en vez de ayudarme?
   -Lo siento- me incliné sobre la cama para tenderla la mano y ayudarlo a subir, pero cuando tomó mi mano, tiró de mí hasta que acabé en el suelo, sobre él, que reía a carcajadas. El sonido hermoso de su risa me hizo abrir los ojos como platos. Era la primera vez que lo escuchaba reír así- BaekHyun… te estás riendo…
   -Yo no me estoy riendo- intentó tapar su boca con sus manos y ahogar su risa, pero no podía parar.
   -Claro que lo estás haciendo.
   -No- seguía siendo tan cabezota como lo recordaba.
   -¡Claro que sí!- dije y me lancé a hacerle cosquillas por todo el cuerpo, a lo que él respondió riéndose más y más fuerte.

   Cuando ambos acabamos jadeando y con dolor en el abdomen, paramos. Me tumbé sobre él, sin que soportara mucho peso y me quedé así, abrazándolo. Él me envolvió con sus brazos y colocó sus piernas entre las mías, enlazándolas.

   -¿Por qué tuvo que pasarnos todo esto?- lo oí murmurar.
   -Porque no me creíste- susurré.
   -¿Cómo podría creerte?- preguntó- las personas siempre me habían hecho daño, simplemente pensé que sería igual otra vez, aunque no quería creerlo- murmuró- quería creer que era mentira y que tú decías la verdad… pero no podía.
   -No pasa nada, BaekHyun, ahora estamos bien y eso es lo que importa- contesté.
   -Sí, eso es lo que importa.

   Después de eso pasé la semana más increíble de toda mi vida con él. Sin embargo, a finales de esta, BaekHyun se tenía que marchar de nuevo a Seúl, de donde era, para seguir estudiando en aquel lugar en el que no tenía a nadie. Me entristecía que se marchara, pero no se podía quedar, ni yo me podía ir.

   BaekHyun había sido mi amor de Verano y como tal, había sido muy intenso, pero el comienzo de la nueva Estación, acababa con todo. Todos los amores de Verano tienen un principio y un fin.

   -¿Lo vas a dejar marchar?- me preguntó JongIn mientras veíamos a la familia Byun embarcar.
   -¿Qué más puedo hacer?- pregunté.
   -Puedes decirle que lo esperarás toda tu vida a que vuelva, que irás a Seúl a buscarlo y lo traerás a este paraíso tropical de nuevo, que…
   -Para- lo corté- no quiero mentirle.
   -Dime que no lo echarás de menos, dime que no lo quieres- dijo muy serio.
   -Lo echaré mucho de menos y lo amo más que a mi vida- contesté.
   -¿Pues entonces a que esperas?- me pegó un empujón- ve y pídele aunque sea su número de teléfono para estar en contacto.
   -JongIn…
   -¿O vas tú o voy yo? Elige.

   Refunfuñando me di la vuelta y comencé a andar hacia el lugar en el que estaba BaekHyun con sus padres. Al llegar, me incliné ante ellos y tomé de la mano al chico para poder hablar a solas.

   -Baek… yo…- no sabía cómo decirlo. Abrí y cerré mi boca varias veces intentando encontrar las palabras adecuadas- yo… no quiero perder… el contacto contigo… no quiero perderte… no quiero que te vayas… no quiero que me dejes… yo…- noté como una pequeña lágrima caía de mi ojo derecho, recorriendo todo mi rostro y vi la expresión asustada de BaekHyun.
   -No… no llores…- se acercó a mí y me abrazó- yo… yo tampoco quiero eso… pero… tengo que irme…- me apretó fuertemente y yo me abracé a él, intentando que no marchara- te daré mi número de teléfono y todas mis redes sociales y hablaremos todos los días…- noté sus lágrimas a través de la fina camiseta que llevaba.
   -No llores…
   -No llores tú tampoco, has empezado tú- se separó de mí y se secó sus lágrimas rápidamente. Yo hice lo mismo con las mías.
   -Intercambiamos números y prometemos llamarnos cada día, ¿vale?- dije y él asintió, entregándome su teléfono para que le apuntara mi número. Yo le di el mío y cuando acabamos, nos volvimos a abrazar.
   -Prometo volver el Verano que viene- susurró.
   -Prometo esperarte hasta el Verano que viene- contesté y lo dejé marchar.










viernes, 27 de septiembre de 2013

Quirky {ChanTao}

7/8 Quirky {ChanTao}

   Todavía no llegaba a comprender porque me hallaba en aquella extraña situación. Le había pedido a ChanYeol hyung que nos bañáramos juntos, pero solo quería eso, darme una ducha. Sin embargo, él quería más cosas de mí y yo no me estaba negando a dárselas.

   Así era cómo habíamos llegado a aquella situación. Lo sabía, pero no podía comprenderlo. ¿Por qué así? ¿Por qué con él? Muchas preguntas que no tenían respuesta, o más bien, que no tenía ganas de responder. Gemí cuando sentí su lengua lamer la porción de piel de mi hombro que antes había mordido con fuerza, saliendo de mis pensamientos.

   Él estaba ante mí, desnudo, como yo, con una gran sonrisa adornado su rostro, pidiendo con sus grandes ojos que le diera permiso para seguir adelante con aquello, para poder profundizar más.

   No tardé mucho tiempo en asentir levemente y en apenas un segundo, él ya me estaba besando como si le fuera la vida en ello. Su lengua buscaba la mía y se enredaba con ella, sus dientes chocaban con los míos y a veces mordisqueaban mis labios ferozmente.

   ChanYeol hyung era un verdadero lobo, aunque todos pensaran que Kris gege y yo éramos los más parecidos a uno, ya que él mordía, mordía mucho, y más cuando se acercaba la Luna Llena. Parecía como si tuviéramos a un Hombre Lobo viviendo con nosotros, sin embargo, aquello no podía ser.

   Nos separamos cuando se hizo necesario respirar y nos miramos fijamente a los ojos durante unos momentos. Justo después, volvió a abalanzarse sobre mi cuello y mis hombros, para seguir mordiendo y mordiendo. Cuando le daba aquella fijación por los cuellos también me preguntaba si en realidad era un Vampiro. Pero como con lo del Hombre Lobo, ambas cosas eran imposibles.

   Gemí sin poder controlarme cuando de repente, una de sus manos agarró firmemente mi miembro y comenzó a tocarme. Sus manos callosas por tocar la guitarra hacían que mi sensible miembro reaccionara a ellas de manera espectacular, excitándome, poniéndome mucho más duro de lo que ya me ponía con sus besos y sus mordiscos.

   -Quiero metértela- susurró contra mi hombro- quiero metértela.
   -Hyung… la bañera… es incómodo…- susurré.
   -En nuestra habitación no podemos- me dio un mordisco- y quiero ya…
   -Hyung…
   -Tao…- se separó de mis hombros y me miró. Sus ojos estaban cargados de lujuria. Cogió mi mano y la llevó hasta su miembro, en cuanto lo rocé, lanzó un gemido- ¿ves lo que me provocas?- susurró- quiero follar contigo.

    No me lo pensé mucho cuando ataqué de nuevo sus labios mientras ambos nos masturbábamos el uno al otro. El beso estaba descompasado por culpa de nuestros jadeos y gemidos y a veces mordíamos, pero me gustaba que ChanYeol hyung me mordiera y él adoraba ser mordido.

   En cuanto cortamos el beso, me miró intensamente y me indicó que me levantara. Lo hice y él me siguió. Me cogió por los hombros y me giró, para quedar él a mi espalda, después, comenzó a inclinarme hacia delante hasta que tuve una inclinación de unos 90º, como si estuviera saludando a alguien con respeto.

   -Agárrate a algo- murmuró y yo me agarré al grifo justo cuando noté algo húmedo y cálido bordeando mi entrada.
   -Ahhh… hyung… ahh… ¿qué haces?
   -Lamerte.
   -Hyung… eso es… ahhhh…- no pude terminar de decir que aquello era asqueroso porque su legua penetró en mi interior y aquello se sintió demasiado extraño y demasiado bien.
   -¿Qué decías?- preguntó mordiéndome un cachete.
   -Que hagas conmigo lo que quieras.
   -¿Estás seguro?
   -Sí.

   Nada más acabar aquel monosílabo volvió a penetrarme con su lengua y me agarré más fuerte al grifo para no caer de rodillas. Lo del Vampiro había quedado demostrado que no podía ser, debía ser un Hombre Lobo, porque incluso me estaba lamiendo el culo.

   Siguió con aquello durante unos minutos, hasta que se separó de mí y comenzó a buscar algo.

   -¿Qué buscas?- pregunté.
   -Algo que funcione como lubricante- contestó- ya que no tenemos.
   -Utiliza la saliva- dije- ya me has lamido el trasero, me da igual.
   -Si pudiera meterte todo esto sólo con saliva, te estaría follando salvajemente desde hace un rato- comentó pegando su miembro a mi entrada.

   La tenía grande y si lo hacía con saliva, probablemente no podría bailar en unas cuantas semanas. Bueno, ni bailar, ni andar, ni sentarme siquiera. Así que asentí.

   -Busca lo que sea, pronto- contesté. Me dolía mi miembro por la excitación tan grande que tenía y por apenas haber sido atendido.
   -Impaciente- susurró y me mordió el hombro antes de retirarse. Apenas pasó un minuto cuando sentí sus dedos contra mi entrada.
   -¿Qué vas a utilizar?- pregunté con miedo.
   -Gel.
   -Ni se te ocurra- me levanté rápidamente y alejé mi trasero de sus dedos- ¿tú no sabes que el gel es mal para los ojos?
   -Tao… no es un oj… oh- dijo al caer que al ano se le llamaba el ojo del culo- ¿cómo sabes que no se puede utilizar?
   -Lo leí en una página.
   -Entonces… ¿cómo lo hacemos?
   -¿Has escuchado el dicho de “con paciencia y saliva el elefante se la metió a la hormiga”?
   -Es la primera vez que lo escucho- contestó riéndose- pero si no hay más remedio…

N.A.: ¿Recordáis el juramento que hice en Sea Of Love? Pues aquí vuelvo con otro. Juro solemnemente que he buscado en Internet si se podía usar el gel como lubricante y me salió que era una de las 10 cosas que no se podían utilizar.

   Enjuagó sus dedos y me indicó que me volteara y me colocara en la misma posición que antes. Apenas tuve tiempo a agarrarme cuando comenzó a penetrarme con un dedo. Un dedo no dolía, es más, se sentía como algo placentero, más cuando llegaba a mi próstata. En esos momentos me sentía morir de placer.

   Sin embargo, cuando introdujo el segundo, fue algo más doloroso. Con lubricante aquello no pasaba, con el lubricante apenas me dolía cuando me la metían, pero con la saliva era otra cosa. ChanYeol hyung debería haber traído el bote si lo que realmente quería desde el principio era metérmela y no sólo bañarse conmigo.

   Sentía sus dedos en mi interior. Moviéndose al mismo tiempo, abriéndose, cerrándose, creando hueco en mi interior para lo que vendría después. Intenté no gritar cuando introdujo el tercer dedo, pero parecía que me estaban desgarrando por dentro. Dolía. Dolía mucho.

   -Lo siento- murmuró- espera, te haré sentir mejor.

   Tras decir estas palabras se inclinó sobre mi espalda, penetrándome más con sus dedos, pero llegando así, con la otra mano a tocar mi miembro. Al principio, seguía notando el mismo dolor, pero tras unos momentos, fue sustituido por un placer inmenso.

   La paja me estaba distrayendo completamente de lo mucho que me dolía aquella penetración sin lubricante y sentía que si seguía así, me iba a correr más temprano que tarde.

   De repente, ChanYeol hyung se apartó de mí, sacando sus dedos y dejando de tocar mi ansioso miembro. Pero poco después, lo noté comenzar a empujar, intentando internar su miembro en mi ano. Me agarré fuertemente al grifo de la ducha y apreté mis dientes mientras él me penetraba lentamente.

   -Juro que no lo volveré a hacer más sin lubricante- jadeé en el momento en el que se internó por completo en mí con un gemido ronco.

   Él no me contestó, simplemente se agarró fuertemente a mis caderas y comenzó a salir de mí, lentamente, solo un poco, para volver luego a introducirse, gimiendo roncamente, gimiendo en mi oreja. Excitándome con aquellos sonidos más de lo que ya estaba. Pasó unos momentos así, intentando que me acostumbrara al dolor de la penetración.

   Unos golpes en la puerta detuvieron todo movimiento y nos quedamos a la espera de que la persona que había llamado hablara.

   -¿ChanYeol?- dijo la voz de Chen- ¿eres tú el que se está bañando con Tao?
   -Eh… sí, ¿por qué?- le gritó y comenzó a moverse en mi interior.
   -¿Qué haces?- susurré aguantando un gemido.
   -¿No es más excitante, follar mientras hablas con alguien que no sabe que lo estás haciendo?- contestó hundiéndose más y más en mi interior.
   -JunMyeon quería hablar contigo de algunas cosas- dijo Chen hyung- no sé de qué querrá hablar contigo, pero bueno.
   -¿No lo sabes?
   -No.
   -¿Celoso?- una embestida que me dejó sin aire.
   -Sí, porque dijo que era muy importante- contestó el otro- si es algo muy importante puede hablarlo conmigo, ¿no?
   -A lo mejor es que a ti no te lo quiere contar- embistió de nuevo y esta vez tocó mi próstata. Tuve que morderme el labio inferior para no gemir fuerte, aun así, un jadeo se escapó de mis labios.
   -Mira, no tengo ganas de bromas- dijo- sal cuando te apetezca, le diré a JunMyeon que estás muy ocupado follándote a su hijo, le hará una gracia infinita.
   -¿Por qué dices eso?- preguntó ChanYeol hyung.
   -Porque estoy escuchando cómo se la metes- contestó y yo sentí que enrojecía de pies a cabeza. Nos había escuchado- suerte con JunMyeon.
   -Chen- gritó, pero nadie volvió a contestar- voy a tener que ser rápido- murmuró- antes de que me maten.

   Apenas tuve tiempo de asentir cuando una de las manos con las que se sujetaba a mi cadera, se desplazó hacia delante y agarró mi miembro con fuerza, para comenzar a masturbarme a la velocidad de la luz. Mientras, se internaba una y otra vez en mí, cada vez más rápido y más fuerte, intentando tocar siempre mi próstata.

   Los movimientos se hicieron frenéticos, al igual que nuestros jadeos y gemidos. Y unos momentos después, ambos nos corríamos, yo en su mano y él en mi interior.

   Me temblaron las piernas y tuve que agarrarme fuertemente al grifo para no caer, mientras que él se apoyó contra mi espalda, poniendo sus manos contra la pared, para sujetarse. Temblábamos, respirábamos entrecortados y la sensación del orgasmo era absolutamente exquisita.

   Hice una mueca cuando lo sentí salir de mí y su semen salió de mi agujero, recorriendo mis piernas lentamente, hacia abajo. Nos quedamos, quietos, abrazados unos momentos.

   Así estábamos cuando una persona comenzó a aporrear la puerta y supimos que nuestro fin estaba cerca.

   -¿Cómo te atreves a desvirgar a mi hijo?- gritó la voz de JunMyeon hyung y ChanYeol hyung se rio contra mi cuello, que había comenzado a mordisquear.
   -¿Si supiera que hace siglos que no eres virgen que nos haría?- me preguntó.
   -A ti te matará- murmuré- a mí me encierra en una torre y tendré que dejarme crecer el pelo como Rapunzel.

   Ambos nos reímos y nos separamos. Aquella vez había sido rara, muy rara.