miércoles, 30 de julio de 2014

Dance with Me (English)

Title: Dance with me
Pairing: SeulRene (Irene x SeulGi) (Red Velvet)
Rating: R
Words: 586
Summary: insecurities in nothing auspicious times for debut grow in their hearts.
Notes: fanfic in original Spanish (here)
Author’s comment: I re-write my fanfic in English for people who can’t understand Spanish. This is the first time I write in English and I know that this fic won’t be great, but I hope you like.


Dance with Me


           The summer of 2014 wasn’t the best date for our debut, we knew, but we had no voice or vote and, besides, had not been dreaming much time with our debut? Why now would we protest? That would only serve to make us veto the showbiz forever and since we had been testing a bit in recent months, were not going to let it go.

            But we were scared.

            Scandals over bank accounts in Switzerland with more money than we ever would be able to see in our lives, scandals about a member leaving the latter group that the company had made his debut, scandalous love affairs between two people who had contracts with the company and consequent anger of the fans, scandals about a girl I knew well and who had harassed almost slandering that way.

            It was definitely not the best time for our debut.

            But all was done, photos, video, CD... Now we had name as a group: Red Velvet and the teaser was released, so there was no turning back.

            SeulGi found me in the rehearsal room drenched in sweat as much practice choreography, approached me and handed me a towel with a small smile. I thanked her for the gesture and began outlining another one to dry the liquid that expelling my skin. Once I was dry, she hugged me tightly, wrapping his arms around my waist and not letting me escape.

            As me, she was unsure about everything, his head was a sea of ​​doubt and all I could do for her at that time she was squeezing so hard against my body to melt me and we seem to only one person.

            “JooHyeon...” she murmured.
            “Remember that now you have to call me Irene” I said. For months this was my name in the entertainment industry, but she was determined to call me by my real name, because she could just.
            “JooHyeon is much more personal, much more mine” she said. “Everyone will call you Irene, but I just JooHyeon” smiled. That girl was incorrigible.
            “If you remember call me Irene on camera I’ll have enough” SeulGi nodded. “What did you say me?”
            “Dance with me”.

            "Dance with me".

            That was our code, our way of saying we needed another. We had invented when she began to attract attention for the comments that our sunbae KyuHyun of Super Junior had referred to her and continued all the time when some outbreaks of insecurity came to her, as well as the related to EXO’s BaekHyun, or when we had to make a performance when we were still part of SM Rookies project.

            Those simple words went unnoticed by the other people around us, but we had a very special meaning.

            “Of course”.


            That night, August 3, before they launched our full video, I slipped into SeulGi’s bed and we made love to calm our hearts, we dance between the sheets, moving to the rhythm of our heartbeats with music that only we listened and for a few wonderful moments when we reach the sky together we forget everything.


Dance with Me

Título: Dance with Me
Pareja: SeulRene (Irene x SeulGi) (Red Velvet)
Clasificación: R
Género: romance
Número de palabras: 623 palabras
Resumen: las inseguridades en tiempos nada propicios para su debut crecen en sus corazones.
Comentario de autora: os preguntaréis “¿por qué Minako ha escrito algo sobre un grupo que ni siquiera ha debutado?” y yo os responderé… “No lo sé, simplemente noticia de debut salvaje apareció, teaser salvaje apareció, fotos salvajes aparecieron e idea salvaje apareció y no pude evitar ponerme a escribir”. Espero que os guste.


Dance with Me


            El verano de 2014 no era la mejor fecha para nuestro debut, las cuatro lo sabíamos, pero nosotras no teníamos ni voz ni voto y, además, ¿no habíamos estado soñando tanto tiempo con nuestro debut? ¿Por qué íbamos ahora a protestar? Eso solo serviría para que se nos vetara el mundo del espectáculo para siempre y ya que lo habíamos estado probando un poco durante los últimos meses, no íbamos a dejarlo escapar.

            Pero estábamos asustadas.

            Escándalos sobre cuentas en Suiza con más dinero del que algún día seríamos capaz de ver en nuestras vidas, escándalos sobre la marcha de un miembro del último grupo que la empresa había hecho debutar, escándalos amorosos entre dos personas que tenían contratos en la compañía y el consecuente enfado de los fans, escándalos sobre una chica que conocía muy bien y a la que prácticamente habían acosado, difamándola de aquella manera.

            Definitivamente, no era el mejor momento para nuestro debut.

            Pero ya estaba todo hecho, las fotos, el vídeo, el CD… Ya teníamos nombre como grupo: Red Velvet y el teaser había sido lanzado, así que no había vuelta atrás.

            SeulGi me encontró en la sala de ensayo empapada en sudor de tanto practicar la coreografía y se acercó a mí tendiéndome una toalla con una pequeña sonrisa. Le agradecí el gesto esbozando otra y comencé a retirar aquel líquido que expulsaba mi piel. Una vez estuve seca, ella se abrazó fuertemente a mí, pasando sus brazos por mi cintura y no dejándome escapar.

            Como yo, estaba insegura por todo, su cabeza era un mar de dudas y lo único que podía hacer por ella en aquel momento era apretarla tan fuerte contra mi cuerpo para que se fundiera conmigo y pareciéramos solo una persona.

            —JooHyeon… —murmuró.
            —Recuerda que ahora tienes que llamarme Irene —la corté. Hacía meses que aquel era mi nombre en la industria del entretenimiento, pero ella seguía empeñada en llamarme por mi nombre real, porque simplemente podía.
            —JooHyeon es mucho más personal, mucho más mío —respondió—. Todo el mundo te llamará Irene, pero solo yo JooHyeon —sonreí. Esa chica era incorregible.
            —Con que recuerdes llamarme Irene cuando estemos ante las cámaras tengo suficiente —SeulGi asintió—. ¿Qué querías decirme?
            —Baila conmigo.

            “Baila conmigo”.

            Aquel era nuestro código, nuestra forma de decir que necesitábamos de la otra. Lo habíamos inventado cuando ella comenzó a atraer la atención por unos comentarios que nuestro sunbae KyuHyun de Super Junior había hecho referencia a ella y continuaron todo aquel tiempo cuando algunos brotes de inseguridad acudían a ella, como la vez que la relacionaron con BaekHyun de EXO, o cuando tuvimos que hacer una performance cuando todavía éramos parte del proyecto SM Rookies.

            Aquellas simples palabras pasaban desapercibidas por las demás personas a nuestro alrededor, pero para nosotras tenían un significado muy especial.

            —Por supuesto.


            Esa noche, treinta y uno de julio, antes de que lanzaran nuestro vídeo completo, me colé en la cama de SeulGi e hicimos el amor para calmar nuestros corazones, danzamos entre las sábanas, moviéndonos al ritmo de nuestros latidos con una música que solo nosotras escuchábamos y durante unos maravillosos instantes en los que juntas alcanzamos el cielo nos olvidamos de todo.


martes, 29 de julio de 2014

Back Cat

Título: Black Cat
Pareja: TaoRis (Kris x Tao) (EXO)
Clasificación: R
Géneros: AU, neko, romance, drama y fluff.
Número de palabras: 15.290 palabras
Número de capítulos: 3 partes
Resumen: Wu YiFan odiaba a las mascotas y odiaba lo que los laboratorios habían hecho con ellas, por eso jamás se había planteado tener un “gato”… hasta que lo encontró a él.
Notas: historia prometida como premio a Angy por ganar el Juego “Adivina el Código de Color”.
Comentario de Autora: a pesar que el TaoRis no es lo mío lo he intentado y me ha salido algo completamente distinto de lo que al principio había planeado. Espero que te gusten las historias de nekos, porque si no ya me puedo tirar por un puente XD





Parte 1

            El día estaba bastante nublado cuando Wu YiFan salió de casa para ir a su trabajo, por eso, se volvió rápidamente y tomó su paraguas negro haciendo su apariencia mucho más sobria de lo que ya era. El hombre era alto, bastante más alto de lo normal en aquella y en todas partes del mundo, su pelo, negro azabache y corto estaba convenientemente fijado hacia atrás con gomina, haciendo más serio su ya de por sí severo rostro algo angulosos. Su traje, igualmente oscuro, y su maletín de cuero completaban el conjunto sombrío que el hombre llevaba.

            Con un suspiro, cerró la puerta de su casa a las afueras de la ciudad y cruzó el pequeño patio delantero hasta la verja para abrirla, después, se dirigió a su coche eléctrico y arrancó, sacándolo de su propiedad, para después bajarse y cerrar la puerta de la verja con candado. Se volvió a subir al coche y se acomodó en el asiento antes de hacer rugir débilmente al motor y emprender la marcha. A partir de ese momento, le quedaba una media hora de camino hasta su lugar de trabajo.

            Condujo como siempre, con cuidado, ya que era un asegurador y sería una gran paradoja que muriera en un accidente de coche. El semáforo cambió de naranja a rojo y YiFan detuvo su vehículo, mirando a su alrededor mientras el semáforo volvía a cambiar de color, descubriendo así, una tienda de mascotas cuyo nombre era XOXO. El hombre apartó la mirada de aquel lugar rápidamente, asqueado, antes de llegar a ver a los “gatos” y “perros” del escaparate, encerrados en sus jaulas.

            Odiaba a las mascotas, odiaba lo que los laboratorios habían hecho con ellas. Hacía no más de cien años, los animales comenzaron a desaparecer poco a poco, a escasear; sobre todo, lo hicieron los gatos y los perros, por lo que muchos científicos comenzaron a investigar para poder salvarlos de la extinción. Sin embargo, lo que hicieron fue crear algo atroz: una mezcla entre humano y animal de compañía.

            Sin que nadie lo supiera, habían secuestrado a niños de los orfanatos del mundo y habían modificado su ADN, haciendo que les crecieran orejas y cola, que fueran dependientes de la persona que los comprara y que tuvieran una época de celo, como si fueran verdaderos animales. Al principio, todo aquello había causado un gran rechazo en la población, pero poco a poco, comenzaron a aceptar aquella nueva compañía y en la actualidad, no tener a alguno de aquellos seres híbridos era ser una persona extraña.

            Por eso YiFan no quería saber nada sobre estas nuevas mascotas, por eso no quería tratar con ellas y evitaba, en la medida de lo posible, acercarse a estas. Todo aquello le parecía una abominación y no le importaban los murmullos a sus espaldas sobre que no tenía una mascota de compañía.

            El semáforo se puso en verde y YiFan arrancó sin mirar atrás.

            Cuando llegó a su trabajo, se sacó un vaso de café de la máquina para despejarse el sueño que aún quedaba en su cuerpo y se dirigió a su mesa con él en la mano, dando pequeños sorbos a aquel líquido caliente y amargo. Se sentó en su silla y se desperezó justo antes de encender su ordenador y ponerse manos a la obra.

●●●

            —YiFan —llamó una voz conocida.

            El hombre alzó la cabeza, encontrándose el rostro de su jefe poco más arriba que el suyo. JunMyeon era un hombre algo bajito —claro que a ojos de YiFan casi todo el mundo era bajito—, de rostro amable y sonrisa cálida. Trataba a sus empleados como si fueran parte de su familia y tenía muy buena mano para los negocios. La única pega que YiFan le encontraba era el “gato” que lo seguía a todas partes, aquella mascota de pelo rosa chicle y rostro sin expresión que se paseaba por la oficina, molestando de vez en cuando a los trabajadores.

            —¿Sí, jefe? —contestó YiFan.
            —Es muy tarde, ¿por qué sigues aquí a estas horas? —le preguntó. El hombre miró el reloj, dándose cuenta por primera vez de que su horario de trabajo había acabado hacía un par de horas.
            —Intentaba terminar estos informes —respondió, girando la pantalla de su ordenador para que el otro pudiera ver lo que había en ella.
            —Déjalo para mañana y vuelve a casa —le aconsejó su jefe, girando la pantalla de nuevo hacia él—. Descansa, los informes no se van a escapar esta noche, por la mañana seguirán estando ahí —JunMyeon esbozó una sonrisa y YiFan asintió lentamente, guardando los archivos en el ordenador para después apagarlo.

            JunMyeon se despidió de él con una sonrisa y luego fue junto a su mascota, que lo esperaba junto al ascensor para subirse y así descender hasta el aparcamiento. YiFan le agradeció mentalmente que lo hiciera porque no hubiera aguantado un viaje en ascensor con SeHun —así era como se llamaba el “gato” de su jefe—. El hombre terminó de recoger algunas cosas de su mesa y luego se dirigió al ascensor. Esperó unos minutos a que el aparato volviera a subir y cuando las puertas se abrieron, ingresó en él.

            Aprovechó el tiempo que tardó en descender al aparcamiento para mirar su aspecto en el espejo. Estaba bastante más delgado que hacía un tiempo y también tenía ojeras, quizás se estaba tomando demasiado a pecho su trabajo y necesitara algunas vacaciones, ya ni recordaba la última vez que tuvo.

            Pensando en cómo y cuándo se tomaría las vacaciones, YiFan salió del ascensor y se metió en su coche, conduciendo luego hacia casa.

            YiFan llegó a casa en poco menos de media hora, a aquellas horas, el tráfico de la ciudad no era tan denso y se podía transitar por ella sin encontrarse con atascos. El hombre acababa de aparcar el coche y salía a cerrar su verja, cuando vio la silueta de una persona junto a esta. Estaba bastante oscuro y la luz de la farola que había a algunos metros a su derecha no iluminaba adecuadamente aquel punto, por eso solo pudo distinguir a la persona cuando estaba a un par de metros de distancia.

            Era un chico alto, no tanto como él, pero sí de similar tamaño, delgado, con el pelo oscuro y algo largo. Vestía una sudadera ancha y unos vaqueros estrechos que marcaban sus delgadas piernas. Una gorra colocada hacia atrás era lo que remataba el estilo de su siempre sonriente vecino Park ChanYeol.

            —¡Hyung! —le gritó animadamente con una gran sonrisa en su rostro. El hombre tuvo que echarse a un lado para no acabar entre los largos brazos del otro—. ¡Eh! —se quejó al ver que YiFan se apartaba.
            —No me gusta el contacto físico, ya lo sabes  —dijo serio, pero el otro no borró la sonrisa de sus labios.
            —No importa, yo estaba aquí para que conocieras a alguien encantador —ChanYeol se alejó un poco de él y caminó fuera de su propiedad—. Vamos, LuHan, no tengas miedo, YiFan no te va a comer.

            El chico sonrió ampliamente cuando el tal LuHan comenzó a avanzar y el hombre tuvo un poco de curiosidad por saber quién era. Sin embargo, toda su curiosidad se desvaneció cuando a la luz de la farola apareció un híbrido de gato, como lo era SeHun, pero este mucho más pequeño y de rostro aniñado. YiFan le lanzó una mirada que podría haber matado a su vecino, pero este no pareció notarla, estaba encantado con que estuviera conociendo a su nueva mascota.

            —ChanYeol… —siseó, llamando su atención.
            —Sí, ya sé que no son de tu agrado, pero no me negarás que LuHan es una monada —el chico puso morritos y el “gato” lo imitó. No, YiFan no podía negar que no fuera mono, pero jamás lo admitiría en voz alta, por eso, simplemente cerró la verja de su casa con candado y se dio la vuelta, sin mirar atrás, internándose en su hogar.

●●●

            YiFan se despertó a la mañana siguiente a la misma hora de siempre y realizó todas sus tareas antes de vestirse para ir a trabajar. Cuando se colocó su reloj, vio que tenía varias notificaciones de la empresa, pulsó sobre una de ellas para abrirla y ver su contenido, encontrándose con un mensaje de su jefe.

            A mi empleado YiFan.

            Me he tomado la libertad de hacer las gestiones necesarias para tus vacaciones por ti porque si lo dejo en tus manos jamás las harás. Eres un gran empleado, muy aplicado, correcto y leal, pero necesitas desconectar, así que, desde hoy y hasta dentro de dos semanas, no se te ocurra pisar la oficina.

Tu jefe, JunMyeon.

             —Me lo tendría que haber imaginado —murmuró para sí mismo mientras se dirigía de nuevo a su habitación.

            El hombre se despojó del traje y se puso lo primero que encontró en su armario, ropa cómoda para pasar el día entero en su casa, ya que no tenía que salir para nada. Quería relajarse, tal y como le había aconsejado su jefe, pero en su cabeza seguía haciendo las cuentas de las finanzas de la empresa. Después de un rato intentando desconectar sin éxito alguno, decidió que lo mejor que podía hacer era echarse a dormir.

            No supo cuánto tiempo había dormido, pero se despertó de una forma algo brusca cuando el timbre la de puerta de su casa sonó repetidas veces. Se levantó de la cama con lentitud y fue hasta la ventana, asomándose al exterior y viendo a ChanYeol y a sus mascotas esperando allí fuera. Con pesadez salió de su habitación y se dirigió a la puerta, abriéndola con cara de malas pulgas, decidido a echar a ChanYeol de allí, pero antes de que pudiera decir nada, este ya se había colado en su casa junto con sus mascotas.

             —ChanYeol, ¿qué haces aquí? —le preguntó con voz cansada.
             —He visto tu coche aparcado fuera y he pensado que a lo mejor te había pasado algo porque tú nunca faltas al trabajo —le contestó con una sonrisa demasiado grande—. ¿Estás bien?
             —Perfectamente —respondió—. Estoy de vacaciones. ¿Tú no trabajas?
             —YiFan, soy rico, los ricos no trabajamos —el chico miró a su alrededor buscando algo que no encontró. Se dirigió entonces a la puerta, donde seguía YiFan con cara de estupefacción y confusión y se asomó al exterior—. Vamos LuHan, no tengas miedo, puedes entrar —lentamente el “gato” comenzó a entrar en la casa.
           —Con permiso —murmuró y YiFan puso los ojos en blanco.

            Una vez el híbrido entró, cerro la puerta y los tres se dirigieron al salón, donde ya se encontraban las otras tres mascotas de ChanYeol, peleándose por el mando de la tele. A YiFan no le gustaban los híbridos, pero había aprendido —a la fuerza, todo había que decirlo—, a tolerar un poco a las ruidosas mascotas de su vecino porque eran muy dados a aparecer en su casa cuando menos se lo esperaba y no se marchaban, a veces, de hecho, tenía que echarlos casi a patadas del lugar.

            El hombre recordaba que Baekkie era el híbrido que había llegado primero a su casa, con las orejas tiesas y meneando el rabo de un lado a otro abalanzándose sobre él el primer día para intentar besarlo. Era un “perro” bastante inquieto y efusivo, como su dueño. El segundo en llegar fue Chen, un gato un tanto independiente que generalmente se sentaba en una esquina y se echaba a dormir sin armar escándalo. Solo pedía la atención de ChanYeol muy de vez en cuando y los días que estaba juguetón solo molestaba a Baekkie, así que, ese “gato” no le daba muchos problemas.

            Después había llegado Kai, era un “cachorro” muy tímido que al principio no quería relacionarse con nadie pero que luego, por la mala influencia de Baekkie, se había convertido en un torbellino imparable que lo único bueno que tenía era que cuando se dormía no daba ni un ruido. Por último, había llegado LuHan que por lo que veía no parecía muy cómodo con semejante pandilla de locos. YiFan esperaba sinceramente que no le diera muchos problemas, ya tenía bastante con todos los demás.

            Finalmente, la pelea por el mando la ganó Baekkie y el hombre se dio por vencido, ya que una vez que se ponían ante la tele no era capaz de echarlos ni a patadas de su casa y el resto del día que debería haber pasado en soledad tranquilamente, lo pasó con ChanYeol y sus cuatro mascotas viendo películas o sitcoms.

●●●

            Era bastante tarde cuando YiFan volvió a estar solo en su casa. Después de recoger todo el desorden que habían dejado en el salón tras pasar allí todo el día, YiFan se dirigió a su habitación, pero se quedó a medio camino al creer que había visto una sombra en el jardín. Pensando que era un ladrón que rondaba su casa se dirigió rápidamente a la puerta, escoba en mano, saliendo al exterior levemente iluminado por las farolas encontrándose agachapado contra el suelo y escondido entre las sombras el cuerpo de un “gato”. YiFan quiso darse la vuelta, porque aunque estuviera en su propiedad, el híbrido no era su problema, pero un maullido lastimero lo hizo quedarse quieto, mirando con atención hacia este, dándose cuenta de las gotas de sangre del suelo.

            El hombre abrió los ojos con sorpresa y luego dejó la escoba en el suelo para acercarse lentamente al “gato” de pelo negro. Si estaba herido, tenía que buscar a su dueño para que lo llevara al hospital, así que, cuando estuvo a menos de un metro de él, se agachó a su altura para poder observarlo con claridad. Estaba completamente desnudo y todo su cuerpo estaba lleno de moratones y de heridas, sus ojos estaban desenfocados, rojos e hinchados por haber llorado y en su cuello había marcas con forma de dedos y una línea morada en el lugar en el que debía de encontrarse el collar.

            YiFan supo inmediatamente al ver todo aquello que debía haber sido el dueño del “gato” el que le había hecho todo aquello y sintió pena por aquella criatura que temblaba ante su mirada, asustado. Los híbridos no eran de su agrado, pero él nunca les haría daño. Se acercó para levantarlo y poder montarlo en el coche para llevarlo al hospital, pero el híbrido se replegó contra sí mismo, alejándose de él y apartándolo con sus manos con las pocas fuerzas que le quedaban, abriéndose las heridas.

            —No voy a hacerte daño —murmuró YiFan, poniendo la voz más dulce y tranquila que fue capaz para no asustarlo más—. Solo quiero ayudarte.

            El híbrido lo miró fijamente unos segundos, con fiereza, intentando mostrar que podría dar pelea si el hombre quería hacerle daño. YiFan simplemente esperó hasta que el “gato” finalmente le dio permiso para poder ayudarlo. Cuando este asintió levemente, se acercó a él y lo ayudó a levantarse, intentando no rozar ninguna de sus heridas, después lo sujetó con firmeza cuando le fallaron las piernas y lo cargó en sus brazos para montarlo en los asientos traseros del coche, echándole por encima una manta que tenía en el maletero para que no pasara frío. Luego, se montó en el coche y arrancó, poniendo rumbo al hospital más cercano.

●●●

            Cuando el especialista salió de la sala con una sonrisa en sus labios, YiFan se permitió soltar todo el aire que había estado conteniendo desde que había dejado al híbrido en manos de aquel hombre cuando llegó al hospital. Se acercó hasta él, levantándose rápidamente de donde había estado sentado mientras esperaba, pidiendo una muda explicación sobre el estado del “gato”.

            —Si es tan amable de acompañarme a mi despacho —fue lo único que dijo el hombre y luego echó a andar con YiFan detrás, guiándolo por los pasillos hasta llegar a un lugar en el que la placa de la puerta rezaba “Dr. Kim MinSeok”—. Tengo que hacerle unas preguntas —le comentó ya en el interior cuando ambos estuvieron instalados.
            —Usted dirá.
            —¿Ese gato es suyo? —YiFan abrió los ojos, sorprendido.
            —No —dijo—, yo no tengo ninguna mascota, simplemente lo encontré en mi jardín de esa manera y lo traje aquí tan rápido como me fue posible.
            —¿Alguien puede confirmar eso y también el lugar en el que ha estado usted las últimas veinticuatro horas?
            —Sí, supongo… —murmuró—. Mi vecino ChanYeol ha estado todo el día en casa.
            —Perfecto. ¿Puede llamarlo?
            —No me he traído mi teléfono, como ha sido todo tan apresurado.
            —Utilice el mío —el hombre le tendió su dispositivo móvil y YiFan marcó los dígitos correspondientes al número de ChanYeol.
            —¿Cree usted que he sido yo el autor de esas heridas? —cuestionó mientras sonaban los tonos de llamada.
            —Por ahora, presunto.
            —¿Diga? —se escuchó la voz de ChanYeol salir del aparato—. ¿Quién es a estas horas? LuHan se ha despertado ahora que había conseguido que se quedara dormido —dijo malhumorado.
            —Soy el dr. Kim MinSeok —se presentó—. ¿Conoce usted al señor Wu YiFan?
            —Sí. Es mi vecino, ¿por qué?
            —¿Podría decirme donde ha estado él todo este día?
            —Sí… En casa, conmigo y mis mascotas —respondió algo preocupado—. ¿Le ha pasado algo a YiFan?
            —Gracias por su colaboración —dijo el doctor antes de colgar y dirigirse de nuevo hacia YiFan—, perdone por hacerlo pasar por esto, pero tenemos que confirmar que la persona que trae aquí al híbrido no sea la que lo ha maltratado —comentó—. Últimamente hay muchos casos de maltrato a mascotas y tenía que asegurarme de que usted no había sido quién le había dado semejante paliza, si no lo llega a traer a tiempo, no habría sobrevivido hasta mañana por la mañana.
            —¿Qué le han hecho?
            —Los cortes en su cuerpo fueron realizados por un látigo, los golpes con objetos contundentes y tiene el recto en carne viva, signo de que además fue violado —enumeró—. Y las marcas en su cuello indican que intentaron asfixiarlo.
            —¿Cómo una persona puede ser tan desalmada? —murmuró YiFan horrorizado por lo que acababa de escuchar.
            —Hay gente muy perturbada por el mundo y a este pobre gato le tocó lidiar con uno de ellos como dueño.

●●●

            YiFan se despertó por el ruido incesante del timbre de la puerta y se levantó perezosamente del sofá en el que se había dormido cuando regresó del hospital, incapaz de dar un solo paso más, aquella madrugada. Caminó bostezando e intentando arreglar su adolorida espalda hasta la entrada y abrió la puerta sin siquiera mirar por la mirilla, sabiendo que debía de tratarse de ChanYeol y, efectivamente no se equivocaba cuando este entró en su casa, invadiendo su espacio personal y hablando atropelladamente.

            —¿Qué pasó anoche? ¿Por qué me llamó un médico? ¿Por qué me hizo esas preguntas tan raras? No matarías a nadie, ¿verdad?
            —Demasiadas preguntas —murmuró YiFan intentando poder enfocarse en una sola, pero siéndole misión imposible—. Es muy temprano.
            —Me da igual, responde —exigió ChanYeol.
            —Mmm… Ayer me encontré un “gato” maltratado en el jardín después de que os fuerais y lo llevé al hospital —contó—, el doctor te llamó porque quería confirmar que yo no era el agresor —el chico suspiró aliviado.
            —¿Y cómo está el híbrido?
            —Estable…
            —Vamos ahora mismo al hospital —dijo ChanYeol agarrándolo de la mano y tirando de él. YiFan soltó la mano de su vecino con brusquedad, haciendo que este se parara en seco y lo mirara—. Vamos, ¿por qué te sueltas?
            —Llegué del hospital hace dos horas, lo que significa que he dormido dos horas —contestó—, además, tengo que ducharme, que huelo a rancio.
            —Pues corre, ¿a qué esperas?

            El hombre negó con la cabeza y suspiró, ChanYeol era un caso perdido, siempre tan precipitado en todo lo que hacía.

            YiFan se dirigió al baño, se desvistió y se metió en la ducha, dejando que el agua se llevase toda la suciedad y todos los malos sentimientos que tenía desde que había visto al “gato” en su jardín. Le habían dado unas ganas infinitas de hacerle pasar por lo mismo a la persona que le había hecho aquello al híbrido. Nunca le habían gustado aquellos seres contra natura, pero eso no quería decir que quisiera golpearlos; eran parte humanos y parte animales y no se merecían aquel maltrato.

            Salió de la ducha casi como nuevo, ya que todavía seguía teniendo sueño, se visitó y se dirigió a la cocina, donde se encontraba ChanYeol con sus mascotas atacando su comida. Nada iba a cambiar, daba igual que ChanYeol tuviera más dinero del que él ganaría jamás en toda su vida, ya que cada vez que quería ocupaba su casa, cogía su comida y utilizaba sus cosas como si fueran suyas, a veces, parecía que vivía con él.

            —FanFan —gritó Baekkie levantándose de la silla para correr hacia él y engancharse a su cintura con sus piernas.
            —Buenas —dijo, intentando quitárselo de encima, pero el “perro” sonrió con malicia y se acercó a su rostro para besarlo. Solo cuando obtuvo el beso, se bajó de su cuerpo y se fue a la mesa para seguir comiendo—. Deberías enseñar a tus mascotas cómo deben comportarse —le riñó a ChanYeol.
           —Te juro que lo intento, pero todos acaban haciendo lo que quieren —contestó—, menos LuHan, que es un encanto —rascó las orejas del “gato”, que estaba sentado a su lado y este comenzó a ronronear complacido inmediatamente.

            YiFan se sentó a desayunar y cuando todos acabaron se montaron en su coche y él condujo al hospital. Al llegar allí, se dirigió a recepción y preguntó a la chica que había tras la mesa por el doctor Kim MinSeok. Esta le indicó que se encontraba en la habitación del “gato” que había llevado la noche anterior haciéndole un reconocimiento y le indicó el lugar amablemente. Cuando llegaron al pasillo en el que se encontraba esta, se sentaron y esperaron a que el doctor saliera.

            —Me alegra que haya venido —dijo el hombre cuando lo vio después de dejar la habitación—, hemos estado intentando contactar con el dueño, pero al parecer lo adquirió ilegalmente y el gato aún no ha despertado de la anestesia, por lo que no puede decirnos nada.
            —¿Para qué querían contactar con el dueño? —preguntó confundido.
            —Para hacerle saber que le quitábamos la custodia —respondió—, pero con estas noticias, no hay motivos para ello, así que será llevado a algún centro en cuanto se recupere donde esperará a que alguien lo compre… ¿O prefiere quedárselo usted?
            —La verdad es que nunca me han gustado mucho los…
            —Se lo queda —cortó ChanYeol rápidamente—, y vendrá aquí todos los días para que el gato se acostumbre a su presencia.
            —ChanYeol —protestó YiFan.
            —Hazme caso, por favor —le suplicó el chico.
            —Perfecto —sonrió el doctor—. Iré a mi despacho a preparar los papeles y llamaré a un amigo mío para que firme algunas autorizaciones —el hombre se despidió de ellos y YiFan encaró al chico.
            —¿Por qué has dicho eso?
            —No podemos dejar que vuelva a un centro —contestó este—, allí no viven en las mejores condiciones como les hacen creer a todos, están apiñados los unos con los otros y no los tratan demasiado bien —hizo que LuHan se acercara y le levantó la camiseta para que YiFan pudiera ver en su costado algunos moratones y arañazos—, esto es de las barras de las jaulas y por peleas. ¿Alguna vez te has preguntado por qué tengo cuatro mascotas cuando la gente generalmente tiene solo una? —el hombre fue a contestarle, pero no pudo porque ChanYeol siguió hablando—. Mi padre es el dueño de XOXO y sé lo que se cuece bajo la apariencia perfecta que muestran a la calle, por eso intento salvar a todos los que puedo.
            —No… Lo sabía…
            —Tienes que quedártelo, no puedes dejar que vuelva a un centro —le suplicó de nuevo—, ¿y si lo compra alguien que es peor que su antiguo dueño?
            —Está bien —murmuró, viendo la brillante sonrisa de ChanYeol segundos antes de que él y todas sus mascotas se le tiraran encima para abrazarlo.

●●●

            Al día siguiente, YiFan salió temprano de casa en dirección al hospital. Había recibido una llamada del doctor Kim avisándolo de que el “gato” había despertado de la anestesia y también, que ya tenía los papeles preparados solo a falta de ser firmados por este para poder quedarse con el híbrido. Condujo pensando en todo lo que le había dicho ChanYeol el día anterior. Se había preguntado en varias ocasiones por qué el chico tenía tantas mascotas, pero lo había achacado a que era porque con su dinero, podía permitírselo; pero al saber la razón real, su estómago le había dado un vuelco. Jamás había pensado que ChanYeol tuviera ese corazón tan grande y jamás habría imaginado que se tratara de aquella manera a los híbridos.

            YiFan seguí sintiendo la misma reticencia por ellos, ya que no eran seres creados por la naturaleza, sino por el hombre; pero no podía permitir tampoco que se les hiciera daño.

            Llegó al hospital y se dirigió al despacho del doctor, tal y como le había indicado cuando lo llamó. Golpeó la puerta con sus nudillos y, tras escuchar el permiso, entró. El hombre que estaba sentado tras su mesa le sonrió nada más verlo y le indicó que se sentara, después le tendió los papeles que tenía que firmar. YiFan los cogió y comenzó a leer. Eran varias páginas en las que se hablaban de las características del “gato”, de su edad, sexo, peso, altura y otras en las que se le informaba de sus obligaciones para con este, también había algunas que tenía que rellenar con sus datos. Tras leerlo todo, le pidió al doctor Kim un poco de tinta y plasmó su huella dactilar.

            —Perfecto —dijo el hombre tras recibir los papeles—, ya es usted propietario de una mascota —el doctor le sonrió, levantándose de su asiento—. Lo llevaré para que lo vea, ya está despierto.

            Caminaron por los pasillos del hospital, hablando sobre cosas triviales. El doctor le contó que había conseguido las autorizaciones y los papeles tan rápido porque tenía un amigo en el negocio que le debía un par de favores y YiFan le tuvo que contestar a las preguntas sobre la relación que tenía con ChanYeol, a pesar de que no tuviera ninguna. Llegaron a la habitación y el hombre abrió la puerta, pasando él antes, dirigiéndose al “gato”.

            —Ha venido el hombre que te trajo hasta aquí —le dijo—. ¿Quieres verlo? —el híbrido asintió lentamente y el doctor Kim lo animó a que entrara—. Su nombre es YiFan y estaba preocupado por tu estado, así que pensé que era bueno que te viera, ¿puede quedarse contigo? —hubo otro asentimiento y el hombre sonrió—. Os dejo solos, entonces —comentó antes de salir por la puerta.
            —Hola —dijo YiFan un poco incómodo—. ¿Cómo te encuentras? —el “gato” hizo un intento de hablar pero solo le salió un maullido débil—, perdón, debía haber imaginado que no podías hablar, lo siento —el otro esbozó una sonrisa, haciendo que se le marcaran mucho los huesos de los pómulos. Parecía que durante el tiempo que había estado con quien lo había maltratado no había comido apropiadamente—. ¿Tienes hambre? —el híbrido asintió—, iré a por algo para ti, entonces.

            Sin embargo, cuando iba a marcharse, la mano del gato de pelo negro lo cogió por la muñeca, deteniéndolo y negando con la cabeza, señalándole que se sentara al borde de la cama con él con una sonrisa en sus labios. YiFan lo hizo y el “gato” sonrió más ampliamente, haciendo que el hombre no pudiera retener una sonrisa que curvaba hacia arriba la comisura de sus labios.

●●●

            Los siguientes días de sus vacaciones, YiFan los pasó en el hospital, haciéndole compañía al híbrido para que no se sintiera solo y para que se acostumbrara a su presencia antes de llevárselo a casa. Por orden del doctor Kim aun no le había dicho nada de que era su nuevo dueño porque podría causar que lo rechazara sin siquiera darle la oportunidad, así que, simplemente estaba allí para el “gato” porque estaba preocupado por su salud y nada más en su papel de salvador.

            Jugaba con él a todo lo que le proponía e intentaba mostrarse cada día menos incómodo en su presencia porque todavía estaba un poco reticente. Sin embargo, las sonrisas encantadoras del híbrido, sus expresiones de ilusión y sus muestras de cariño, estaban derritiendo capa a capa el muro que él siempre había puesto entre todos los seres de su entorno.

            Sus visitas se volvieron más divertidas a medida que el “gato” fue recuperando su voz y su movilidad. Apenas paraba quieto y tampoco podía estar más de un par de minutos callado, parecía un poco como Baekkie, pero al menos este no intentaba besarlo a la más mínima oportunidad y eso era algo que YiFan agradecía. Poco a poco, se había ido acostumbrando a la presencia del híbrido y poco a poco, se fue dando cuenta que esta no lo molestaba en absoluto.

●●●

            Casi sin que se diera cuenta, el día en el que se acababan sus vacaciones había llegado. YiFan se había pasado las dos semanas en el hospital, haciéndole compañía al “gato” y se le habían pasado volando, ni una sola vez había pensado en el trabajo, había desconectado completamente, tal y como le había aconsejado hacer su jefe JunMyeon. También, había llegado el día en el que le tenía que comunicar al híbrido que iba a ser su nuevo dueño y estaba bastante nervioso por esto.

            Poco a poco, el “gato” se había ido abriendo un hueco en su vida y YiFan no sabía cómo reaccionaría si este definitivamente se negaba a quedarse con él. Entró a la habitación en la que ya era bienvenido sin siquiera llamar a la puerta, le dedicó una sonrisa al híbrido de pelo negro y se sentó en la cama a su lado, como solía hacer siempre. Tomó sus manos y vio que estas eran más pequeñas y delgadas porque le cabían perfectamente en las suyas antes de comenzar a hablar.

            —A partir de mañana comenzaré a trabajar, así que no podré venir a verte tan seguido —le anunció—, un par de horas a la semana como mucho —los ojos del “gato” se abrieron al máximo, sorprendidos y sus orejas se pegaron a su cabeza—. Lo siento mucho.
            —Pero yo no quiero que te vayas —murmuró el otro—. ¿Quién vendrá a verme? ¿Quién cuidará de mí?
            —Bueno, el doctor Kim ha cuidado muy bien de ti —le dijo, rascándole las orejas para que volvieran a alzarse—, y pronto estarás recuperado, así que te llevarán a un centro —el híbrido se apartó rápidamente de él en cuanto pronunció aquella última palabra.
            —No quiero volver a ningún centro —dijo—. No, por favor, no dejes que me lleven allí —lo miró con ojos suplicantes.
            —Pero… Eso significaría que tendría que… ¿Ser tu dueño? —el “gato” asintió, abrazándose contra su cuerpo—. ¿Quieres eso? ¿No tienes miedo?
            —Sí quiero… —murmuró escondido en su pecho—. Y de ti no tengo miedo, eres muy amable conmigo y me has cuidado este tiempo.
            —Entonces… ¿Debería darte un nombre? —el híbrido asintió—. Mmmm… ¿Qué te parece Tao? —escuchó un ronroneo y supo que le había gustado, así que, comenzó a rascarle las orejas con una sonrisa—. Te prometo que no dejaré que nada malo te pase a partir de ahora, Tao.