lunes, 25 de agosto de 2014

I Love You, I Hate You

Título: I Love You, I Hate You
Pareja: TaoKai (Tao x Kai)
Clasificación: PG–13
Género: UA, romance
Número de palabras: 1.070 palabras
Resumen: Como el perro y el gato. Como el agua y el aceite. Dos personalidades como las suyas podían estar cerca, incluso convivir más o menos en armonía, pero jamás podrían llegar a mezclarse porque, simplemente, aquello era imposible.
Comentario de autora: hace un tiempo me preguntaron por Ask cuándo haría un TaoKai y le estuve dando vueltas hasta que salió esto. Espero que os guste.


I Love You, I Hate You


            Como el perro y el gato. Como el agua y el aceite. Dos personalidades como las suyas podían estar cerca, incluso convivir más o menos en armonía, pero jamás podrían llegar a mezclarse porque, simplemente, aquello era imposible.

            JongIn y ZiTao llevaban viviendo juntos un par de años en aquel piso que habían alquilado cerca de la universidad de Dongguk. No eran grandes amigos, pero tampoco se llevaban del todo mal, tenían alguna que otra pelea en la que acababan el uno encima del otro lanzando puñetazos hasta que desquitaban en el otro todo el estrés acumulado y otras veces se quedaban a ver películas bajo una manta de cuadros sentados muy juntos en el sofá. Se conocieron gracias a SeHun, un amigo de ambos, que los puso en contacto porque los dos necesitaban alguien con quien vivir una vez comenzara su vida en la universidad.

            La primera vez que se pelearon solo discutieron porque alguno no había realizado la limpieza cuando le tocaba, se gritaron un poco y luego estuvieron sin hablarse dos semanas hasta que SeHun los invitó a unas copas y a bailar. La segunda vez, llegaron a las manos. Ninguno recordaría después quién había dado el primer puñetazo, pero la pelea se tornó violenta y JongIn acabó con un ojo morado y ZiTao con el labio partido. El mayor se había acostado con SeHun, sabiendo que JongIn llevaba enamorado de su amigo desde secundaria.

            Después de aquello, quisieron irse a vivir cada uno por su lado, pero cuando SeHun los vio de aquella manera y supo el motivo que había provocado la trifulca, los hizo prometer que no se volverían a pelear por él, porque los quería a ambos por igual.

            Durante el primer año, las peleas se siguieron sucediendo una tras otra, pero después siempre acababan dejándolo todo claro y arreglado, por lo que siguieron viviendo juntos el siguiente curso.

            La primera vez que se besaron fue ZiTao quien tomó la iniciativa. JongIn le estaba gritando porque había puesto a lavar cosas de color junto a sus bóxeres blancos y se los había teñido todos y para no seguir escuchándolo se acercó hasta él y besó sus labios. JongIn se calló inmediatamente, mirándolo con los ojos como platos por aquella acción y después salió corriendo hacia su habitación, tapándose la boca con sus manos.

            La segunda vez fue JongIn quien se acercó al mayor mientras veían una comedia romántica bajo la manta de cuadros y besó sus labios suavemente, siendo correspondido de inmediato por el otro, que profundizó el beso tanto que cuando se separaron lo hicieron para coger aire desesperadamente. Después, se miraron a los ojos y sonrieron antes de volver a besarse, porque sin darse cuenta, habían encontrado su adicción en los labios del otro.

            A pesar de llevar varios meses con aquella extraña relación sin nombre en la que se besaban, se tocaban y practicaban sexo, la mayoría del tiempo lo pasaban peleando porque sus caracteres eran demasiado similares y era algo que no podía evitarse. Sin embargo, las peleas que antes acababan a golpe limpio, ahora lo hacían con una sesión de sexo en cualquier lugar del apartamento, guiado por cualquiera de los dos.

            SeHun se enteró de su relación el día que entró al apartamento (porque se sabía la clave para desbloquear la puerta) y los encontró en la encimera de la cocina, a ZiTao con las piernas abiertas y a JongIn entre estas, penetrándolo una y otra vez. Ninguno de los dos notó su presencia en aquel momento, pero cuando días después volvió al piso y se negó a pisar la cocina les pareció que era algo muy extraño.

“Te quiero” o “te amo” eran palabras que jamás salían de sus labios, ni un simple “me gustas”. Eran torpes con las palabras y sus gestos y las reacciones de sus cuerpos cuando estaban junto al otro eran lo único que necesitaban por el momento.

            Fue SeHun quien sacó el tema sobre su relación un día que habían salido de fiesta y ambos chicos habían rechazado la compañía de diversos hombres y mujeres que quedaban prendados de ellos y los dos contestaron que solo era una forma de liberar tensiones y no acabar con la cara destrozada y moratones por todo el cuerpo (aunque lo que no contaron fue que en vez de moratones, lo que ahora adornaba sus cuerpos eran los chupetones).

            Días después, lo sabía todo su círculo de amigos porque SeHun no sabía mantener la boca cerrada y BaekHyun lo ayudó a difundir la extraña relación. Las burlas no tardaron en llegar y las preguntas de “cómo podían estar juntos si eran como un perro y un gato” se sucedieron una y otra vez, haciendo que los chicos se replantearan diversas cosas.

            La primera vez que hablaron sobre su relación, ambos acordaron que no eran absolutamente nada para el otro y que, a pesar de que se acostaran y se besaran de vez en cuando, podían seguir haciendo sus vidas con tranquilidad y podían estar con otras personas, pero la vez que JongIn salió de su cuarto acompañado de una pelirroja sexy que vestía solo una de las camisetas del chico, ZiTao supo que algo estaba mal y, aunque esa noche se acostó con su profesora de Física, no pudo llenar el vacío que se había instalado en su pecho.

            La segunda vez que hablaron sobre su relación, acabaron enredados bajo las sábanas de alguna de las camas del apartamento, susurrando las palabras que antes no podían ser dichas en voz alta por miedo a perder lo que tuvieran.

            ZiTao y JongIn eran como el agua y el aceite, podían convivir, pero no mezclarse, eso era lo que se decía de ellos, pero a ambos les daba igual que en la naturaleza aquello fuera imposible, ellos estaban juntos a pesar de todo.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Am I Pretty?

Título: Am I Pretty?
Pareja: SuHarem (SuHo x EXO) (EXO)
Clasificación: PG–13
Género: humor y random
Número de palabras: 3.353 palabras
Resumen: 15 de Agosto de 2014, JunMyeon se viste de chica para una presentación especial en el SMTOWN y los miembros de EXO quedan tan impactados como las fans.
Avisos: lenguaje muy andaluz, con expresiones demasiado de mi tierra (debería mirarme eso).
Notas: fancam para los que no lo hayáis visto.
Comentario de autora: básicamente, SuHo no me dejó vivir hasta que escribí esto. Dedicado a Tinyhyung, que seguro que le hace ilusión. Espero que os guste.


Am I Pretty?





            —Maldita sea, maldita sea, maldita sea —maldecía Kim JunMyeon mientras intentaba subirse sin éxito la braga–faja—. ¿Quién me mandaría a mí hacer esto?

            Con un último empujón consiguió terminar de subirse la prenda y suspiró, aquello era más cansado que estar ensayando durante un montón de horas seguidas. Se hizo una nota mental para admirar a todas las mujeres que eran capaces de ponerse aquello sin despeinarse siquiera. JunMyeon se giró y se miró en el espejo, ya lo habían maquillado como si fuera una chica y tampoco estaba muy distinto, así que esperaba que la peluca y el vestido hicieran un poco más.

            —El vestido —murmuró.

            Miró hacia atrás, donde se encontraban las perchas de la ropa y vio aquel traje rojo con una falda que tenía una abertura que casi le llegaba hasta la cadera, y transparencias en la parte de arriba cubiertas en el torso por plumas rojas y negras. Suspiró porque si la braga–faja le había costado una barbaridad el vestido no quería ni pensarlo.

            —Tú puedes —se dijo, dándose ánimos.

            Caminó hacia donde se encontraba el vestido y lo tomó. La falda no debería ser demasiado complicada, era como subir unos pantalones, así que se puso manos a la obra, intentando no arrugar demasiado la prenda hasta que esta llegó a sus caderas sin ningún incidente. Cogió entonces la parte de arriba y se la puso. Era como una especie de camiseta, pero abierta por la parte de atrás, así que tenía que subirse la cremallera invisible para que estuviera todo listo.

            Pensó en pedírselo a sus amigos, después de todo, ellos eran los que lo habían metido en aquel fregado, pero ninguno de ellos se encontraba ya allí. Al parecer tenían mucha más experiencia que él en vestirse de mujer y lo tenían todo controlado, tan controlado que no habían tardado en vestirse más que un par de minutos, dejándolo solo luchando por embutirse en la faja. JunMyeon hizo un puchero antes de ponerse frente al espejo, pero de espaldas e intentar con el cuello casi tan girado como la niña del Exorcista abrocharse la cremallera, pero no podía hacerlo.

            —¿Necesitas ayuda? —escuchó que le decía la voz de JongDae y dejó de luchar con aquel invento del infierno para girarse hacia él y pedirle ayuda poniendo ojos de cachorrito—. Parece que sí —rio el chico.

            JongDae entró a la habitación y cerró la puerta, acercándose a él con una gran sonrisa. Le pidió que se diera la vuelta y luego comenzó a subirle la cremallera del vestido, teniendo mucho cuidado de no pillar ninguna de las plumas hasta que llegó arriba. JunMyeon vio la sonrisa traviesa del chico a través del espejo antes de darle un beso en el cuello.

            —Estás muy guapa, noona —le dijo—, con la peluca parecerás una princesa.

            JunMyeon frunció los labios y el ceño en señal de enfado, pero el otro simplemente rio antes de volver a darle otro beso y aprovechar que el mayor no tenía mucha movilidad con aquel vestido para salir corriendo y escapar de una paliza segura. El chico se dijo que lo dejaría escapar por el momento, pero que más tarde se las pagaría, así que se miró por última vez en el espejo antes de salir de aquella habitación e ir al lugar en el que tenían que ponerle la peluca y arreglarlo con los zapatos de tacón en la mano y unas zapatillas de las de andar por casa en los pies.

            En el pasillo atrajo las miradas de todas las personas del staff que se cruzaba y de todos sus compañeros de agencia. Escuchó varios “guapa” y “maciza” por el lugar, pero no se giró para ver quiénes habían sido porque después de todo, estaba bastante avergonzado por tener que vestirse de mujer. Al girar en uno de los pasillos, se encontró de frente con ZiTao y SeHun y, por mucho que quiso pasar desapercibido para que sus dongsaengs no lo vieran y comenzaran a burlarse de sus pintas, no pudo hacerlo.

            Los dos chicos abrieron los ojos como platos al verlo de aquella forma, pero el shock les duró apenas dos segundos, porque pasado ese periodo de tiempo, ya los tenía encima de él.

            —¡Umma! —le gritó ZiTao.
            —Estás muy guapa, noona —siguió SeHun.
            —¿Dejas que nos echemos una foto contigo para conmemorar el momento? —preguntó el chino, pero antes incluso de que le contestara ya había sacado su teléfono.
            —Solo si no la subís a ningún sito —accedió—, da igual que se llame Instagram o weibo o lo que sea, no quiero que esta foto circule por la red.
            —Está bien —dijeron los dos a la vez.

            ZiTao se colocó a su izquierda con el móvil en posición para hacerles la foto y SeHun a la derecha, tomándolo por los hombros y por la cintura respectivamente para así poder salir bien centrados en la foto. JunMyeon se permitió relajarse unos momentos mirando al objetivo de la cámara, pero no tenía que haberlo hecho, porque cuando ZiTao hizo la cuenta atrás y llegó al uno, sintió dos labios sobre sus mejillas a la vez que se escuchaba el clic que indicaba que la foto había sido hecha.

            —La madre que… ¿Pero se puede saber qué hacéis? —les gritó.

            Los dos chicos le sonrieron y un segundo después se alejaban de él. JunMyeon estuvo tentado a seguirlos, pero mejor esperaría a cuando llegasen a casa para poder darles su merecido, el tiempo apremiaba y aún tenía que colocarse la peluca y los zapatos.

            Sin más incidentes llegó al lugar que habían habilitado para el maquillaje y la peluquería y se sentó en uno de los sillones para que le colocaran la peluca. Allí se encontraban los otros tres con los que iba a salir  travestido al escenario, pero al contrario que él parecían muy relajados.

            —¿No estáis nerviosos? —les preguntó a sus amigos y ellos negaron con la cabeza.
            —Vamos a hacer felices a las fans y a darles de qué hablar —le contestó ChangMin.
            —Además, tampoco es para tanto —dijo KyuHyun—. No sé cuántas veces me he vestido ya de mujer, la primera vez choca un poco, pero luego ya te acostumbras a ponerte la peluca y los tacones.
            —Yo espero sinceramente no tener que volver a hacer esto… —murmuró.
            —No va a ser para tanto —MinHo le puso una mano en el hombro—, no van a ser ni siquiera tres minutos en el escenario, así que pasará rápido.
            —Eso espero.

            Mientras hablaban, le habían ido acomodando la peluca castaña sobre la cabeza, poniéndole algunas horquillas para que no se le moviera demasiado y echándole mil y un productos para que se quedara natural. Cuando la mujer acabó y pudo mirarse al espejo casi se echa a llorar porque si no se fijaba en el cuerpo, parecía realmente una mujer.

            —Buff, ¡qué calor hace allí arriba todavía! —dijo ChanYeol entrando a la sala como una exhalación, abanicándose con la mano y quitándose el sudor con un pañuelo. Sin embargo, aunque parecía que iba a decir algo más, se quedó sin palabras al verlos a los cuatro—. ¿Hyungs?
            —Ahora mismo noonas, dentro de un cuarto de hora volveremos a ser hyungs —lo corrigió ChangMin.
            —Vamos a hacernos fotos, que mis hyungs querían recuerdos de este momento —dijo KyuHyun y los otros dos estuvieron de acuerdo—. ¿Vienes JunMyeon?
            —No, aún tengo que ponerme los zapatos.
            —Sé rápido, que ya mismo subimos al escenario.
            —Sí, no tardaré mucho —les contestó mientras se agachaba y metía los pies en los zapatos, le quedaban un poco grandes, pero si se apretaba las tiras bien no sería ningún problema.
            —¿Te ayudo? —le preguntó ChanYeol, yendo hacia él—. Así no te arrugarás el vestido.
            —Está bien —el chico se agachó frente a él y le colocó el zapato del pie izquierdo primero, apretando bien para que no le saliera volando.
            —Me siento como la Cenicienta cuando el Príncipe le pone el zapato —comentó, riéndose por haber dicho aquella tontería.
            —Si quieres que sea tu príncipe no tienes más que decirlo —le insinuó ChanYeol terminando de abrocharle el otro zapato y recorriendo con sus manos su pierna hacia arriba.
            —Hey —se quejó el mayor, apartándoselas cuando esta quiso subir más allá de su rodilla—. Las manos donde yo pueda verlas, señorito, nada de sobar.
            —Está bien, está bien —se levantó del suelo y le tendió la mano para ayudar a levantarlo.

            JunMyeon agradeció el gesto y la tomó. Al levantarse se tambaleó un poco, no es que los tacones fuesen muy altos, pero todavía no se había acostumbrado a ellos del todo. Se despidió de su dongsaeng y salió de la habitación, rumbo al escenario. Si las cuentas no le fallaban, en aquel momento debían de estar actuando F(x) y después iría la colaboración de KyungSoo con las chicas, por lo que aún le quedaba un poco de tiempo hasta que le tocase salir, pero no se fiaba de correr por todo el backstage con los tacones, así que prefería estar allí antes por lo que pasase.

            Al llegar al lugar desde el cual le habían asignado que debía salir, JunMyeon vio cómo KyungSoo bajaba del escenario después su actuación. Krystal, Amber y Luna lo miraron con los ojos como platos al pasar por delante de él, pero tuvieron la decencia de no decirle nada y pasar de largo después de sonreírle; sin embargo, KyungSoo sí que se detuvo a hablar con él.

            —¿JunMyeon? —preguntó. El líder podía ver en su rostro la sorpresa y la incredulidad que le había provocado verlo vestido de mujer.
            —Sí, soy yo —le respondió.
            —Wow, hyung —murmuró con una sonrisa y los ojos ligeramente más grandes que lo normal—. No sé qué decir.
            —No digas nada y pasa de largo —lo aconsejó—, ya he tenido bastante con las burlas de los demás.

            KyungSoo ensanchó su sonrisa y pasó junto a él, sin embargo, en contra de lo que JunMyeon creía que haría, el chico se pegó bastante a su cuerpo y le susurró al oído.

            —Estás para comerte —y con una de sus manos le agarró fuertemente el trasero unos segundos antes de retirarse.
            —Pero, ¿qué narices les pasa a estos niños hoy? —preguntó a la nada, malhumorado, a la vez que la música volvía a sonar.

            Key y Tiffany ocupaban en aquel momento el escenario, haciendo vibrar a las fans con su actuación y que a JunMyeon se le olvidara momentáneamente que tenía que salir a bailar en unos pocos minutos, vestido de mujer. Lo recordó inconvenientemente cuando Key bajó del escenario y dijo un "no puedo esperar a ver a MinHo". En ese momento, JunMyeon se dio cuenta de que se le había olvidado por completo la coreografía.

            —No, mierda... ¿Cuál era el primer movimiento que tenía que hacer? —intentó repasar la canción en su mente y visualizar los movimientos mientras sus sunbaes EunHyuk y DongHae presentaban Motorcycle.
            —¿Quieres que te ayude con los pasos? —escuchó decir detrás suyo a YiXing, así que se giró—. Parece que tienes algunos problemillas.
            —No me acuerdo de nada y tengo que salir ya.
            —No te preocupes —YiXing se acercó a él y comenzó a guiarlo en sus movimientos para que fueran más parecidos a los de una mujer, pero JunMyeon sabía que una vez subiera allí arriba todo el esfuerzo que estaba haciendo el chico seria en vano—. Para —le dijo de pronto cuando estaba agachado—. Tienes que hacerlo así —YiXing colocó una mano en su espalda baja para inclinarlo un poco más, luego, lo hizo estirar un poco más la pierna derecha, tocándosela desde el principio de la abertura de la falda hasta el tobillo—. Esa es la posición.

            JunMyeon le iba a decir algo, pero no supo si era "gracias por la ayuda" o "deja de sobar" porque en aquel momento llegaron ChangMin y la persona del staff encargada en decirles cuando tenían que salir para indicarles que ya les tocaba a ellos comenzar su actuación.

            "Mierda, mierda" pensó una y otra vez.

            Su corazón galopaba en su pecho mientras subía los escalones que llevaban al escenario y, cuando ante si vio a la marea de gente, todos gritando al ver sus atuendos, quiso salir corriendo a esconderse, pero no podía, lo habían visto y seguro que ya le habían miles echado fotos, así que tenía que ser fuerte y seguir adelante. Una vez la música empezó y comenzó a bailar, JunMyeon estableció su piloto automático e hizo todo lo que pudo sobre el escenario. Quizás se equivocó en algunos pasos y quizás la peluca le fuera bastante molesta, pero el chico tenía la mente en blanco en ese momento y después de bajar del escenario no recordaba absolutamente nada de lo que había ocurrido allí arriba.

            Se adentró al backstage, siguiendo a KyuHyun y a ChangMin, que eran los que habían procurado salir del escenario más rápidamente, cuando se encontró con dos personas que no quería encontrarse por nada del mundo. Durante todos los años que se conocían, JunMyeon había hecho un poco de sangre con que LuHan y BaekHyun tenían cara de chica y estarían bastante bien con una peluca, de hecho, los había animado en varias ocasiones a que se pusieran una. Por eso, sabía que aquellos dos chicos iban a vengarse de él, antes de verles siquiera las expresiones en sus rostros.

            —Hyung… —comenzó BaekHyun, pero JunMyeon lo cortó.
            —Lo siento, chicos, no tengo tiempo tengo que cambiarme para nuestra actuación —quiso pasar de largo, pero LuHan lo agarró por el brazo y lo dejó clavado en el suelo.
            —No, no, no —le dijo—, tienes que quedarte unos momentos con nosotros.
            —Exacto —coincidió BaekHyun—. Han sido muchos años de “pareces una chica” y ahora tú lo pareces más que nosotros.
            —¿Qué queréis de mí? —les preguntó, haciendo aegyo para intentar que lo dejaran libre mucho antes.
            —Una disculpa —comenzó el chino.
            —Y un reconocimiento de que tú eres más mujer que nosotros —siguió el otro.
            —Muy bien, os pido disculpas sinceramente y también os juro que no volveré a decir que parecéis chicas —dijo—, lo otro no sé cómo hacerlo.
            —¿Qué podríamos pedirle? —se preguntó BaekHyun—. Tengo novia, así que no puede ser nada demasiado fuerte…
            —Sí, algo que…
            —Chicos —los cortó de nuevo—. Siento molestaros de nuevo pero lo que sea que penséis lo haré en casa, ahora de verdad tengo que ir a cambiarme o tendré que salir así a bailar Let Out the Beast.

            En el momento en que lo dijo se tapó la boca con las manos porque les había dado una gran y vergonzosa idea a aquellas dos maléficas mentes, así que, antes de que reaccionaran completamente salió corriendo por los pasillos, agarrándose los bajos del vestido para no tropezar. Unos segundos después, vio por el rabillo del ojo que los dos chicos lo seguían para poner en marcha aquella maldita idea. Tenía que llegar rápidamente a la sala en la que se encontraba su ropa, tenía que encerrarse allí para cambiarse antes de que lo alcanzaran, pero con los tacones estaba perdiendo la ventaja que había adquirido al comenzar a correr antes que ellos.

            JunMyeon vio su salvación cuando se topó de golpe con MinSeok, que salía de una de las salas. Se colocó tras él, escondiéndose y utilizándolo como escudo a la vez, dejándolo sumamente confuso.

            —Por favor ayúdame, sólo tú puedes ayudarme —le dijo.
            —¿Qué pasa?
            —BaekHyun y LuHan me persiguen —contó rápidamente—, quieren que haga nuestra presentación vestido de esta forma.
            —Te ayudo, pero con una condición.
            —¿Qué condición?
            —Dame un beso.
            —Los que quieras —JunMyeon se acercó a él desde atrás, donde se encontraba y le plantó un sonoro beso en la mejilla—. Cuento contigo —dijo marchándose en el instante en el que los otros dos aparecían en el pasillo.

            JunMyeon volvió a correr por los pasillos, aunque ahora con la certeza de que no lo seguían, para poder cambiarse de ropa lo más rápido posible y volver a ser él, Kim JunMyeon, el líder respetable de EXO. Entró a la sala en la que se encontraba la ropa que tenía que ponerse para la actuación que le tocaba después y vio a JongIn tirado en el sofá jugando con su móvil. Sin embargo, este, al escuchar el ruido de la puerta dejó el teléfono y se giró, al verlo, abrió los ojos como platos, demasiado sorprendido incluso para hablar.

            El recién llegado aprovechó aquello para comenzar a quitarse la peluca, intentando no arrancarse su precioso pelo recién tintado de rubio de nuevo porque habían empezado a notársele las raíces negras debajo. Acabó despeinado, pero al menos ya no llevaba la peluca, así que se sentó y se quitó los tacones, dejándolos desperdigados por cualquier lugar para luego intentar hacer lo mismo con el vestido. No obstante, este pareció estar poco cooperativo, porque la cremallera del top se le había quedado atascada en una pluma y no bajaba.

            JunMyeon suspiró frustrado porque tendría que pedirle ayuda a JongIn para desvestirse, pero ni siquiera pudo decir una palabra porque ya tenía al chico detrás de sí, bajándole la cremallera cuidadosamente, rozando toda su espalda al hacerlo aunque el mayor estaba completamente seguro de que para lo que estaba haciendo no tenía la necesidad de tocarlo de aquella manera, hasta que la bajó del todo.

            —Gracias JongIn —le dijo.
            —No es nada —le contestó—. Si quieres puedo ayudarte a quitarte otras cosas —susurró seductoramente en su oído.
            —No, fuera, fuera —JunMyeon se giró rápidamente y comenzó a empujar al chico para que se alejara de él—. ya he tenido suficiente de vuestras tonterías por hoy, fuera de aquí.

            Terminó de empujar a JongIn fuera de la habitación y luego cerró la puerta, echándole el pestillo luego para que nadie más pudiera molestarlo mientras terminaba de cambiarse.

            Unos minutos después, Kim JunMyeon por fin había vuelto a ser él, ya no tenía aquella ropa ni aquel maquillaje, ya no llevaba la peluca ni los tacones. Respiró aliviado porque por fin todo había acabado. Aprovechando que aún le quedaba un poco de tiempo antes de volver a salir, esta vez como parte de EXO, el líder buscó su móvil en la sala que le había sido asignada a su grupo y cuando lo encontró se sorprendió al ver un mensaje de una persona que no esperaba.

            —YiFan… —murmuró, abriendo la aplicación y poniendo una expresión enfadada al leer el mensaje—. Iros a la mierda todos, yo no me vuelvo a vestir de mujer en mi vida.

            JunMyeon se fue de la sala maldiciendo una y otra vez, mientras en la pantalla de su teléfono todavía se podía leer “You’re Pretty :)”.







Notas finales: sí, esto es random incluso para mí, *se tira por el puente más cercano*. No, y ahora en serio, no me ha gustado mucho el resultado, cuando empecé a escribirlo iba a ser otra cosa, pero como siempre, los personajes hacen lo que les da la gana y no puedo controlarlos.
Ahora las notas serias:
—Creds por la fancam del principio a KPOPlive_SMTOW9.
—Creds por la foto del principio a Made in Heaven, fansite de SuHo.
—Sé que en los backstage hay 20.000 personas por metro cuadrado y que nunca están solos en ninguna parte, pero si ponía que había gente alrededor se me chafaban la mitad de las cosas.



martes, 19 de agosto de 2014

Sex, Sex, Sex

Título: Sex, Sex, Sex
Pareja: TaoHun / SeTao (Tao x SeHun) (EXO)
Clasificación: NC–17
Género: smut, romance
Número de palabras: 3.529 palabras
Resumen: Tao nunca dejará que SeHun tome el mando de sus relaciones sexuales… A no ser que el menor le demuestre que puede dominarlo.
Advertencias: sexo y vocabulario vulgar.
Comentario de autora: básicamente no sé a qué viene esto, quiero decir, un rato estaba tranquilamente estudiando y al siguiente me había puesto a escribir esto de la nada. Espero que os guste, mis pervertidas.


Sex, Sex, Sex


            SeHun se tapaba la boca con el dorso de su propia mano, mordiéndola incluso, a veces, intentando que los gemidos que pugnaban en su garganta no escaparan de sus labios, mientras movía la parte inferior de su cuerpo hacia delante y atrás, queriendo sentir más contacto de aquella lengua juguetona y aquellos labios que sabían dónde, cómo y cuándo apretar su miembro para hacerlo sentirse en la gloria. Su espalda estaba contra la pared de azulejos y sus manos intentaban agarrarse a esta para así sujetarse, ya que sus piernas no podrían aguantar su peso por mucho más tiempo.

            —Tao… —murmuró débilmente—. Tao… —un gemido breve se abrió paso por su garganta.

            Estaba a punto de llegar, SeHun lo notaba y quería decírselo al otro para que se alejara rápidamente. Llevaba algunos minutos retrasándolo, pero ya no podía más. Una de sus manos viajó al pelo plateado de Tao para retirarlo, pero este se aferró a sus caderas e introdujo su miembro más hondo en su boca, haciendo que la punta casi rozara contra el final de la cavidad. SeHun volvió a gemir, tapándose la boca con la otra mano, mordiendo sus dedos y sintiendo cómo el orgasmo se abría paso desde su interior, nublándole levemente los sentidos.

            La primera oleada de semen fue tragada diligentemente por el mayor, las siguientes fueron a parar a su rostro sin que ninguno de los dos pudiera o quisiera hacer nada por evitarlo. SeHun sintió cómo sus piernas flaqueaban y no pudo hacer más que resbalarse por la pared hasta caer sentado en el pequeño plato de ducha, dónde Tao se encontraba todavía de rodillas. Con la vista empañada por el placer, vio su semen en el rostro de este y se movió todo lo rápido que pudo para quedar de rodillas junto a él y llevar sus manos a sus mejillas, pero el otro se las sujetó para que no las utilizara.

            —No —le dijo—. Con tu lengua.

            SeHun tragó saliva. No le gustaba besarlo después de que lo hubiera masturbado con su boca porque el sabor salado de su propio ser no le era agradable. Tampoco le gustaba tener que hacérselo a Tao, pero de vez en cuando, si el mayor se lo pedía no se negaba, y ahora le estaba pidiendo que le retirara su semilla del rostro con su lengua. Quiso negarse, pero la mirada gatuna del mayor fija en él, no lo dejó pensar con claridad y lo único que pudo hacer fue acercar su boca a su rostro y comenzar a retirar todo rastro del placer que lo había embargado unos momentos antes.

            Las manos de Tao se dirigieron a su espalda baja mientras SeHun hacía este trabajo para acercar más sus cuerpos, haciendo que este notara su miembro erecto contra su vientre. Iba a tener que satisfacerlo, lo sabía, porque Tao no iba a quedarse de aquella manera, pero la única forma de hacerlo era imposible de realizar aquella noche. El menor retiró el último rastro de semen de la nariz del otro y se alejó un poco para mirarlo. En ese momento, notó cómo las manos viajaban a su trasero y lo apretaban, jugando con este.

            —Hoy no, Tao —murmuró.
            —¿Por qué no? —le preguntó desconcertado.
            —Mañana tenemos concierto.
            —Estás acostumbrado —sonrió Tao—, así que no te voy a hacer daño.

            Y como siempre, SeHun no pudo decir que no.

            Sus manos contra la resbaladiza pared de azulejos, al igual que su torso y su mejilla izquierda. Tao rodeaba con sus brazos su cintura y jugaba con su miembro mientras lo penetraba una y otra vez. No tenía la inclinación adecuada para rozar su próstata y hacerlo ver las estrellas, pero simplemente la fricción de su recto lo estaba matando de un dolor placentero. El mayor lo hizo pegarse un poco más a la pared y así encontró su próstata, golpeándola con su miembro una y otra vez.

            Los dos eran un mar de gemidos que ya no podían ser ahogados. El sexo les había hecho enloquecer y que les diera igual ser escuchados por los compañeros que dormían en la habitación contigua del hotel. El placentero orgasmo le llegó antes a Tao, que se corrió en su interior, provocando su orgasmo después. El mayor se retiró, dejándose caer contra su espalda mordisqueando la piel de su hombro mientras el semen se le escurría por las piernas lentamente.

            —Eres lo mejor que me ha  pasado en la vida —escuchó SeHun aunque había sido un susurro contra su piel.
            —¿Mucho más que debutar? —preguntó, intentando normalizar su respiración.
            —Más o menos igual, porque si no hubiera debutado en el mismo grupo que tú, ahora no estaríamos aquí haciendo esto —respondió Tao, haciéndole sonreír.


            A SeHun le gustaba bromear con los miembros de su grupo ahora que les había cogido la confianza a todos, también le gustaba mucho molestarlos y hacerlos rabiar porque simplemente ahora podía. Ya no lo solían tratar como a un niño al que había que cuidar y proteger, habían visto que podía valerse por sí mismo y también habían comprobado que ya no era tan servicial como al principio y que ahora, incluso, era bastante caprichoso. Todos cedían ante sus encantos, todos menos uno: Tao.

            El chico no sabía por qué, pero cuando el mayor estaba a su lado no podía decirle que no a nada. Eran pareja y eso tenía parte de la explicación, pero Tao le negaba las cosas que no quería hacer, así que él no sabía por qué tenía aquella debilidad. Quizás era porque estaba enamorado, pero ya lo estuvo durante la secundaria y se negaba a algunas cosas, por eso no entendía lo que le pasaba con Tao.

            Hacía tiempo que quería cambiar los roles durante sus relaciones sexuales, su miembro le pedía a gritos cada vez que Tao lo penetraba poder internarse en el cuerpo del otro tal y como este se internaba en el suyo, hacerlo gemir cuando lo sintiera en lo más profundo de su ser, pero cuando llegaba el momento, simplemente no podía decir no y dejaba que fuera el mayor quien lo dominara.



            SeHun caminaba por el back stage del escenario. Estaban en mitad del ensayo en Wuhan y Tao hacía su solo en el escenario, moviéndose como un profesional, haciendo aquellos movimientos de Wushu que tanto había practicado y que lo hacían ver tan masculino. La canción terminó y tras esta, en el concierto de la noche debía de aparecer un vídeo mientras los técnicos arreglaban las cosas para la siguiente actuación: el solo de Kai, en el ensayo simplemente estos comenzaron a arreglar las cosas sin el vídeo y Tao bajó del escenario bebiendo de una botella de agua y pasándose una toalla por la cara para retirarse el sudor.

            El chico caminó hasta el lugar en el que se encontraba su novio para felicitarlo por lo bien que lo había hecho, pero cuando casi estaba por llegar, vio cómo Tao hablaba con Kai. Durante unos momentos, se quedó paralizado, sin saber qué hacer. Ambos eran sus amigos, así que no había problema en que se acercara y les diera un susto o algo por el estilo, pero cuando estaba a punto de hacerlo, unas palabras llegaron a sus oídos y se quedó completamente quieto, escondido entre las sombras.

            —Anoche os escuché —dijo Kai—. Sois muy poco silenciosos.
            —¿Te despertamos?
            —¿Tú que crees? —ironizó—. Vuestra ducha da directamente al cabecero de mi cama.
            —Siento no haberte dejado dormir —Tao le giñó un ojo.
            —Ya… Esto me lo tenéis que compensar.
            —Claro que sí —el mayor echó a andar, pero Kai lo detuvo, agarrándolo por un brazo.
            —Hay algo que quiero saber.
            —Pregunta.
            —SeHun se movía algo incómodo durante todos los bailes, sobre todo cuando tenía que hacer movimientos algo bruscos —dijo.
            —¿Dónde quieres ir a parar?
            —¿Él es quien recibe siempre?
            —Sí.
            —Sabes que eso le puede afectar al baile, más cuando estamos en mitad de la gira.
            —A mí también me afectaría si fuera yo quien recibiera.
            —Pero SeHun es más amigo mío que tú y me preocupo más por él —dijo Kai—. ¿Por qué no os turnáis? Así no os afectará tanto.
            —Sé que SeHun quiere cambiar algunas veces —confesó Tao—. Pero no es capaz de decirlo, de imponerse a mi voluntad y de empotrarme contra la pared —Kai hizo un gesto de asco porque tampoco necesitaba tantos detalles—, en el momento en el que se imponga, dejaré que sea él quien tome las riendas, mientras, su culito respingón es todo lo que mi polla necesita para estar satisfecha.

            Tras decir esto, dejando a Kai con una expresión extraña en su rostro, Tao se alejó del lugar, caminando por suerte para SeHun en la dirección contraria a la que se encontraba. El chico, después de escuchar toda la conversación, estaba un poco confuso. Tao también quería intercambiar los roles de vez en cuando, pero no se iba a dejar hasta que la voluntad de SeHun fuera lo suficientemente fuerte para imponerse a la suya. Se mordió el labio inferior y luego pasó su lengua por este, intentando mitigar el daño infligido por sus dientes. Tenía que ser fuerte para dominar a Tao, tenía que dejar atrás sus dudas y sus vacilaciones y empotrarlo de una vez contra la pared.



            Tao acababa de bajar del escenario, estaba sudoroso, su respiración entrecortada y eso hizo que SeHun sintiera un pinchazo en su entrepierna, como cada vez que lo veía de esa forma. (Se podía pensar que SeHun debía estar caliente a todas horas porque Tao generalmente se pasaba casi veinte horas al día de aquella forma y la realidad no era más que esa). Tao tenía que cambiarse rápidamente mientras el VCR aparecía en las pantallas y luego le tenían que retocar el maquillaje para después correr hasta el escenario.

            SeHun lo felicitó dándole un abrazo antes de que el chico se dirigiera dentro para hacer todo aquello y Tao debió notar el deseo en la mirada del menor, porque nada más separarse corrió para hacer lo que debía lo más rápido posible. Kai ni siquiera había comenzado a realizar su solo cuando el mayor ya se encontraba junto a él, así que SeHun no se esperaba las manos que lo rodearon por la cintura y lo atrajeron hacia un cuerpo demasiado conocido.

            —Tao —suspiró.
            —Quiero hacerlo.
            —No hay tiempo, y además, tenemos que bailar Overdose en menos de cinco minutos —respondió SeHun.
            —Hay tiempo para algo rápido.

            Sin decir una palabra más, Tao lo tomó de la mano y lo llevó un poco más lejos de donde sus otros compañeros se encontraban, escondiéndose entre las sombras para no ser vistos por los miembros del staff e hizo que su espalda se apoyara en la pared para después pegarse a su cuerpo y comenzar a rozar sus entrepiernas incesantemente.

            El VCR había finalizado y Kai comenzaba su solo cuando Tao metió la mano entre sus cuerpos y comenzó a tocar el miembro de SeHun por encima de los pantalones anchos que utilizaban para bailar la canción que estaban promocionando en aquellos momentos, pidiendo con sus ojos, fijos en los del menor que hiciera lo mismo con él. SeHun no pudo negarse a la muda petición y agarró firmemente el pene del otro para masturbarlo como hacía con él.

            La música reverberaba en sus oídos y el rubor había subido a sus mejillas. De nada había servido quitarse el sudor minutos antes porque este comenzaba a ser expelido por los poros de su piel. La mano de Tao era fuego y lo quemaba, su miembro estaba tan duro que dolía y lo único que quería era liberar toda la tensión acumulada. El solo de Kai estaba a punto de terminar y Tao tenía que subir al escenario, así que se afanó en mover su mano rápidamente hasta que notó que el trozo de carne que tenía en sus manos convulsionaba, al igual que el chico frente a él, pero Tao no se dio ningún momento para respirar y, aun cuando los movimientos sobre su pene serán erráticos, hizo a SeHun llegar al orgasmo justo cuando Kai bajaba del escenario.

            SeHun lo vio con sus ojos empañados por el placer tambalearse hasta las escaleras que daban acceso a la plataforma, pero cuando llegó a esta se colocó firme sobre sus pies e inspiró hondo antes de subir. El chico todavía tenía la respiración acelerada y las mejillas ardiendo cuando se acercó a sus compañeros de K para prepararse para salir a bailar. Kai le dirigió una mirada astuta, pero el chico la ignoró, al igual que ignoró el semen que manchaba su bóxer y que le era terriblemente incómodo. SeHun daba gracias al cielo porque el concierto estaba a punto de terminar y no iba a tener que esperar mucho tiempo para quitarse aquella prenda pringosa.



            Había vuelto a casa porque ya no tenían más conciertos hasta pasadas dos semanas. No obstante, tenían otros compromisos, así que EXO no paraba. Llegaban a casa después de estar ensayando casi todo el día o de estar yendo a un lado para otro. A veces, incluso se quedaban despiertos para ver algunos partidos del mundial y apoyar a los diversos países, aunque a Corea más, por supuesto. Por eso, SeHun no había tenido tiempo todavía de poner en práctica la voluntad que había estado desarrollando para dominar a Tao.

            Lo había pensado bastante y quería ser lo suficientemente fuerte para decirle que no cuando el otro le pidiera que se volteara para poder penetrarlo, así que había comenzado con pequeñas cosas, intentando negarse primero a las cosas más nimias para ir acostumbrándose hasta llegar al máximo. Así que, a unos días de su próximo concierto, cuando volvieron a casa más temprano de lo normal y todos se fueron a dormir, cansados, SeHun se quedó con Tao en el sofá viendo una película mala que echaban aquella madrugada.

            No se escuchaba ni un alma dentro ni fuera del piso cuando SeHun se echó sobre Tao, tomándolo totalmente desprevenido, besando sus labios con desesperación y moviendo sus manos por su cuerpo como si estas hubieran sido poseídas. La boca del mayor también se vio invadida por una lengua juguetona cuando la abrió levemente para poder coger aire y lo hizo jadear dentro del beso. SeHun sabía que no se esperaba que tomara el mando de aquella manera, así que, antes de que pudiera comenzar a pensar con claridad, tenía que haber conseguido colocarlo a cuatro patas delante de él.

            Llevó sus manos a la entrepierna de Tao y le bajó los pantalones, tirando también de su bóxer, ayudado levemente por el otro, que levantó su cuerpo inconscientemente para que las prendas salieran mejor. Después, SeHun comenzó a jugar con su miembro, masturbándolo, junto a sus testículos para conseguir rápidamente una erección, a la vez que dejaba los labios del mayor y maltrataba su cuello, sin dejar evidencia para que las fans no empezaran a elucubrar sobre las posibles relaciones que el chico hubiera mantenido.

            Tao era todo gemidos ahogados bajo él, así que sonrió cínicamente cuando su rostro descendió hasta la entrepierna de este y sopló sobre la punta de su erecto miembro, consiguiendo que de esta emanara un poco de líquido y que el cuerpo del mayor se retorciera por el escalofrío que le había provocado. A SeHun no le gustaba masturbar el miembro del mayor con su boca, no le gustaba el sabor que quedaba en su lengua después de hacerlo, pero tenía que hacerlo, tenía que hacer que le suplicara por más, que le pidiera que se la metiera de una vez por todas.

            Lo primero que rozó su lengua fue la punta que segregaba espeso líquido y después, siguió una de las venas hacia abajo, hasta llegar al lugar espesamente poblado de vello, porque Tao, al contrario que él, tenía demasiado pelo por todas partes. Después siguió el contorno de la misma vena hacia arriba y, antes de introducir el miembro en su boca, miró con deseo a Tao y este le devolvió la mirada, pero con un toque suplicante. Volvió a sonreír y, sin dejar de mirar las expresiones de su novio, comenzó a bajar.

            Al principio, el ritmo fue lento y tortuoso, porque quería torturarlo un poco, pero después fue casi frenético. Las manos de Tao habían viajado hasta su pelo y tiraban de este para marcar un ritmo acelerado y para que su miembro se internara más y más en aquella cavidad. Sin embargo, antes de correrse, Tao lo separó de él. su mirada era de puro deseo, de deseo de internarse en SeHun, pero este sostuvo su mirada.

            —Esta vez me toca a mí —le dijo con firmeza y Tao sonrió.
            —Perfecto.

            SeHun no tardó en levantarse del sofá y correr hacia la habitación en busca del lubricante y de los condones. Era la primera vez que penetraba al mayor y quería hacerlo bien para que esto no le supusiera ninguna incomodidad. Cuando volvió al salón, Tao se encontraba a cuatro patas sobre el sofá, completamente receptivo y por un momento, SeHun dudó sobre prepararlo o directamente internarse en su cuerpo porque aquello era completamente excitante.

            Se quitó su ropa y se colocó tras Tao. Echó en su mano una abundante cantidad de lubricante del bote y luego comenzó a jugar con la entrada del mayor, introduciendo primero uno y luego más dedos para crear espacio hasta que estuvo completamente dilatado. En aquel momento, no dudó un segundo en colocarse el condón, echar más lubricante sobre su miembro e internarse en Tao lentamente. Cuando la base de su miembro chocó contra el trasero del mayor no pudo evitar que el gemido que había estado aguantando desde que las paredes de este habían comenzado a apretar su pene escapara de sus labios.

            Se sentía caliente, apretado y palpitante, como su propio miembro y SeHun no pudo esperar mucho tiempo para comenzar a moverse. Sentía que Tao estaba tenso, sentía que podía hacerle daño sino lo hacía lentamente y con cariño. Más que nadie, SeHun sabía lo que dolía una penetración sin la adecuada preparación y sin el tacto suficiente, así que no quería que sufriera demasiado. Sin embargo, todos estos pensamientos dejaron de ser prioritarios cuando el trasero de Tao se movió hacia él buscando más contacto.

            Se agarró a la cintura del mayor y se mordió el labio inferior antes de comenzar a penetrarlo una y otra vez, cada vez más rápidamente. Los dos se deshacían en gemidos que intentaban controlar para no ser escuchados, pero que después de unos momentos, cuando SeHun dio con el ángulo correcto para embestir la próstata de Tao y siguió dando en el mismo sitio una y otra vez hasta que no pudo controlarse más y acabó llegando al orgasmo. En su afán de penetrar al mayor no se había acordado de darle más atenciones a su miembro, pero cuando comenzaba a retirarse de su interior, Tao empezó a contraerse y convulsionarse, lo que le indicó que sí había llegado al orgasmo como él y sonrió.

            Durante unos momentos, se dedicaron a recuperar la respiración y el domino de sí mismos, después limpiaron todo el semen que Tao había dejado escapar sobre el sofá y tiraron todas las pruebas a la basura. El mayor parecía andar con incomodidad, ya que su entrada todavía no había vuelto a su tamaño natural, pero no parecía tener más daño, por lo que SeHun suspiró aliviado, abrazando a su chico antes de que entrara a su habitación, pidiéndole así unos momentos más con él.

            —¿Cómo ha estado? —le preguntó. Tenía dudas de si había hecho lo correcto o no, pero la sonrisa en los labios del otro le dijo que había estado bien antes de que las palabras fueran expulsadas por sus labios.
            —Ha sido genial —le respondió—. ¿Cómo lo has sentido tú?
            —Maravilloso —una sonrisa besó sus labios unos momentos, haciendo que sintiera escalofríos por todo su cuerpo.
            —Entonces habrá que ir rotándose —murmuró Tao—. No sabes cuánto tiempo llevaba deseando esto.

            Le dio otro beso, esta vez un poco más largo y luego se alejó de él, caminando a su habitación, dejando a SeHun en el pasillo, con una sonrisa radiante y una sensación de felicidad que no iba a ser opacada fácilmente porque, por fin, se había impuesto a Tao, por fin había probado lo que era estar en su interior y ya no volvería a ser tan sumiso como hasta entonces porque ahora el mando en sus relaciones sexuales también podía llevarlo él.