Título: I Wish to
Stop the Time (And Go Back to when You Smiled)
Pareja:
ChenYeol (Chen x ChanYeol) (EXO)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, romance, songfic (?)
Número de palabras:
3.486 palabras
Resumen:
ChanYeol está arrepentido por todo lo que hizo y lo único que desea a es
regresar al momento en el que JongDae era feliz.
Notas:
historia escrita para la octava edición de Doce Reyes (12eyes) que tiene como
Rey de una Noche a Chen.
Comentario de Autora: esta
historia está inspirada en las canciones Miracles in December y My Turn to Cry
– EXO; Paradise y Tic Toc – Infinite. Os animo a escucharlas, son preciosas y
ambientan muy bien para el sentimiento que quiero expresar. Espero que os guste ^^
I Wish to Stop the Time
(And Go Back to when You
Smiled)
Hacía un calor agradable dentro de su hogar a pesar de que
fuera hacía un frío invernal. Estaban a finales de Noviembre, así que no era de
extrañar, aunque según las previsiones para las próximas semanas, el frío iba a
aumentar en la ciudad de Seúl. ChanYeol agradecía que su profesión no lo
obligara a salir de casa, ya que los cuadros los pintaba perfectamente en la
habitación que habían destinado para tal fin.
Dejó el
pincel suspendido en el aire unos momentos mientras observaba cómo avanzaba su
última obra. Le habían encargado que pintase un cuadro sobre mitología
occidental al estilo de los autores italianos del cinquecento y él había
elegido el pasaje de la infidelidad de Venus con Marte a Vulcano, así que, una
mujer de cabellos dorados desparramados sobre la almohada le devolvía la mirada
desde el lienzo mientras un hombre se acercaba a la cama con una expresión
lujuriosa.
En ese
momento, el chico tuvo la idea de añadir algunos destellos dorados y plateados
por el cuerpo de ambos personajes para que parecieran dioses, desprendiendo luz
propia. Comenzó a mezclar en su paleta los colores hasta que obtuvo lo que
deseaba, levantó el pincel y, cuando estaba a punto de aplicar el color, sintió
unos brazos abrazándose a su cuello, dejando una bufanda de lana sobre este.
Del susto, casi acabó pintando una raya sobre el cuadro, destrozándolo, pero
controló su mano antes de que rozara el lienzo.
—Feliz
cumpleaños —escuchó decir a la voz de su novio en su oído. Esto tendría que
haber aplacado su creciente furia por casi echar a perder el cuadro en el que
llevaba trabajando desde mediados de Septiembre, pero lo que hizo fue
aumentarla porque algo así lo podría haber hecho cuando él no estuviera
pintando.
—¿Eres idiota? ¡Casi haces que
destroce mi cuadro! —le gritó.
—Yo… Lo siento… —murmuró el otro,
encogiéndose un poco por el grito—. No quería que pasara nada malo, solo darte
una sorpresa con la bufanda… Fui con tu hermana cuando te compró los guantes
que te ha dado esta mañana y yo compré la bufanda compañera.
—Vale,
muchas gracias —dijo bruscamente—. Ahora vete porque tengo que terminar esto.
—Pero he hecho una cena para
celebrar tu cumpleaños —protestó JongDae.
—Más tarde estará fría y…
—Más tarde —volvió a decir. Su chico
asintió lentamente y se fue de la habitación, dejando lo solo, aunque ChanYeol
creyó que escuchó murmurar algo parecido a “JunMyeon
tiene razón”, pero hizo oídos sordos y siguió pintando.
♡♡♡
Park ChanYeol abrió la puerta del bloque de apartamentos en
el que vivía con su novio y entró en él, cerrando rápidamente para que no se
escapara el calor que hacía en el interior y para que no entrara ni una gota
del frío que hacía en el exterior. En el mes de Diciembre había llegado el frío
a la ciudad de Seúl en forma de una ola gélida procedente de Siberia.
El chico
cruzó el hall y se dirigió al ascensor, quitándose los guantes de piel que le
había regalado su hermana por su vigésimo tercer cumpleaños no hacía muchos
días. Cuando entró en el elevador se despojó de la bufanda y se miró en el
espejo que cubría una de las paredes de aquel cubículo. Tenía las mejillas
rojas por el frío y no se sentía la nariz. Esperaba que en casa la calefacción
estuviera encendida y JongDae le hubiera cocinado algo rico y calentito.
El ascensor
se detuvo en su planta y él salió. Atravesó los metros que lo separaban de la
puerta de su apartamento y luego introdujo la clave en el panel para poder
entrar en casa. Nada más poner un pie en el lugar supo que algo no iba bien.
Las luces de la entrada estaban apagadas y ChanYeol tuvo que encenderlas para
poder cruzar el pasillo y dirigirse a las demás dependencias del piso. Llegó al
salón y le dio al interruptor para que la lámpara que colgaba del techo
iluminara la habitación.
En el sillón
más alejado, con la mirada perdida en el mar de luces que se veía por la
ventana, se encontraba su novio. Hacía días que el chico estaba un poco lúgubre
y pensativo, ChanYeol lo había achacado a que él se había pasado las últimas
semanas intentando acabar un cuadro que le habían encargado y no había podido
prestarle la atención que se merecía, pero a partir de aquel momento y hasta
que no le encargaran otra cosa estaría solo para él.
Se acercó al
sillón y se colocó frente a él, dándose cuenta en ese momento de que JongDae
estaba llorando silenciosamente. Llevó una mano a su mejilla, para limpiar sus
lágrimas con sus dedos, pero el otro se apartó bruscamente, como si el roce de
ChanYeol le hubiera provocado una descarga eléctrica nada agradable.
—JongDae
—llamó—. ¿Pasa algo? —durante unos minutos, el chico no respondió, se limitó a
mirarlo fijamente con las lágrimas recorriendo su rostro—. Jong…
—¿Quieres saber qué me pasa? —preguntó,
alzando la voz en cada sílaba—. Sabes perfectamente qué me pasa y aun así te
atreves a preguntarme.
—JongDae…
—¡Pasa que esto no va a ninguna
parte! —gritó el chico, levantándose del sillón—. ¡Para ti yo ya no soy nada
más que un estorbo, alguien a quien no merece la pena prestarle atención!
¡Parezco un objeto más de esta casa!
—Claro que no… —ChanYeol intentó
acercarse, pero el otro no lo dejó, apartándolo con un manotazo.
—¡Encima
te atreves a negarlo! —la mirada de JongDae era penetrante y oscura, a pesar de
la humedad de sus ojos—. ¡Me voy! ¡No puedo soportarlo más! —pasó por el lado
de su chico, en dirección a la puerta del apartamento. ChanYeol alzó la mano
para detenerlo, pero luego lo pensó mejor y la bajó.
—Esto
es por culpa de JunMyeon —murmuró. JongDae se giró rápidamente para encararlo
de nuevo.
—Él no tiene nada que ver con esto —siseó.
—Mientes.
—¡Vete a la mierda, Park ChanYeol! —gritó
JongDae—. ¡Lo nuestro ha terminado!
Diciendo estas palabras, el chico
avanzó por el pasillo y luego cogió su abrigo antes de salir por la puerta. Los
pies de ChanYeol echaron a andar hacia aquel lugar, pero se detuvieron a medio
camino. Si quería dejarlo, que lo hiciera.
—Ya vendrá llorando para que vuelva
con él —dijo para sí mismo, como si estuviera auto-convenciéndose de ese hecho.
JongDae regresaría arrastrándose a él, pidiéndole su perdón, así que no se iba
a rebajar a correr tras él en aquella noche tan fría de primeros de Diciembre.
♡♡♡
ChanYeol
caminó por el salón apartando con sus pies la ropa sucia que se había ido
acumulando en el suelo los anteriores seis días. No tenía ganas de meterla en
el cesto cuando se la quitaba, simplemente la tiraba al suelo, dejando que
cayera donde fuera. Desde que JongDae se había ido no había nadie que le
pusiera pegas por ello ni que la recogiera, así que, ¿por qué iba a molestarse?
Fue hacia la
cocina a prepararse un café, pero al abrir el armario se dio cuenta de que no
le quedaban más vasos limpios. Miró el montón de platos sin lavar que había en
el fregadero y enseguida se le quitaron las ganas del café. Se dirigió entonces
hacia la nevera y cogió el cartón de leche, ignorando que estuviera caducada, y
bebió a morro mientras se dirigía de nuevo al salón y se sentaba en el sillón
en el que había estado su novio justo antes de irse.
En el
momento de la ruptura, ChanYeol hubiera pensado que al día siguiente iba a
tenerlo de nuevo en casa pidiendo perdón, pero ahora veía la posibilidad de que
JongDae no volviera nunca y eso lo aterraba. Llevaban viviendo juntos
prácticamente desde que empezaron la universidad y habían comenzado a salir
poco después. Siete largos años de convivencia en los que habían pasado por
buenos y malos momentos, pero nunca habían sido tan malos como los últimos días
para el chico.
—Te
extraño… JongDae… —murmuró para sí mismo, pensando que si lo repetía una y otra
vez su chico aparecería por la puerta.
ChanYeol había descubierto que no
podía vivir sin él, que lo necesitaba a su lado para poder sobrevivir y no se
había percatado de eso en ningún momento. Dejó el cartón de leche en el suelo,
ya vacío, y se dedicó a mirar por la ventana, con la mirada perdida en los
transeúntes que, vivían sus vidas aceleradamente, ajenos a que él los observaba
buscando a una persona en particular, teniendo la esperanza de que regresara.
♡♡♡
ChanYeol se despertó alarmado por el
sonido de su despertador. Rápidamente lo apagó porque aquella canción, aunque
le gustaba, era demasiado ruidosa por las mañanas. Se levantó de la cama y se
preparó para ir a la universidad. Había elegido Arte finalmente, aunque también
había estado pensando en elegir Música, pero su imposibilidad para hacer la
escala musical cantando lo había decantado por la otra carrera. Lavándose los
dientes mientras tomaba todo lo que necesitaba para aquel día el chico sintió
que aquel iba a ser un gran día.
La universidad era siempre un
hervidero. Chicos y chicas jóvenes, aunque también algunos más mayores, iban de
un lado a otro del campus y ChanYeol siempre se veía arrastrado por esta masa.
Se dirigía hacia la biblioteca para tomar algunos libros que le harían falta
para sacar apuntes cuando escuchó gritar su nombre entre la multitud.
Rápidamente se giró, viendo a su mejor amigo agitando su mano para que lo
viera.
Ir a la biblioteca enseguida pasó a
un segundo plano y el chico se dirigió hacia su amigo, aunque a mitad de camino
se dio cuenta de que este no estaba solo, sino que lo acompañaba un chico de
mirada risueña y sonrisa felina.
—Buenas, Baek —saludó al llegar a su altura.
—Hey,
Yeol —le respondió—. Te presento a JongDae —le señaló al chico que iba con él—. Es nuevo en la ciudad, así que habrá
que enseñarle cada rincón.
—Encantado,
soy ChanYeol —se presentó, dirigiéndole al nuevo una sonrisa enorme plagada de
dientes y el chico se la devolvió, aunque fue una más tímida y cálida.
ChanYeol se
despertó de golpe. Había soñado con el primer día que vio JongDae, de nuevo.
Hacía varios días que le pasaba lo mismo y se despertaba sobresaltado por el
sueño. No podía estar tranquilo ni dormido ni despierto ya que cuando abría sus
ojos, le parecía ver a su chico en todos los lugares de la casa, a veces
sonriendo, otras veces llorando, como la última vez que lo vio.
El corazón
del chico se encogió de dolor. Quería que volviese con él, que lo abrazase por
las noches y lo consolase cuando no encontraba comprador para sus pinturas.
Necesitaba a JongDae para conservar la poca cordura que aún le quedaba. Sin
poder retenerla más, una lágrima cayó por su mejilla y a esta le siguieron
otras más, no había llorado desde que murió su abuela, se había prometido no
llorar más, pero lo echaba tanto de menos.
♡♡♡
ChanYeol se
había levantado aquel día pulcro y no quería que el lugar en el que vivía
siguiera siendo una pocilga. Comenzó recogiendo la ropa del suelo y metiéndola
luego en la lavadora por colores, como su madre le había enseñado cuando se
había ido a vivir solo. Después comenzó a limpiar la suciedad de dos semanas,
lavó los platos sucios y fue a tirar las bolsas de basura que había acumulado.
A medida que la lavadora iba acabando con una tanda de ropa la iba tendiendo
para que se secara y metía otra para que se lavase.
Al final de
la mañana, el chico consiguió que el lugar pareciese al menos habitable. Sin
más que hacer y sin ganas de pintar nada que no fuera un lienzo en negro
completamente, como sus sentimientos, se sentó en el sillón y comenzó a mirar a
la gente pasar. Tan ensimismado estaba en eso, que casi no escuchó cómo la
puerta del apartamento se abría y algunos pasos que atravesaban el pasillo. Con
el corazón en un puño, se giró esperanzado al ver a JongDae entrando al salón.
El recién
llegado apenas había puesto un pie en el interior cuando ChanYeol ya estaba
levantado y caminaba con decisión hacia él, abrazándolo fuertemente contra su
pecho segundos después. JongDae se dejó abrazar, pero no se lo devolvió, por lo
que el otro se separó, mirándolo a los ojos, pidiendo una explicación.
—Solo
he venido a recoger mi ropa y mis cosas —anunció.
—No… Por favor… —murmuró, su corazón
rompiéndose en pedazos—. No te vayas, quédate conmigo. Prometo que cambiaré,
pasaré más tiempo contigo, te cuidaré… Por favor, no te vayas…
A pesar de que le suplicó, JongDae
no mostró signos de ablandarse y querer volver con él, y ChanYeol se preguntó
cuándo se había acabado su amor por él para que ni siquiera sintiera pena al
verlo de aquel modo.
Sumido en sus pensamientos
depresivos, observó cómo JongDae sacaba toda su ropa de los cajones, del
armario y la metía en un par de maletas y en cajas, al igual que hacía con sus
demás pertenencias, todo lo que había ido atesorando en sus siete años juntos.
Cuando acabó el proceso y comenzó a bajar todo, ChanYeol se acercó a ayudarlo,
pero este no lo dejó y, con la última caja en sus brazos, se despidió de él
para siempre.
—Viviré feliz —prometió—. Encuentra
a alguien a quien hacer feliz y que te quiera.
La puerta se cerró y por ella salió
su primer y único amor sin que pudiera detenerlo. Las lágrimas recorrían sus
mejillas mientras se preguntaba cuándo su relación se había convertido en una
rutina, cuándo JongDae había dejado de sonreír por él, cuándo lo había
descuidado tanto y por qué lo había hecho cuando estaba perdidamente enamorado
de él. ChanYeol no encontró un momento exacto porque desde hacía años no veía
una sonrisa sincera en los labios de su, ahora confirmado, ex novio. Cerró sus
manos en puños y golpeó la pared antes de dejarse resbalar por ella y caer al
suelo llorando sin consuelo.
“Ojalá pudiera cambiar el pasado” pensó,
“ojalá pudiera regresar a los momentos en
los que él era feliz y no cometer los mismo errores”.
♡♡♡
Había recibido
un encargo el día anterior, tenía que pintarle a un empresario rico un retrato
que luego seguramente colgaría en su despacho para alardear de su poder, pero
el lienzo seguía en blanco delante de él. Hacía menos de una semana que JongDae
se había ido para siempre de su vida y no podía concentrarse en nada. Se pasaba
los días y las noches llorando, no cogía las llamadas preocupadas de su madre,
de su hermana, ni siquiera respondía a las de BaekHyun, simplemente se hundía
más y más en su miseria. Quiso rechazar la oferta de hacer el retrato, pero en
un momento de lucidez recordó que necesitaba dinero para vivir aunque lo único
que quisiera hacer fuera abrir la ventana y dejarse caer desde el duodécimo
piso.
Con un
suspiro, mojó el pincel en uno de los colores de la paleta sin fijarse mucho y
comenzó a pintar, dejando su mente volar al hacerlo. Solo volvió en sí cuando
se dio cuenta de que a quien estaba pintando no era al empresario de la foto que
había colocado en una de las esquinas del lienzo, sino que estaba dibujando a
JongDae. Se levantó del taburete, dispuesto a tirarlo o romperlo en mil
pedazos, pero un sentimiento de nostalgia se lo impidió y se sentó de nuevo
para seguir pintando.
Al final del
día había acabado su retrato, pero cuando lo miró, aunque era JongDae, no había
captado su esencia, lo que le hacía ser la persona de la que ChanYeol estaba
enamorado. Gritó frustrado y tiró el lienzo al suelo. No podía seguir así,
JongDae había pasado página, JongDae se había ido y él iba a hacer lo mismo.
♡♡♡
La noche se
convirtió en su día y las discotecas en su segunda casa. Primero fue BaekHyun,
luego LuHan y más tarde JongIn; todos pasaron por su cama y no compartieron más
que un par de noches a lo sumo. ChanYeol quería olvidar el tacto de JongDae en
su piel, el olor de su pelo, el sonido de su voz; quería olvidarse de todo lo
que tuviera que ver con él, dejar de estar enamorado.
La bebida lo
ayudó, al igual que el sexo, pero solo tenían una duración determinada y sus
efectos cada vez se pasaban más rápido. Una vez que ChanYeol volvía al mundo
real, no podía parar de llorar porque sabía que estaba echando su vida a perder
porque no podía dejar de amarlo. Lo dejó todo y de nuevo volvió a esconderse en
su casa, asustado de sí mismo.
♡♡♡
Esa noche
hacían seis meses desde que JongDae lo había dejado y ChanYeol estaba demasiado
susceptible. Cogió un botellín de cerveza de su nevera y se asomó al balcón de
su habitación, había escuchado por la tele que habría un eclipse total de luna
y no quería perdérselo porque su madre le había dicho una vez que los eclipses
totales tenían poderes mágicos.
Hacía años
que no creía en la magia, desde que había dejado de esperar que le llegara la
carta de admisión en Hogwarts, pero necesitaba magia, o un milagro, para poder
dejar de pensar en JongDae. Apoyó los codos en la barandilla de hierro forjado
y miró al cielo, quedándose embobado durante todo el tiempo que la luna tardó
en ser cubierta por el otro cuerpo celeste. Un halo de luz plateada brilló en
torno a la oscuridad reinante en el cielo y ChanYeol pidió su deseo.
“Quiero volver al pasado, regresar al
momento en el que JongDae era feliz y detener el tiempo para no hacerlo sufrir
de nuevo”.
El chico
observó cómo la luna iba apareciendo de nuevo en el firmamento poco a poco
hasta que minutos después brillaba con toda su fuerza. ChanYeol terminó de
beberse la botella de cerveza pensando que era un estúpido por pedirle un deseo
al eclipse y se fue a dormir.
♡♡♡
ChanYeol se
despertó alarmado por el sonido de su despertador. Rápidamente lo apagó porque
aquella canción, aunque le gustaba, era demasiado ruidosa por las mañanas. Se
levantó de la cama y miró extrañado su teléfono móvil, hacía años que había
tirado aquella antigualla. Se dirigió al calendario y abrió los ojos como
platos al ver el día que era.
—8
de Abril de 2012 —murmuró, recordando en ese momento que aquel fue el día en
que BaekHyun le presentó a JongDae—. ¿Qué significa esto?
¿Había viajado al pasado? No había
otra explicación para que se encontrara en aquel día. El chico se miró en el
espejo y se vio a sí mismo con siete años menos, cuando recién empezaba la
universidad. ¿Cómo había podido volver al pasado? ¿Y para qué?
Una luz se encendió en su cabeza. Le
había pedido al eclipse volver al tiempo en el que JongDae era feliz y este lo
había devuelto al día en que lo conoció, lo que significaba que después de
conocerlo, JongDae no volvió a ser feliz. ChanYeol se mordió el labio inferior,
conteniendo las ganas de llorar. Si él no hubiera aparecido en su vida, JongDae
jamás habría sufrido, así que tomó una decisión. Cuando BaekHyun lo llamara, no
se giraría y seguiría su camino hacia la biblioteca.
Si la felicidad de JongDae
significaba que ChanYeol no se cruzara en su vida, haría todo lo posible por no
hacerlo, porque no quería que volviera a sufrir y llorar por él.
Notas finales:
—Os
dejo los enlaces a las canciones con sus respectivas traducciones.
—Y
perdón por hacer esto tan corto, pero con los exámenes apenas he podido ponerme
a escribir.