viernes, 22 de febrero de 2013

EXO Ficha de Personajes


EXO Ficha de Personajes

















Xi Lu Han.
Fecha de Nacimiento: 20-Abril-1990.
Lugar de Nacimiento: Haidian, Beijing, China.
Estatura: 178cm.
Grupo Sanguíneo: O.
Signo Zodiacal: Aries.
Símbolo: Círculos.













Poder: Telequinesis.
Apodos: Honey, Xiao Lu y LuLu.
Personalidad: Es muy juguetón y tiene gran curiosidad. A veces actúa como un niño. Es simpático e inteligente.
Tiene vértigo (miedo a las alturas).

Credits: @EXOPlanetSpain


Credits: @EXOPlanetSpain

EXO


Capítulo 18
Teleportation



   -¿Qué?- dijo YiXing y colocó sus manos sobre mi pecho para empujarme lejos de él, pero yo no me alejé mucho y le mordí la mandíbula- no… para…- giró su cara y dejó expuesto su cuello para mí, así que no dudé en enterrar mis labios en él- Kevin…- mordí su cuello- ahh… no… para…- me alejó de su cuerpo bruscamente- basta, eso es algo serio…- dijo con la respiración entrecortada.
   -Lay…- murmuré y sentí cómo su cuerpo se destensaba- Lay…- me volví a colocar sobre su cuerpo sin ninguna preocupación y a dejarle besos y mordiscos por el cuello y por cada pedazo de piel que dejaba expuesto su camiseta.
   -No… mmm… ahh…- lo escuchaba suspirar mientras tocaba su piel.

   Mis manos se colaron bajo su camiseta y la alzaron, dejándola a la altura de los pezones, que comencé a morder y a lamer, arrancándole todavía más gemidos que antes. Mis manos se deslizaron por su torso, tocando, palpando, hasta llegar a la parte baja, donde un par de manos me detuvieron. Alcé mi cabeza, dejando mi trabajo con sus pezones, y lo miré. YiXing estaba muy sonrojado, respiraba entrecortadamente y sus ojos estaban nublados por el placer, pero tenía el ceño fruncido.

   -Kevin…- susurró- yo… ¿por qué… haces… esto…?
   -Porque quiero…- me volví a inclinar sobre él y lamí su torso de arriba abajo antes de que me volviera a separar.
   -No…- dijo muy seriamente- eso no… no es… una respuesta…
   -¿Qué respuesta quieres para que te toque?
   -Una… coherente para dejar que… me toques…- susurró.
   -Te deseo…

   No sé si mi respuesta lo convenció, pero cuando volví a inclinarme sobre él, para, esta vez, morderle la clavícula, no me detuvo, así que seguí con lo mío. Acabé por retirarle la camiseta que tanto me molestaba, sacándosela por los brazos sin objeción, es más, tuve un poco de su ayuda. Acaricié todo su cuerpo de nuevo, ahora descubierto y volvió a gemir. Me separé un poco de él y me quité mi camiseta, para luego tumbarme sobre él, rozando nuestros cuerpos desnudos, mientras él me envolvía con sus piernas y sus brazos se abrazaban a mi cuello. Tomé sus labios de nuevo, de una manera demandante y casi demente, pero me gustaban demasiado como para dejarlos escapar.

   Notaba la tensión en mis partes bajas, pero todavía era algo soportable, aunque dejó de serlo en el momento en el que un pequeño movimiento de nuestros cuerpos, hizo que nuestros miembros se rozaran. En aquel momento todo se nubló para mí y la poca racionalidad que tuviera, se esfumó. Le bajé los pantalones a YiXing, quitándole por el camino también sus boxers y dejado su miembro semi-erecto al descubierto, él al darse cuenta de que estaba desnudo, profirió un quejido, pero no le di ninguna importancia y comencé a toquetear su pene y a masajear y apretar sus testículos, haciendo que ahora gimiera.

   YiXing se corrió para mí poco después, dejándome con ganas de más, por lo que mientras él se recuperaba, yo me quité lo que me quedaba de ropa, liberando al fin mi palpitante miembro. Me tumbé de nuevo sobre su cuerpo, sintiendo un escalofrío al contacto con este y llevé un dedo hacia su entrada, rozándola. Él se tensó y alejó mi mano del lugar.

   -No- murmuró- no la metas…- lo miré y lo besé, intentando de nuevo introducir el dedo, pero me volvió a parar- no… no… no…- se alejó de mí.
   -No me puedes dejar así- dije.
   -Haré lo que quieras… pero no me la metas- casi suplicó y algo se removió en mí, así que dejé de tocar ese lugar y me alejé.
   -¿Por qué no quieres?- pregunté.
   -Soy estudiante de Medicina- contestó- sé todo lo que puede acarrear el sexo entre hombres y sin protección…
   -Está bien…- susurré- entonces… chúpamela…

   Él asintió y me apoyó contra la pared, después, comenzó a besarme el cuello, luego bajando por mi pecho, hasta mi torso, dejando un reguero de saliva por allí por donde pasaba, excitándome de sobremanera con eso, aunque no sabía muy bien el por qué. En cuanto llegó a la zona baja de mi cuerpo, un escalofrío me recorrió la columna vertebral.

   Sentí su respiración contra mi pene y cuando se lo metió en aquella excitante cavidad, dejé escapar de mis labios el primer gemido. YiXing se separó de mí y subió a mis labios, para volver a besarme, utilizando su lengua de una manera que me hacía presagiar un gran placer en breves, en otra zona de mi cuerpo. Bajó, y de nuevo, volvió a meterse mi miembro en su boca, jugando con su lengua y haciéndome sentir en el paraíso. Los gemidos comenzaron a salir de mi boca sin que yo pudiera detenerlos, tampoco en esos momentos me importaba demasiado retenerlos. Me corrí sin poder evitarlo y sin poder avisar, pero él pareció advertirlo sin que yo dijera nada y se sacó mi miembro, segundos antes.

   Dejé caer mi cabeza contra la pared, exhausto, respirando entrecortadamente y con los ojos entrecerrados por el placer. Sentí, como algo más que el semen salía de mi cuerpo, algo más que no llegué a identificar. Noté, luego a YiXing haciendo un camino de besos y lamidas por todo mi torso, hasta llegar a mis labios, que capturó de nuevo, esta vez de una manera muy suave. Después, se sentó sobre mí y me abrazó, apoyando su cabeza en mi hombro para quedarse dormido.

-oooOOOooo-

   Me desperté cuando sentí que el frío invadía mi cuerpo. Entreabrí los ojos y pude distinguir la silueta de Kevin, sobre mí, echándome las mantas por encima. Cuando se dio cuenta de que estaba despierto, se inclinó y me dio un pequeño beso en los labios, antes de retirarse. Pero yo no lo dejé irse y lo agarré de la muñeca.

   -Kevin…- susurré.
   -Duerme…
   -Quédate conmigo…- pedí- por favor- lo escuché resoplar, pero se sentó de nuevo en la cama- entra- retiré las sábanas y le hice hueco, él entró en la cama y se tumbó a mi lado- abrázame… Kris…- y él lo hizo.

-oooOOOooo-

   Le expliqué a JunMyeon hyung qué era lo que le pasaba más o menos y a KyungSoo, a él sólo le hicimos creer que no pasaba nada, que había sido un efecto extraño o algo así. No quedó muy convencido, pero al final, con unas cuantas palabras del otro, pareció dejarlo correr.

  Al acabar el turno nos despedimos, no sin antes pedirle el teléfono a JunMyeon, para poder estar en contacto si algo pasaba, y luego, ellos dos siguieron un camino distinto al mío, ya que yo me dirigía a casa, en busca de mi tarta de chocolate, que no había podido comer y para aclarar con Kevin qué coño pasaba.

   Llegué a casa y lo primero que hice fue dirigirme a la cocina, corté un pedazo de tarta y comencé a llenar mi vacío estómago. Después de saciarme y dejar la tarta tan pequeña, que ya no volvería nunca a ser lo que era, salí de aquel lugar y me extrañé al ver el piso tan en silencio, no siendo todavía de noche, porque eran las seis de la tarde.

   Me encaminé a mi habitación, al fondo del pasillo, y cuando pasaba por la puerta de la de YiXing, esta se abrió con una lentitud infinita, y de ella salió Kevin, en calzoncillos y con el resto de su ropa en las manos. Abrí mis ojos desmesuradamente y casi grito, pero él me silenció tapándome la boca con su mano, que noté pegajosa y me aparté rápidamente, mientras él cerraba la puerta cuidadosamente.

   -¿Ya ha pasado lo que tenía que pasar?- pregunté con sorna y Kevin me miró mal- no me mires así, te admiro, te has contenido mucho.
   -Tao…- me advirtió.
   -Está bien, está bien… sólo una pregunta- dije mientras él echaba a andar hacia su cuarto.
   -Di- abrió la puerta de su cuarto y dejó caer su ropa a algún lugar, después se giró hacia mí.
   -Él es Lay, ¿no?- Kevin asintió- entonces no hay ningún problema- y en ese momento, me cerró la puerta en las narices.

-oooOOOooo-

   Cuando me volví a despertar, los rayos del sol ya se colaban por mi ventana. Abrí los ojos y me giré en la cama para ver cómo ésta, estaba vacía. Suspiré y llevé mis manos a mi cabeza. ¿Cómo había dejado que aquello pasara? Estábamos hablando de lo que él sabía, de nombres y en ese momento, sentí que si no me tocaba, no estaría bien, pero, ¿cómo lo miraría ahora a la cara? Bueno, fue él el que empezó, así que es él quien tiene que disculparse por todo y… pero… yo no quería que se disculpara… yo quería que me volviera a tocar… llegar más allá y que me volviera a susurrar que me deseaba…

   Pero, ¿en qué estaba pensando? Ambos somos hombres, heterosexuales y no debimos haber hecho eso.

   Me levanté de la cama, me vestí con cualquier cosa y me metí corriendo en el baño para darme una ducha, me sentía pringoso y encima, tendría que cambiar las sábanas. Mientras echaba el agua en la bañera, me percaté de una cosa y me miré fijamente en el espejo, para después, casi gritar. Tenía un montón de pequeñas marcas por mi clavícula, llevé mis dedos hacia ellas y suspiré, menos mal que era invierno y que no iba a llevar camisetas con mucho escote.

   Me metí en el agua y cuando me quité todo lo pringoso, salí, más relajado y calmado. Recogí y salí del baño. Nada más abrir la puerta, me encontré con Kevin pasando por el pasillo. Mi corazón comenzó a latir rápidamente y descubrí, que si eso me pasaba, acababa de dejar de ser heterosexual. Mi cuerpo comenzó a temblar cuando fijó su mirada en mí y con un movimiento de cabeza, me saludó, para después, volver a echar a andar.

   Me quedé parado en donde estaba, sin hacer nada, durante un segundo, pero luego, no sé ni cómo pude hacerlo, me acerqué a él, lo paré y me alcé de puntillas para rozar mis labios con los suyos durante unos segundos, después, me retiré, sintiendo cómo me ardía la cara.

   -Buenos días- susurré y me fui a mi habitación corriendo.

-oooOOOooo-

   Había pasado todo el fin de semana con los nervios a flor de piel. Mis padres me habían llamado y me habían dicho, que como me quedara alguna asignatura, me fuera olvidando de volver para el siguiente curso. No estaría nada preocupado, si en vez de haberme pasado los últimos tiempos en la calle de marcha, hubiera estado estudiando.

   Estuve rezando. Yo, rezando, que era agnóstico, y todo para que aprobara y nadie me alejara de SeHun y LuHan, y de mis recientes nuevas adquisiciones de amigos. Le di la lata a mi compañero de habitación y el Lunes por la mañana, ya estaba insoportable, incluso yo reconocía que estaba insoportable.

   Estaba esperando a que BaekHyun saliera del baño para poder ir los dos a la facultad, cuando sentí algo extraño, como un escalofrío recorrer mi cuerpo y después algo así como ingravidez, para luego estar normal y encontrarme con mi compañero, mirándome extraño.

   -JongIn…- susurró- tú…- no sé qué dijo después, porque parpadeé y sentí de nuevo esa sensación, y cuando volví a parpadear, lo tenía sentado junto a mí, sobre mi cama- no puede ser- lo escuché murmurar.
   -¿Qué pasa, BaekHyun?- pregunté sin entender. Me estaba asustando un poco, y no ayudaba que él me mirara así.
   -Eres uno de los nuestros…






Midnight Circus


Midnihgt Circus


    Aburrida, estaba más que aburrida de la fiesta aquella a la que mis amigas me habían llevado. Era una chica alegre y simpática, que agradaba a todo el mundo, pero de verdad, ése día no tenía ni la más mínima gana de salir de marcha. Se lo hice saber a ellas, pero son más pesadas que una vaca en brazos y, al final, porque me dolía la cabeza de escucharlas y tenía ya la visión borrosa con tanto aegyo y puchero, accedí a salir. Pero cómo nadie me dijo nada de la vuelta, aproveché para, a la media hora de estar allí, decirle a TaeYeon, la “más sensata”, que me volvía a casa y que pasaba de la fiesta.

   Caminé por las calles de Seúl, que a esas horas de la noche eran un hervidero de gente que venía y que iba de un lado para otro, pero en vez de dirigirme a mi apartamento, como dije, caminé hacia otro lugar, hacia el río Han. No sabía que me había atraído hacia allí, pero era un lugar tranquilo por el que pasear un poco y aclarar mis ideas, un rodeo un poco más largo no me iba a hacer daño, y además, conociéndolas como las conocía, mis amigas no iban a volver hasta la madrugada.

   Me cogí bien la falda del vestido corto que llevaba y me senté en aquel lugar. Cerré mis ojos y dejé que la ciudad me envolviera mientras pensaba en todo. Pensaba en mis estudios, en aquel chico que amaba y que me dejó tirada por su mejor amigo, en mis locas amigas, en mi familia, bueno, en realidad, pensé en toda mi vida en general mientras estaba en aquel lugar. Sólo desperté de mi ensoñación, cuando noté una mano en mi hombro, sobresaltándome.

   Me levanté corriendo del suelo y me giré para encontrarme cara a cara con un niño. Bueno, un niño no. Era un chico, joven, con cara infantil, debía de ser adolescente. Me miraba cómo preocupado o algo así, con su cabeza inclinada y una media sonrisa en su rostro.

   -¿Estás bien?- preguntó.
   -Sí- le dije, no sabía a qué venía aquella pregunta.
   -Oh, bueno- llevó una de sus manos a su cabeza, avergonzado- es que salí a tirar la basura… y te vi ahí… y bueno… pensé que te había pasado… algo… no sé… yo… lo siento…- acabó bajando su cabeza, parecía incapaz de mirarme a los ojos, sonreí levemente.
   -No pasa nada, no te disculpes- le dije y me acerqué a él para revolverle el cabello- eres muy mono por preocuparte por mí, pequeño.
   -Yo no soy pequeño, tú eres menor que yo…- dijo haciendo un puchero.
   -¿Qué te apuestas a qué no?- dije con una gran sonrisa y él alzó su cabeza.
   -No tengo dinero…- murmuró él, todo inocente.
   -Era una forma de hablar…- contesté- ¿edad?
   -18- yo tenía razón, era un pequeño inocente- ¿y tú?
   -A una dama no se le pregunta la edad- le di un pellizco en la nariz y él luego se quejó- pero por ser tan mono te la diré…- me acerqué un poco más- pero es un secreto…- él asintió, dispuesto a guardarme el secreto y sonreí- tengo 2150 años- me alejé de él para ver su reacción, tenía los ojos abiertos como platos- ¿a qué no los aparento?- comenté divertida.
   -¿Me estás tomando el pelo?- preguntó haciendo un puchero.
   -Jajaja, sí, lo siento, pequeño- dije juntando mis palmas un momento- en realidad tengo 24- sus ojos volvieron a abrirse como platos.
   -¿Me sigues tomando el pelo?- preguntó de nuevo y ésta vez negué.
   -No… tengo esa edad… ya estoy vieja… a partir de ahora la ley de la gravedad hará su efecto en mí y en un par de años seré una vieja decrépita- comenté poniendo un puchero.
   -No, qué va- dijo muy convencido- estás muy joven, yo creí que tenías 15 o 16 años- sonreí y le hice aegyo, vi cómo tragó saliva, pero luego sonrió- mi hermano mayor, JinKi tiene tu edad y él sí que parece ya un viejo decrépito- comenzó a reír tapándose la boca con la mano y yo sonreí.
   -Y… ¿cómo te llamas tú?- le pregunté, me dio la curiosidad, ya que había dicho el nombre de su hermano.
   -Oh, es verdad, no me he presentado… que mal educado soy…
   -Bueno… yo tampoco me he presentado- murmuré, pero él no me escuchó, ya estaba diciendo su nombre.
   -Soy Lee TaeMin- se inclinó exageradamente hacia mí- noona… ¿y tú?
   -Oish, que espanto, no me digas noona, que me hace parecer mayor- bromeé- mi nombre es Lee SoonKyu… aunque las locas de mis amigas me llaman Sunny.
   -Y… ¿cómo puedo llamarte yo?- preguntó tímido.
   -Llámame Sunny, también- lo vi sonreír.
   -Entonces… tú puedes llamarme TaeMinnie… así me dicen mis amigos…- comentó.
   -Capicci amicci- dije y él se quedó un poco pillado- “entendido, amigo” en italiano- él volvió a abrir mucho sus ojos.
   -¿Sabes italiano?- preguntó asombrado.
   -Sé muchas cosas- dije con una sonrisa.
   -Wow…- iba a seguir hablando, pero de repente, su teléfono móvil comenzó a sonar- perdón- descolgó y comenzó a hablar, después, se volvió hacia mí- lo siento- mi madre está preocupada por mí, tengo que regresar.
   -Claro, no importa- dije, era verdad, todavía era un niño.
   -Pero… esto… yo… me gustaría… poder volver a verte…- dijo muy avergonzado y sonreí.
   -Cada vez que quieras- contesté- vendré aquí cada día.

   Y así lo hice. Cada día, iba a aquel lugar del río a pensar, a encontrarme con aquel chico encantador y hablar de una y mil cosas, a veces interesantes, y a veces estupideces que ni sabía cómo se nos ocurrían. Pero poco a poco, ese niño se fue haciendo lentamente un hueco en mi corazón, al principio como conocidos, luego como amigos, y desde una tarde, la tarde en la que me dijo tiernamente “me gustas”, y nos dimos nuestro primer beso, como algo más, como la persona que ocuparía mi corazón y mi vida durante mucho, mucho tiempo, y fui feliz.



jueves, 21 de febrero de 2013

Cuando los Demás No Están


3/3 Surprise


   Estaba flotando en la inconsciencia, en el mundo de los sueños, feliz, sin preocupaciones, en paz y tranquilidad, algo de lo que muy pocas veces podía disfrutar, cuando de repente, comencé a escuchar algunos sonidos. Me removí intranquilo y los sonidos se hicieron más fuertes, más graves, más conocidos. Lentamente fui abriendo mis ojos hasta que descubrí que era Kevin quien hacía esos ruidos. Intenté enfocar mi oído en su voz y me encontré con que decía mi nombre. Bostecé y me incorporé de la cama.

   -Por fin despiertas, bello durmiente- me dijo y yo le sonreí adormilado, ganándome un beso en la mejilla.
   -¿Qué hora es?- pregunté.
   -Son las 9:00- contestó y yo puse un puchero, era temprano para estar levantados en nuestro único día libre, ya que los chicos estaban en el Idol Star Champion- vamos, no seas remolón- me abrazó bajo las axilas y me sacó de la cama en brazos, yo me abracé a él fuertemente con mis piernas, enganchándome como un mono- hoy va a ser un gran día- murmuró y fui cargado hasta el baño. Cuando entramos, me dejó en el suelo y se dispuso a retirarse, pero yo quería mimos, así que lo atraje hacia mí y comencé a besar sus labios lentamente- mmm… mi conejo travieso…- murmuró contra mis labios una vez nos separamos.
   -Quiero mimos- susurré volviéndome a enanchar de un salto a su cuerpo.
   -Y mimos tendrás- contestó divertido, buscando mis labios y besándolos dulcemente.

   Acabamos metidos en la ducha, desnudos, tocándonos a la vez que el agua de la alcachofa nos caía por nuestros cuerpos, haciéndolos resbaladizos. Pero eso tenía arreglo. Atrapé la cintura de Kevin entre mis piernas y él me empotró contra la fría pared de azulejos, y allí, comenzó a penetrarme una y otra vez, hasta que nos corrimos ambos. Me bajé de su cuerpo cuando recuperé las fuerzas en las piernas, y simplemente, me quedé abrazado a él, mientras me pasaba la esponja por mi cuerpo.

   -Te quiero, YiXing- lo escuché murmurar y sonreí.
   -Yo también te quiero- le respondí y noté sus labios sobre mi frente.
   -Y más que me vas a querer- dijo y yo levanté mi rostro para mirarlo sin entender lo que quería decir. Él se encogió de hombros y nos comenzó a enjuagar la espuma y sólo fue cuando acabó, me contestó- ve a tu habitación y ponte ropa para salir.
   -¿Y eso?- pregunté separándome un poco de él para verlo bien, alzando una ceja.
   -Tú hazme caso- contestó- ya lo verás.
   -Está bien- dije después de sospechar durante un rato y me alejé de él tras besar su mejilla.

   Cogí una de las toallas del baño y me envolví en ella para salir hacia mi cuarto. Me sequé y abrí mi armario en busca de algo de ropa para salir. Cuando estuve listo, abrigado y lo más escondido posible para que las fans no me reconocieran, salí del lugar y me encontré a Kevin pegando una nota en la nevera, diciendo que salíamos. Luego, me agarró de la mano y me sacó del apartamento. Caminamos por las calles de la ciudad, sin decirnos ni una palabra, bueno, yo intentaba hablar, intentaba preguntar adónde me llevaba, pero él sólo se limitaba a sonreírme y a seguir andando.

   Cuando tiempo después, Kevin paró de andar, suspiré y miré a mi alrededor, dándome cuenta de que habíamos llegado al cine. Lo miré interrogante, pero él solo se limitó a soltar mi mano y dirigirse hacia la taquilla del cine. Momentos después, regresó con dos entradas que no me dejó ver, me agarró de nuevo de la mano y me llevó a comprar palomitas y bebidas.

   -Kevin…- murmuré y no me dio tiempo a decir nada más.
   -Lo verás enseguida- suspiré y lo seguí por el pasillo que llevaba a las salas del cine y cuando se detuvo delante de una, lo miré sin poder creerme lo que veía- sorpresa.
   -Imposible- dije asombrado- ¿cómo…?
   -Una vez mencionaste que querías ver la película, pero que no tenías con quien ir, así que… aquí estamos- se acercó a mí y me dio un pequeño beso en la mejilla, para después comenzar a andar por la sala, buscando nuestros asientos.
   -A ti no te gustan esta clase de películas- le dije una vez nos habíamos sentado y habíamos dejado lo que habíamos comprado.
   -Pero a ti sí- contestó con una sonrisa que me desarmó por completo en un instante.
   -¿Lo has hecho por mí?- él asintió.
   -¿Por quién más lo tendría que hacer?- preguntó haciéndose el indignado- tú eres mi novio, y por ti, me tragaré tres horas de una película musical- una sonrisa enorme se extendió por mi rostro me abracé a su cuello, feliz- hey, hey, suelta…- dijo divertido, pero yo no lo solté, aprovechando que las luces de la sala se apagaron, comencé a besar sus labios de una manera demandante.
   -Gracias- susurré cuando nos separamos y me giré a ver la pantalla, en la que acababa de salir el título de la película: “Les Miserables”.


Cuando los Demás No Están


2/3 Alone


   Me desperté por la mañana, mirando a un lado y a otro, extrañado porque en la cama de al lado no había nadie. Entrecerré mis ojos y arrugué mi ceño demasiado extrañado, pero luego me acordé y me reí por no haberme dado cuenta antes. Mi compañero de habitación no estaba allí porque se había ido al Idol Star Champion a Seúl. Que tonto, ya no me acordaba.

   Suspiré y me levanté de la cama. Salí de mi habitación y fui al baño, para luego dirigirme al salón, donde escuchaba algunos ruidos. Al llegar me encontré con JongDae sentado en el sofá, viendo una película totalmente ensimismado. No me acerqué a él, sino que directamente fui hacia la cocina, ya que si Kevin no estaba allí con él viendo la película, debía de haber salido a algún lado. Mis sospechas fueron confirmadas cuando encontré una nota pegada a la nevera.

    Chicos, me llevo a YiXing, volveremos cuando volvamos.
Duizhang

   Sonreí. Era un hombre de pocas palabras, sobre todo en lo que se refería a YiXing. Seguro que se habían ido a algún lugar para hacer las cosas que hacían cuando creían que no los escuchábamos. Me dirigí de nuevo al salón y me dispuse a sentarme a ver aquella película con JongDae, pero en cuanto me senté en el sofá, se me lanzó encima como una lapa.

   -Lapa…- murmuré.
   -Te echaba de menos…- dijo.
   -Pero si me viste anoche antes de dormir…- dije divertido.
   -Eso es mucho tiempo- se echó más sobre mí- tendría que haberme colado en tu habitación esta noche y haberte hecho algo malo- sentí sus manos intentando colarse por la parte de arriba de mi pijama y así tocar mi piel, pero lo aparté suavemente- Minnie…- se quejó- quiero hacer cosas malas.
   -Como buen troll que eres…- contesté.
   -Exacto- se recostó de nuevo sobre mí y comenzó a besarme el cuello.
   -Ah… Jong… para…- susurré mientras sentía su lengua, sus dientes y sus labios jugar con la piel de mi cuello, sin dejar marcas que nos pudieran delatar.
   -¿Por qué?- preguntó separándose y mirándome con un puchero- si aquellos dos no van a volver hasta tarde- lo miré a los ojos y luego suspiré.
   -Está bien… pero… déjame saborearte antes…- me incorporé un poco, dejándonos a ambos sentados en el sofá y comencé a atacar su cuello, en el lugar en el que tenía ese hermoso lunar que me volvía loco.

   Lo oía suspirar con su hermosa voz mientras yo me entretenía con él. Nuestras manos se movían por los cuerpos ajenos, tocando, palpando y acariciando cada lugar que encontrábamos. Acabamos desnudos sobre el sofá y yo sobre él, bueno, sentado sobre sus rodillas e inclinado hacia delante, dejando mi boca a la altura de su pene.

   -¿Qué hacer? ¿Qué hacer?- me pregunté intentando ser malvado, como cuando él tomaba el control de la situación.
   -Oh, hyung… venga ya- pidió JongDae, frustrado y yo sólo sonreí de manera inocente, para desesperarlo, para que él sintiera lo mismo que yo.

   Soplé sobre la punta de su pene y él se retorció de placer. Volví a sonreír al ver su reacción, y entonces, le di un lametazo, desde la base a la punta. Lo oí jadear y no me pude resistir más. Comencé a darle lametones a su miembro como si fuera un helado y se me estuviera derritiendo, escuchando sus gemidos de manera cada vez más y más notable. Noté una de sus manos sobre mi cabeza, intentando que me metiera su miembro en mi boca, pero yo sólo seguía con lo que estaba haciendo.

   -Hyung...- dijo muy desesperado- ya… quiero… ya…
   -Pídemelo por favor- dije dejando mi tarea y mirándolo travieso. Él hizo una mueca, molesto, pero eran más las ganas que tenía, que su ego, aunque probablemente estaba cavando mi propia tumba, pero bueno, me estaba gustando esto de devolvérselas.
   -Por favor…- murmuró y yo sonreí justo antes de meterme su miembro en mi boca para comenzar a succionar y morder una y otra vez ese pedazo de carne. Comencé a jugar también con sus testículos y sentí cómo el agarre que tenía en mis cabellos, se volvía mucho más fuerte. Seguí con aquello, hasta que él me separó, jadeante- para…- dijo- ahora… te castigaré…

   Ya me esperaba que hubiera represalias por su parte, así que, simplemente, me dejé hacer. Él se tumbó sobre mí y comenzó a repartir besos sobre mi cuerpo, cada vez más abajo. Se entretuvo jugando con su lengua en mi ombligo y luego, cuando pensé que era el turno de mi pene de disfrutar, él se apartó y me miró pícaro. Me puse en lo peor.

   -¿No me irás a dejar así?- pregunté y él negó con la cabeza, para luego acercarse hasta mi oído y susurrarme de una manera excitante.
   -Quiero que te masturbes para mí…- abrí los ojos como platos ante lo que me dijo.
   -No pienso hacerlo.
   -Tócate, MinSeok… tócate…- volvió a susurrarme, ésta vez jugando con su lengua en mi oreja y mandándome escalofríos por toda la columna- hazlo para mí…

   No sé si fue su voz demandante, si fue el calor de la habitación, si fueron las ganas de estar satisfecho, o si simplemente fue algo que yo también quería hacer, pero mientras él se iba alejando de mí, yo llevé mi mano lentamente hacia mi pene y comencé a tocarme, lentamente, gimiendo con cada roce, mirándolo a los ojos y viendo su deseo por mí. Cada vez más rápido, mi mano viajaba por aquel lugar, y cada vez menos atención ponía a lo que me rodeaba y solo sentía placer. Cegado por éste, lleve mi otra mano hacia mi trasero, y comencé a toquetear mi entrada, metiendo mis dedos por ella y sintiendo doblemente placer.

   -Ahh… Jong… ahh…- comencé a decir su nombre una y otra vez, hasta que de repente, sentí su peso sobre mi cuerpo, sus manos apartando las mías, su miembro entrando en mi interior y sus labios atrapando los míos. Tras las embestidas y su mano agarrando mi pene, ambos acabamos, jadeando.
   -Al final… se me ha… vuelto en contra… castigarte…- murmuró y yo sonreí mientras acariciaba su cabello- eres… demasiado sexy…- reí.
   -Tú también…
   -Lo sé.



miércoles, 20 de febrero de 2013

Cuando los Demás No Están


Cuando los Demás No Están



1/3 Cooking


   Estaba en la sala de ensayo, una de las tantas que tiene las nubes y el cielo como persianas. Me ponía una y otra vez la pista de la nueva canción que estábamos ensayando para nuestro inminente ComeBack y bailaba, con los ojos cerrados, dejándome llevar. De repente, escuché unos pasos entre la música y abrí mis ojos rápidamente, para encontrarme con KyungSoo apoyado en el marco de la puerta, mirándome de manera muy sensual.

   Tragué saliva cuando lo vi avanzar hacia mí, contoneándose de una manera tan provocativa, que me hizo morderme mi labio inferior inconscientemente, con deseo. Cuando lo tuve solo a un par de pasos, me abalancé sobre él y comencé a besarlo, metiendo mi lengua en su boca y saboreándolo completamente cuando comencé a escuchar unos golpes sordos. No le di importancia y seguí besándolo, apretándolo contra mi cuerpo. Otra vez esos golpes sordos que me molestaban, aparté a KyungSoo, cabreado y abrí mis ojos… para encontrarme en mi habitación.

   Maldije por lo bajo. Había sido todo un maldito sueño, un maldito y excitante sueño que me había dejado algo tocado allí abajo. Volví a escuchar los golpes sordos, que resultaron ser golpes en mi puerta y me puse de una mala leche impresionante. Me levanté de la cama y vi a KyungSoo en la suya, despertando, haciendo ruiditos guturales. Esos soniditos que me encantaban. Sacudí mi cabeza al oír otro golpe y fui hacia la puerta. Abrí y me encontré a JunMyeon hyung en el umbral, con una sonrisa en su rostro.

   -Siento molestaros tan temprano- murmuró bajito- pero es que ya tenemos que irnos al Idol Star Champion y queríamos despedirnos.
   -Sí, sí, muy bien- dije mientras bostezaba- pasáoslo bien.
   -Intentaremos ganar algo- escuché decir a ChanYeol.
   -Que sí, que sí…- murmuré volviendo a bostezar.
   -Portaros bien- dijo como una madre JunMyeon hyung- volveremos esta noche.
   -Adiós, hyungs- dije- Hunnie- llamé a mi amigo y él apareció por el pasillo, a su cuello, venía enganchado LuHan.
   -¿Qué quieres?- preguntó mi inocente amigo.
   -Procura no romperte una uña- dije y luego cerré la puerta de la habitación y me dirigí a la cama de KyungSoo.
   -¿Ya se van?- preguntó medio dormido mirando la hora del despertador y sorprendiéndose- es muy temprano…
   -Lo sé- contesté- por eso, tú y yo, vamos a seguir durmiendo- me metí en su cama y lo abracé fuertemente contra mi pecho. Él se dejó hacer y se acomodó.
   -Me gusta la idea- y nos quedamos dormidos.

   Cuando volví a abrir mis ojos, por segunda vez en ese día, noté como mi novio ya no estaba entre mis brazos e hice un puchero. Me hubiera gustado despertarme y poder observarlo dormir unos momentos, pero casi nunca podía hacerlo, él se despertaba antes. Salí de la cama, notando el frío de invierno y me arrastré hasta el baño, después, con los ojos todavía medio pegados, me dirigí a la cocina, donde sabía que estaría él, y no me equivocaba.

   Allí estaba él, de espaldas a mí, cocinando cualquier cosa, mientras cantaba algunas partes de la nueva canción quedamente. Sonreí y me apoyé en el marco de la puerta, mientras él seguía a lo suyo, entonces, se me ocurrió una cosa y mi sonrisa se amplió. Me acerqué lentamente a él, sin hacer ruido, hasta que pasé mis brazos por alrededor de su cintura, abrazándolo lentamente por las espalda, haciendo que diera un respingo asustado, pero luego se relajó al sentir mi barbilla en el hueco entre su cuello y su hombro.

   -Me has asustado, Jonggie…- dijo y yo comencé a repartir besos por su cuello- mmm… Jonggie… ¿qué haces?
   -¿No es obvio?- tracé un camino de besos hasta su oreja y se la mordisqueé, escuchando cómo suspiraba levemente.
   -Ahh… mmm… Jonggie…- noté su mano en mi cara, acariciándome levemente las mejillas y luego a mi mentón, para alzar mi rostro y comenzar a besarme- mmm… ésta posición es muy incómoda…- murmuró y se giró en mis brazos, para luego volver a besarme dulcemente, como él sólo sabía- mucho mejor…- murmuró contra mis labios y yo lo ataqué, besándolo con hambre, moviendo mis manos hacia su trasero y apretándolo fuertemente, mientras mi lengua danzaba en su boca.
   -Quiero hacerte mío…- susurré.
   -Hazme tuyo…- y sin más, lo empotré contra la encimera más cercana, besándolo con hambre, con deseo, con ganas de él, porque hacía demasiado tiempo que no lo tocaba- hey… hey… hey…- murmuró divertido cuando nos separamos para respirar- ¿en mi cocina?- preguntó y yo asentí, besando su cuello, él me separó y me hizo mirarlo a los ojos, aunque los míos se desviaron un poco y acabaron observando sus labios- pero luego limpias tú.
   -Lo que sea…- acabé diciendo y tras ver una sonrisa en sus labios, los volví a atrapar con los míos.

   Sus piernas alrededor de mi cintura, sus brazos sobre mis hombros, sus labios pegados a los míos, los hyungs molestos todo el día fuera… no podía pedir más. La ropa nos comenzó a sobrar y acabó tirada por algún lugar de la cocina, mientras que nosotros acabamos desnudos, acariciándonos la piel. Siempre me había gustado ese contraste que se creaba entre su piel blanca y la mía morena, era simplemente perfecto.

   Le abrí las piernas y comencé a toquetear su entrada con mi dedo ensalivado, para prepararlo mientras sus gemidos eran música en mis oídos. No tardé en dejar mis dedos quietos y pasar a mayores. Cuando lo penetré, él se aferró fuertemente a mi espalda y me clavó las uñas. Gemí de dolor y placer a la vez, al igual que él, y comenzó la danza entre nuestros cuerpos, hasta que ambos llegamos al orgasmo y nos corrimos sin poder evitarlo.

   Su cabeza recargada en mi hombro, su respiración entrecortada. Suspiré al notar cómo se había quedado dormido, pero luego sonreí, siempre le pasaba lo mismo. Lo cargué y lo llevé a nuestra habitación, lo dejé sobre la cama con cuidado para no despertarlo y luego me di una ducha. Al salir, me vestí y me dirigí de nuevo a la cocina, para descubrir, que lo que hubiera estado cocinando antes de que yo lo entretuviera, se había quemado, nuestra ropa por todos lados, y también, que habíamos dejado un poco pringosas algunas partes. Suspiré y me enfrenté a mi destino… limpiar.



Entre los Ciegos, el Tuerto es el Rey


Entre los Ciegos, el Tuerto es el Rey


   Otra vez. Otra vez, él estaba con otro chico a su alrededor, hablando animadamente, sonriendo felizmente, como cuando me sonreía a mí. Ésa era ya la cuarta vez en aquella maldita semana. ¿Por qué lo hacía? ¿Para darme celos? Pues lo estaba consiguiendo. Desde ese puñetero Lunes en el que lo había visto hablar con ese tal YoSeob, tenía unos celos que me carcomían por dentro, porque a mí ya apenas me hacía caso, porque yo había pasado a ser un segundo plano de su vida y yo era su todo, no algo secundario.

   Estaba que echaba humo. Los niños, los animales, y en definitiva, cada ser vivo con el que me cruzaba, salía corriendo al verme con aquella cara de mala hostia que adornaba mi rostro mientras caminaba hacia el lugar en el que estaba él, hablando con su amigo, el tal HyungSeung.

   Llegué hasta ellos, mi novio estaba de espaldas, por lo que no me vio llegar, y se sobresaltó cuando lo abracé por el cuello y lo atraje hacia mí, para darle un beso en los labios, sin dejar de mirar fijamente y desafiante al otro chico, que se encogió un poco y agachó su cabeza. Cuando me separé de sus labios, él me miró molesto.

   -Sabes que no me gusta que hagas eso en público- murmuró.
   -Eres mi novio- le contesté- si quiero, puedo besarte en donde me dé la gana- él se pasó el dorso de la mano por sus labios, con furia, como queriendo quitarse mi beso y lo miré mal.
   -Ya lo he dicho- respondió- no me gusta que me beses en público- se giró hacia su amigo- perdona por esto, hablamos mañana.
   -No importa- dijo el otro- nos vemos- y se fue de allí. Sólo cuando se perdió de nuestra vista, DongWoon me miró, todavía con cara de enfado, aunque el único que podía estar enfadado era yo.
   -Tú y yo tenemos que hablar de esos celos obsesivos tuyos- me dijo y echó a andar.

   Bufé y lo seguí todo el camino de regreso a casa, mirando su nuca como si quisiera atravesarlo, él ni siquiera se dignó a mirar hacia atrás ni una sola vez, para ver si lo seguía o no. Poco después, llegamos al apartamento que compartíamos, él soltó sus cosas en la entrada y se volvió hacia mí. Iba a abrir la boca para hablar, pero no lo dejé, metiéndole mi legua hasta la campanilla, dándole un beso, de los que ya hacía tiempo que no nos dábamos, excitante, húmedo. Cuando me separé, volvió a mirarme mal.

   -¿Qué?- pregunté.
   -Te dije que no volverías a tocarme hasta que esos celos tuyos, contra todo ser vivo que se me acercara no se terminaran- contestó firme- creo que lo dejé bastante claro, ¿no?
   -¿Y si te digo que tengo estos celos porque sólo se acercan a ti, tipos que quieren algo contigo?
   -Ja- rio- ves cosas donde no las hay, querido JunHyun.
   -Eso es porque tú no te das cuenta- repliqué- porque no ves con que ojos te miran ellos.
   -Todo el mundo me mira igual, así que, ya basta- intentó irse, pero no lo dejé, agarrándolo del brazo- suéltame.
   -No.
   -¿Acaso tus celos son porque no confías en mí?
   -¿Qué tonterías estás diciendo DongWoon?
   -Pues no sé, a lo mejor es por eso, porque no te fías de lo que yo pueda hacer, por eso.
   -Venga ya, claro que confío en ti… en quienes no confío es en ellos.
   -Pues quizás… lo mejor sea que rompamos…- sus palabras me dejaron sin aliento- porque yo no puedo aguantar tus celos y tú no puedes aguantar el verme con mis amigos…- agachó su cabeza, pero yo se la alcé.
   -¿Tú quieres eso?- le pregunté mirándolo a los ojos, los tenía vidriosos, estaba a punto de llorar.
   -Yo sólo quiero que dejes tus celos.
   -Entonces no podemos terminar- le dije- porque yo te quiero… y tú me quieres, ¿no?- lo vi esbozar una sonrisa triste.
   -Si esto sigue así… créeme que acabaré odiándote- y dicho esto, se zafó de mi agarré y se fue para algún lugar de la casa, dejándome en la entrada. Salí un momento para tomar el aire y despejarme antes de hacer cualquier locura, y me encontré con la vecina cotilla de enfrente, asomada a su puerta.
   -Métase en sus asuntos, vieja fisgona- le dije y la mujer cerró su puerta rápidamente.

   Después de estar unos momentos en el descansillo de la escalera, y tras haberme calmado un poco, volví a entrar a nuestro apartamento. Busqué a DongWoon y lo encontré en el baño. Se estaba duchando, ajeno a todo, ajeno incluso a mi presencia.

   Tenía que hablar con él, pero no podía hacerlo ahora, bien podría meterme en ese momento en nuestra ducha y básicamente, comérmelo, pero si hacía eso, su decisión de dejarme se habría hecho mucho más firme, y yo no podía dejar que eso pasara, por lo que salí del baño y me dirigí a nuestra habitación, dónde esperé a que terminara su ducha.

   No tuve que esperar mucho cuando el apareció, envolviendo su cadera con una toalla y con el pelo goteándole sobre los hombros. Me miró mal por enésima vez en ese día, y luego, fue hacia el armario para ponerse algo de ropa. Se colocó unos boxers, unos pantalones cortos y una camiseta de manga corta, después, me encaró.

   -¿Qué quieres?- se cruzó de brazos.
   -Sé que mis celos me ciegan- le dije levantándome de la cama y caminé unos pasos hacia él- pero no puedo evitarlo, los celos acompañan al amor.
   -Los tuyos son obsesivos.
   -Porque tú eres perfecto y me gustaría poder tenerte a mi lado para siempre.
   -Eso suena como si me quisieras porque soy un objeto bonito del que no te quieres desprender porque va bien con la decoración de la casa- dijo mosqueado.
   -No quise decir eso- murmuré.
   -¿Entonces qué?
   -Pues... yo quería decir que te amo y no quiero perderte por culpa de mis celos, por lo que intentare dejarlos de lado- cogí aire- intentare dejar de ver a cada persona que se te acerque como una amenaza para nuestra relación- lo vi esbozar una pequeña sonrisa- eso quería decir...
   -Con intentarlo no me vale- murmuró.
   -Al principio lo intentaré... luego supongo que lo conseguiré...
   -Bueno... por ahora... está bien- concedió y me acerqué a él hasta que rocé su cuerpo y lo abracé fuertemente.
   -¿Puedo besarte?- pregunté.
   -Sí.

   Acerqué lentamente mis labios a los suyos hasta que se rozaron y comenzamos con un beso suave, disfrutando del contacto. Cuando nos separamos, nos quedamos con las frentes juntas, mirándonos a los ojos fijamente y respirando el uno sobre el otro. Ambos sonreíamos, y luego, volvimos a besarnos, ahora de una manera mucho más demandante.

   Sus manos se colocaron sobre mis hombros, tironeando del cabello de mi nuca, mientras las mías, se situaban en sus caderas y poco a poco, comencé a subirlas por sus costados, tocando su piel y levantándole lentamente la camiseta que se acababa de colocar.

   Lo fui guiando hacia nuestra cama, sin cortar el beso, ni dejar de tocar su cuerpo con las manos, hasta que ambos caímos sobre la mullida superficie, con él debajo de mí, jadeando levemente. Le alcé la camiseta hasta su pecho y me separé por primera vez de su boca, para poder utilizar la mía en otros menesteres.

   Comencé a toquetear sus pezones mientras que mis labios se dirigían a su cuello y lo besaba, lo mordía y lo succionaba. Lo escuchaba suspirar de una forma poco audible, pero que me estaba excitando poco a poco. Lo miré con deseo y seguí con lo que hacía.

   Poco después, su camiseta me estorbó y se la quité, dejando su torso expuesto ante mí, que comencé a besar. Mientras mis manos se colaban por sus boxers y comenzaba a tocar su miembro arrancándole gemidos, él paseaba las suyas por mi torso alzándome mi camiseta.

   Al final, acabó por sacármela cuando yo ya le había bajado los pantalones y los boxers y lo había dejado completamente desnudo ante mí, provocándome así, un tirón en mi propio miembro, que ya no cabía en la ropa, por la gran excitación que tenía.

   Comencé a tocarlo, de arriba a abajo, masajeando sus testículos, escuchando su dulce voz gemir, cargada de placer, hasta que se corrió en mis manos. Su cuerpo temblaba de una forma deliciosa y sus ojos cargados de placer, me miraban sin mirar.

   Aproveché esos momentos, para levantarme de la cama, quitarme toda la ropa que me quedaba y buscar el lubricante en la mesita de noche. Cuando volví a la cama, él ya estaba más consciente, pero se dejó hacer por mí, como un muñeco de trapo. Le di la vuelta y lo coloqué de rodillas sobre el colchón, dejándome a la vista su entrada. Abrí el bote de lubricante y cogí con mis dedos una gran cantidad, para comenzar a extenderla por aquel lugar, pringándome bien para así, no hacerle daño.

   Dio un respingo cuando notó que mi dedo frío entraba y comenzaba a moverse, pero no le prestó la mayor atención, y poco después, ya estaba gimiendo de nuevo y con su miembro despertando levemente. Introduje el segundo dedo y su cuerpo se tensó. Me eché sobre él y comencé a masturbarlo con mi mano libre mientras daba besos en su nuca y mis dedos se iban moviendo allí dentro, creando espacio poco a poco. Metí entonces, el tercero y lo oí gimotear. Lloraba.

   Intentaba ser lo más dulce posible, pero después de tanto tiempo sin sexo, le tenía que doler como la primera vez que lo hicimos.

   Después de mucho tiempo, volvió a gemir, cuando encontré ese punto en su interior. Embestí allí varias veces con mis dedos y se relajó. Aproveché ese momento, para intercambiar mis dedos por mi miembro y, una y otra vez, entrar y salir de él, sintiendo esa maravillosa presión de sus paredes, y buscando su próstata para hacerlo llegar al éxtasis y que todo aquello le doliera durante el menor tiempo posible.

   En un momento dado, lo agarré por la cintura y le di la vuelta, sin salir de él, provocándome una fricción deliciosa.

   Lo deje sobre la cama y allí comencé a embestirlo, cada vez más rápido y cada vez más fuerte, entrando cada vez más y más hondo en su interior, a la vez que masturbaba su miembro y lo hacía delirar, mientras que él apretaba sus paredes para hacerme a mí enloquecer por la presión que ejercía sobre mi miembro, que entraba y salía de su interior casi por completo con cada embestida que daba.

   Nuestros gemidos inundaron la habitación, hasta que, llegado el orgasmo, acabamos, yo en su interior, y él entre ambos. Salí de él, me tumbé a su lado y me dejé caer. Estaba agotado.

   -Te quiero…- murmuré después de unos momentos, en los que estuve intentando recobrar mi respiración- y te prometo que no volveré a tener más celos.
   -Yo también te quiero…- murmuró él, girándose y mirándome a los ojos fijamente- te quiero…- y salvé la poca distancia que separaba nuestros rostros para darle un beso, justo antes de caer dormido.



martes, 19 de febrero de 2013

LETTERS FOR A STRANGER


LETTERS FOR A STRANGER


2/2


   Estaba nervioso a más no poder, incluso más nervioso que el día que la conocí, cuando por la culpa de correos, casi ni llego a nuestra cita. Pero bueno, todo aquello ya había pasado, y hacía ya un par de meses de eso. Ahora, ahora era tan feliz que casi no cabía en mí.

   Tenía un trabajo, que aunque a veces me matara, me encantaba. Tenía unos amigos, que aunque a veces fueran un poquito cabrones, me querían y yo a ellos. Y lo más importante, tenía una chica a la que amaba con locura.

   Lo mejor de todo era, que mi amor por carta se había acabado, y ahora, ella se había podido mudar a Seúl, su apartamento no era de lujo, pero era lo que se podía permitir con su trabajo de camarera en aquella cafetería en la que nos conocimos. Obviamente, tampoco la podía ver cada día, por eso de las giras, los ComeBacks, mis ensayos extra por mi torpeza, pero me sentía muy bien al saber que ella estaba muy cerca de mí.

   Las cartas, las cartas no las había tirado, las había guardado todas, como un tesoro precioso.

   Bueno, pero a lo que íbamos, ahora todo eso había pasado, y en estos momentos, estaba de pie, en nuestra sala, agarrando la mano de mi chica, bajo la atenta mirada de cuatro personas más, que no podían creerse lo que veían. ¿Qué pasaba, qué no podía tener novia? ¿Acaso era asexual?

    -¿Lo sabe el manager, hyung?- preguntó KiBum tras salir el primero del shock y yo negué con la cabeza y tragué saliva antes de hablar.
    -Quería que primero lo supierais vosotros- contesté.
    -Wow, hyung, enhorabuena- dijo TaeMin levantándose del sofá y viniendo hacia mí para darme un abrazo, que le agradecí enormemente.
    -Esto... si... es genial, hyung- siguió MinHo, y el único que faltaba por darme su opinión, era JongHyun, que se levantó y fue hacia mí.
    -Hablemos, JinKi. 

   Me cogió la otra mano y tiró de mí, dejando a los chicos y a Naye en la sala, y me guio por todo el lugar hasta mi habitación, donde, tras cerrar la puerta me encaró.

    -¿Tú estás seguro de esto?- preguntó y yo asentí con una sonrisa- sabes todo por lo que pase yo, ¿verdad?- volví a asentir, esta vez más serio- y… ¿estás seguro?
    -Sí, Jjong.
    -Bien, entonces yo no soy nadie para decirte nada- se acercó a mí y me abrazó- que seas muy feliz, hyung.
    -Sí. 

   Después de eso, salimos de la habitación y nos dirigimos de nuevo a la sala. Allí, parecía que Naye había caído perfectamente bien, porque hablaba tranquilamente con KiBum mientras que MinHo y TaeMin revoloteaban por allí, diciendo alguna cosa que otra.

   Cuando mi chica me vio, se separó de KiBum y se acercó a mí a la carrera, casi se mete el guarrazo del siglo, pero la sujeté y entonces ella se abrazó a mí fuertemente.

    -¿Algún problema?- murmuró.
    -No... ninguno...- le contesté- sólo que Jjong es muy sobreprotector...
    -Mentira- comentó el pasando por nuestro lado y dirigiéndose junto a los otros.
    -Entonces... ¿todos me aceptan?- me preguntó con sus ojos brillando de emoción.
    -Sí- ella esbozó una gran sonrisa y yo le di un pequeño beso en los labios.
    -Iros a un motel- escuché decir a MinHo, pero pasé de él.
    -¿Sabes que a partir de ahora todo será muy complicado?- le pregunté y ella asintió- ¿superarás todas las pruebas que nos pongan?- volvió a asentir- ¿aguantarás a la prensa, a las fans locas...?
    -Déjame recordarte que yo soy una fan loca- me cortó y le sonreí.
    -Ah, entonces estarás bien...- le di otro beso.
    -Oh, pues si no queréis un motel, iros por lo menos a la habitación- comentó JongHyun.
    -Estáis traumatizando a TaeMinnie- secundó MinHo.
    -Ahrg... me voy a hacer la cena- dijo KiBum pasando de todos.
    -Espérame- grito Jjong mientras salía tras él.
    -Y vosotros a la habitación- ordenó MinHo- que nos hemos dejado el Pro en pausa- sonreí y cogí a Naye de la mano.
    -Entonces nos vamos.

   Y salimos de allí, habiendo dado el primer paso para que nuestra relación fuera aceptada por el resto del mundo. A partir de ese momento vendría lo difícil, pero lo conseguiríamos, juntos, porque habíamos superado muchas cosas, la distancia, y un idioma y cultura diferentes.