Título:
The Chaser
Pareja:
KrisYeol (Kris x ChanYeol) (EXO)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, romance, militar
Número de palabras:
6.584 palabras
Resumen:
“—Tu deber es acercarte a él, ganarte
su confianza y traicionarlo… ¿Podrás hacerlo?
—Por supuesto. He sido entrenado toda
mi vida para ello.”
Notas:
historia escrita para la séptima edición de Doce Reyes (12eyes) que tiene como
Rey de una Noche a ChanYeol.
Comentario de Autora: como
siempre me pasa, he acabado cambiando la historia en el último momento —a diez
días del último día de entrega, de hecho—. Después de lo que ha pasado en la
últimas semanas se me quitaron las ganas de continuar la historia fluff que
estaba preparando y comencé a pensar en esto. Me he dejado demasiadas cosas en
el tintero, pero aun así, espero que os guste aunque sea un poco ^^
La habitación en la que Kris se
encontraba solo disponía de luz natral al amanecer, durante unos pocos minutos
al día, después, quedaba sumido en la más absoluta oscuridad. Ya llevaba en
aquel lugar dos días y estaba comenzando a sentirse claustrofóbico entre
aquellas cuatro paredes. Pero se lo tenía merecido, había realizado un paso en
falso que había descubierto sus verdaderas intenciones y hasta que esa persona
no moviera sus hilos no podría acercarse de nuevo a él.
Inesperadamente, lo echaba de menos
y en la más absoluta oscuridad lo único que quería vislumbrar era su hermosa
sonrisa y sus ojos vivaces. Quería poder estar de nuevo junto a él para
olvidarse de todas sus preocupaciones.
Quizás se había acercado demasiado a
él, más de lo requerido por su misión y quizás había sido por esto por lo que
esta había acabado de aquella manera, con todo lo que eso implicaba; pero a
Kris no le parecía que eso fuera demasiado importante. Los asuntos de Estado
nunca habían sido para él, no obstante, había tenido que suceder todo aquello
para que se diera cuenta de que su vida estaba destinada a realizar otros
menesteres, que su destino estaba unido a él de una forma muy retorcida.
Sin poder evitarlo comenzó a
recordar, en aquella oscuridad, los buenos momentos, intentando encontrar la
luz que lo guiara en su nuevo camino.
○○○
Kris
caminaba por los pasillos de la Academia Militar EXO, había sido llamado para
una nueva misión a aquel lugar. Aunque todavía no sabía en lo que esta
consistía tenía buenos contactos que le habían informado que tenía que ver con
un extranjero que había solicitado el ingreso en aquella academia para aprender
sobre el armamento occidental. Según su informante era parte de la aristocracia
de su país, pero no tenía muchos más datos sobre él, aquel país oriental era
muy celoso con sus fronteras y nada que no les interesase podía salir o entrar
allí, por lo que no había apenas información de este.
La
persona que lo guiaba, repentinamente se detuvo frente a una de las puertas del
pasillo, sacando a Kris de sus pensamientos y le indicó que entrara al lugar,
después, se retiró. El hombre llamó con sus nudillos y tras escuchar la
respuesta de la persona que se encontraba en el interior de la habitación,
ingresó a esta.
Era
un despacho muy bien iluminado, tenía un gran ventanal frente a la puerta y los
rayos del sol lo deslumbraron durante unos segundos hasta que pudo
acostumbrarse a la luminosidad. Una silueta contra la ventana fue lo que más le
llamó la atención, así que se acercó lentamente hasta allí. La figura se giró
hacia él. Era un hombre algo mayor que él, pero mucho más bajo. Su rostro era
amable, pero este escondía una faceta completamente distinta, Kris lo conocía
muy bien.
—SuHo.
—Bienvenido,
Kris —dijo—. Te estaba esperando —se acercó a la mesa de madera de roble y se
sentó en la silla de cuero.
—¿Por
qué me necesitas en la academia? —preguntó el recién llegado yendo al grano,
nunca había sido muy paciente y no le gustaba nada que SuHo mareara la perdiz.
—Un
chico extranjero ha pedido que le enseñemos sobre armamento —sonrió—. Necesito
que te ocupes de él.
—¿De
qué forma?
—Siéntate
—ordenó—, tengo que contarte muchas cosas —Kris retiró la silla que había
frente al escritorio y se sentó allí, esperando a que el otro continuara la
conversación—. Su nombre es Park ChanYeol —comenzó—, es un miembro de la alta
aristocracia de nuestro mayor enemigo en la anterior guerra, de hecho, es el segundo
en la línea de sucesión al trono del país, solo después del hijo del emperador.
—Asuntos
de Estado —murmuró Kris.
—Y
muy delicados, si me permites decirlo —el hombre aspiró hondo—. No estamos
completamente seguros de a qué ha venido a nuestro país ni a esta academia,
pero a los de arriba no les ha gustado nada.
—¿Y
por qué lo habéis dejado inscribirse aquí?
—Las
relaciones diplomáticas son muy complicadas —comentó—, firmamos un tratado de
paz hace veinte años con su país y ahora ellos quieren que le enseñemos
nuestras técnicas de combate a un posible emperador —suspiró—, podríamos
habernos negado, pero eso nos habría arriesgado a un conflicto tal y como están
las cosas con Hanguk.
—¿Sigue
sin saberse lo que ocurre tras sus fronteras? —SuHo asintió.
—Por
este motivo, el chico viene a la academia y no debemos descuidarnos —la
expresión amable que había mantenido en su rostro hasta entonces cambió de
pronto, convirtiéndose en un semblante serio—. Park ChanYeol tendrá muchos
enemigos dentro de estos muros, no podemos permitir que le pase nada grave
estando aquí; pero tengo algunas órdenes que van un poco más allá.
—¿Qué
quiere decir con eso?
—Nuestro
gobernante nos ha pedido que cuando tengamos la oportunidad nos deshagamos de
él.
—¿No
es un poco contradictorio?
—Un
poco, pero debe parecer que nos preocupamos por su bienestar y que aquí está a
salvo de cualquier amenaza, aunque realmente sea todo lo contrario —Kris
asintió—. Tu deber es acercarte a él, ganarte su confianza y traicionarlo…
¿Podrás hacerlo?
—Por
supuesto. He sido entrenado toda mi vida para ello.
○○○
Kris
se dirigió a la habitación que le había sido asignada para su estancia en la
Academia Militar EXO y que compartiría con el chico extranjero, el tal Park
ChanYeol. Tenía que realizar su misión de una forma muy sutil, sin hacer ningún
movimiento en falso o todo se descubriría, así que rezó a los dioses porque el
muchacho no fuera alguien demasiado perspicaz para que su trabajo le fuera más
fácil y acabar cuanto antes con todo aquello.
Kris
tenía ganas de volver a casa, encontrarse con su hermano menor al que llevaba
varios años sin ver y visitar las tumbas de sus padres. Así que, cuanto antes
acabara con la misión antes podría hacer todo lo que deseaba.
Entró
en la habitación que se encontraba completamente a oscuras y tanteó con su mano
derecha el interruptor de la luz hasta que lo encontró y pulsó. La bombilla que
colgaba del techo iluminó la habitación y en ese momento, Kris se dio cuenta de
que no estaba solo. Bajo las mantas de la cama se encontraba un bulto. El
hombre tragó saliva, al parecer ChanYeol ya había llegado a la academia y por
lo que intuía, le habían dado una gran bienvenida.
Inspiró
hondo. Aún no había acabado de pensar en cómo iba a realizar la petición que
SuHo le había hecho cuando ya tenía que tratar con el chico. Lentamente se
acercó a la cama en la que este estaba tumbado y se sentó en ella.
No
sabía cómo comenzar la conversación, generalmente sus trabajos habían
consistido en tratar con gente más mayor, ministros peligrosos para el
Gobierno, burócratas de diferentes Estados, personas que le sacaban al menos
veinte años y que confiaban ciegamente en él solo por mostrarse como una
persona débil. Nunca había tratado con muchachos, con su temperamento no era lo
más adecuado, pero al parecer era la única persona con capacidad para realizar
la misión.
Rememoró
las palabras que SuHo le había dicho en el despacho hacía unas pocas horas e
intentó poner en práctica el único consejo que le había dado.
“A
pesar de ser un chico, es una flor delicada; así que, si alguna vez no sabes
cómo tratarlo para no herirlo, trátalo como si fuera una mujer”.
Kris
alzó su mano para acariciar lo que pudo imaginar que era la cabeza del chico
bajo las mantas, pero se detuvo en seco cuando este asomó parte de su rostro,
retirándose un poco las sábanas, para poder observarlo. Su mirada era clara, de
un color castaño que le recordaba a las hojas que caían al suelo en otoño y sus
ojos estaban levemente hinchados y rojos por haber llorado. De aquella forma
parecía realmente una mujer.
—¿Estás
bien? —murmuró Kris. El chico no contestó, se limitó a mirarlo simplemente—.
Los chicos a veces son muy entusiastas cuando llega alguien nuevo… No te han
hecho daño, ¿verdad?
—¿Quién
eres tú? —preguntó. Su voz era grave, quizás más grave que la del propio Kris,
que se sorprendió bastante al escucharla.
—Perdón
por no presentarme —dijo—. Soy Kris, tu compañero de habitación.
El
chico lentamente fue apareciendo de debajo de las sábanas, descubriendo primero
su rostro. Ojos grandes, boca grande, orejas grandes. Todo parecía ser grande
en él, incluso el tamaño de su cuerpo que, aunque muy delgado, quizás podría
ser de la misma altura que Kris. No se parecía mucho a las personas que conocía
de Hanguk, pero quizás esa era la apariencia de las personas de la realeza.
—Mi
nombre es Park ChanYeol —se presentó—. Espero no causarte problemas —esbozó una
sonrisa, pero esta no le llegó a los ojos, que seguían expresando tristeza.
○○○
Kris
se había pasado las últimas semanas intentando que ninguna persona con malas
intenciones se acercara al chico con el que compartía habitación. Su primer
deber era ganarse su confianza, mostrando que estaba de su lado y que no
dejaría que los demás le hicieran daño alguno. Por eso, era prácticamente la
sombra de ChanYeol.
A
pesar de que él había acabado su instrucción en la Academia Militar EXO hacía
dos años —o quizás tres, no lo recordaba con exactitud—, asistió a las mismas
clases que el otro y a las mismas prácticas. Más de una vez había tenido que
salvarle las espaldas cuando este estaba despistado, pero le sorprendió gratamente
que este, cuando recibía los ataques de frente, sabía defenderse de una forma
extraordinaria.
Aun
así, apenas había tenido tiempo para descansar y agradecía poder alejarse un
poco de aquel chico. No parecía mala persona, de hecho, parecía alguien vivaz pero
parecía que todavía no estaba demasiado cómodo en aquel lugar y su misión era
acercarse a él para luego poder acabar con la amenaza que suponía que siguiera
viviendo.
Kris
se dejó caer contra la pared de ladrillos del muro exterior de la Academia Militar
EXO. Por fin tenía unos momentos de respiro y de tranquilidad… O eso creía.
Cerca de él, comenzó a escuchar unos sollozos y, a pesar de que no era asunto
suyo, no pudo evitar acercarse para ver quién era la persona que lloraba. Se
sorprendió cuando a quien encontró fue a ChanYeol y suspiró antes de acercarse
a él.
—ChanYeol
—susurró. El chico se tensó al escuchar su voz, pero luego se relajó al
reconocerla como la de su compañero de habitación—. ¿Estás bien?
El
chico no le contestó, así que se acercó un poco más a él, tanto, que si
alargaba su mano podría tocar su cabello negro brillante y sedoso. Se detuvo un
segundo antes de hacerlo, indeciso, pero finalmente colocó su mano en el
cabello del chico y lo acarició levemente, intentando consolarlo. Pasó bastante
tiempo escuchando sus sollozos, hasta que estos finalmente acabaron
desapareciendo. ChanYeol se giró lentamente hacia él, con una pequeña sonrisa.
—Gracias
—murmuró—. Sé que estás teniendo muchos problemas por mí y no sé por qué lo
haces, pero quiero agradecértelo.
—Bueno…
Eres mi compañero de habitación —comenzó—, y me caes bien, aunque parece que
soy el único en este lugar al que le caes bien —el chico sonrió más ampliamente.
—Tú
también me caes bien —dijo.
En
ese momento, Kris sintió un nudo en su estómago. Aquel chico había comenzado a
confiar en él, había conseguido una parte de su misión, pero en aquel momento,
le parecía que todo lo que debería hacer a partir de aquel momento no era justo
para él. ChanYeol era un chico muy inocente, alguien que no podría hacer daño a
alguien sin motivo alguno y quizás Kris
pudo haber comenzado a replantearse si la misión que le habían encomendado no
era demasiado.
○○○
Kris
había sido llamado de nuevo al despacho del director de la Academia EXO. No
quería ver a SuHo de nuevo ni quería darle explicaciones sobre cómo iba aquello
que le había mandado, pero no tenía más remedio que hacerlo. Entró sin llamar a
la puerta, esperando encontrarse al hombre mirando por la ventana; sin embargo,
lo que se encontró fue a un viejo conocido.
—Lay
—dijo. El otro se dio la vuelta y le dedicó una sonrisa cínica, muy propia de
él.
—Mucho
tiempo sin verte, Kris —contestó.
—¿Qué
haces aquí?
—Me
han mandado los de arriba para ver cómo van tus avances con Park ChanYeol —dijo
acercándose a él—. Parece que te has ablandado un poco, creía que a estas
alturas ya lo habrías matado. Me esperaba mucho más de El Cazador.
—Ganarme
su confianza, hacer ver a su familia que aquí está a salvo de todas las
intrigas y después matarlo sin levantar sospechas y sin dejar rastro —dijo
Kris—. Es algo bastante complejo como para hacerlo en un mes.
—El
chico es muy simple, si yo fuera tú ya estaría en una fosa común.
—¿Y
qué me aconsejas?
—Va
a haber unas prácticas esta noche —anunció—, pero no serán como las que
nosotros vivimos en la academia, serán algo más parecido a una guerra real.
—¿Qué
quieres decir?
—Habrá
infiltrados entre los alumnos que dispararán balas de verdad —dijo—. Solo
tienes que dejar que una bala se cruce en su camino.
—Entendido
—tras decir aquello, el hombre salió del despacho, dejando solo a su compañero
de armas.
○○○
La
noche era oscura, sin luna que pudiera iluminar su camino. Tendrían que
utilizar linternas, lo que haría mucho más fácil enfocar los puntos vitales y
así acabar con la vida del chico. También suponía que habría otros muertos y
heridos entre los demás estudiantes de la academia, para así justificar la
muerte del chico.
Era
cerca de medianoche, cuando debería comenzar el entrenamiento y Kris se dio
cuenta en ese momento de que ChanYeol estaba despierto, como él. Quizás se olía
que algo iba a ir mal aquella noche, debía tranquilizarlo.
—¿No
puedes dormir? —preguntó.
—No…
Me siento inquieto… —susurró el otro unos segundos después.
—Solo
cierra los ojos y dejar de pensar en cosas que te quiten el sueño.
—¿Tú
por qué no puedes dormir?
—Las
noches sin luna me traen malos recuerdos —confesó sin darse cuenta y, cuando lo
hizo, ya era demasiado tarde.
—¿Pasó
algo una noche sin luna? —preguntó ChanYeol, curioso, sentándose en su cama
para poder ver a Kris.
—Sí…
—murmuró.
—¿Qué
fue lo que…
ChanYeol
no pudo terminar de hacerle su pregunta porque las alarmas comenzaron a sonar y
ambos se levantaron rápidamente de la cama, colocándose los uniformes de
combate.
—¿No
deberían anunciar las prácticas nocturnas para que estuviéramos preparados?
—En
el campo de batalla, lo enemigos no te avisan que van a atacar por la noche
para que te prepares, simplemente atacan.
El
chico asintió, terminando de vestirse y equiparse. En cuanto ambos estuvieron
listos, salieron corriendo de su habitación, atravesando los pasillos en apenas
unos segundos para llegar al patio de la academia, donde comenzaban a llegar
los demás alumnos. Tras pasar lista y que se cercioraran que estaban todos en
el lugar, les explicaron cuáles eran las reglas y les advirtieron de que si no
realizaban bien las prácticas podía sucederles algo malo.
ChanYeol
tembló a su lado al escuchar aquellas palabras, ya que apenas llevaba un mes en
aquel lugar, y a Kris se le cogió un nudo en el estómago. Comenzaba a tener
serias dudas. Quizás no era muy buena idea matarlo en aquellas prácticas, sería
demasiado arriesgado y no se fiaba mucho de Lay… No desde que pasó aquello.
Se
les dio la orden de esconderse ya fuera en el bosque o entre las colinas y que
lo hicieran bien, porque solo tendrían diez minutos antes de que todo
comenzara. Inmediatamente después de recibir la orden, Kris agarró de la mano a
ChanYeol para que no se perdiera entre la multitud y para poder guiarlo hacia
algún lugar en el que no pudieran encontrarlos.
—No
te separes de mí —le dijo.
Corrieron,
separándose de la multitud, buscando el refugio de los árboles y quizás de
algún hueco de unas raíces para así estar más protegidos. Sin embargo, antes de
poder llegar a la linde del bosque, escuchó cómo alguien se acercaba a ellos.
Intentó que su rapidez los alejara de esa persona, pero ChanYeol no podía
seguir aquel ritmo. Cuando Kris se detuvo, el enemigo los había alcanzado y alzaba
su pistola para pegarle al chico con la culata. Lo arrastró más cerca de él,
pero no pudo evitar que se llevara el golpe y finalmente ChanYeol caía
desmayado en sus brazos.
La
otra persona iba encapuchada, pero en ese momento se la echó hacia atrás,
dejando su rostro al descubierto y Kris lo enfocó bien con la linterna,
descubriendo a Lay, que se cubrió los ojos con las manos para no quedar
deslumbrado.
—¿Cómo…?
—No
es una buena idea matar al segundo en la línea de sucesión de un país con el
que no estamos en muy buenos términos en unas prácticas de la academia —dijo—.
Los de arriba están demasiado preocupados por su presencia aquí y quieren
liquidarlo lo más rápido posible, acelerando los acontecimientos. Todo debe
seguir su curso y no acabar así, porque podría provocar una guerra.
—¿Por
qué lo haces?
—No
quiero volver a vivir una guerra… —murmuró—. Despertará en un par de horas
—señaló—, carga con él y llévalo a un lugar seguro —Kris asintió—. Intentad
aguantar hasta el amanecer y… lo siento por el golpe, pero sino se llevaba
alguno, sería muy sospechoso.
—Gracias.
—No
me las des… Tengo que expiar mis pecados…
Tras
decir eso, se colocó de nuevo la capucha y se alejó del lugar corriendo. Kris
lo vio desaparecer y luego miró a ChanYeol, indefenso entre sus brazos. Negó
con la cabeza y alzó al chico, cargándolo como llevaría a una chica, y después
comenzó a correr en dirección al bosque internándose en lo más profundo de
este, escapando de todos los peligros.
○○○
Kris dejó de vagar entre sus
recuerdos cuando escuchó un ruido. Abrió sus ojos y, aunque estaba
completamente oscuro, sabía perfectamente que tras la puerta de la habitación
en la que había sido confinado se encontraba una persona, podía oír su
respiración. Sin embargo, no dio muestra alguna de haber escuchado algo,
simplemente se quedó esperando a que la otra persona hablara y cuando lo hizo,
se llevó una gran sorpresa.
—¿Estás ahí, Kris? —preguntó la voz
de ChanYeol.
—Sí —contestó con la voz ronca. No
haberla utilizado en todos los días que llevaba allí le había pasado factura,
así que carraspeó.
—¿Estás bien?
—Un poco oscuro… Pero no se está mal
—ironizó—. ¿Qué haces aquí?
—Quería saber que estabas bien…
—Ya lo sabes, así que, vete antes de
que te atrapen en este lugar —dijo un poco brusco y pudo imaginar la expresión
que ChanYeol había puesto en su rostro: una de enfado, mezclada con un puchero
porque él hacía lo que quería y no recibía órdenes.
—Sé que no eres un traidor, sé que
no quieres hacerme ningún daño —confesó—. Estoy haciendo todo lo posible para
sacarte de aquí.
—Gracias… —susurró Kris.
—Me voy por ahora… Pero intentaré
venir… —hizo una pausa, como si pensara si decir o no lo siguiente. A Kris se
le encogió el corazón cuando se decidió y lo dijo—. Te quiero.
ChanYeol salió corriendo y Kris
empezó picor en sus ojos y segundos después, las lágrimas humedecían sus
mejillas, trazando caminos salados por estas. No podía seguir con aquello, no
podía intentar traicionarlo de nuevo. Era la primera misión que fallaba en toda
su vida, pero sentía que merecía la pena, incluso aunque finalmente acabara
siendo ejecutado a manos de las personas que realmente protegían a aquel chico
que lo había cambiado tanto.
○○○
Kris
sabía que al día siguiente de la practica en la que el chico debería haber
muerto y no lo hizo tendría consecuencias; así que, cuando se dirigió al
despacho de SuHo tenía un nudo en el estómago que ni la sonrisa encantadora e
increíblemente grande que le había dedicado ChanYeol en gratitud por haber cargado
con él y haberlo protegido de todo la noche anterior fue suficiente para
hacerle perder aquel nudo.
Nunca
había desobedecido una orden, pero aquel chico no se merecía morir, le
recordaba demasiado a él y este tampoco se merecía lo que le pasó. ZiTao, su
compañero de armas, el alegre chico que guardaba sus espaldas y al que Lay no
había sabido proteger cuando él no pudo hacerlo, su mejor amigo y el más leal
de todos. Kris sacudió su cabeza y alejó aquellos pensamientos de su mente, no
era conveniente que comenzara a pensar en ello.
Kris
entró en el despacho de SuHo, encontrándolo sentado de espaldas al ventanal,
que tenía las cortinas echadas. Al hombre le dio muy mala espina que la
estancia estuviera tan oscura cuando al hombre le gustaba la luz del sol, así
que, se preparó para lo peor: que sacara una pistola sin darle tiempo a poder
esconderse y lo matase por no haber cumplido las órdenes.
—¿Dónde
os escondisteis anoche? —fue lo primero que le pregunto. Su voz era fría como
el hielo.
—En
el bosque —respondió sin ser más preciso.
—¿Por
qué no lo llevaste a campo abierto o hacia las colinas?
—El
chico se empeñó en que él sería quien me protegiera aquella noche por todo lo
que yo lo había ayudado y negarme habría sido demasiado sospechoso —contestó.
—Sí...
Lo hubiera sido... —murmuró el hombre.
—¿Quería
verme para esto? —SuHo asintió.
—Y
para advertirte que los de arriba lo quieren muerto antes de que pueda decir
algo de lo que ha visto aquí cuando regrese a casa.
—Entendido.
Kris
salió del despacho. Tenía que hacer algún movimiento, lo que fuera, algo que lo
pusiera en un gran peligro pero que finalmente no le sucediera nada grave. Solo
necesitaba eso por ahora, que pareciera que hacia correctamente su trabajo
antes de que los de arriba decidieran que era hora de acabar con él. Sin
embargo, no tenía nada en mente, no sabía qué era lo que podía hacer para que
todo saliera bien.
Cuando
llegó a la habitación, el chico, que lo esperaba sentado en la cama, se levantó
y fue hacia él. Le había contado que tenía que dar un parte sobre las prácticas
de la noche anterior y luego le había negado el ir con él, alegándole que debía
descansar por el golpe que había recibido en la nuca y que lo había hecho
sangrar durante un buen rato.
—¿Cómo
ha ido? —preguntó.
—Me
han felicitado por haber acabado la práctica, sanos y salvos —comentó—, y
ahora, a descansar.
El
chico protestó un poco, pero luego se metió en su cama, echándose a dormir.
Kris se quitó la camiseta y los pantalones y se introdujo en su propia cama.
Había sido una noche agotadora y solo quería dormir hasta el amanecer del día
siguiente. Estaba por quedarse dormido cuando comenzó a escuchar el rozar de
unas sábanas, unos pasos amortiguados por el suelo y alguien subiendo a su
cama.
Se
mantuvo despierto, pero con los ojos cerrados, esperando tenso lo que ChanYeol
pudiera hacerle. Sin embargo, cuando descubrió sus intenciones y vio que estas
no eran nada peligrosas, no pudo evitar seguir tenso porque no había dormido
con nadie más que con ZiTao y hacía demasiado tiempo que no sentía el calor de
un cuerpo a su lado. Casi sin darse cuenta, fue relajándose y quedándose
dormido.
○○○
Se
convirtió en una costumbre para ambos que ChanYeol se colara en su cama todas
las noches y que Kris lo envolviera entre sus brazos para que este se sintiera
mucho más seguro. Hacía ya demasiado tiempo que en la mente de Kris se había
convertido su misión en una misión que no podía realizar. Al convertirse en la
persona en la que más confiaba el chico, le era imposible traicionarlo, le
recordaba demasiado a ZiTao y el sentimiento de protección para con él era
mucho más fuerte que el de realizar correctamente su trabajo.
Era
la primera vez que El Cazador no acataba las órdenes, pero esta vez le parecía
que lo correcto era no hacer nada contra el chico, algo dentro de él se lo
decía.
—Kris…
—escuchó su nombre salir de la boca de ChanYeol y se giró en redondo hacia él,
ya que estaban andando por los pasillos de la academia.
—Dime.
—He
pedido un permiso para la semana que viene poder visitar mi tierra —confesó—.
Llevo casi medio año aquí y me gustaría ver a mi familia… Los extraño…
—Oh
—aquello lo había pillado por sorpresa, ya que nadie le había informado—. ¿Y
cuándo volverás?
—La
verdad es que… —el chico agachó su cabeza y comenzó a jugar con sus dedos—. Le
hablé a mi familia de todo lo que has estado haciendo por mí y ellos quieren
conocerte para darte personalmente las gracias por todo.
—Yo
no…
—Le
pedí al director SuHo que te dejara venir —dijo rápidamente—, y me dijo que
podías hacerlo, que no había nada que lo impidiera.
Esa
respuesta hizo que Kris se quedara helado. SuHo le había dado una última
oportunidad, si no cumplía con la misión que le había sido encomendada,
acabaría muerto. Miró a ChanYeol, que le sonreía tímidamente y luego miró a la
nada. Tenía que hacer su movimiento lo más rápido posible, antes incluso de que
partieran hacia Hanguk.
—¿Cuándo
partimos? —preguntó. Al chico se le iluminó la cara al escuchar su respuesta y
le dedicó una gran sonrisa.
—Mañana.
“Maldición”.
○○○
A
la mañana siguiente, cuando apenas había amanecido, Kris y ChanYeol salían de
la Academia Militar EXO en dirección a la estación de tren. Allí, tendrían que
tomar el único tren que iba hacia Hanguk, que solo circulaba una vez a la
semana, y luego tendrían un viaje de casi un día hasta llegar a la capital del
país. Los llevaron allí en un coche viejo al que no le quedaba demasiado tiempo
de vida ya que profería unos sonidos que no presagiaban nada bueno. Afortunadamente,
pudieron llegar a tiempo a la estación y coger el tren.
Una
vez subidos a él e instalados en uno de los compartimientos, Kris se permitió
relajarse un poco. Se había pasado en vela toda la noche, quebrándose la cabeza
para poder sacar algo en claro, para poder saber qué iba a hacer una vez
llegara a Hanguk; sin embargo, no había dormido y no había obtenido
absolutamente nada. No quería traicionar a ChanYeol, cada vez que el
pensamiento de hacerlo cruzaba su mente se le formaba un nudo en el estómago.
Era algo que estaba fuera de su alcance, pero si renunciaba ante los altos
cargos, ante SuHo, lo matarían y mandarían a otro para que terminara su trabajo
y no podía permitir que nadie le hiciera daño al chico.
—¿Estás
bien? —le preguntó ChanYeol, sacándolo de sus pensamientos.
—Sí
—contestó.
—Pareces
muy nervioso —comentó.
—Bueno…
Nunca he estado en Hanguk, así que, supongo que será por eso —ChanYeol sonrió.
—No
te preocupes —comentó—. Estaré a tu lado todo el tiempo.
El
chico se acercó a él, sentándose a su lado en el gran sofá que había en el
compartimento, que también poseía una mesa, varias sillas, un armario y una
enorme cama a cuyos pies se encontraba un baúl. Kris lo miró un poco confundido
por su cercanía, pero el chico simplemente le sonrió antes de cruzar la
distancia que separaba sus rostros y besar sus labios durante unos momentos. Al
separarse, una luz iluminaba los ojos del chico de una forma que hizo que el
corazón del hombre diera un vuelco.
—Llevaba
tiempo queriendo hacer esto y me alegra que no te hayas apartado —murmuró—. Voy
a hablar con el interventor —anunció—, quiero saber cuánto tardaremos
exactamente.
Tras
esto, el chico salió del compartimento, dejando solo a Kris en este. No sabía a
qué se debía aquel beso, pero el corazón había comenzado a latirle con
celeridad y su cabeza daba vueltas. Llevaba demasiado tiempo sin sentirse de
aquella forma, desde que ZiTao había muerto y sabía exactamente por qué era. En
aquel momento tuvo muy claro que jamás le haría daño a ChanYeol, aunque sí que
tenía que hacer un movimiento para que ninguno de los dos acabara muriendo.
○○○
Después
del largo día de viaje en tren, este se detuvo en la estación en la que debían
de bajarse y con los primeros rayos de sol, pisaron el suelo del andén. Kris
miró a su alrededor y descubrió a seis hombres, todos ellos uniformados, que en
cuanto vieron a ChanYeol bajarse del tren lo saludaron con una inclinación de
más de noventa grados. Después de eso, uno de ellos se acercó hasta donde ambos
se encontraban y le sonrió al chico antes de comenzar a hablar.
—Bienvenido
a casa —dijo—, le hemos echado mucho de menos.
—Yo
también os echaba de menos —contestó ChanYeol. En ese momento, aquel hombre
reparó en la presencia de Kris y le dedicó una sonrisa algo forzada, intentando
aparentar ser cortés.
—¿Esta
es la persona de la que tanto hablabas en tus cartas? —el chico asintió.
—Su
nombre es Kris —lo presentó.
—Yo
soy Chen, el jefe de la guardia y el encargado de la protección personal de
Park ChanYeol —dijo el hombre frente a él.
En
aquel momento, Kris supo que debía tener mucho cuidado con aquel hombre.
Parecía muy listo, demasiado y también pudo ver por la expresión en su rostro
que era una persona non grata y que si quería hacer bien lo que había estado
pensando durante el trayecto, debía hacer que el tal Chen no tuviera ninguna
sospecha sobre él.
Kris
apenas espero un día para comenzar con su plan. Solo tenía que ser algo que
atentase contra la vida de ChanYeol, pero que no lo hiciera realmente, solo que
lo pareciera. Chen lo tenía bastante vigilado, pero no por eso cejó en su
empeño de llevarlo a cabo. Si todo salía como debía, los de arriba sabrían de
su intento y aunque hubiera sido fallido le darían un poco de más tiempo, el
suficiente para confesarle a ChanYeol todo y para que este pudiera perdonarlo
por todo, si es que realmente se enfadaba con él porque aunque le hubiera
parecido un cabeza hueca en un principio, en aquellos momentos dudaba que el
chico fuera realmente un tonto que no se había dado cuenta de nada.
Cuando
lo tuvo todo listo se fue del lugar, satisfecho consigo mismo por el resultado,
pero al doblar la esquina, se encontró de frente con Chen, que tenía en su
rostro una sonrisa torcida. Kris maldijo interiormente porque había sido
demasiado descuidado, más de lo que planeaba.
—Kris, quedas arrestado por intento de traición
y asesinato contra un miembro de la familia imperial.
Bueno,
si lo veía de aquella manera seria todavía mejor, así los de arriba podrían
saber que lo habían puesto bajo custodia y que él había hecho lo posible por
cumplir su misión. Solo esperaba que ChanYeol no les creyera sobre lo de su
intento de asesinato y lo sacara del lugar al que lo llevaran.
—Chen —llamó—. Asegúrate de que esta información
traspasa las fronteras.
—Yo me encargaré de todo, Cazador.
Kris
ni se sorprendió que el hombre lo hubiera llamado así, simplemente sonrió y se
anotó mentalmente que nunca jamás dejaría que ChanYeol y ese tipo se quedasen a
solas en un mismo espacio mientras era llevado al lugar en el que iba a estar
arrestado hasta que se decidiera que iba a ser de él. Esperaba que la espera no
se le hiciera demasiada larga, aunque si aquello pasaba, quizás se pondría a
pensar en los tiempos pasados.
○○○
Kris pensó que se tenía merecido
estar allí donde estaba, había sido descuidado y había dejado demasiadas pistas
que lo inculpaban. Suspiró cansado, si estaba otro día más encerrado se
volvería loco. Necesitaba la luz del sol, necesitaba ver la sonrisa de ChanYeol
y necesitaba que lo volviera a besar como aquella vez en el tren. Las horas se
le hacían eternas sin él a su lado y quería que todo terminara.
Como si sus súplicas fueran sido
escuchadas por los dioses, Kris escuchó al otro lado de la puerta pasos de
diferentes personas, al menos de cuatro, que poco después se detenían frente a
su puerta. Escuchó cómo una llave era introducida en la cerradura y, unos
segundos después, su única salida al mundo comenzaba a abrirse con un chirrido
que indicaba que las bisagras necesitaban un poco de aceite. Una luz cegadora
entró por el vano y el hombre tuvo que taparse los ojos con las manos para que
esta no lo deslumbrara demasiado. Sin embargo, tuvo que retirarlas cuando
sintió un cuerpo muy conocido contra el suyo, para atraparlo entre sus brazos.
—Tengo una forma de sacarte de aquí —dijo
en un susurro ChanYeol.
—¿Cómo? —preguntó.
—Sé que tú no hiciste nada malo, así
que no te mereces…
—ChanYeol —cortó—. Necesito contarte
algo —el chico se alejó un poco de él para mirarlo seriamente.
—¿Qué…?
—Soy El Cazador y la primera vez que
me acerqué a ti fue con la intención de ganarme tu confianza para luego matarte
—confesó con rapidez—, pero a medida que pasaba tiempo contigo sentía que no
podía cumplir con lo que me habían impuesto, así que me propuse abandonar la
misión, pero si yo lo dejaba mandarían a otro a matarte y no podía consentir
eso, así que por eso organicé todo esto, para que vieran que había hecho todo
lo posible pero que finalmente había sido pillado —el rostro de ChanYeol estaba
serio después de escuchar aquello y Kris no podía saber qué era lo que estaba
pasando por su cabeza—. No quería seguir mintiéndote y si por esto que acabas
de saber quieres dejarme aquí dentro no me opongo a tu decisión, solo te pido
que si es así, vengas a visitarme una vez al día porque me volvería loco si no
pudiera verte.
ChanYeol estaba muy callado,
pensativo y a Kris no le gustaba nada aquello porque si se lo estaba pensando,
no tenía muchas posibilidades de salir de allí. Unos segundos de silencio que
se le hicieron eternos hasta que finalmente el otro sonrió.
—Vas a poder verme todos los días a
todas las horas si aceptas lo que vengo a proponerte —dijo.
—¿No estás enfadado?
—No. Confío en ti, confío en que
nunca me harías daño —respondió.
—ChanYeol…
—Conviértete en mi Cnight —propuso. Kris no pudo hablar
durante unos momentos, por la impresión, pero en cuanto pudo procesar lo que
había escuchado, le faltó tiempo para asentir.
—Sí, sí.
—Mañana será la ceremonia —comentó—.
Aguanta hasta ese momento.
—Solo si me das un beso —ChanYeol
sonrió y se acercó a él para besar sus labios fugazmente, antes de que las
personas que estaban con él se dieran cuenta de lo que hacía—. Ahora puedo
aguantar todo el tiempo necesario.
—Mañana a estas horas estarás fuera
de aquí y a partir de ese momento no podrás separarte de mí.
—Aunque pudiera hacerlo no lo haría —el
chico se levantó, sonriendo ampliamente de una forma encantadora.
ChanYeol salió de la habitación y la
puerta fue cerrada, privándolo de nuevo de la luz y llevándolo hasta la
oscuridad; sin embargo, las horas que le quedasen en aquel lugar no tendría que
esperar hasta la salida del sol para que iluminara la estancia durante algunos
minutos, ahora tenía una luz, la luz de la esperanza, la luz que había dejado
ChanYeol proponiéndole quedarse a su lado para siempre a pesar de conocer cuál
había sido el motivo por el que ambos habían llegado a conocerse.
Kris sabía que una vez que se convirtiera
en su Cnight no podría separarse de
él y tampoco volver a casa a ver a su hermano de nuevo, pero aunque aquello lo
entristecía un poco, no opacaba el sentimiento de felicidad que se había
instalado en su pecho. Kris dejaba de ser El Cazador, dejaba de matar a las
personas que los de arriba no querían ver vivos, lo dejaba todo atrás para
convertirse en una nueva persona, una persona que dedicaría su vida a proteger
lo que más apreciaba.
Aclaraciones finales:
—Hanguk
significa “país de Han” y es uno de los nombres que recibe Corea del Sur,
aunque el lugar al que me refiero no es real, quería ponerle este nombre.
—Cnight
es la palabra anglosajona de la cual deriva knight
“caballero”, que en su origen significaba siervo o sirviente.
Datos y cosas que no he podido incluir
por falta de tiempo pero en los que ya había pensado:
—SeHun
es el hermano pequeño de Kris, a quien quiere ver y hacerle saber que sigue
vivo y también para sentirse un poco más humano (aunque cuando ChanYeol se
cruza en su camino todo cambia)
—ZiTao
fue el compañero de armas/amante de Kris y murió en una de las escaramuzas de
la guerra (había sido mandado al frente junto a Lay, que nunca se perdonaría no
haber hecho lo suficiente y haberlo dejado morir por salvarse a sí mismo, al
igual que Kris tampoco se lo perdonaría en los siguientes años) cuando Kris
estaba en una misión secreta para acabar con uno de los altos cargos del
ejército enemigo.
—“Los
de arriba” término que utilizo para referirme a los mandamases del país de Kris
(que aunque nunca haya dicho el nombre pensé que Joseon quedaría bien en
contraposición a Hanguk) son LuHan y Kai.
—En
Hanguk, el emperador es XiuMin y su hijo y, por lo tanto el primero en la línea
de sucesión, es BaekHyun. D.O. es el sumo sacerdote, aquel que comunica a los
dioses con los seres mortales y la persona que oficiaría la ceremonia de
conversión de Kris en Cnight.
Comentario final:
La
verdad es que siento que esto se me ha quedado muy corto y que la historia se
me desborda por todas partes como si fuera un río que llevara demasiada agua,
así que, probablemente acabe haciendo un serial sobre esto en el que lo pueda
explicar absolutamente todo; pero para ello dadme tiempo, tengo demasiadas
cosas que hacer y el día solo tiene 24 horas.