Era pleno verano y hacía más calor
de lo que un ser humano podía soportar. El termómetro que se encontraba colgado
de la pared del salón marcaba más de cuarenta grados dentro del apartamento y,
a pesar de que el ventilador giraba y giraba sus aspas, no podía mitigarse el
insoportable bochorno.
El sudor recorría el cuerpo de mi
único compañero frente a la insuficiente fuente de frescor, perlando su piel,
calentándome más de lo que creía que fuera posible. Aquel líquido transparente
y salado que expelía por sus poros surcaba su cuello, bajando hasta sus
clavículas y perdiéndose en su pecho bajo la camiseta de tirantes blanca que
vestía de una forma bastante erótica.
Tragué saliva ante aquella visión.
Me estaba poniendo duro y eso no era muy recomendable. Estábamos solos, sí,
pero en cualquier momento podrían regresar los demás y no podría explicar haber
tenido una erección sin desvelar el motivo oculto de esta.
Hacía tiempo que me sentía atraído
sexualmente hacia YiFan. Su cuerpo estaba comenzando a moldearse y sus músculos
a definirse. Mentiría si dijera que no me ponía, porque lo hacía, mucho. Y en
aquellos momentos, mi excitación estaba subiendo hasta límites insospechados,
mi mente comenzaba a nublarse y lo único en lo que podía pensar era en su pene
dentro de mí, en sus dientes clavándose en mi carne.
—¿Te encuentras bien, LuHan?
Su voz grave y erótica interrumpió
mis pensamientos y enfoqué mi vista en él, YiFan parecía aturdido. Seguramente
me habría pescado observándolo de una forma bastante perturbadora. Intenté
aparentar serenidad, pero nunca se me había dado bien la actuación, solo había
que verme en la escena que grabé junto a MinSeok para el Gayo Daejun del
anterior año.
—Me encuentro bien —respondí. Mi
garganta estaba seca, así que carraspeé, y la culpa podría bien haber sido
tanto del ventilador como de la gota de sudor que le resbalaba en aquellos
momentos por la nuez de YiFan.
—No lo parece —apuntó él, más agudo
que de costumbre.
—Será el calor —dije, intentando
restarle importancia al asunto, intentando dejar de enfocarme en sus labios
cuando los movía para hablar.
—¿Puedo hacer algo por ti?
—preguntó, acercándose a mí, colocando una de sus grandes y huesudas manos
sobre mi muslo, enviando una sensación de quemazón a toda la zona con la que
estaba en contacto y alrededores, el fuego acerándose peligrosamente a mi
entrepierna.
Una idea loca aterrizó mi mente en
aquel momento. ¿Y si…? No perdía mucho por intentarlo. Si me salía bien,
obtendría lo que llevaba ansiando mucho tiempo, si por el contrario me salía
mal, solo debía hacer parecer mi proposición una broma. No sería algo raro y
solo sería mi forma de liberar aquello que tenía muy dentro de mí.
—Es solo que me pones, YiFan
—confesé mirándolo fijamente a los ojos, aguantando su mirada oscura y notando
el cambio de expresión a una de confusión. No había rechazo, así que podía
seguir—. Tengamos sexo… Solo por diversión —propuse—, hace tiempo que no
podemos liberarnos como es debido con tanta carga de trabajo.
El silencio más incómodo en el que
había estado inmerso en toda mi vida fue lo que le sucedió a mi proposición.
YiFan lo estaba meditando seriamente, pensando seguramente en los pros y los
contras, mordiéndose el labio inferior de una forma completamente erótica que
me encendía más y más. Intenté reprimir un jadeo cuando mi miembro creció
dentro de mi bóxer, pero este escapó de mis labios sin mi permiso, tan bajo
como un susurro, pero igualmente audible para él, que se encontraba a un par de
palmos de distancia.
Sus ojos oscuros se quedaron fijos
en los míos unos instantes y un brillo que nunca antes había presenciado de su
parte se instaló en ellos, dándome a entender que había desatado su deseo por
mi cuerpo.
—¿Por qué no? —dijo finalmente—. Es solo por diversión.
This is just my way
of unleashing the feelings deep inside of me
We can get a little
crazy just for fun, just for fun
(Esta es solo mi manera de liberar los sentimientos muy
dentro de mí
Podemos volvernos un poco locos solo por diversión, solo
por diversión)
Su habitación fue la elegida para
llevar a cabo aquel acto que llevaba tanto tiempo esperando, la cama era la más
grande de todas las de aquel apartamento y en ella estaríamos más cómodos que
en ninguna otra. Después de entrar, cerré la puerta con el pestillo para que no
pudiera ser abierta desde fuera en caso de que los demás regresaran antes de
que hubiéramos acabado.
Caminé hacia él, que estaba en el
centro de la pequeña habitación, quedándome a menos de un metro de distancia de
su cuerpo. Alcé la cabeza para poder mirarlo a los ojos, ya que su metro
noventa me dificultaba hacerlo correctamente, y esbocé una sonrisa pícara al
notar cómo aún seguía ahí su deseo. No lo pensé más y me dejé llevar por lo que
el calor de mi cuerpo me dictaba.
Llevé mi mano derecha a su nuca y lo
tomé por esta firmemente, tirando de su cabeza hacia abajo, a la vez que yo me
ponía de puntillas para poder tomar sus rosados labios con fuerza, con hambre,
con gula, mordiendo, succionando, lamiendo todo a mi paso, chocando contra sus
dientes en varias ocasiones por la precipitación y sonriendo triunfal cuando su
cálida lengua se enredó con la mía, dentro de su boca y fuera de esta.
Sabía a café, al café helado que se
había preparado hacía unas horas, cuando el calor del mediodía se había hecho
demasiado insoportable, pero también sabía a promesa de un buen sexo y solo me
separé de él para tomar bruscamente el aire que me había estado siendo
arrebatado. Lo miré a los ojos con un deseo implacable y tomé su mano derecha
con la mía para llevarla hasta mi entrepierna y hacer que apretara mi miembro
con fuerza. Un gemido escapó de mis labios y la bestia hambrienta de sexo que
parecía latir en su interior asomó a sus ojos.
—No te contengas —susurré en su oído
roncamente y su mano apretó mi erección fuertemente, sacándome otro jadeo—. Déjalo salir todo.
Don't even try to
hold it back
Just let go
(No trates de detenerlo
Solo déjalo ir)
Sus labios chocando contra los míos
una y otra vez, sus manos abrazando mi espalda, arañándola, bajando poco a poco
hacia mi trasero, apretándolo fuertemente y masajeando mis cachetes. Sus
grandes manos eran un pecado, haciéndome fantasear sobre el placer que podrían
proporcionarme en otra parte mucho más sensible de mi cuerpo.
Jadeé, aquellas manos iban a ser mi
perdición.
Un empujón en mi trasero me hizo
envolver mis piernas alrededor de su cintura, sujetándome fuertemente con
ellas, aprovechando las horas que había pasado en mi vida ejercitando mis músculos
con el fútbol y el baile para aferrarme a su cuerpo como si no hubiera mañana,
mordiendo sus labios. Nuestros miembros se rozaron a través de la tela y
gemimos por el placer que nos había proporcionado aquel contacto. A pesar de
que no hacía falta que él me sujetara, oprimió mi cuerpo entre sus brazos,
recorriendo salvajemente mi cuello con su boca, volviendo luego a maltratar mis
labios, ya hinchados y rojos, al igual que los suyos.
Me gustaba que fuera así de salvaje,
me gustaba demasiado cuando sus dientes rozaban la piel de mi cuello,
haciéndome pedir más.
—Muérdeme —jadeé.
—Dejaré marca y las fans parecen
tener un radar para los chupetones —replicó.
—El maquillaje hace milagros
—murmuré, dejando expuesto mi cuello para que no se contuviera—. Muérdeme.
No tuve que esperar mucho tiempo
para sentir sus dientes hundiéndose en mi carne, colmándome de placer. Me
encantaba que me mordieran mientras tenía sexo, me excitaba.
—Más —supliqué.
Sus dientes se hundieron de nuevo en
mi cuello, la piel fina de este cediendo ante la presión de su fuerte
mandíbula, haciéndome sangrar. Sangre. Me encantaba que todos los juegos
acabaran así, salvajemente con sangre.
No pude seguir aguantándome sujeto a
su cintura por el placer, así que acabé con los pies en el suelo de nuevo,
tambaleándome un poco porque me temblaban las piernas, pero me dejé caer sobre
su cuerpo, mi boca chocando contra su clavícula y aprovechando aquello para
morder aquel lugar. Su piel estaba salada por el sudor que la había estado
recorriendo durante todo el día. Llevé mis manos al filo de su camiseta y
comencé a subirla para dejar al descubierto su abdomen, aquel que había estado
trabajando en los últimos meses y que me ponía a cien.
La camiseta salió volando de su
cuerpo, pero antes de que pudiera observarlo como era debido, él se apretó
contra mi cuerpo de nuevo y tomó mis labios, mordiendo a su antojo y cada vez
más fuerte. Sabía que YiFan iba a satisfacer todos mis deseos, era todo lo que
necesitaba para calmar mi sed de sexo duro.
Push up to my body,
sink your teeth into my flesh
Get undressed,
ta-taste the flesh
Bite into me harder,
sink your teeth into my flesh
(Oprime mi cuerpo, hunde tus dientes en mi carne
Desnúdate, prue-prueba la carne
Muérdeme más fuerte, hunde tus dientes en mi carne)
Nos separamos de nuevo, lo justo
para que mi camiseta fuera retirada de mi cuerpo y se perdiera en el suelo o
sobre alguno de los muebles de la habitación. Las miradas mutuas de deseo eran
mejor y decían mucho más que las palabras que pudieran querer salir de nuestros
hinchados labios. Recorrí de arriba abajo su cuerpo con mis ojos, deteniéndome quizás
algo más en el bulto que sobresalía en su entrepierna.
Aquella visión me encendió más de lo
que ya estaba, poniéndome ansioso, además, por poder tener aquel falo dentro de
mi cuerpo.
YiFan se adelantó un paso, quedando
su cuerpo junto al mío de nuevo, haciéndome sentir el calor que este irradiaba
y, a pesar de que tanto calor no podía ser demasiado bueno, a mí me gustaba,
porque calor con calor se ajustaban a la perfección. Sin ningún rasgo de pudor,
llevó su mano a mi entrepierna y comenzó a masturbar mi pene por encima de los
pantalones vaqueros que llevaba, tal y como lo había instado yo a hacer algunos
minutos antes. Un gemido gutural escapó de mi garganta, mucho más grave de lo que
estaba acostumbrado, pero eso solo podía significar una cosa: estaba sintiendo
mucho más placer del que había recibido nunca. Definitivamente, sus grandes
manos eran lo que más me gustaba de él.
De un momento a otro, detuvo su
movimiento, dejándome a medias, a punto de estallar. Lo miré suplicante por más
y él me dedicó una sonrisa de suficiencia. Con una maestría implacable,
desabrochó mis pantalones y los hizo caer hasta mis tobillos en apenas unos
segundos y, antes de que me diera cuenta de lo que había hecho, ya me hallaba
completamente desnudo ante él.
Sin decir una palabra, YiFan tomó mi
miembro con su mano derecha y mis testículos con la izquierda y comenzó a
masturbarme, cada vez más y más rápido. El contacto piel con piel se sentía de
maravilla, sus dedos ásperos sobre la sensible piel de mi pene eran demasiado
para mí. No podía dejar de gemir y las piernas, poco a poco comenzaron a
fallarme. Coloqué mi cabeza en su hombro y me sujeté de aquella forma bastante
precaria para no caer al suelo presa del placer que se estaba acumulando en mi
bajo vientre y que no tardaría en estallar, llevándome a uno de los orgasmos
más exquisitos que había tenido a lo largo de los años en mis experiencias
sexuales.
Gemí su nombre en medio del éxtasis
y me abracé a su cuerpo fuertemente, intentando normalizar mi respiración y los
rápidos latidos de mi corazón. Sin embargo, hasta un par de minutos más tarde
no pude conseguirlo.
—Ahora te toca a ti recibir mis
atenciones —murmuré en su oído, bajando la cremallera del pantalón que vestía a
la velocidad de la luz. Le iba a devolver el orgasmo que me había proporcionado
de la mejor manera que sabía, con mi boca.
Tie me up and take me
over till you're done
Till I'm done
You've got me
fiendin' and I'm ready to blow
(Átame y tómame hasta que acabes
Hasta que acabe
Me tienes loco de deseo y estoy a punto de explotar)
—Lu… Han… —mi nombre pronunciado
como un gemido entrecortado fue el único aviso que recibí por su parte para que
me apartara justo antes de que se corriera y, aunque lo hice, no fui lo
suficientemente rápido.
Algunas gotas de su semen cayeron
sobre mi rostro y YiFan, a pesar del estado de placer y éxtasis en el que se
encontraba, se apresuró a llevar su mano a mi rostro y retirar cualquier rastro
de aquel líquido. Aquella acción me dejó algo desconcertado, ya que no estaba
acostumbrado a aquel trato, tan salvaje y a la vez tan cuidado, normalmente mis
amantes eran mucho más desconsiderados conmigo y no les importaba que mi cuerpo
acabara lleno de semen.
—Lo siento —susurró.
—No lo sientas —dije, levantándome
del suelo en el que había estado de rodillas para hacer mi trabajo mucho mejor
y con comodidad.
Mientras YiFan se follaba mi boca,
me había estado masturbando a mí mismo y ahora volvía a tener mi miembro erecto
de nuevo y listo para ser acariciado una vez más por las ásperas, huesudas y
grandes manos de YiFan. Además, el momento álgido estaba por llegar, dentro de
poco podría sentir en mi recto su falo, penetrándome una y otra vez
salvajemente, haciéndome sangrar, duro, como a mí me gustaba.
—¿Pasamos a la segunda parte?
—pregunté pícaro, alzándome sobre los dedos de mis pies para besarlo de nuevo,
introduciendo mi lengua en su boca de una forma bastante demandante, buscando
más y más contacto hasta que me quedé sin aire por culpa de aquellos labios.
—Inmediatamente —me contestó.
La bestia que rugía en su interior
salió de nuevo y me tomó del brazo, haciendo que me girara y empotrándome
contra la pared del dormitorio, de cara a esta, dejando mi trasero
completamente expuesto ante él, en una posición de sumisión que me hacía
excitarme más y más.
YiFan comenzó a besar mi nuca y a
morderla, al principio suavemente, pero después más y más fuerte. Después, sus
labios y dientes fueron bajando a lo largo de mi columna vertebral, haciéndome
estremecer. Sus manos en mi cintura y rozando de vez en cuando mi miembro me
hacían volverme loco de placer y no podía espera más a tener su pene dentro de
mí.
—¡Ya! —supliqué desesperado por
más—. ¡Métemela ya! —escuché su risa a mi espalda y supe que aquello le había
encantado. Le gustaba que le suplicara por más.
—Iré a por el lubricante —dijo,
retirándose de mi cuerpo, pero yo me giré a tiempo y lo detuve, agarrándolo por
la muñeca.
—No —repliqué—. Nada de preparación,
nada de lubricante, nada de ser cuidadoso conmigo. No me voy a romper y… Me
gusta duro —el brillo salvaje de su mirada me dio a entender que lo había
captado todo a la perfección y que iba a concederme el placer de darme lo más
duro que pudiera.
—Date la vuelta, entonces —sonreí
complacido y me coloqué de cara a la pared, abriendo mis piernas para que él
pudiera meter su pene en mi ano con más facilidad y sin ningún obstáculo,
aunque no debería encontrar muchos ya que estaba acostumbrado a la penetración
y sin ningún tipo de preparación previa.
Sentí sus grandes manos en mi
trasero, jugando con mis glúteos, separándolos y juntándolos a placer,
estirando y contrayendo mi entrada hasta que, finalmente, la estiró todo lo que
pudo e internó la punta de su miembro en mi recto. Gemí al sentir la intrusión
y grité cuando él siguió entrando con algo de dificultad, desgarrándome por
dentro, haciéndome sangrar, haciéndome estar en el paraíso.
Inmediatamente y, sin dejar que mi
cuerpo se acostumbrara a su tamaño, nada despreciable, todo había que decirlo,
comenzó a moverse, embistiendo lentamente al principio, entrando y saliendo
casi por completo de mí; pero después, más rápido, agarrándose a mis caderas
para hacer más fuerte el movimiento, embistiéndome una y otra vez de una forma
frenética que nos hacía a ambos gemir por más, por mucho más.
Hold me up against
the wall
Give it till I beg,
give me some more
Make me bleed, I like
it raw
Like it raw, raw, raw
(Detenme contra la
pared
Dame hasta que suplique, dame algo más
Hazme sangrar, me gusta duro
Me gusta duro, duro, duro)
Los gemidos de ambos debían estar
escuchándose por todo el piso, pero a ninguno nos importaba, sentir más y más
placer era lo único para nosotros en aquel momento. Las manos de YiFan ahora se
encontraban envolviendo mi pecho, arañándome este cada vez que apretaba mi
recto alrededor de su miembro para darle mayor placer. Sus labios en mi oreja,
mordisqueándola y gimiendo contra esta roncamente, estremeciéndome al escuchar
su erótica voz directamente en mi oído.
Repentinamente, YiFan sacó su
miembro de mi interior y me hizo separarme de la pared utilizando la fuerza que
había ido adquiriendo en el gimnasio durante los anteriores meses. Me guio
hacia su cama y me tiró bruscamente sobre ella, después, se subió a esta y
levantó mis caderas para meter su pene de nuevo y seguir embistiéndome una y
otra vez, haciéndome morir de placer y llorar como nunca antes lo había hecho. Porque
aquello era demasiado, incluso para mí.
—Lu… —comenzó en cuanto oyó mi
llanto, deteniendo todo movimiento.
—No te detengas, no te preocupes por
mí —dije contra la almohada—. No lloro porque me hagas daño, lloro porque me
gusta demasiado —sin embargo, aunque le había dicho aquello, él seguí sin
moverse—. ¡Joder! ¡Fóllame, YiFan!
Al parecer, aquel grito lo hizo
reaccionar de nuevo y comenzó a penetrarme una y otra vez, rápido, muy rápido.
Mis gemidos de placer y de llanto quedaron aplacados por la almohada, pero yo
podía escuchar perfectamente su erótica voz gimiendo detrás de mí.
YiFan llevó una de las manos que sujetaban
mis caderas a mi miembro y comenzó a masturbarme de nuevo incrementando el placer
que sentía ya desde el principio, sumándole también ahora que su miembro rozaba
de vez en cuando contra mi próstata. Si seguía así, no tardaría mucho más en
correrme y así se lo hice saber.
—Me… Me corro… —jadeé, sintiendo
cómo se acumulaba el fuego en mi interior.
—Todavía no —detuvo el movimiento de
su mano sobre mi pene y apretó la punta de este fuertemente para que no pudiera
correrme, mientras seguía embistiéndome, ahora a conciencia, una y otra vez en
mi próstata.
Estaba a punto de correrme, quería
liberarme, llegar al orgasmo y apretar una y otra vez deliciosamente el miembro
de YiFan en mi recto para hacerlo llegar después; pero no me dejaba y dolía,
dolía mucho y me gustaba. Quería que apartara su mano y a la vez no lo quería.
Iba a perder la cabeza si seguía de aquel modo.
Hold my hands above
my head
And push my face into
the bed
Cause I'm a screamer
baby, make me a mute
(Sujeta mis manos sobre mi cabeza
Y empuja mi rostro hacia la cama
Porque soy un bebé llorón, hazme mudo)
YiFan dejó de penetrarme, sacó su
miembro de nuevo de mí y esta vez me giró, quedando por primera vez cara a él.
El sudor le resbalaba por la frente y el flequillo le goteaba, empapado de este
líquido salado. Sus oscuros ojos estaban fijos en mí, rayando lo obsceno y
aquello me encantaba. Levanté un poco la parte superior de mi cuerpo,
enrollando mis brazos alrededor de su cuello para besarlo salvajemente,
mordiéndolo de nuevo y haciéndonos gemir dentro del beso, por las profundas
caricias de nuestras lenguas.
Comenzamos a rodar sobre la cama, de
un lado a otro, a veces quedando yo arriba y otras veces, las que más, debajo;
hasta que acabamos en el suelo, sobre la alfombra y riéndonos como locos, YiFan
apretando mi pene entre nuestros vientres, haciéndome gemir. La salvaje mirada
de me dedicó, me encendió aún más si era posible y me sentía a punto de
explotar desde que él había imposibilitado mi orgasmo.
—Más —le susurré—. Mucho más.
Y YiFan no se hizo esperar.
Introdujo de nuevo su miembro en mi recto, embistiéndome rápidamente, una y
otra vez, dando en mi próstata y haciendo que mi polla se rozara, con cada
movimiento que hacía, con su estómago. Sentía que iba a enloquecer, sus
acciones eran demasiado para mí, demasiado buenas, demasiado dolorosas y sus
ojos demasiado penetrantes, tanto, que no podía apartar mi mirada de ellos,
aunque mi vista se iba nublando por momentos.
Con un par de embestidas más contra
mi próstata me hizo llegar al clímax y tener un orgasmo que recordaría durante
toda mi vida. Arqueé mi espalda, me agarré a la alfombra con mis manos
fuertemente, doblé los dedos de los pies por el placer y eyaculé entre ambos,
comenzando a temblar y a contraer una y otra vez mi entrada, oprimiendo el
miembro de YiFan, que no tardó mucho más en correrse en mi interior, gimiendo
mi nombre con la voz más erótica que había escuchado en toda mi vida. Cayó
sobre mi cuerpo, aunque intentando no aplastarme ya que no podría soportarlo,
con la respiración entrecortada.
Sacó su miembro, ahora flácido, de
mi interior y poco a poco, comenzó a derramarse su semen. En cualquier otro
momento, con cualquier otra persona, me habría molestado que se corriera dentro
de mí, pero a YiFan se lo perdonaba, por darme el mejor sexo que había tenido
en toda mi vida.
Hold me down and make
me scream
Lay me on the floor
Turn me on and take
me out
Make me beg for more
(Mantenme debajo y
hazme gritar
Acuéstame en el suelo
Enciéndeme y sácame de aquí
Hazme suplicar por más)
Cuando salimos de la habitación,
después de ducharnos y adecentar el lugar un poco porque YiFan no era el único
que dormía allí, pudimos comprobar que ninguno de nuestros gritos había podido
ser escuchado por los demás, ya que todavía no habían regresado a casa. Aquel
paseo por la ciudad en el que estaban parecía que se había alargado bastante.
Avanzando con cuidado y con la
espalda baja algo adolorida, conseguí llegar hasta el sofá, en el que me tendí
cuan largo era, bocabajo. YiFan se sentó en el suelo, dejando caer su cabeza
contra el sofá, muy cerca de la mía y encendió el ventilador y la televisión,
buscando con el mando algún canal que emitiera un programa con el que hacer la
espera por los cuatro miembros que faltaban más entretenida.
El cabello mojado de YiFan olía a
lavanda, así que no pude evitar aspirar aquel olor y jugar con algunos
mechones, enredándolos en mis dedos. Parecía todo muy natural después de
habernos acostado de aquella forma tan salvaje y me gustaba, me gustaba mucho,
casi tanto como sentir sus dientes hundiéndose en mi carne.
—YiFan… —susurré, captando su
atención—. Lo de hace un momento… No estaría mal repetirlo, ¿verdad?
—No lo estaría —comentó—. No estaría
nada mal.