Capítulo 3
Sentimientos
Me
desperté de mi agradable sueño cuando escuché ruidos de chapoteo. Me restregué
los ojos para poder abrirlos y cuando lo hice, busqué a mi lado a un durmiente
BaekHyun con cara de ángel, pero no lo hallé. Me giré al otro lado, por si
estaba a mi espalda, pero tampoco estaba en ese lugar. Me encogí de hombros y
bostecé. En ese momento volví a escuchar el mismo sonido de antes, pero esta
vez acompañado de algo más, de un grito, un grito que decía mi nombre.
Me
levanté como un resorte de la arena y busqué desesperadamente el lugar del que
provenía ese gritó. Abrí los ojos como platos al ver cómo BaekHyun se estaba
ahogando. Salí corriendo por la arena hasta llegar al agua, donde me metí sin
importarme nada. Debía llegar hasta él. Nadé ignorando la corriente,
esforzándome hasta que estuve en el lugar en el que lo había visto desaparecer
apenas unos segundos antes. Tomé aire y me metí bajo el agua cristalina. Lo
encontré a un par de brazadas de mí y lo cogí entre mis brazos para volver a
salir a la superficie.
Cuando salimos, noté que no respiraba, por lo que me apresuré a nadar
hasta la orilla, cargando con él. Su cuerpo delgado pesaba, pero nunca lo
dejaría caer. Nadé sólo con un brazo hasta que hice pie y entonces me moví
corriendo por el fondo. No pasó mucho tiempo hasta que llegué a la arena y
tumbé a BaekHyun en ella.
Sabía lo que tenía que hacer ahora, había tomado mil clases sobre ello,
pero mi corazón todavía golpeaba dolorosamente contra mi pecho por el miedo que
había pasado y mi cabeza no pensaba con claridad. Inspiré fuerte y le abrí la
boca a BaekHyun, me incliné sobre él y cerré los ojos antes de comenzar a
insuflarle aire a sus pulmones. Cuando todo el aire que había recogido terminó,
me separé de él y comencé a hacer presión sobre su diafragma, una, dos, tres
veces. Repetí el proceso varias veces, mientras las lágrimas comenzaban a caer
de mis ojos. No podía dejarlo morir, no podía.
De
repente, su cuerpo se estremeció y se giró para expulsar todo el agua que había
tragado y comenzar a respirar desesperadamente. Mi corazón dejó de latir
durante unos momentos, al ver cómo abría sus ojos y me miraba. No pude evitar
lanzarme sobre él para estrecharlo fuertemente contra mi cuerpo.
-No
vuelvas a hacerme esto- murmuré- por favor, no vuelvas a hacerme esto…
-ChanYeol…- susurró con voz ronca y yo lo apreté más fuerte entre mis
brazos- ah…- suspiró en mi oído- aire…- me separé de él rápidamente y lo vi
coger aire.
-Lo
siento- dije y él me miró, abriendo sus ojos al máximo. Después, se acercó
rápidamente a mí y comenzó a secar con sus manos las lágrimas que aún seguían
cayendo por mis mejillas.
-Soy
yo el que debe pedir perdón- murmuró- quería darte una sorpresa, quería que
vieras que había aprendido a nadar, quería que te sintieras orgulloso de mí, lo
siento, lo siento- lo apreté fuertemente contra mi cuerpo nada más escuchar
esas palabras salir de sus labios. Él quería que yo me sintiera orgulloso,
había entrado al agua ignorando la fuerte corriente solo porque quería que yo
me sintiera orgulloso de él.
-No
vuelvas a hacerme esto…- murmuré perdido- no vuelvas a dejarme ni tan siquiera
por un segundo… por favor… no sé qué haría si te pierdo…
-Tranquilo, no pasa nada…- sentí cómo sus
brazos rodeaban mi cuello- no me perderás… tranquilo…
Mi
corazón seguía latiendo rápidamente dentro de mi pecho, aunque sabía
perfectamente que ya había pasado todo el peligro y que BaekHyun estaba
completamente bien. Tampoco podía dejar de sollozar, aunque ya no caían
lágrimas de mis ojos. Había pasado mucho miedo, más miedo del que jamás había
experimentado en mi vida. Aquel chico irritante y estirado se había convertido
en una de las personas más importantes para mí. No sabía cómo había ocurrido
aquello, ni tampoco cuando, pero lo que sí sabía era que jamás me perdonaría si
lo perdiera.
-ChanYeol- lo oí decir y me separé un poco de él para observarlo. Sus
mejillas estaban sonrojadas y aquella visión tan dulce me hizo estremecer.
-Dime- conseguí decir, pero tuve que aclararme la garganta.
-Gracias- se abrazó de nuevo a mí, siendo él esta vez quien me apretó
fuerte contra su cuerpo- he pasado mucho miedo… no quería morir… no quería… no ahora
que te he encontrado a ti…
-No
hables- susurré- no hables… yo… no podría dejarte morir…
-oooOOOooo-
Suspiré de nuevo mientras llenaba mis pulmones del aire puro y fresco
que la brisa traía a aquellas horas de la mañana. Me sentía frustrado y cansado
y estar a pie de playa, sentado sobre el tronco de aquella palmera torcida que
había sido testigo de las más alocadas conversaciones del mundo, me relajaba,
aunque no del todo. Me recordaba demasiado a ChanYeol.
Mi
mejor amigo estaba presente en todo lo que yo hacía en aquel lugar, ya que allí
habíamos estado desde que tenía memoria, los dos juntos, los dos solos. Pero
con la llegada de aquel tipo todo se había truncado. Mi amigo se acercó a él
por el dinero, pero no pasaron más que un par de días cuando todo había
cambiado.
Por
más que él lo intentara ocultar, aquella cara de idiota que ponía cuando estaba
a su lado lo ponía en evidencia del todo. Le gustaba aquel enano malhumorado y
a mí me enfermaba verlos juntos, porque me recordaba demasiado a la cara que yo
siempre tenía cuando estaba a su alrededor.
-JongIn-
escuché que me llamaba una voz suave que me sacó de mis pensamientos. Me giré
para descubrir al chico del cocinero acercándose al lugar en el que yo estaba.
Se parecía bastante a su padre, el mismo pelo negro y corto y los mismos ojos
saltones.
-KyungSoo- fue lo único que dije viéndolo avanzar hacia mí. Él se acercó
hasta quedar a un par de pasos y como si se estuviera decidiendo a hacer o no
algo, estuvo parado frente a mí- ¿qué querías?- le pregunté ante su indecisión
y él agachó su cabeza, visiblemente avergonzado mirándose los pies.
-Pues… yo… quería hablar contigo…- acabó por decir tras unos momentos en
los que el sonido de las olas romper contra la arena fue todo lo que se
escuchó. Era demasiado temprano para que los clientes del Hotel estuvieran
rondando por aquel lugar.
-Está bien… habla, entonces- le dije, invitándolo a sentarse a mi lado,
en el tronco de aquella palmera torcida. Él asintió y luego avanzó el espacio
que todavía no había surcado para sentarse a mi lado. Le costó un poco de
trabajo hacerlo y yo estuve tentado a ayudarlo, pero al final, lo consiguió
solo.
-JongIn… yo…- comenzó, jugueteando con sus dedos pulgares nerviosamente
mientras miraba al horizonte- hace unas semanas que te veo muy distante… y ya
no muestras esa sonrisa tan encantadora que tenías antes…- cogió aire y tragó
saliva- también hace tiempo que ya no estás con ChanYeol, pasas a su lado y no
os saludáis, tampoco duerme en vuestra cabaña…- no sabía a dónde quería llegar
con aquello, pero lo que estaba diciendo lo hacía parecer un acosador que
estaba constantemente vigilando todos y cada uno de mis movimientos, como si
fuera una fan obsesiva de esas que ahora tenían los idols.
-¿Qué me quieres decir con eso?- pregunté cortando su monólogo. Él alzó
su cabeza para mirarme, pero no pudo sostenerme la mirada más de un par de
segundos.
-Quería preguntarte si… os habíais peleado o algo…- murmuró balanceando
sus pies- antes prácticamente no os separabais… pero ahora…- dejó el resto de
la frase en el aire. Yo ya sabía lo que él quería decir.
-Bueno… estamos pasando por una mala racha- contesté.
-Es
por el chico ese, ¿no?- preguntó y yo apreté mi puño inconscientemente. Él se
dio cuenta de mi gesto y titubeante, envolvió mi puño con su pequeña mano. Lo
miré sorprendido y él esbozó una pequeña sonrisa- soy muy observador, ¿sabes?-
murmuró- me he dado cuenta de cómo ChanYeol mira a ese chico y de cómo tú
siempre has mirado a ChanYeol- tomó aire de nuevo y se giró para mirarme
fijamente- es la misma mirada con la que yo te miro.
-KyungSoo… yo…- no me esperaba que él dijera aquello y me había quedado
sin palabras.
-No
hace falta que digas nada- dio un apretón a mi mano y luego retiró la suya para
impulsarse y saltar a la arena, después se giró hacia mí- yo sólo quería
decirte esto y también… que no tienes por qué estar solo…- me sonrió- si
necesitas algo, sólo tienes que buscarme- y se fue, dejándome sumamente confuso
por todo.
-oooOOOooo-
Pasamos un rato abrazados y luego ChanYeol me hizo levantarme poco a
poco. No pasó mucho tiempo cuando ya volvíamos en aquella barca desvencijada
que utilizábamos para poder cruzar al pequeño islote y poco después arribábamos
en la otra orilla. Él me ayudó a bajar de la barca y luego la escondió entre el
follaje, para después volver a mi lado y no separarse de mí ni un solo
instante.
No
tardamos mucho tiempo en cruzar aquel bosque y aparecer en la Sede Central.
ChanYeol nos sentó en una mesa y desayunamos rápidamente. En apenas unos
minutos nos volvíamos a poner en marcha en dirección a mi cabaña. Por el camino
pude ver a lo lejos a mis padres, sonriéndose tumbados en la arena, se lo
pasaban bien.
Cuando entramos al lugar, ChanYeol me abrazó fuertemente por la espalda
y comenzó a mecerme entre sus brazos. Todavía no me había acostumbrado a tanto
contacto físico, y menos, a uno tan repentino, sin embargo, me sentía muy bien
cada vez que aquellos cálidos y largos brazos me rodeaban y hacían de barrera
contra todo mi pasado.
Ya
apenas recordaba esos años de soledad en aquel Internado en el que estudiaba,
ChanYeol espantaba todo eso y me hacía sentir algo extraño. No sabía lo que
era, pero era un sentimiento que tiraba de las comisuras de mis labios hacia
arriba cada vez que estaba muy cerca de mí.
También, no podía para de pensar en lo que había sucedido en el pequeño
islote. Él me había salvado la vida, él me había abrazado y me había dicho que
no sabría qué hacer si llegaba a perderme. Todo aquello había acelerado más mi
corazón de lo que ya estaba de por sí por culpa del susto.
-Gracias…- susurré- gracias por quedarte a mi lado siempre… ChanYeol…
-No
es nada- lo oí decir contra mi oreja.
-Estoy cansado…- sentía los músculos agarrotados y me pesaba tanto el
cuerpo que mis piernas no podían sostenerme apenas. Seguramente me habría caído
al suelo si él no me estuviera sujetando.
-Es
normal…- dijo y se agachó, para poder cogerme y cargarme como si fuera una
princesa.
-Chan…- intenté protestar mientras me llevaba a la cama, pero no tenía
fuerzas ni siquiera para eso, por lo que me aferré a su cuello, para no caer,
aunque él jamás me soltaría. Sentí el colchón contra mi espalda y lo vi
tumbarse a mi lado, comenzando a acariciar mi pelo.
-Duerme- susurró- duerme… no me moveré de aquí…
No
quería dormir, pero estaba demasiado cansado y su voz grave, pero suave, no
hacía más que adormilarme. No pude evitar empezar a cerrar los ojos y comenzar
a verlo todo borroso hasta que su voz dejó de oírse, adentrándome en el mundo
de los sueños.
Pasamos varios días sin salir apenas de la casa, porque yo no quería ver
tanta agua rodeándome y no me daba ninguna seguridad, también porque ChanYeol
seguía teniendo un miedo infinito a que pudiera pasarme algo malo. Por eso
mismo, cuando íbamos a comer alguna que otra vez, no se separaba de mí ni un
milímetro y si me perdía de vista, aunque fuera un segundo, acababa de los
nervios.
En
parte lo entendía, aunque hubiera sido mi culpa, si él no hubiera estado allí
hubiera muerto. Me mordí el labio inferior y me asomé a la ventana, todavía o
había asumido que había estado a punto de morir y que él me había salvado la
vida. Todavía no asumía que mi corazón latía demasiado fuerte cada vez que él
me apretaba contra su cuerpo.
-oooOOOooo-
A partir de ese momento, no pude separarme de
BaekHyun, me daba muchísimo miedo hacerlo. Además, cada vez que lo perdía de
vista sentía cómo si me estrujaran el corazón. Sin embargo, cada vez que estaba
cerca de él, este mismo corazón no podía dejar de latir rápidamente, también,
me quedaba sin aire porque me olvidaba de respirar y mis ojos siempre se
desviaban a sus pequeños y finos labios. Esos labios que había probado ya una
vez y que quería volver a probar hasta el Infinito.
Me
sentía raro, casi como si flotara. No sabía por qué me sentía así, aunque tenía
una ligera ida de lo que me podía estar pasando.
Di
otra vuelta en la cama. No podía quedarme dormido, tenía miedo de hacerlo y ya
llevaba una semana que apenas pegaba ojo porque tenía pesadillas en las que
BaekHyun volvía a ahogarse, pero esta vez yo no me despertaba y él moría sin
que yo pudiera hacer nada.
Intenté calmarme, pensar e intentar dormir. Sin embargo, una idea se
había instalado en mi cabeza y parecía que no quería dejarme.
Aprovechando que era demasiado temprano y que seguramente nadie estaba
despierto a estas horas, ni siquiera el personal del Hotel, me levanté de la
cama intentando que BaekHyun no notara nada y salí de la casa, tras ponerme algo
de ropa.
Me
dirigí hacia la sede central del Hotel y entré al lugar, dirigiéndome hacia la
sala en la que había algunos ordenadores para los huéspedes que no hubieran
llevado el suyo. Estaban todos en un estado algo penoso, por culpa de los niños
pequeños que los utilizaban normalmente, pero funcionaban.
Esperé a que cargara y en cuanto en la pantalla me salió la doble
sesión, entré con la contraseña en la que estaba reservada al personal. Esperé
a que se abriera el navegador y en cuanto estuvo todo, apenas pensé lo que
escribí en la barra del buscador.
“Como es estar enamorado”.
Me
salieron miles de entradas y me sorprendí, nunca me hubiera imaginado que me
saldría tanto, pero claro, había mucha gente que debía de sentirse tan confusa
como yo. La única entrada que llamó mi atención fue la de un foro de chicas en
la que alguien había preguntado lo mismo que yo.
“Sonreír sin motivo aparente cada vez que lo ves”, “estado de
atontamiento”, “se acelera el corazón”.
Todas esas cosas y más, me estaban pasando a mí. No podía creerlo. Eso
significaba, que me había enamorado irremediablemente de BaekHyun.
N.A.: Juro solemnemente que esta búsqueda la
he hecho para ver qué me salía, podéis comprobarlo, la 3ª entrada es un foro de
chicas que responde a esto.
-oooOOOooo-
Agua
por todas partes. Agua ahogándome. Agua llevándome a la oscuridad.
Abrí
los ojos rápidamente, notando que estaba llorando y gritando, gritando el
nombre de ChanYeol, que me sujetaba fuertemente por la cintura, acariciando mi estómago
y dando besos sobre mi cabeza.
-Tranquilo,
estoy aquí... no te va a pasar nada mientras yo este a tu lado.
-No
me dejes.
-No
lo haré.
-oooOOOooo-
Después de consolar a BaekHyun aquella noche hasta que se quedó dormido,
sin pesadillas, no pude pegar ojo. Me levanté y comencé a dar vueltas por la
cabaña, como un león enjaulado. Iba de la cama a la ventana, al baño, a la
sala, volvía a la cama y así, pensando en qué podía hacer hasta que di con la
solución.
Otra
vez había acabado en la sala de los ordenadores, pero esta vez no iba a
preguntar nada ñoño al buscador, ya tenía muy claro que me había enamorado de
BaekHyun. No, esta vez iba por otra cosa. Me había dado mucha curiosidad cómo
sería el sexo entre hombres. Nunca antes me lo había planteado, pero después de
mi última erección, tenía muy claro que me gustaban los hombres.
Esta
vez busqué en el navegador varias cosas, sin embargo, no había mucho que me
pudiera ayudar. Era un tema tabú todavía y más en esta parte del mundo. Casi me
estaba desmoralizando, cuando de repente encontré una página en la que daban
una información buenísima acerca de lo que estaba buscando.
Todo
tipo de detalles sobre lo que había que hacer y lo que no, dibujos explicativos
y, lo que llamó más mi atención, películas porno gay. Tragué saliva en cuanto
vi los enlaces de Descarga. Ya me había documentado, ya tenía todo lo que debía
saber, incluso había copiado alguna que otra cosa a un documento de Word del
pen-drive que me había llevado, pero esos enlaces me estaban llevando por el
camino de la amargura.
Sin
pensarlo mucho más, hice clic en varios de ellos y me descargué los vídeos.
Gracias al cielo que el Internet del complejo iba a la velocidad de la luz y
como a estas horas tampoco es que hubiera mucha gente despierta, las películas
se descargaron en pocos minutos, aunque durante lo poco que tardaron estuve
mirando de un lado a otro para ver si alguien me pillaba en lo que estaba
haciendo.
En
cuanto uno de los archivos estuvo listo, no pude aplacar mi curiosidad y lo
abrí. El vídeo se titulaba “Los gemelos golpean dos veces” como aquella
película sin sentido de hacía mil vidas que protagonizaban DeVito y Schwarzenegger,
solo que esta estaba protagonizada por dos chicos que no parecían mucho más
mayores que yo que se llamaban Oh SeHun y Xi LuHan.
Se
parecían tanto, que podrían haber sido gemelos perfectamente. Pero eso no era
lo importante, lo importante era que se metían mano, se desnudaban y follaban
como conejos. Sentí que el calor se subía a mis mejillas y se bajaba hacia mi
miembro, aquello era demasiado explícito. Estuve saltando de escena en escena
para hacerme una idea y para acabar rápidamente de verla, antes de que nadie me
pillara.
En
cuanto llegué al final y vi que todos los vídeos estaban descargados, lo metí
todo en mi pen-drive y borré todo lo que indicara que me había descargado porno
en aquel ordenador. No tardé mucho en salir corriendo de allí, con una erección
entre mis piernas que me tendría que bajar antes de que se despertara BaekHyun.
-oooOOOooo-
Me
sentía bien rodeado por sus brazos, con mi espalda contra su pecho, con nuestras
piernas entrelazadas y sintiendo su aliento en mi nuca. Podría pasarme toda la
vida así.
Ese
pensamiento me asustó, porque quería decir que había dejado de ver a ChanYeol
como a un amigo y ahora lo veo de otra manera.
Nunca
había tenido el sentimiento de que se me estrujara el corazón cada vez que
estaba lejos de él, ni tampoco el de querer estar entre sus brazos para siempre.
Siempre
había sido una persona arisca y poco sociable, todo ello debido a que las
personas nunca se habían acercado a mí y me había levantado poco a poco una
coraza, haciéndome inmune a todos los sentimientos humanos. Sin embargo, ChanYeol
había resquebrajado el muro en apenas unas semanas y ahora, ya lo había
destruido por completo.
Estaba
asustado, pero sabía que si era el, estaría a salvo.
-Baek…- la voz grave de ChanYeol diciendo mi nombre me sacó de mis
pensamientos.
-¿Qué quieres?- pregunté.
-¿Podríamos sentarnos en la pasarela y hablar?- propuso- como el primer
día- me daba miedo el agua, pero sabía que él nunca me dejaría.
-Está
bien.
-oooOOOooo-
Todavía no sabía por qué cojones estaba allí, pero una puerta de madera
estaba ante mí y tras esta, se encontraba el chico que se me había declarado
hacía unas pocas semanas. Había estado pensando mucho en aquello que me había
dicho de que si necesitaba a alguien, no dudara en buscarlo, que quería
ayudarme.
Al
principio me pareció que sería demasiado cruel por mi parte, KyungSoo me había
dicho, aunque indirectamente, que le gustaba, yo no podía presentarme ante su
puerta para que me ayudara con mis penas porque no era correspondido por
ChanYeol. Sin embargo, tras ver tantas veces a la parejita feliz, ya no me
sentía con fuerzas y lo único que necesitaba era aferrarme a alguien y llorar.
Casi
ni me di cuenta cuando mis pies avanzaron solos y mi mano se alzó y llamó.
Apenas me di cuenta de que la puerta se abrió y por ella apareció aquel chico
de ojos grandes. Apenas noté cuando me llamó por mi nombre y me suplicó que no
llorara. Tampoco pude discernir el momento en el que ya había entrado a la casa
y estaba tumbado en una superficie mullida, aferrándome a él como si fuera la
última persona en la Tierra.
Cuando abrí los ojos de nuevo estaba mucho más oscuro de lo que
recordaba y unos ojos grandes me observaban. Debería haberme asustado, estaba
demasiado cerca, sin embargo, solo pude esbozar una pequeña sonrisa, viendo cómo
en los labios de aquel chico se abría camino otra.
-¿Cómo estás?- me preguntó.
Intenté contestarle, pero mi garganta estaba muy seca. También sentía
cómo mis ojos ardían y la piel de mi rostro, húmeda. Aunque estos eran síntomas
de que tenía que estar hecho polvo, me encontraba extrañamente bien.
-Bien… supongo…- acabé por contestar, sintiendo mi voz gangosa.
-Puedes dormir un poco más, si quieres- susurró.
No
sabía por qué iba a querer dormir, pero momentos después, un bostezo se abrió
paso a través de mi boca y mis ojos se fueron cerrando lentamente. Parecía que
llorar me daba mucho sueño.
No
desperté hasta la mañana siguiente y cuando lo hice, me encontré aferrado
fuertemente a KyungSoo.
Pasé
varios días dentro de su casa, sin salir de allí. KyungSoo me había dejado
dormir en su cama mientras él dormía en el incómodo sofá que tenían todas las
cabañas. Me daba cosa, le estaba invadiendo la casa cuando yo tenía una para mí
solo y lo atormentaba con mis llantos y mis sentimientos hacia ChanYeol, cuando
sabía que a él le gustaba yo. Era una persona horrible, pero su rostro, su
sonrisa, su preocupación, eran algo que me hacía sentir mucho mejor, mucho
mejor que en mi casa, con todo lo que me recordaba a ChanYeol envolviéndome.
-Lo
siento- murmuré y él alzó su cabeza.
-¿Por qué te disculpas?
-Por
todos los problemas que te estoy causando.
-No
es problema- dijo con una sonrisa- sabes que no lo hago por obligación.
-Aun
así…
-No
te preocupes- se acercó a mí y rozó mi mejilla con su mano. El roce era cálido
y suave, y me hizo estremecer.
-Yo
no… sé si puedo… corresponder tus sentimientos…- no sé por qué dije aquello
pero lo hice. Tal vez fue para que dejara de ayudarme, para que dejara de
hacerme sentir peor y a la vez mejor de lo que me sentía.
-Sé
que ChanYeol es alguien muy importante en tu vida y que jamás dejarás de
quererlo- murmuró- pero él está enamorado de ese chico- me dolieron esas
palabras, pero me lo merecía, seguro que las mías también le habían hecho daño-
es como un asunto pendiente… y no te dejará de doler hasta que te sinceres con
él.
-¿Quieres decir que me declare para que deje de doler?- pregunté
confundido.
-Sí,
eso es lo que quiero decir.
-No
puedo hacerlo.
-Sabía que dirías eso- su expresión se volvió triste y se alejó de mí-
ya sé que no me corresponderás nunca- murmuró- y si no te importa, me gustaría
que te fueras ya de mi casa.
Con
el corazón en un puño y sabiendo que le había hecho daño, aunque realmente no
quería hacerlo, salí de allí, pensando que, quizás, podía tener razón, que todo
dejaría de doler en el momento en el que lo soltara todo. A lo mejor todavía no
era demasiado tarde y podía recuperar a ChanYeol.
-oooOOOooo-
Estábamos sentados en el pequeño puente de madera que unía el lugar
sobre el que se alzaban algunas de las cabañas del complejo, meciendo nuestras
piernas y salpicando un poco de agua a veces. El día era muy caluroso y el sol
daba de lleno a estas horas, por lo que BaekHyun llevaba un gracioso sombrero
que lo hacía parecer más mono de lo que ya era, aunque él jurara y perjurara
que NO era para nada así.
Mi
corazón latía muy fuerte contra mi pecho, mi labios siempre mostraban una
sonrisa, mis manos sudaban y no era por el calor y mis ojos no podían dejar de
mirarlo embobado. Todos los síntomas que aquella página decía estaban en mí y
ya me había hecho a la idea de que estaba enamorado de él. Sin embargo, no
tenía manera de saber lo que él sentía por mí. Ni siquiera sabía si era o no
era gay, pero el no saber me estaba matando y el no poder probar sus labios de
nuevo, también.
-BaekHyun…- murmuré llamando su atención y él giró su rostro hacia mí,
con una pequeña sonrisa. Adoraba sus sonrisas, que ahora mostraba más a menudo.
-Dime.
-Me
gustaría hablarte de algo- noté cómo se tensó a mi lado y yo tragué saliva.
¿Cómo podía decirle aquello sin asustarlo?- yo…- comencé- he estado pensando
mucho acerca de… de nosotros… de ti y de mí- lo vi asentir lentamente,
mirándome de una manera penetrante, invitándome a seguir hablando, pero me
había quedado paralizado.
-¿ChanYeol?- preguntó ladeando su cabeza y volví a tragar saliva- ¿qué
pensabas…?
-Pensaba…- inspiré hondo- pensaba que…- cerré los ojos y lo solté
rápidamente- no puedo dejar de pensar en ti, en cómo sonríes, en que quiero
besarte en que me gustas mucho, Byun BaekHyun y en que quiero salir contigo-
agaché mi cabeza, con los ojos cerrados todavía y por eso no vi cuando él alzó
su mano y me cogió por la barbilla, para que lo mirara a los ojos.
-ChanYeol… abre los ojos…- lo hice con miedo, por si estaba siendo suave
para después darme una paliza, porque lo veía muy capaz, sin embargo, lo
encontré con una sonrisa enrome en su rostro y mirándome con los ojos
vidriosos.
-Entonces... ¿qué dices…?- pregunté con miedo, con mucho miedo.
-Sí-
lo oí susurrar y una gran sonrisa se extendió por mi cara.
-Te
juro que no te arrepentirás- y me lancé hacia él para estrecharlo fuertemente
entre mis brazos- me gustas mucho, BaekHyun.
-Tú
también me gustas mucho- mi corazón dio un salto de alegría al escucharlo y lo
apreté aún más fuerte contra mí. Le gustaba, me correspondía. A partir de ese
momento sería la persona más feliz del mundo.