miércoles, 29 de mayo de 2013

Vampire Stories


Capítulo 8
Segundo Día

   A la mañana siguiente nos levantamos, nos arreglamos y salimos por la puerta del piso armando un jaleo enorme. Éramos muy escandalosas. Nos dirigimos a la Universidad (esta vez sin perdernos por el camino) y una vez allí, tres de nosotras miramos a una con ojos de perrito.

   -*Dejad de mirarme así- dijo Lourdes- que parece que tengo comida y vosotras sois perros muertos de hambre.
   -*Pero es que nos abandonas- dijo Ana colgándose de su brazo.
   -*Ahrg… quita, bicho- se la intentó sacar de encima pero no pudo. Cuando Ana se enganchaba, no había nada que la pudiera quitar de encima, bueno, había una cosa.
   -*Oppa buenorro- dijo Lourdes y la otra se separó de ella y comenzó a buscar con sus ojos radar.
   -*¿Dónde?- preguntó.
   -*Se fue por allí- dijo Lorena señalando un lugar cualquiera.
   -*¿Lo seguimos?- propuso Ana e Inma secundó la moción con un asentamiento de cabeza, ero Lourdes las agarró por el cuello de las camisetas antes de que salieran pitando en busca del buenorro perdido.
   -*Quietas ahí- dijo- Lorena, te las encargo.
   -*A la orden mi comandante- hizo el saludo militar.
   -*Me voy a mi clase, procurad llegar a la vuestra sin perderos- y después de decir eso, se dio la vuelta y se fue.
   -*¿Dónde tenemos la clase?- preguntó Inma.
   -*Me parece que es en el Auditorio III- contestó Lorena- pero no estoy muy segura- comenzó a rebuscar en su mochila hasta que sacó un papel, el horario, y lo abrió- sí, Auditorio III- confirmó y guardó el horario.
   -*¿Y eso queda…?- preguntó Ana.
   -*¿Le preguntamos a aquel hombre tan guapo?- propuso Inma señalando a un hombre.

   El hombre era moreno, alto, delgado y tenía los ojos castaño oscuro. Su rostro era fino, como el de una mujer, pero debido a que llevaba un traje, no podía haber confusión con su género.



   -*¿Quién se acerca?- preguntó Lorena, pero Ana ya había salido en su dirección.
   -*No sé ni para qué preguntas- comentó Inma echando a andar tras la loca.
   -*También es verdad- murmuró Lorena yendo con ellas.
   -Esto… perdone…- dijo Ana y él se giró hacia ella con cara de malas pulgas.
   -¿Qué quieres, niña?- preguntó cortante.
   -Saber dónde está el auditorio III- contestó Ana.
   -Somos nuevas y no tenemos mucha idea de donde están todas las cosas- añadió Lorena.
   -Oh- dijo- pues… seguid ese pasillo todo recto- nos señaló el lugar- y llegaréis.
   -Gansamida- dijo Inma y las tres nos fuimos del lugar siguiendo sus indicaciones tras inclinarnos.
   -*Era guapo, ¿verdad?- dijo Ana.
   -*Muy guapo- secundó Lorena.
   -*Pero se le veía mayor- comentó Inma.
   -*¿Qué más da?- contestó Ana- estaba bueno y eso es lo que cuenta.

   Las tres avanzamos por aquel pasillo hasta que este llegó a una puerta abierta. Nos miramos y luego, tras asentir, entramos en el lugar. Aquello era un espacio enorme. A la derecha estaba la pizarra y la tarima con una mesa y a la izquierda una grada escalonada en la que se encontraban hileras de mesas con sus sillas.

   -Wow- murmuró Inma.
   -*¿Dónde nos sentamos?- preguntó Ana, viendo que el Auditorio estaba medio vacío, por suerte.
   -*Atrás- dijo Lorena- así cotilleamos.
   -*Pero… ¿atrás del todo?- dijo Inma.
   -*No, dejamos una fila y listo- contestó Lorena con una sonrisa.

   Entonces nos dirigimos a través del auditorio hasta aquel lugar, subiendo las escaleras. Cuando llegamos, nos instalamos y nos quitamos las chaquetas. Después, nos dedicamos a cotillear observando a cada tío bueno que veíamos. Ya llevábamos allí un rato, cuando de la nada, Lorena se levantó y abrió la boca para decirle algo a un chico rubio platino, tintado claramente, que pasaba por su lado, pero este simplemente siguió su camino y se sentó en la fila de atrás.

   -*Lore… ¿qué haces?- preguntó Inma.
   -*Es que…- se sentó y llamó con el dedo para que se acercaran las otras dos- ese chico fue el que ayer me salvó de morir- susurró- las otras dos iban a mirar hacia atrás, pero Lorena no las dejó- ni se os ocurra mirar.
   -*Pero queremos verlo, que no lo hemos visto bien- dijeron las dos a la vez.
   -*Es que sois muy descaradas si miráis.
   -*Ya sé- dijo Ana- tengo una idea.
   -*Miedo me dan tus ideas- murmuró Lorena y la otra le sacó la lengua. Luego se puso a rebuscar en su mochila hasta que sacó su portátil. Lo colocó en la mesa y lo abrió. En la pantalla oscura se veían reflejadas a las personas que había atrás. Ya que no sólo había una, sino tres.
   -Et voilà- susurró Ana- ¿es el rubio?- Lorena asintió.
   -*¿Cuál rubio?- preguntó Inma- hay dos.
   -*El de la derecha- contestó Ana- el de la izquierda es el dueño del culo.
   -*¿No jodas?- dijeron las otras dos a la vez.
   -*Sí, es él, guapo, ¿verdad?
   -*Pero si está MinHyuk también- murmuró Inma.
   -*¿El moreno?- preguntó Ana.
   -*Sí.

   Y ya no pudimos seguir mirando a través del reflejo, porque de repente toda la clase se calló y supimos que había entrado el profesor. Cuando alzamos la vista, casi nos da un ataque a las tres. El profesor estaba buenísimo. Tenía el pelo castaño algo alborotado, los ojos castaños claros y su piel era blanca.



   -Hola, mi nombre es Cho KyuHyun y a partir de ahora seré vuestro profesor de Historia- se presentó- bien, voy a pasar lista para ir quedándome con vuestras caras- tomó un papel y comenzó- Ahn Daniel.
   -Yo- contestó un chico muy alto y delgado, con la piel clara y el pelo castaño claro, tan claro que casi parecía pelirrojo. Otro tintado. Parecía que en Corea no podías ser persona si no te tintabas el pelo.



     -¿Jung DaeHyun?- preguntó el profesor y hubo unos momentos de silencio hasta que una voz proveniente de atrás de donde nos encontrábamos contestó.
   -Aquí- las tres miramos a través del reflejo del portátil y vimos quien era el propietario de aquel nombre.
   -*Si es que hasta su nombre es bonito- murmuró Ana- al igual que su culo.
   -Kim HyeLim- llamó el profesor y una chica de la primera fila se levantó. Tenía el pelo tintado de blanco y corto. Su rostro era un poco redondeado y ese corte de pelo la hacía parecer adorable.



   -Me gustaría que me llamaran Lime- dijo ella.
   -Muy bien- contestó KyuHyun- ¿Kim JongIn?
   -Yo- un chico moreno de piel oscura y ojos igual de oscuros y penetrantes, contestó. Su voz era grave e incitadora- pero me dicen Kai- se volvió hacia atrás mirando al auditorio y se mordió el labio inferior de una manera provocadora.



   -*¿Ana, has muerto?- preguntó Lorena al verla casi con un paro cardíaco.
   -*Como vuelva a morderse el labio de esa manera te juro que me lo tiro- contestó.
   -Kwon SoHyun.
   -Yo- una chica con el pelo castaño claro ondulado y flequillo recto fue la que contestó. Sus ojos eran oscuros y su piel algo bronceada, aunque no mucho.



   -Lee ByungHun- siguió.
   -Aquí- y Lorena inmediatamente se volvió para constatar que el dueño de aquella voz era el chico que la había salvado. Y efectivamente, lo era.
   -Lee MinHyuk.
   -Yo- y nada más ver la cara de Inma, las otras dos supieron que se trataba de aquel chico del que esta se había prendado.
   -Oh SeHun- llamó KyuHyun y el chico que estaba al lado del provocador, el tal Kai, se levantó. Era alto y tenía el pelo castaño y algo largo. El flequillo le caía por la cara y le tapaba los ojos. Parecía muy avergonzado, por lo que nada más decir que era él, se sentó, con las mejillas encendidas.



   -Yoo Ara- dijo por último.
   -Soy yo- contestó una chica con el pelo castaño muy largo y ondulado. Su rostro era fino y su piel blanca. Sus ojos eran oscuros y contrastaban enormemente con el resto de ella.



   -Bien- dijo el profesor tras terminar la lista- comencemos con la clase.

-oooOOOooo-

   Mi primera clase esta mañana era Música. La verdad es que estaba un poco nerviosa porque a esta iría yo sola, ya que las otras tres tenían clase de Historia. Llegué bastante temprano, pero ya había gente en la clase. Allí no conocía a nadie así que decidí irme al final de la clase, así, si me aburría podría coger el móvil sin que el profe se diese cuenta.

   Mientras este y el resto de alumnos llegaba, decidí ponerme a escuchar música, total, no tenía nada mejor que hacer. Entonces, mientras estaba en mi mundo, vi un reflejo rojo en la pequeña ventana de la puerta. Pero cuando miré más detenidamente no había nada.

   -*Serán imaginaciones mías- pensé.

   Yo seguía en mi mundo cuando el profesor entró en el aula. Parecía bastante joven, unos veinte-pocos quizá. Tenía el pelo castaño y corto, unos ojos oscuros y muy rasgados, que cuando sonreía apenas quedaban en una línea y, además, tenía una sonrisa preciosa.

   -*Parece que hay que ser supermodelo para trabajar aquí- me dije a mi misma y me reí de mi propio chiste.



   El profesor se situó delante del atril y comenzó su presentación.

   -Buenos días a todos, este curso yo seré vuestro profesor de Música. Me llamo SungKyu, pero podéis llamarme simplemente Kyu, no me gustan las formalidades- sonrió- antes de explicaros en qué consistirá mi clase debo pasar lista- entonces comenzó a nombrar a todos los alumnos. Alguno de ellos ya me sonaban de otras clases y otros no habían venido. Parece que a la gente se le han pegado las sábanas.

   El resto de la clase fue muy tranquila y amena. Todos nos presentamos en voz alta y hablamos del tipo de música que nos gusta a cada uno y que esperamos aprender de esta asignatura.

-oooOOOooo-

   Cuando sonó el timbre, Ana e Inma se dirigieron al salón dónde se juntarían con Lourdes para su primera clase de baile, mientras que Lorena iba en solitario a su clase de Literatura.

-oooOOOooo-

   Había salido antes de clase de música y estaba esperando en el salón mirando mi móvil cuando sentí a alguien a mi espalda. Alcé la vista para mirar en el espejo y ver quien era, pensado que serían mis amigas. Pero me equivocaba...

   -Veo que me hiciste caso y te pusiste un vendaje mejor- dijo el chico del pelo rojo.

   Reconozco que por un momento me asusté, porque me esperaba a cualquiera menos a él. Por suerte pude disimularlo, aunque no sé por qué, pero juraría que se dio cuenta porque se alejó un poco.

   -Sí- dije dándome la vuelta- gracias.
   -¿Por?- preguntó algo extrañado.
   -Por vendarme la herida y recomendarme que la curara- sonreí.
   -No es nada- dijo con una sonrisa de medio lado, mostrando levemente sus dientes.

   No puedo negar que casi me derrito, pero eso duró poco, porque de repente se puso muy tenso y se alejó yéndose a la otra punta del salón. Me sorprendí y pensé que había sido por algo que había dicho o hecho que le hubiese sentado mal, ya que la educación en corea es muy diferente a la española, pero lo olvidé rápido porque vi a mis amigas acercarse y al profesor entrar.

   Vale reconozco que a este profesor sí que no me lo esperaba, tampoco es que quisiera a uno viejo y calvo, pero uno tan joven, y como decirlo finamente, tan condenadamente perfecto. Y además la ropa que llevaba no dejaba mucho a la imaginación.


   -Hola, me llamo Lee Howon, pero todos me llaman Hoya, asi que llamarme así. Yo os daré clases de baile.

-oooOOOooo-

   Al terminar la clase de Historia me dirigí rápidamente a mi siguiente clase, Literatura. Desde que conocí a DongHae en la biblioteca me moría de ganas de volver a verlo, no podía sacármelo de la cabeza, y el hecho de que fuese mi profesor, era prácticamente un sueño.

   Llegué de las primeras, y sin embargo, las primeras filas ya estaban completamente ocupadas. Por lo visto no era la única que se había fijado en la belleza del profesor... Con todo mi pesar tuve que sentarme en una de las filas del centro de la clase y comencé a sacar mi material, que estaba compuesto únicamente por mi preciado portátil.

   Estaba concentrada en la pantalla de mi PC cuando de pronto él apareció atravesando la puerta de la clase. ByungHun, el chico rubio que me salvó la vida, también estaba conmigo en Literatura. En cuanto vi que se acercaba me levanté de mi asiento para intentar darle las gracias, otra vez, pero seguía tan esquivo como antes. Esta vez incluso me giró la cara. ¿¡Cómo pude ser tan maleducado!?

   Y al igual que la hora anterior se sentó al final del aula. Parecía como si no quisiera relacionarse con nadie. ¿Es que le da miedo la gente o qué?

   Intenté prestar atención a la clase, sin embargo no lograba de dejar de pensar en el chico del cabello rubio. Me habían educado para dar las gracias siempre que me ayudaban y no poder hacerlo con él me estaba poniendo de los nervios.
   Al finalizar la clase, cansada ya de que me evitase continuamente, me planté en medio del pasillo de modo que no podía salir de clase a no ser que hablase conmigo, o de que me empujase escaleras abajo...

   -Ahora vas a tener que escucharme- le dije enfadada.
   -¿Qué quieres? - respondió el chico de mala gana y girándome la cara.
   -Podrías mirarme cuando te hablo, es de mala educación...- le regañé mientras con mi mano intentaba cogerle por la barbilla para que me mirase, pero este se apartaba de mí. Entonces me di cuenta de que tenía una herida en el labio inferior.
   - ¡Oh dios mío! ¿Pero qué te ha pasado? ¿No me digas que te di al caerme? Oh, lo siento mucho, yo no quería...- le dije realmente preocupada.
   -Déjalo, no es nada...

   Entonces escuchamos como alguien carraspeaba detrás de nosotros. Al girarme me di cuenta de que había sido DongHae. Al hacerlo ByungHun aprovechó para pasar por mi lado y huir nuevamente.

   Justo antes de que este saliese por la puerta del aula el profesor lo agarró por el brazo y parecía como si le estuviese regañando, más que nada por la cara de cabreo que tenían ambos. Me entrañó bastante pues el chico no parecía haber hecho nada...

   Resignada recogí mis cosas y me dispuse a irme a casa cuando DongHae se acercó a mi lado.

   -¿Puedo hablar contigo un momento?- preguntó este.
   -Claro- respondí.
   -He visto como antes hablabas con ese chico, ByungHun.
   -Sí, bueno, si a eso se le puede llamar hablar- contesté- es imposible mantener una conversación de más de dos palabras con él.
   -Mejor. Ese chico no es bueno... Ni él ni sus amigos, cuanto más alejada de él estés mejor para ti.
   -Bueno, pero...
   -Lo digo muy en serio. Aléjate de él- dijo de forma autoritaria.
   -Está bien. -respondí algo asustada y me fui. Parecía que hoy le había dado por regañar a todo el mundo. Bueno, todos tenemos un mal día. Espero que la próxima vez sea más amable.

-oooOOOooo-
 
   -Bueno, voy a pasar lista- dijo el profesor tras haber explicado que materiales deberían llevar para la siguiente clase.

   Ellas estaban distraídas hablando mientras les tocaba o no, pero Lourdes si prestaba atención, quería saber el nombre de aquel chico que tanto la intrigaba.

   -Lee ChanHee
   -Aquí- respondió
   -*Bien, así se llama...bonito nombre- pensó Lourdes, mientras el profesor terminaba de pasar lista.
   -Podéis iros si queréis, pero no hagáis mucho ruido- nos dijo el profesor
Todos comenzaron a recoger sus cosas y a levantarse.
   -¿Nos vamos a la cafetería?- pregunto Ana
   -Sí, y esperamos a Lorena- dijo Inma
   -Yo ahora os alcanzo, tengo que hacer algo -  dijo Lourdes cogiendo la mochila y caminando hacia el otro extremo de la clase.
   -¿A dónde va? - preguntó Inma
   -Ni idea- dijo Ana, encogiéndose de hombros

   Lourdes estaba decidida a hablar con él, y a conseguir que confesara algunas cosas que la intrigaban: ¿cómo sabía que estaba tirando la basura? ¿Pasaba por allí? ¿Por qué tanto interés porque se curara la herida con rapidez? Y lo más importante, ¿por qué se había alejado de ella?

   -Oye, Lee ChanHee- dijo Lourdes, pero él no la escuchó porque había mucho ruido, o al menos fingió que no la había escuchado.
   -ChanHee, conmigo- dijo el profesor.
   -Sí- contestó él y le siguió a una pequeña habitación que había allí.

   Lourdes se quedó parada y decidió volver con sus amigas, pero ni mucho menos dejaría esas preguntas sin respuestas.

   -*¿A dónde habías ido?- preguntó Inma.
   -*¿Qué más te da cotilla?- dijo Lourdes e Inma le sacó la lengua- ¿vamos a la cafetería?
   -*Sí- dijo Ana.

   Cuando llegaron a la cafetería, vieron que Lorena aún no había llegado, por lo que se sentaron y pidieron algo, mientras la esperaban. En cuanto esta llego todas se fueron a casa, aunque Lorena solo iría para comer y cambiarse de ropa pues tenía que ir a trabajar a la tienda 24H a las 3.

-oooOOOooo-

   -*“No entiendo por qué tengo que trabajar”- pensé- “es injusto, deberíamos trabajar todas, no sólo Ana y yo”.
   -Bienvenida- me saludó YiXing, el dependiente de la tienda en cuanto entré al establecimiento.
   -Buenas tardes- le respondí.

   Y comencé mi jornada de trabajo. Ese día por suerte no hubo mucho jaleo así que pude salir temprano e ir a casa, aun así ya era de noche cuando salí. Llegué a casa reventadísima, así que simplemente me duché, cené y me fui a dormir mientras las otras se quedaron en el salón viendo la tele, muertas de la risa por aquel programa de variedades al que estaban enganchadas.








martes, 28 de mayo de 2013

Missing You


Missing You


   Otra vez. Otra vez las despedidas. Cómo las odiaba, era lo que más odiaba en el mundo.

   Estábamos todos montados en los coches de nuevo, llevando al aeropuerto a mis hyungs para que cogieran otro avión de regreso a China. No me gustaba nada el que se tuvieran que ir, porque todos somos uno, no nos podían separar, yo no quería que se fueran, y menos él. Pero no se podía hacer nada y eso iba a ser así siempre. Ellos vendrían de vez en cuando aquí y nosotros iríamos de vez en cuando allí.

   Yo no quería que aquello fuera así, las despedidas que nos partían el corazón a ambos, yo quería que se acabaran, quería que todos estuviéramos juntos, que no hubiera más despedidas.

   -Hunnie…- escuché decir a LuHan y me volví hacia él.
   -¿Qué pasa?- pregunté.
   -Estás muy distraído, ¿sucede algo?- negué con la cabeza- a mí no me engañas, pequeño- acarició mi mejilla y cerré los ojos ante el contacto de sus suaves dedos- vamos Hunnie…
   -No quiero que os vayáis- murmuré, busqué su mano y la atrapé entre las mías, para luego comenzar a besar sus dedos- no quiero que te vayas…- lo miré a los ojos y él esbozó una sonrisa triste.
   -Yo tampoco quiero irme, Hunnie…
   -Pues no te vayas- susurré acercándome a él para intentar besarlo, pero él me giró la cara.
   -Aquí no…
   -Por favor…- él se giró de nuevo hacia mí, pasando la lengua por sus labios, humedeciéndoselos y acercándose lentamente a mí, hasta que se rozaron nuestros labios, por unos segundos, después, se separó lentamente- no quiero que te vayas… no quiero…
   -Vamos… nos veremos dentro de un mes, eso tampoco es tanto tiempo…
   -Pero yo no quiero separarme de ti de nuevo…
   -Hunnie… no seas crío…
   -Soy un crío- él suspiró y rozó con su nariz mi mejilla y luego mi cuello.
   -Te quiero, pequeño, te quiero mucho.
   -Pero eso no basta- murmuré- quiero estar contigo en todo momento, quiero poder estar a tu lado a cada segundo.
   -Y yo también… pero… ya sabes que no podemos…- suspiré y me alejé de él- vamos… Hunnie- se acercó para darme un beso en el cuello y luego, bajó un poco sus labios hasta mi clavícula y la mordió ferozmente, haciéndome casi gritar, después, trazó un camino de besos hasta mi oreja- volveré antes de que esa marca se borre… así, me tendrás presente siempre…- sonreí levemente y me incliné hacia él para morder el mismo lugar, dejándole otra marca igual.
   -Tú también, tenme presente…
   -Te quiero muchísimo- susurró- y da igual la distancia que nos separe… sólo quiero estar contigo… y algún día podremos… te lo prometo…
   -Yo también te quiero…

   El coche paró y nos bajamos, luego, nos dirigimos todos al edificio y ellos embarcaron sus cosas. Esperábamos a que anunciaran el vuelo y ellos traspasaran aquella valla que nos volvería a separar. Estaba sentado con LuHan, abrazándolo por la cintura y con mi cabeza echada en su hombro. Cuando quedaba media hora para el despegue, ellos se levantaron y nos despedimos. Abracé fuertemente a mi hyung y casi no lo dejé escapar.

   -Te echaré mucho de menos- murmuré aspirando por última vez su aroma, hasta que lo volviera a ver dentro de un mes.
   -Yo también te echaré muchísimo de menos- contestó él antes de separarse de mí y alejarse para tomar su avión, pero él volvería, volvería dentro de un mes, volvería y entonces yo sería la persona más feliz del mundo, hasta que tuviera que irse de nuevo.





viernes, 24 de mayo de 2013

Beautiful Lies


Beautiful Lies


   La puerta de la habitación se abrió de par en par dejando entrar a JongHyun, que besaba desesperadamente a JinKi, casi sin dejarlo respirar. Se separaron unos momentos y se miraron fijamente, con deseo, porque, solo era eso lo que sentían el uno por el otro, no había nada más, ¿verdad?

   Hermosas mentiras…

   JongHyun sonrió de lado y JinKi se mordió el labio inferior, mientras cerraba la puerta de la habitación, justo antes de ser empotrado contra ella. JinKi gimió y su boca fue invadida por JongHyun, que comenzó a saborear la dulzura de esta. Una guerra de lenguas tuvo lugar, cada una intentando dominar a la otra, pero tuvieron que separarse antes de que se decidiera un claro vencedor.

   JongHyun paseó sus manos por los costados del otro un par de veces y luego se pegó más contra JinKi, volviendo a tomar sus labios con desesperación y colocando su pierna derecha entre las del otro, rozando con esta, la entrepierna de JinKi, que gimió dentro del beso. Las manos de JongHyun levantaron el filo de la camiseta de JinKi y se separaron lo justo en uno del otro para poder retirarla del cuerpo del mayor. Porque no podían separarse una vez comenzaba aquello, porque se deseaban, pero solo por eso, ¿verdad?

   Hermosas Mentiras…

   Aprovechando la separación momentánea, JinKi se lanzó sobre JongHyun y ambos cayeron al suelo. JinKi se sentó sobre las caderas del menor, haciendo que suspiraran ambos por el contacto. Luego, comenzó a besar los labios de JongHyun, con desespero, mordiéndolos y succionándolos. JinKi levantó la camiseta del otro y separó sus labios lo justo para que la camiseta saliera de en medio, después, rodeó con sus brazos el cuello de JongHyun atrayéndolo hacia sí y haciendo que sus torsos desnudos se rozaran.

   JongHyun invadió la boca de JinKi y luego bajó sus manos hacia las caderas del mayor, comenzando a toquetear su trasero por encima del pantalón. Un suspiro de JinKi y otro nuevo roce de sus entrepiernas, los hizo ver las estrellas y enloquecer más todavía por el otro. Se separaron unos momentos y se miraron a los ojos. Dos “te amo” se quedaron atascados en dos gargantas distintas, pero siguieron con lo que hacían, obviándolo deliberadamente, porque sólo era sexo, ¿no?

   Hermosas mentiras…

   JongHyun se inclinó sobre JinKi y lo hizo sentarse sobre el suelo, mientras él, de rodillas y apoyándose en el suelo, comenzaba a degustar el cuello níveo del mayor, con gula, con ansia, pero intentando no dejar marcas, aunque estas luego fueran tapadas con maquillaje. Sus manos se desplazaron a la cintura del pantalón y desabrochó el botón y bajó la cremallera mientras escuchaba los gemidos del líder de SHINee resonando en sus oídos, excitándolo más de lo que seguramente estaba él excitando a JinKi con la exploración de su cuerpo.

   Lentamente, JongHyun fue retirando el pantalón del mayor, llevándose con este los boxers y dejando al descubierto el levemente erecto de este. Las prendas acabaron tiradas por algún lugar de la habitación y JongHyun tumbó a JinKi de espaldas, para comenzar a descender su boca, desde su cuello, por su clavícula, deteniéndose en sus pezones durante algo de más tiempo y luego bajando por su torso, jugando en su ombligo con su lengua, hasta llegar a aquel lugar que haría a JinKi gritar por más.

   Clavó sus ojos en los de JinKi, nublados de placer y luego, comenzó a bordear con su lengua la húmeda punta, escuchando al mayor gemir con mayor intensidad. Surcó una de las venas de arriba abajo y de abajo arriba, después, introdujo el miembro cada vez más duro y húmedo de JinKi en su boca.

   -Ahh… ahh… Jjong… ahh…- gimió JinKi incapaz de contenerse más de decir el nombre de la persona que le estaba proporcionando tanto placer.

   JongHyun siguió moviendo su boca, arriba y abajo, apretando con sus labios, con sus dientes, jugando con su lengua y observando atentamente todas y cada una de las reacciones de JinKi. El mayor le cogió del pelo y comenzó a mover su cabeza al ritmo que quería que marcara, un ritmo rápido y enloquecedor.

   JinKi se intentó agarrar a algo, pero sólo tenía a su alcance el suelo, por lo que sus uñas rechinaron en la superficie cuando el placer inmenso del orgasmo lo invadió, haciéndolo soltar su semen dentro de la boca de JongHyun, que lo tragó sin dejar de mirar fijamente al mayor. De nuevo dos “te amo” se quedaron atragantados en las gargantas de los dos vocalistas de SHINee.

   Hermosas mentiras…

   JinKi respiraba entrecortado y temblaba por el inmenso placer del orgasmo, mientras, JongHyun subía por su cuerpo, besando y mordiendo cada lugar que encontraba, hasta que llegó a sus labios y los besó, traspasándole al mayor su sabor. A la vez que JongHyun besaba los labios de JinKi, sus manos se paseaban por sus piernas, rozando de vez en cuando su entre pierna sensible y haciéndolo suspirar.

   -Vamos a la cama- murmuró JongHyun cuando separaron sus bocas para respirar.

   JinKi asintió y cuando el meno se levantó de su cuerpo, tomó la mano que le tendía y se incorporó, pero sus piernas no lo sujetaron, por lo que JongHyun tuvo que agarrarlo y ayudarlo a llegar a la cama. Una vez JinKi estuvo en la cama, a cuatro patas, JongHyun se quitó toda la ropa que aún le quedaba, soltando un gemido gutural cuando su miembro quedó liberado. Después, se colocó tras JinKi y sin prepararlo, pues su entrada estaba dilatada por la sesión de la mañana, entró de golpe en él.

   Ambos gimieron, JinKi al sentir la intrusión y JongHyun al notar aquella exquisita presión que le provocaban las paredes del mayor a su miembro. El menor se colocó bien y comenzó a embestir una y otra vez, al principio lento, para acostumbrar al mayor, pero luego rápido, fuerte, salvaje. Sin ningún control.

   JongHyun salió de JinKi y le dio la vuelta en el colchón, luego, volvió a introducirse en él, observando el rostro del mayor. Cuando tenían sexo, siempre acababan igual. Acababan mirándose fijamente mientras el placer los embargaba. JinKi enroscó sus piernas alrededor de la cintura del menor, haciendo mayor el contacto y mayor la profundidad de las embestidas, hasta que JongHyun  tocó aquel punto.

   -Ahh… ahh… Jjong… mmm… ahh…- gimió sin poder evitarlo el mayor y JongHyun siguió tocando aquel lugar una y otra vez, hasta que ambos se corrieron.

   Respirando entrecortados se separaron y se tumbaron en la cama, mirando al techo, intentando reponerse de aquel placer que los había embargado. Esa vez había sido de otra manera, otra manera completamente distinta a la de siempre, una manera en la que ambos habían sentido que había algo más.

   Los dos se armaron de valor y se giraron a la vez hacia el otro, abriendo la boca para decir dos “te amo” que otra vez quedaron atragantados en sus gargantas. Pero esta vez, no hizo falta que lo dijeran, porque ambos supieron exactamente lo que el otro quería decir y sonrieron.

   JinKi se abrazó a JongHyun fuertemente y rozó con su nariz el lunar que tenía el menor entre las clavículas, para luego, quedarse dormido. JongHyun también se durmió, pero tras dar un beso en la frente del mayor, con una sonrisa al saberse correspondido.

   Ya no había más hermosas mentiras…




miércoles, 22 de mayo de 2013

No One, Who Care About Me?



No One, Who Care About Me?


   Cuando uno es huérfano aprende a no confiar en las personas, porque siempre hacen daño, intenten ayudar o simplemente hacer el mal. Por eso él siempre andaba solo, metido en su mundo y saliendo adelante por sí mismo en aquel lugar en el que vivía y que no consideraba su hogar.

   “No confíes en nadie, es mejor estar solo, porque solo estás desde que naciste y solo estarás hasta el día de tu muerte”. Ese parecía ser el lema de todos los que estaban o habíamos estado en aquel lugar, antes de salir de él, pero no era del todo cierto. Las personas se necesitan las unas a las otras.

   Aunque yo en parte lo entendía. Me había comportado igual hasta hacía muy poco tiempo. Pero desde que salí del Orfanato, todo había ido mejor en mi vida, claro que él, no podía decir lo mismo. Todavía le faltaban algunos meses para cumplir la mayoría de edad y salir al mundo.

   Entré al lugar que olía a moho y me dirigí por los pasillos hasta el lugar en el que todos los chicos que vivían allí, dormían apiñados y donde yo había dormido hasta solo hacía tres años. Lo busqué con la mirada y lo encontré sentado en su cama, mirando al techo de manera perdida. Me acerqué a él y cuando estuve a su lado, me miró y esbozó una pequeña sonrisa.

   -Buenos días, JongIn- dije y él me saludó con la cabeza- ¿cómo estás?- pregunté.
   -Como siempre- se encogió de hombros y miró a otro lado. En ese momento me di cuenta de que tenía los ojos hinchados y rojos y un reguero brillante corría por su mejilla.
   -Sabes que puedes contar conmigo siempre que quieras- comenté y él me miró fijamente.
   -¿Por qué dice eso?- preguntó poniéndose a la defensiva. Suspiré, no le iba a sacar el por qué lloraba, pero por lo menos le haría saber que yo estaba con él.
   -Porque no estás solo, me tienes a mí y yo haré todo lo que sea por ti.
   -Si estoy solo, JunMyeon y no puedes hacer nada para cambiarlo- contestó de una manera seca.
   -No lo estás, me tienes a mí- repliqué pegándome a él y tomándolo de las manos.
   -Tú no estás aquí…
   -Vengo a verte cada día.
   -No es lo mismo- protestó.
   -Lo sé- suspiré y lo miré a los ojos- pero pronto saldrás de aquí… y tú y yo no nos separaremos más.

   Esa era la promesa que le había hecho hace tres años, que no lo dejaría solo, que no lo abandonaría, que esperara por mí, que él era mi vida y que por mucho tiempo que pasara, aquello no cambiaría nunca.

   -Necesito salir de aquí- se acercó a mí y pasó sus brazos por mi cuello, abrazándome fuertemente contra él.
   -Sólo quedan unos meses…- murmuré en su oreja- aguanta un poco más…
   -Está bien- sonreí tras escuchar su respuesta.
   -En cuanto salgas de aquí viviremos en mi apartamento y te buscaré algún trabajo- susurré- pasaremos malos tiempos, como todo el mundo- lo noté reír contra mi cuello- pero juntos lo sobrellevaremos… yo cuidaré de ti…
   -Te quiero…
   -Y yo a ti…



martes, 21 de mayo de 2013

BAOZI


BAOZI


   Baozi. Así me había apodado LuHan. ¿Por qué? Él había contado una versión light en la televisión, pero la realidad era otra completamente distinta. La verdad era que un día, después de hacerlo, LuHan se quedó dormido y tuvo un sueño con bollos, y al despertar, lo primero que vio fue mi rostro, comparándolo con el de un bollo. Y así se me quedó el mote.

   Podría parecer que me importaba el que me llamase así, pero no era cierto. La verdad, me parecía bien, hasta había que darle la razón que en que si inflaba los mofletes y me ponía el pelo de punta, parecía un bollo completamente, así que, no me importaba. Además, aunque pareciera insignificante, aquello había hecho nuestra relación mucho más buena que antes, puesto que podíamos bromear sin cabrearnos. Pero todo tiene un límite.

   Nos insultamos, nos gritamos, nos ignoramos y dejamos de hablarnos durante bastante tiempo, hasta que nuestra mala relación comenzó a ser notada por los demás integrantes del grupo, y al final, JongDae un día me pilló por banda y tuve que contarle todo lo que pasaba. Él me dio un consejo muy útil, “aclarar las cosas con LuHan” pero yo no lo haría, no hasta que él se disculpara conmigo, y así se lo hice saber a JongDae.

-oooOOOooo-

   -¿Has hablado con él?- me preguntó YiXing en cuanto me vio aparecer por el salón, y yo asentí- cuéntamelo todo, JongDae- dijo, y le conté todo. Al final de la explicación, YiXing se levantó del sofá y me dio una palmada amistosa en el brazo- intentaré que el tozudo de LuHan se disculpe y así deje de haber tensiones, que tienen a Kevin de los nervios y ya me está poniendo de los nervios a mí.
   -Eso te pasa por compartir cama con él- murmuré, y él me dio una patada al estilo de nuestro KungFu Panda en la espinilla antes de irse del lugar- me aburro…- murmuré al rato- voy a ir a darle la lata al líder.

-oooOOOooo-

   Después de hablar con JongDae y que me lo contara todo, me dirigí a mi habitación, que compartía con LuHan, para hacerle entrar en razón, pero nada más verme, y sin haber llegado a decir ni una sola palabra, ya me estaba prácticamente echando de allí.

   -Si vienes a hablarme de él, vete.
   -No, me vas a escuchar- dije y él se encogió de hombros indiferente, así que me acerqué a él- esto se tiene que acabar, tú tienes la culpa y debes pedirle perdón, él está dispuesto a aceptar las disculpas y a hablar contigo.
   -No pienso hacerlo- me contestó.
   -Oh, claro que sí, cómo que me llamo Zhang YiXing que te vas a disculpar.

-oooOOOooo-

   No recordaba que YiXing fuera tan pesado, así que, al final, tras tres horas escuchando su sermón, acabé aceptando que debía pedirle perdón a MinSeok, así que, fui a la cocina e hice, como medianamente pude, unos pequeños bollos rellenos de carne. Después, con estos escondidos tras mi espalda, me dirigí a la habitación que éste compartía con Tao. Nada más entrar, le dije al pequeño que nos dejara y él así lo hizo.

   -¿Vienes a disculparte?- preguntó con recelo y asentí, acercándome a él, sentándome en su cama y dejando el plato con los bollos a mi espalda, para que él no los viera.
   -Lo siento… lo siento muchísimo- murmuré arrepentido, lo sentía mucho realmente y lo había echado tanto de menos, su sonrisa, su voz agradable, sus caricias- no tenía derecho- continué- lo siento, lo siento, de verdad, te quiero mucho, muchísimo… pero el orgullo…
   -Vale, vale- me cortó- no hace falta que te humilles más, te perdono- sonreí.
   -Bien… ya me he quitado un peso de encima- murmuré, pero seguí viendo su mirada sombría- ah, es verdad, tenemos que aclarar lo otro.
   -Sólo dejaré que me llames de una manera aparte de por mi nombre- dijo- baozi, y nada más- asentí y me lancé a sus brazos.
   -No sabes cuánto te he echado de menos- murmuré.
   -Yo también te he echado mucho de menos- susurró en mi oreja y fue entonces, cuando vio lo que había dejado detrás de mí. Se separó y alzó una ceja- ¿bollos?- asentí.
   -Y rellenos de carne- me giré y cogí el plato- como ofrenda de paz, como muestra de mi amor y porque es la única comida que me sale con un sabor medio decente.
   -Está bien- dijo él tomando el plato de mis manos y dejándolo en la mesita- lo acepto y te acepto a ti… te quiero, LuHan…
   -Yo también te quiero- y nos acercamos lentamente para fundirnos en un suave y tierno beso.






Baby Don't Cry


Baby Don’t Cry


   Volvía a llorar. Me mataba que mi amigo llorara tanto. Extrañaba su casa, a su familia, a los otros seis miembros del grupo, pero sólo lloraba en su cuarto, cuando Tao no estaba allí, y cuando creía que nadie podía escucharlo, pero yo lo escuchaba, y eso me estaba matando. Yo también lo extrañaba todo, pero no me dolía tanto como que él estuviera mal.

   Me acerqué a la puerta de su habitación aprovechando que todos estaban muy entretenidos viendo una película y no se iban a dar cuenta de nada. Llamé a la puerta, e inmediatamente después, los sollozos dejaron de escucharse.

   -¿Quién es?- preguntó MinSeok, en su voz se notaba todavía su llanto.
   -Soy yo- contesté hablando en coreano- ¿puedo pasar?- estuvo unos momentos en silencio antes de contestarme.
   -Espera un momento- dijo al final, pero yo no esperé y entré a la habitación. Él se quedó sorprendido de verme allí, estaba cogiendo su maquillaje para que no notara que había estado llorando. Sin poder aguantarlo más me acerqué a él y lo abracé fuertemente- ¿JongDae? ¿Qué haces?- me preguntó confundido, pero yo sólo lo apreté más fuerte entre mis brazos.
   -Sabes que no estás solo, ¿verdad? Todos estamos contigo…- lo separé un poco de mi cuerpo para que nos mirásemos a los ojos- yo estoy contigo, no llores, por favor.

   Sentí los brazos de mi amigo alrededor de mi cintura, apretándome contra su cuerpo ahora y su cabeza sobre mi hombro. Sentí su cuerpo temblar contra el mío. Sentí sus lágrimas atravesar mi fina camiseta de verano y chocar contra mi piel. Y sentí cómo él me necesitaba.

   Pasamos tanto tiempo abrazados que no sabía ni la hora que era, pero no me importaba, sólo estar así con él calmaba mi angustia, y calmaba también la suya. En algún momento, me puse a cantar, no sé por qué lo hice, pero mi voz relajó el cuerpo de MinSeok, que se dejó acariciar y que le diera besos en su cabeza, el único lugar al que llegaba.

   Baby Don’t Cry salía una y otra vez de mis labios, la cantaba en chino y cuando acababa, empezaba a cantarla en coreano, hasta que tiempo después, dejé de notar el llanto de mi hyung, también dejé de notar su cabeza sobre mi hombro, su cuerpo contra el mío, y dejé de notar el calor que me envolvía.

   -Gracias- lo escuché decir mientras refregaba sus ojos para secarse las últimas lágrimas- me siento mucho mejor, gracias JongDae- una pequeña sonrisa asomó en su rostro.
   -Sabes que estaré siempre a tu lado…
   -Lo sé- MinSeok tomó mis manos entre las suyas- ven- dijo y me llevó lentamente hacia la cama, allí, me hizo tumbarme, y luego él se echó a mi lado- me gustaría pasar cada noche contigo…- susurró.
   -A mí también me gustaría…- noté cómo una de sus manos acariciaba la línea de mi cuello- ¿hyung?
   -Wo Ai Ni, Jonggie- dijo antes de depositar un suave beso en mis labios.
   -Wo Ai Ni, Minnie- él sonrió y se abrazó a mi cuerpo, para quedarnos dormidos poco después, en esa posición. Nada importaba más que el que iba a estar siempre con mi hyung, para que no volviera a llorar.