나는 당신을 사랑합니다
-Baro…- murmuré, armándome de valor- me
gustaría hablar contigo…
-Dispara- dijo con una sonrisa y mi corazón
comenzó a golpear rápidamente contra mi pecho, mientras que mis manos
comenzaron a sudar. Estaba muy nervioso.
-Si pudiera ser a solas… es… algo
importante…- aclaré ante la confusión que reflejaba su rostro.
-Claro- se despidió con un gesto de su
cabeza de nuestros amigos y luego se giró hacia mí- ¿vamos?
-Sí- contesté y no se me pasaron por alto
los gestos de ánimo que me dedicaron los tres chicos.
Comencé a andar, con él siguiéndome,
alejándonos de todo y de todos a través de los jardines de la Universidad hasta
llegar a un lugar apartado. El lugar en el que nos conocimos la primera vez. El
lugar en el que me enamoré de él.
Flash Back
Estaba sentado bajo el árbol enorme que
había en el campus universitario. A la gente no le gustaba ese lugar porque
comentaban que les deba grima, pero a mí era el lugar que más me gustaba. Mis
amigos tampoco lo entendían, así que me pasaba las horas en soledad, a la
sombra de aquel árbol (del que no tenía ni idea de su especie), haciendo los
trabajos y pensando.
Nunca me hubiera imaginado que alguien se
atreviera a perturbar mi paz, echándose a mi lado, sobre la hierba medio seca y
bajo el árbol. Me quedé mirándolo fijamente, pero él había cerrado sus ojos y
no lo notaba, o eso creía yo. Era rubio, claramente tintado, porque era
oriental y su ceño estaba fruncido, aunque hubiera una sonrisa en sus labios,
lo que me desconcertó. Sin embargo, lo que más me desconcertó fue que mi
corazón se pusiera a latir a mil por hora.
-¿Por qué me miras tanto?- escuché que me
preguntaba y me sobresalté.
-Yo… yo…- no sabía qué decir- bueno… es que…
nadie viene por aquí nunca… y yo…- el chico se levantó del suelo y se sentó
para mirarme fijamente a la cara. Sentí cómo mis mejillas eran adornadas por un
color rosado que podía pasar perfectamente por consecuencia del frío que hacía,
no estábamos en Diciembre por nada.
-Ah… ¿no?
-No.
-¿Y eso?
-Les da grima el árbol.
-Pues a mí me gusta.
-A mí también- confesé.
-Entonces nos veremos mucho por aquí- dijo
con una sonrisa, tendiéndome la mano- Cha SunWoo, pero todo el mundo me llama
Baro- se presentó y yo tomé su mano.
-Lee JungHwan, pero mis amigos me llaman
SanDeul- él sonrió más ampliamente.
-Espero que nos llevemos bien, SanDeul- dijo
mientras soltaba mi mano y se levantaba. Hizo una inclinación de cabeza como
despedida y luego se marchó. Lo observé en silencio, con mi corazón latiendo a
toda pastilla y sin pasárseme por alto que me había llamado SanDeul.
~.~.~
-Hola- una voz ya muy conocida interrumpió
mi concentración en el vuelo de una mosca.
-¿Qué hay, Baro?- saludé y él se sentó a mi
lado.
-La verdad es que no mucho- contestó con una
sonrisa encantadora- tengo curiosidad por una cosa, ¿puedo preguntar?
-¿Es algo malo?
-No, no creo.
-Entonces, pregunta.
-¿Por
qué siempre estás aquí?
-Porque es mi rincón favorito.
-¿Por qué siempre estás solo?
-No estoy solo, tú estás aquí.
-¿Y antes de que yo viniera?
-Antes sí estaba solo aquí- confesé- a la
gente no le gusta venir aquí.
-Pero… ¿no tienes amigos?
-¿Piensas que soy un marginado?- pregunté
haciéndome el ofendido y él negó rápidamente.
-No quería decir eso… yo…
-Nah, tranquilo- lo corté con una sonrisa-
sí que tengo amigos, tres, en concreto- dije- pero no les gusta estar por aquí.
-Genial, eso es genial.
-¿Quieres que te los presente?
-Son tus amigos… yo no quiero inmiscuirme…
además, nos conocemos desde hace unas semanas.
-¿Y qué?- pregunté extrañado- otro loco más
para el manicomio- sonreí y me levanté, tendiéndole la mano- ven conmigo.
En cuanto tocó mi mano, un escalofrío
recorrió todo mi cuerpo, haciéndome temblar y disparando las pulsaciones de mi
corazón. Baro era guapo, como muchos chicos en aquel lugar, pero… ¿por qué me
había pasado eso?
~.~.~
Habían pasado un par de meses desde nuestro
primer encuentro bajo aquel árbol (que ahora sabía que se trataba de un bonito
sauce llorón) y yo ya no podía estar más enamorado de él, ¿o quizás sí? El
rubio ya se le había caído y ahora estaba moreno, como yo, aunque él se veía
increíblemente sexy.
Estábamos
con nuestros amigos, ya que desde que se los había presentado, se nos había
unido y además, los chicos lo adoraban y yo lo adoraba, ¿qué más podía haber?
Nos pasábamos
todo el tiempo juntos, los dos o con ellos, haciendo locuras y cosas tan raras que
las personas ajenas a nosotros seguramente pensaban que estábamos locos de
atar. Pero éramos felices.
~.~.~
¿Por qué cada vez que lo veía una sonrisa
tonta se instalaba en mi cara? ¿Por qué siempre que nos tocábamos un escalofrío
recorría todo mi cuerpo? ¿Por qué mi corazón no paraba de latir como si acabara
de correr una maratón? ¿Por qué si no estaba él los días se hacían tan largos?
¿Por qué pensaba todo el tiempo en él y me preguntaba cómo y dónde estaría?
¿Por qué?
~.~.~
-Estás enamorado- me susurró GongChan
sobresaltándome. Estaba demasiado inmerso en mí mismo viendo a Baro haciendo el
tonto con CNU y JiYoung.
-¿De qué hablas?
-Pues de que estás enamorado del chico
nuevo- abrí los ojos como platos y lo miré.
-¿Pero qué dices?
-Lo que oyes.
-No seas idiota… ¿cómo me va a gustar?
-Vamos, te conozco como la palma de mi mano
y esas caras que pones cuando estás a su lado y las cosas que haces y dices son
síntoma de que te gusta y te gusta mucho.
-GongChan…
-No, no, no, tú a mí no me la quieras dar
con queso- se cruzó de brazos- voy a mandar a Baro a comprarnos algo y los
cuatro vamos a hablar tranquilamente.
-Claro que vas a hablar, nos lo vas a contar
todo.
~.~.~
Borracho. Estaba completamente borracho,
diciendo incoherencias, apenas manteniéndose en pie y queriendo hacer cosas
indecentes con cada chica, chico y farola con la que nos cruzábamos. Todavía no
sabía por qué narices me había tocado a mí cargar con el muerto de cuidarlo.
¿Qué cojones? Claro que lo sabía, el maldito GongChan casi me lo había echado
encima, diciéndome que yo era quien mejor lo iba a cuidar. Maldito el día en el
que mis amigos me acorralaron y tuve que cantar que me gustaba Baro.
-Hyung~
-¿Qué quieres?- pregunté acomodándolo bien
contra la pared mientras buscaba las llaves de casa.
-Nunca he estado en tu casa- dio un hipido y
se tambaleó. Me apresuré a agarrarlo antes de que se pegara una buena hostia
contra el suelo- aigo~ Deul~ eres muy fuerte- dijo demasiado fuerte y le tapé
la boca con las manos.
-Mis padres duermen, así que calla- le
chisté y él asintió muy convencido.
Suspiré y abrí la puerta con mucho cuidado
de no hacer ruido y luego cogí a Baro del brazo y lo metí dentro. Me quité los
zapatos y le hice quitarse los suyos, sentándolo en el suelo. Pero no estaba
para hacer mucho esfuerzo mental, así que acabé quitándoselos yo y levantándolo
también, porque si no se iba a caer y no era cosa.
-Aigo~ Deul es fuerte~- murmuró y comenzó a
tocarme los brazos. Me incomodaba que me estuviera toqueteando tanto.
-Baro…- susurré- estás borracho, no me
toques así, porfa.
-Pero me gusta tocarte…- puse los ojos en
blanco y lo seguí arrastrando, ahora, escaleras arriba, en busca de mi
habitación- Deul~- cantó en mi oído y me hizo estremecer.
-Vamos… ya eres mayorcito- regañé- deja de
dar la lata.
-Sí~- suspiré y abrí la puerta de mi
habitación con cuidado, haciéndolo entrar y luego cerré intentando que no
hiciera el más mínimo ruido.
-Ven aquí- le dije al chico, caminando hacia
mi cama y él me siguió como un perrito faldero.
-Deul…- murmuró tirándose en mi cama.
-¿Qué?
-¿Te puedo dar las buenas noches?- preguntó
mientras yo me tumbaba a su lado.
-Claro- Baro sonrió justo antes de echarse
sobre mí y darme un beso el mos labios.
-Buenas noches…- y se quedó dormido.
Mi corazón golpeaba contra mi pecho
rápidamente. Todavía sentía el contacto de sus labios contra los míos.
~.~.~
-Os odio- les dije a los chicos aprovechando
un momento en el que Baro había ido al baño.
-¿Y eso?- preguntó JiYoung.
-Cuando volvimos el otro día y estaba
borracho me besó- confesé, poniéndome rojo hasta las orejas.
-Oh, pero eso es genial- GongChan se me
abrazó mientras gritaba.
-No, no es genial.
-¿Por qué?- preguntó CNU- te gusta y él te
besa, eso es una clara indirecta de “me gustas”.
-Estaba borracho y cuando al día siguiente
se despertó no recordaba nada.
-Vaya… eso es más jodido- murmuró JiYoung.
-No sé qué hacer, cada día es peor, no puedo
parar de recordar el beso y creo que si sigo así no tardará en darse cuenta y…
-¿Y por qué no se lo dices?- propuso CNU.
-¿Decirle qué?
-Que te gusta, obvio.
-No puedo hacer eso, ¿y si me rechaza?
-¿Piensas vivir toda tu vida angustiado, con
unos sentimientos que no sabes si son correspondidos y fingiendo que solo sois
amigos cuando en realidad quieres que te la meta?
-GongChan- regañamos los tres.
-¿Qué?- suspiré y JiYoung me miró.
-El pequeñajo pervertido tiene razón,
¿quieres pasar toda tu vida así?
-No.
Fin Flash Back
-¿Y bien?- me preguntó. Me giré hacia él,
encarándolo. Los nervios me recorrían todo el cuerpo, pero debía hacerlo- ¿para
qué querías que hablásemos a solas?
-Me gustas…- dije y vi cómo él se tensaba-
me gustas más allá de la amistad.
-Deul...
-Me gustas desde el primer momento en que te
vi... yo... en serio me gustas mucho...- el agachó su cabeza- sé que no sientes
los mismo por mí que yo por ti... pero quería decírtelo antes de que acabáramos
la Universidad.
Esas fueron las palabras que dije, las que quería
decir de verdad se quedaron atascadas en mi garganta.
Quería
decir que lo amaba, que lo amaba demasiado, que quería que me correspondiera,
que me amara como yo lo amaba a él, que no quería perderlo, que lo necesitaba
como al agua.
-Deul...
yo... no sé qué decirte ahora mismo...
-"Di
que sí"- pensé.
-Me siento abrumado...
-"Di
que sí".
-No sabía que tenías estos sentimientos por mí…
-"Di
que sí".
-Yo no sé qué siento por ti, pero mi corazón
palpita rápido cada vez que estamos juntos- se acercó a mí y me puso las manos
en los hombros mientras me miraba fijamente- no sé si me gustas o solo que no
quiero que estés lejos de mí, pero me gustaría intentarlo contigo.
Sus palabras me dejaron en el limbo y sus
acciones todavía más. Tomó mi rostro entre sus manos y durante unos momentos más
nos miramos a los ojos, luego él los cerró y salvó la distancia que separaba nuestros
labios. Fue el beso más dulce que jamás me habían dado.
-Wow- murmuré cuando nos separamos, aunque
aún seguíamos tan cerca que podía sentir su respiración contra mis labios.
-Dime que esto será así cada vez que lo hagamos
y te juro que no volveré a separarme de tus labios- sonreí con mi corazón
latiendo a mil por hora.
-Será así siempre- y él me volvió a besar.