Capítulo 6
Cosas que pasan
Lorena, Inma y Lourdes esperaban en la
cafetería a que llegara Ana, que al parecer no había tenido la suerte de
terminar antes su clase, aunque a las otras tres tampoco les hubiera importado
estar más rato en la clase.
Cinco minutos después de que tocara el
timbre Ana llego la mar de feliz y sin que a las otras les diera tiempo de
nada, comenzó a hablar.
-*¿A qué no sabéis lo que me ha pasado en la
clase?- comenzó, pero sin dar tiempo a nada más siguió- en la clase de Historia
de la Música me ha tocado un profesor que está de muerte físicamente, porque el
muchacho es súper guapo, aparte de que tampoco parece llegar a los treinta
años, y está cómo un tren; pero lo mejor de todo es que tiene una voz que ni
los ángeles, me he quedado muerta al escucharlo hablar y es que es… ains… pero
otra cosa, también he averiguado de quién es el culo que vi antes, y el chico
está de toma pan y moja, de verdad, muy guapo, es un ángel que ha caído del
cielo no hay mortal que pueda ser tan guapo, y he estado tentada de decirle “qué ese culito no pase hambre”, pero al
final me he contenido y…- cogió aire y fue en ese momento en el que las otras
aprovecharon para interrumpirla en sus cavilaciones pervertidas.
-*Ana,
tranquila, que te va a dar algo- dijo Lourdes.
-*Sí, respira, que llevas 5 minutos hablando
sin parar y casi no me he enterado de nada- comentó Lorena.
-*¿Un resumen?- preguntó y las otras dos
asintieron- pues que el profe esta muy bueno y tiene una voz de infarto, y que
ya sé quién es el propietario del culo de antes- terminó Ana.
-*¿De quién?-pregunto Lorena.
-*No sé cómo se llama… pero es…
alskjdskdfdjkfh- y sus ojos se pusieron en modo enamorada.
-*Loca- murmuró Lourdes.
-*Oye, ¿y a esa que le pasa?- preguntó Ana
señalando a Inma, que no se había unido a su conversación sobre chicos guapos y
eso era bastante raro.
-*No sé, creo que esta así desde que vio al
chico ese- respondió Lorena.
-*¿A quién?- preguntó Ana.
-*No sé, no me acuerdo de su nombre-
contestó Lorena encogiéndose de hombros.
-*Creo que es Lee MinHyuk- dijo Lourdes.
Al escuchar el nombre del chico, Inma
despertó de su ensimismamiento de pronto, asustando a las demás, que no se
esperaban esta reacción por parte de ella.
-*¿MinHyuk? ¿Dónde?- preguntó Inma mirando a
todos lados buscando al chico.
-*¿Cómo te has acordado del nombre?- dijo Lorena-
si yo no he pillado ni uno.
-*Pues yo me acuerdo de casi todos, tampoco
es que fuéramos tantos en la clase- contestó Lourdes.
-*Ventaja de tener buena memoria- dijo Ana.
-*Sí, por suerte yo tengo buena memoria, no
como vosotras…
-*¿Eh?- saltaron Lorena y Ana a la vez.
-*Si no llega a ser por mi memoria la mitad
de la información que nos han dado se habría perdido, sin olvidar las
direcciones y cosas que hacéis y olvidáis, como con lo de la entrada de Inma.
-*También es verdad- admitieron ambas.
-*¿Entonces MinHyuk está aquí o no?-
preguntó Inma que no se estaba enterando de nada de la conversación que allí
las otras tres locas estaban manteniendo.
-oooOOOooo-
Por fin Ana y Lourdes llegaron a casa
después de su primer día de Universidad. Las otras dos se habían quedado por el
camino, Lorena en la Biblioteca, e Inma con su guaperas particular, al que
parecía haberle hecho tilín o algo así. Ana estaba insoportable por esto.
-*¿Por qué?- preguntó.
-*¿Por
qué? ¿Qué?- dijo Lourdes sin entender.
-*¿Qué he hecho yo para merecer esto?
-*¿Merecer qué?- preguntó aun más intrigada
porque no sabía a lo que la otra se refería.
-*¿Acaso he matado a alguien para que el
posible Dios que pueda existir me castigue de tal manera?
-*Cómo no me expliques que coño te pasa te
voy a dar una hostia, porque cómo no lo hagas y sigas dándome el coñazo será
muchísimo peor.
-*Es que Inma ya ha encontrado morenazo...
casi sin pretenderlo... y yo...- comenzó a lagrimear.
-*Anda, anda- le dio una palmadita en la
espalda- ya verás como alguno de los que acosas te hace caso- la otra la miró
algo más feliz- y ahora que estás feliz, pon la lavadora, porfa, mientras yo me
cambio para limpiar un poco- dijo y se fue.
-*Pero...- comenzó Ana, pero Lourdes ya se
había ido- yo no sé poner la lavadora.
Cinco minutos después, una chica con una
coleta, salía corriendo del lavadero como si la persiguiera Lucifer.
-*¿Qué pasa, loca?- preguntó Lourdes al
cruzársela por el pasillo.
-*La... lava... dora...
Las dos fueron de nuevo al lavadero, una
arrastrada por la otra porque no quería volver a aquel infierno. Todo estaba
anegado, menos mal que había un escalón de por medio entre el lavadero y la
cocina, sino, esta también se habría inundado.
-*¿Cómo lo haces para que cada vez que
toques algo lo rompas?
-*Un don natural...- dijo con una risita
nerviosa.
-*Habrá que avisar al casero- Lourdes iba a
ir, pero Ana la retuvo.
-*V... voy... yo- dijo- que para eso la he
roto yo...
-*Sí, mejor será, mientras, intentaré sacar
la ropa de ahí antes de que se estropee demasiado.
-oooOOOooo-
Bajé las escaleras dispuesta a hablar con el
casero, y de paso, poner en práctica una técnica en la que había estado
pensando desde que había llegado a casa. Llamé a la puerta, y esperé a que mi
casero guapo y buenorro apareciera por ella, quedándome con la boca abierta
cuando por ella apareció una chica morena y occidental, aproximadamente de la
edad del casero, con una sonrisa en la cara.
-¿Desea algo?- preguntó sacándome del
ensimismamiento en el que me había metido al verla.
-Esto... sí... verá, soy una... de las
inquilinas de arriba... ¿está SiWon?
-Sí, un momento- se giró hacia dentro- ¡yeobo!
Vale, si en algún momento pudiera haber
tenido la esperanza de que esa chica fuera una amiga o su prima lejana, todo se
había esfumado al escuchar la palabra "yeobo". Pero todo pensamiento
depresivo fue borrado de mi mente al ver al casero buenorro aparecer por la
puerta y sonreírme.
-Hola, Ana, ¿qué te trae por aquí?-
preguntó.
-Pues... es que... la lavadora... se rompió.
-Oh,
vaya- dijo- sino os importa iré a ver.
-oooOOOooo-
Los dos subieron al piso. Allí, Lourdes
estaba terminando de sacar la ropa de la lavadora para que no se estropeara.
-Hola- saludó SiWon.
-Hola- respondió Lourdes inclinando levemente
la cabeza a modo de saludo.
-¿Has terminado?- preguntó.
-Sí, ya he sacado toda la ropa- dijo Lourdes
con una sonrisa- *la he dejado en el baño grande, yo voy a tirar la basura y
mientras tú, la vas a lavar a mano- le dijo a Ana.
-*¿Qué? ¿Por qué?
-*No haber estropeado la lavadora y no
pasaría esto, además son pocas cosas y apenas están sucias.
-*Esta bien- dijo Ana resignada.
-¿Todo bien chicas?- preguntó SiWon al ver
la cara de Ana.
-Sí, no hay ningún problema- contestó
Lourdes llevando lo que quedaba de ropa al baño.
-Vale- dijo SiWon después de revisar la
lavadora- sólo se ha salido esta pieza- se la mostró a Ana- voy a por algunas
herramientas y ahora vengo- sonrió y se marchó por donde había venido.
-De acuerdo- contesto Ana un poco embobada
ya a la nada.
-*¿Te traigo una fregona?- preguntó Lourdes.
-*¿Para qué quiero una fregona?- dijo Ana.
-*¿Para que va a ser?, para secar las babas
que hay en el suelo, antes casi me resbalo y me abro la cabeza.
-*Qué exagerada- murmuró Ana con cara de
pocos amigos- además, ¿no me negaras que está de vicio? Y también, antes se
preocupó por mi- dijo dando saltitos de alegría.
-*Lo que tu digas, yo voy a tirar la basura,
así que aprovecha y lava la ropa, y así evitas hacer algo raro, que el pobre
tiene pareja.
-*¿Y tu cómo sabes que tiene pareja?-
preguntó desconcertada, ya que sólo ella había visto a la chica del piso de
abajo.
-*Oh vamos, ¿no te
has fijado en la ropa tendida?
-*¿Qué ropa?
-*No tienes
remedio- dijo Lourdes suspirando- en el tendedero tiene ropa de mujer, o tiene
novia....o es un travesti...
-Vale… lo admito,
tiene novia- dijo Ana- pero deberías dejar de leerte los libros de Sherlock
Holmes y dejar de ver Detective Conan, te afecta seriamente… y a veces me
asustas…
-*Lo que tú digas, yo voy a sacar la basura,
no creo tardar, pero por si acaso, no hagas nada indebido.
-Haiiiiiiii!!!-contestó Ana en japonés.
-oooOOOooo-
Bajé a tirar la basura, con la esperanza de
que Ana hiciera lo que le había mandado, aunque sabía que no lo haría hasta que
el casero no se marchara del piso.
-*Es de lo que no hay- dije con un suspiro.
Al llegar al contenedor, abrí la tapadera y
tiré la bolsa al interior. Al cerrar la tapa, sentí un leve roce en la palma de
mi mano izquierda y al mirarla vi un casi imperceptible arañazo, que poco a
poco adquirió un tono rojizo, ya que la sangre intentaba salir.
-*Vaya- dije mirando la herida- cuanto más
pequeña es la herida más duele- en ese instante noté que alguien cogía mi mano
y la cubría con una venda, aunque en realidad era un trozo de tela.
-Deberías de tener más cuidado- dijo ese
alguien delante de mí.
Al levantar la vista de mi mano vi de nuevo
ese reflejo rojo, aunque en esta ocasión si vi al dueño. Era un chico de mi
edad, alto, con el pelo negro y en el flequillo elevado tenía un toque rojo.
Ahora ya sabía a quién pertenecía. Era
guapísimo, con unos rasgos finos, pero bastante masculinos. Sus ojos eran
negros como la noche y tenían un brillo especial, que no supe interpretar.
-¿Te duele mucho?- me preguntó.
-No- respondí en un susurro- no es nada- dije
apartando la mano sin dejar de mirarle.
-Tendrías que ir al médico, para que te la
vendara correctamente- dijo sonriendo. Dios
menuda sonrisa, si ya era guapo y perfecto, ahora parecía un dios.
-Gracias por el aviso, pero no hace falta,
vivo cerca y cuando llegue mi amiga me la vendará, tiene bastante experiencia-
el soltó un carcajada, la verdad es que mi intención no era hacer un chiste,
simplemente me salió así. Mis amigas siempre se quejan cuando quiero contar un
chiste, aunque después les haga gracia.
-Lo siento- dijo él de repente- pero eso
tuvo gracia.
-Bueno, solo dije la verdad- y no puede
evitar sonreír.
-Entonces si todo está, me voy- dijo- ya nos
veremos- y se dio la vuelta, sonriente, para marcharse.
-Sí- fue lo único que puede decir porque
después de ver su sonrisa me quedé en blanco.
Me quedé un rato mirando por donde se había
ido y tras echarle un vistazo a mi mano, me fui a casa.
-oooOOOooo-
En cuanto Lourdes salió de la casa con la
bolsa de la basura, SiWon entró de nuevo con algunas herramientas en las manos.
Se agachó frente a la lavadora y comenzó a hacer cosas extrañas con las
herramientas.
El casero era guapo, muy guapo, y además,
era alto, cosa que me volvía loca. Allí agachado, trabajando, se veía sexy, muy
pero que muy sexy. Que tuviera novia poco me importaba en esos momentos en los
que lo tenía solo para mí. Fue entonces cuando comencé a poner en marcha mi
plan.
Me puse cerca de él y comencé a mirarlo de
arriba abajo, casi atravesándolo, como si tuviera rayos x como Super Man, me lo
comía con los ojos y me mordía el labio inferior, pensando en qué cosa podría
hacer. De repente, un chorro de agua saltó de la lavadora y mojó la camisa
blanca que llevaba SiWon, haciendo que ésta se le pegara al cuerpo y me dejara
ver la imponente figura que escondía.
Casi sangro por la nariz de pura perversión
al notar su espalda fuerte a través de la camisa y casi me da un ataque cuando
al girarse, haciendo un gesto con sus manos para disculparse, pude divisar sus
abdominales tan marcados que me podría pasar la vida utilizándolos como tabla
para lavar la ropa.
-Siento el estropicio- dijo.
-No pasa nada- logré articular en coreano
como una autómata.
-Bajaré a cambiarme y ahora subo- no pude
hacer más que asentir y quedarme como boba viendo cómo se iba. Ni noté los
minutos que pasaron cuando él regresó, aún con la camisa mojada- parece ser que
Rocío salió y yo no cogí las llaves, así que tendré que quedarme así- dijo y me
hizo reaccionar.
-¿Rocío?- pregunté.
-Sí, mi novia- puso una sonrisa tonta al
decir eso.
-Ah…- murmuré- y… ¿de dónde es ella?-
pregunté- su nombre muy coreano no es- ya me había puesto en modo cotilla.
-Es española.
-Oh, cómo nosotras- dije y sonreí, pero él
se volvió a girar hacia mí y vi cómo se le marcaba todo, pero sin camiseta, se
le marcaría más…- te resfriarás sino te cambias.
-Ya, pero no tengo llaves.
-Tranquilo, te puedo dejar una camisa de
Lorena.
-¿No me quedará pequeña?- preguntó alzando
una ceja y yo negué con la cabeza.
-Ella duerme con ropa de tío que le queda
grande, así que…
-¿No le molestará?
-No, tranquilo.
-Entonces está bien.
Nada más escuchar esas palabras de su boca,
salí corriendo hacia la habitación de Lorena, abrí el armario, donde sabía que
tendría que tener las camisas y cogí la que pensé le quedaría más petada, luego
entré al baño que estaba en su habitación para coger una toalla y después salir
corriendo de nuevo hacia el lavadero, encontrándomelo sin la camiseta. Estaba
violándomelo con la mirada, cuando la puerta de la calle se abrió y por ella
entró Lourdes farfullando algo.
-*Ana- me dijo- que me voy a poner a hacer
la cena.
-Ok- contesté y le di la camisa al casero,
aunque por mí no se la hubiera dado nunca, porque estaba bueno, muy, muy bueno.
Él se la puso y siguió con su tarea de
arreglar la lavadora. Cuando estaba a punto de volver a ponerme en modo
violadora profesional, aunque en realidad no le iba a hacer nada malo, sólo
insinuarme, escuché otra vez la puerta abrirse y Lorena entró gritando.
-*¡Locas! Os tengo que contar una cosa que
va a hacer que os de un ataque.
-*Luego en la cena, cuando estemos todas- le
contestó Lourdes.
-*Vale, entonces voy a ducharme.
Suspiré y volví a lo mío, pero la puerta se
escuchó de nuevo. Aunque ahora no hubo gritos de nadie. Inma, la silenciosa
había regresado y seguramente se había metido en su habitación a leer el libro
que quería acabar. Volví a suspirar y me acerqué un poco a SiWon, ajeno a lo
que yo hacía, pero el timbre de la puerta me sobresaltó y me alejé de nuevo, a
la vez que él se incorporaba con una sonrisa.
-*Ya voy yo- dijo Lourdes- pero cómo se me
queme la comida, luego no os quejéis- la escuché abrir la puerta, a la vez que
SiWon comenzaba a hablarme.
-Creo que esto ya está- dijo- si volvéis a
tener algún problema con este cacharro, ya sabéis donde estoy- iba a intentar
detenerlo, porque se iba, pero me di cuenta de que no me miraba a mí en esos
momentos, sino detrás de mí- oh, Rocío, has vuelto- dijo y yo me giré para ver
a su novia, puse mala cara.
-Sí, lo siento, pero recordé que no tenías
llaves, así que me volví para dártelas- él se acercó a ella pasando por mi lado
y cogió las llaves que le tendía.
-Gracias- dijo- pero ya he terminado, así
que, ¿nos vamos?
-Claro.
-Adiós, Ana, ya sabes, si hay algún
problema…
-No dudaremos en tocar su puerta, no se
preocupe…- murmuré.
-Muy bien- se fue con su novia y lo oí
despedirse de Lourdes, después, salí del lavadero.
-*Estaba a esto de insinuarme- dije moviendo
mis dedos para ejemplificar lo cerca que había estado- maldita novia…