martes, 30 de abril de 2013

Vampire Stories


Capítulo 6
Cosas que pasan


   Lorena, Inma y Lourdes esperaban en la cafetería a que llegara Ana, que al parecer no había tenido la suerte de terminar antes su clase, aunque a las otras tres tampoco les hubiera importado estar más rato en la clase.

   Cinco minutos después de que tocara el timbre Ana llego la mar de feliz y sin que a las otras les diera tiempo de nada, comenzó a hablar.

   -*¿A qué no sabéis lo que me ha pasado en la clase?- comenzó, pero sin dar tiempo a nada más siguió- en la clase de Historia de la Música me ha tocado un profesor que está de muerte físicamente, porque el muchacho es súper guapo, aparte de que tampoco parece llegar a los treinta años, y está cómo un tren; pero lo mejor de todo es que tiene una voz que ni los ángeles, me he quedado muerta al escucharlo hablar y es que es… ains… pero otra cosa, también he averiguado de quién es el culo que vi antes, y el chico está de toma pan y moja, de verdad, muy guapo, es un ángel que ha caído del cielo no hay mortal que pueda ser tan guapo, y he estado tentada de decirle “qué ese culito no pase hambre”, pero al final me he contenido y…- cogió aire y fue en ese momento en el que las otras aprovecharon para interrumpirla en sus cavilaciones pervertidas.
   -*Ana, tranquila, que te va a dar algo- dijo Lourdes.
   -*Sí, respira, que llevas 5 minutos hablando sin parar y casi no me he enterado de nada- comentó Lorena.
   -*¿Un resumen?- preguntó y las otras dos asintieron- pues que el profe esta muy bueno y tiene una voz de infarto, y que ya sé quién es el propietario del culo de antes- terminó Ana.
   -*¿De quién?-pregunto Lorena.
   -*No sé cómo se llama… pero es… alskjdskdfdjkfh- y sus ojos se pusieron en modo enamorada.
   -*Loca- murmuró Lourdes.
   -*Oye, ¿y a esa que le pasa?- preguntó Ana señalando a Inma, que no se había unido a su conversación sobre chicos guapos y eso era bastante raro.
   -*No sé, creo que esta así desde que vio al chico ese- respondió Lorena.
   -*¿A quién?- preguntó Ana.
   -*No sé, no me acuerdo de su nombre- contestó Lorena encogiéndose de hombros.
   -*Creo que es Lee MinHyuk- dijo Lourdes.

   Al escuchar el nombre del chico, Inma despertó de su ensimismamiento de pronto, asustando a las demás, que no se esperaban esta reacción por parte de ella.

   -*¿MinHyuk? ¿Dónde?- preguntó Inma mirando a todos lados buscando al chico.
   -*¿Cómo te has acordado del nombre?- dijo Lorena- si yo no he pillado ni uno.
   -*Pues yo me acuerdo de casi todos, tampoco es que fuéramos tantos en la clase- contestó Lourdes.
   -*Ventaja de tener buena memoria- dijo Ana.
   -*Sí, por suerte yo tengo buena memoria, no como vosotras…
   -*¿Eh?- saltaron Lorena y Ana a la vez.
   -*Si no llega a ser por mi memoria la mitad de la información que nos han dado se habría perdido, sin olvidar las direcciones y cosas que hacéis y olvidáis, como con lo de la entrada de Inma.
   -*También es verdad- admitieron ambas.
   -*¿Entonces MinHyuk está aquí o no?- preguntó Inma que no se estaba enterando de nada de la conversación que allí las otras tres locas estaban manteniendo.

-oooOOOooo-

   Por fin Ana y Lourdes llegaron a casa después de su primer día de Universidad. Las otras dos se habían quedado por el camino, Lorena en la Biblioteca, e Inma con su guaperas particular, al que parecía haberle hecho tilín o algo así. Ana estaba insoportable por esto.

   -*¿Por qué?- preguntó.
   -*¿Por qué? ¿Qué?- dijo Lourdes sin entender.
   -*¿Qué he hecho yo para merecer esto?
   -*¿Merecer qué?- preguntó aun más intrigada porque no sabía a lo que la otra se refería.
   -*¿Acaso he matado a alguien para que el posible Dios que pueda existir me castigue de tal manera?
   -*Cómo no me expliques que coño te pasa te voy a dar una hostia, porque cómo no lo hagas y sigas dándome el coñazo será muchísimo peor.
   -*Es que Inma ya ha encontrado morenazo... casi sin pretenderlo... y yo...- comenzó a lagrimear.
   -*Anda, anda- le dio una palmadita en la espalda- ya verás como alguno de los que acosas te hace caso- la otra la miró algo más feliz- y ahora que estás feliz, pon la lavadora, porfa, mientras yo me cambio para limpiar un poco- dijo y se fue.
   -*Pero...- comenzó Ana, pero Lourdes ya se había ido- yo no sé poner la lavadora.

   Cinco minutos después, una chica con una coleta, salía corriendo del lavadero como si la persiguiera Lucifer.

   -*¿Qué pasa, loca?- preguntó Lourdes al cruzársela por el pasillo.
   -*La... lava... dora...

   Las dos fueron de nuevo al lavadero, una arrastrada por la otra porque no quería volver a aquel infierno. Todo estaba anegado, menos mal que había un escalón de por medio entre el lavadero y la cocina, sino, esta también se habría inundado.

   -*¿Cómo lo haces para que cada vez que toques algo lo rompas?
   -*Un don natural...- dijo con una risita nerviosa.
   -*Habrá que avisar al casero- Lourdes iba a ir, pero Ana la retuvo.
   -*V... voy... yo- dijo- que para eso la he roto yo...
   -*Sí, mejor será, mientras, intentaré sacar la ropa de ahí antes de que se estropee demasiado.

-oooOOOooo-

   Bajé las escaleras dispuesta a hablar con el casero, y de paso, poner en práctica una técnica en la que había estado pensando desde que había llegado a casa. Llamé a la puerta, y esperé a que mi casero guapo y buenorro apareciera por ella, quedándome con la boca abierta cuando por ella apareció una chica morena y occidental, aproximadamente de la edad del casero, con una sonrisa en la cara.

   -¿Desea algo?- preguntó sacándome del ensimismamiento en el que me había metido al verla.
   -Esto... sí... verá, soy una... de las inquilinas de arriba... ¿está SiWon?
   -Sí, un momento- se giró hacia dentro- ¡yeobo!

   Vale, si en algún momento pudiera haber tenido la esperanza de que esa chica fuera una amiga o su prima lejana, todo se había esfumado al escuchar la palabra "yeobo". Pero todo pensamiento depresivo fue borrado de mi mente al ver al casero buenorro aparecer por la puerta y sonreírme.

   -Hola, Ana, ¿qué te trae por aquí?- preguntó.
   -Pues... es que... la lavadora... se rompió.
   -Oh, vaya- dijo- sino os importa iré a ver.

-oooOOOooo-

   Los dos subieron al piso. Allí, Lourdes estaba terminando de sacar la ropa de la lavadora para que no se estropeara.

   -Hola- saludó SiWon.
   -Hola- respondió Lourdes inclinando levemente la cabeza a modo de saludo.
   -¿Has terminado?- preguntó.
   -Sí, ya he sacado toda la ropa- dijo Lourdes con una sonrisa- *la he dejado en el baño grande, yo voy a tirar la basura y mientras tú, la vas a lavar a mano- le dijo a Ana.
   -*¿Qué? ¿Por qué?
   -*No haber estropeado la lavadora y no pasaría esto, además son pocas cosas y apenas están sucias.
   -*Esta bien- dijo Ana resignada.
   -¿Todo bien chicas?- preguntó SiWon al ver la cara de Ana.
   -Sí, no hay ningún problema- contestó Lourdes llevando lo que quedaba de ropa al baño.
   -Vale- dijo SiWon después de revisar la lavadora- sólo se ha salido esta pieza- se la mostró a Ana- voy a por algunas herramientas y ahora vengo- sonrió y se marchó por donde había venido.
   -De acuerdo- contesto Ana un poco embobada ya a la nada.
   -*¿Te traigo una fregona?- preguntó Lourdes.
   -*¿Para qué quiero una fregona?- dijo Ana.
   -*¿Para que va a ser?, para secar las babas que hay en el suelo, antes casi me resbalo y me abro la cabeza.
   -*Qué exagerada- murmuró Ana con cara de pocos amigos- además, ¿no me negaras que está de vicio? Y también, antes se preocupó por mi- dijo dando saltitos de alegría.
   -*Lo que tu digas, yo voy a tirar la basura, así que aprovecha y lava la ropa, y así evitas hacer algo raro, que el pobre tiene pareja.
   -*¿Y tu cómo sabes que tiene pareja?- preguntó desconcertada, ya que sólo ella había visto a la chica del piso de abajo.
   -*Oh vamos, ¿no te has fijado en la ropa tendida?
   -*¿Qué ropa?
   -*No tienes remedio- dijo Lourdes suspirando- en el tendedero tiene ropa de mujer, o tiene novia....o es un travesti...
   -Vale… lo admito, tiene novia- dijo Ana- pero deberías dejar de leerte los libros de Sherlock Holmes y dejar de ver Detective Conan, te afecta seriamente… y a veces me asustas…
   -*Lo que tú digas, yo voy a sacar la basura, no creo tardar, pero por si acaso, no hagas nada indebido.
   -Haiiiiiiii!!!-contestó Ana en japonés.

-oooOOOooo-

   Bajé a tirar la basura, con la esperanza de que Ana hiciera lo que le había mandado, aunque sabía que no lo haría hasta que el casero no se marchara del piso.

   -*Es de lo que no hay- dije con un suspiro.

   Al llegar al contenedor, abrí la tapadera y tiré la bolsa al interior. Al cerrar la tapa, sentí un leve roce en la palma de mi mano izquierda y al mirarla vi un casi imperceptible arañazo, que poco a poco adquirió un tono rojizo, ya que la sangre intentaba salir.

   -*Vaya- dije mirando la herida- cuanto más pequeña es la herida más duele- en ese instante noté que alguien cogía mi mano y la cubría con una venda, aunque en realidad era un trozo de tela.
   -Deberías de tener más cuidado- dijo ese alguien delante de mí.

   Al levantar la vista de mi mano vi de nuevo ese reflejo rojo, aunque en esta ocasión si vi al dueño. Era un chico de mi edad, alto, con el pelo negro y en el flequillo elevado tenía un toque rojo.



   Ahora ya sabía a quién pertenecía. Era guapísimo, con unos rasgos finos, pero bastante masculinos. Sus ojos eran negros como la noche y tenían un brillo especial, que no supe interpretar.

   -¿Te duele mucho?- me preguntó.
   -No- respondí en un susurro- no es nada- dije apartando la mano sin dejar de mirarle.
   -Tendrías que ir al médico, para que te la vendara  correctamente- dijo sonriendo. Dios menuda sonrisa, si ya era guapo y perfecto, ahora parecía un dios.
   -Gracias por el aviso, pero no hace falta, vivo cerca y cuando llegue mi amiga me la vendará, tiene bastante experiencia- el soltó un carcajada, la verdad es que mi intención no era hacer un chiste, simplemente me salió así. Mis amigas siempre se quejan cuando quiero contar un chiste, aunque después les haga gracia.
   -Lo siento- dijo él de repente- pero eso tuvo gracia.
   -Bueno, solo dije la verdad- y no puede evitar sonreír.
   -Entonces si todo está, me voy- dijo- ya nos veremos- y se dio la vuelta, sonriente, para marcharse.
   -Sí- fue lo único que puede decir porque después de ver su sonrisa me quedé en blanco.

   Me quedé un rato mirando por donde se había ido y tras echarle un vistazo a mi mano, me fui a casa.

-oooOOOooo-

   En cuanto Lourdes salió de la casa con la bolsa de la basura, SiWon entró de nuevo con algunas herramientas en las manos. Se agachó frente a la lavadora y comenzó a hacer cosas extrañas con las herramientas.

   El casero era guapo, muy guapo, y además, era alto, cosa que me volvía loca. Allí agachado, trabajando, se veía sexy, muy pero que muy sexy. Que tuviera novia poco me importaba en esos momentos en los que lo tenía solo para mí. Fue entonces cuando comencé a poner en marcha mi plan.

   Me puse cerca de él y comencé a mirarlo de arriba abajo, casi atravesándolo, como si tuviera rayos x como Super Man, me lo comía con los ojos y me mordía el labio inferior, pensando en qué cosa podría hacer. De repente, un chorro de agua saltó de la lavadora y mojó la camisa blanca que llevaba SiWon, haciendo que ésta se le pegara al cuerpo y me dejara ver la imponente figura que escondía.

   Casi sangro por la nariz de pura perversión al notar su espalda fuerte a través de la camisa y casi me da un ataque cuando al girarse, haciendo un gesto con sus manos para disculparse, pude divisar sus abdominales tan marcados que me podría pasar la vida utilizándolos como tabla para lavar la ropa.

   -Siento el estropicio- dijo.
   -No pasa nada- logré articular en coreano como una autómata.
   -Bajaré a cambiarme y ahora subo- no pude hacer más que asentir y quedarme como boba viendo cómo se iba. Ni noté los minutos que pasaron cuando él regresó, aún con la camisa mojada- parece ser que Rocío salió y yo no cogí las llaves, así que tendré que quedarme así- dijo y me hizo reaccionar.
   -¿Rocío?- pregunté.
   -Sí, mi novia- puso una sonrisa tonta al decir eso.
   -Ah…- murmuré- y… ¿de dónde es ella?- pregunté- su nombre muy coreano no es- ya me había puesto en modo cotilla.
   -Es española.
   -Oh, cómo nosotras- dije y sonreí, pero él se volvió a girar hacia mí y vi cómo se le marcaba todo, pero sin camiseta, se le marcaría más…- te resfriarás sino te cambias.
   -Ya, pero no tengo llaves.
   -Tranquilo, te puedo dejar una camisa de Lorena.
   -¿No me quedará pequeña?- preguntó alzando una ceja y yo negué con la cabeza.
   -Ella duerme con ropa de tío que le queda grande, así que…
   -¿No le molestará?
   -No, tranquilo.
   -Entonces está bien.

   Nada más escuchar esas palabras de su boca, salí corriendo hacia la habitación de Lorena, abrí el armario, donde sabía que tendría que tener las camisas y cogí la que pensé le quedaría más petada, luego entré al baño que estaba en su habitación para coger una toalla y después salir corriendo de nuevo hacia el lavadero, encontrándomelo sin la camiseta. Estaba violándomelo con la mirada, cuando la puerta de la calle se abrió y por ella entró Lourdes farfullando algo.

   -*Ana- me dijo- que me voy a poner a hacer la cena.
   -Ok- contesté y le di la camisa al casero, aunque por mí no se la hubiera dado nunca, porque estaba bueno, muy, muy bueno.

   Él se la puso y siguió con su tarea de arreglar la lavadora. Cuando estaba a punto de volver a ponerme en modo violadora profesional, aunque en realidad no le iba a hacer nada malo, sólo insinuarme, escuché otra vez la puerta abrirse y Lorena entró gritando.

   -*¡Locas! Os tengo que contar una cosa que va a hacer que os de un ataque.
   -*Luego en la cena, cuando estemos todas- le contestó Lourdes.
   -*Vale, entonces voy a ducharme.

   Suspiré y volví a lo mío, pero la puerta se escuchó de nuevo. Aunque ahora no hubo gritos de nadie. Inma, la silenciosa había regresado y seguramente se había metido en su habitación a leer el libro que quería acabar. Volví a suspirar y me acerqué un poco a SiWon, ajeno a lo que yo hacía, pero el timbre de la puerta me sobresaltó y me alejé de nuevo, a la vez que él se incorporaba con una sonrisa.

   -*Ya voy yo- dijo Lourdes- pero cómo se me queme la comida, luego no os quejéis- la escuché abrir la puerta, a la vez que SiWon comenzaba a hablarme.
   -Creo que esto ya está- dijo- si volvéis a tener algún problema con este cacharro, ya sabéis donde estoy- iba a intentar detenerlo, porque se iba, pero me di cuenta de que no me miraba a mí en esos momentos, sino detrás de mí- oh, Rocío, has vuelto- dijo y yo me giré para ver a su novia, puse mala cara.
   -Sí, lo siento, pero recordé que no tenías llaves, así que me volví para dártelas- él se acercó a ella pasando por mi lado y cogió las llaves que le tendía.
   -Gracias- dijo- pero ya he terminado, así que, ¿nos vamos?
   -Claro.
   -Adiós, Ana, ya sabes, si hay algún problema…
   -No dudaremos en tocar su puerta, no se preocupe…- murmuré.
   -Muy bien- se fue con su novia y lo oí despedirse de Lourdes, después, salí del lavadero.
   -*Estaba a esto de insinuarme- dije moviendo mis dedos para ejemplificar lo cerca que había estado- maldita novia…







Don't Lie


Capítulo 3
¿Se Puede Llamar Engaño?

 

   Salí de casa en busca de él. No podía aguantar más, así que dejé a JongIn durmiendo, diciéndole que me iba a clase, pero en realidad iba a su apartamento, a verlo a él, a ver a JunMyeon. Llegué a su apartamento y llamé a la puerta, esperando nervioso a que abriera. Cuando la puerta se abrió, y apareció él en el vano, despeinado, con los ojos medio cerrados por acabarlo de despertar. Sonreí y me lancé sobre él, agarrando sus caderas con mis piernas fuertemente, para después, besarlo. Al separarme, pude ver en él una sonrisa picarona.

   -¿Tanto querías verme que no podías esperar?- me dijo y yo sólo le planté otro beso en los labios- parece que no…- murmuró divertido- agárrate fuerte… te llevaré a un lugar cómodo…- y dicho esto, comenzó a andar conmigo agarrado a él, hasta llegar al salón y sentarse sobre el sofá, conmigo encima y noté una dureza en su entrepierna que me sobresaltó.
   -¿Tan temprano y ya así de duro?- dije acercándome a su oído y dándole un lametón.
   -Es que me pones… D.O.- susurró con una voz ronca que me excitó.
   -Eso es bueno- murmuré- tú también me pones…- comencé a mordisquear su mandíbula, pero sin llegar a dejar marca.
   -¿Te pongo más que tu novio?- preguntó y me separé de él para mirarlo a los ojos.
   -Estás bueno, JunMyeon- contesté- y no te ofendas con lo que te voy a decir ahora- sonreí pícaro- pero JongIn está mucho más bueno que tú.
   -Pero te gusta más mi polla… con eso me conformo.

   Se lanzó a besar mis labios con desesperación, introduciendo su lengua en mi boca y haciendo que las dos lucharan por tomar el control del beso. Nos separamos sin aire y entonces pasé a quitarle la camiseta roída que utilizaba como pijama, para dejar al descubierto su pecho blanco como el mío, y no oscuro y exótico como el de mi novio. Empecé a repartir besos por el lugar, a la vez que mi mano se movía por su entrepierna, aun por encima del pantalón, haciéndolo suspirar levemente, y luego, lentamente, fui bajando mis labios por su torso, hasta quedar en un equilibrio precario sobre sus piernas, así que, me bajé de ellas y me puse de rodillas en el suelo.

   Retiré la mano de su entrepierna y él dio un quejido de inconformidad por tal acción. Sonreí y metí mi mano dentro de sus boxers, notando su humedad. Comencé a masajear rápidamente hasta que su miembro estuvo completamente erecto, entonces, le arranqué los pantalones y los boxers, dejándolo desnudo a mi completa merced. Me incliné sobre su miembro y empecé a repartir besos y lametazos, a la vez que toqueteaba sus testículos, haciéndolo gemir de placer y decir mi nombre, o por lo menos el que él conocía, una y otra vez.

   -Ahhh… D.O…. ahhh...- me metí su pene en mi boca completamente y empecé a succionar, impregnándolo con mi saliva para luego hacer más fácil y placentera mi penetración. Cuando noté que iba a correrse, me alejé de él y subí su cuerpo dando besos y pequeños mordisquitos- no… me dejes… así…- jadeó.
   -Tranquilo- susurré a la vez que me levantaba la camiseta y me la quitaba- haré que te corras, pero en otro lugar más excitante que mi boca- él se acercó a mí y me besó.
  -No hay lugar más excitante que tu boca- murmuró al separarnos.

   Me levanté del suelo y me quité los pantalones y mis boxers, que comenzaban a apretarme. Después, me senté de nuevo en las piernas de JunMyeon y rocé su miembro contra mi entrada. Gemí sonoramente ante el contacto y luego, lentamente, empecé a bajar, haciendo que su pene entrara cada vez más y más en mi interior, empujando contra mis paredes y haciéndonos sentir un placer inmenso a ambos.

   Cuando estuvo completamente adentro, los dos gemimos y yo comencé con el vaivén, al principio muy suave, para acostumbrarme, pero luego tan rápido, que casi daba saltos sobre su cuerpo. Él buscó mis labios, y comenzamos un beso totalmente excitante, desenfrenado, desesperado y descoordinado. JunMyeon se corrió dentro de mí, pero yo no lo hice, así que, cuando él salió de mí, lo hice tumbarse en el sofá, conmigo encima y empecé a rozar mi pene contra el suyo, ahora flácido y muy sensible, hasta que me corrí y caí sobre él. mi cuerpo se relajó y el semen que había en mi interior, comenzó a salir por mi ano y a recorrer lentamente mis piernas.

   Pensé en JongIn. En lo que él hacía para que yo me corriera y sintiera todo el placer. Pensé en que lo sentía todo con él, pero que me faltaba algo, algo que JunMyeon me daba, sin ningún te quiero a cambio.

   Me separé de él un poco al notar cómo se volvía a poner duro y sentí cómo era tumbado en el sofá, quedando ahora él, sobre mí. Me miraba de una manera totalmente pervertida y sonreí.

   -¿Otra ronda?- preguntó.
   -Las que quieras- respondí.
   -Si es que aunque lo niegues te encanta…- se inclinó sobre mí.
   -Sino lo niego…- susurré antes de que me besara.












sábado, 27 de abril de 2013

Don't Lie


Capítulo 2
No Es Suficiente


   Llegué a casa y busqué a mi novio por todas partes, no encontrándolo en ningún lado. Supuestamente, debería haber llegado antes que yo a casa, puesto que sus clases acababan antes que yo mi turno de trabajo. Me dirigí al dormitorio y me tumbé en la cama, en plancha, escuchando en ese momento, pequeños ruidos en el baño.

   Me levanté y me dirigí hacia la puerta de donde provenían esos ruidos, dándome cuenta que los sonidos eran los del agua correr y la voz de alguien cantando de una manera hermosa. Supe en ese momento que ya había encontrado a mi novio, nadie cantaba tan bien cómo él.

   Abrí la puerta lentamente, y me lo encontré, tumbado en la bañera, mientras ésta se llenaba, con los ojos cerrados y cantando de esa manera tan suave, tan hermosa y tan sensual. Me acerqué sin hacer ruido y comencé a quitarme la ropa sin que él se diera cuenta de mi presencia.

   Cuando ya estuve completamente desnudo, cerré el grifo de la bañera, y metí una de mis piernas, sobresaltando a mi novio al hacerlo, pero al ver que era yo, se relajó y dejó que entrara a compartir su relajante baño. Me introduje completamente en el agua tibia dejando escapar de mis labios un gemido de placer, al sentirla sobre mi piel, sentándome entre las piernas de mi novio.

   -¿Cómo te ha ido en el trabajo?- preguntó inclinándose sobre mí para darme un pequeño beso en los labios, dejándome su sabor a cereza.
   -Es algo cansado- murmuré tocándome los hombros y haciendo una mueca de dolor.
   -Anda, date la vuelta- dijo y yo lo hice, girándome y dejando mi espalda a su alcance- disfruta de mis atenciones- susurró en mi oído de una manera excitante justo antes de poner sus manos sobre mis hombros y comenzar a masajear, haciéndome dar suspiros de vez en cuando- parece que te gusta- murmuró empezando a repartir besos por mi cuello y mis hombros.
   -Sí… mmm… tus manos son mágicas… mmm… KyungSoo…- medio gemí, medio dije.
   -Eso es bueno…- murmuró rozando su nariz con mi mejilla y yo giré mi cara para atrapar sus labios y besarlo con desesperación. Cuando nos separamos, él tenía una gran sonrisa- ¿me deseas, JongIn?- preguntó divertido mientras yo me giraba para quedar cara a él.
   -Muchísimo…

   Y comencé a besarlo como si me fuera la vida en ello, abriendo mi boca, jugando con su lengua, explorando su húmeda cavidad, mordiendo y chupando todo a mi paso. Cuando nos separamos para respirar, un hilo de saliva aun nos unía. Sonreí pasando mi lengua por sus labios para comenzar de nuevo con otro beso excitante. Al separarme de sus labios adictivos de nuevo y volver a sentarme sobre la bañera, sentí un pinchazo en mi trasero y me quejé un poco. Aunque ya hacía varios días que SuHo me la había metido, todavía sentía un poco de dolor en aquella zona.

   -¿Te pasa algo, JongIn?- preguntó mi novio y yo negué, porque él no podía enterarse de que lo engañaba con otro.

   Me lancé de nuevo sobre él, ignorando el dolor y empecé a acariciar su cuerpo, escuchando a su melodiosa voz lanzar gemidos una y otra vez en mi oído. Mordisqueé su cuello, lo lamí y lo besé, mientras mis manos viajaban cada vez más abajo por su delicioso cuerpo. Noté sus manos agarrarse a mi trasero y di un respigo de sorpresa. Me acerqué a su oído y le susurré con la voz más sensual y excitante que pude poner.

   -¿Quieres jugar?- él asintió casi imperceptiblemente- pues entonces vamos a jugar- y agarré su miembro con fuerza, empezando a bombear.

   Sus gemidos, nuestras respiraciones aceleradas y descompasadas, el sonido del agua chocando contra las paredes de la bañera, provocado por el incesante movimiento de mi mano sobre el pene de mi novio, eso era todo lo que se escuchaba en el baño. De repente, mi novio se arqueó y noté un líquido caliente alrededor de mi mano derecha y su pene se deshinchó entre mis dedos.

   -Ahh… JongIn…- jadeó intentando recobrar su respiración.
   -Aún no he acabado de jugar- murmuré ronco en su oído y se lo lamí y mordisqueé.

   Llevé una mano a su entrada y la noté levemente dilatada, así que no me entretuve más y guié mi miembro hacia ella, para introducirme lentamente en el interior de mi novio. Dejé escapar un gemido de mis labios cuando estuve completamente adentro. KyungSoo todavía temblaba por su reciente orgasmo y eso no hacía sino más placentera la sensación de estar dentro de él. Comencé a embestir lentamente y luego más salvaje, más bestia, de una manera mucho más desesperada que otras veces.

   Siempre me pasaba lo mismo. Cuando lo hacía con SuHo, la siguiente vez que entraba en mi novio, lo hacía así, desesperado por quitarme de encima la culpa que sentía por engañarlo. Pero siempre acababa igual, volviendo a los brazos de SuHo, para que me la metiera.

   Llegué al orgasmo casi sin darme cuenta y me corrí en su interior. Jadeando, me eché sobre él y dejé descansar mi cabeza en el hueco entre su hombro y su cuello y di algún que otro beso y mordida por el lugar, mientras mi respiración se normalizaba. Noté las manos de mi novio jugueteando con mi cabello y sonreí, dejándome llevar por sus caricias hasta un estado de calma y tranquilidad que no podía ser perturbado.

   -Te amo mucho, JongIn- lo escuché decir y mi corazón dio un vuelco. Yo también lo amaba, lo amaba muchísimo, de hecho, pero él no me hacía sentir completo, aunque SuHo tampoco. Los necesitaba a ambos para ser feliz y sentirme pleno.
   -Yo también te amo mucho, KyungSoo- me acomodé mejor sobre él y noté su miembro duro de nuevo, rozando con mi vientre- hum…- murmuré- parece que alguien sigue teniendo ganas de marcha- y escuché su risa cantarina antes de dedicarme por completo a él, hasta que volviera a escapar a los brazos de SuHo.










jueves, 25 de abril de 2013

EXO


Especial 3
¿Cómo Nos Conocimos?


   Todavía no podía creer el motivo por el cual tenía que estar allí. Miré a mi alrededor y sólo veía a niños con sus uniformes, corriendo para salir lo más rápido posible de la tortura que era el Instituto. Suspiré por millonésima vez desde que entré a aquel lugar, y en ése momento, me sentí observado.

   Me giré en la dirección desde la que notaba aquella mirada tan penetrante sobre mí y pude ver a un chico alto, con la cara fina y larga, que me observaba. Cuando vi que lo descubrió, se sonrojó y me pareció algo demasiado adorable. Un momento. ¿Adorable? ¿Yo pensando que algo o alguien era adorable? Debía haberme dado un golpe en la cabeza, porque si no, no se explicaría.

   Pero ya que estaba, ese chico había captado mi atención, a lo mejor con él podría hacer eso a lo que había venido a aquel instituto. Me encogí de hombros y comencé a caminar en su dirección. Cuando llegué a su lado, él parecía un huerto de tomates maduros y eso me enterneció. Vale, ya seguro que me había pegado con algo en la cabeza, no podría estar pensando aquello sino fuera así. Sacudí mi cabeza intentando que así se me aclararan los pensamientos y carraspeé, para que mi voz saliera de la manera más normal posible.

   -Mi nombre es Xi LuHan- me presenté- ¿cuál es tu nombre?- él pareció dudar ante si responderme o no, pero cuando abrió la boca para contestar, alguien habló por él.
   -¿Para qué necesitas su nombre?- preguntó un chico moreno abrazando por los hombros al otro chico de una manera muy posesiva. Me entró una mala leche nada más verlo aparecer, que era indescriptible.
   -Tengo que hacer un trabajo para la Universidad sobre este instituto, y tengo que hablar con algunos alumnos- dije tras haberme calmado un poco- me pareció que él me podría ayudar.
   -Cla… claro que sí…- murmuró el chico y su voz me pareció, de alguna manera, no sé, ¿atrayente?- mi nombre es Oh SeHun- dijo sin dudar- él es Kim JongIn- señaló al chico que estaba a su lado y éste bufó con cara de mala hostia- nos encantaría ayudarte, ¿qué necesitas?
   -Habla por ti, Hunnie- dijo molesto el tal JongIn- yo no quiero saber nada de este tipo.
   -Si no quieres saber nada de mí… ¿por qué sigues aquí, entonces?- pregunté alzando una ceja e invitándolo sutilmente a que se largara de aquel lugar y me dejara hablar con SeHun tranquilamente.
   -No me fío de dejar a mi inocente Hunnie sólo contigo- ¿suyo? ¿Acaso estaban liados?- los que tenéis cara de inocentes sois los peores- alcé una ceja incrédulo ante sus palabras.
   -Tranquilo, no le haré nada a tu novio más que algunas preguntas sobre este lugar- contesté y en ese momento, vi cómo SeHun se apartaba de todo contacto físico con el otro.
   -No… no… somos… novios… sólo amigos… nada más que amigos…- no sé por qué, pero en ese momento me sentí algo más relajado.
   -Bueno, lo que sea- acabé murmurando- ¿puedo comenzar con las preguntas?- y él asintió.

   En ese momento, no supe cómo aquellos dos me cambiarían la vida, sobre todo, aquel chico tímido llamado SeHun.






miércoles, 24 de abril de 2013

¿Es un Pájaro? ¿Es un Avión? NO, Es SiWon


¿Es un Pájaro? ¿Es un Avión? NO, Es SiWon


   Por allí por donde pasara ese chico, acaparaba todas las miradas, tanto femeninas como masculinas. Casi levantaba tantas pasiones como Superman cuando aparecía en el cielo. Pero a él no le interesaba nada de eso, porque él solo tenía ojos para una persona. Una persona que era tan despistada y soñadora que nunca jamás se imaginaría que tenía a ese bombón detrás suya.

   Él era un modelo, ella su asistente, mánager o como quiera que pudiera llamarse a aquel trabajo en el que hacía todo por él. Él la adoraba, la veneraba, al igual que ella a él, pero lo suyo, aunque ambos se dieran cuenta de que eran correspondidos y el uno para el otro, no podía ser, por cláusulas del contrato que los ataba… o a lo mejor ese contrato no lo era todo para ellos…

   -Rocío- llamó él, pero ella estaba demasiado ocupada arreglando la agenda del modelo para que pudiera tener algún día libre en aquella semana- Ro…- lo intentó con un diminutivo y poniendo una voz bastante dulce, pero nada. Él suspiró y se cruzó de brazos, para luego colocarse ante ella y seguir intentando llamar su atención- Chío- y entonces ella alzó la cabeza y se sorprendió al verlo tan cerca- hasta que por fin me haces caso- murmuró.
   -Lo siento, SiWon- dijo su asistente- estoy intentando que esta semana puedas librar algún día.
   -Oh, vaya…- él se quedó un poco pillado, no se lo había esperado, pero eso, a sus planes les venía de vicio. Pasaron unos momentos más hasta que ella volvió a levantar su cabeza, esta vez con una sonrisa triunfante.
   -Lo conseguí.
   -Genial- SiWon sonrió- ¿qué día?
   -El viernes 26- contestó ella.
   -Bien, un viernes libre- se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla- Rocío eres simplemente fantástica- y se alejó de ella, saliendo de la habitación, dejándola roja como un tomate y casi con un paro cardíaco, pero feliz, porque había cuadrado las cosas para que el 26, el día de su cumpleaños, pudieran librar y así, llevar a cabo su plan.

   La semana pasó rápidamente entre las grabaciones de anuncios, las pasarelas de moda y las sesiones fotográficas para las revistas. Cuando llegó el jueves por la noche, ambos ni podían creerse lo rápido que se les había ido la semana.

   -Rocío- llamó él antes de bajar del coche que ella había estacionado frente a la casa del modelo.
   -Dime.
   -¿Te importaría mañana venir a casa cuando tengas unos momentos?- preguntó y ella asintió.
   -Claro que no me importa- contestó- “allí pondré en marcha mi plan”- pensó.
   -Gracias- y él salió del coche con una sonrisa de satisfacción.

   A la mañana siguiente ambos se despertaron temprano y se dedicaron a preparar todo lo que necesitaban. No fue hasta la tarde que Rocío avisó al modelo que iba a su casa. Cuando llegó y llamó, estaba tan nerviosa que temblaba como un flan y al abrirse la puerta, casi se cae al suelo de la impresión.

   SiWon, con un delantal y un moño rojo de regalo en su cabeza, portaba una tarta en sus manos mientras le cantaba feliz cumpleaños en inglés a lo Marilyn Monroe. Cuando terminó, Rocío no podía estar más agradecida, por dos cosas, una por la sorpresa que no se esperaba y dos, porque que fuera modelo, no significaba que cantara bien. Se sentía también agradecida porque se hubiera acordado de su cumpleaños y le hubiera preparado todo aquello.

   -Pide un deseo y apágalas- y ella lo hizo- genial, y ahora pasa- se hizo a un lado y cuando entraron, cerró la puerta y la guio al salón. Dejó la tarta en la mesa y la invitó a sentarse con él en el sofá.
   -Muchas gracias- dijo ella- no me esperaba esto- él asintió- ¿y mi regalo?- preguntó y él sonrió.
   -Yo soy tu regalo, ¿no ves el moño?- Rocío encaró una ceja.
   -No, y ahora en serio…
   -Es completamente en serio- dijo él- me gustas… y si me aceptas, soy tuyo…- al principio, Rocío se quedó sorprendida y un poco pillada, pero luego sonrió ampliamente. Su deseo de ser correspondida se había cumplido y sin siquiera poner su plan en marcha.
   -Te acepto- él sonriço y se acercó a ella para besar sus labios- pero…- murmuró cuando se separaron- ¿y el contrato?
   -Mientras que la Agencia no se entere…- dijo SiWon encogiéndose de hombros.
   -Entonces está bien- otro beso- mi SiWon… solo para mí…
   -Sí.



You Magic


You Magic


   -¿Estás seguro, Hae?- pregunté mirando con recelo aquel líquido azul eléctrico que contenía el vaso que me acababa de tender.
   -Tan seguro como que me llamo Lee DongHae- contestó.
   -Eso no me da ninguna confianza- murmuré y él hizo un puchero- bueno... supongo que si no tiene el efecto que deseo tampoco será muy perjudicial para la salud...- mi amigo sonrió.
   -Podrás declararte a...- antes de que dijera nada más le tape la boca.
   -Sí, sí, sí- me llevé el vaso a la boca y me bebé todo el contenido. La verdad es que me supo a zumo de uva, pero si mi amigo decía que era una poción que te daba el valor para declararte a la persona que querías, yo no era nadie para discutírselo, y además, bienvenida fuera esa poción con sabor a zumo de uva y no a cualquier cosa asquerosa.
   -Edpedo e ea e a cado- escuche murmurar a Hae, pero no entendí nada ya que seguía tapándole la boca, así que se la retiré- digo que espero que ella te haga caso.
   -No te preocupes, pez- le revolví el cabello de forma cariñosa- seguro que saldrá bien.
 -Eso espero.

   Después de eso salí de aquella habitación y me dirigí a la búsqueda de aquella saeng que me volvía loco, pero no llegue muy lejos, ya que por el pasillo, me encontré con un chico de mi clase. El chico más listo de todo el curso y el más hermoso. Aquel pensamiento descoordinó todos las planes que yo tenía y a la vez descoordinó mis piernas, haciéndome caer al suelo frente a él. Maldije en voz baja y me levanté, notando su presencia a mi lado y ruborizándome inmediatamente por ser tan torpe ante él.

   -¿Estás bien?- me preguntó y su voz sonó preocupada.
   -Ohh... mmm sí...- dije, pero cuando me intente levantar, mi pie cedió y volví a caer al suelo.
   -No te muevas- murmuró él y sacó su varita, colocándola en mi tobillo y luego diciendo unas palabras-  sanare talus- al momento, mi tobillo dejo de doler y le sonreí.
   -Muchas gracias- noté como se sonrojaba y mi corazón comenzó a latir rápidamente. Sin pensar, dije las siguientes palabras- me gustas- él sonrió y se ruborizo aún más si cabe.
   -¿Lo dices en serio?- preguntó y yo asentí.
 -Muy en serio.

~.~.~

   -¡Lee DongHae!- grité entrando en nuestro dormitorio y encontrándomelo siendo comido, literalmente, por SiWon, otro de nuestros amigos- ay mi madre, cortaos un poco- dije y ambos separaron sus bocas, avergonzados.
   -Lo siento- murmuro DongHae con los labios rojos e hinchados- ¿qué querías, Hyukkie?
   -¿Que qué quería?- pregunté con furia al recordar el por qué había ido allí- ¡¡¡por culpa de tu poción me he declarado a Kim RyeoWook!!!- grité y luego me tiré sobre mi cama, suspirando.
   -No puede ser por mi poción- lo escuché murmurar.
   -¿Ah, no?- pregunté levantándome como un rayo- ¿cómo puede ser eso posible?
   -Pues... es que...- comenzó a titubear.
   -¡Pero dilo!- le grité.
   -No grites, HyukJae- me dijo SiWon- yo te lo explicaré- me crucé de brazos y lo invité a hablar- la verdad es que esta mañana vi el vaso con la poción y me lo bebí, ya que acababa de regresar de correr, pero después me sentí fatal y lo rellené de zumo de uva para que nadie notara nada.
   -Y claro... lo que tú tomaste fue el zumo y no la poción- siguió DongHae- la poción se la tomo SiWi... y por eso nos encontraste así- se sonrojó mientras decía esto.

   Vale. Si antes estaba confuso y muy cabreado, lo de ahora no tenía color. ¿Lo que me estaban intentando decir era que me había declarado yo solito a RyeoWook, sin la ayuda de ninguna poción mágica, que en realidad quien me gustaba era ese chico?

   -Debió ser por el efecto de placebo- murmuró DongHae- como pensaste que te habías tomado la poción, pues te dio la fuerza para hacer algo que no te habrías atrevido a hacer nunca.
   -Me estoy mareando- murmuré y me volví a echar sobre la cama, notando como mis dos amigos se acercaban hasta ella- yo pensé que me gustaba HyoYeon...- suspiré- todo esto es muy confuso...
   -Tranquilo- dijo DongHae sentándose en mi cama- todo se resolverá... ya que si te has declarado a él pensando que era por el efecto de la poción, es porque realmente te gusta.
 -Sí... y no sé cómo tomarme eso...

~.~.~

   -Hola...- dije nerviosamente al encontrarme de sopetón en el pasillo con él.
   -Hola- contestó él ruborizándose y el silencio se extendió entre nosotros como un manto tupido. Yo no sabía que decir y parecía que él tampoco sabía. Me rasqué la cabeza y me dispuse a decir cualquier chorrada para romper el silencio, pero fui interrumpido.
   -Oh... a vosotros dos quería yo veros- dijo nuestro profesor de Encantamientos, Park JungSoo.
   -Y... ¿para qué quería vernos?- pregunté un poco nervioso. No era muy diestro en aquella asignatura, de hecho, no era muy diestro en ninguna asignatura.
   -Pues quería que tuvieras un tutor para poder aprobar el curso, Lee- contestó- ¿y quién mejor que Kim, el mejor del curso?
   -Ajajaj- me dio la risa nerviosa.
   -Te lo encargo, Kim- le puso una mano en el hombro y luego se fue. Pasamos otro buen rato callados, mirándonos los pies con las mejillas coloradas y soltando risillas, hasta que él lo rompió.
 -Y… bien...- murmuró- ¿cuándo empezamos?

~.~.~

   Un par de días después, me encontraba en la Sala Común de la Casa a la que ambos pertenecíamos, la SM, sentado frente a él, intentando concentrarme en lo que me explicaba, porque era importante, pero yo solo podía fijarme en sus labios.

   -¿Me estas escuchando?- preguntó haciendo un puchero y yo respondí sin pensar.
   -Es que eres tan hermoso que no puedo concentrarme- él se sonrojó violentamente y agachó su cabeza avergonzado- lo siento- murmuré- pero no puedo hacer nada con tanta gente alrededor y con mis amigos mirándome- le señalé disimuladamente a DongHae y a SiWon, sentados en el sillón más cercano a nosotros haciendo como si estuvieran allí por nada en concreto, cuando en realidad estaban allí para cotillear.
   -La verdad es que a mí también me están poniendo de los nervios mis amigos- se giró hacia atrás y saludó con la mano a tres muchachos, que le devolvieron el saludo y que identifiqué como SungMin, KyuHyun y Henry.
   -¿Qué te parece si nos vamos a mi habitación?, allí no nos molestaran- le propuse cuando él se giró hacia mí de nuevo.
   -Sería lo mejor- contestó con una sonrisa tímida.

   Recogimos y nos fuimos a mi habitación, dejando a los cotillas atrás. Nada más entrar, cerré el pestillo de la puerta, para que no nos molestaran y lo guie hasta el escritorio. Le acerqué una silla y nos sentamos para seguir con lo que me estaba enseñando.

   -Bien- dije- tú dirás.
   -Para hacer este encantamiento debes concentrarte mucho y decir las palabras con fuerza y claridad- asentí- anas fio- dijo y el pergamino que tenía delante se enrolló y tras un fogonazo, se convirtió en un pequeño pajarito- ¿ves?, no es tan difícil- comentó con una sonrisa y entonces yo lo intenté, pero me salió rana, y nunca mejor dicho, ya que mi pergamino se convirtió en la mitad inferior de una asquerosa rana verde- a ver, atiende- dijo el poniendo cara de asco mientras reconvertía a la cosa esa en pergamino de nuevo- mira fijamente como muevo mis labios- y yo lo hice.

   Me fijé en sus hermosos y delgados labios rosas moverse. En su lengua danzando entre sus dientes blancos... y no pude contenerme. Me incliné hacia delante y salvé la distancia que nos separaba, rozando sus labios con los míos durante unos momentos y luego me separé rápidamente de él.

   -Lo siento- murmuré y el agachó su cabeza.
 -No importa... sigamos...

~.~.~

   -¿Qué hiciste qué?- dijo DongHae poniendo el grito en el cielo.
   -A ver, un beso- contesté- le di un beso, eso que haces tú a todas horas con SiWon- él se sonrojó y se escondió en el pecho de su novio- y además... no fue intencionado, digo... solo me entraron unas ganas inmensas de besarlo y lo hice.
   -¿Y no pasó nada más?- preguntó SiWon.
   -No… seguimos con lo que me estaba explicando... aunque... bueno…- comencé a ponerme rojo sin poder evitarlo- hemos quedado en salir este Domingo…
 -¿Una cita?- preguntó Hae y asentí- ¡¡¡wiii!!!- gritó todo emocionado- ¡¡¡una cita!!! Tendrás que tenerlo todo a punto para que...- y empezó a parlotear, pero yo ya no lo escuchaba, solo podía pensar en el Domingo.

~.~.~

   El Domingo llegó y cuando salí por la mañana de mi habitación, temblaba como un flan. Al final le había hecho caso a Hae y a todas sus locuras, poniéndome ropa arreglada, engominándome el pelo y echándome colonia.

   Caminé a través del colegio, por los pasillos abarrotados de estudiantes que pasaban su día libre haciendo el gilipollas. Me dirigí a los invernaderos, donde habíamos quedado RyeoWook y yo en vernos. Me sudaban las manos y no podía comprender el por qué hacía una semana ni siquiera sabía que ese chico podía llegar a gustarme, que cojones, hacía una semana creía que era heterosexual. Sin embargo, ahora, parecía como que estaba totalmente ido por él, y eso me preocupaba.

   Cuando giré la esquina del edificio y ante mi vista aparecieron los invernaderos, no pude quedarme más que pillado. Él estaba allí, esperándome, con una ropa normal, como la mía y no con el uniforme, pero que lo hacía verse completamente perfecto. Cerré mi boca antes de empezar a babear e intenté serenarme para luego acercarme a él.

   -Hola, Hyuk-ah- dijo de una manera alegre y me sonrojé.
   -Ho...hola... Ryeo...- contesté titubeando.
   -¿Nos vamos?- preguntó tendiéndome su mano a la vez que agachaba su cabeza, avergonzado y yo asentí, tomándola.

   Su mano era pequeña, suave, cálida y se adaptaba perfectamente a la mía. Sonreí y apreté el agarre haciéndolo ruborizar, después echamos a andar. Atravesamos los invernaderos, viendo los árboles desnudos de hojas y flores, porque todavía no había llegado la primavera. Solo paramos de andar cuando llegamos al límite de los terrenos del colegio, marcados por el comienzo de un denso bosque. Nos acercamos a la primera fila de árboles y nos sentamos en al pie del tronco del más cercano.

   Estuvimos callados, solo mirando al horizonte, agarrados de las manos. Comencé a juguetear con sus dedos y lo escuche reír. Dejé lo que hacía y lo miré, estábamos muy cerca, tan cerca que podía saborear su respiración.

   -Me gustas- murmuré.
   -Tú también me gustas...- susurró y nos acercamos lentamente hasta que nuestros labios se rozaron.

~.~.~

   Me dejé caer en mi cama con una sonrisa boba, sin poder controlar mi expresión. DongHae se me acercó lentamente y se subió a mi cama, mirándome raro.

  -¿Qué es lo que ha pasado?- me preguntó.
  -Ains...
  -Vamos, dime...
  -Ains...
  -¡Hyukkie!
  -Parece como si hubiera tenido una buena ración de sexo- comentó SiWon.
-No...- susurré- pero si es tan genial como los besos creo que no podré soportarlo...- escuché risitas divertidas, pero pasé de ellos. Todavía sentía los labios de RyeoWook sobre los míos, todavía sentía el sabor de su lengua. Sonreí. Era maravilloso.

~.~.~

   -¿Eres tú el que le está metiendo mano a mi hermano?- escuché que me decía una voz grave delante de mí y levante la vista del libro que me había prestado RyeoWook para que pudiera aprender los secretos de los Encantamientos. Ante mí me encontré a un chico alto, con cara de mala leche y con el cuerpo de una persona que tenía mucha fuerza y podía hacerte daño.
   -¿Quién eres?- pregunté.
   -¿Y encima te atreves a decirme eso?- dijo- ¡tú eres un sinvergüenza!- gritó y toda la biblioteca se volvió hacia él, incluido el encargado el señor HanGeng, y el profesor de Pociones HeeChul, que siempre andaba por el lugar, poniendo de los nervios al bibliotecario.
   -¿Qué está pasando aquí?- preguntó el profesor de Pociones acercándose- ah, pero si eres tú, YoungChong.
   -Me llamo YoungWoon, ¿cuántas veces se lo tengo que decir?
   -Para mí serás YoungChong hasta que te vayas de la escuela- contestó- pero ese no es el caso, ¿qué es lo que está pasando?- me miró.
   -No lo sé- contesté- simplemente ha llegado y me ha gritado.
   -¿Hyung?- escuché decir a una voz dulce, la voz dulce de mi RyeoWook y el desconocido se giró hacia él- ¿qué haces aquí?
   -Venía a darle una paliza a este tipo que se ha atrevido a tocarte.
   -Nada de palizas- dijo el profesor HeeChul.
   -Sé cuidarme solito- contestó RyeoWook cruzándose de brazos- y además, es mi novio y puede tocarme lo que le dé la gana- se acercó a mí, me hizo recoger y luego me agarró de la mano para tirar de mí. Solo me atreví a romper el silencio cuando recupere el habla y ya habíamos salido dela biblioteca.
   -¿Quién era ese?
   -Mi hermano mayor- contestó- es muy sobreprotector, pero tranquilo- me miró con una sonrisa- ya me encargo yo de él- sonreí, pero luego me acordé de una cosa.
   -¿Desde cuando somos novios?- pregunté y él hizo su sonrisa más amplia.
   -Desde ahora- y me besó.

~.~.~

   Al final sí que Ryeo habló con su hermano mayor, porque este no me volvió a molestar más, aunque sí que seguía mirándome con muy mala hostia cada vez que nos cruzábamos en cualquier sitio.

  Por otra parte, nuestra relación era perfecta. Cada día que pasaba a su lado me daba cuenta de que no podía quererlo más porque no podía. Ni sabía cómo no me había dado cuenta antes que me gustaba. Tan ciego y obcecado había estado que no me había dado cuenta, pero ahora era feliz con él a mi lado, muy feliz.

   Él me daba clases y desde entonces, me estaba yendo mucho mejor en todas las asignaturas, y yo, ya que descubrí que en los deportes él no era muy diestro, también lo ayudaba, practicando. Nos complementábamos de una manera increíble.

~.~.~

   -Me gustas mucho- dije contra sus labios y él sonrió.
   -Tú también me gustas mucho- murmuró- y nos besamos.

   Estábamos otra vez contra el árbol, ya era nuestro árbol, en los límites de los terrenos de la escuela. Había pasado el tiempo y yo ya no me cuestionaba el que él me pudiera gustar, porque era un hecho, me gustaba y mucho.

   Pasábamos todos los días juntos, todas las horas que podíamos. Incluso sus amigos y los míos habían confraternizado. Pero además de esto, yo no me podía separar de sus labios. Eran simplemente adictivos.

   -Me gustas- volví a murmurar besando sus labios con hambre- me gustas.

   Dejé sus labios unos momentos  y comencé a besar y a mordisquear su mandíbula, para luego pasar a su cuello. Era la primera vez que saboreaba aquel lugar y fue maravilloso. La piel de su cuello era suave y tan apetitosa como sus labios. Lamí toda la extensión desde su oreja hasta su clavícula y lo oí suspirar, así que lo hice otra vez para luego volver a sus labios.

   En esos momentos, gotas de agua comenzaron a caer sobre nuestras cabezas, pero nosotros no podíamos parar lo que habíamos empezado. Hacía demasiado calor y se sentía tan bien como para que nos separásemos. Me moví sobre él y luego lo acabe tumbando sobre el suelo, besándolo con avidez y paseando mis manos por su cintura,  hasta que él se separó, jadeando y mirándome de una manera muy intensa.

   -Está lloviendo- murmuró.
   -Lo sé...
   -Vayamos a otro lugar- propuso.
   -¿Dónde?
   -Al invernadero.

   En cuanto terminó de decir estas palabras me alejé de él y le tendí mi mano para que se levantara. En cuanto lo hizo, salimos corriendo y nada más ingresar en lugar, ataqué sus labios de nuevo, pegándolo a la pared y dejándonos resbalar hasta el suelo sin despegar nuestras bocas, tocando nuestros cuerpos y ardiendo por más, hasta que nos dejamos llevar en una danza frenética de cuerpos desnudos sin fin.

~.~.~

   -¿Lo habéis hecho?- me preguntó DongHae todo emocionado nada más verme entrar a la habitación todo mojado por la lluvia y asqueroso por el sudor y el barro, pero con una sonrisa enorme en el rostro.
   -No es de nuestra incumbencia- le dijo SiWon y yo me tumbé en mi cama- pero por lo que parece él no ha sido el sometido.
   -Sí, porque si no ahora estaría rabiando de dolor- comentó DongHae y yo me levanté rápidamente, mirándolo asustado.
   -¿RyeoWook sentirá mucho dolor?- le pregunté a mi amigo muy preocupado y asustado porque mi novio no me quisiera más porque le había hecho daño.
   -Depende del cuidado que hayas tenido- contestó SiWon y yo agaché mi cabeza, avergonzado- por lo que se ve no has tenido mucho cuidado…
   -Es que él me decía “más fuerte” y entonces…- intenté disculparme, pero no tenía disculpa- debería ir a verlo…- pero DongHae me cogió del brazo.
   -Te aseguro que hoy no querrás verlo.

~.~.~

   Al final no fui a verlo, pero me pasé toda la noche pensando en él y en cómo estaría, también mortificándome por hacerle daño y por no haber tenido más cuidado y poniéndome en lo peor, porque, a lo mejor ya no me quería. No dormí nada y a la mañana siguiente aparecí con unas ojeras peores que las de YeSung, el profesor de Defensa contra las Artes Oscuras cuando no dormía.

   Pero no pude aguantar mucho tiempo el no ver a RyeoWook y cuando pensé que todos se habían largado a la clase del Profesor ShinDong, de Herbología, fui a la habitación que compartía con sus amigos y llamé.

   -¿Quién?- preguntó.
   -Soy Hyuk…- contesté y cuando no escuché nada más desde el interior, seguí- ¿puedo pasar?
   -Sí, claro- contestó él tras unos momentos y entonces entré a la habitación, encontrándomelo en la cama, tumbado bocabajo y con cara de haber dormido poco más que yo- estoy horrible- murmuró enterrando su cara en la almohada y yo me acerqué lentamente.
   -Estás hermoso- le dije y él negó con su cabeza- claro que sí- reiteré- para mí eres hermoso incluso recién levantado- me miró unos segundos de reojo y luego sacó su cara de la almohada.
   -Si tú lo dices…- murmuró.
   -Claro que sí, eres hermoso- sonrió tiernamente y nos quedamos unos momentos en silencio. Yo no me atrevía a preguntar lo que quería y él parecía que no quería hablar, de todas maneras el silencio no fue incómodo, nos gustaba pasar tiempo en silencio, solo disfrutando de la compañía del otro.
   -¿Y… por qué estás aquí?- preguntó él.
   -Bueno…- me retorcí las manos, nervioso- quería… saber cómo… te encontrabas… después de lo de ayer…
   -Oh… pues… no me puedo sentar y si hago movimientos bruscos me duele…- en ese momento me odié y pensé que si me dejaba, sería con toda la razón- pero lo volvería a repetir- abrí mis ojos como platos- fue increíble.
   -No… ¿no me odias?
   -¿Por qué habría de hacerlo?- preguntó extrañado- fue la mejor experiencia de mi vida… y la tuve contigo… la persona… la persona a la que quiero…- lo miré durante unos momentos, evaluándolo y al ver su sonrisa, sonreí yo también.
   -Yo también te quiero.

   Y después de ese te quiero vendrían muchos más, también muchos más besos, muchas más noches juntos y muchos más te amo susurrado dentro de nuestro mundo mágico.