viernes, 28 de septiembre de 2012

Only One Girl


Only One Girl

“Sólo una chica fue capaz de conquistar mi corazón antes que mi actual novia, a la que quiero más que a nada. Fue hace mucho tiempo. Super Junior apenas era reconocido en ese entonces y los miembros podíamos pasear por la calle sin miedo a que nos reconocieran y un grupo de fans o antifans nos saltaran encima, como pasaba ahora.

Recuerdo que ese día también era mi cumpleaños, pero en ese entonces yo era más joven, y estaba mucho más gordo que ahora, ahora soy un fideo, comparándome con aquel entonces, pero sigo, que me desvío del tema. Caminaba por la calle sin cuidado alguno cuando vi que una chica occidental se me quedó mirando fijamente.

De repente se levantó y me señaló, poniendo una cara de sorpresa. La gente de alrededor se la quedó mirando, y supe que no tenía escapatoria a no ser que hiciera algo. Abrió la boca para decir mi nombre, pero yo me acerqué a ella y se la tapé con la mano. Entonces comencé a disimular.

-Oh, cuánto tiempo- grité- ¿cuánto hace que no nos vemos?- la gente de alrededor volvió a sus cosas- no digas quien soy- susurré en ese momento-no quiero que nadie se entere de nada- ella asintió.
-Seguramente un par de años más o menos- dijo siguiéndome el rollo- wow, casi ni te reconocía cuando has pasado por mi lado, cambiaste mucho en este tiempo que no nos vimos.
-Gracias- susurré.
-¿Por?
-Por no decir quién soy.
-Y… ¿quién eres?- me preguntó extrañada.
-Pero si me conoces- dije un poco desesperado.
-No tengo ni pajorera idea de quien eres- me contestó simplemente.
-Pero… -entorné los ojos sin comprender.
-Nah, sólo jugaba- me dio un golpecito en el hombro mientras reía- eres Shin DongHee, más conocido como ShinDong, miembro del grupo Super Junior, tu cumpleaños es el día 28 de septiembre y, por cierto, me encanta como bailas- casi me contó mi vida en un momento, me asusté un poco.
-¿No serás una fan loca?
-Nah, qué va- contestó sonriendo- es que me encanta el grupo y todos vosotros me parecéis maravillosos.
-¿Podrías decir entonces todo lo que has dicho de mí de todos ellos?
-Claro, y más cosas, ¿por quién quieres que empiece?
-Déjalo, no hace falta, te creo- le dije. De repente su teléfono comenzó a sonar en un idioma que no reconocía.
-Perdona- me dijo y contestó. Se puso a hablar en ese idioma extraño y poco después, colgó- lo siento- miró su móvil y puso una cara rara- dios mío- gritó, y todo el mundo se quedó mirándola- hoy es 28 de septiembre- dijo.
-Sí, ¿y?
-Hoy es tu cumpleaños- contestó.
-Sí, ¿y?
-¿Y qué haces que no lo estás celebrando?- me agarró del brazo- vamos, que te invito a algo.

Me pasé toda la tarde a su lado, hablando de diversas cosas, riendo. Descubrí que teníamos muchas cosas en común y me lo pasé de maravilla. Cuando ya era tarde nos despedimos, y no he vuelto a saber de ella.”

-Vaya, hyung- me dijo RyeoWook- nunca nos habías contado esa historia.
-Es muy triste- continuó EunHyuk mientras se sonaba la nariz.
-¿Y te gustaba esa chica?- me preguntó DongHae.
-Sí, estuve bastante tiempo pensando en ella.
-Wow- dijo SungMin- ¿cómo se llamaba?
-Ni idea- respondí- no me dijo su nombre en ningún momento.
-¿Te gustaría encontrarla de nuevo?- preguntó KyuHyun.
-Pues sí, por lo menos para saber su nombre, siempre he tenido la duda de cómo se llamaba y de dónde era- contesté sincero.
 -Hey, chicos- dijo KangIn entrando al salón alegremente- ¿por qué esas caras tan tristes?- preguntó al verlos a todos con los ojos brillantes.
-ShinDong hyung nos ha contado una historia muy bonita- contestó SungMin.
-Sí, una vez en su cumpleaños conoció a una chica muy guapa y muy simpática, pero ya no volvió a saber de ella- contó RyeoWook.
-¿Quién te ha dicho que era guapa?- pregunté- si yo no he dicho nada.
-La cara que ponías lo decía todo- contestó KyuHyun- y además era occidental, las occidentales son guapas.
-Pues si buscas a una occidental guapa- comentó KangIn- en el portal hay una, he estado un rato hablando con ella, es muy maja.

No había terminado casi ni de escuchar la frase cuando ya salía corriendo en busca de la chica de la que él había hablado. La encontré de espaldas al portal, esperando nerviosamente. Parece ser que me escuchó, porque se giró y me sonrió.

Era ella, algo más mayor, pero era ella. Mi corazón latía rápido, por la carrera más que nada, pero también por la ilusión de verla de nuevo.

-Hola- dijo.
-Hola- contesté.
-Nos volvemos a encontrar- susurró.
-Sí.

Nos quedamos en silencio. Un silencio nada incómodo, era relajante a decir verdad, hasta que unos minutos después, ella habló.

-Sólo quería decirte: “Feliz Cumpleaños”.
-Gracias- contesté.
-Pues… ya es un poco tarde para invitarte a algo, así que… bueno, nos veremos otro día- comenzó a girarse pero la detuve agarrándola delicadamente de la mano.
-Dime tu nombre- susurré- para agradecerte como se debe por lo menos.
-Victoria, mi nombre es Victoria.
-Muchas gracias, Victoria- dije.

Y la dejé marchar. Por el momento. Sabía que la encontraría de nuevo. Otro 28 de septiembre.

domingo, 23 de septiembre de 2012

GET OUT MY KITCHEN


GET OUT MY KITCHEN


   ¿Cuándo me enamoré de él? Ni idea, este sentimiento no surgió de la noche a la mañana, sino del día a día y ahora estoy enamorado como un perro de él (N.A: nunca mejor dicho XD). Me desperté esa mañana y lo primero que hice fue mirar hacia la cama de al lado. Él no estaba. Miré el reloj. Las 6 a.m. ¿Dónde podría haberse metido? Él no tenía que despertarse temprano hoy, al igual que yo, sólo los otros tres miembros de nuestro grupo debían hacerlo para ir a la sesión de fotos que tenían. Me levanté pesadamente de la cama y agucé el oído por si estaba en el baño. No se escuchaba nada de ruido en aquel lugar, así que descarté ese sitio. Entré después de asegurarme que no estaba. Aunque amaba a mi compañero de habitación, nunca se me había ocurrido hacerle nada, quiero decir, sólo lo abrazaba o daba besos de vez en cuando, nunca había ido más allá de eso.

   Sumido en mis pensamientos como estaba, salí del baño y me dirigí a la búsqueda del desaparecido, no podría haber ido muy lejos, la casa no era muy grande. Busqué por todas las habitaciones del piso superior. No estaba, aunque tampoco es que tuviera mucha esperanza de encontrarlo por allí. Bajé las escaleras y me dirigí directamente hacia la cocina al notar el rico olor de algo dulce haciéndose allí.
   Estaba de espaldas a mí, mirando el horno fijamente, aún en pijama pero con un delantal puesto. Sabía lo que estaba haciendo. ¿Cómo no podía haberme acordado antes? Hoy era su cumpleaños y estaba haciendo su pastel. Llevaba tiempo planeando cuál iba a ser su regalo, y me había metalizado, incluso, para todas las reacciones posibles, pero al ser tan olvidadizo, no había recordado su cumpleaños.

   Me quedé en la puerta de la cocina, observándolo. Miraba con atención el horno y de vez en cuando se revolvía nervioso el cabello y consultaba el reloj de la cocina. No quería sobresaltarlo, por lo que esperé en silencio hasta que una alarma sonó y él apagó el horno dando saltitos feliz. Al girarse me descubrió echado sobre el marco de la puerta y pegó un grito.

   -¿Qué haces ahí?- preguntó- menudo susto que me has dado- dijo colocándose la mano ceca del corazón y girándose de nuevo. Me había quedado embobado, tenía su rostro lleno de harina, y eso me parecía excitante, pero tenía que controlarme- ¿vas a decir algo o te vas a quedar todo el día mirándome con cara de bobo?
   -Feliz Cumpleaños, KiBum- dije solamente. Él se volvió lentamente y me miró durante bastante tiempo a los ojos.
   -Creía que te habías olvidado- comentó.
   -¿Cómo me voy a olvidar del cumpleaños de mi diva caprichosa?- pregunté acercándome y le di un largo abrazo, seguido por un beso en la mejilla.
   -Oish, ya, aparta, lapa- me dijo intentando deshacerse de mí, cosa que no logró, así que pasó a lo siguiente- y… ¿dónde está mi regalo?
   -Yo soy tu regalo- contesté.
   -¡Ja!- rio fuerte- yo no quiero un perro- comentó- ahora, venga, dame ya lo que sea que me hayas comprado.
   -Es en serio.
   -Jong…- se mordió el labio inferior, nervioso. Lo abracé más fuerte y pegué mis labios a su oreja.
   -Te quiero, KiBum- susurré. Noté como temblaba de los pies a la cabeza- éste es mi regalo, mis sentimientos por ti- me separé un poco- puedes aceptarlos o no, pero es lo más preciado que tengo, y te los regalo.

   KiBum se quedó estático, mirándome fijamente. No decía nada, no hacía nada, sólo me miraba.

   -Ya veo…- susurré al darme cuenta de que mis sentimientos no eran correspondidos. Comencé a darme la vuelta lentamente, pero su voz me detuvo.
   -No, espera…- susurró- Jong… yo…- me giré y lo vi abriendo el horno- yo… también… te quiero.

   Mi corazón comenzó a dar saltos de alegría dentro de mi pecho y lo primero que hice fue salir corriendo a abrazarlo por la espalda. Él pegó un respingo y soltó el plato con el pastel recién hecho que cayó al suelo, rompiéndose. Pero no me importó, era la persona más feliz del mundo. Noté como KiBum temblaba, pero lo achaqué a que era por mi cercanía y no porque me iba a pegar una voz.

   -¡KIM JONGHYUN!- gritó alejándose de mí- ¡LLEVABA PREPARANDO ESE PASTEL DESDE LAS DOCE DE LA NOCHE!
   -Lo siento- susurré, pero no fue suficiente para aplacar su enfado.
   -¡GET OUT MY KITCHEN!
   -Yeobo, no entiendo inglés…
   -¡QUÉ TE VAYAS DE MI COCINA O HOY COMEREMOS PERRO PARA ALMORZAR!- gritó agarrando un cuchillo peligrosamente.
   -Te quiero- dije mientras salía de la cocina y lo escuché reír mientras decía: “Y yo a ti, babo.”







viernes, 21 de septiembre de 2012

我愛你 (Wo Ai Ni)


我愛你
(Wo Ai Ni)

Ella fue quien me encontró, y él fue el que nos unió. Aún tengo muy buenos recuerdos de ellos, aunque hace mucho tiempo que ya no están a mi lado. Los recuerdos son lo único que te queda de las personas que quieres, pero que se fueron.

Se fueron a un lugar mejor, un lugar en el que pueden descansar en paz, sin ninguna preocupación. Los muertos tienen esa suerte. Sí, la chica a la que amaba, y aún amo, y su hermano, mi mejor amigo, están muertos.

Muertos por una estúpida guerra, muertos por el ansia de poder, y yo, sigo vivo. Vivo, pero en realidad, estoy muerto en vida. Todo lo que amaba en este mundo, se fue, ahora no me queda nada más que mis recuerdos. Recuerdos que pesan, recuerdos que hieren, recuerdos que me marchitan más a cada día que pasa.

Llovía a mares. Me escondí en un sucio callejón y me intenté resguardar de la lluvia bajo el saliente de una casa, pero el agua seguía mojándome, calándome hasta los huesos, aunque ya no con tanta rapidez. Me quedé allí, agazapado, medio escondido y llorando.

Me había escapado de casa de mis padres y no volvería jamás. Mi padre era un militar de alto rango que se alió con los japoneses cuando atacaron y conquistaron parte de Corea, así que tenía privilegios. Pero también tenía obligaciones, y debía prestar su servicio en la conquista de China, por eso nos habíamos mudado aquí.

El motivo por el cual me había escapado era porque no soportaba para nada el ambiente que allí dentro se respiraba. Prefería ser un vagabundo a tener que volver allí.

Me quedé dormido casi sin desearlo y me desperté cuando sentí un puntapié en mi pierna derecha. Me sobresalté y levanté corriendo del suelo mirando a todos lados hasta que vi a una chica menuda, con el pelo negro cayéndole en cascada hasta la cintura, tapando la mayor parte de su rostro. Estaba delante de mí, me señalaba con el dedo y miraba hacia atrás.

-Hermano- dijo en chino- tenemos a un perro en la puerta de casa.
-No te acerques a los vagabundos- escuché decir a un chico que apareció por la esquina.
-Nosotros también somos vagabundos- contestó ella.
-No, nosotros tenemos casa- dijo- una casa a la que no podemos entrar porque alguien obstaculiza su entrada- y me miró con los ojos entornados.
-Lo siento- me aparté. Él pasó por mi lado sin apenas mirarme, retiró unos cuantos de escombros y se volvió hacia la chica, que no se había movido.
-Vamos, Li- la llamó, pero ella se colocó a mi lado y me agarró del brazo.
-¿No podemos quedarnos con el perro?- preguntó haciendo un puchero.
-NO.
-¿Por qué?- dijo ella con los ojos aguados- si es muy mono- tironeó de mis mejillas como una abuela y yo me quedé quieto, me agradaba sentir su piel en contacto con la mía- ¿ves? Muy cuco.
-Li…- dijo el chico un poco enfadado.
-¿Cómo te llamas?- me preguntó ella haciendo caso omiso de lo que su hermano le decía.
-J…- estuve a punto de decirle mi nombre coreano, pero me detuve. Ella estaba siendo muy amable, aunque su hermano no, y no podía decir que era una de las personas que venían a destruir su tierra. Miré al final de la calle y vi un naranjo, así se me ocurrió mi nombre (N.A.: “Naranja” en chino se dice “cheng”, muy parecido al nombre artístico de JongDae, de hecho, sus fans se autoproclamaron little oranges)- Chen- contesté.
-¿Te llamas naranja?- me dijo sin creérselo.
-Es… algo parecido… suena más o menos igual.
-Increíble- se volvió hacia el chico- me lo voy a quedar.
-Li…- advirtió, pero ella ya me estaba llevando de la mano hacia el agujero de la pared-Li- volvió a llamar, pero ya estábamos dentro.
-No seas aburrido YiXing- contestó ella- será divertido.
-Será duro, apenas puedo mantenernos a nosotros dos.
-Puedo mantenerme solo- dije. No quería causarles problemas a estas personas tan amables.
-¿Ves? Se puede largar.
-No- ella me agarró del brazo muy fuerte- no quiero que mi perrito “Naranja” se vaya.
-Me llamo Chen- susurré.
-Y eso he dicho, ¿no?- sonrió. Me caía muy bien esa chica.
-Se ha encaprichado- murmuró él- no hay nada que hacer- suspiró cansado.
-Puedo hacer cosas para ayudar, si me quedo- dije.
-Zhang YiXing- se presentó el chico haciendo una leve inclinación- ella es mi hermana pequeña Li- la chica me sonrió.
-Ven a comer- me agarró más fuerte la mano que me tenía agarrada y me llevó con ella- no es mucho, pero es mejor que nada- comentó tendiéndome la comida- antes no era así…- susurró- antes de la guerra nada de esto era así- me sentí realmente culpable, aunque yo no tuviera nada de culpa, pero sus ojos brillantes, amenazando con llorar de un momento a otro me hicieron sentir así- pero, bueno…- sonrió tristemente- lo malo no dura toda la eternidad.

Ése fue el momento en el que nos conocimos. De ahí en adelante me pasé mis días con ellos. Aunque al principio fue duro, después de un tiempo, YiXing y yo pudimos llevarnos mejor y nos hicimos los mejores amigos. Los dos traíamos comida a casa y nos turnábamos para cuidar de Li dentro de nuestro refugio, el sótano de una tienda abandonada que antiguamente vendía remedios de plantas medicinales. Lo pasaba bien con ellos, y olvidé por completo mi anterior vida.

Comencé a sentir algo más que cariño por Li cuando una noche de tormenta se acurrucó contra mí en busca de protección. YiXing no estaba ese día y yo la estuve cuidando hasta que se calmó y pudo dormir. Quien no pudo dormir finalmente, fui yo, ya que su cercanía, el olor de su piel y su pelo absorbían por completo todos mis sentidos. Me pasé toda la noche acariciándola, tocando su fino cuerpo, pero sin llegar a ningún lugar comprometedor. Sólo me sentía bien al rozar su piel y ella sonreía en sus sueños.

Apenas amanecía cuando Li despertó me descubrió mirándola y se sonrojó. Después de su personalidad lanzada al recogerme de la calle, nunca más se había mostrado así, era muy tímida, aunque hablaba bastante, pero ya no me agarraba de la mano o me abrazaba y lo extrañaba, aunque sólo lo hubiera hecho una vez.

-Buenos días, hermosa- ella se sonrojó. (N.A.: Li significa “hermosa” en chino, por eso elegí ese nombre ^^)
-Buenos días- me susurró- siento haber ocupado tu cama- se iba a levantar, pero la agarré de la cintura y la tumbé a mi lado.
-Acaba de amanecer- le dije- puedes ocupar un rato más mi cama y descansar- estaba muy roja, tanto que parecía como si fuera a explotar.
-No quiero ser una molestia.
-No lo eres, tranquila- Li se quedó muy quieta mientras la envolvía en mi abrazo y la pegaba a mí- duerme bien, hermosa- y caí en los brazos de Morfeo.

Se convirtió en una costumbre para nosotros el dormir juntos en las noches de tormenta, y poco a poco esa costumbre se fue extendiendo a las noches que YiXing pasaba fuera de casa, hasta que en los últimos tiempos, dormíamos abrazados todas las noches. No porque fuera algo nos gustara y por eso lo hacíamos, que también, por lo menos por mi parte; lo hacíamos porque la guerra había llegado a nuestra ciudad, y se volvía peligroso incluso respirar.

El feliz día en el que le declaré mi amor a Li, fue a la vez el día más fatídico. Acabábamos de darnos nuestro primer y casto beso cuando YiXing entró rápidamente al lugar al que llamábamos casa.

-¡Chen, cógela y llévatela de aquí!- me gritó y después cogió una gran bocanada de aire, intentando recobrar el aliento.

Agarré de la mano a Li y la levanté del suelo. Corrí hacia el boquete que nos servía de entrada y cuando estaba a punto de traspasar el hueco y salir a la calle, el sonido de un disparo rebotó en el callejón, al igual que el cuerpo inerte de YiXing contra el suelo. Escuché a Li gritar detrás de mí y salí de mi shock inicial.

Los japoneses nos atacaban y no podíamos hacer más que huir. Hice entrar a Li de nuevo en nuestro escondrijo y taponé la puerta como pude, antes de volverme hacia ella a comprobar su estado.

Acababan de matar a su hermano frente a sus ojos, estaba de una manera inclasificable. Temblaba de pies a cabeza, intentaba ocultar su rostro con sus manos, pero sus lágrimas ya lo surcaban. La abracé fuertemente y mientras fui andando hasta ocultarnos bajo las escaleras que subían a la antigua tienda.

Oía las voces de los soldados muy cerca y en pocos minutos desatrancaron la improvisada puerta y entraron a nuestra casa. Lo registraron todo, pero no dieron con nosotros. Después de bastante rato, se fueron, y cuando pensamos que todo había acabado, salí lentamente de nuestro escondite.

-Quédate aquí- le susurré y le di un beso en la cabeza- no hagas ruido- ella asintió- si ves que tardo intenta buscar alguna manera de salir de este lugar y encontrar algo seguro- Li negó con la cabeza.
-Por favor- le di un pequeño beso en los labios- wo ai ni…
-Yo también te quiero- le di otro beso en los labios.

Y salí a la calle. Justo en la puerta, estaba el cuerpo de YiXing, todavía tenía un leve temblor en el cuerpo, me agaché a su lado.

-YiXing- susurré.
-Ellos… están… aquí…

Me levanté corriendo, pero era tarde. Lo último que vi antes de sentir un golpe en la cabeza fue como Li asomaba la cabeza por el agujero y la sonrisa de satisfacción de mi padre.

Ha pasado un mes desde aquello. No me había imaginado lo de mi padre, él estaba allí, y me trajo de vuelta a casa después de un año de vivir libre. Me contó con todo lujo de detalles como todos sus soldados habían violado y después matado a Li, y como le llenaron el cuerpo de agujeros a YiXing.

Llevo todo este mes intentando suicidarme y reunirme con ellos en aquel lugar maravilloso que es el cielo, pero siempre hay algo que me lo impide. Mi madre, algún criado, o todos a la vez. Yo solo quiero dejar este mundo.

El día que mi corazón volvió a latir de nuevo, mi madre me había obligado a salir con ella, la cosa se ponía cada vez más peligrosa en las calles y era muy difícil salir sin recibir un tiro, ya fuera de fuego amigo o enemigo. Iba mirando en cada esquina para ponerme a tiro de alguien y morir, entonces la vi.

La vi. Vi a Li, a Li y a YiXing, esperando en un callejón, nuestro callejón. Justo después oí un disparo, un disparo, y en ese momento supe que mi ansiada muerte iba a llegar.

Noté que el fuego quemaba mi corazón y después, paz. Sonreí y cerré los ojos, abandonándome a lo que más ansiaba. Estar con Li y YiXing.

Wo ai ni, Li.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

[Capítulo 10] Terrorist In Love {Bang YongGuk}


Capítulo 10
Terrorist In Love


   -Ya sabía yo que eras una puta.

   Sus palabras cayeron sobre mí como un gran jarro de agua fría. Me dolía muchísimo que él me dijera eso, habiendo comprendido, como comprendía el que me hubiera enamorado de él.

martes, 18 de septiembre de 2012

[Capítulo 9] Terrorist In Love {Bang YongGuk}


Capítulo 9
Por Ser Así Te Perdí

   Al final acabé presentándome en el apartamento de B.A.P. para pedirle perdón a YongGuk. La verdad, sentía algo por él, desde el momento en el que lo vi en boxers la mañana que nos conocimos, pero yo era su mánager, algo entre nosotros no podía existir. Además, era mayor que él. Todas las excusas que se me venían a la cabeza eran rechazadas por la lógica de mi amiga Lorena, y al final, aquí estaba, plantada a la puerta del apartamento y mordiéndome nerviosamente las uñas mientras pensaba en presionar o no el timbre.

lunes, 17 de septiembre de 2012

My Heart, My Love, My Life


My Heart, My Love, My Life


No podía creerlo, simplemente no podía. Hannie había denunciado a la compañía. Ni siquiera yo sabía nada antes de que nos lo dijeran esa tarde. Entré corriendo a nuestro dormitorio. Tenía la vana esperanza de encontrarlo allí. Sabía que era una tontería, lo sabía y aun así lo hice. Busqué por todos los rincones y no lo encontré, fue en ese momento cuando las primeras lágrimas comenzaron a caer. Con los ojos aguados caminé hasta su cama y me tumbé en ella. Todavía se podía respirar su aroma. Por unos pequeños instantes llegué a creer que él entraría por la puerta y me echaría de su cama con una sonrisa, pero unos insistentes golpes en la puerta me devolvieron a la cruda y dura realidad. Hannie no volvería. Nunca.

-HeeChul- escuché que el líder me llamaba- por favor, abre.

Simplemente lo ignoré y me aferré a la almohada de Hannie y a su olor. No sé cuánto tiempo estuve llorando, solo en aquel lugar ni cuándo me quedé dormido, solamente lo hice en algún momento de esa larga noche.

Me desperté a la mañana siguiente desorientado. Miré a mi alrededor y descubrí que estaba en la habitación que compartía con Hannie. ¿Hannie? La realidad cayó sobre mí como un jarro de agua fría y las lágrimas volvieron a salir casi sin que me diese cuenta de nuevo. Me volví a abrazar a aquel pedazo de Hannie y seguí llorando por horas. No tenía hambre, no tenía ganas de ir al baño, no tenía ganas de nada. Lo único que necesitaba, ya no estaba a mi lado. El mundo exterior ya no me parecía nada atractivo, y mi mundo interior se estaba derrumbando en pedazos. Todo por él, la persona que más amaba en este injusto y cruel mundo. Mi pensamiento fue a SiWon al preguntarme si había un ser superior que nos amaba y nos cuidaba por qué nos dejaba sufrir como yo estaba sufriendo en esos momentos. Solo esperaba ver de nuevo a Hannie a mi lado, hablándome, sonriéndome y diciendo que todo había sido una broma. Incluso lo hubiera perdonado, no me habría enfadado.

Dicen que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Yo sabía lo que tenía, y aun así, desapareció de mi vida, no dejando nada más que su recuerdo.

Flash Back.

Nada más verlo pensé que era hermoso, muy hermoso. ¿Quién hubiera dicho jamás que yo tendría un pensamiento así sobre un chico? Los veía como un estorbo para mí, no eran nada. Pero ese chico, chino, parecía ser distinto.

Nos pusieron juntos en la habitación. Al principio apenas hablábamos, ambos éramos tímidos, y además, su coreano no era muy bueno, y yo no tenía ni pajorera idea de chino. Pero después de algún tiempo, nos hicimos los mejores amigos. Íbamos juntos a todas partes, reíamos a todas horas de nuestras ocurrencias, nos contábamos nuestras inquietudes y cosas así.

Poco tiempo después, me di cuenta que ese cariño tan especial que le tenía, no se lo tenía a nadie más, y me di cuenta de que me había enamorado de mi mejor amigo.

-Hannie- susurré un día que estábamos bebiendo en nuestra habitación.
-¿Sí?- preguntó apoyando su barbilla en mi hombro, ya que yo estaba sentado entre sus piernas.
-Me gustaría decirte algo importante- comenté con nerviosismo a pesar de haberme ya tomado mucho alcohol.
-Sólo dilo, no des rodeos.
-Me gustas- le solté de sopetón y escondí mi rostro entre mis manos deseando que la tierra me tragara o que Hannie a la mañana siguiente no recordara nada.
-Ya era hora- susurró retirando mis manos y volteándome el rostro- pensé que nunca lo dirías- y me besó.

Ése fue nuestro primer beso, y después, vendrían muchos más.


Fin Flash Back.

Todos los momentos felices que pasamos juntos venían a mi memoria. Uno tras otro, atormentándome, no dejándome apenas ni respirar. Me levanté de la cama porque ya no podía estar más allí. Sentía que me ahogaba. Su perfume me hacía recordar momentos que antes me parecían maravillosos, y que ahora solo quería enterrar profundamente en mi memoria y no llegar a sacarlos a la luz nunca más.

Me hice algo de comer, me había pasado unas 24 horas sin ninguna actividad. Tenía un poco de hambre, no mucha, sólo el reciente recuerdo hacía que se me quitaran las ganas de comer y tampoco me podía pasar todo lo que me quedaba de vida sin comer, moriría. Morir. Esa sería una buena opción. Volví a recordar a SiWon y a su Dios. Si yo muriera, él estaría muy triste, y Hannie, Hannie seguramente también. Entonces no podría morir, no quería que nadie se pusiera triste por mi culpa. Comí algo y fui al baño. Apenas me aseé un poco fui a la cama de Hannie y volví a quedarme dormido.

Tenía actividades y al principio fui a ellas. Mis compañeros me preguntaban cómo me iba, pero yo sólo los ignoraba, a esos hipócritas no les había importado que Hannie se fuera. Iba a los programas de radio y televisión y actuaba como si nada hubiera pasado, como si yo estuviera bien. Pero tras una semana, ya no podía fingir más y lo cancelé todo junto con el mánager. Ése último día después de fingir durante todo ese tiempo me volví a derrumbar y lloré todo lo que no había podido cuando había gente a mi alrededor. En algún momento de la noche me quedé dormido en la cama de Hannie.

Flash Back.

-Me tengo que ir a China- me dijo Hannie mientras veíamos una película.
-¿Por qué?- pregunté enfurruñado, no me gustaba nada que tuviera que irse a China cada dos por tres.
-Ya sabes por qué- me contestó. Claro que lo sabía, pero me jodía mucho que me dejara solo- y volveré pronto- aclaró- también quiero ver a mi familia, los echo de menos.
-Yo también te echaré de menos cuando te vayas- susurré.
-Puedes hablar conmigo por el móvil, siempre lo haces- me dio un beso en la cabeza- y también por Internet, así se hará más corta la espera.
-Bueno- cedí- pero no me gusta nada que te vayas.
-Ya lo sé- contestó- a mí tampoco me gusta separarme de ti- me revolví un poco y al final acabé sobre él besándolo- te quiero- me susurró entre beso y beso.
-Yo también te quiero.


Fin Flash Back.

Me desperté sobresaltado por el sueño que acababa de tener. Me senté en la cama y me quedé unos momentos mirando a la nada. El sueño me había dado la idea de llamar a Hannie, así que salté de la cama, cogí mi móvil y le di a su última llamada. Esperé y esperé, y de pronto, una voz de mujer automatizada dijo: “El número al que llama no existe”. Se me cayó el alma a los pies, pero me acordé que por Internet nos comunicábamos cuando él viajaba a China.

Encendí el ordenador y esperé mientras cargaba todo con mucho nerviosismo. Después de diez minutos, todo estaba listo, pero pasó como con el teléfono, el usuario no existía.

-¡Joder!- grité a la vacía habitación.
-¿Hyung?- escuché la voz de SiWon detrás de la puerta- Hyung, necesito hablar contigo- no le hice caso, no quería hablar con nadie, y menos con el siempre atento y dulce Choi SiWon- hyung, estamos todos muy preocupados por ti- ¡Ja! Seguro. Esa panda de niñatos inútiles no tenían más preocupación que pasarlo bien, no hacían nada por nadie- por favor, hyung- pidió, más bien parecía que me suplicaba- asómate para que vea que estás bien- si abría esa puerta, SiWon, que tenía muchísima más fuerza que yo, simplemente se dedicaría a empujarla, pasar y ya no salir hasta lograr sacarme de allí- por lo menos háblame y dime que estás bien,  hyung…
-Estoy bien- dije intentando poner una voz tranquila, complicado, había comenzado a llorar de nuevo, pero de rabia, no podía contactar con Hannie de ninguna manera y sólo quería saber cómo estaba, qué le pasaba.
-Hyung…- iba a empezar con su discurso y lo corté. Ese religioso hasta la médula tenía el poder de hacerte cambiar de parecer con algunas palabras, aunque no quisieras, al final te acababa convenciendo.
-Sólo quiero estar solo- le contesté- ahora mismo soledad es lo único que necesito. No quiero que nadie entre aquí, no quiero que nadie me moleste, no quiero saber de nada ni de nadie. Dejadme ordenar mis pensamientos y ya saldré.
-Heenim…
-¡Choi SiWon, harás lo que te he dicho y punto!

Flash Back.

-Por favor- pedí.
-No.
-Por favor, Hannie- me abracé a él desnudo como estaba.
-Sabes que si te pones así no puedo hacer nada- me contestó intentando alejarme.
-Por eso lo hago- toqué su pecho resbaladizo con la yema de mis dedos.
-Te haré daño y lo sabes.
-Sólo ten mucho cuidado.
-Hee…
-Por favor…- puse morritos y él suspiró derrotado, me agarró las piernas para que me subiera a sus caderas y me pegó contra la pared del baño.
-Seré dulce- susurró al darme un mordisquito en la oreja.
-Siempre lo eres.


Fin Flash Back.

¿Cuánto tiempo llevaba encerrado en aquel lugar? No lo sabía. Días, meses, años. El tiempo no contaba nada para mí, era solo algo sin importancia en mi nueva vida solitaria y depresiva. Porque sí, estaba deprimido, deprimido hasta la médula, pero yo no podía hacer nada, y los demás, menos, sólo Hannie podría sacarme de ese pozo oscuro en el que me encontraba, pero yo sabía que nunca iba a volver a mi lado. Todos los miembros de SuJu habían pasado por la puerta de mi habitación y me habían expuesto una y otra vez lo mismo que SiWon, y si él no había podido sacarme de allí, no lo haría nadie.

Flash Back.

-¿Te pasa algo, Hannie?
-No tenías por qué hacerlo- susurró levantándose.
-Hannie…
-No, HeeChul, tú…
-Yo sólo he hecho lo correcto.
-Pero…
-Nada de peros, eres la persona a la que más quiero en este mundo y te han hecho daño, no permitiré que te hagan daño- lo agarré de la mano y lo senté junto a mí- son unos cabrones…
-Nunca corras riesgos por mí- me pidió.
-Lo seguiré haciendo.
-Lo sé- sonrió triste- pero no quiero que te pase nada.


Fin Flash Back.

Me sentía como una mierda. La idea de abandonarme a la silenciosa y placentera muerte me agradaba más a cada día que pasaba, pero yo me seguía aferrando a la dolorosa vida y al responsable de mi maldito sufrimiento, Hannie. Unos golpecitos suaves en la puerta me sacaron de mis lúgubres pensamientos.

-¿Hyung?- esa era la voz de HyukJae- sé que no he hablado contigo durante estos tres meses- ¿tres meses? ¿tanto hacía que vivía encerrado en mí mismo?- pero, la verdad, he venido muchas veces a tu puerta y he intentado dirigirte unas palabras de ánimo- como todos, todos venían a mi puerta a molestar con cosas innecesarias- siempre me volvía sin hablar porque quería elegir las palabras adecuadas- sólo di lo que sea y vete- hyung- lo oí tragar aire incluso desde lejos- aunque… aunque no seas el que mejor canta o el que mejor baila dentro del grupo, te necesitamos- abrí mis ojos muchísimo. ¿Necesitarme? Ellos no me necesitaban, como él había dicho, yo no era el mejor en nada. Yo sí que necesitaba a Hannie- eres irremplazable.

Flash Back.

Todos habíamos luchado mucho para conseguirlo y lo habíamos hecho. Era nuestro debut, y habíamos logrado todo lo que nos habíamos propuesto. Llorábamos al terminar, pero eran lágrimas de felicidad. Hicimos una piña en medio de la sala y nos abrazamos como pudimos todos a la vez.

-Lo hemos conseguido porque estamos juntos- dijo JungSoo- solos no somos nadie, pero unidos lo somos todo.


Fin Flash Back.

Desde que HyukJae vino a mi habitación, me sentí un poco mejor. Estuve pensando mucho sobre el grupo. Allí éramos todos como los miembros de una gran familia y lo mismo que a mí me dolía la partida de Hannie, a los demás también tenía que haberles dolido tanto eso, como mi desaparición, y yo, encerrado en mi oscuro mundo.

Me atreví a salir de mi habitación. En el suelo, tapados con una manta, se encontraban RyeoWook y JongWoon, durmiendo. Me enterneció esa imagen. Del pequeño me esperaba algo así, pero de JongWoon nunca lo hubiera imaginado.me agaché un poco al lado del mayor y lo moví un poco para que despertase.

-JongWoon - susurré.
-¿Hyung?- preguntó refregándose los ojos.
-Shhh…
-Hyung- dijo algo más fuerte al ver que era yo de verdad- le tapé la boca con la mano para hacerlo callar.
-Calla- le ordené mirándolo mal- sí, he salido; sí, estoy mejor; no, no tendríais por qué estar durmiendo a la puerta de mi cuarto y en el suelo, con el frío que hace; y sí, llévate a Wookie a mi cama y luego ven con todos.

Lo dejé allí intentado cargar a RyeoWook sin despertarlo. No era muy tarde, pero aun así, algunos miembros debían estar durmiendo. Fui habitación por habitación y desperté a los que dormían y los reuní a todos en el salón común. Los que había despertado parecían confundidos, y los otros no creían lo que veían. Esperamos a JongWoon, que al final apareció con RyeoWook.

-Se despertó y no pude hacer nada más- dijo el mayor.
-HeeChul- comenzó JungSoo con mucho cuidado.
-Primero- dije- perdonadme todos por ser un capullo- todos me miraron extrañados- lo he pasado muy mal, pero vosotros también- continué- no debí haberme encerrado allí, es lo peor que pude haber hecho, os necesitaba, pero era demasiado orgulloso como para pensarlo siquiera- miré a HyukJae- gracias, pequeño por abrirme los ojos- él inclinó un poco la cabeza avergonzado- por centrarme en una sola persona, no sabía que había tanta gente a mi alrededor que me quisiera- noté como una lágrima solitaria
resbalaba por mi mejilla derecha- gracias por estar ahí.

Agaché mi cabeza para ocultar las demás lágrimas que caían. Escuché como todos se movían y se acercaban a mí y unos segundos después, unos brazos muy conocidos me abrazaban por lo hombros.

-No pasa, nada, hyung- me dijo- a partir de ahora todo irá mejor- y me dio un beso en la frente.

Y tenía razón, a partir de ese día todo fue mejor. Había perdido a la persona a la que más amaba, pero había ganado mucho más, unos grandes amigos, que velaban por mí como mi familia.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

[Capítulo 8] Terrorist In Love {Bang YongGuk}



Capítulo 8
Los errores son algo con lo que hay que vivir


-¿Pero qué he hecho?

Agaché mi cabeza y me pegué algunos golpes con mis rodillas. ¿Qué coño me había pasado para no haber pensado en las consecuencias que me podría traer esa noche loca? Y lo peor, sabía que lo que iba a pasar a continuación, iba a ser algo de lo que tampoco me sentiría orgullosa. Me había costado una semana de trabajo que Bang YongGuk confiara en mí como mánager, y yo lo traicionaba como persona. ¿Pero qué más podía hacer? Nada.


-Buenos días- lo escuché decir y alcé la cabeza.
-Buenos días.


YongGuk me sonreía felizmente y me miraba cariñoso. Toda la determinación que tenía hacía unos momentos, se iba esfumando. Tal y como me había dicho HimChan, este chico no era lo que aparentaba y tenía un gran corazón. Un gran corazón que yo iba a pisotear porque, en primer lugar, yo no debería tener sentimientos no profesionales por él y en segundo lugar, todo lo de la noche anterior no debería haber pasado nunca.


-YongGuk- susurré. Yo nunca había hecho esto, me lo habían hecho a mí, y sé que estando de ese lado, sufrí, y mucho.
-¿Hum?
-Lo de anoche no pasó- me miró sin comprender- nunca debió haber pasado y no pasará de nuevo otra vez- él no decía nada, solo me miraba, cogí una gran bocanada de aire y seguí- soy tu mánager, sólo tu mánager, nada más aparte de eso, y me gustaría que...
-Para el carro- me interrumpió- me estás diciendo que después de hacer el amor conmigo quieres que actúe como que no ha pasado nada?
-En otras palabras- susurré- pero es exactamente eso- me sentía fatal por dentro diciéndole todo eso.
-Eres una puta barata- mi corazón dejó de latir en ese momento y cuando comenzó a latir de nuevo, dolía. Pero lo que más me dolió fue ver sus ojos vidriosos mientras recogía su ropa.


Lo vi salir de mi habitación con todo en la mano y un par de minutos después, oí la puerta de mi apartamento cerrarse fuertemente. Fue en ese mismo momento en el que cerré mis ojos y me abandoné al llanto.


No sabía cuanto tiempo había pasado, solo notaba un vacío enorme por dentro, y que alguien me llamaba. Una voz conocida, demasiado conocida. Abrí mis ojos y la vi allí, a mi única amiga en Corea, Lorena.


-¿Qué haces aquí?- le pregunté incorporándome.
-Habíamos quedado, no venías y no contestabas a mis llamadas, así que, aquí estoy- contestó- ¿qué te ha pasado?- me preguntó mirándome de arriba a abajo- estás hecha un asco.
-No querrás saberlo- dije tapándome un poco con las sábanas, aún estaba desnuda.
-Claro que quiero, soy tu amiga, ¿recuerdas?
-Entonces me matarás en cuanto te lo cuente.
-Bien, ¿qué te parece si te levantas y mientras te vas dando un baño y te vuelves persona me vas contando todo?
-Muy bien- contesté tras mirarme al espejo. Estaba hecha un asco- pero cerraré con pestillo para que no me mates en la bañera.
-¿Tan malo es?
-Y peor- le contesté entrando al baño.


Le conté todo y ella lo escuchó sin decir ni una palabra. Le conté todo desde que comencé mi trabajo hasta que la noche anterior me había acostado con YongGuk y esta mañana le había roto el corazón. Salí del baño esperando que se lanzara a mi yugular y me matara, pero no lo hizo, estaba tan tranquilamente sentada en mi cama ya hecha y pintándose las uñas.


-Lore- dije.
-Eres tonta- fue lo único que me contestó.
-Gracias- le dije con ironía- ahora me siento mucho mejor.
-A ver Anna entiéndeme.
-No si yo te entiendo, soy una puta barata, una tonta y quién sabe que más.
- No, a ver, yo no quería decir eso- dejó el pintauñas y se acercó a mí porque las lágrimas comenzaban a salir de nuevo de mis ojos- solo intento decir que si te gusta tanto como para hacer el amor con él y sentirte genial con sus caricias, no deberías dejarlo marchar y que te odie.
-Pero soy su mánager...
-Ni peros ni peras- me contestó.
-Y además es menor que yo...
-Tampoco además, mírame a mí- la miré, venía muy mona arreglada para salir.
-¿Qué quieres que mire?
-Oish... pues que me tomes de ejemplo, yo estoy saliendo con un chico ocho años mayor que yo y pertenece al mundo del espectáculo.
-No me digas eso loca, que tú eres menor de edad- le regañé. Sí, tenía 25 años y mi mejor amiga 17.
-Pues eso, y nadie me dice nada.
-Yo si te lo digo.
-Tú eres una antigua.
-¡Lore!
-Lo siento, pero es verdad, por lo que me cuentas a él también parece que le gustas.
-Imposible.
-No hay nada imposible- me contestó- si yo creyera que todo es imposible, nunca me habría atrevido a decirle nada a quien era mi ídolo y ahora es mi novio.
-Vale, lo capto- me rendí, era imposible ganarle una discusión.
-Pues ahora mismo estás yendo a su apartamento y le pides perdón.
-Como que ahora mismo no, luego más tarde.
-Anna...- comenzó a amenazar.
-Vale, esta tarde iré- decidí- ahora déjame comer, que me muero de hambre.
-Está bien- concedió- pero me lo tienes que prometer.
-Te lo prometo- dije entrando a la cocina.
-No, me lo tienes que prometer bien- me giré y la miré mal. La jodida me conocía como si me hubiera parido y sabía que era tan tonta que no iba a hacerlo.
-Está bien, te prometo que esta tarde iré a su apartamento, le pediré perdón, le diré que soy una tonta y le preguntaré si algún día dejará de odiarme.
-Muy bien, pero no te olvides de lo de soy una tonta que no aprecia lo maravilloso que eres y...
-¿Lore?- la corté.
-¿Qué?
-No te pases.
-Oh, ahí va tu orgullo, si quieres ser feliz y que ese chico no te haga la vida imposible porque lo has herido debes humillarte y lo harás.

lunes, 10 de septiembre de 2012

[Capítulo 7] Terrorist In Love {Bang YongGuk}



Capítulo 7
Alcohol, Sexo y Rock&Roll


Desenganché mis brazos de él y me quité la chaqueta con su ayuda, luego repetimos el proceso con la suya. Entonces comencé a acariciar su espalda baja y su trasero, apretando éste a veces y sonriendo ante los respingos que daba. Sus manos, por otra parte, se colaron por debajo de mi camiseta, tocando mi abdomen subiendo cada vez más en su camino. Llegó hasta mis pechos y los tocó por en cima del sujetador. Arqueé mi cuerpo buscando más contacto y él aprovechó mi momento de debilidad para sacarme rápidamente la camiseta y tirarla por algún lugar del pasillo. Lo abracé fuerte contra mí y lo besé de una manera húmeda y excitante. Mi cuerpo se calentaba como si el fuego me recorriera, pero sin llegar a quemarme. Metí mis manos bajo su camiseta y se la saqué mientras notaba como bajaba sus manos demandantes hasta mi trasero haciendo que envolviera mis piernas en su cintura. Cuando lo hice me agarró fuertemente las caderas y me aplastó contra la pared. Solté un gemido más fuerte que los anteriores. YongGuk me miró fijamente y respirando entrecortado.

sábado, 1 de septiembre de 2012

[Capítulo 6] Terrorist In Love {Bang YongGuk}


Capítulo 6
Discoteca



-¿Dónde sea?- me preguntó y yo asentí- pues...- se quedó callado unos segundos, pensando- ¿nos vamos de copas?- preguntó.
-No creo que...- comencé, pero me cortó.
-Ya no soy un niño como Zelo- me contestó- soy mayor de edad y puedo beber todo lo que me de la gana.
-Pero eres un idol.
-¿Y?- alzó una ceja.