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lunes, 12 de mayo de 2014

Night in Tokyo

Night in Tokyo

            Terminamos nuestro concierto y, aunque estábamos agotados, ninguno pudo decir que no a una buena noche de juerga en una de las mejores discotecas de Tokyo. Los cinco entramos en el local, abarrotado de gente y, poco a poco, nos fuimos dispersando entre la multitud. Me bebí un par de copas y sentí el alcohol circular por mis venas, aunque todavía me funcionaba bien la cabeza.

            Salí a la pista a bailar cuando me solté del todo y allí, las chicas que antes se me iban acercando poco a poco, comenzaron a invadir mi espacio personal con sus piernas largas y delgadas y sus vestidos tan cortos y ceñidos que casi parecían ir desnudas. Aquel lugar era el paraíso.

            A medida que la noche avanzaba y las copas se iban acumulando, mi cabeza se iba perdiendo y de ella, comenzó a desaparecer el nombre de mi novia, su figura e incluso la sensación que tenía al estar con ella. Dara comenzó a desaparecer y ante mí se presentó una chica preciosa. Era de piel morena y tenía unos labios que daban ganas de besar.

            No sabía su nombre, ni siquiera me importaba. Lo único que quería era ponerla contra la pared y metérsela hasta que me suplicara por más.

            Un par de frases después, de guiños y de cumplidos, la tenía donde quería: en el baño y contra la pared.

           
            Al día siguiente, vi a la chica en la televisión. Al parecer era una modelo y actriz japonesa y su nombre era Kiko Mizuhara. En mi cabeza se mantuvo su imagen unos minutos, cómo gemía y cómo disfruté teniendo sexo con ella, pero después vi en el fondo de pantalla de mi móvil a Dara y sentí un poco de culpabilidad, pero si ella no se enteraba, todo estaría bien.



sábado, 12 de abril de 2014

¿JongIn?

¿JongIn?

            Lee TaeMin ve un rostro entre la multitud que puebla la sala de la discoteca y le resulta muy conocido. Minutos después lo vuelve a divisar y no puede creer lo que está viendo. Su mejor amigo, el chico del que siempre había estado perdidamente enamorado, estaba allí, en aquella discoteca, aunque era completamente imposible porque al chico no le gustaba la música tan alta rebotando en su cerebro, ni las chicas que intentaban atraerlo hasta su cama pegándose tanto a su cuerpo que no lo dejaban bailar.

            Por eso estaba demasiado extrañado y por eso, cuando se acercó para ver si tenía razón, se quedó de piedra.

            La persona que estaba ante él no era su amigo JongIn, pero se parecía considerablemente. El mismo rostro, el mismo tono de piel, el mismo cabello negro. TaeMin diría que había encontrado a su hermano gemelo, de no ser porque la persona que estaba ante él no era un chico, sino una chica.

            Ella se acercó hasta TaeMin al notar su penetrante mirada y le sonrió de lado. Incluso la sonrisa era la misma y el chico sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Si fuera hetero o bi ahora mismo estaría metiéndole la polla en cualquier esquina oscura a aquel bellezón, pero era gay y, aunque la chica era un calco de la persona que realmente le gustaba, no creía que follársela fuera a ser igual.

            ―Mi nombre es Kiko ―le dijo ella en su oído para que pudiera escucharlo por encima de la música―. Y no me importaría pasar una noche contigo.

            Lee TaeMin estuvo muy tentado a hacerlo, demasiado. Veía a JongIn en ella, pero no era exactamente él. Por eso, al final, después de estar bailando con ella y conociéndola un poco, rechazó su oferta, aunque los besos con lengua que se llevó de regalo fueran bastante prometedores.