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domingo, 1 de junio de 2014

We Got Married Season 1

Título: We Got Married Season 1
Parejas: KwonIn (Jo Kwon x GaIn) (2AM / B.E.G), KhunToria (Nichkhun x Victoria) (2PM / F(x)) y YongSeo (YongHwa x SeoHyun) (CNBLUE / SNSD)
Clasificación: NC–17
Número de palabras: (…) palabras
Número de capítulos: 1 / 30 capítulos
Resumen:El matrimonio es una barca que lleva a dos personas por un mar tormentoso; si uno de los dos hace algún movimiento brusco, la barca se hunde” – Leon Tolstoi.
Notas: Esta historia será escrita a través de las citas sobre el matrimonio que me vayáis dejando en los comentarios, sin ellas no podrá avanzar.
Comentario de Autora: Hacía tiempo que quería hacer un proyecto interactivo y que además tuviera que ver con el programa que lleva este mismo título. Espero que os guste ^^
We Got Married


1st Season


Capítulo 1


El matrimonio es una barca que lleva a dos personas por un mar tormentoso;
Si uno de los dos hace algún movimiento brusco, la barca se hunde.
Leon Tolstoi


♥♡♡

            Dos personas menudas atravesaban las puertas de la gran y climatizada estación de metro de Paldang cuando el frío otoñal les dio de lleno y ambos se encogieron sobre si mismos ante el vendaval que se había levantado de pronto.

            Cuando aquella mañana habían salido de la estación de Sageun-dong en Seúl, el clima era agradable. El sol lucía en su máximo esplendor y se reflejaba majestuoso en los edificios de metal y cristal de la capital, dando calidez a la estampa otoñal que cubría la ciudad.

            Sin embargo, en este lugar era todo lo contrario.

            Aunque solo estaba a unos pocos kilómetros de la capital, parecía que el astro rey jamás había pisado aquellas tierras y el viento helado calaba hasta los huesos, ignorando deliberadamente las capas y capas de ropa que ambos llevaban encima.

            Ella, un poco más pequeña que el chico a su lado, tenía el pelo corto de color rojo sujeto en una coleta baja. El flequillo largo, peinado hacia el lado derecho apenas dejaba apreciar uno de sus rasgados ojos color chocolate. Su rostro era fino, de piel blanca y su cuerpo menudo.

            Él también tenía el pelo corto, pero este era castaño oscuro. Llevaba un pequeño flequillo cortado bastante por encima de las cejas y su rostro se asemejaba al de un suricato.

            Un escalofrío recorrió el cuerpo de la chica y se giró hacia su esposo, mirándolo mal, para después bufar mientras le daba un golpe en el brazo.  Antes de que el chico pudiera protestar, ella comenzó:

            ¿Tú crees que esto es una Luna de Miel? ¿En qué maldito lugar del mundo esto se asemeja a una Luna de Miel? le dio otro golpe en el brazo, esta vez algo más fuerte, mostrándole a su chico que estaba cabreada. ¿Eh? Dime. ¿A quién se le ocurrió la bendita idea de venir aquí?

            Sus gritos se escucharon en toda la plaza que había frente a la estación de metro debido a que, aparte de ellos, no había ni un alma en la calle. Con aquel clima de perros, lo extraño era que hubiera alguien.

            Te recuerdo que estuviste de acuerdo en venir aquí, noona. Yo quería ir a Egipto se excusó él encogiéndose de hombros, enfureciendo aún más a su esposa.
            ¿Cuántas veces te he dicho que no me llames noona? otro golpe, esta vez en el hombro, mientras ella fruncía sus labios cuarteados en una muestra de disgusto. Además, no tenemos dinero para hacer un viaje a Egipto.
            Perdón murmuró él, es la costumbre.
            Bueno, te lo perdono por ahora el chico le dedicó una pequeña sonrisa y ella suspiró.
            Todo habría estado bien si hubiéramos venido la semana que viene como teníamos planeado comentó él rascándose la nuca, pero cuando cambiamos la fecha este maldito tifón no aparecía en el mapa. No es mi culpa, es del hombre del tiempo de la tele, que se equivocó en el pronóstico.
            Muy bien, no es culpa de nadie. Tema zanjado concluyó ella con hielo en la voz. Ahora busquemos un maldito taxi que nos lleve al hotel.
            Quédate dentro e intenta entrar en calor susurró el chico contra su oído antes de darle un pequeño pero sonoro beso en la mejilla, yo buscaré el taxi.
            Está bien murmuró ella con una pequeña sonrisa.

♡♥♥

            Dos chicas paseaban por Gangnam-gu mientras reían animadamente, con varias bolsas de las marcas más conocidas de ropa en sus manos, atrayendo las miradas de todos los hombres junto a los que pasaban. Esto no era de extrañar, ambas eran bastante guapas, de pelo largo castaño y de ojos grandes.

            Habían salido en busca de ropa elegante ya que ese día tenían una fiesta muy importante a la que asistir. Qian, la mayor, aunque también la más infantil, iba a conocer al chico que sus padres habían elegido para ella como buen esposo y, así, ampliar el negocio familiar. Y JooHyun, la otra chica, como su mejor amiga, tenía que acompañarla en todo momento todo porque la mayor estaba demasiado nerviosa como para hacer algo por sí misma.

            Hacía apenas una semana que había sido anunciado que la chica se casaría con el hijo de uno de los socios más importantes de su familia, Nichkhun y nunca lo había visto, por lo que estaba muy ansiosa por conocerlo.

            Le habían hablado de él y parecía un poco despreocupado por todo. Se dedicaba a vivir la vida y a hacer lo que se le antojaba sin que nadie pudiera detenerlo. Por eso, Qian también estaba algo preocupada. Sin embargo, aquellos pensamientos se fueron disipando a medida que fue pasando el día.

            Las chicas habían pasado toda la mañana fuera de casa, de compras. Habían estado en las mejores tiendas de la ciudad y ya habían comprado todo lo que necesitaban para lucir espectaculares esa noche, así que, en ese momento, se dirigían al Ritz[1] a almorzar y descansar sus adoloridos pies.

            Apenas llegaron al lujoso lugar cuando ya les dieron una mesa apartada en la que conversar de forma tranquila y privada y el camarero, un chico alto, de pelo algo largo y flequillo tapándole uno de sus ojos castaños, al igual que su cabello les llevó la carta, esperando pacientemente a que pidieran. En cuanto las chicas lo hicieron, este se retiró con una pequeña reverencia.

            Ambas se permitieron relajarse por unos minutos antes de que la comida fuera servida. Durante toda la mañana habían estado bastante aceleradas e intranquilas por las compras para la cena.

            De repente, la suave melodía que Qian tenía como tono de llamada en su teléfono móvil se dejó escuchar en el restaurante y ella rebuscó en su bolso hasta que encontró el aparato y lo descolgó, deslizando su dedo por la pantalla, a la vez que fruncía el ceño.

            ¿Yeobosseo?
            ¡Unnie! el grito al otro lado del teléfono casi la deja sorda, por lo que tuvo que alejarse el móvil de la oreja.
            SooJung contestó y escuchó una risita cantarina. ¿Qué querías, pequeña?
            ¿Ya tienes tu vestido, unnie?
            Ne~.
            Quiero verlo ya.
            En cuanto llegue a casa lo verás.
            Pero yo quiero verlo ya.
            —Vamos, no seas así. En unas horas lo verás —contestó la mayor.
            —Está bien… Pero quiero ser yo la primera en verlo —ordenó SooJung.
            —Perfecto.
            —Gracias unnie.
            —Nos vemos —murmuró Qian antes de colgar.
            Me alegra ver que te llevas bien con SooJung… A pesar de que no sois completamente hermanas comentó JooHyun con una sonrisa en cuanto la otra terminó la llamada y volvió a dejar el móvil en el bolso.
            Sí, SooJung es un encanto.
            ¿Qué tal las relaciones con SooYoung? preguntó con cierta timidez la menor.
            Ni la nombres cortó Qian. Esta noche va a venir y se va a pavonear como solo ella sabe la chica suspiró. Sería mejor que se quedara en Los Ángeles donde tan bien vive y tan bien le va.
            Por tu reacción parece que estáis igual o peor.
            Nunca nos hemos llevado bien, ya lo sabes, así que no creo que nos llevemos bien en un futuro próximo.

            En ese momento, el mismo camarero que antes les había tomado nota llegó con su comida y ambas dejaron aquella conversación para comenzar a degustar sus respectivos manjares.

♥♡♡

            Jo Kwon la vio alejarse hacia la estación de trenes con una gran sonrisa y se abrazó a sí mismo en cuanto ella desapareció tras las puertas de cristal del edificio. Debía buscar un taxi que los llevara a aquel hotelito rural en el que habían reservado habitación para pasar las dos semanas de su Luna de Miel.

            La tarea, que en Seúl le habría resultado lo más fácil del mundo, en aquel lugar estaba siendo una verdadera odisea. Ahora entendía a ese héroe griego que lo único que quería hacer era volver a casa pero siempre se encontraba con obstáculos que se lo impedían. Sin embargo, el chico no esperaba tardar tanto como él, veinte años era demasiado tiempo.

            Cuando estaba por rendirse y buscar a su mujer para que le cortara la cabeza o le torturara de la peor forma, un taxi apareció doblando la esquina de la calle y comenzó a llamarlo, casi desgañitándose en el proceso y moviendo las manos como si fuera un loco, hasta que el vehículo se detuvo ante él. La ventanilla de la puerta del copiloto se abrió y un señor de unos cuarenta años, se presentó ante él.

            ¿Dónde quiere que lo lleve? preguntó el hombre.
            Al albergue de Paldang contestó. Pero espere unos momentos, tengo que avisar a mi esposa para que salga de la estación.
            Está bien. Pero si tarda más de diez minutos le cobraré un recargo.
            No tardaré mucho.

            Y diciendo esto, el chico sacó su teléfono móvil y buscó el número de su esposa. Le dio a llamar y se llevó el aparato a la oreja. El primer pitido no se hizo esperar y después le siguieron varios más antes de que la voz impersonal del robot de la compañía con la que tenía contratada la línea su esposa le informara que el número marcado estaba apagado o fuera de cobertura.

            Kwon hizo una mueca mientras escuchaba aquello y luego colgó para salir corriendo hacia la estación. No entendía aquella manía que tenía su esposa de tener el móvil siempre apagado. Cuando llegó al pie de las escaleras, su teléfono móvil comenzó a sonar y lo descolgó, subiendo los peldaños.

            —¿Yeobosseo?
            —Kwon —dijo una voz al otro lado que el nombrado reconocería en cualquier parte.
            —Khun, ¿qué pasa? —preguntó.
            —Acabo de enterarme que mis padres me quieren casar con una niña pija para ampliar el negocio —contestó el chico y Jo Kwon se quedó estático, a mitad de la subida.
            —¿Cómo puede ser eso posible en estos tiempos? —cuestionó—. ¿Acaso tus padres no piensan en tu felicidad?
            —Ya sabes que no, Kwon.
            —No puedo comprenderlo.
            —Yo tampoco —murmuró con voz cansada el otro. Pasaron unos segundos en silencio, que fueron aprovechados por el menor para continuar subiendo la escalinata que llevaba a la estación de metro—. Te envidio, Kwon.
            —¿Por qué?
            —Te has casado con tu mejor amiga, con la chica de la que llevabas enamorado toda tu vida —explicó—, yo no tendré esa suerte.
            —No creo tener tanta suerte —murmuró Kwon—, ya te contaré. Pero me extraña que el gran Nichkhun Buck Horvekjul se haya rendido tan pronto.
            —No me he rendido.
            —Entonces… ¿Por qué suenas como si ya lo hubieras hecho?
            —¡No me he rendido! —gritó el chico.
            —Así me gusta —comentó—. Khun, tengo que dejarte, ¿hablamos más tarde?
            —¿Estás con GaIn-noona?
            —Tengo que encontrarla porque acabo de coger un taxi.
            —No lo entiendo.
            —Ya te contaré.
            —Arasso.

            JoKwon colgó  y entró a la estación en busca de su esposa. No tardó mucho en encontrarla tomando un chocolate caliente en la cafetería y la apremió a que terminara para poder irse rápidamente de allí ahora que tenían un vehículo.

            Apenas tardaron unos minutos en llegar al albergue en el que habían reservado la habitación para las dos próximas semanas. Debido al mal tiempo, las calles estaban completamente desiertas y por la carretera no circulaban más que algunos coches y el taxi en el que se habían montado. Al bajar del vehículo, tras pagarle al conductor la suma que marcaba la tarifa, notaron el frío de nuevo en contraste al calor que hacía dentro del coche, así que, después de sacar las maletas del maletero, salieron corriendo hacia el edificio que tenían enfrente.

            Era una casa antigua, la típica coreana, transformada en un albergue para viajeros. Tuvieron que llamar al portón de madera para que les dieran la entrada al espacioso patio, alrededor del cual se encontraban todos los módulos que conformaban la casa.

            Ambos se dirigieron, tras echarse una mirada de alivio por haber llegado al fin, al lugar en el que estaba señalada la recepción. Al entrar a la estancia sintieron de nuevo una agradable calidez y Jo Kwon, que siempre había sido algo dado a resfriarse con frecuencia, pensó que le quedaba poco para pasar toda una semana en cama por tantos cambios bruscos de temperatura.

            La habitación estaba conformada por un mostrador y un panel lleno de llaves de aspecto antiguo. Aparte de esto, tenía un par de cuadros que mostraban escenas cotidianas y el suelo estaba cubierto por una gran alfombra. Tras el mostrador, frente a la puerta, se encontraba una mujer que no podía ser mucho mayor que ellos vestida con un hanbok y el pelo castaño y largo recogido en un moño con palillos.

            —Bienvenidos —saludó haciendo una pequeña reverencia.
            —Annyeong–haseyo —contestaron ambos devolviendo la inclinación, haciendo ésta un poco más pronunciada.
            —Tenemos una reserva hecha a nombre de Jo Kwon y Son GaIn —dijo el chico. La mujer asintió y comenzó a mirar en un libro que había en el mostrador hasta que dio con los nombres que le habían dicho y los señaló con el dedo.
            —Aquí están —murmuró—. Una reserva de dos semanas, ¿me equivoco? —ambos negaron—. ¿Luna de Miel? —preguntó y los recién casados se miraron y sonrieron.
            —Nos casamos ayer —contestó GaIn.
            —¡Felicidades! —la mujer sonrió ampliamente y luego se giró para buscar en el panel la llave que correspondía a la habitación que les habían asignado—. Aquí tenéis —les tendió la llave—, vuestra habitación es la número cuatro. Disfrutad de vuestra estancia en este lugar a pesar de que este tifón salido de la nada haya afeado un poco estos días.
            —Sí… Gracias —murmuró Kwon y, tras hacer una reverencia, ambos salieron de la estancia.

            Al regresar al patio, el panorama gris y ventoso que habían dejado se había convertido en uno mucho más oscuro y gotas de lluvia habían comenzado a caer. Los dos se miraron y suspiraron antes de salir corriendo hacia el módulo indicado con un cuatro enorme en números arábigos para no mojarse demasiado y no hacer que aquel día fuera aún más horroroso.

            Jo Kwon introdujo la antigua llave en la vieja cerradura de latón y la giró hasta que se escuchó un leve clic. El chico se giró hacia su esposa y tomó la maleta que ella portaba para dejarla con la suya junto a la puerta. Luego, tras dedicarle una amplia sonrisa, se agachó y la tomó entre sus brazos como si fuera una princesa.

            —¡Ah! ¿Qué haces, Yeobo? —gritó sorprendida por la repentina acción.
            —Te cargo hasta la cama —contestó él—. Es una fantasía mía.

            Entró a la habitación y cerró la puerta con el pie, tambaleándose un poco y perdiendo el equilibrio unos momentos, pero logró mantenerse y reafirmó su pose lanzando un suspiro. Luego comenzó a avanzar hasta la cama, donde dejó con cuidado a su esposa para subirse sobre su cuerpo y comenzar a besar su cuello, escuchando su cantarina risa.

♡♥♡

            Tras almorzar, las chicas se separaron y cada una tomó un camino distinto para regresar a sus respectivas casas, donde se arreglarían para estar a punto para la cena de esa noche. Qian fue directa gracias a que su chófer fue a recogerla, sin embargo, JooHyun prefirió dar un paseo antes de que fueran a por ella.

            Le gustaba dar paseos por la ciudad, mezclándose con las personas que realizaban sus jornadas rápidamente. También le encantaba andar por las orillas del río Han a través de los diversos parques en los que en aquella época del año, las hojas comenzaban a teñirse de ocre y el paisaje era precioso. Pero la chica tenía otra razón para ir a un parque en concreto.

            Hacía un mes que iba allí cada vez que podía escapar de sus obligaciones. Pasaba por el parque y se detenía junto a la fuente, desde donde podía escuchar con claridad aquella suave y dulce voz y ver esas callosas manos rasgar una y otra vez las cuerdas de una guitarra española. Todavía podía recordar con claridad el primer día que lo encontró.

            JooHyun caminaba por el parque. Había salido de casa para respirar un poco de aire fresco y despejarse. A veces, su familia le exigía demasiado y con el recital de piano a la vuelta de la esquina, era muy agobiante. La chica lo daba todo por complacerlos, pero en algunos momentos sentía que se asfixiaba en aquella gran casa, por eso había acabado en aquel lugar.

            Se sentó en el borde de una fuente, cansada. El sol calentaba aun siendo mediados de Septiembre como si fuera pleno verano y el agua refrescaba el ambiente. Cuando la chica comenzó a relajarse una suave y dulce voz y los acordes de una guitarra empezaron a escucharse cerca de donde ésta estaba y JooHyun se giró para ver a quién pertenecía aquella voz. Un chico joven de pelo oscuro tocaba y cantaba una canción[2].


Buscando un lugar en donde permanecer
Hay un largo camino por recorrer al soñar la vida

Cuando de noche parece ser, sólo el temor a la libertad
Entrelaza momentos del pasado

¿Cómo intentar alcanzar la meta?

Con todas las palabras que pudieras decir
Mirando hacia el Cielo
Cuenta la historia de lo que ves
Sólo sé que todos lo dicen en estos casos
Ya que existe sólo un Cielo Azul
Podríamos ver, tal vez,
Las mismas nubes al mismo tiempo
Aunque sea en diferente día


            Su corazón comenzó a latir rápidamente en su pecho y un sonrojo brillante se apoderó de su rostro. Nunca había sentido nada parecido y tuvo miedo, por lo que salió corriendo llamando la atención, sin saberlo, del chico de la guitarra.

            Perdida en sus recuerdos, JooHyun llegó a aquel lugar y se extrañó al no ver al chico de la guitarra, ya que, normalmente, a aquellas horas, siempre se encontraba allí. Miró a su alrededor varias veces, buscándolo, pero al no hallarlo por ningún lado, suspiró y se dio por vencida. Ese día no lo vería.

            Sacó su teléfono móvil para llamar a su chófer y así regresar a su casa para arreglarse y se giró. En ese momento, su corazón se saltó un latido. Frente a ella, con una sonrisa encantadora en su rostro, se encontraba el chico de la guitarra.

            —¿Me buscabas? —la chica no supo ni pudo contestar, su voz no quería salir de su garganta—. He notado que vienes a verme casi todos los días, por eso pregunto —aclaró sin perder su sonrisa, aunque esta se había vuelto un poco traviesa—. Por cierto, mi nombre es YongHwa, ¿cómo te llamas? —preguntó y ella sintió el corazón golpeando contra sus costillas de una manera ensordecedora—. ¿Eres muda? —cuestionó al ver que no contestaba. JooHyun salió de su trance, negando rápidamente con la cabeza—. Entonces, ¿cómo te llamas?
            —JooHyun… Seo JooHyun… —susurró sin poder creerse que estuviera hablando con él.
            —Encantado —dijo—. ¿Quieres salir conmigo? —ella se quedó estática ante la pregunta y no pudo reaccionar hasta varios segundos después, cuando asimiló del todo las palabras.
            —Yo… Yo… Tengo que irme —acabó diciendo antes de salir corriendo del lugar.

♡♡♥

            La tarde pasó en un suspiro para Qian cuando llegó a casa. Nada más entrar, subió a su habitación seguida por su hermana menor, que quería ver el vestido que se había comprado y tras enseñárselo y que la pequeña quedara contenta, comenzó a arreglarse. Todo fue un ir y venir constante. Solo horas después, cuando ya estaba perfecta, pudo relajarse.

            La fiesta comenzó al caer la noche y la chica se puso nerviosa de nuevo. Quería conocer al que sería su futuro marido de una vez por todas. Tras unos minutos deambulando por el gran salón de su casa, que habían adornado para la ocasión y no mostraba el ambiente sobrio de siempre, vio a su amiga JooHyun a lo lejos, pero no pudo acercarse a ella porque su padre llegó con una sonrisa.

            —Qian, cariño —dijo—. Él ya ha llegado —el hombre la tomó por los hombros y la guio por el gran salón. El corazón de la chica latía rápidamente cada vez que daba un paso y se acercaba a la puerta, hasta que llegaron a esta—. Este es Nichkhun.

            El chico era alto y esbelto, pero su torso se veía fuerte a través de la camisa blanca que vestía. Su pelo era oscuro y corto, sus ojos grandes y castaños. Era guapo, muy guapo y Qian sintió que él era el hombre de su vida. Lentamente se acercó a él y se inclinó levemente para saludarlo. El chico sonrió y le devolvió el saludo, después, se acercó hasta que sus labios rozaron la oreja de la chica y le susurró:

            —No pienso casarme contigo, niña pija.





[1] No sé si hay un hotel Ritz con restaurante en Gangnam, pero me apetecía que lo hubiera.
[2] La canción escrita aquí es una parte de la letra traducida de Blue Sky – CNBLUE.

miércoles, 26 de febrero de 2014

Hello Baby

Hello Baby

            Cuando en la puerta de su casa aparecieron JungShin y MinHyuk con el bebé que acababan de darles en adopción, JongHyun y YongHwa supieron que aquello iba a hacer que su vida diera un giro de ciento ochenta grados.

            Los padres de MinHyuk habían ido a visitarlo y no podían enterarse de que tenía un novio y que encima habían adoptado un niño, por este motivo y, durante el tiempo que el chico tuviera a sus padres en la casa, el bebé se quedaría con ellos.

            Al principio ninguno de los dos sabía qué hacer y el niño se pasaba las veinticuatro horas del día llorando, pero lentamente, comenzaron a comprender (más o menos) cuáles eran las necesidades del pequeño. A la semana ya parecían entenderse a las mil maravillas.

            YongHwa y JongHyun comenzaron a encariñarse con el niño de una forma que nunca hubieran creído posible. Los niños no se le daban especialmente bien a ninguno de ellos, por lo que jamás habían pensado en tener a un pequeño diablillo en la gran casa que compartían.

            Después de dos semanas, MinHyuk y JungShin aparecieron de nuevo en su puerta para recoger a su pequeño y los chicos lo dejaron ir con un pinchazo en el pecho ya que echarían de menos todo lo que habían pasado con aquel niño.

            ―¿Qué te parece si adoptásemos? ―preguntó JongHyun abrazando por la cintura a su chico y dejando y pequeño beso en su nuca mientras veían montarse en el coche a la familia.
            ―Me parece una gran idea ―murmuró girándose hacia el otro con una gran sonrisa antes de besarlo suavemente.

            La próxima vez que le dieran la bienvenida a un bebé sería a su propio bebé y no al de nadie más.




sábado, 5 de octubre de 2013

Love Light

Love Light



Desde el primer momento en que te vi, sentí que eras la persona indicada para mí. Mi media naranja, mi alma gemela.

Estabas ojeando un libro entre las estanterías de la biblioteca a la que acababa de entrar con mis amigos. Tu largo pelo estaba recogido en una coleta alta ladeada hacia la izquierda. Los mechones castaños caían por tu hombro, envolviéndolo con delicadeza. El uniforme de un colegio privado para chicas de la ciudad, perfectamente colocado y pulcro. Unas gafas tan grandes que apenas cabían en tu rostro angelical completaban aquel conjunto celestial.

Me quedé embobado observándote. Mi corazón no paraba de latir rápidamente y sentía mis mejillas calientes.

Podía escuchar cómo mis amigos me molestaban, se metían conmigo y amenazaban con ir en tu busca. Sin embargo, no podía hacer nada más que observarte como si fueras la mejor droga y yo un drogadicto.

Cuando te miro,
Mi cara se pone roja
Cuando te veo
Mi corazón hace bum, bum
Hablo con timidez como un niño.

Desde ese momento, no he faltado ni un solo día a aquella biblioteca con la esperanza de poder volver a verte.

Pasaron dos semanas en las que pensé una y otra vez que jamás te volvería a ver y que solo habías sido un espejismo. Me arrastraba a aquel lugar lleno de esperanzas y salía de él muerto en vida.

Necesitaba volver a verte y saber que eras real.

Cuando te miro,
Sonrío de la nada
Sigo haciendo eso como un tonto
Creo que el amor llegó a mí...

Después de esas dos semanas, cuando apareciste por la puerta del lugar, mi corazón comenzó a latir de nuevo, mis mejillas se sonrojaron y una sonrisa tonta apareció en mi rostro sin que yo pudiera detenerla.

Te observé caminar entre las estanterías, buscando algún libro en particular, frunciendo tus labios y tu ceño al no encontrarlo rápidamente y sonriendo como una niña cuando lo encontraste.

En ese momento caminaste hacia mí y con una sonrisa te sentaste en la mesa en la que yo estaba, justo frente a mí.

“Hola” dijiste con una tímida sonrisa.
“H-hola” contesté yo, trabándome la lengua aun cuando sólo había dicho una simple palabra.

En ese momento solo tenía una cosa clara, me había enamorado de ti.

Tú eres la presidenta de mi corazón
Eres la estrella bordada en mi pecho
Soy un genio por ti, chica,
Me haces dejar de respirar
Lo que sea que quieras
Porque te amo
No hay motivos para mi amor,
¿Sabes?

Eras simplemente hermosa. Todo lo que hacías encarnaba de manera espectacular cada tipo de belleza que pudiera haber en el mundo.

Me dejabas sin respiración cada vez que te veía acercarte al lugar en el que te esperaba cada tarde y me sonreías saludándome simplemente.

Solo ha pasado un mes desde la primera vez que te vi y puedo decir que te amo. Te amo sin motivo alguno, pero te amo.

Sin embargo, tú no lo sabes.

Tú eres un encanto
Más bella que las estrellas
En el cielo nocturno
Lo que más brilla
En lo profundo de mi corazón
Mi propia luz de amor
Te amo, cariño.
A mi lado dame luz cuando sea
Todas las noches te miro,
Te veo a ti,
Eres hermosa,
Tú eres mi luz de amor.

Sin saberlo te has convertido en la luz que guía el camino de mi vida. Sin que te dieras cuenta, Cupido había lanzado una flecha certera en mi corazón y te habías clavado en lo más profundo de mi éste.

Cada noche imagino que te tengo a mi lado, que duermes junto a mí. Imagino tu cuerpo lleno de curvas, tu pelo castaño cayendo en cascada sobre tu rostro y la almohada y una expresión celestial en tu cara mientras duermes profundamente.

Tú eres mi luz de amor.

Cuando te miro
Siento que estoy en las nubes
Puede ser inmaduro,
Pero sigo haciendo eso
Creo que el amor llegó a mí...

A veces me quedo perdido en mis pensamientos mientras te miro. Eres tan hermosa que no puedo evitarlo. Solo vuelvo a la realidad cuando escucho tu débil risa y te sonrío tímidamente mientras me sonrojo.

Cada día estoy más y más seguro.

Me he enamorado de ti.

Te amo.

Eres la persona que siempre había buscado.

Tú eres un encanto
Más bella que las estrellas
En el cielo nocturno
Lo que más brilla
En lo profundo de mi corazón
Mi propia luz de amor
Te amo, cariño.
A mi lado dame luz cuando sea
Todas las noches te miro,
Te veo a ti,
Eres hermosa,
Tú eres mi luz de amor.

Tres meses más tuvieron que pasar para que me armara de valor para poder preguntarte tu nombre.

Recuerdo que era un lunes lluvioso. Ese día estaba muy nervioso, no sabía qué hacer, cómo comenzar la conversación o cómo preguntarte esa simple cosa.

Cuando te vi aparecer sentí que mi corazón dejaba de latir, literalmente y mi boca comenzó a secarse. Tragué saliva y carraspeé para que mi voz fuera lo más normal posible cuando te hablara.

Sonreí ampliamente al verte acercándote a mí, y me dejaste estupefacto cuando, en vez de sentarte donde solías, te sentaste junto a mí.

“¿Puedo sentarme aquí?” preguntaste. Tus mejillas estaban sonrojadas y te hacían ver aun más hermosa de lo que eras.
“C-claro” balbuceé.
“Mi nombre es Seo JooHyun, por cierto” te presentaste.
“Jung YongHwa” acerté a decir mi nombre correctamente antes de que me sonrieras y mi mundo comenzara a dar vueltas.

Eres encantadora
Eres más cegadora que
La luz del sol en el cielo
Haces brillar los lugares
Oscuros dentro de mi corazón
Mi propia luz de amor

Desde el primer momento en que te vi supe que cambiarías mi vida completamente, y no me equivoqué. Traías luz a mis días oscuros, los llenabas de calidez y de amor, y me guiabas a través de la luz, como un ángel.

Por eso, un año después de nuestro primer encuentro, me atreví a declararme.

Ese “sí” salido de tu pequeña boca fue la palabra más hermosa del mundo. Una palabra llena de promesas.

A partir de ese momento, los siguientes meses fueron los más felices de mi vida.

Te amo, preciosa
Incluso si cierro los ojos te veo
Mirándote así,
Mirándote,
Aun me ciegas todavía

Pero todo finalizó cuando con un par de palabras te despediste de mí. Te ibas a Japón con tu familia, habían trasladado a tu padre en su empresa y no podías quedarte.

Sin embargo aún te amo. Aún sigo esperando que vuelvas, porque…

Tú eres mi luz de amor.