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martes, 20 de febrero de 2018

[One Shot] Ask Drabbles 5: Fly Again {YaDong}



Título: Fly Again
Autora: Riz Aino
Pareja: YaDong (DongWoo + HoYa) (INFINITE)
Clasificación: NC–17
Géneros: AU, romance, smut
Número de palabras: 1.235 palabras
Resumen: llevan demasiado tiempo sin verse… tanto, que son incapaces de contener sus deseos por el otro más tiempo.
Advertencias: mención a relaciones sexuales explícitas en las que DongWoo es el seme (tengo un poco una obsesión por poner a Hoya de uke, sorry not sorry).
Notas: historia escrita para Inspirit.
Comentario de autora: en realidad el YaDong no me gusta mucho (soy más fan del 2Woo y tal —VIVAN LAS OTPS RARAS—) pero el lemon me da la vida y me encanta escribirlo. Espero que os guste.

Fly Again

Diez segundos fue lo que DongWoo tardó en introducir la clave de su vivienda en el panel porque, apurado por la necesidad y nervioso por la cercanía del cuerpo de la persona que se encontraba a sus espaldas, se equivocó un par de veces antes de introducir el número correcto; sin embargo, fueron dos segundos lo que tardaron ambos en entrar al apartamento y cerrar la puerta con un gran estrépito a sus espaldas. Apenas un segundo fue lo que tardó HoWon en abrazarlo fuertemente por la espalda, haciéndolo sentir su creciente erección contra la tela de sus vaqueros.

domingo, 3 de agosto de 2014

LUST

LUST

            La Lujuria. Uno de los siete pecados capitales. La Iglesia Cristiana siempre había condenado cualquier práctica sexual que no tuviera como objetivo la procreación, pero no era la única religión que condenaba el placer sexual. Sin embargo, a lo largo de los siglos siempre ha habido una serie de personas que han desafiado todo mandato divino para poder experimentar el sexo sin restricciones, sin reglas, solo buscando el mayor placer. Nuestra historia, trata de tres hombres que desobedecieron todas las leyes impuestas, cayendo en la lujuria…

            Kim MinSeok era el hijo mayor de la familia Kim. Su casa estaba al final de la calle y no tenía más riquezas que las viviendas que había alrededor. El chico se dedicaba a trabajar en la fragua de su padre, junto a sus hermanos menores, los desarrollados músculos de sus brazos evidenciaban el trabajo duro con el pasado martillo. Era bastante cansado y el calor que emanaba del fuego que derretía el metal a veces era demasiado; sin embargo, Kim MinSeok no podía quejarse de que llevara una mala vida.

            Lee HoWon era el primogénito de su familia, el único hijo y heredero de todo cuanto la familia Lee poseía en su casa junto a la fragua. El labrado del campo ocupaba la mayor parte de su tiempo y su piel tostada por el sol evidenciaba claramente a qué se dedicaba. El trabajo era agotador y el sol del verano le hacía daño, pero Le HoWon no podía quejarse de su vida porque era mejor que la de mucha gente que conocía.

            Jang DongWoo, hijo menor de la familia Jang, el consentido por todos y que nunca había abandonado del todo su infancia. Animaba la taberna que sus padres regentaban con desparpajo y alegría, recibiendo tanto vítores como abucheos por parte de los borrachos. No era un trabajo que requiriese mucho esfuerzo y a DongWoo le encantaba, a pesar de que en su infantil mente pudiera reconocer las burlas y el desprecio; pero no podía quejarse, era más de lo que hubiera obtenido si su familia lo hubiera despreciado en vez de cuidado.

            Estas tres personas no tenían más en común que vivir en la misma tortuosa calle de la ciudad, o eso era a ojos de los demás. Cuando la luz del sol no era más que un mero recuerdo de otro día pasado y la oscuridad se adueñaba de todo, los tres salían a su encuentro. Ocultándose entre las sombras y pasando desapercibidos, huyendo de los guardias que patrullaban y confundiéndose con gatos callejeros llegaban a su destino.

            Aquella casa medio en ruinas había sido la única testigo de los encuentros sexuales, de la lujuria desbordante, de los placeres del sexo y de los deseos más oscuros. Si alguien más de la ciudad los hubiera visto por casualidad se habría escandalizado ante la barbarie que cometían y luego los hubiera denunciado a las autoridades acabando ellos torturados, ultrajados y finalmente asesinados ante toda la población; pero aunque los tres eran conscientes del peligro, no podían finalizar aquellos encuentros. Habían caído en la lujuria en el mayor de los pecados y ahora que su alma estaba negra y corrupta, condenada a vagar por el infierno toda la eternidad, ya no había vuelta atrás.