Capítulo 2
La Isla
Dejé mi mochila sobre una de las sillas de
la casa y miré a BaekHyun. Estaba jugueteando con sus dedos nerviosamente y con
la cabeza gacha. Parecía querer preguntarme algo, pero no se atrevía, por lo
que, me acerqué lentamente a él y le puse mi mano delicadamente en su hombro,
sobresaltándolo un poco, y haciendo así que me mirara.
-Si no quieres que me quede puedo irme a
otro lado- comenté y él negó con la cabeza.
-No es eso…
-¿Entonces?
-Me preguntaba… dónde ibas a dormir…
-Pensaba echarme en el sofá, pero tiene
pinta de ser muy incómodo, así que, lo mejor que puedo hacer esta noche es
coger un par de mantas y echarme al suelo- lo vi abrir la boca para decir algo,
pero yo seguí hablando- mañana ya haré que traigan o un sofá más cómodo o un
colchón para echarme a dormir, ahora es tarde como para molestar, además, mi
madre me echará una buena bronca si lo hago.
-No- murmuró y yo lo miré sin entender a qué
era lo que le decía que no- yo… a ver… la cama… es grande… y ca… cabemos los
dos… digo… y ya hemos dormido juntos otra vez…- sonreí y pasé mis brazos por
sus hombros para atraerlo contra mí y darle un abrazo. Noté sus brazos rodeando
mi cintura tímidamente y me agaché hasta su oído para susurrarle.
-Gracias.
Él hizo un ruidito que hizo que mi sonrisa
se ampliara e hice algo que ni siquiera pensé. Rocé mi nariz con su mejilla suavemente
y luego alcé mi cabeza un poco para depositar después un pequeño beso sobre su
frente. Solo fue un leve contacto, pero noté cómo su cara ardía bajo mis labios
y cómo mi corazón golpeaba rápidamente contra mis costillas. Me separé de él
con una amplia sonrisa, intentando aparentar que no pasaba nada, aunque mi
interior fuera un completo caos.
-Bueno… pues… vamos a… la cama… digo… a
dormir- dije y él asintió levemente, rojo como un tomate.
Me quité la camiseta y los pantalones
cortos, quedándome así solo en calzoncillos y me metí en la cama. Justo en esos
momentos, vi que él salía hacia el baño con unas cuantas prendas en sus brazos.
Unos diez minutos después, más o menos, apareció con un pijama fino, amarillo
pollo y con la ropa que había llevado puesta todo el día, hecha un lío en sus
manos. Después, dejó ésta en una cesta que recogían los empleados de la
limpieza cada Martes y se dirigió a la cama, conmigo.
-Buenas noches- murmuró colándose bajo las
sábanas.
-Buenas noches- le contesté mientras lo veía
hacerse un ovillo y me daba la espalda dispuesto a dormir, por lo que yo me
giré hacia el otro lado y me eché a dormir.
-oooOOOooo-
Me desperté al escuchar el ruido de las
personas fuera de la casa, jugando, riendo y hablando muy fuerte. Suspiré.
Estaba muy cansado, tenía muchísimo sueño y además, se estaba muy bien entre
aquellos brazos largos que rodeaban mi cintura y se sentía genial notar aquella
respiración a mis espaldas y esos labios contra mi nuca, calentándola. Se
estaba muy bien…
Abrí mis ojos rápidamente y giré mi cabeza
para encontrarme con la cara de ChanYeol a escasos centímetros de la mía,
durmiendo tranquilamente mientras me abrazaba por la espalda.
Me levanté con rapidez de la cama,
enredándome los pies entre los pliegues de las sábanas y cayendo de bruces al
suelo con un golpe sordo. Me intenté desliar la maraña de tela de mi cuerpo,
cuando escuché una risa grave y me levanté del suelo, tropezándome de nuevo y
cayendo, esta vez sobre la cama, mientras aquella risa se hacía más estridente.
Intenté quitarme las sábanas de encima, de nuevo, y cuando lo conseguí, pude
ver a ChanYeol, en calzoncillos, descojonándose de mí.
-No tiene gracia- murmuré borde y él paró de
reír para mirarme ahora seriamente.
-Lo sé, pero es que… no he podido evitarlo-
una pequeña sonrisilla apareció en su rostro mientras se acercaba a mí- ¿estás
bien, BaekHyun?- preguntó y yo negué con la cabeza.
-Me duele el trasero horrores- contesté y su
sonrisa se hizo más amplia.
-Eres un torpe- comentó con aquella gran
sonrisa y yo lo miré mal.
-No soy torpe… solo me he levantado
rápidamente y me he caído por la impresión de…- me callé y me mordí la lengua
para no seguir hablando. Había estado a punto de decir que me había afectado
verlo abrazándome dormido y que mi corazón había latido (y seguía latiendo)
rápidamente debido a eso.
-Pero sigue hablando… no me dejes a mitad…-
dijo él- así no hay quien te entienda- se cruzó de brazos y yo lo miré
fijamente a los ojos- vamos, continúa- tomé aire y solo dije una cosa.
-Me asusté al sentir que alguien me abrazaba por detrás- él sonrió.
-Ni que fuera un violador- murmuró haciendo
un puchero y yo lo miré mal, haciendo que su puchero se hiciera más grande.
-No… pero casi- contesté- me apretabas muy
fuerte y me asusté.
-¿Ya no te acordabas que estaba en tu cama?-
preguntó.
-Sinceramente… no.
-Qué mal amigo eres- se quejó y yo me quedé
de piedra al escucharlo decir aquella palabra. “Amigo”. Él me consideraba su
amigo, a pesar de que al principio fui muy borde con él y todas esas cosas-
¿estás bien?- volvió a preguntar y yo no supe a qué se refería- BaekHyun… te
has quedado en el limbo unos segundos, ¿no te habrás dado un golpe en la
cabeza?- noté sus manos calientes sobre mi cabeza, tocando cada rincón de mi
rostro- ¿BaekHyun?
-¿De verdad me consideras tu amigo?-
pregunté y él abrió mucho sus ojos, sorprendido unos momentos, pero luego me
sonrió y me contestó.
-Claro que sí, ¿tú no me consideras tu
amigo?- dijo y yo no supe qué contestar, sólo lo miré por unos momentos.
-No sé lo que es un amigo- agaché mi cabeza
pero él me la alzó, cogiéndome de la barbilla para que lo mirara y me sonrió
ampliamente.
-Yo te enseñaré lo que es un amigo- susurró
y pasó sus brazos por mi cintura, para abrazarme fuertemente contra él.
-¿Ser amigos significa contacto físico?-
pregunté y lo noté reír contra mi cuello.
-Bueno… no…- murmuró- es solo que… yo soy
muy pegajoso…- hice una pequeña mueca y me separé de él.
-A mí no me gusta mucho el contacto físico-
comenté.
-Ya haré yo que te guste…- mis labios se
abrieron para dejar ver mis dientes blancos y ChanYeol abrió sus ojos,
sorprendido, mientras me señalaba con el dedo- ¡has sonreído!- dijo y yo negué
con la cabeza, siguiendo con aquella mueca en mi cara- ¿cómo qué no?, lo sigues
haciendo- volví a negar- eres un tozudo, Byun BaekHyun- murmuró cruzándose de
brazos.
-Bah- dije y lo empujé en el pecho para
alejarlo de mí, tanto tiempo, tan cerca de él estaba haciendo que mi corazón no
parara de latir rápidamente, y aquello no podía ser bueno. ChanYeol se tambaleó
porque no se lo esperaba y luego cayó al suelo de culo.
-¡Hey!- se quejó, pero una gran sonrisa
adornaba su rostro, por lo que deduje que no estaba para nada enfadado. Me
levanté de la cama, en la que todavía estaba y cuando pasé por su lado, él se
me agarró a una pierna y casi me hace caer.
-¡ChanYeol!- grité asustado porque me veía
de nuevo en el suelo, apoyándome contra el colchón para no caer. Recuperé el
equilibrio, pero quedé en una posición bastante comprometida con él.
-No me dejes así- lo escuché decir y mi
cuerpo se estremeció al sentir su aliento cálido en mis partes, solo protegidas
por el fino pantalón de mi pijama amarillo pollo. Me separé de él rápidamente,
notando cómo el color rojo se apoderaba de mis mejillas sin que yo pudiera
evitarlo y también, sintiendo cómo algo entre mis piernas palpitaba. ChanYeol
alzó su mano derecha hacia mí para que se la cogiera y lo ayudara a levantarlo,
pero negué- oh… vamos- se quejó haciendo un puchero.
-¿Por qué tendría qué hacerlo?- pregunté
cruzándome de brazos.
-Porque somos amigos- contestó y yo me
ablandé… pero no mucho.
-Eso no me vale…- dije- me doblas el tamaño
y eres más fuerte que yo, acabaré en el suelo de nuevo y no es nada agradable
golpearse varias veces de buena mañana.
-No haré nada para tirarte, solo quiero
ayuda- respondió- estoy aquí encajado y no me puedo mover- al final, después de
mirarnos un rato a los ojos fijamente, de una manera bastante retadora, le
tendí mis manos y él las cogió fuertemente. No tuve que hacer mucho esfuerzo
para que se levantara y acabara frente a mí, muy cerca- gracias- susurró y pasó
sus brazos por mis hombros esta vez para abrazarme.
-ChanYeol…- advertí, pero él no se apartó,
sino que me apretó más fuerte contra él.
-Déjame estar así un ratito…- murmuró-
JongIn no se quejaba y yo necesito estar en contacto físico constante con quien
esté más cerca de mí o no soy persona- dijo y lo dejé estar unos momentos así,
luego, lo fui apartando lentamente.
-Si pudiera ser menos contacto- le pedí- no
sé… tocarme los brazos… o los hombros…
-Está bien- contestó sorprendiéndome- ya
hora, salgamos a divertirnos.
-oooOOOooo-
Después de ponernos algo de ropa para salir,
aunque BaekHyun se metió en el baño y tardó un buen rato, pudimos ir a la
playa. Me había propuesto hacerlo sonreír, tal como lo había estado haciendo
hacía un rato (aunque él lo negara) y también, que perdiera el miedo al agua y
aprendiera a nadar, porque estando en una isla, estando rodeado de agua, era lo
lógico.
Lo tomé de la mano y lo hice avanzar por la
arena caliente y luego, por el bosquecillo, hacia la sede central del hotel,
donde nos servían un copioso y delicioso desayuno. Mi madre era la cocinera y
todo lo que hacía estaba para chuparse los dedos. Cuando llegamos al lugar en
el que se encontraban las mesas, lo hice sentarse conmigo en una de las
reservadas para el personal, sin darme cuenta siquiera que JongIn estaba
sentado a ella, hasta que casi me lo como, literalmente, porque estaba a unos
pocos centímetros de mí.
-Buenos días, JongIn- saludé.
-Buenos días, ChanYeol.
Y ahí se acabó nuestra conversación, ya que
yo le di la espalda y me dediqué completamente a mi rico desayuno y a BaekHyun.
La comida estaba de vicio y se lo hice saber a mi madre alzando los pulgares
cuando pasó por allí cerca y ella me sonrió. Cuando acabamos de comer, avanzamos
de nuevo por el bosque, en dirección a
aquel pequeño islote al que lo había llevado anteriormente y al que me gustaba
ir siempre que quería estar solo. No se lo había enseñado a nadie más que a él,
ni siquiera a JongIn.
Saqué la barca desvencijada del lugar en el
que la había escondido y lo hice montarse, para luego subir yo y comenzar a
remar para llegar al otro lado. Chocamos contra la arena suavemente y salí del
bote antes de que él lo hiciera para ayudarlo a bajar, tomándolo delicadamente
de la mano, cuidando que no se tropezara y cayera, ya había tenido suficientes
golpes aquella mañana. Empujé la barca tierra adentro para que no se la
llevaran las olas y luego me giré hacia él para dedicarle una amplia sonrisa.
-¿Sabes por qué te he traído aquí?- le
pregunté y él negó con la cabeza.
-¿Para ver las vistas de día?- mi sonrisa se
hizo más amplia, pero negué también.
-No.
-¿Entonces?
-Te voy a enseñar a nadar- abrió sus ojos
con sorpresa y puso cara de pánico.
-No, no quiero- contestó cruzándose de
brazos- no pienso hacerlo, ya tuve bastante cuando me metiste hasta las
rodillas.
-Pero es necesario aprender a nadar-
comenté- más cuando estás en una isla… rodeado de agua por todas partes… agua
que te ahogará como no sepas nadar… y…- se tapó las orejas y se dio la vuelta
para no escucharme, pero yo me acerqué a él y se las quité, agarrándolas entre
las mías y me agaché sobre él para seguir susurrándole al oído desde atrás- el
agua puede hacer que…- pero no me dejó terminar.
-Basta- se giró y me miró asustado- no
quiero.
-Prometo que mientras estés conmigo no
dejaré que te pase nada- murmuré. Él seguía mirándome de aquella manera y
estaba empezando a flaquear en mi decisión, no quería que lo pasara mal, pero
es que sino aprendía, lo iba a pasar peor en el tiempo que le quedaba en la
isla.
-Está bien…- susurró y agachó su cabeza- si
no dejarás que me ahogue puedo intentarlo…
-No dejaré que eso pase nunca- le aseguré.
-¿Me lo prometes?- preguntó desconfiado.
-Te lo prometo.
-¿Puedo confiar en ti?
-¿Cuándo te he fallado?
-Por ahora nunca…
-Entonces confía- le pedí- somos amigos,
¿no?
-Sí- murmuró y sus labios se curvaron
levemente, aunque no fuera una gran sonrisa, me hizo feliz, ya lo había visto
sonreír varias veces en ese día y eso era un récord.
-No hay problema, entonces- sonreí y le alcé
la cabeza para que me mirara- ¿comenzamos?
-¿No me vas a dejar mentalizarme?- preguntó.
-Es mejor no hacerlo o te echarás atrás- lo
agarré de la mano y tiré de él hacia el agua. Me quité la camiseta cuando
llegamos y la lancé a la arena, para luego tomarlo de la otra mano y avanzar
lentamente con BaekHyun por la superficie cristalina, pisando aquel fondo arenoso
hasta que el agua nos llegó por las rodillas- comenzaremos aquí.
-¿Comenzar qué?- me preguntó.
-Las clases para enseñarte a nadar.
-oooOOOooo-
Aquel día, al principio lo pasé muy mal.
ChanYeol estuvo todo el rato a mi lado e intentando que aprendiera, pero tenía
miedo, y además, aquello era demasiado complicado. Quería rendirme cada dos por
tres, pero él no me dejaba hacerlo. Insistía una y otra vez en que era lo mejor
y que debía hacerle caso. Yo lo intentaba, pero sabía que aquello no era
posible.
Sólo a final del día, y sujetado por
ChanYeol, acabé flotando sobre mi barriga y moviendo los brazos tal y como él
me había dicho, además de girando la cabeza a un lado y a otro para respirar y
no ahogarme. Cuando lo conseguí y me dejó volver a colocarme sobre mis pies,
salté sobre él y le di un abrazó. Me sentía de una manera extraña, mucha gente
diría que eso es lo que se sentía cuando uno era feliz, pero yo no sabía que
eso fuera tan intenso.
-Que efusividad- lo oí murmurar y me separé
rápidamente de él, avergonzado. Esa mañana le había dicho que no me gustaba el
contacto físico, pero ahora lo abrazaba sin más- no, no te separes, sabes que no
hace falta que lo hagas.
-Pero…
-A mí si me gusta el contacto… puedes
abrazarme cada vez que quieras- dijo y yo asentí.
-No sé por qué lo he hecho- murmuré y él
sonrió.
-Porque estás feliz por haber conseguido por
lo menos perderle el miedo y dejarte guiar por mí, hasta llegar a esta fase-
contestó.
-¿Hay más fases?- pregunté y él sonrió.
-Quiero que antes de una semana puedas nadar
sin mi ayuda.
-Eso es imposible.
-Nada es imposible… esta mañana ni siquiera
querías aprender a nadar, ahora, ya has dado un pasito más para conseguirlo-
suspiré porque tenía razón.
-Tienes razón- murmuré.
-Genial, entonces mañana seguiremos- comentó
con una sonrisa, pero yo negué con la cabeza.
-Estoy muerto.
-Pues yo te veo hablando y de pie… eso los
muertos no pueden hacerlo....- abrió sus ojos como platos- ¿no serás un zombi y
te querrás comer mi cerebro?- preguntó y antes de que me diera tiempo a
contestar, siguió- porque la verdad es que yo no tengo mucho cerebro que
digamos… soy algo así como un Homer Simpson de carne y hueso.
-No soy un zombi… quería decir que…
-Ya… que estás cansado, perdona, mi humor es
así de malo- colocó una mano en mi hombro y me giró hacia el atardecer. Los
colores anaranjado, rojos y azules se mezclaban en el cielo mientras el sol
descendía, era precioso- es tarde, deberíamos volver.
-¿Podemos quedarnos hasta que anochezca del
todo?- pregunté casi sin pensar y sentí sus brazos alrededor de mi cuello y su
aliento rozar mi oreja al contestar.
-Nos podemos quedar el tiempo que quieras.
-oooOOOooo-
Después de que el sol se escondiera
completamente y desapareciera bajo las aguas del Pacífico nos dirigimos a casa,
o sea, a la cabaña que era de su propiedad hasta el final del verano. Cruzamos
hacia la isla grande en la barca y luego atravesamos el bosquecillo hasta
llegar a la sede central del hotel. Detuve a BaekHyun y él me miró confundido.
-¿Pasa algo?- preguntó.
-No, no pasa nada- le sonreí para
tranquilizarlo y él respiró tranquilo- sólo voy a hablar con mi madre un rato y
a coger un colchón para tirarme a dormir en el suelo.
-No hace falta- dijo rápidamente y yo me
quedé muy pillado- quiero decir, no me importa que duermas conmigo- mi sonrisa
se hizo más amplia y llevé mi mano a su cabeza para revolverle el cabello de
una manera amistosa.
-Gracias, BaekHyun- murmuré- pero adelántate
de todas maneras- él hizo un pequeño puchero- tengo que hablar con mi madre y a
coger nuestra cena.
-Está bien…- dijo al final y se separó de
mí, echando a andar por el lugar. Lo seguí con la vista hasta que desapareció
entre los árboles y en ese momento, fui hacia donde encontraría a mi madre, a
la cocina.
Atravesé todo el lugar, saludando a todos
mis conocidos y buscando con la mirada a mi madre. Cuando entré a la cocina, la
hallé, cerca de los fogones, yendo de un lado para otro toda ajetreada. Estaba
demasiado ocupada, seguro que me mandaría a la mierda por molestarla, pero
debía hablar con ella. Cogí aire y me acerqué hasta donde estaba.
-Mamá- dije y ella se volvió hacia mí.
-¿Dónde te has pasado todo el día?- me
preguntó con hielo en la voz- te he estado buscando por todos lados y cada vez
que le preguntaba a JongIn por ti me contestaba que no sabía dónde estabas y
que por él que estuvieras en el fin del mundo- me miró preocupada mientras
movía algo en la sartén- ¿ha pasado algo entre vosotros?
-No ha pasado nada… solo es que ahora ya no
estamos tanto tiempo juntos- contesté.
-¿Y eso?- preguntó y luego se volvió hacia
un hombre que habíamos contratado hacía poco y al que yo conocía poco, aunque a
su hijo sí que lo conocía, aunque no recordaba muy bien su nombre- ¡señor Do
que se le quema la comida!- le gritó y el hombre volvió a lo suyo tras pedirle
perdón a mi madre con la mirada- bueno, contesta.
-Pues… es que…- llevé mi mano a mi cabeza y
me despeiné un poco, no sabía cómo decirle lo que pasaba.
-Contesta, que no tengo mucho tiempo.
-Está bien- dije- pues es que he conocido a
un muchacho y me he hecho su amigo, así que ahora ya no estamos tanto tiempo
juntos- conté.
-¿Y JongIn no puede estar con vosotros?-
preguntó.
-No le agrada.
-Oh… ¿y os habéis peleado por eso?
-No, solo nos hemos dado un tiempo-
contesté.
-Parece como si fuerais una pareja que se
separa un tiempo para ver las cosas más claras- comentó y yo la miré mal.
-Nada de eso- respondí cruzándome de brazos
y mirándola mal.
-A mí no me eches esa mirada, jovencito- me
regañó mi madre y yo suavicé mi mirada.
-No somos pareja y volveremos a hablarnos y
a estar todo el día juntos en cuando acabe el verano- contesté. Ella me miró
fijamente durante unos momentos, hasta que luego asintió, aunque no muy
convencida.
-Está bien- murmuró- y cuéntame por qué has
venido a molestarme.
-Me voy a quedar en la casa que tiene
alquilada mi nuevo amigo hasta que se vaya- decir aquello provocó algo en mí.
Hasta ahora solo había pensado en que al final del verano volvería a estar de
risas y pachangueo con JongIn, pero nunca me había planteado que estaría
haciendo eso porque BaekHyun se había marchado. Algo en mi interior se removió
y debí poner una cara rara porque mi madre me miró preocupada.
-¿Te pasa algo?- preguntó y yo negué con la
cabeza, apartando mis pensamientos de ese tema. Todavía quedaba mucho para el
final del verano.
-No pasa nada, solo quería decirte eso- dije
y me giré para marcharme, pero mi madre me llamó.
-ChanYeol, ¿quién es ese chico?- preguntó-
quiero saber en qué casa te estás quedando.
-Su nombre es BaekHyun… Byun BaekHyun- le
respondí y luego eché a andar lejos de mi madre. Cogí un par de platos al pasar
por el Buffet que tenía lugar esa noche y los llené de toda la comida que se me
ocurrió. Después caminé hasta la cabaña de BaekHyun con ellos, cuidando no
tropezar ni caerme y tirarlo todo al suelo. Intenté prestar atención a lo que
hacía, pero mi mente viajaba una y otra vez hasta ese pensamiento, hasta el
pensamiento de que en unos meses, BaekHyun se iría de la isla y saldría de mi vida,
tan repentinamente como había entrado. Casi sin darme cuenta, me encontré ante
la puerta de la cabaña de BaekHyun y con las manos ocupadas, así que no podía
ni llamar, ni entrar, girando el picaporte- ¡BaekHyun!- grité, pero nadie me
contestó y eso me preocupó- ¡BaekHyun!- volví a llamar. Nada, solo silencio. ¿Y
si le había ocurrido algo malo? No lo pensé mucho. Dejé los platos sobre el
suelo de madera de la pasarela que accedía a todas las cabañas con todo el
cuidado que podía en esa situación y luego entré corriendo a la cabaña-
¡BaekHyun!- llamé de nuevo, pero no obtuve contestación alguna. Mi angustia fue
en incremento hasta que de repente escuché un sonido, un sonido procedente de
un lugar algo alejado de donde yo me encontraba.
En ese
instante, me tranquilicé y una sonrisa apareció en mi rostro. No tenía por qué
haberme preocupado, él estaba bien, en la ducha, cantando y sin oír nada de lo
que yo pudiera gritarle. Suspiré y luego salí a por los platos antes de que se
echaran a perder con la arena, para luego volver a entrar y dejarlos sobre una
pequeña mesa que había en una esquina junto a un par de sillas. Me dejé caer en
una de estas, muy aliviado.
Estuve un tiempo esperando a que saliera de
la ducha, de hecho, bastante tiempo. Casi me estaba cansando de esperar, aunque
su voz me entretenía y me liberaba del aburrimiento, cuando de repente, escuché
un sonido que no era nada parecido a los demás que habían salido desde aquel
lugar en el que mi amigo se encontraba. Un grito.
Me levanté corriendo de la silla de madera
que la que estaba y me dirigí corriendo, como alma que lleva el diablo, hacia
el baño. Giré el picaporte y entré de sopetón, quedándome de piedra al
encontrarme con aquella visión. BaekHyun estaba desnudo. Su cuerpo, pálido y
delgado era recorrido por miles de gotas de agua que caían desde la alcachofa
de la ducha. Su rostro reflejaba pavor, pero cuando se dio cuenta de mi
presencia, este cambió a uno de sorpresa, confusión y vergüenza. Se cubrió sus
partes rápidamente y luego se giró y me dio la espalda, dejando a mi vista su
trasero.
Mi cuerpo reaccionó de una manera que no
creía que pudiera haber reaccionado. Comencé a sentir calor, y no solo en mis
mejillas, también en otra parte de mi cuerpo, en la que se estaba acumulando
demasiada sangre. Tragué saliva y boqueé, para luego morderme el labio inferior
con tanta fuerza que sangré. El dolor me hizo volver a la realidad y lo primero
que hice fue buscar una toalla y lanzársela a la espalda. BaekHyun se
sorprendió al notarla, pero la agarró rápidamente y se tapó con ella.
-¿Qué haces aquí?- preguntó, girándose hacia
mí, todavía rojo hasta las orejas.
-Has gritado…- contesté- pensé que te había
pasado algo…- me miró mal y luego asintió.
-La verdad… es que… había un bicho… ahí…-
señaló con el dedo una esquina del pequeño baño y pude ver a una araña. Me reí,
porque la araña no era una grande con muchas patas peludas y asquerosas o
alguna especie venenosa, no, era una pequeñita araña común… y encima estaba
muerta- no te rías- dijo con rabia y me pegó en el brazo, dejando de sujetar la
toalla sin darse cuenta y haciendo que esta cayera al suelo, dejando de nuevo
al descubierto su cuerpo. Otro grito, esta vez agudo, salió de sus labios y se
agachó rápidamente, para recogerla, quedando su boca a la altura de mis partes.
Su respiración sobre este lugar, aunque solo fue de unos segundos, me hizo
estremecer y mi miembro dio un tirón. Me aparté de él y BaekHyun se levantó- no
habrás visto nada, ¿verdad?- su pregunta me dejó descolocado. Claro que lo
había visto, lo había visto todo, pero eso no era lo más importante, aunque
para él si lo fuera, lo más importante era lo que me estaba pasando.
-Claro que no he visto nada- le contesté con
una sonrisa, intentando serenarme- no he visto nada de nada- su cuerpo se
destensó inmediatamente y el alivio se vio reflejado en su rostro- no he visto
nada que no haya visto antes- comenté pícaro y su rostro se volvió a encender.
-Pervertido- murmuró y luego salió corriendo
del baño. Me comencé a reír como loco por su reacción, había sido muy de una
mujer, pero claro, él era bastante femenino, ese genio, ese miedo a los bichos
y esas recientes acciones. Aunque dejé de reírme cuando sentí otro tirón en mis
partes que se tensaban un poco más, haciendo que se apreciara levemente un
pequeño bulto entre mis piernas.
-BaekHyun- dije.
-¿Sí?
-Ve comiendo tú… yo me daré una ducha- le
conté.
-Está bien.
Eso era lo que necesitaba, una ducha bien
fría para bajarme el calentón, ya que pensar en cosas asquerosas, a mí por lo
menos, no me cortaba el rollo. Me desnudé rápidamente tras cerrar la puerta que
me separaba de la otra habitación y de BaekHyun y luego me metí en la placa de
ducha, girando el grifo hacia el agua fría y abriéndolo.
-Hostia que fría- dije pegando saltitos por
la placa y cerrando el grifo que miré con mala cara. El agua salía demasiado
fría y si la templaba un poco, no me haría nada. Pero tampoco podía ir por
todos lados con esto así. Me miré y suspiré. No tenía más opción.
Llevé mi mano derecha hacia mi miembro y
comencé a bombear, al principio de una manera lenta, pausada que pugnaba por
arrancarme gemidos de mi boca que no tenían el permiso para salir. El roce, el
movimiento, el sonido me volvía loco y más lo haría si las manos que me tocaran
no fueran las mías sino las de otra persona, las de BaekHyun o su hermosa y
pequeña boca.
Ese pensamiento me dejó estático y abrí mis
ojos como platos, ya que los había cerrado, llevado por el placer. No podía ser
que estuviera pensando que quisiera que BaekHyun me hiciera eso. No era gay,
por lo menos nunca me había cuestionado mi sexualidad, las tías estaban bien y
los tíos, pues simplemente no había ninguno que fuera especialmente guapo,
quizás JongIn fuera guapo, pero no me atraía de ninguna manera, desde siempre
habíamos sido amigos y nunca lo había visto de esa forma. Sin embargo, BaekHyun
estaba haciéndole algo extraño a mi cuerpo. Quería estar con él a cada momento,
quería hacerlo feliz, que sonriera, quería que me tocara, quería sentir cómo
era estar con él. Aquello me asustó, pero me asustó más todavía que mi miembro
siguiera completamente erecto a pesar de toda la confusión que sentía en mi
cabeza. Él sí que lo tenía claro, tenía muy claro lo que quería y yo no podía
negarme a nada de lo que me pidiera.
Volví a llevar mi mano a mi miembro y esta
vez me dejé llevar completamente, sin dejar que ningún pensamiento se colara en
mi mente y me hiciera detener aquella placentera sensación. Cerré mis ojos y
apoyé mi otra mano contra la pared, inclinándome hacia delante y abriendo el
grifo de la ducha sin querer, pero el ruido del agua caer enmascaraba a la
perfección los débiles gemidos que lanzaba. Arriba y abajo una y otra vez, cada
vez más rápido, cada vez más desenfrenado, cada vez más exquisito, delicioso y
placentero, hasta que un hormigueo se extendió por la zona baja de mi abdomen y
segundos después me corrí, mordiéndome el labio inferior para no gritar de
placer, gritar su nombre.
-oooOOOooo-
Comencé a comer, tal y como ChanYeol me
había dicho que hiciera, tras ponerme mi pijama amarillo pollo. Escuché como el
agua caía y tras un buen rato, él salió. Me miró con un puchero cuando vio que
ya había terminado mi parte, pero yo no me ablandé.
-Si querías que comiéramos juntos no
hubieras tardado tanto en la ducha- dije.
-Bueno, da igual- murmuró sentándose y
comenzando a comer- de todas maneras, voy a comer junto a ti- me dedicó una
gran sonrisa y yo miré a otro lado resoplando. No tenía gracia, ninguna gracia.
Comió lentamente y de vez en cuando me miraba y me decía cualquier chorrada.
También intentó que comiera de nuevo para acompañarlo, pero me negué en
rotundo. Cuando al fin terminó y lo dejó todo medio recogido, me dijo algo que
me dejó pasmado- y bien… cuéntame cosas de ti.
-¿Por qué?- pregunté cerrándome
completamente.
-Porque apenas sé cosas sobre ti- contestó.
-Tampoco te hace falta saberlas.
-Oh, vamos, no seas así, BaekHyun- murmuró
haciendo como si fuera un niño pequeño.
-¿Así cómo?
-Así como tú- dijo- tienes que ser más como
yo.
-Nunca sería como tú- me miró mal e hizo un
mohín, pero a los dos segundos se le pasó.
-¿Qué te parece si jugamos a un juego?-
propuso motivado.
-¿Qué clase de juego?- pregunté desconfiado.
-Yo te digo una cosa sobre mí y tú me dices
otra sobre ti.
-Paso.
-Anda…
-No.
-¿Por qué?
-Porque no quiero contarle a la única
persona que es amable conmigo, lo cruel que fueron las demás- dije ya harto y
él se quedó mudo durante unos momentos.
-Lo siento- susurró- no era mi intención
hacerte sentir mal…- se levantó del sillón en el que estaba- será mejor que nos
vayamos a dormir, es tarde y mañana será un día agotador.
~.~.~
Ya llevábamos un par de semanas practicando
eso de nadar y desde el día en el que me había propuesto hablar de mí, ya no
había vuelto a sacar el tema. Todavía no se me daba bien del todo nadar, pero
había mejorado, ya no necesitaba que me estuviera sujetando para flotar en el
agua, y ahora solo me enseñaba a moverme por la superficie cristalina. Pero aun
así, aprendía muy despacio, por lo que ChanYeol a veces se desesperaba y se
frustraba y aunque no me lo dijera, lo veía en su cara. Él estaba muy
ilusionado con esto y me entristecía que mi lentitud a la hora de aprender lo
hiciera fruncir el ceño. No me gustaba esa expresión, prefería ver al siempre
sonriente ChanYeol, por lo que, ese día, me armé de valor.
Me levanté de la arena de la playa de aquel
pequeño islote en el que habíamos pasado el día y la noche anterior y me cuidé
de no hacer ningún ruido que despertara a ChanYeol, después, me estiré como un
gato y lentamente me fui introduciendo en el agua. Estaba algo fría, era
todavía muy temprano y el sol apenas asomaba en el horizonte, por lo que no
había podido calentarla, pero no me importó, debía practicar, para que cuando
él despertara, me viera hacer incluso natación sincronizada con los delfines…
aunque en aquel lugar no hubiera delfines.
Me adentré en el agua hasta que esta me
llegó por la cintura y comencé a nadar, o a hacer algo que se parecía. Movía
mis brazos y me impulsaba con mis piernas, intentaba que la marea no me
arrastrara demasiado lejos de la orilla y además, daba lo mejor de mí para
sorprender a ChanYeol. Pero poco después comencé a cansarme. Tenía que hacer
demasiado esfuerzo para contrarrestar a la fuerte marea del amanecer y no podía
más. Intenté volver a la costa, pero sin darme cuenta, había sido arrastrado
algo lejos. Intenté hacer pie para ir andando, sin embargo, no podía, el fondo
estaba a un par de metros y yo apenas medía 1’74.
Comencé a sentir pánico y empecé a patalear,
a intentar llegar a la costa como fuera. Chapoteé fuerte y grité. Me dejé la
voz gritando su nombre, pero estaba demasiado lejos y ChanYeol dormía profundamente.
Las fuerzas me abandonaban poco a poco, mis ojos se llenaron de lágrimas. No
quería morir, no quería morir así, no quería morir ahora, no ahora que tenía un
amigo, no ahora que lo tenía a él, no ahora que ya no estaba solo.
-¡ChanYeol!- grité y las fuerzas me
abandonaron completamente.