miércoles, 31 de julio de 2013

Sea Of Love

Capítulo 2
La Isla

   Dejé mi mochila sobre una de las sillas de la casa y miré a BaekHyun. Estaba jugueteando con sus dedos nerviosamente y con la cabeza gacha. Parecía querer preguntarme algo, pero no se atrevía, por lo que, me acerqué lentamente a él y le puse mi mano delicadamente en su hombro, sobresaltándolo un poco, y haciendo así que me mirara.

   -Si no quieres que me quede puedo irme a otro lado- comenté y él negó con la cabeza.
   -No es eso…
   -¿Entonces?
   -Me preguntaba… dónde ibas a dormir…
   -Pensaba echarme en el sofá, pero tiene pinta de ser muy incómodo, así que, lo mejor que puedo hacer esta noche es coger un par de mantas y echarme al suelo- lo vi abrir la boca para decir algo, pero yo seguí hablando- mañana ya haré que traigan o un sofá más cómodo o un colchón para echarme a dormir, ahora es tarde como para molestar, además, mi madre me echará una buena bronca si lo hago.
   -No- murmuró y yo lo miré sin entender a qué era lo que le decía que no- yo… a ver… la cama… es grande… y ca… cabemos los dos… digo… y ya hemos dormido juntos otra vez…- sonreí y pasé mis brazos por sus hombros para atraerlo contra mí y darle un abrazo. Noté sus brazos rodeando mi cintura tímidamente y me agaché hasta su oído para susurrarle.
   -Gracias.

   Él hizo un ruidito que hizo que mi sonrisa se ampliara e hice algo que ni siquiera pensé. Rocé mi nariz con su mejilla suavemente y luego alcé mi cabeza un poco para depositar después un pequeño beso sobre su frente. Solo fue un leve contacto, pero noté cómo su cara ardía bajo mis labios y cómo mi corazón golpeaba rápidamente contra mis costillas. Me separé de él con una amplia sonrisa, intentando aparentar que no pasaba nada, aunque mi interior fuera un completo caos.

   -Bueno… pues… vamos a… la cama… digo… a dormir- dije y él asintió levemente, rojo como un tomate.

   Me quité la camiseta y los pantalones cortos, quedándome así solo en calzoncillos y me metí en la cama. Justo en esos momentos, vi que él salía hacia el baño con unas cuantas prendas en sus brazos. Unos diez minutos después, más o menos, apareció con un pijama fino, amarillo pollo y con la ropa que había llevado puesta todo el día, hecha un lío en sus manos. Después, dejó ésta en una cesta que recogían los empleados de la limpieza cada Martes y se dirigió a la cama, conmigo.

   -Buenas noches- murmuró colándose bajo las sábanas.
   -Buenas noches- le contesté mientras lo veía hacerse un ovillo y me daba la espalda dispuesto a dormir, por lo que yo me giré hacia el otro lado y me eché a dormir.

-oooOOOooo-

   Me desperté al escuchar el ruido de las personas fuera de la casa, jugando, riendo y hablando muy fuerte. Suspiré. Estaba muy cansado, tenía muchísimo sueño y además, se estaba muy bien entre aquellos brazos largos que rodeaban mi cintura y se sentía genial notar aquella respiración a mis espaldas y esos labios contra mi nuca, calentándola. Se estaba muy bien…

   Abrí mis ojos rápidamente y giré mi cabeza para encontrarme con la cara de ChanYeol a escasos centímetros de la mía, durmiendo tranquilamente mientras me abrazaba por la espalda.

   Me levanté con rapidez de la cama, enredándome los pies entre los pliegues de las sábanas y cayendo de bruces al suelo con un golpe sordo. Me intenté desliar la maraña de tela de mi cuerpo, cuando escuché una risa grave y me levanté del suelo, tropezándome de nuevo y cayendo, esta vez sobre la cama, mientras aquella risa se hacía más estridente. Intenté quitarme las sábanas de encima, de nuevo, y cuando lo conseguí, pude ver a ChanYeol, en calzoncillos, descojonándose de mí.

   -No tiene gracia- murmuré borde y él paró de reír para mirarme ahora seriamente.
   -Lo sé, pero es que… no he podido evitarlo- una pequeña sonrisilla apareció en su rostro mientras se acercaba a mí- ¿estás bien, BaekHyun?- preguntó y yo negué con la cabeza.
   -Me duele el trasero horrores- contesté y su sonrisa se hizo más amplia.
   -Eres un torpe- comentó con aquella gran sonrisa y yo lo miré mal.
   -No soy torpe… solo me he levantado rápidamente y me he caído por la impresión de…- me callé y me mordí la lengua para no seguir hablando. Había estado a punto de decir que me había afectado verlo abrazándome dormido y que mi corazón había latido (y seguía latiendo) rápidamente debido a eso.
   -Pero sigue hablando… no me dejes a mitad…- dijo él- así no hay quien te entienda- se cruzó de brazos y yo lo miré fijamente a los ojos- vamos, continúa- tomé aire y solo dije una cosa.
   -Me asusté al sentir que alguien  me abrazaba por detrás- él sonrió.
   -Ni que fuera un violador- murmuró haciendo un puchero y yo lo miré mal, haciendo que su puchero se hiciera más grande.
   -No… pero casi- contesté- me apretabas muy fuerte y me asusté.
   -¿Ya no te acordabas que estaba en tu cama?- preguntó.
   -Sinceramente… no.
   -Qué mal amigo eres- se quejó y yo me quedé de piedra al escucharlo decir aquella palabra. “Amigo”. Él me consideraba su amigo, a pesar de que al principio fui muy borde con él y todas esas cosas- ¿estás bien?- volvió a preguntar y yo no supe a qué se refería- BaekHyun… te has quedado en el limbo unos segundos, ¿no te habrás dado un golpe en la cabeza?- noté sus manos calientes sobre mi cabeza, tocando cada rincón de mi rostro- ¿BaekHyun?
   -¿De verdad me consideras tu amigo?- pregunté y él abrió mucho sus ojos, sorprendido unos momentos, pero luego me sonrió y me contestó.
   -Claro que sí, ¿tú no me consideras tu amigo?- dijo y yo no supe qué contestar, sólo lo miré por unos momentos.
   -No sé lo que es un amigo- agaché mi cabeza pero él me la alzó, cogiéndome de la barbilla para que lo mirara y me sonrió ampliamente.
   -Yo te enseñaré lo que es un amigo- susurró y pasó sus brazos por mi cintura, para abrazarme fuertemente contra él.
   -¿Ser amigos significa contacto físico?- pregunté y lo noté reír contra mi cuello.
   -Bueno… no…- murmuró- es solo que… yo soy muy pegajoso…- hice una pequeña mueca y me separé de él.
   -A mí no me gusta mucho el contacto físico- comenté.
   -Ya haré yo que te guste…- mis labios se abrieron para dejar ver mis dientes blancos y ChanYeol abrió sus ojos, sorprendido, mientras me señalaba con el dedo- ¡has sonreído!- dijo y yo negué con la cabeza, siguiendo con aquella mueca en mi cara- ¿cómo qué no?, lo sigues haciendo- volví a negar- eres un tozudo, Byun BaekHyun- murmuró cruzándose de brazos.
   -Bah- dije y lo empujé en el pecho para alejarlo de mí, tanto tiempo, tan cerca de él estaba haciendo que mi corazón no parara de latir rápidamente, y aquello no podía ser bueno. ChanYeol se tambaleó porque no se lo esperaba y luego cayó al suelo de culo.
   -¡Hey!- se quejó, pero una gran sonrisa adornaba su rostro, por lo que deduje que no estaba para nada enfadado. Me levanté de la cama, en la que todavía estaba y cuando pasé por su lado, él se me agarró a una pierna y casi me hace caer.
   -¡ChanYeol!- grité asustado porque me veía de nuevo en el suelo, apoyándome contra el colchón para no caer. Recuperé el equilibrio, pero quedé en una posición bastante comprometida con él.
   -No me dejes así- lo escuché decir y mi cuerpo se estremeció al sentir su aliento cálido en mis partes, solo protegidas por el fino pantalón de mi pijama amarillo pollo. Me separé de él rápidamente, notando cómo el color rojo se apoderaba de mis mejillas sin que yo pudiera evitarlo y también, sintiendo cómo algo entre mis piernas palpitaba. ChanYeol alzó su mano derecha hacia mí para que se la cogiera y lo ayudara a levantarlo, pero negué- oh… vamos- se quejó haciendo un puchero.
   -¿Por qué tendría qué hacerlo?- pregunté cruzándome de brazos.
   -Porque somos amigos- contestó y yo me ablandé… pero no mucho.
   -Eso no me vale…- dije- me doblas el tamaño y eres más fuerte que yo, acabaré en el suelo de nuevo y no es nada agradable golpearse varias veces de buena mañana.
   -No haré nada para tirarte, solo quiero ayuda- respondió- estoy aquí encajado y no me puedo mover- al final, después de mirarnos un rato a los ojos fijamente, de una manera bastante retadora, le tendí mis manos y él las cogió fuertemente. No tuve que hacer mucho esfuerzo para que se levantara y acabara frente a mí, muy cerca- gracias- susurró y pasó sus brazos por mis hombros esta vez para abrazarme.
   -ChanYeol…- advertí, pero él no se apartó, sino que me apretó más fuerte contra él.
   -Déjame estar así un ratito…- murmuró- JongIn no se quejaba y yo necesito estar en contacto físico constante con quien esté más cerca de mí o no soy persona- dijo y lo dejé estar unos momentos así, luego, lo fui apartando lentamente.
   -Si pudiera ser menos contacto- le pedí- no sé… tocarme los brazos… o los hombros…
   -Está bien- contestó sorprendiéndome- ya hora, salgamos a divertirnos.

-oooOOOooo-

   Después de ponernos algo de ropa para salir, aunque BaekHyun se metió en el baño y tardó un buen rato, pudimos ir a la playa. Me había propuesto hacerlo sonreír, tal como lo había estado haciendo hacía un rato (aunque él lo negara) y también, que perdiera el miedo al agua y aprendiera a nadar, porque estando en una isla, estando rodeado de agua, era lo lógico.

   Lo tomé de la mano y lo hice avanzar por la arena caliente y luego, por el bosquecillo, hacia la sede central del hotel, donde nos servían un copioso y delicioso desayuno. Mi madre era la cocinera y todo lo que hacía estaba para chuparse los dedos. Cuando llegamos al lugar en el que se encontraban las mesas, lo hice sentarse conmigo en una de las reservadas para el personal, sin darme cuenta siquiera que JongIn estaba sentado a ella, hasta que casi me lo como, literalmente, porque estaba a unos pocos centímetros de mí.

   -Buenos días, JongIn- saludé.
   -Buenos días, ChanYeol.

   Y ahí se acabó nuestra conversación, ya que yo le di la espalda y me dediqué completamente a mi rico desayuno y a BaekHyun. La comida estaba de vicio y se lo hice saber a mi madre alzando los pulgares cuando pasó por allí cerca y ella me sonrió. Cuando acabamos de comer, avanzamos de nuevo  por el bosque, en dirección a aquel pequeño islote al que lo había llevado anteriormente y al que me gustaba ir siempre que quería estar solo. No se lo había enseñado a nadie más que a él, ni siquiera a JongIn.

   Saqué la barca desvencijada del lugar en el que la había escondido y lo hice montarse, para luego subir yo y comenzar a remar para llegar al otro lado. Chocamos contra la arena suavemente y salí del bote antes de que él lo hiciera para ayudarlo a bajar, tomándolo delicadamente de la mano, cuidando que no se tropezara y cayera, ya había tenido suficientes golpes aquella mañana. Empujé la barca tierra adentro para que no se la llevaran las olas y luego me giré hacia él para dedicarle una amplia sonrisa.

   -¿Sabes por qué te he traído aquí?- le pregunté y él negó con la cabeza.
   -¿Para ver las vistas de día?- mi sonrisa se hizo más amplia, pero negué también.
   -No.
   -¿Entonces?
   -Te voy a enseñar a nadar- abrió sus ojos con sorpresa y puso cara de pánico.
   -No, no quiero- contestó cruzándose de brazos- no pienso hacerlo, ya tuve bastante cuando me metiste hasta las rodillas.
   -Pero es necesario aprender a nadar- comenté- más cuando estás en una isla… rodeado de agua por todas partes… agua que te ahogará como no sepas nadar… y…- se tapó las orejas y se dio la vuelta para no escucharme, pero yo me acerqué a él y se las quité, agarrándolas entre las mías y me agaché sobre él para seguir susurrándole al oído desde atrás- el agua puede hacer que…- pero no me dejó terminar.
   -Basta- se giró y me miró asustado- no quiero.
   -Prometo que mientras estés conmigo no dejaré que te pase nada- murmuré. Él seguía mirándome de aquella manera y estaba empezando a flaquear en mi decisión, no quería que lo pasara mal, pero es que sino aprendía, lo iba a pasar peor en el tiempo que le quedaba en la isla.
   -Está bien…- susurró y agachó su cabeza- si no dejarás que me ahogue puedo intentarlo…
   -No dejaré que eso pase nunca- le aseguré.
   -¿Me lo prometes?- preguntó desconfiado.
   -Te lo prometo.
   -¿Puedo confiar en ti?
   -¿Cuándo te he fallado?
   -Por ahora nunca…
   -Entonces confía- le pedí- somos amigos, ¿no?
   -Sí- murmuró y sus labios se curvaron levemente, aunque no fuera una gran sonrisa, me hizo feliz, ya lo había visto sonreír varias veces en ese día y eso era un récord.
   -No hay problema, entonces- sonreí y le alcé la cabeza para que me mirara- ¿comenzamos?
   -¿No me vas a dejar mentalizarme?- preguntó.
   -Es mejor no hacerlo o te echarás atrás- lo agarré de la mano y tiré de él hacia el agua. Me quité la camiseta cuando llegamos y la lancé a la arena, para luego tomarlo de la otra mano y avanzar lentamente con BaekHyun por la superficie cristalina, pisando aquel fondo arenoso hasta que el agua nos llegó por las rodillas- comenzaremos aquí.
   -¿Comenzar qué?- me preguntó.
   -Las clases para enseñarte a nadar.

-oooOOOooo-

   Aquel día, al principio lo pasé muy mal. ChanYeol estuvo todo el rato a mi lado e intentando que aprendiera, pero tenía miedo, y además, aquello era demasiado complicado. Quería rendirme cada dos por tres, pero él no me dejaba hacerlo. Insistía una y otra vez en que era lo mejor y que debía hacerle caso. Yo lo intentaba, pero sabía que aquello no era posible.

   Sólo a final del día, y sujetado por ChanYeol, acabé flotando sobre mi barriga y moviendo los brazos tal y como él me había dicho, además de girando la cabeza a un lado y a otro para respirar y no ahogarme. Cuando lo conseguí y me dejó volver a colocarme sobre mis pies, salté sobre él y le di un abrazó. Me sentía de una manera extraña, mucha gente diría que eso es lo que se sentía cuando uno era feliz, pero yo no sabía que eso fuera tan intenso.

   -Que efusividad- lo oí murmurar y me separé rápidamente de él, avergonzado. Esa mañana le había dicho que no me gustaba el contacto físico, pero ahora lo abrazaba sin más- no, no te separes, sabes que no hace falta que lo hagas.
   -Pero…
   -A mí si me gusta el contacto… puedes abrazarme cada vez que quieras- dijo y yo asentí.
   -No sé por qué lo he hecho- murmuré y él sonrió.
   -Porque estás feliz por haber conseguido por lo menos perderle el miedo y dejarte guiar por mí, hasta llegar a esta fase- contestó.
   -¿Hay más fases?- pregunté y él sonrió.
   -Quiero que antes de una semana puedas nadar sin mi ayuda.
   -Eso es imposible.
   -Nada es imposible… esta mañana ni siquiera querías aprender a nadar, ahora, ya has dado un pasito más para conseguirlo- suspiré porque tenía razón.
   -Tienes razón- murmuré.
   -Genial, entonces mañana seguiremos- comentó con una sonrisa, pero yo negué con la cabeza.
   -Estoy muerto.
   -Pues yo te veo hablando y de pie… eso los muertos no pueden hacerlo....- abrió sus ojos como platos- ¿no serás un zombi y te querrás comer mi cerebro?- preguntó y antes de que me diera tiempo a contestar, siguió- porque la verdad es que yo no tengo mucho cerebro que digamos… soy algo así como un Homer Simpson de carne y hueso.
   -No soy un zombi… quería decir que…
   -Ya… que estás cansado, perdona, mi humor es así de malo- colocó una mano en mi hombro y me giró hacia el atardecer. Los colores anaranjado, rojos y azules se mezclaban en el cielo mientras el sol descendía, era precioso- es tarde, deberíamos volver.
   -¿Podemos quedarnos hasta que anochezca del todo?- pregunté casi sin pensar y sentí sus brazos alrededor de mi cuello y su aliento rozar mi oreja al contestar.
   -Nos podemos quedar el tiempo que quieras.

-oooOOOooo-

   Después de que el sol se escondiera completamente y desapareciera bajo las aguas del Pacífico nos dirigimos a casa, o sea, a la cabaña que era de su propiedad hasta el final del verano. Cruzamos hacia la isla grande en la barca y luego atravesamos el bosquecillo hasta llegar a la sede central del hotel. Detuve a BaekHyun y él me miró confundido.

   -¿Pasa algo?- preguntó.
   -No, no pasa nada- le sonreí para tranquilizarlo y él respiró tranquilo- sólo voy a hablar con mi madre un rato y a coger un colchón para tirarme a dormir en el suelo.
   -No hace falta- dijo rápidamente y yo me quedé muy pillado- quiero decir, no me importa que duermas conmigo- mi sonrisa se hizo más amplia y llevé mi mano a su cabeza para revolverle el cabello de una manera amistosa.
   -Gracias, BaekHyun- murmuré- pero adelántate de todas maneras- él hizo un pequeño puchero- tengo que hablar con mi madre y a coger nuestra cena.
   -Está bien…- dijo al final y se separó de mí, echando a andar por el lugar. Lo seguí con la vista hasta que desapareció entre los árboles y en ese momento, fui hacia donde encontraría a mi madre, a la cocina.

   Atravesé todo el lugar, saludando a todos mis conocidos y buscando con la mirada a mi madre. Cuando entré a la cocina, la hallé, cerca de los fogones, yendo de un lado para otro toda ajetreada. Estaba demasiado ocupada, seguro que me mandaría a la mierda por molestarla, pero debía hablar con ella. Cogí aire y me acerqué hasta donde estaba.

   -Mamá- dije y ella se volvió hacia mí.
   -¿Dónde te has pasado todo el día?- me preguntó con hielo en la voz- te he estado buscando por todos lados y cada vez que le preguntaba a JongIn por ti me contestaba que no sabía dónde estabas y que por él que estuvieras en el fin del mundo- me miró preocupada mientras movía algo en la sartén- ¿ha pasado algo entre vosotros?
   -No ha pasado nada… solo es que ahora ya no estamos tanto tiempo juntos- contesté.
   -¿Y eso?- preguntó y luego se volvió hacia un hombre que habíamos contratado hacía poco y al que yo conocía poco, aunque a su hijo sí que lo conocía, aunque no recordaba muy bien su nombre- ¡señor Do que se le quema la comida!- le gritó y el hombre volvió a lo suyo tras pedirle perdón a mi madre con la mirada- bueno, contesta.
   -Pues… es que…- llevé mi mano a mi cabeza y me despeiné un poco, no sabía cómo decirle lo que pasaba.
   -Contesta, que no tengo mucho tiempo.
   -Está bien- dije- pues es que he conocido a un muchacho y me he hecho su amigo, así que ahora ya no estamos tanto tiempo juntos- conté.
   -¿Y JongIn no puede estar con vosotros?- preguntó.
   -No le agrada.
   -Oh… ¿y os habéis peleado por eso?
   -No, solo nos hemos dado un tiempo- contesté.
   -Parece como si fuerais una pareja que se separa un tiempo para ver las cosas más claras- comentó y yo la miré mal.
   -Nada de eso- respondí cruzándome de brazos y mirándola mal.
   -A mí no me eches esa mirada, jovencito- me regañó mi madre y yo suavicé mi mirada.
   -No somos pareja y volveremos a hablarnos y a estar todo el día juntos en cuando acabe el verano- contesté. Ella me miró fijamente durante unos momentos, hasta que luego asintió, aunque no muy convencida.
   -Está bien- murmuró- y cuéntame por qué has venido a molestarme.
   -Me voy a quedar en la casa que tiene alquilada mi nuevo amigo hasta que se vaya- decir aquello provocó algo en mí. Hasta ahora solo había pensado en que al final del verano volvería a estar de risas y pachangueo con JongIn, pero nunca me había planteado que estaría haciendo eso porque BaekHyun se había marchado. Algo en mi interior se removió y debí poner una cara rara porque mi madre me miró preocupada.
   -¿Te pasa algo?- preguntó y yo negué con la cabeza, apartando mis pensamientos de ese tema. Todavía quedaba mucho para el final del verano.
   -No pasa nada, solo quería decirte eso- dije y me giré para marcharme, pero mi madre me llamó.
   -ChanYeol, ¿quién es ese chico?- preguntó- quiero saber en qué casa te estás quedando.
   -Su nombre es BaekHyun… Byun BaekHyun- le respondí y luego eché a andar lejos de mi madre. Cogí un par de platos al pasar por el Buffet que tenía lugar esa noche y los llené de toda la comida que se me ocurrió. Después caminé hasta la cabaña de BaekHyun con ellos, cuidando no tropezar ni caerme y tirarlo todo al suelo. Intenté prestar atención a lo que hacía, pero mi mente viajaba una y otra vez hasta ese pensamiento, hasta el pensamiento de que en unos meses, BaekHyun se iría de la isla y saldría de mi vida, tan repentinamente como había entrado. Casi sin darme cuenta, me encontré ante la puerta de la cabaña de BaekHyun y con las manos ocupadas, así que no podía ni llamar, ni entrar, girando el picaporte- ¡BaekHyun!- grité, pero nadie me contestó y eso me preocupó- ¡BaekHyun!- volví a llamar. Nada, solo silencio. ¿Y si le había ocurrido algo malo? No lo pensé mucho. Dejé los platos sobre el suelo de madera de la pasarela que accedía a todas las cabañas con todo el cuidado que podía en esa situación y luego entré corriendo a la cabaña- ¡BaekHyun!- llamé de nuevo, pero no obtuve contestación alguna. Mi angustia fue en incremento hasta que de repente escuché un sonido, un sonido procedente de un lugar algo alejado de donde yo me encontraba.

   En ese instante, me tranquilicé y una sonrisa apareció en mi rostro. No tenía por qué haberme preocupado, él estaba bien, en la ducha, cantando y sin oír nada de lo que yo pudiera gritarle. Suspiré y luego salí a por los platos antes de que se echaran a perder con la arena, para luego volver a entrar y dejarlos sobre una pequeña mesa que había en una esquina junto a un par de sillas. Me dejé caer en una de estas, muy aliviado.

   Estuve un tiempo esperando a que saliera de la ducha, de hecho, bastante tiempo. Casi me estaba cansando de esperar, aunque su voz me entretenía y me liberaba del aburrimiento, cuando de repente, escuché un sonido que no era nada parecido a los demás que habían salido desde aquel lugar en el que mi amigo se encontraba. Un grito.

   Me levanté corriendo de la silla de madera que la que estaba y me dirigí corriendo, como alma que lleva el diablo, hacia el baño. Giré el picaporte y entré de sopetón, quedándome de piedra al encontrarme con aquella visión. BaekHyun estaba desnudo. Su cuerpo, pálido y delgado era recorrido por miles de gotas de agua que caían desde la alcachofa de la ducha. Su rostro reflejaba pavor, pero cuando se dio cuenta de mi presencia, este cambió a uno de sorpresa, confusión y vergüenza. Se cubrió sus partes rápidamente y luego se giró y me dio la espalda, dejando a mi vista su trasero.

   Mi cuerpo reaccionó de una manera que no creía que pudiera haber reaccionado. Comencé a sentir calor, y no solo en mis mejillas, también en otra parte de mi cuerpo, en la que se estaba acumulando demasiada sangre. Tragué saliva y boqueé, para luego morderme el labio inferior con tanta fuerza que sangré. El dolor me hizo volver a la realidad y lo primero que hice fue buscar una toalla y lanzársela a la espalda. BaekHyun se sorprendió al notarla, pero la agarró rápidamente y se tapó con ella.

   -¿Qué haces aquí?- preguntó, girándose hacia mí, todavía rojo hasta las orejas.
   -Has gritado…- contesté- pensé que te había pasado algo…- me miró mal y luego asintió.
   -La verdad… es que… había un bicho… ahí…- señaló con el dedo una esquina del pequeño baño y pude ver a una araña. Me reí, porque la araña no era una grande con muchas patas peludas y asquerosas o alguna especie venenosa, no, era una pequeñita araña común… y encima estaba muerta- no te rías- dijo con rabia y me pegó en el brazo, dejando de sujetar la toalla sin darse cuenta y haciendo que esta cayera al suelo, dejando de nuevo al descubierto su cuerpo. Otro grito, esta vez agudo, salió de sus labios y se agachó rápidamente, para recogerla, quedando su boca a la altura de mis partes. Su respiración sobre este lugar, aunque solo fue de unos segundos, me hizo estremecer y mi miembro dio un tirón. Me aparté de él y BaekHyun se levantó- no habrás visto nada, ¿verdad?- su pregunta me dejó descolocado. Claro que lo había visto, lo había visto todo, pero eso no era lo más importante, aunque para él si lo fuera, lo más importante era lo que me estaba pasando.
   -Claro que no he visto nada- le contesté con una sonrisa, intentando serenarme- no he visto nada de nada- su cuerpo se destensó inmediatamente y el alivio se vio reflejado en su rostro- no he visto nada que no haya visto antes- comenté pícaro y su rostro se volvió a encender.
   -Pervertido- murmuró y luego salió corriendo del baño. Me comencé a reír como loco por su reacción, había sido muy de una mujer, pero claro, él era bastante femenino, ese genio, ese miedo a los bichos y esas recientes acciones. Aunque dejé de reírme cuando sentí otro tirón en mis partes que se tensaban un poco más, haciendo que se apreciara levemente un pequeño bulto entre mis piernas.
   -BaekHyun- dije.
   -¿Sí?
   -Ve comiendo tú… yo me daré una ducha- le conté.
   -Está bien.

   Eso era lo que necesitaba, una ducha bien fría para bajarme el calentón, ya que pensar en cosas asquerosas, a mí por lo menos, no me cortaba el rollo. Me desnudé rápidamente tras cerrar la puerta que me separaba de la otra habitación y de BaekHyun y luego me metí en la placa de ducha, girando el grifo hacia el agua fría y abriéndolo.

   -Hostia que fría- dije pegando saltitos por la placa y cerrando el grifo que miré con mala cara. El agua salía demasiado fría y si la templaba un poco, no me haría nada. Pero tampoco podía ir por todos lados con esto así. Me miré y suspiré. No tenía más opción.

   Llevé mi mano derecha hacia mi miembro y comencé a bombear, al principio de una manera lenta, pausada que pugnaba por arrancarme gemidos de mi boca que no tenían el permiso para salir. El roce, el movimiento, el sonido me volvía loco y más lo haría si las manos que me tocaran no fueran las mías sino las de otra persona, las de BaekHyun o su hermosa y pequeña boca.

   Ese pensamiento me dejó estático y abrí mis ojos como platos, ya que los había cerrado, llevado por el placer. No podía ser que estuviera pensando que quisiera que BaekHyun me hiciera eso. No era gay, por lo menos nunca me había cuestionado mi sexualidad, las tías estaban bien y los tíos, pues simplemente no había ninguno que fuera especialmente guapo, quizás JongIn fuera guapo, pero no me atraía de ninguna manera, desde siempre habíamos sido amigos y nunca lo había visto de esa forma. Sin embargo, BaekHyun estaba haciéndole algo extraño a mi cuerpo. Quería estar con él a cada momento, quería hacerlo feliz, que sonriera, quería que me tocara, quería sentir cómo era estar con él. Aquello me asustó, pero me asustó más todavía que mi miembro siguiera completamente erecto a pesar de toda la confusión que sentía en mi cabeza. Él sí que lo tenía claro, tenía muy claro lo que quería y yo no podía negarme a nada de lo que me pidiera.

   Volví a llevar mi mano a mi miembro y esta vez me dejé llevar completamente, sin dejar que ningún pensamiento se colara en mi mente y me hiciera detener aquella placentera sensación. Cerré mis ojos y apoyé mi otra mano contra la pared, inclinándome hacia delante y abriendo el grifo de la ducha sin querer, pero el ruido del agua caer enmascaraba a la perfección los débiles gemidos que lanzaba. Arriba y abajo una y otra vez, cada vez más rápido, cada vez más desenfrenado, cada vez más exquisito, delicioso y placentero, hasta que un hormigueo se extendió por la zona baja de mi abdomen y segundos después me corrí, mordiéndome el labio inferior para no gritar de placer, gritar su nombre.

-oooOOOooo-

   Comencé a comer, tal y como ChanYeol me había dicho que hiciera, tras ponerme mi pijama amarillo pollo. Escuché como el agua caía y tras un buen rato, él salió. Me miró con un puchero cuando vio que ya había terminado mi parte, pero yo no me ablandé.

   -Si querías que comiéramos juntos no hubieras tardado tanto en la ducha- dije.
   -Bueno, da igual- murmuró sentándose y comenzando a comer- de todas maneras, voy a comer junto a ti- me dedicó una gran sonrisa y yo miré a otro lado resoplando. No tenía gracia, ninguna gracia. Comió lentamente y de vez en cuando me miraba y me decía cualquier chorrada. También intentó que comiera de nuevo para acompañarlo, pero me negué en rotundo. Cuando al fin terminó y lo dejó todo medio recogido, me dijo algo que me dejó pasmado- y bien… cuéntame cosas de ti.
   -¿Por qué?- pregunté cerrándome completamente.
   -Porque apenas sé cosas sobre ti- contestó.
   -Tampoco te hace falta saberlas.
   -Oh, vamos, no seas así, BaekHyun- murmuró haciendo como si fuera un niño pequeño.
   -¿Así cómo?
   -Así como tú- dijo- tienes que ser más como yo.
   -Nunca sería como tú- me miró mal e hizo un mohín, pero a los dos segundos se le pasó.
   -¿Qué te parece si jugamos a un juego?- propuso motivado.
   -¿Qué clase de juego?- pregunté desconfiado.
   -Yo te digo una cosa sobre mí y tú me dices otra sobre ti.
   -Paso.
   -Anda…
   -No.
   -¿Por qué?
   -Porque no quiero contarle a la única persona que es amable conmigo, lo cruel que fueron las demás- dije ya harto y él se quedó mudo durante unos momentos.
   -Lo siento- susurró- no era mi intención hacerte sentir mal…- se levantó del sillón en el que estaba- será mejor que nos vayamos a dormir, es tarde y mañana será un día agotador.

~.~.~

   Ya llevábamos un par de semanas practicando eso de nadar y desde el día en el que me había propuesto hablar de mí, ya no había vuelto a sacar el tema. Todavía no se me daba bien del todo nadar, pero había mejorado, ya no necesitaba que me estuviera sujetando para flotar en el agua, y ahora solo me enseñaba a moverme por la superficie cristalina. Pero aun así, aprendía muy despacio, por lo que ChanYeol a veces se desesperaba y se frustraba y aunque no me lo dijera, lo veía en su cara. Él estaba muy ilusionado con esto y me entristecía que mi lentitud a la hora de aprender lo hiciera fruncir el ceño. No me gustaba esa expresión, prefería ver al siempre sonriente ChanYeol, por lo que, ese día, me armé de valor.

   Me levanté de la arena de la playa de aquel pequeño islote en el que habíamos pasado el día y la noche anterior y me cuidé de no hacer ningún ruido que despertara a ChanYeol, después, me estiré como un gato y lentamente me fui introduciendo en el agua. Estaba algo fría, era todavía muy temprano y el sol apenas asomaba en el horizonte, por lo que no había podido calentarla, pero no me importó, debía practicar, para que cuando él despertara, me viera hacer incluso natación sincronizada con los delfines… aunque en aquel lugar no hubiera delfines.

   Me adentré en el agua hasta que esta me llegó por la cintura y comencé a nadar, o a hacer algo que se parecía. Movía mis brazos y me impulsaba con mis piernas, intentaba que la marea no me arrastrara demasiado lejos de la orilla y además, daba lo mejor de mí para sorprender a ChanYeol. Pero poco después comencé a cansarme. Tenía que hacer demasiado esfuerzo para contrarrestar a la fuerte marea del amanecer y no podía más. Intenté volver a la costa, pero sin darme cuenta, había sido arrastrado algo lejos. Intenté hacer pie para ir andando, sin embargo, no podía, el fondo estaba a un par de metros y yo apenas medía 1’74.

   Comencé a sentir pánico y empecé a patalear, a intentar llegar a la costa como fuera. Chapoteé fuerte y grité. Me dejé la voz gritando su nombre, pero estaba demasiado lejos y ChanYeol dormía profundamente. Las fuerzas me abandonaban poco a poco, mis ojos se llenaron de lágrimas. No quería morir, no quería morir así, no quería morir ahora, no ahora que tenía un amigo, no ahora que lo tenía a él, no ahora que ya no estaba solo.

   -¡ChanYeol!- grité y las fuerzas me abandonaron completamente.






lunes, 29 de julio de 2013

PC

PC


   Estaba muy harto de tener que hacer aquello solo. No era lo mismo, no se sentía igual. Pero esa era la única manera de estar juntos que teníamos, ya que él estaba con las promociones de EXO-M en China y yo aquí, en Corea.

   Encendí mi PC y cerré la puerta de la habitación que compartía con el líder con pestillo, atrancándola luego con la silla de escritorio, para que así, nadie se atreviera a molestarme en lo que estaba a punto de hacer.

   Cuando el PC cargó encendí el Skype y lo llamé. Unos segundos después, ya lo tenía en la pantalla. Parecía cansado, pero una hermosa sonrisa estaba colocada en su rostro, solo para mí. La imagen titiló y odié la mala conexión que tenían en China, también recé porque no se colgara y nos dejara a medias.

   -¿Cómo estás, Hunnie?- me preguntó.
   -Genial, ahora que por fin te veo- contesté- ¿y tú? ¿Cómo estás?
   -Cansado- dijo y bufó- aunque nada más verte el ánimo me está subiendo- sonreí.
   -Espero que también se te suban otras cosas- murmuré pícaro guiñándole el ojo y sus mejillas comenzaron a colorearse. Seguía siendo un panda adorable aun con su apariencia de matón.
   -¿Otra vez “amor virtual”?- preguntó y yo asentí- entonces echaré el cerrojo antes de traumatizar a Min-ge- se levantó y durante unos momentos desapareció de la pantalla, tiempo que aproveché para sacarme la camiseta y dejar la piel blanca de mi torso expuesta ante él- wow- dijo cuando volvió- tú no pierdes el tiempo.
   -¿Para qué?- pregunté- vamos, quítatelo todo, moreno, que quiero marcha- no sabía ni como me volvía así de pervertido cuando se trataba de estas cosas, yo normalmente no era así, pero Tao me volvía loco.

   Él me hizo caso y se retiró su camiseta, momento en el que yo pulsé la tecla que grababa todo lo que apareciera en la pantalla a partir de ahora. Me pondría ese vídeo, como los otros que ya tenía y que veía, para los momentos de necesidad.

   Comenzamos a retirar toda la ropa que llevábamos puesta hasta que nos quedamos ambos desnudos, mirándonos fijamente, a través de la pantalla. Pase mis manos por mi cuerpo lentamente, hasta llegar a mi miembro y comencé a toquetearlo, lanzando gemidos al aire, mientras él, hacía lo mismo y me ponía a cien. Aunque me hubiera puesto más todavía si fuera él el que estuviera dándole a mi miembro arriba y abajo.

   Su rostro era la encarnación de la sensualidad, del placer prohibido, del pecado, y eso me dejaba seco. Además, sus gemidos me volvían loco.
Seguimos masturbándonos, cada vez más y más rápido. Ya estaba a punto de llegar… y él también. Nuestras respiraciones aceleradas, nuestros brazos agarrotándose por el continuo movimiento, nuestro sudor corriendo por nuestras pieles, nuestros gemidos lanzados a la solitaria habitación, nuestros nervios a flor de piel.

   Momentos después, ambos manchábamos las sábanas.

   Pasó un buen rato hasta que pudimos volver a respirar con normalidad y nuestros ojos volvieron a fijarse completamente en el monitor.

   -En una semana…- comenzó él- en una semana el grupo volverá a Seúl- sonreí por lo que dijo, ya que eso implicaba algo bueno, tanto para mí, que lo tendía para desfogar y para el grupo, porque todos volvían- entonces te follaré como nunca lo he hecho- terminó y mi sonrisa se volvió más amplia.
   -Te estaré esperando- contesté.
   -Te amo, SeHun.

   -Y yo a ti, Tao- y se cortó la conexión.



My First Kiss


My First Kiss


   -Buen trabajo, chicos- dijo el manager en cuanto los seis bajamos del escenario- vuestros compañeros también lo han hecho fantástico.

   Aquello nos hizo inmensamente felices a todos. Aunque nos hubiéramos tenido que separar para hacer las promociones y no los pudiéramos ver tan a menudo, sabíamos que lo daríamos todo por hacerlo lo mejor posible y hacernos un hueco en el mercado tan complicado que era el de la música.

   -Id a ducharos y luego os llevo a casa- dijo y eso fue lo que todos hicimos.

   Yo estaba muy cansado, demasiado cansado y la ducha, al contrario de lo que pensaba, me hizo estar más cansado en vez de despejarme. Por eso, cuando entramos en el coche y me senté entre SuHo hyung y JongInnie, no pude hacer más que quedarme dormido sobre el hombro de mi líder durante todo el camino a casa.

-oooOOOooo-

   Habíamos terminado de ducharnos y salimos del lugar para volver a casa. Me senté atrás, ya que ChanYeol había ocupado mi sitio delante porque estaba intentando ignorar a BaekHyun, que estaba más pesado que de costumbre, y aquello ya era decir.

   Nuestro maknae se sentó a mi lado y JongIn entró después. Me puse a mirar por la ventana para no ver al pequeño, porque con solo verlo, mi corazón comenzaba a latir fuertemente. Todo esto me pasaba desde que hacia unas semanas lo había pillado tocándose, en la cama, ajeno a que yo lo observaba y me ponía a cien con sus gemidos.

   Sacudí mi cabeza rojo como un tomate, desechando aquellos pensamientos para no volver a ponerme igual que aquella noche y acabar en el baño. Pero no pude dejar por mucho ese hilo de mis pensamientos, ya que de repente, su cabeza acabó sobre mi hombro, haciendo que mi cuerpo se tensara.

   -Hunnie...- llamó JongIn e intentó separarlo de mí, pero yo no lo dejé, rodeando al menor con mis brazos.
   -Déjalo dormir- salió de mis labios- está muy cansado.
   -¿No te molesta, hyung?- yo negué con la cabeza y él asintió, volviéndose hacia atrás para hablar con KyungSoo y BaekHyun.

   Me pasé todo el camino observándolo dormir. Era tan dulce, tan tierno, tan hermoso, que hacía que mi corazón se acelerara con cualquier acción o movimiento. Cuando llegamos a casa, JongIn intentó despertarlo de nuevo, pero yo negué con la cabeza.

   -Ya lo llevo yo- le dije y eso fue lo que hice. Lo saqué del coche, dormido y lo cargué en mi espalda, para dejarlo luego, cuando entramos a la habitación que compartíamos, sobre su cama. Debía estar muy dormido, ya que no se había despertado en ningún momento, por lo que me atreví a hacer algo que nunca me hubiera atrevido a hacer en cualquier otra circunstancia. Me incliné sobre él y rocé sus suaves labios con los míos- buenas noches, SeHun- murmuré contra estos- te quiero...- y salí de la habitación.

-oooOOOooo-

   Sentí algo cálido sobre mis labios, algo cálido y suave. Abrí mis ojos solo un poco y pude descubrir a SuHo hyung... Inclinado sobre mí, besándome. Mi corazón comenzó a latir rápidamente y cerré mis ojos en el momento en el que noté que se separaba.

   -Buenas noches, SeHun... te quiero...- lo escuché murmurar y luego salir rápidamente de la habitación.

   Llevé mi mano a mis labios, notando todavía calor y un agradable cosquilleo. Sonreí, aquel había sido mi primer beso... y me lo había dado la persona que me gustaba... aunque él todavía no lo supiera...



sábado, 27 de julio de 2013

Take a Shower with Me, Please {TaoRis}

3/8 Take a Shower with Me, Please {TaoRis}

   Solos. Nos habíamos quedado solos en el apartamento debido a que algunos de los chicos tenían que ir a algunos programas y los demás se habían ido a ensayar. Nosotros habíamos ido a jugar al basket y así hacer un poco de ejercicio, pero ya habíamos vuelto, sudados a más no poder porque hacía demasiado calor en la calle y por el partido que habíamos jugado.

   Me tiré en el sofá y él se tiró en el otro. Las piernas le sobresalían de este bastante cacho, las mías también lo hacían, pero de una manera menos exagerada. Yo no era tan alto como mi gege, aunque quisiera y me estuviera esforzando para crecer, pero parecía que mi etapa para crecer se había acabado, no como la de SeHun, que cada día era más alto.

   Suspiré y me gané una mirada de mi gege. Negué con la cabeza dándole a entender que no me pasaba nada, pero él no pareció creerlo. Se levantó del sofá y fue hacia dónde yo estaba, agachándose para quedar a la altura de mi rostro.

-¿Te pasa algo, Tao?- preguntó.
-No, nada- dije.
-Pues si no es nada, vamos a la ducha antes de que lleguen los demás.

Se levantó del suelo y me tendió la mano. Remoloneé un poco, pero tras un poco de insistencia me levanté, claro, que eso no quería decir que me moviera del sitio en cuanto estuve de pie. Él intentó moverme, pero yo tengo mucha más fuerza que él, por lo que no me movió ni un milímetro.

-Oh, vamos ZiTao- se quejó en mi oído y aquello me hizo temblar.

Él aprovechó ese momento para agacharse rápidamente y agarrarme por la cintura de una manera muy fuerte. No me esperaba que lo siguiente fuera que me levantara del suelo y me cargara como si fuera un saco de patatas en su hombro.

-¡Gege!- me quejé, pero él no me hizo ningún caso.

Comenzó a avanzar conmigo pataleando a través del apartamento que compartíamos los doce y el mánager. Salió del salón y se encaminó a uno de los baños, al que pillaba más cerca. Luego entró, conmigo todavía en aquella posición tan vergonzosa, intentando que no me pegara contra el marco de la puerta. Me dejó en el suelo y luego me sonrió de una manera tan brillante que las piernas me temblaron y casi caigo al suelo. No lo hice gracias a que me sujetó.

-Cuidado…- murmuró.
-Lo siento.
-No lo sientas- sonrió y luego se separó de mí- vamos, dúchate, que ya mismo llegan los demás.

Se giró para salir del baño, pero antes de que lo hiciera lo agarré por la cintura y lo atraje fuertemente hacia mí. Noté su cuerpo rígido ante mi abrazo, pero no por eso me separé de él. Caminé hacia atrás llevándolo conmigo más cerca de la bañera, hasta que me topé con ella y paré. Fue entonces cuando él habló.

-¿Qué haces, Tao?
-¿Quieres que me duche?- pregunté- entonces dúchate conmigo.
-Ya no eres un niño pequeño…
-Sí lo soy.
-Tao…- murmuró intentando soltarse de mi abrazo- déjame.
-No te soltaré hasta que te metas conmigo en la bañera- sentencié.

Él bufó y luego se quedó quieto, seguramente cavilando las opciones. Yo era mucho más fuerte que él y no me hubiera movido del salón si no me hubiera hablado de aquella manera tan sexy en mi oído. Pero ahora yo tenía la ventaja, él lo sabía y yo lo sabía. No podía hacer más que meterse conmigo en la ducha.

-Está bien- dijo al final, rindiéndose y yo hice un pequeño sonido de victoria que lo hizo reír. Su cuerpo vibró contra el mío por su risa grave y temblé como un flan- vamos a la ducha.

Se deshizo de mi abrazo en ese momento y fue a cerrar la puerta del baño con el pestillo. Luego se giró hacia mí mirándome fijamente con aquella mirada penetrante. Pasó por mi lado, rozando mi brazo y comenzó a echar agua en la bañera. Me volví hacia él y lo vi quitándose la camiseta, dejando expuesto su torso levemente marcado.

Ninguno de nosotros tenía muchos abdominales y menos súper marcados, de hecho, ye era el que más tenía de todo el grupo, pero los abdominales de mi gege eran completamente perfectos. Su espalda era ancha y su cintura pequeña, aunque no tanto como la de SeHun. Sin embargo, lo que más llamaba la atención de la parte superior de su cuerpo, eran sus tatuajes.

Tenía dos tatuajes, uno en cada brazo y ambos eran excitantes, por lo menos para mí. Aunque el que me dejaba con la boca abierta siempre que lo veía era el de su brazo izquierdo. Un escorpión recorría todo su musculoso antebrazo y me dejaba sin respiración. Casi sin darme cuenta, avancé hacia él y comencé a rozar con mis dedos el dibujo.

Lo noté estremecerse ante el contacto y luego vi su sonrisa, por lo que me atreví a hacer más presión y recorrer el contorno y el interior de aquella figura una y otra vez.

-¿Te gusta?- preguntó y yo asentí levemente con mi cabeza.
-Ojalá pudieras enseñarlo siempre… es muy bonito…
-Ya sabe que eso no está en mis manos- contestó y se alejó de mí- vamos ya a ducharnos.

Asentí mientras él cerraba el grifo de la ducha y me comencé a desnudar. Me quité la camiseta de tirantes y luego bajé mis pantalones, intentando no mirar fijamente o de reojo el cuerpo de mi gege, que ya desnudo, se introducía lentamente en el agua. Terminé por sacarme los boxers y tragué saliva cuando sentí su mirada fija sobre mi cuerpo. Casi me atraganto con ella cuando me llamó con su mano para que entrara a la bañera y me sentara entre sus piernas.

-¿Ahí?- pregunté y él asintió- pero…
-¿No dijiste que eras un niño pequeño?- alzó su ceja y yo bufé.

No me quedó otra más que meterme en la bañera y sentarme allí. En cuanto lo hice, él me atrapó con sus brazos, pasándolos por mi cuello y apretándome contra él, haciendo que mi trasero chocara contra su miembro. Me mordí el labio inferior con fuerza para no jadear.

-Acércame el champú- susurró contra mi oído y me estremecí.
-¿Para qué?- logré preguntar.
-Para lavarte el pelo.
-Primero tendrá que estar mojado- murmuré y él rio.
-Cierto, pásame entonces la alcachofa de la ducha- dijo.

Alargué mi brazo hacia ella y se la di, luego abrí el grifo y el agua comenzó a salir a chorros por ella, mojándonos a ambos. Mi gege movió de un lado a otro la alcachofa, hasta que acabamos empapados. Seguro que era lo más incómodo del mundo, pero él no dejaba de apretarme contra su cuerpo mientras nos mojaba.

-Finish- susurró- ahora el champú- bufé mientras cogía la alcachofa y la dejaba en su sitio. Luego cogí el bote del champú y se lo pasé- thanks.

A los pocos segundos ya tenía sus grandes manos sobre mi cabeza y comenzaba a lavar mi pelo. Sus manos se movían de un lado a otro, masajeándome la cabeza y a la vez llenándolo de espuma, espuma que comenzaba a caer por mi cara, metiéndoseme en los ojos.

-Gege- me quejé limpiándome la espuma.
-Cierra los ojos.

Hice lo que me ordenó y cerré mis ojos. Aquello fue lo peor que pude hacer. Con los ojos cerrados, lo único que podía hacer era concentrarme en cada lugar de mi cabeza que tocaba con sus manos de una manera completamente deliciosa. Un suspiro de placer dejó mis labios sin que yo pudiera detenerlo y justo después, él dejó lo que hacía.

-Lo siento…- susurré girando mi cabeza hacia él- yo… no era mi intención…
-Shhh…- puso un dedo en mis labios y callé inmediatamente- creo que hace mucho tiempo que no recibes atención, Tao…
-¿Gege?
-Deja que te preste atención…

En ese momento volvió a girarme y volví a quedar sentado entre sus piernas. Una de sus manos acabó sobre mi estómago, mientras que la otra se quedó a la altura de mi pecho. Iba a comenzar a protestar cuando noté sus labios contra mi cuello. Jadeé y abrí mis ojos como platos por la sorpresa.

-Gege…

Su boca comenzó a deslizarse de un lado a otro, besando y chupando cada rincón que se encontraba a su paso entre mi cuello y mi hombro. Eché mi cabeza hacia atrás mientras cerraba mis ojos y los dedos de mis pies se doblaron sobre sí mismos. Sus besos eran demasiado para mi sensible piel.

Las sensaciones se incrementaron en el momento en el que la mano que tenía sobre mi pecho comenzó a buscar mi pezón izquierdo y lo pellizcó. Jadeé fuerte si poder controlarlo, mientras mi pezón era maltratado, al igual que mi cuello. Apenas podía pensar, menos siquiera coordinar para intentar hablar, todo lo que me él estaba haciendo me estaba dejando seco. Demasiadas sensaciones juntas.

No pude evitar, esta vez gemir fuerte cuando me hincó los dientes en la piel de mi cuello, como si fuera un vampiro. Aquello me había dolido, joder, sí, Kris gege era un bestia, pero más que eso, el mordisco me había excitado de sobremanera y ahora una parte de mi cuerpo comenzaba a acaparar toda la sangre que bombeaba mi corazón.

-Lo siento- lo oí decir- he sido un poco brusco- y tras esto, comenzó a besar y a lamer el lugar que había mordido previamente con dedicación haciéndome suspirar de nuevo.

La mano que había dejado quieta en mi estómago, comenzó a recorrer mi torso, arriba y abajo, mientas la otra no dejaba de maltratar mis pezones, endureciéndolos y haciéndolos más sensibles a todo, incluso al aire. Tantas sensaciones maravillosas en mi cuerpo necesitado de atención, que aunque no hubiera dado cuenta antes, la necesitaba, estaban a punto de hacerme llegar al orgasmo, sin siquiera haber rozado mi miembro.

Él pareció notar mi estado de excitación, porque inmediatamente, la mano que se entretenía subiendo y bajando por mi torso, acabó en mi entre pierna. Gemí fuerte, y esta vez no me importó hacerlo, él era quien me estaba tocando, yo no tenía por qué contenerme. Sus largos dedos entraron en contacto con la punta de mi miembro y me mordí el labio inferior fuertemente. Demasiado excitante.

Su gran mano arriba y abajo, lentamente me volvía loco de placer y sus labios en mi cuello tampoco ayudaban mucho. Poco a poco el fuego se fue acumulando en mi bajo vientre y cuando estaba a punto de llegar al orgasmo más exquisito de toda mi vida, él alejó su mano de allí.

-Gege- jadeé como protesta.
-Tranquilo- murmuró roncamente en mi oído- llegarás al orgasmo…pero sólo cuando yo la meta.
Abrí mis ojos como platos e intenté protestar, pero sin saber cómo había pasado, yo ya me encontraba de rodillas en la bañera y él estaba detrás de mí, comenzando a toquetear mi trasero. Me removí para estar lejos de su alcance, pero su mano firme en mi cintura no me dejaba escapatoria alguna.

Que me diera un poco de placer no me importaba, después de todo, su mano me había hecho casi tocar las estrellas, pero meterla… eso no podía permitirlo. Yo era un tío y él, otro, no pensaba dejar que me utilizara como a una mujer.

-No…
-Cuanto más te resistas más te dolerá.
-Pero yo no quiero…- mi protesta quedó en nada cuando la mano que me retenía por la cintura bajó hasta mi pene y lo agarró, haciéndome jadear. Sentí su cuerpo sobre mi espalda y su miembro erecto rozándome.
-Pero yo también estoy necesitado…- susurró roncamente contra mi oreja- demasiado necesitado- rozó su erección contra mi trasero- y más desde que comenzaste a gemir…
-Gege…
-Kris… gime Kris…

Su voz grave y ronca y sus dedos hábiles de nuevo sobre mi miembro hicieron que mi cuerpo pidiera más y me froté contra su entrepierna. Él me mordió el lóbulo de la oreja y luego retiró su cuerpo del mío para comenzar a prepararme.

Sus dedos se movían a sus anchas por mi trasero, primero toqueteando desde fuera y luego comenzando a tantear levemente mi ano. Tras algo de tiempo, sentí cómo uno de sus largos dedos entraba en mi interior y me tensé irremediablemente.

No dolía, molestaba y se sentía muy pero que muy raro, también, sobre todo, cuando comenzó a moverlo de un lado a otro y a sacarlo y a meterlo. Unos minutos después ya me encontraba jadeando y pidiendo por más. Debería haberme callado, porque en cuanto Kris gege introdujo dos dedos sentí que me moría. Grité, pero de dolor.

-Tranquilo- lo escuché decir- en cuanto encuentre el lugar que te hará gemir todo el dolor se desvanecerá.
-Eso lo dices porque no te están metiendo los dedos por el culo- repliqué trabajosamente, la penetración me había dejado sin respiración. Lo escuché reír detrás de mí.
-Eres un protestón… luego me pedirás que te dé más fuerte.
-Nunca.
-Ya lo veremos.

Comenzó a mover aquellos dos dedos en mi interior y yo sentía cómo si me estuvieran desgarrando por dentro. Solo mucho más tarde, volví a jadear. Ya no sentía tanto dolor y el que sentía eran leves pinchazos que se podían sobrellevar perfectamente y más, cuando de vez en cuando rozaba la punta de mi miembro.
Cuando sacó los dedos y metió el tercero vi las estrellas, pero no en el buen sentido, sino en el malo. En ese momento pensé que moriría de dolor, pero sus dedos hábiles ya estaban toqueteando mi miembro y mis testículos para distraerme de este mientras sus dedos campaban a sus anchas en mi interior.

En un momento dado, tocó un lugar al que antes no había llegado que me hizo gemir alto. Si ese lugar era el que él decía, que me diera allí todo lo que le diera la gana. Era demasiado placentero.

Con la maravillosa sensación que aquella embestida de sus dedos me había dejado ni me di cuenta de cuándo sacaba estos y comenzaba a empujar lentamente en mi interior hasta que intentó introducir más que la punta. En ese momento volví a gritar. Kris gege no la tenía precisamente pequeña.

-Para- supliqué y él detuvo todo movimiento.
-Lo siento…- volvió a inclinarse sobre mí y me abrazó. Su cuerpo estaba caliente sobre mi espalda y sus manos juguetonas sobre mi torso- no me volveré a mover hasta que tú me digas.
-Gracias- susurré.

No sé cuánto tiempo pasamos así. Él abrazado a mí con la mitad de su miembro caliente en mi interior e intentando calmarme y hacer que me acostumbrara a la intromisión dándome pequeños besos y rozando de ven en cuando mi miembro.

Más tarde comenzó a moverse levemente, apenas unos milímetros adentro y afuera, enterrándose en mí poco a poco, empujando para acabar en lo más profundo. Cuando entró por completo lo oí gemir roncamente y todo su cuerpo tembló, mandándome una exquisita sensación.

A partir de ahí todo fue más fácil y más placentero. Me seguía doliendo, claro, me estaban metiendo por el culo algo demasiado grande, pero no podía quejarme. De hecho, no podía pensar de nuevo. Todas las sensaciones que me mandaba aquella penetración eran completamente deliciosas.

Las embestidas dejaron de ser suaves y cuidadosas para comenzar a ser rápidas y salvajes, y al contrario de lo que pudiera parecer, en cuanto él tocó aquel lugar, no podía parar de gemir su nombre, ni de gemir que me diera más y más en aquel sitio.

Su mano viajó de nuevo hasta mi miembro y al rápido ritmo de las embestidas comenzó a masturbarme de nuevo. El fuego comenzó a crecer rápidamente de nuevo en mi bajo vientre y poco después, me corrí en su mano. El orgasmo que me había provocado me hizo temblar y las fuerzas me fallaron. Mi vista se nubló y casi ni pude sentir cómo él se corrió gritando mi nombre de una manera completamente excitante.

Estaba hecho un asco. Sudaba a mares, mi pelo se había acartonado por la espuma que no había sido retirada y de mi ano salía un líquido viscoso y blanquecino. Si en aquel momento no hubieran llegado los demás dando voces al apartamento, me hubiera cobrado con creces aquello.

La próxima vez que ambos estuviéramos necesitados, sería él quien me pidiera más. Sin embargo, tuve que salir de mis pensamientos de venganza por mi orgullo perdido cuando lo sentí darme pequeños besos por cada lugar que alcanzaba.

-Perdóname si te he hecho daño- susurró entre beso y beso- pero llevaba demasiado tiempo aguantándome…- me hizo sentarme sobre mi trasero y él se colocó sobre mí para darme un pequeño beso en los labios- te quiero, Tao- y comenzó a besarme de nuevo, esta vez más demandante, mientras yo lo correspondía, demasiado perdido en sus labios, en sus roces y en los rápidos latidos acompasados de nuestros corazones.