martes, 18 de junio de 2024

[One Shot] Heaven in Hell {Jongmin}

Título: Heaven in Hell

Autora: Riz Aino

Pareja: Jongmin (Jongwoo + Seongmin) (ONE PACT)

Clasificación: NC17

Géneros: AU, idols, humor, smut, pwp

Número de palabras: 5.511 palabras

Resumen: cuando Seongmin acepta ir al gimnasio con su guardaespaldas Jongwoo no se imagina ni por un asomo en qué percal se ha metido.

Advertencias: relaciones sexuales explícitas.

Notas: historia escrita para completar las casillas, “black cat x golden retriever”, “gym rat x couch potato” y  “celebrity x bodyguard” del Seasons of Bingo 7.

Comentario de autora: hacía meses que quería escribir algo de ONE PACT, pero no vi la oportunidad de hacerlo realmente hasta que no empecé a pensar en cómo rellenar el bingo. Espero que os guste.

 


No pienso ir al gimnasio contigo, hyung dijo Seongmin una vez más aquella tarde.

 

Ni siquiera recordaba las veces que se había negado en lo que llevaba de día a la propuesta de su guardaespaldas, pero habían sido muchas y casi empezaba a desesperarse. Casi. Porque la vista que tenía ante él, Jongwoo sentado en el suelo, con sus piernas cruzadas a lo buda, poniendo carita de pena, mientras le hacía una y otra vez la misma pregunta, le parecía adorable y le calmaba las ganas que también le daban de asesinarlo. A veces, le recordaba a la encarnación humana de un golden retriever y, en más de una ocasión, el mayor le había dicho que él era como un gato negro, arisco y receloso, algo en lo que tenía bastante razón, aunque a Seongmin no le gustara reconocerlo.

 

Era extraño que aquel muchacho que su empresa le había asignado para que estuviera pendiente de él veinticuatro horas al día tras el último incidente que había tenido con un grupo de fans que se habían colado en su piso y en el que casi había ocurrido una desgracia, se hubiera hecho un pequeño hueco en su corazoncito de piedra. Era muy extraño, porque por lo general, Seongmin no solía abrirse a nadie, no solía involucrarse con nadie; pero, por alguna razón que no llegaba a comprender, aquel armario empotrado no porque fuera especialmente alto, sino porque estaba muy cachas que tenía pinta de matón, lo había reblandecido a base de caritas monas y un trabajo muy bien hecho, así que, le era humanamente imposible enfadarse con él aunque este estuviera siendo muy pesado con el tema del gimnasio.

 

¿Por qué no? preguntó Jongwoo, un puchero apareciendo en sus labios. Solo será un ratito.

En la empresa me han dado dos míseros días libres antes de que empiecen los preparativos fuertes para mi siguiente comeback y lo único que quiero es descansar tirado en este sofá o en mi cama, viendo la mierda que echen en la tele y comiendo todo lo que no he podido comer en todo el año antes de que me vuelvan a poner a dieta contestó Seongmin.

 

Realmente aquel había sido su plan desde el principio, tumbarse sin hacer nada y comer como un condenado a muerte... obviamente, no había contado con que estaba conviviendo con un gym bro que, cuando no estaba con él porque Seongmin estaba protegido entre las cuatro paredes del sótano de su sala de ensayo, pasaba todo el tiempo que podía en el gimnasio para seguir poniéndose cachas. Aún así, no era como si el idol fuese a cambiar todos sus planes solo porque Jongwoo se lo pidiera, ¿verdad?

 

Entonces, como vas a comer mucho más de lo normal, deberías hacer algo de ejercicio para que luego no te regañen en la empresa intentó razonar con él Jongwoo, pero Seongmin negó con su cabeza. A aquellas alturas de su vida y de su contrato, le daba un poco igual que lo regañasen por haber comido de más, de todas formas, iba a estar a dieta sí o sí, ¿qué más daba si comía algo más aquellos dos míseros días que iba a estar de descanso?. ¿Lo harías por tus fans?

¿Por las locas que me persiguen a todas partes? contestó con una pregunta, alzando una ceja como si fuera obvio que no haría nada por ellas si tuviera la oportunidad de evitarlo. Jongwoo asintió a aquello, pensativo sobre lo que decir, hasta que una sonrisa pícara apareció en su rostro.

¿Y lo harías por mí? le preguntó.

¿Por ti? cuestionó Seongmin, algo confuso por el cambio en su argumento.

Por verme a mí hacer ejercicio mientras te instruyo mínimamente en algún aparato.

 

Oh. Los ojos y la boca de Seongmin se abrieron ante esa sugerencia. No había pensado en ello. Claro que no lo había pensado. No había ido nunca al gimnasio con Jongwoo, por lo que realmente no se le había ocurrido que, si aceptaba ir junto a él, estaría disfrutando de unas vistas magníficas mientras el otro hacía sus ejercicios. Además, acababa de decirle que lo iba a instruir, pero de una forma mínima, por lo que no debía de ser demasiado duro con él, solo lo suficiente para que hiciese un poco de ejercicio, nada más allá de aquello. Era una oferta muy tentadora, quizás demasiado, para él que era muy gay ver a un hombre guapo sudando en el gimnasio mientras se esforzaba por sacar músculos era algo que lo tentaba muchísimo y Jongwoo lo sabía, lo sabía muy bien, porque llevaba siendo su guardaespaldas varios meses y lo había visto babear por otros idols que promocionaban con él cuando iban bastante desnudos y se les veía lo fuertes que estaban. Quizás... se arrepintiera de no ver aquello si se seguía negando a acompañar al otro al gimnasio... y a Seongmin no le gustaba arrepentirse de cosas, por ese motivo, decidió que finalmente iría con él.

 

Está bien murmuró.

 

Una sonrisa enorme apareció en el rostro de Jongwoo, tan radiante y tan feliz que Seongmin sintió que había tomado la decisión correcta solo por haber podido ver aquella sonrisa.

 

~

 

Evidentemente, fue la segunda peor decisión de su vida la primera había sido unirse a aquella empresa que le exprimía las ganas de vivir y cuando llegaron a casa, de vuelta del gimnasio, las piernas apenas sostenían a Seongmin, que caminaba tambaleándose y ayudado por Jongwoo porque de lo contrario, ya habría rodado por el suelo más de una vez. No tenía que haberle hecho caso a su guardaespaldas, no tenía que haber caído en la trampa de aquellos ojos que brillaban como si contuviesen un millón de estrellas, ni tampoco debía de haber confiado en su palabra de que iría allí a mirarlo más que a hacer ejercicio. Si Seongmin tuviera el poder de viajar atrás en el tiempo, tenía claro que lo primero que haría sería hacer oídos sordos a Jongwoo hasta que este se cansase de preguntarle si iba con él al gimnasio.

 

Quiero que sepas que si ahora mismo tuviese la capacidad de hacer algo más aparte de morirme, te estaría echando un mal de ojo por haberme engañado de esta forma fue lo único que le dijo a Jongwoo cuando llegaron a su piso, nada más atravesar la puerta de este, lo que provocó que una risa se escapara de los labios de su guardaespaldas. No te rías advirtió. No te rías porque todavía soy capaz de buscar en google cómo se hace lo de echar maldiciones.

Lo siento, lo siento replicó Jongwoo. Pensaba que tendrías un poco más de aguante, teniendo en cuenta que te pasas los días bailando en la sala de ensayo.

 

Seongmin le bufó ante aquello, pero su guardaespaldas solo esbozó una sonrisa antes de dejar a Seongmin apoyado contra la pared y agacharse para ayudarlo a quitarse sus zapatillas y dejarlas bien puestas en la entrada, haciendo lo mismo con las suyas propias. Cuando terminó con ello, volvió a colocarse en su posición inicial, cogiendo al idol por la cintura con fuerza para ayudarlo a caminar por el piso lentamente hasta que llegaron a la habitación del chico, donde Seongmin simplemente se dejó caer sobre el colchón como un peso muerto, arrastrando a Jongwoo con él. Estaba tan cansado, le dolían tanto todos los músculos de su cuerpo, que ni siquiera le molestó el peso del otro sobre él hasta que este se terminó desembarazando de su agarre para acabar sentado a los pies de la cama. Seongmin cerró sus ojos y suspiró profundamente. Podría quedarse completamente dormido en aquel instante, en la misma posición extraña en la que había caído sobre la cama, pero eso haría que al día siguiente le terminara de doler lo que en esos momentos no le dolía, así que, se forzó a moverse lo mínimo posible para quedarse tumbado de espaldas sobre el colchón, su cabeza sobre la almohada y sus brazos extendidos, abiertos en cruz, como si estuviera esperando que llegara su final, algo que preferiría a tener que seguir bregando con lo que el mundo le tenía preparado.

 

 Sé que no vas a querer volver conmigo al gimnasio murmuró su guardaespaldas, pero al menos te voy a compensar la sesión de hoy.

¿Cómo? le cuestionó Seongmin, abriendo sus ojos, aunque hacer aquello le hubiera costado una gran cantidad de fuerza.

Un masaje para que mañana te duelan menos las piernas replicó.

Es lo mínimo que podrías hacer, sí respondió él, arrancando una pequeña risa del mayor.

 

Seongmin no tuvo fuerzas para protestar por aquella risa como había hecho antes, pero la expresión de malas pulgas que apareció en su rostro fue suficiente para que Jongwoo se serenase y su risa muriera en sus labios.

 

Voy a por alguna crema o aceite para el masaje le dijo. Ahora vuelvo, no te muevas de aquí.

Como si pudiera moverme sin ayuda replicó Seongmin, haciendo que Jongwoo volviera a reírse.

 

Seongmin hizo el amago de intentar moverse para darle un manotazo al mayor, pero antes de poder hacerlo, este salió corriendo de su habitación, todavía riendo, dejando al chico a medio camino de moverse y sintiendo dolor en todo su maldito cuerpo. Con cuidado, volvió a colocarse en la posición en la que había estado antes, que había cogido una postura en la que no le dolía nada. Tardó un rato en quedarse exactamente como antes y, en ese tiempo, el otro terminó de coger todo a por lo que había ido y volvió a su habitación con un aceite para el cuerpo y una caja de pañuelos desechables. Jongwoo lo dejó todo sobre su cama y después se subió a ella, a los pies de Seongmin, para comenzar con su tarea y el chico simplemente se dejó hacer. Confiaba plenamente en los conocimientos de Jongwoo sobre los músculos y la forma de descargarlos y sabía que estaba en buenas manos con lo del masaje porque ya había recibido otros de este en algunas ocasiones anteriormente, por lo que, lo único que tenía que hacer era relajar su cuerpo y dejar que las manos del otro obraran milagros en sus piernas.

 

Jongwoo comenzó quitándole los calcetines y abrió el bote de aceite para echarse un poco en sus manos, moviendo después sus pulgares por la planta de sus pies, presionando en los lugares en los que más lo necesitaba, en las zonas en las que más le dolía, masajeando poco a poco, lentamente, hasta que Seongmin empezó a sentir un leve hormigueo, pero el dolor que había sentido en ellos anteriormente se había mitigado muchísimo. Las manos de Jongwoo viajaron entonces hasta sus tobillos, primero uno y luego el otro, moviéndolos suavemente en círculos, de arriba abajo, con todo el cuidado del mundo, como si temiese que usando algo de más fuerza le pudiera hacer daño a Seongmin o pudiese romperlo. Seongmin, obviamente, no se iba a romper por un poco más de presión en sus tobillos, pero la forma en la que estaba masajeándolos Jongwoo era tan precisa, que no solo estaba descargando el dolor por el ejercicio que había realizado aquel día, sino que lo estaba ayudando a descargar la tensión acumulada en ellos de horas y horas de baile en la sala de ensayo.

 

Solo cuando sus tobillos se quedaron como gelatina, Jongwoo cambió su objetivo. Se limpió sus manos del aceite sobrante con los pañuelos desechables y luego subió un poco sus pantalones de chándal, dejándolos encajados en sus rodillas, para tener accesible sin ningún problema la parte inferior de sus piernas y sus gemelos, para después volver a echarse más aceite en las manos. Cuando apretó por primera vez el músculo de su gemelo izquierdo, Seongmin emitió un jadeo sin poder controlarse. Aquello le iba a doler demasiado, pero sabía que era necesario para que sus piernas volvieran a funcionar como debían y que Jongwoo no le haría más daño del que ya tenía hecho, solo trataría de arreglarlo. Las manos del mayor, no obstante, se detuvieron al escucharlo jadear y Seongmin tuvo que asentir con su cabeza, indicándole de esa forma que podía seguir adelante, antes de que Jongwoo siguiera con su masaje. Para soportar el dolor que le provocaba que su guardaespaldas estuviera tocando sus maltrechos músculos, apretó los dientes con fuerza, quizás demasiada fuerza, y cerró sus ojos, frunciendo su ceño cada vez que el otro daba con algún lugar especialmente complejo que necesitaba de su atención. Diversos jadeos salían, aún así, de sus labios, cuando no podía contenerlos más, o gemidos ahogados cuando finalmente sentía que sus músculos se iban relajando poco a poco, pero nada de aquello pareció perturbar a Jongwoo, que siguió con su tarea hasta que esa parte de su cuerpo quedó completamente relajada.

 

Para seguir con tus muslos necesito que el pantalón vaya fuera comentó Jongwoo en ese momento, secándose sus manos de nuevo del aceite sobrante.

Claro.

 

Seongmin ni siquiera se lo pensó dos veces antes de decir que sí y deshacer el nudo que sujetaba sus pantalones en su cintura. Tras ello, lo único que tuvo que hacer fue levantar su trasero un poco para bajar poder bajar sus pantalones y, antes de que pudiera continuar quitándoselos, las manos de Jongwoo tomaron su relevo y acabó sacándoselos por las piernas, dejándolas al aire. Por alguna razón, la piel se le erizó a Seongmin y el idol no pudo discernir si se debió a que de repente ya no tenía ropa cubriendo su cuerpo o a la intensa mirada que su guardaespaldas le dedicó a sus piernas desnudas durante un breve instante, antes de volver a su tarea de masajear sus maltrechos músculos con sus manos embadurnadas en aceite.

 

En aquella ocasión, en el mismo instante en el que las manos del otro comenzaron a tocar su piel, Seongmin sintió cómo un escalofrío recorría todo su cuerpo de arriba abajo y este tembló bajo el roce de las yemas de los dedos de Jongwoo. Una sonrisa pícara apareció en el rostro del mayor, pero Seongmin prefirió ignorarla, cerrando sus ojos y tratando de pensar en otra cosa que no fueran las manos del otro sobre su piel. Era difícil, no obstante, porque con sus ojos cerrados, sin poder ver absolutamente nada, era incapaz de saber dónde iba a tocarlo Jongwoo y eso hacía que lo sintiera todavía más, pero se negaba rotundamente a abrir sus ojos y dejar que el otro viera en ellos el anhelo y placer que sentía.

 

Seongmin era idol, un idol relativamente famoso que siempre llenaba las salas de los programas de música él solo, tan famoso que sus fans debían de comprar decenas de álbumes si querían asegurarse un puesto en algún fansign, tanto que siempre llenaba pequeños estadios cuando hacía sus conciertos y las entradas no duraban más que un par de días antes de que se agotasen. Debido a su agenda apretada, apenas tenía tiempo para sí mismo y, desde aquel incidente con aquellas fans locas, no podía hacer nada sin que Jongwoo estuviera allí con él, por ello, llevaba meses sin poder salir de incógnito a algún bar de mala muerte, escondido entre los callejones más olvidados de Itaewon, donde nadie hacía preguntas y solo se buscaba sexo sin ataduras. Seongmin estaba muy necesitado, masturbarse alguna que otra vez no hacía nada más que aliviar el estrés momentáneo de su vida y que lo tocase otra persona hacía que no pudiera hacer otra cosa más que sentir demasiado, porque estaba falto de aquello... además, aunque el chico no lo fuese a admitir de viva voz, Jongwoo siempre le había parecido atractivo y, si lo hubiese visto en alguno de aquellos recónditos bares, no habría dudado ni un solo segundo en acercarse a él para pasar una noche increíble entre sus brazos. No obstante, era su guardaespaldas, tenía que seguir trabajando con él todo el tiempo que su empresa decidiera, por lo que no quería que lo bien que se llevaban quedara empañado porque se hubieran acostado alguna vez, por eso mismo, Seongmin no había hecho ni dicho absolutamente nada y no era algo que entrase en sus planes hacer...

 

Ahhhhhhhh...

 

Seongmin gimió de puro placer sin poder contenerse y abrió sus ojos rápidamente para ver cómo las manos de Jongwoo se habían acercado tanto a su entrepierna que habían rozado su miembro, su miembro duro. Sus ojos se volvieron mucho más grandes al darse cuenta de que, dentro de sus calzoncillos, se veía perfectamente la silueta de su miembro, erecto, excitado, con una pequeña mancha porque había comenzado estar mojado y muy excitado su pre semen había comenzado a salir de la punta de su miembro. Seongmin quiso esconderse de alguna forma, pero no tenía ninguna forma de hacerlo y, cuando intentó ocultar su erección con sus manos, Jongwoo se lo impidió inmediatamente, apartándoselas con sus manos llenas de aceite, resbalosas debido a él. Seongmin lo miró confuso, sin entender nada de lo que estaba pasando, pero el mayor solo le dedicó una sonrisa pícara antes de poner su mano sobre su miembro, provocando que otro gemido saliera de los labios de Seongmin.

 

Hyung protestó el idol.

No te preocupes, también me encargaré de esto fue lo único que este le dijo.

 

Antes de que le diera tiempo a Seongmin a procesar qué era lo que había querido decir con aquello, Jongwoo simplemente bajó la parte delantera de sus calzoncillos para que su miembro se mostrara erecto sin la prisión de tela que lo había mantenido oculto y antes de que el idol pudiera protestar por ello, su mano agarró la zona inferior de éste, moviéndose arriba y abajo unos segundos por la superficie, ayudada por el aceite que todavía tenía en su palma, para justo después inclinarse sobre él y lamer su punta. Los gemidos que salieron de los labios de Seongmin fueron completamente vergonzosos, pero tampoco podía hacer otra cosa más que gemir y mover sus caderas, queriendo mucho más porque la lengua de Jongwoo sobre su miembro sensible lo estaba llevando al paraíso mientras con sus manos jugaba tanto con la parte inferior de su pene como con sus testículos, haciendo que todo fuera muchísimo más intenso, más increíble. Seongmin ni siquiera tardó mucho tiempo en correrse, demasiado necesitado, demasiado sensible y demasiado estimulado, su orgasmo sobreviniéndolo con una ola de placer absoluto que recorrió todo su cuerpo de arriba abajo, dejándolo como si fuese un muñeco de trapo sobre la cama, mientras su pene soltaba algo de semen, en pequeñas cantidades, varias veces, contra la boca del otro, que no dejaba de lamerlo a pesar de que Seongmin seguía corriéndose. Cuando su miembro quedó finalmente flácido, desecho de placer, como el chico, Jongwoo lo soltó y se lamió sus labios del semen que le había caído sobre ellos, provocando que el idol casi gimiese por ver aquello tan excitante. No obstante, Seongmin estaba tan satisfecho, tan colmado de placer, que no podía hacer otra cosa más que respirar de forma entrecortada y mirar entre sus pestañas, porque sus párpados pesaban tanto en aquellos momentos que ni siquiera podía abrir los ojos correctamente, cómo el otro lo observaba con absoluto deseo.

 

Estás perfecto de esta forma... murmuró Jongwoo, casi como un jadeo. Recuperando la respiración tras el orgasmo... un leve gemido se escapó de los labios de Seongmin al escuchar aquellas palabras y eso hizo que Jongwoo se encendiera mucho más de lo que ya parecía estar. Joder... ahora mismo necesito follarte como no lo ha hecho nadie...

Hazlo.

 

Aquello fue lo único que pudo salir de los labios de Seongmin y, aunque en algún otro momento, más adelante, se arrepintiese de haberlo dicho, en esos instantes, lo único que sentía es que aquello era lo correcto. Y Jongwoo no necesitó que se lo dijera más veces. Inmediatamente le terminó de quitar los calzoncillos hasta sacárselos por los tobillos, dejándolo desnudo de cintura para abajo. Igual que como había pasado antes, Seongmin solo se dejó hacer, sin oponer ningún tipo de resistencia y simplemente disfrutando de aquello que, de todas formas, también quería.

 

Jongwoo echó un poco de aceite en su ano, cogiendo con su dedo índice y corazón todo lo que se resbalaba para volver a ponerlo contra su entrada antes de comenzar a penetrarlo. Seongmin gimió sin poder ni querer evitarlo porque hacía demasiado tiempo que no tenía actividad alguna en esa zona de su cuerpo y siempre había sentido muchísimo placer mientras lo penetraban, aunque en aquellos momentos no fuese más que un simple dedo, que unos pocos momentos después pasó a ser dos dedos. Jongwoo no dejó de echar aceite una y otra vez para hacer que la penetración de sus dedos fuera lo más cómoda posible para él y lo menos indolora posible, a pesar de que a Seongmin realmente no le dolía nada y simplemente estaba ahogado en su placer, gimiendo levemente con cada penetración hasta que el mayor decidió que era el momento de meter un tercer dedo. Aquello lo dejó sin respiración y un gemido ahogado salió de sus labios, provocando que el otro se detuviese y lo observase, dedicándole una mirada en la que se podía leer perfectamente la pregunta muda de si estaba bien y si podía continuar. El idol se tomó un par de segundos para respirar correctamente antes de asentir con un leve movimiento de cabeza y Jongwoo volvió a echar más aceite sobre su ano antes de volver a penetrarlo con sus tres dedos. En aquella ocasión, su cuerpo parecía haberse acostumbrado un poco más a la intrusión, por lo que Seongmin lo único que sintió fue un leve tirón porque su recto se estaba estirando un poco más de lo normal, pero sin sentir dolor alguno, solo una leve molestia. Su guardaespaldas siguió de aquella forma, penetrándolo una y otra vez con sus dedos, provocando que la pequeña incomodidad que el chico sintiera se fuera diluyendo en el placer que sentía por las penetraciones, incluido cuando éste rozaba con sus dedos su próstata. Solo cuando Seongmin se volvió a deshacer entre gemidos por lo bien que se estaba sintiendo, Jongwoo finalmente dejó de mover sus dedos en su interior y los sacó de golpe, provocando que el chico le dedicase una mirada de odio por ello.

 

Creo que ya estás listo le dijo, limpiándose las manos en los pañuelos desechables. Y yo no puedo aguantarlo más.

 

Seongmin se dio cuenta en ese momento cómo en la entrepierna del otro se podía apreciar un bulto que los pantalones de chándal flojos que llevaba no eran capaces de disimular siquiera y el chico tragó saliva. Jongwoo se había excitado tantísimo con la situación como lo había hecho él mismo y probablemente no necesitaría ni mucho para correrse. Solo de pensar en aquello, Seongmin tuvo un pequeño escalofrío de placer y sus ganas de sentir al otro dentro de él aumentaron hasta el infinito. No obstante, antes de eso, tenía que asegurarse de que el otro la necesaria protección para ello.

 

Condones fue lo único que pudo decir, como una especie de jadeo.

¿Tienes? cuestionó Jongwoo, deteniendo todo sus movimientos, ya que había comenzado a desabrocharse sus pantalones. Seongmin asintió a la pregunta. ¿Dónde?

En el tercer cajón de la mesita respondió. Deben de quedarme aún varios y estar a la mano.

 

Jongwoo asintió y se levantó rápidamente de la cama para ir hasta la mesita, donde abrió el cajón que le había dicho Seongmin y sacó de él una tira con varios condones, cortando uno de ellos para llevarlo con él de nuevo hasta la cama. Antes de subirse de nuevo, no obstante, se terminó de quitar el nudo que había dejado antes a medio deshacer para después bajarse los pantalones y los calzoncillos del tirón, dejándolo en el suelo con un par de movimientos bruscos de sus piernas, como si no pudiese aguantarse más las ganas de volver a la cama con él. Una vez estuvo desnudo de cintura para abajo como Seongmin, abrió el sobre del condón y lo sacó, poniéndoselo en la punta de su miembro y estirándolo hacia abajo hasta que cubrió su erecto miembro por completo y, cuando aquello estuvo listo, el mayor volvió a la cama con él, subiéndose al colchón y colocándose entre sus piernas. Durante los escasos segundos que Jongwoo tardó en echar un poco de aceite sobre su miembro y algo más sobre el ano de Seongmin de nuevo, el chico contuvo la respiración, completamente expectante, queriendo que se le metiese hasta lo más profundo de su ser... y no tuvo que esperar demasiado para obtener lo que quería, porque unos instantes después, Jongwoo comenzaba a empujar dentro de él, lentamente, hundiendo su punta en su interior sin ningún tipo de oposición por su parte, y después introduciéndose más y más en él hasta que estuvo dentro por completo.

 

Un gemido grave salió de los labios de Jongwoo por aquello y agarró las caderas de Seongmin con fuerza, hundiendo sus dedos en ellas como si necesitara agarrar algo para no perder la cordura. Seongmin lo entendía a la perfección, él también se estaba volviendo loco y necesitaba mucho más para terminar de perderse. Sin embargo, a pesar de que ambos parecían estar volviéndose locos por la situación, cuando Jongwoo comenzó a mover sus caderas, haciendo que su miembro entrase y saliese del cuerpo de Seongmin casi por completo, no lo hizo con locura ni con rapidez, sino que se comenzó a mover tan lentamente que llegaba a ser una tortura demasiado placentera, tanto, que Seongmin comenzó a gemir quedamente, sin poder ni querer contener su voz porque se estaba sintiendo demasiado bien. Unidos a los tortuosamente lentos movimientos de Jongwoo, este comenzó a acariciar sus piernas, con cuidado, rozando su piel con las yemas de sus dedos que, a pesar de tener cayos por las pesas que levantaba en el gimnasio, las sentía suaves debido a todo el aceite que se había echado en ellas. Y no solo fueron sus manos las que recorrieron sus piernas, aprovechando la postura en la que se encontraban, Jongwoo levantó la pierna izquierda de Seongmin y la colocó sobre su hombro para provocar que la penetración fuera mucho más profunda y para que el ángulo de esta cambiase lo suficiente como para que, ahora, con cada movimiento, el mayor rozase su próstata, además de comenzar a dejar pequeños besos sobre la extensión de pierna a la que podía llegar. Besos cortos, besos leves, llenos de una especie de adoración que provocó que algo en el interior de Seongmin se removiese.

 

Sin embargo, el chico no tuvo demasiado tiempo para pensar en ello porque cuando su mente se volvía un revoltijo de pensamientos, Jongwoo comenzó a moverse más rápido, cada embestida más fuerte y precise, dejándolo sin respiración y nublándole la mente con el placer. Seongmin dejó de pensar y se dedicó solo a sentir, agarrándose con sus manos a la colcha de su cama, arrugándola en sus puños, gimiendo como si dentro de dos días no tuviera una grabación que requiriese que sus voz estuviese impoluta, solo dejándose llevar por el placer hasta que notó cómo los movimientos del otro se volvían erráticos y finalmente se detenían, a la vez que un gemido salía de sus labios y echaba su cabeza hacia atrás, el orgasmo sobreviniéndolo. La imagen que tuvo ante él de Jongwoo en aquellos momentos, sus ojos cerrados, su rostro en una mueca absoluta de placer, mientras todavía seguía dentro de él, fue una imagen tan excitante que Seongmin volvió a sentir cómo su miembro se terminaba de endurecer, listo para volver a liberarse en otro orgasmo exquisito y el chico llevó su mano derecha hasta él para tocarse de forma rápida, queriendo llegar y llegar ya al orgasmo, mientras Jongwoo estaba todavía dentro de él. Tan solo unos pocos instantes después, el chico se corría en su mano y sobre la sudadera que todavía llevaba puesta y que no se había quitado, manchándola, aunque poco le importaba aquello cuando el orgasmo le sobrevino y con los espasmos de este pudo sentir el miembro todavía medio duro de Jongwoo dentro de su cuerpo, su recto apretándose en torno a él, hasta que finalmente todo su ser se relajó y Seongmin cerró sus ojos para terminar de perderse en los residuos de su placer.

El chico apenas se percató de que Jongwoo finalmente salía de su interior un poco después y no supo realmente lo que este hizo, solo notó cómo el colchón se movía con sus movimientos, pero tampoco tenía las fuerzas suficientes para abrir sus párpados y mantener sus ojos abiertos, por lo que, simplemente se dedicó a descansar, a recuperarse del orgasmo... hasta que su mente comenzó a gritarle cosas que no quería oír, cosas como que acababa de meter la pata hasta el fondo dejando que todo aquello pasase, solo entonces, volvió a abrir sus ojos, encontrándose que Jongwoo se encontraba todavía sentado a los pies de su cama, observándolo como si fuera una especie de obra de arte, algo que hizo a Seongmin temblar.

 

¿Estás bien? le preguntó el mayor, sus ojos brillando de la misma forma que lo habían hecho horas atrás, cuando le había preguntado tantas veces si quería ir al gimnasio con él. ¿No te he hecho daño, verdad? Seongmin negó ante su pregunta. No le había hecho nada de daño, lo único que había hecho había sido darle un placer infinito que el chico había estado necesitando durante demasiado tiempo. Me alegra... hacerte daño es lo último que habría querido.

 

Y, diciendo aquellas palabras, Jongwoo se movió un poco sobre la cama, tomando la pierna derecha de Seongmin para comenzar a dejar besos en ella, como lo había hecho antes mientras tenían sexo, pero esta vez de una forma mucho más pausada, más rigurosa, comenzando desde su pie y subiendo lentamente por su pierna, no dejándose ni un solo lugar en el que no hubiera plantado un beso. Seongmin lo observó, su cuerpo llenándose de un sentimiento cálido que ni siquiera sabía a qué pertenecía ni qué era lo que significaba, pero se dejó envolver por aquel sentimiento mientras el mayor subía y subía besando su pierna hasta que llegó a su entrepierna. Sus ojos se desviaron de su piel solo unos segundos para mirar a Seongmin antes de dejar un par de besos cortos sobre su miembro, provocando que éste reaccionase al calor de su respiración y a la suavidad de sus labios temblando, pero Jongwoo no se detuvo en su miembro, sino que se re-colocó sobre la cama para acabar tumbado junto a Seongmin, sus labios buscando su cuello, su mentón, donde dejó varios besos más, arrancando leves jadeos de la boca del idol sin que este pudiera hacer nada por evitarlo.

 

Siempre he querido hacer esto contigo murmuró entre besos, su cálida respiración contra su cuello provocando que un escalofrío recorriese la columna de Seongmin, desde el primer momento en el que te vi el idol no fue capaz de decir nada al escuchar aquellas palabras, un nudo instalándose en su garganta, pero tampoco hizo falta que dijera nada porque Jongwoo siguió hablando, diciendo por los dos lo que Seongmin también quería. Me gustaría poder repetir esto más veces contigo, muchas más, hasta que nos hartemos el uno del otro... aunque creo que jamás me podría hartar de ti...

 

Seongmin asintió a aquellas palabras, moviendo su cabeza de forma leve, haciendo que una sonrisa apareciera en los labios de Jongwoo, una sonrisa amplia que notó contra la piel de su cuello y que quiso besar en ese mismo instante, pero se contuvo de hacerlo, solo queriendo disfrutar de las atenciones que el otro le estaba regalando. No pudo ni quiso verbalizar lo que estaba comenzando a sentir, lo que quizás había sentido desde hacía mucho tiempo, pero Seongmin supo que en algún momento acabaría haciéndolo también, entregándose a todo lo que pudiera surgir entre ellos... pero por el momento, lo único que se permitió hacer fue moverse levemente sobre el colchón, acurrucándose contra Jongwoo, dejando que el otro lo envolviese entre sus fuertes brazos, y cerrando sus ojos, dejándose llevar por la deriva de un sueño reparador que necesitaba como nunca después de todo lo que había pasado en las últimas horas.

 

 

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