Título: Whispering breaths in the dark
Autora: Riz Aino
Pareja: JohnDo (Johnny + DoYoung) (NCT)
Clasificación: NC–17
Géneros: AU, romance, smut, pwp
Número de palabras: 6.220 palabras
Resumen: sus respiraciones mezclándose en la
oscuridad son tan eróticas que DongYoung se siente al borde del abismo sin
remedio desde el primer momento.
(O alternativamente, DongYoung va a un
boys por primera vez por la despedida de soltero de su mejor amigo y acaba la
noche con el estríper más increíble del local).
Advertencias: stripteases y relaciones sexuales
explícitas.
Notas: historia inspirada por la actuación de Focus en el
concierto de NEO CITY: THE LINK donde Johnny hace cosas muy desnudo.
Comentario de autora: no había planeado esto para nada y
salió todo de la escena calentita que pensé tras ver la actuación, simplemente escribí.
Espero que os guste.
—Dongs
—lo llamó Yuta a su lado, inclinándose sobre él para susurrar en su oído justo
después—. ¿Podrías quitar esa cara de culo y disfrutar? ¿Por TaeYong al menos?
DongYoung
no pudo evitar poner los ojos en blanco y resoplar, pero Yuta le dedicó una
mirada dura y al final, después de suspirar profundamente, acabó cambiando su expresión,
poniendo una sonrisa falsa en su rostro, lo suficiente para convencer a Yuta y
que éste se girara de nuevo hacia el escenario, atento a la siguiente
actuación. En cuanto Yuta cambió su foco de atención, DongYoung no pudo volver
a evitar que una expresión de disgusto se abriera paso en su rostro otra vez.
No lo hacía aposta, era solo que no quería estar allí. No le gustaba aquel
lugar y, desde el primer momento, se había opuesto a la idea… pero por obvias
razones, no se había tenido en cuenta su opinión para nada a pesar de ser el
mejor amigo del novio y el que más lo conocía y habían acabado allí, en un boys,
llamado Highway to Heaven, para celebrar la despedida de soltero de
TaeYong. La genial idea, como siempre, había sido de Yuta y JaeHyun y JungWoo
la habían secundado y habían dejado a DongYoung siendo la minoría opositora
junto con Mark, por lo que, al final, se había hecho aquello y no el plan
tranquilo en casa que DongYoung había propuesto. En momentos como esos, el
chico sentía que era mejor no tener amigos… y probablemente TaeYong estuviera
pensando lo mismo porque llevaba todo el rato viendo las presentaciones que se
sucedían una tras otra en primera fila, entre sus dedos, colorado de pies a
cabeza. DongYoung quiso levantarse de su silla e ir hacia TaeYong por si ambos
podían escaquearse de allí sin ser vistos, pero antes de que pudiera hacer el
amago siquiera de levantarse, la voz que había estado presentando en todo
momento las actuaciones del local, se dejó escuchar de nuevo, resonando en el
lugar y dándole un poco de esperanza a DongYoung.
—Y
por fin, el evento más esperado de la noche… la última actuación, la actuación
de nuestro mejor chico… JOHNNY —las luces se apagaron y el local se quedó
completamente a oscuras, la oscuridad llenándose de vítores y silbidos
excitados—. No despeguéis la vista de él, os arrepentiréis toda la vida.
La
última actuación. Al fin. DongYoung suspiró aliviado porque después de aquello
se podría ir a casa sin ningún problema ni ninguna objeción por parte de Yuta
porque ya había cumplido bastante con aquella despedida de soltero. Vería
aquella actuación, les diría a los demás que había sido una gran noche, pero
que estaba cansado y que se iba a casa… no obstante, sus planes se vieron
truncados en el mismo instante en el que las luces del local se volvieron a
encender y en el escenario apareció Johnny. Los ojos de DongYoung se abrieron
como platos en ese momento y no parpadeó siquiera durante toda la actuación, no
despegando la vista de él, de su cuerpo, en ningún momento, tal y como había
sugerido la voz del presentador. Johnny. El tío más atractivo que había visto
en toda su vida. Alto como una torre, con un cuerpo de escándalo, llevaba una
camisa oscura de lunares que se fue desabrochando poco a poco, al ritmo de la
música, acercándose al lugar en el que se encontraba su grupo de amigos, en los
mejores sitios, frente a la barra. Un cuerpo delgado, trabajado, apareció en
cuanto la camisa estuvo completamente desabrochada, antes de que la tirara a la
audiencia, yendo a parar directamente al regazo de DongYoung. El chico no pudo
evitar sorprenderse porque la prenda había acabado sobre él, pero los
penetrantes ojos color café de Johnny, mirándolo fijamente lo distrajeron de
ello, no dejándolo pensar en absolutamente nada.
La
actuación de Johnny solo había empezado, pero DongYoung se sentía completamente
embelesado. No podía dejar de mirar cómo su cuerpo se movía con suavidad, pero
a la vez con desenfreno, como si estuviera teniendo sexo sobre el escenario.
Sus expresiones, sus dedos largos desabrochando el cinturón que mantenía los
ajustados pantalones de cuero que vestía en su sitio, la forma en la que sus
ojos no se apartaban de DongYoung. El chico no pudo evitar tragar saliva de
forma completamente involuntaria cuando la cinturilla de sus pantalones negros
de cuero se bajó un poco, desvelando sus calzoncillos blancos que contrastaban
terriblemente con su el tono de su piel, besada por el sol, su boca quedándose
seca sin que pudiera hacer nada. No obstante, aquello no había hecho más que
empezar y DongYoung no tenía ni idea de lo mucho que la actuación lo iba a
hacer sentir completamente necesitado, necesitado porque alguien lo tocara allí
donde nadie lo había hecho en mucho tiempo, pero se dio cuenta poco después, en
el instante en el que Johnny se subió a la barra y comenzó a hacer piruetas y
obscenidades sobre ella, con sus pantalones de cuero desabrochados, la barra de
metal rozando contra su entrepierna directamente. DongYoung no pudo apartar sus
ojos de él, no pudo controlar su boca completamente abierta y se excitara como
nunca antes lo había hecho en toda su vida sin que alguien lo tocara.
Cuando
la actuación terminó, apenas un par de minutos después de haber comenzado y
Johnny se retiró del escenario hacia el backstage, DongYoung se quedó en su
sitio sin saber qué hacer, dónde estaba o cómo se respiraba.
—¿Dongs?
—lo volvió a llamar Yuta, sacándolo de su ensimismamiento—. ¿Estás bien? —le
preguntó, con una de aquellas sonrisas suyas con las que decía que lo sabía
absolutamente todo.
Durante
un segundo, DongYoung sintió pánico porque Yuta lo había visto babear por el
maromo que había salido al escenario, pero al instante, se le pasó aquel pánico
y simplemente se encogió de hombros. Llevaban siendo amigos tanto tiempo que
había aprendido a lidiar con Yuta y con la forma en la que usaba todo en su
contra para molestarlo, si reaccionaba a aquello o trataba de negarlo, a pesar
de que era completamente evidente, el mayor lo aprovecharía para molestarlo
durante esa noche y muy posiblemente durante el resto de la eternidad; pero si
se mostraba un poco desentendido e incluso revelaba parte de cómo se estaba
sintiendo en realidad en aquellos momentos, dejaría a Yuta sin palabras, por lo
que le respondió con algo que éste no se había esperado en la vida.
—Perfectamente
—le dijo—. Un poco caliente, quizás. Si me disculpas, voy a devolverle su
camisa y ver si puedo tirármelo en su camerino.
Yuta
abrió los ojos como platos y DongYoung se levantó de su asiento, cogiendo la
camisa y echando a andar sin mirar atrás. Sentía cómo su corazón latía
rápidamente dentro de su pecho, totalmente nervioso por loque acababa de hacer,
porque había respondido a Yuta y lo había dejado sin palabras y aquella era una
victoria increíble porque no habían sido muchas las ocasiones en las que lo había
conseguido. DongYoung estaba de tan buen humor por haber conseguido aquella
victoria que ni siquiera se dio cuenta de que sus pasos lo habían dirigido
hasta el backstage del local, ni más ni menos, como si su cuerpo hubiera
querido hacer exactamente lo que le había dicho su boca sin pensar a Yuta. No
se dio cuenta de hecho de que había ido hasta el lugar hasta que no fue
cuestionado por uno de los guardias de seguridad qué era lo que lo traía por
allí.
—Ahhh…
mmm… —DongYoung se volvió a sentir nervioso de nuevo porque no sabia cómo
responder a la pregunta, como si hubiera sido cazado en algo que no debería
estar haciendo, algo que, por otra parte, no debería estar haciendo porque él
no había sido nunca de hacer algo como aquello—. Yo… mmm… venía a… mmm… —en su
nerviosismo comenzó a arrugar la camisa que tenía entre sus manos y, en ese
momento, se le ocurrió usar como excusa lo que le había dicho a Yuta, al menos
la primera parte—. Venía a… devolverle la camisa al… chico que… acaba de bajar…
mmm… Johnny… mmm… cuando la ha lanzado me ha caído a mí y… eso… quería
devolvérsela por si… no sé… supongo que la necesitará… para otras actuaciones…
El
guardia de seguridad, un tío que le sacaba dos cabezas a pesar de que DongYoung
no era tampoco bajito, alzó una ceja, incrédulo, y dio un paso hacia él.
DongYoung dio un paso hacia atrás, un poco asustado por si aquel tipo le iba a
pegar una paliza allí mismo antes de lanzarlo a la calle por haber dicho
semejante tontería; sin embargo, antes de que pasara nada de eso, una voz
procedente del backstage lo detuvo todo.
—Hyung,
puedes dejarlo pasar —dijo la voz—. Es amigo mío.
Inmediatamente
el guardia de seguridad se hizo a un lado e incluso gesticuló con su brazo que
podía pasar. DongYoung sentía su corazón latiendo incluso en su garganta del
susto que acababa de pasar porque estaba completamente seguro de que, si
aquella voz no hubiera hablado, habría acabado llevándose la paliza de su vida.
Con pasos cortos y tentativos, comenzó a avanzar, pasando por el lado del
guardia y adentrándose en el backstage queriendo agradecerle efusivamente a la
persona que le acababa de salvar la vida por ello. Atravesó la cortina negra y
su corazón se detuvo en ese momento. Allí, con una sonrisa amplia y
encantadora, se encontraba Johnny, todavía con los pantalones de cuero
desabrochados y con su trabajado torso al aire, sus músculos llamando la
atención de DongYoung, sus tatuajes haciéndolo justo después. Sin poder
controlarlo, abrió su boca y la cerró varias veces, boqueando como un pez,
queriendo decir algo, pero sin saber siquiera qué era lo que quería decir. La
sonrisa amplia del tío ante él se convirtió en una pequeña risa cantarina que
lo sacó de su ensimismamiento y DongYoung pudo finalmente recomponerse lo
suficiente como para decir algo.
—Mmm…
ahhh… gracias por… la camisa… quiero decir… no… o sea… gracias por decir que me
conocías… para devolverte la camisa… sí… eso…
DongYoung
se trabó al hablar, dijo lo que no debía y sintió que sus mejillas se teñían
del más brillante de los rojos porque se había puesto demasiado nervioso y
acababa de comportarse como un auténtico idiota delante de probablemente el tío
más bueno con el que había tenido la oportunidad de hablar en toda su vida. No
obstante, sus pequeños deslices no parecieron asustar o desagradar al otro,
quien simplemente rio de nuevo, divertido.
—No
es nada —respondió—. No podía dejar que rompieran los huesos de una preciosidad
como tú cuando habías venido a devolverme la camisa que tan certeramente te
había lanzado.
DongYoung
abrió sus ojos como platos al escuchar aquello y después parpadeó varias veces,
sin poder creerse lo que acababa de salir de los labios del otro. No era cierto
que lo acabara de llamar preciosidad, seguro que no se había limpiado bien la
cera de las orejas… y tampoco podía ser verdad que la camisa se la hubiera
lanzado a él, precisamente a él, de toda la gente que había en el local cuando
entre su mismo grupo de amigos, todos los demás eran unas auténticas bellezas —aunque
TaeYong se fuera a casar en una semana con TaeIl eso no quitaba que no fuera
una belleza—.
—Yo…
no… o sea… no… yo…
—No
hace falta que digas nada, guapo —comentó el chico, su voz sensual al decir la
última palabra, mientras avanzaba hacia él, pegándose a su cuerpo, inclinándose
sobre su oído para susurrar—: solo espérame en la salida, en diez minutos
estaré fuera, quiero hacerte cosas que estoy seguro que no te ha hecho nunca
nadie antes.
Después
de decir aquello, Johnny se alejó de él, adentrándose en el oscuro backstage,
sin siquiera coger su camisa de las manos de DongYoung, dejándolo allí, completamente
plantado, sin saber qué hacer, su corazón latiendo de forma ensordecedora en
sus oídos, su piel todavía sintiendo cosquillas por el aliento cálido del otro,
su cerebro repitiendo con aquella voz grave y sensual las palabras de éste.
DongYoung acabó profiriendo un pequeño grito para soltar parte de la adrenalina
que se estaba comenzando a acumular en su cuerpo porque el tío más bueno que
había conocido nunca jamás le acababa de hacer una proposición indecente y lo
que le había dicho a Yuta para que éste no le diera la tabarra ni lo molestara
podría estar a punto de suceder. DongYoung no se lo podía creer, pero estaba
dispuesto a hacerlo, aunque fuera por una vez en su vida, acostarse con alguien
una noche sin tener que rendirle cuentas a nadie, simple y llanamente por el
placer que aquello le reportaría sin responsabilidades afectivas.
~
El
nerviosismo de DongYoung era demasiado visible en el reducido espacio del
ascensor que subía al piso de Johnny. No podía levantar su mirada de sus pies y
le sudaban las manos. Su corazón llevaba latiendo desbocado desde que el otro
le había hecho aquella proposición y su mente le había jugado varias malas
pasadas, primero tratando de hacerlo creer que todo se trataba de una broma y
que realmente Johnny no iba en serio y solo se estaba riendo de él durante el
rato que lo había estado esperando en la puerta y después diciéndole una y otra
vez que él no era suficiente para que alguien como el otro, un tío tan
increíblemente atractivo y con un cuerpo escultural estuviera interesado en él.
No obstante, su cuerpo, a pesar de demostrar su nerviosismo, también opacaba
todos aquellos pensamientos que su mente le mandaba. Estaba ansioso y excitado
y su cuerpo lo único que quería era sentir el cuerpo de Johnny mucho más cerca
del suyo, tan cerca que ambos se acabaran fundiendo en uno solo.
El
viaje en el taxi hasta el bloque del mayor había sido bastante rápido, solo
unos minutos, pero la cercanía del cuerpo de Johnny, sus muslos rozando los
suyos todo el viaje, habían hecho que DongYoung tuviera demasiado calor y, en
aquellos momentos, en el ascensor, en aquel espacio tan reducido, sus cuerpos
estaban en contacto al cien por cien y, a pesar de que la mirada de DongYoung
estaba fija en sus pies, no podía dejar de sentir la penetrante mirada del otro
en él, en su cuerpo. En sus manos seguía la camisa que le había lanzado durante
la presentación y no podía dejar de arrugarla, tratando de que el nerviosismo
se detuviera de aquella forma, sin poder contenerlo del todo. El ascensor se
detuvo en ese momento y su corazón también se detuvo por completo cuando notó
el aliento cálido de Johnny contra su oreja cuando le susurró:
—Ya
hemos llegado.
Todo
en él pareció dejar de funcionar en ese momento, pero Johnny lo tomó suavemente
de la muñeca y lo guio por el pasillo de la comunidad hasta la puerta de su
apartamento, donde se detuvieron un instante para que éste tecleara la
combinación de números que la abrían. En el momento en el que la puerta se
abrió y entraron al piso, quedándose completamente a oscuras, DongYoung se
sintió todavía más excitado y ansioso por lo que estaba a punto de llegar.
Nunca había hecho aquello con un desconocido, nunca se había desnudado delante
de nadie que no quisiera, nunca había dejado que nadie que no conociera de nada
lo tocara, nunca había dejado que nadie lo besara sin que lo quisiera de
verdad, pero no podía evitar querer hacer todo aquello con Johnny a pesar de
que nunca antes lo había hecho y, allí, en la oscuridad, mientras escuchaba su
respiración, muy cerca de su rostro, DongYoung acabó salvando la escasa
distancia que los separaba, poniéndose levemente de puntillas y echándole los
brazos al cuello, para atrapar sus labios con los suyos. El contacto fue
inmediatamente electrificante, todo su cuerpo fue recorrido por una corriente
eléctrica de arriba abajo y se pegó al cuerpo del otro, buscando sujetarse de
aquella manera porque las rodillas se le habían vuelto de mantequilla. Johnny
inmediatamente lo atrapó entre sus brazos, sus grandes manos sujetando su
cintura, abrazándolo con fuerza a su cuerpo, respondiendo el beso con ganas.
No
fue un mero roce de labios, fue intenso, fue húmedo, fue pegajoso, quizás fue
demasiado para un primer beso entre ambos, en cualquier otra ocasión, para
DongYoung, lo habría sido; pero en aquellos instantes lo único que quería era
más y más y abrió su boca, sacó su lengua, lamió los gruesos labios de Johnny y
pidió entrada de aquella forma a su boca, enredando su lengua con la del otro
en el mismo instante en el que ambas se rozaron, saboreando su boca,
compartiendo saliva, queriendo todavía más, pegándose más a su cuerpo, dejando
la camisa caer al suelo, hundiendo sus dedos en su pelo, un poco largo,
acariciando su cabeza, moviendo sus caderas contra las de Johnny. Su corazón
latía ensordecedoramente en sus oídos, su respiración era irregular porque no
podía respirar bien, su boca demasiado interesada en seguir besando al otro, su
nariz prácticamente tapada la mayor parte del tiempo, por la intensidad con la
que pegaba su rostro al de Johnny, pero no le importaba porque era la primera
vez en mucho tiempo que estaba sintiendo cómo sus venas eran recorridas por
algo que debía de ser afrodisíaco en lugar de sangre porque estaba
terriblemente excitado y no podía más.
—Wow…
—murmuró Johnny, separándose de él un instante. Respiraba entrecortadamente,
falto de aire, su respiración chocando contra los labios de DongYoung—. No me
esperaba esto… pero me gusta mucho.
Y
antes de que él pudiera decir algo en respuesta, lo que fuera, la boca de
Johnny volvió a encontrarse con la suya en un beso completamente desenfrenado
en el que sus labios se buscaron el uno al otro y besaron con la boca, con la
lengua y con los dientes, sin control. Las paletas de DongYoung acabaron
hundiéndose en el labio inferior de Johnny sin que él lo hubiera planeado y
éste dejó escapar un leve gruñido salido de lo más hondo de su garganta. El
beso se detuvo un instante, sus respiraciones chocaron y cuando Johnny volvió a
besarlo, sus manos dejaron de estar en su cintura, tanteando por debajo de su
ropa, para agarrarse a su trasero, cogiendo sus glúteos y apretando fuerte,
provocando que esa vez fuera DongYoung quien no pudiera evitar el gemido que se
abrió paso por su garganta. En ese momento, Johnny volvió a detener el beso,
jadeando, sus narices rozándose porque no se habían separado ni un solo
centímetro del otro. En la oscuridad que reinaba en el lugar DongYoung no pudo
verlo, pero sintió la penetrante mirada de Johnny, completamente fija en él y
un escalofrío recorrió todo su cuerpo de arriba abajo sin que pudiera
controlarlo.
—Joder
—jadeó Johnny—. Quiero escucharte toda la noche gemir.
—Wow…
Aquella
vez fue DongYoung quien lo dijo, sintiendo cómo todo su cuerpo se volvía un
amasijo de sensaciones y sentimientos que no sabía definir, pero tampoco tuvo
tiempo de dedicarse a pensar en ello porque las grandes manos de Johnny se aferraron
fuertemente a su trasero y muslos y lo levantaron con una facilidad pasmosa del
suelo. DongYoung se sorprendió porque no se lo había esperado y enredó sus
piernas en la cintura de Johnny para no caerse, aunque estaba seguro que el
otro no lo dejaría caer porque la fuerza de sus brazos era suficiente para sujetarlo
sin ningún problema. Una vez se acostumbró a la sensación, mientras Johnny
caminaba por su apartamento con él encima, probablemente para llevarlo a su
habitación, DongYoung no pudo evitar la risa que ascendió por su garganta,
nervioso y excitado por lo que pasaría esa noche. A Johnny pareció gustarle su
risa porque besó su garganta y sonrió contra su piel, mandando escalofríos por
todo su cuerpo inmediatamente.
Cuando
llegaron a la habitación, Johnny lo dejó sobre la cama con infinito cuidado, no
separándose de él más que lo suficiente para poder hacerlo sin usar una postura
extraña. DongYoung se recolocó sobre el colchón y Johnny siguió su movimiento,
gateando de rodillas sobre la cama y buscando de nuevo sus labios, inclinándose
sobre él. Volvieron a besarse. Sus lenguas volvieron a encontrarse y solo unos
momentos después, la boca de Johnny se separó de la suya y buscó su cuello,
descendiendo por su mentón, besando por encima de su garganta, dejando un beso
tras otro, dirigiéndose hacia su oreja. El cuerpo de DongYoung se tensó por el
placer que aquellos labios le estaban dando, sus besos parecían fuego contra su
piel y esta seguía ardiendo incluso aunque Johnny ya hubiera abandonado el
lugar. DongYoung nunca había sentido algo como aquello nunca antes, con ninguno
de sus novios, ninguno lo había hecho sentir tantísimo con tan poco.
Leves
gemidos no pararon de abandonar sus labios y a Johnny parecieron encantarle
porque cada vez que lo escuchaba jadear, gemir, una sonrisa aparecía en sus
labios y DongYoung la notaba contra su piel y se estremecía. Sus piernas
estaban abiertas y Johnny se había hecho su hueco entre ellas, mientras que él
se volvía cada vez más de mantequilla, entre sus brazos, reclinándose más y más
hasta que al final acabó tumbado, con el otro encima, rozando sus cuerpos
juntos, sus entrepiernas, arrancando gemidos más fuertes de los labios de
DongYoung. Se sentía arder, la ropa que llevaba le daba demasiado calor, su
piel, de hecho, le daba demasiado calor y lo único que deseaba era que su
cuerpo rozara directamente contra la piel de Johnny. Su miembro estaba ya
pulsando entre sus piernas y necesitaba contacto mucho más directo, así que, cuando
en uno de los siguientes roces gimió, no pudo evitar pedir más.
—¿Más?
—le preguntó Johnny, contra la piel de su cuello—. ¿Cuánto más?
—Todo
—jadeó, sin pensarlo siquiera.
—Respuesta
correcta —murmuró el otro.
Johnny
se alejó de su cuerpo en la oscuridad de la habitación, lo suficiente como para
que sus movimientos no quedaran restringidos, su silueta recortada por la
escasa luz que entraba a través de las ventanas, desde la calle, a través de
las oscuras cortinas, quitándose la camiseta. Inmediatamente después se inclinó
de nuevo sobre él y metió las manos bajo su ropa, tirando de la camiseta del
chico hacia arriba. DongYoung levanto su espalda del colchón y alzó los brazos
para ayudarlo a desnudarlo y cuando su torso quedó expuesto y su camiseta
tirada por algún lugar, sintió algo de frío que fue reemplazado por un ardor
casi insoportable en el momento en el que Johnny se tumbó de nuevo sobre su
cuerpo. En cuanto su piel entró en contacto con la del otro un escalofrío lo
recorrió de arriba abajo y no fue de precisamente de frío, sino de placer, sus
pezones endureciéndose con el contacto, su miembro creciendo dentro de sus
calzoncillos, toda la sangre acumulándosele allí.
—Eres
precioso… —jadeó Johnny—. Quiero comerte entero…
—Hazlo…
Y
Johnny se tomó aquello al pie de la letra porque comenzó a comérselo entero
lentamente, besándolo por todas partes, provocando que todo su cuerpo se
sintiera caliente y se relajara totalmente bajo sus labios. Le lamió y
mordisqueó los pezones y DongYoung gimió sin parar por ello, porque sus pezones
eran una de las partes más sensibles de su cuerpo, provocando que lo único que
DongYoung pudiera hacer fuera agarrarse con fuerza a él, hundiendo sus dedos en
su fuerte y musculosa espalda, dejándose llevar por todas las sensaciones. Era la
primera vez que se dejaba llevar de aquella forma, su cuerpo tan perdido en lo
que sentía, incapaz de hacer nada más. DongYoung generalmente no dejaba sus
manos quietas nunca, no podía dejarlas quietas, siempre le gustaba tocar, tocar
y tocar, pero en esos momentos no podía hacer otra cosa más que sentir
porque los labios de Johnny eran como un pecado contra su piel.
—Más…
—no pudo evitar volver a gemir, cuando la lengua de Johnny entró en su ombligo
y lo lamió entero.
—Todo
lo que me pidas, baby —respondió el otro.
DongYoung
no tuvo que decir que quería más en el resto de la noche porque Johnny comenzó
a acelerar el ritmo, probablemente tan excitado como él y con ganas de
muchísimo más. Sus dedos largos desabrocharon sus pantalones y los bajaron poco
a poco por sus piernas, DongYoung levantando sus caderas para que los pudiera
sacar, acelerado, queriendo que su miembro fuera atendido porque dolía y quemaba.
Le gustó cómo la mano de Johnny acunó su miembro durante unos momentos, a
través de la tela de sus calzoncillos todavía, sintiéndolo y de esa forma provocando
que una intensa corriente eléctrica recorriera el cuerpo de DongYoung. Solo unos
instantes después, sus calzoncillos también eran retirados y su miembro,
prácticamente erecto, chocó contra su abdomen al ser liberado de la presión que
ejercían sobre él sus calzoncillos. En cuanto la prenda acabó siendo dejada en
cualquier lugar de la habitación, la mano de Johnny volvió a su miembro de
nuevo, envolviéndolo por completo. DongYoung jadeó sin poder evitarlo y no dejó
de hacerlo mientras el otro lo tocaba, sintiendo su miembro cada vez más y más
sensible.
—¿Te
gusta si hago esto? —cuestionó Johnny, tocando su puna que había comenzado a
humedecerse por el pre semen con su pulgar. DongYoung gimió por ello y su
gemido fue suficiente contestación para Johnny, que lo volvió a repetir un par
de veces más, dejándolo temblando sobre el colchón—. Dios… me vuelves loco —comentó—.
Quiero entrar en ti porque no me aguanto más las ganas.
—Sí…
hazlo… sí… —jadeó DongYoung, sin poder contener su voz ni su excitación.
Johnny
se inclinó de nuevo sobre él en ese instante y le metió la lengua hasta la
campanilla, besándolo con intensidad y con fervor hasta que lo dejó sin aire y
solo entonces separó sus bocas. Paró de tocar su miembro y volvió a alejarse de
su cuerpo para levantarse de la cama unos momentos. DongYoung aprovechó esos
momentos para tratar de volver a respirar con normalidad porque aquel último
beso lo había dejado sin aire dentro de sus pulmones. Su corazón latía dentro
de su pecho con fuerza y se sentía expuesto y excitado y con ganas de muchísimo
más, pero consiguió serenarse lo suficiente como para pensar un poco y darse cuenta
de que realmente él no había hecho nada para que el otro se sintiera bien
también, así que, cuando Johnny volvió de nuevo con él a la cama, con los
pantalones ya quitados, completamente desnudo, prácticamente se lanzó sobre él
para hacerlo, arrancándole un par de gemidos al otro y una pequeña carcajada.
DongYoung obvió la carcajada y simplemente se dedicó a besar el cuello de
Johnny, buscando los puntos en los que éste era más sensible, sin dejar de
mover sus caderas sobre su muslo, sentado sobre él, demasiado excitado como
para dejar de hacerlo, una mano en su pelo, hundiendo sus dedos en él, la otra
tocando su miembro, casi erecto a pesar de que era la primera vez que lo estaba
tocando.
—Wow…
—murmuró Johnny—. Wow… tus dedos son… wow…
—Y
mi boca es increíble —respondió, separándose de su cuello lo suficiente como
para hablar—. Puedo dejarte seco en un instante.
DongYoung
no solía decir ni hacer cosas como aquella, pero en ese instante le pareció lo
correcto y, por la reacción del otro, supo que lo que había dicho le había
gustado.
—Tu
lengua es una perdición —jadeó—. Me gustaría probarlo, pero ahora mismo necesito
otra cosa, ahora mismo necesito estar dentro de ti —Johnny lo separó de su
cuerpo tomándolo por los hombros suavemente—. Para la próxima.
—Vale,
vale.
DongYoung
acabó claudicando y levantándose del cuerpo de Johnny porque él también
necesitaba algo más y si aquello era lo que éste quería, lo harían así. La simple
mención a tener otra oportunidad de poder hacer más cosas juntos hizo que
acabara un poco más excitado. DongYoung quiso volver a la posición a la que
había estado antes, tumbado sobre la cama y con las piernas abiertas para él,
pero antes de poder hacerlo, Johnny lo tomó de la cintura y simplemente le alzó
las caderas, pegando sus torsos. Sus rostros quedaron a escasos centímetros el
uno del otro y DongYoung lo miró interrogante, pero Johnny simplemente le
dedicó una sonrisa y le dio un beso corto en los labios antes de coger el tubo
de lubricante que había dejado caer sobre la cama cuando DongYoung se había
tirado sobre él para embadurnarse su dedo índice y corazón, una vez hecho eso, llevó
sus dedos hasta su trasero y comenzó a tantear su ano antes de introducir el
primer dedo, dejándolo sin respiración. Nunca lo habían preparado de aquella
forma y cuando su largo dedo entró en él se sintió momentáneamente lleno, la
presión contra las paredes de su recto siendo increíble y la forma en la que
había encontrado su próstata en un instante casi lo hizo delirar. DongYoung
gimió y movió sus caderas contra aquel dedo y Johnny introdujo el siguiente,
provocando que las sensaciones en su cuerpo se multiplicaran.
—Joder
—jadeó—. ¿Cómo has podido encontrar mi próstata tan rápido?
Johnny
rio levemente antes de contestarle.
—Soy
médico residente prácticamente durante todas las horas que tiene el día y
estríper en el Highway to Heaven en los pocos ratos que tengo libres
porque tengo muchas deudas de estudios que pagar.
DongYoung
se sorprendió al escucharlo porque aquella respuesta era una que no se había
esperado para nada, pero eso explicaba por qué sus dedos estaban haciendo
maravillas en su trasero, dejándolo sin respiración y provocando que aún más
corrientes eléctricas recorrieran todo su cuerpo. Se agarró al cuello de Johnny,
abrazándose a él, moviendo levemente sus caderas al mismo ritmo que el otro
movía sus dedos, sintiéndose cada vez más y más excitado, más y más necesitado.
Sus gemidos se dejaron escuchar más fuerte y más a menudo mientras Johnny seguía
penetrándolo con sus dedos y aquello pareció calentar al otro mucho más, porque
no tardó demasiado en sacar sus dedos de su trasero, dejándolo con ganas de
más. DongYoung no dijo nada, no obstante, porque sabía perfectamente que si
Johnny había dejado de prepararlo era porque no podía aguantarse más las ganas
de internarse en él. Éste no tardó en alcanzar un condón, ponérselo con rapidez
y echar sobre su miembro erecto, que apuntaba al techo de la habitación, un
poco más de lubricante, extendiéndolo por el condón. Apenas había terminado de
hacer aquello cuando DongYoung se recolocó sobre él, esta vez con sus rodillas
a cada lado de sus caderas. Johnny tomó su propio miembro y lo guio hasta su
entrada, empezando a internarse en él lentamente, agarrándolo por la cintura
justo después para ayudarlo con el movimiento. DongYoung trató de relajar su
cuerpo porque la presión que el miembro de Johnny ejercía contra las paredes de
su recto era intensa, incluso algo molesta, pero placentera en el fondo. Llevaba
demasiado tiempo sin sentir un miembro en su interior y tenía que acostumbrarse
de nuevo a la sensación, por lo que, respiró profundo antes de seguir
descendiendo poco a poco hasta que acabó sentado sobre los muslos de Johnny. Dejó
escapar un jadeo en ese momento, a la vez que el otro tensaba el agarre en su
cintura, hundiendo sus dedos en su carne. La sensación de estar completamente
lleno era increíble.
—¿Estás
bien? —le preguntó Johnny.
DongYoung
abrió la boca para hablar y contestarle, pero cuando lo trató, un jadeo fue lo
único que pudo escapar de sus labios. Escuchó la risa cantarina de Johnny y no
pudo evitar hacer un puchero, aunque el otro no pudiera verlo bien porque la
oscuridad era reinante en el lugar y solo se podían apreciar sus siluetas. Al
final acabó asintiendo y llevando sus manos a los hombros del otro para poder
agarrarse bien a su cuerpo, comenzando a moverse levemente, alzando con mucho
cuidado su trasero, tan solo unos pocos centímetros, volviendo a sentarse de
nuevo sobre los muslos de éste, lentamente, levemente, con un poco de ritmo,
tratando de encontrar la forma exacta y el mejor ritmo para hacerlo y darles
placer a ambos. No obstante, después de moverse varias veces, aumentando o
disminuyendo el ritmo, sus muslos comenzaron a dolerle y su respiración se hizo
muy irregular. Había perdido práctica y forma física, así que, acabó dejándose
caer contra el trabajado cuerpo de Johnny, sin aire.
—Sigue
tú, por favor, no puedo más —le pidió.
Johnny
volvió a reír, pero en un instante ya lo había sujetado y cambiado de postura,
sin siquiera salir de su interior, tumbándolo sobre su espalda en el colchón y adentrándose
incluso más profundo en él. DongYoung no pudo evitar el gemido que se escapó de
sus labios porque su miembro había dado certeramente contra su próstata y lo
había hecho ver las estrellas. Enredó sus piernas en la cintura de Johnny y
éste comenzó a moverse dentro y fuera de él, tratando de coger el tempo que
mejor los hacía sentir a ambos y dando una y otra vez contra su próstata. Sus
gemidos y jadeos se mezclaron en la oscuridad de la habitación cuando buscaron
la boca contraria para besarse de nuevo a pesar de la descoordinación, a pesar
de que el ritmo en el choque de sus caderas era diferente al de sus intentos de
besos porque Johnny comenzó a acelerar, probablemente sintiéndose a punto de
llegar al orgasmo. DongYoung también estaba a punto hacerlo, su miembro rozándose
entre sus estómagos, a punto de estallar, demasiado sensible, demasiado estimulado…
y no tardó en correrse, sintiendo el orgasmo en todo su ser, todo su sistema
nervioso recorrido por una intensa corriente eléctrica que tensó todos sus
músculos durante un instante antes de hacer que se volviera de mantequilla. Su mente
voló muy lejos de allí y en sus ojos aparecieron estrellas mientras no paraba
de sentir cómo Johnny seguía moviéndose en su interior, prolongando su orgasmo
hasta que finalmente se detuvo y llegó al clímax con un gemido grave y
profundo. Unos momentos más tarde, comenzaba a deshincharse en su interior y
Johnny sacó su miembro de él y se tumbó a su lado en la cama, jadeando, sus
respiraciones irregulares lo único que podía escucharse en la oscura
habitación.
—Ha
sido increíble… —no pudo evitar murmurar DongYoung cuando se sintió un poco más
consciente, aunque los últimos coletazos del orgasmo seguían recorriendo su
cuerpo—. Ha sido realmente… increíble.
Escuchó
la risa de Johnny a su lado y el cuerpo del otro se movió sobre el colchón para
pegarse más al suyo, encajándose en su costado, como si aquel fuera el lugar en
el que debía de estar, echándole un brazo por encima de la cintura y
atrayéndolo hacia su cuerpo con suavidad. DongYoung se dejó hacer y se dejó
llevar y acabó pegándose a su cuerpo, a su pecho, sintiendo cómo su corazón
latía aceleradamente por el esfuerzo bajo las yemas de sus dedos contra su
pecho. Nunca había hecho nada parecido a lo que acababa de hacer, nunca se había
acostado con un desconocido por el placer de hacerlo, pero en esos momentos, se
alegraba de haber hecho aquella locura simplemente porque había tenido un
calentón porque se sentía increíblemente entre los brazos de Johnny y quería
hacer aquello muchísimas veces con él.
—Tú
eres increíble —le respondió Johnny, provocando que se volviera a poner rojo—.
¿Cuál es tu nombre, por cierto? —le preguntó.
DongYoung no
pudo evitar esbozar una sonrisa porque no le había dicho su nombre en toda la
noche, ni siquiera se habían presentado, pero no les había parecido importante
hasta en aquel momento.
—DongYoung
—respondió.
—DongYoung
—murmuró Johnny, como si estuviera paladeando su nombre en su boca—. Me gusta —dijo
al final, dejando un beso corto sobre sus labios.
DongYoung
no pudo evitar la sonrisa amplia que se instaló en su rostro en ese momento, genuinamente
feliz por estar allí, genuinamente feliz por haber tomado aquella decisión, su
cerebro incluso cooperando por una vez, su mente diciéndole que no quería dejar
de estar de aquella forma con Johnny y DongYoung deseó terriblemente poder
seguir haciéndolo.
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