sábado, 3 de octubre de 2015

[DAY 2] 30 Days REDEXO Challenge: Once Upon a Time {XiuRene}

            Día 2: Un ship de XiuMin


Once Upon a Time

            Érase una vez… un príncipe que se había embarcado en un largo y peligroso viaje después de oír los rumores que circulaban por los caminos del reino de su padre. Al apuesto joven no le había importado dejar su tierra atrás por ir en la búsqueda de aquel misterioso castillo encantado en el que dormía hechizada una hermosa princesa que solo despertaría con un beso de amor, porque antes incluso de verla, el príncipe MinSeok sabía que estaba hecha para él y que la amaría locamente.


            Por eso, MinSeok había montado en su blanco corcel y había cabalgado días y noches enteros, saliendo de los dominios de su padre y recabando toda la información que necesitaba para encontrar aquel lugar de cuento de hadas, hasta que muchos meses más tarde, llegó a su destino.

            Tuvo que dejar su caballo atado a uno de los árboles del bosque para poder avanzar a través de los árboles que se apiñaban los unos contra otros; después, tuvo que atravesar una enredadera de espinos en la que su ropa y su carne fueron rasgados porque su espada no era suficiente para acabar con todas aquellas espinas y, por último, tuvo que trepar las altas murallas por las que estaba protegido el castillo, ayudado por las plantas que habían crecido en ellas, producto del abandono del lugar.

            El príncipe MinSeok deambuló por el enorme castillo, buscando el lugar en el que descansaba la hermosa princesa y cuando la halló, sintió que la palabra hermosa no le hacía justicia a su belleza etérea. Casi sin ser consciente de ello, sus piernas se movieron hacia la cama en la que dormía su princesa y se inclinó sobre ella para depositar un suave beso en sus pequeños labios rosas. Después, se fue retirando poco a poco para poder apreciar sus finos rasgos y para esperar a que su beso rompiera el hechizo. Solo tuvieron que pasar unos segundos para que los párpados de la bella princesa comenzaran a abrirse con lentitud y sus pestañas aletearan como las alas de las mariposas, mirando a su alrededor, bastante confundida.

            —¿Quién sois vos? —cuestionó al verlo.
            —Soy el príncipe MinSeok, aquel que os ha liberado de vuestro sueño eterno —respondió. La princesa tardó aún unos segundos en terminar de procesar lo que le estaba diciendo, pero cuando lo hizo, esbozó una sonrisa preciosa.
            —Mi nombre es Irene, soy la princesa de este reino, y os estoy enormemente agradecida, tanto, que haría lo que fuera por vos.
            —¿Os casaríais conmigo, princesa Irene? —le propuso y ella asintió.
            —Sería un gran honor para mí casarme con vos.

            Y el príncipe y la princesa se casaron… y fueron felices para siempre.


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