Game Over
Game
Over.
Esas dos simples palabras en inglés
que todo el mundo sabía lo que significaban, independientemente de que supiera
inglés o no, aparecieron en la parte de la pantalla que le correspondía a
JongIn y este estuvo por lanzar el mando de la consola, la consola y a LuHan
por la ventana. Simplemente no podía ser posible que le hubiera ganado las
últimas veinte veces.
El chico pataleó y puso mala cara.
¿Acaso era tan malo? No. Eso no podía ser, él siempre le ganaba a todos los
demás. Era completamente imposible ser tan negado para aquel juego. ¿Era porque
LuHan era mucho mejor jugando que él? Posiblemente. Pero jamás lo admitiría,
estuviera el mayor delante o no.
―¿Otra? ―propuso LuHan con una
sonrisa de satisfacción enorme que JongIn quiso estampar contra la pared, pero
se contuvo.
―Por supuesto. Y esta no voy a
perderla ―contestó con rabia. El otro amplió su sonrisa y le dio a Start.
De nuevo comenzó la batalla a vida o
muerte de JongIn por recuperar su perdido orgullo y tras varios minutos
enfrascado en ello, volvieron a aparecer esas dichosas letras, de nuevo en la
parte de pantalla que le correspondía.
El chico dejó el mando sobre el
suelo y se mordió el labio inferior con fuerza, a la vez que miraba con odio a
LuHan. Lo odiaba mucho. ¿No podía dejarse ganar ni una maldita vez?
JongIn respiró hondo e intentó
controlar sus intentos asesinos. No sería una buena imagen para el grupo que
matara a uno de sus compañeros, además, en el juicio no podría justificar que
lo mató solo porque no lo dejaba ganar.
Sacudió su cabeza y miró a LuHan.
Este sonreía de una forma completamente encantadora y JongIn reconoció
internamente que en realidad le gustaba que le ganara porque cuando acababan
siempre podía observar aquella hermosa sonrisa. Solo por verla sería capaz de
aguantar todos los Game Over que
fueran necesarios.