martes, 6 de febrero de 2024

[One Shot] Scent of You {NichoJoo}

Título: Scent of You

Autora: Riz Aino

Pareja: NichoJoo (Nicholas + EJ) [&TEAM]

Clasificación: NC17

Géneros: AU, werewolf, fantasy, college, romance, drama, smut, pwp

Número de palabras: 4.110 palabras

Resumen: cuando Yixiang se percata por primera vez de la esencia primigenia de Euijoo, su cuerpo reacciona a aquello de forma indecorosa... y enamorarse de su mejor amigo es algo que Yixiang no se puede permitir.

Advertencias: un poco de sangre, violencia y relaciones sexuales explícitas con mordisquitos incluidos.

Notas: historia escrita para cumplimentar las casillas del Seasons of Bingo 6 “canine / doglikes creatures”, “first time”,  “hickeys / marking” y “fantasy”.

Comentario de autora: me he enganchado como una perra (nunca mejor dicho) a este grupo de furros gays y al final no he podido resistirme a escribir cositas de ellos. Espero que os guste.

 



Yixiang observó la luna desde su ventana y suspiró, cansado y desganado. En tan solo unos días la luna estaría completamente llena y todo su cuerpo se transformaría por completo en un proceso que todavía le resultaba doloroso, a pesar de que habían pasado ya muchos años desde su primera transformación, cuando no era más que un crío. Todavía podía recordar el dolor de todos sus huesos rompiéndose y uniéndose de nuevo de diferente forma, sus músculos estirándose y encogiéndose para adaptarse a su nuevo cuerpo y cuando lo hacía, se le ponía el vello de punta. A lo largo de los años, Yixiang había aceptado aquel dolor y se había acostumbrado a ello lo máximo que había podido, pero su cuerpo no estaba todavía del todo hecho a ello, algo a lo que al final se acabaría acostumbrando y, cuando alcanzase del todo su madurez, dejaría de dolerle o eso era lo que siempre le habían dicho los mayores en el clan. No obstante, a pesar de que el dolor de la transformación era algo que Yixiang detestaba, lo que lo hacía reticente a transformarse en la próxima luna llena era cómo después de aquello, en los siguientes días, su olfato era todavía más afilado que de costumbre y el resto de sus sentidos se agudizaban. Por lo general, cuando aquello sucedía, Yixiang siempre había evitado las multitudes porque los olores se mezclaban y se confundían, pero la agudeza de sus sentidos por un par de días eran en general una bendición... una bendición que para él se había convertido en una especie de maldición porque en la luna llena anterior había descubierto algo de lo que prefería no tener ningún conocimiento.

 

Yixiang había olido por primera vez la esencia primigenia de Euijoo y su cuerpo había reaccionado de una forma completamente indecorosa para con su mejor amigo desde hacía casi una década. Había pasado casi un mes de aquello, pero todavía no se lo podía creer, no se lo quería creer, porque ser capaz de oler la esencia primigenia de otro lobo era algo que no se daba con frecuencia y porque la forma en la que todo su ser había reaccionado ante ello había hecho a Yixiang plantearse demasiadas cosas. La esencia primigenia de un lobo era un olor característico en el que se basaba el resto del aroma que desprendía un lobo, algo propio y personal de lo que solo eran conscientes cada uno de ellos y no el resto de la comunidad. La de Yixiang olía como galletas de chocolate recién horneadas, pero lo que el resto de lobos podían notar era solo el chocolate, porque la esencia primigenia era algo importante, algo que no debía ser notado por nadie que no se fuera a convertir en su pareja de por vida... pero Yixiang había podido notar el olor a madera húmeda bajo el aroma característico a nueces de Euijoo.

 

Desde aquel día, Yixiang había evitado de forma irremediable al otro, porque no podía mirarlo a la cara después de lo que había pasado, después de lo que había hecho. No estaba seguro de cómo debía enfrentar a su mejor amigo o si siquiera debía de hacerlo porque no era un tema agradable que pudieran tratar en una tarde tranquila tomando un café y el tiempo para poder pensar en lo que podía hacer se le escapaba entre los dedos, la luna llena cada vez más cerca. Yixiang volvió a suspirar profundamente y desvió su vista de la ventana y de la luna para volver a centrarse en el trabajo que tenía que entregar en clase al día siguiente, sabiendo que no estaba preparado para ver a Euijoo en la siguiente luna.

 

 🐺

 

Cuando cambia el viento, este trae con él el desagradable olor de vampiros dijo Yudai, dejando de comer del bol de ramen que tenía ante a él, soltando los palillos sobre la mesa. No me gusta nada que haya vampiros en los límites de la ciudad.

 

Yixiang había llamado a Yudai aquella noche para que cenasen juntos y poder hablar sobre el tema que ocupaba toda su mente en las últimas semanas, teniendo en cuenta que él era mayor y que su olfato era el mejor de todos los lobos que conocía, pero en el momento en el que éste dijo aquello, Yixiang dejó de comer también y cerró sus ojos, tratando de aislar el resto de olores que tenía a su alrededor para encontrar uno similar a la peste que había olido cuando en otras ocasiones su camino se había cruzado con el de algún vampiro. En su nariz solo pudo apreciar el olor característico de su ramen de queso y un poco más allá el picante de Yudai, además del aroma a membrillo del chico ante él, también identificó el olor a asfalto mojado, aceite de coche, la colonia cítrica de alguna chica que paseaba cerca o el desagradable hedor que desprendían las alcantarillas, pero por más que lo intentó y que aisló todos los olores que se encontraba en su exploración, su olfato no daba para más. Al final Yixiang negó con su cabeza y abrió sus ojos de nuevo para ver cómo Yudai seguía perdido en su propia explotación olfativa, que estaba muchísimo más desarrollada que la suya y, además, abarcaba mucha más extensión.

 

No soy capaz de ubicarlo le dijo, provocando que el mayor saliese de su ensimismamiento y volviera a centrarse en él.

Está demasiado lejos como para que puedas notarlo y es además muy leve comentó Yudai, pero está mucho más cerca de lo que debería estar ningún vampiro. Debemos estar alerta por si deciden entrar en la ciudad.

 

Yixiang asintió y Yudai cogió sus palillos para seguir cenando. Yixiang lo imitó y se metió una ingente cantidad de fideos en la boca, perdido en sus pensamientos ahora que sabía que había vampiros rondando cerca. Hacía varias décadas que había habido una gigantesca guerra entre vampiros y hombres lobo que se había llevado por delante una gran cantidad de vidas por ambos bandos y también de los humanos que se habían visto envueltos en ella y solo había acabado la matanza cuando las tres razas se habían puesto de acuerdo de una forma casi inaudita en que todos podrían convivir si usaban los medios del mundo moderno para que sus instintos primitivos no los dominasen y todo lo que hicieran fuera pelearse y matar. Los hombres lobo habían firmado el tratado con la condición de que en las ciudades en las que hubiese clanes de hombres lobo no pudieran asentarse los vampiros y los vampiros lo habían hecho con la condición de que se les proporcionase acceso a sangre fresca para que no tuviesen que matar. Los primeros años habían sido difíciles, o eso era lo que le había contado su abuelo a Yixiang, porque para cuando éste había nacido, todo se encontraba ya asentado y los vampiros y los hombres lobo no se pasaban el día peleando para matarse los unos a los otros. No obstante, lo que Yixiang sí vivía desde que se había mudado a una ciudad más grande, eran las intentonas de grupos jóvenes de vampiros de adentrarse en territorio de los lobos, ya fuera por diversión, por demostrar quién era mejor, por estupidez o por querer venganza... y, como a Yudai, a Yixiang no le gustaba nada que rondasen cerca de aquella ciudad. Estaría atento, tal y como le había pedido el mayor y también hablaría con alguno de los lobos que conocía para ponerlos sobre aviso sobre aquello, cuantos más estuvieran informados de la situación, mejor podrían responder a ella.

 

Yixiang siguió comiendo, sin decir ni una sola palabra sobre lo que le ocupaba la mente porque, en comparación con lo que se les podía venir encima con los vampiros rondando la ciudad, su problema le pareció algo insignificante. Intentaría dar con una solución lo suficientemente satisfactoria sin involucrar a nadie más en ello.

 

🐺

 

Fuma, sin embargo, no respetó los deseos de Yixiang de que nadie se involucrase en su problema con Euijoo porque un par de días antes de la luna llena apareció en su piso, dando golpes tan fuertes en la puerta, que el chico tuvo miedo de que la tirase abajo y fue corriendo a abrirle antes de que eso sucediera porque estaba viviendo de alquiler y no sabía cómo le iba a poder explicar a su casero que su amigo lobo había tirado la puerta a puñetazos, sobre todo, porque no sabía cómo iba a pagarla... las puertas eran muy caras.

 

¿Por qué llevas un mes evitando a Euijoo? fue lo que le preguntó éste en el momento en el que le abrió.

Hola, Yixiang, cuánto tiempo sin verte, ¿cómo estás? replicó el chico con el salido que el otro le debería haber hecho y continuó con lo que él le habría respondido. Bien, estoy bien, atareado con la facultad, ¿cómo te va a ti?

Ja, ja rio Fuma irónicamente, entrando a su piso. Muy gracioso. Ya me he reído el mayor se quitó los zapatos en la entrada y después fijó sus ojos de nuevo en Yixiang. Ahora desembucha qué cojones te pasa y por qué no respondes los mensajes de tu mejor amigo y te niegas a verlo.

 

Los ojos de Fuma se fijaron en los suyos y Yixiang pudo ver en ellos perfectamente la decisión que había tomado y la que lo había hecho entrar a su casa de aquella manera pasaba por conocer absolutamente todos los motivos por los que el chico había decidido alejarse de Euijoo y no iba a irse de allí sin una respuesta satisfactoria. Yixiang suspiró profundamente y luego asintió, indicándole de aquella forma que se rendía y que le contaría lo que había ido a saber. Fuma esbozó entonces una de sus amables sonrisas y después pasó al salón, sentándose en el sofá y palmeando el asiento a su lado para que Yixiang se sentase allí y hablase. El chico cerró la puerta de su casa y caminó resignado hasta el sofá, sin saber qué era lo que le iba a decir al mayor y cómo iba a enfocar su problema. No obstante, en el momento en el que se sentó en el sofá y Fuma le colocó una mano en el hombro, de forma consoladora, pidiéndole que se lo contara todo... Yixiang lo hizo, sin dejarse atrás ni una de las cosas que había pasado y lo que él sentía.

 

Jamás me habría esperado que esto fuera lo que te mantenía lejos de Euijoo murmuró en el momento en el que Yixiang terminó de hablar. Sé que es complicado, pero deberías hablarlo con Euijoo porque esto es algo que le concierne a él al igual que a ti.

No... no sé... cómo enfrentarme a él... replicó Yixiang. Se sentía cansado, física y mentalmente, después de todo aquel mes dándole vueltas a lo que había pasado y evitando exponencialmente a la práctica totalidad de sus amigos, pero sobre todo a Euijoo, porque no quería que éste lo odiase después de conocer lo que había pasado y así se lo expresó a Fuma. No quiero que me odie.

Es Euijoo, Yixiang le dijo el mayor, como si eso lo explicase todo, pero el chico frunció el ceño, confuso. Es tu mejor amigo, la persona en la que sabe que puedes confiar plenamente y la persona con la que es posible que estés destinado a pasar el resto de tu vida si lo que olfateaste de verdad fue su esencia primigenia.

 

Yixiang se llevó las manos a la cabeza y tiró de su pelo con algo de fuerza, frustrado. Sabía que Fuma tenía razón, lo sabía perfectamente, pero no estaba preparado para aquello. No estaba preparado para lo que podía significar aquello y, sobre todo, no estaba preparado para hablar con Euijoo de ello. Debía hacerlo, pero no podía.

 

No voy a obligarte a hablar con él, pero quiero que sepas que cuanto más tiempo pase más difícil será para ambos le dijo Fuma y fue lo último que éste le dijo antes de levantarse e irse del lugar.

 

🐺

 

La llamada de la luna siempre era demasiado para Yixiang. A pesar de todos los años que habían pasado desde su transformación, a pesar de que una vez al mes su cuerpo humano dejaba de existir para dar paso a su otro yo, aquel que era más fuerte, más valiente y cuyo olfato se desarrollaba al límite: el lobo. A Yixiang le gustaba su lobo, pero a la vez también lo odiaba. Era un sentimiento tan confuso y contradictorio que no estaba seguro de si en algún momento sería capaz de expresarlo correctamente y, de la misma forma que amaba y odiaba aquella parte de él, se sentía con la luna que lo forzaba a transformarse bajo su luz. Tenía la capacidad para sentirse de esa forma tanto en su forma humana como en su forma lobo, podía pensar con la misma claridad, sentir con la misma intensidad o quizás más. Era una de las cosas que sí le gustaba de la transformación, sentirse un poco más libre en su otro cuerpo.

 

Mientras corría por la ciudad, patrullando entre callejones y callejuelas mal iluminadas, colándose en espacios abandonados y notando el frío de la noche en su pelaje, Yixiang le dedicó tiempo a pensar, pensar en lo que le había contado a Fuma y en lo que éste le había dicho... pensar en Euijoo y todo lo que sentía por él. Su parte lobo se sentía extasiada solo con recordar el olor del chico y su corazón bombeaba con una rapidez asombrosa y no solo por el miedo a hablar con él de lo que había sucedido, lo que había olido, sino porque, en el fondo, Yixiang siempre lo había sabido aunque no lo hubiera tomado como la opción verdadera, sentía algo que iba más allá de la amistad por Euijoo y ya era hora de que lo hablase todo con él. Por fin había tomado su decisión: cuando la luna llena desapareciese y ambos se hubiesen recuperado de su transformación, iría a hablar con él.

 

🐺

 

Mandarle a Euijoo un mensaje para pedirle que quedaran un par de días después de que pasara la luna llena no fue tan aterrador como Yixiang había pensado que sería. Sus dedos escribieron y borraron el mensaje varias veces, pero al final encontró las palabras correctas y antes de echarse atrás, lo envío. La respuesta de Euijoo no se hizo esperar, accediendo a lo que le había pedido y proponiendo que quedasen esa misma tarde, después de que acabasen sus clases en la facultad. Yixiang tenía que ir un par de horas por la mañana a su propia facultad, por lo que, tras eso, era libre para ir sin problema hasta el campus de Euijoo y así se lo hizo saber. La hora y el lugar quedó acordado rápidamente y el último mensaje que Yixiang recibió por parte del otro fue un “te he echado de menos” al que no supo responder sin soltar en el mensaje todo lo que se había estado guardando para él, así que, simplemente bloqueó su móvil y trató de hacer su vida lo más normal posible, sin pensar en lo que ocurriría aquella tarde.

 

No obstante, Yixiang no pudo dejar de pensar en su quedada con Euijoo y, al final, en el momento en el que su última clase acabó, salió corriendo hacia el campus del chico, sabiendo que sus piernas serían más rápidas que cualquier transporte público a esas horas. A Yixiang apenas le quedaban un par de kilómetros para llegar hasta el campus cuando su nariz captó un olor que hizo que toda la piel de su cuerpo se erizase del disgusto. Su olfato, que se desarrollaba mucho más durante algunos días después de su transformación en lobo, lo avisaba de que no muy lejos de allí, había un par de vampiros, desprendiendo una peste desagradable. No estaban lejos de allí, lo que significaba que no solo habían estado rondando los límites de la ciudad como había notado Yudai, sino que también se habían adentrado lo suficiente en las afueras de ésta, donde se encontraba el campus más grande y donde podía haber un montón de víctimas a su merced si se salían de control. Por ese motivo, a pesar de que había quedado con Euijoo, Yixiang decidió seguir primero el olor de los vampiros para poder echarlos del lugar antes de que ocasionaran algún tumulto.

 

Corriendo hacia el lugar del que provenía aquel desagradable olor, el chico se dio cuenta de que, enmascarado entre este, se le había pasado uno más que habría reconocido en cualquier momento de su vida: nueces. Su corazón se detuvo durante un instante, su garganta se bloqueó y dejó de respirar, sus piernas dejaron de responderle y su cuerpo se quedó paralizado por completo. Solo fue un segundo, un segundo en el que la mente del chico fue a toda velocidad, un segundo en el que Yixiang sintió un pánico inmenso por si a Euijoo le sucedía algo malo al enfrentarse con aquellos vampiros. Y, al siguiente segundo, Yixiang corría a la máxima velocidad que le daban sus piernas, siguiendo con su olfato el olor a nueces de Euijoo.

 

Unos minutos más tarde, llegó a un pequeño descampado no muy lejos del campus universitario, un descampado en el que la gente solía jugar al fútbol, donde había unas porterías desvencijadas y mohosas y allí, en ese lugar, se encontraba Euijoo junto a dos vampiros, luchando contra ellos con sus garras y sus dientes. Yixiang corrió hasta él, sintiendo cómo la furia se apoderaba de él por completo, sacando sus garras y dejando que su lobo fuera el que tomase el control de todo su cuerpo a la vez que un gruñido gutural, bestial, salía de su garganta, haciendo que las tres personas que se encontraban en el descampado se detuviesen de golpe y se girasen hacia él. Los ojos de Euijoo se vidriaron y una sonrisa enorme apareció en su redondo rostro al verlo, pero los vampiros no parecieron tan encantados de verlo allí y, después de intercambiar una mirada, salieron corriendo hacia el otro lado, subiendo rápidamente por la ladera de una colina y perdiéndose en el bosque que formaba parte de un enorme parque a las afueras. Durante un instante, su parte lobo quiso presionarlo para que los siguiera, para que les diera caza y les recordara por qué nunca debían de adentrarse en aquella ciudad de nuevo, pero entonces vio a Euijoo, vio cómo en su rostro y en sus brazos había varios arañazos y lo único que pudo hacer fue guardar sus garras y correr hasta él, apretándolo con fuerza contra sí, en un abrazo tan necesitado como desesperado en el que inspiró fuertemente su aroma a nueces y bajo este encontrando su esencia primigenia a madera húmeda.

 

¿Estás bien? le preguntó, su voz tomada por el miedo.

Sí... sí... estoy bien susurró Euijoo. Gracias por venir... no sé qué habría hecho... sin ti.

 

Yixiang lo separó de su cuerpo para observarlo concienzudamente. En su rostro había un par de arañazos que no parecían profundos ni infectados y, en una primera inspección, no parecía tener tampoco ninguna mordedura, por lo que Yixiang hizo lo único que podía hacer en ese momento: acercarse al rostro de Euijoo y comenzar a lamer lentamente la mejilla del chico, allí donde tenía una de sus heridas, tratando de favorecer de aquella forma una rápida cicatrización. Euijoo tembló entre sus brazos por ello y se aferró con fuerza a la camiseta de Yixiang durante unos momentos antes de intentar empujarlo, pero Yixiang no dejó que se alejase de él y siguió lamiendo su rostro con cuidado y con infinito cariño.

 

No... no podemos... murmuró, casi jadeó, Euijoo.

Madera húmeda fue lo único que Yixiang dijo... y aquello fue lo único que Euijoo necesitó para dejarse llevar.

 

🐺

 

Jadeos leves, gemidos susurrados era lo único que se podía escuchar en aquella habitación. Yixiang lamía y besaba el cuello de Euijoo, a veces mordiendo levemente, dejando marcas, y el chico se estremecía entre sus brazos, su cabeza dejándose caer hacia atrás, gimiendo suavemente, a la vez que intentaba no desconcentrarse de su tarea, moviendo su mano sobre sus dos miembros, junto a la de Yixiang, que estaba sintiéndose en el cielo, notando cómo todo su cuerpo vibraba por los gemidos de Euijoo, cómo su piel se erizaba de puro gusto por su mano haciendo maravillas contra su miembro, duro, a punto de estallar. Era algo que no podía calificar siquiera, porque Yixiang no tenía ninguna experiencia previa, pero lo increíble que lo sentía todo, cómo sus esencias se mezclaban y cómo éstas llenaban el aire de su habitación de un olor curiosamente agradable, unido al de su sudor y al de la excitación, era demasiado para él.

 

Yixiang jamás se había esperado que lamerle las heridas a Euijoo al final desembocara en ellos tocándose como si no hubiera un mañana, no era la primera vez que le lamía las heridas a alguien, pero la electricidad que recorrió su cuerpo cuando Euijoo separó su lengua de su mejilla y lo besó en la boca, uniendo su lengua con la suya hasta que se habían quedado sin respiración, en medio del descampado, había acabado de esa forma, Euijoo desnudo sobre su cama, sobre sus piernas, rozando su miembro contra el suyo y gimiendo su nombre... porque al parecer, éste también había olido la esencia primigenia de Yixiang en la anterior luna y eso los había vuelto locos, desquiciados casi, por echarse encima del otro. Y a Yixiang no le gustaría estar de ninguna otra forma, con Euijoo en sus brazos, tocando y besando todo su cuerpo.

 

El primero en correrse fue Yixiang, teniendo el mejor orgasmo de su vida, manchando sus estómagos sin poder evitarlo, hundiendo sus dientes en el cuello de Euijoo y mordiendo tan fuerte para acallar sus gemidos que le hizo sangre. Al chico no pareció que le importase en lo más mínimo, demasiado centrado en alcanzar su propio placer, moviendo su mano frenéticamente sobre su miembro hasta que al final terminó teniendo su orgasmo también, todo él temblando contra Yixiang, que todavía no había acabado de recuperar su respiración. Ambos se quedaron de esa forma durante unos momentos en los que no se escuchó nada más que el sonido de sus respiraciones, tratando de acompasarse la una con la otra y Yixiang cerró sus ojos, tratando de pensar un poco porque lo que había sucedido en la última hora de su vida había sido bastante intenso. No se creía que tuviera entre sus brazos a Euijoo, su mejor amigo, aquel al que llevaba un mes evitando porque tenía miedo de cuál sería su reacción cuando le dijera que había podido oler su esencia primigenia. Entre sus posibilidades obviamente no había estado que el chico le respondiera con el olor de la suya propia y que le comiera la boca como lo había hecho, pero Yixiang estaba más que contento con aquel resultado.

 

Quizás tenían que hablarlo muchísimo más, porque literalmente no se habían dicho ni una palabra sobre el tema, solo se habían besado y lamido mutuamente hasta que la ropa había comenzado a sobrar y todo se les había ido de las manos, pero a Yixiang no le importaría que la conversación la dejasen aparcada por unos momentos más, porque lo único que todo su ser, incluso su lobo, le pedía, era que estuviese de aquella forma con Euijoo entre sus brazos, tocándolo y dejando que el chico lo tocase, durante horas y horas hasta que llegase el amanecer... y eso fue lo que hicieron hasta que se quedaron completamente rendidos y cayeron a peso plomo sobre el colchón, sin dejar ir el cuerpo del otro.

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