Día 9: Un ship de Lay
Miracle
Un milagro era lo único que
necesitaba. Solo un milagro podía ayudarlo con aquel asunto. YooKyung iba a
irse de su lado en unos pocos días y, aunque no quería que aquello sucediera,
era lo que iba a pasar. Su padre había sido llamado de nuevo a Seúl por la
misma empresa que lo había mandado a Changsha pocos años antes y ella tendría
que irse con él.
YiXing suspiró, dándose cabezazos
contra la almohada. Quedaban dos horas para que se fuera al aeropuerto, dos
horas simplemente, pero él no podía moverse de su casa. Sabía que si iba
lloraría, le pediría que se quedara, que no lo dejara. La necesitaba más que al
aire o al agua.
Unos golpes en la puerta de su
habitación lo sacaron de sus pensamientos bruscamente y murmuró un “adelante”
desganado, pensando que era su madre la que había llamado, para avisarlo de que
tenía que ir saliendo para el aeropuerto. Sin embargo, cuando la cama se hundió
por otro peso sobre esta y un cuerpo conocido cubrió el suyo, supo
inmediatamente que no era su madre.
—YooKyung —murmuró, girándose
rápidamente para poder ver a su chica, encontrándola con una sonrisa radiante—.
¿Qué haces aquí? Deberías estar yendo hacia el aeropuerto.
—¿Tanto quieres que me vaya? —preguntó
formando un puchero con sus labios.
—Tu… padre… se va…
—Sí —respondió ella.
—Y tú…
—Me quedo —YiXing abrió los ojos
como platos sin poder creerse aquella noticia.
—Imposible.
—No, es real —dijo—. Es real, me
quedo, terminaré el instituto aquí y estaré contigo.
Y tras escuchar aquello, YiXing no
pudo contener más las ganas de besar sus labios porque no se iba, se quedaba
con él. Un milagro había sucedido y él no iba a desaprovechar aquel tiempo
extra que tenían para estar juntos.