Título: Sold
Virginity
Autora:
Riz Aino
Pareja:
DoJae (DoYoung + JaeHyun) (NCT)
Clasificación: NC–17
Géneros: AU, humor, smut
Número de palabras:
3.985 palabras
Resumen:
TaeYong pone en venta de broma la virginidad de DongYoung en internet sin
esperar que un tipo de la otra punta del país vaya a pagar el triple de lo que
pide por ella.
Advertencias:
mención a cosas sexuales, pero sin llegar a nada demasiado explícito…creo... he
escrito cosas peores que esto...
Aclaraciones:
voy a usar los nombres reales de los chicos de NCT, por lo que DoYoung será
llamado DongYoung y JaeHyun YoonOh.
Notas:
esto en realidad fue un prompt que alguien dejó y que, al escribirlo y ver que
se quedaba tan maravilloso, no pude hacer otra cosa más que editarlo y subirlo al
blog. Si queréis echarle un vistazo al original (aunque es igual que este) solo
tenéis que pinchar aquí.
Comentario de autora:
a la personita que se le ocurrió mandar esto, muchas gracias... y espero que a
las demás os guste esta cosa random.
—Repíteme para qué es este viaje a Busan —le
pidió DongYoung de nuevo a TaeYong, que estaba sentado a su lado, mirando la
autovía desde la ventanilla del autobús.
—No seas pesado, anda, que ya te lo he dicho
—respondió el otro, sin siquiera girarse a mirarlo.
—Sí, esta mañana me has dicho “nos vamos a la
playa” y me has arrastrado hasta la estación de autobuses para luego hacer que
me montara en el que iba a Busan —comentó el menor—, pero no me has dicho por
qué tenemos que ir a la playa en Busan cuando a dos horas tenemos playa.
—Las playas de aquí son más bonitas —TaeYong
se quitó la gorra y se pasó la mano por el pelo antes de volver a colocarse la
gorra tal y como la tenía antes.
—¡Pero si tú nunca has estado en Busan!
DongYoung le dio un par de golpes en el brazo
con la mano abierta y el mayor se los devolvió inmediatamente, comenzando una
mini trifulca. Un par de minutos más tarde, después de haber llamado ya la
atención de todos los pasajeros del autobús, TaeYong ganó aquella pelea cuando
comenzó a hacerle cosquillas al menor y éste se rindió.
—Simplemente me apetecía, ¿vale? —dijo
finalmente el chico, volviendo a centrar su atención en lo que se veía a través
de la ventana, que no era mucho, solo coches o camiones yendo en la dirección
contraria.
—¿No será una escapada romántica? —murmuró en
broma DongYoung.
—Puedes verlo como te dé la gana —contestó el
mayor, con una sonrisa que le dio escalofríos.
~.~.~
Horas más tarde, por fin se bajaban del
autobús en la estación de Busan y DongYoung lo agradeció porque le dolían las
piernas y la espalda horrores. No estaba acostumbrado a hacer viajes tan largos
y solo habían hecho un par de paradas en estaciones de servicio que no habían
sido lo suficientemente largas como para que sus músculos dejasen de estar
agarrotados. El chico miró a su alrededor, viendo cómo un montón de viajeros
iban de un lado a otro por la gran terminal y no pudo evitar sonreír. Puede que
TaeYong fuera un idiota y parco en palabras, pero en el fondo tenía buen
corazón, así que, seguro que había tenido algún motivo para llevarlo hasta
aquel lugar.
Miró a TaeYong, que se encontraba a su lado,
y lo vio enfocado en su teléfono móvil como si no existiera nada más en el
mundo. DongYoung hizo un mohín y estuvo a punto de reclamarle que no le
estuviera haciendo caso después de arrastrarlo hasta allí, pero no pudo abrir
siquiera su boca, ya que el mayor alargó su mano y lo cogió de la muñeca para
hacerlo andar por la estación. El chico se dejó llevar porque de todas formas
sabía que aunque se resistiera, TaeYong tenía más fuerza que él, así que iba a
ser inútil. Por eso, simplemente lo siguió hasta que ambos salieron del
edificio y bajaron una gran escalinata hasta llegar a la plaza que se abría
ante la estación.
TaeYong giró su cabeza en varias direcciones,
como si estuviera buscando algo o a alguien.
—¿Qué buscas? —cuestionó DongYoung, pero no
obtuvo respuesta.
Simplemente, el mayor echó a andar de nuevo,
esquivando a la marea de personas que había en el lugar hasta detenerse por
completo, delante de un chico alto que se encontraba en la esquina de la plaza.
Al parecer, TaeYong había quedado con él, porque en cuanto los vio allí esbozó
una sonrisa que le marcó unos hoyuelos en sus mejillas. DongYoung se sintió un
poco confuso. Hacía años que conocía a su amigo, pero éste nunca le había
hablado de que conociera a alguien de Busan.
—Bueno, ya estamos aquí —le dijo TaeYong al
chico—. Eres YoonOh, ¿verdad?
—Sí, soy yo.
—Bien, yo soy TaeYong —se presentó—, y él es
DongYoung.
—Lo sé.
Con cada palabra que escuchaba salir de los
labios de su amigo y del tal YoonOh, DongYoung se sentía más y más confuso. No
entendía nada. Si aquellos dos no eran amigos, ¿por qué habían quedado? ¿Por
qué lo había arrastrado TaeYong hasta allí? Ninguna de sus preguntas se
respondió en aquel momento, cuando su amigo volvió a hablar, sino que éstas lo
dejaron todavía más confuso.
—Perfecto. Dejaré que os conozcáis para que
sea todo más fácil —TaeYong aprovechó que todavía tenía su mano agarrada para
tirar de él hacia el desconocido—. Vendré a por él a la hora que acordamos.
Trátamelo bien, que lo tengo que devolver de una pieza.
—¿Qué?
DongYoung sintió cómo su amigo dejaba de
tocarlo y se volvió hacia él para agarrarlo. ¿Por qué lo estaba dejando solo
con aquel chico? ¿Qué tenía que ser más fácil? ¿Qué iba a hacer el otro para no
devolverlo de una pieza?
—¡Lee TaeYong! —lo llamó, pero éste solo se
giró hacia él para dedicarle una sonrisa perversa antes de perderse entre la
gente.
El chico quiso seguirlo, pero una mano lo
agarró fuertemente de la muñeca y lo dejó completamente estático. Su corazón
comenzó a latir rápidamente por el miedo que estaba experimentando en aquellos
momentos y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no desmayarse ahí mismo y
pedirle explicaciones en un tono calmado al chico que lo estaba sujetando de la
muñeca.
—¿De qué va esto? —cuestionó.
—Bueno… tu amigo me ha traído lo que he
pagado —dijo el desconocido, cerca de su oído, haciendo que un escalofrío le
recorriera la columna vertebral.
—¿Qué?
—¿No sabes de qué va esto? —preguntó el otro
chico, soltándolo por fin. DongYoung no perdió la oportunidad de alejarse de él
y girarse para encararlo—. Él me dijo que tú estabas de acuerdo.
—No sé de lo que estás hablando.
—Espera.
El chico se quitó la mochila que llevaba a la
espalda y la abrió, dejando ver un montón de carpetas y libros que lo señalaban
como un estudiante universitario. De ella sacó una Tablet y la encendió al
momento. Los minutos que pasaron mientras que el otro buscaba lo que quería
enseñarle se le hicieron eternos a DongYoung, pero cuando vio lo qué era, lo
único que quiso fue ponerse a perseguir a Lee TaeYong por el mundo el resto de
su vida hasta encontrarlo y darle la muerte más cruel que se le ocurriera.
En la pantalla, se podía ver un anuncio con
una foto suya en el que se ponía en venta su virginidad anal.
—¿Qué… qué cojones?
DongYoung tenía una mezcla de diferentes
pensamientos en su cabeza y ni siquiera podía elegir una vía. Estaba demasiado
confuso, demasiado enfadado y no podía pensar con claridad... pero lo único que
tenía claro en su mente era que iba a matar a Lee TaeYong muy lenta y
dolorosamente.
—¿No lo sabías? —escuchó que le preguntaba la
voz del chico que, al parecer, había comprado su virginidad anal.
—Dame un segundo —le pidió, alzando un dedo
de su mano izquierda y buscando su móvil en el bolsillo con su mano derecha.
Una vez tuvo el teléfono en sus manos no tardó en desbloquearlo y buscar el
número de TaeYong—. ¿¡QUIÉN TE CREES QUE ERES PARA HACERME ESTO!? —le cuestionó
en cuanto el otro cogió la llamada.
—Soy tu hada madrina —le respondió, poniendo
la voz del Hada Madrina de Shrek.
—No me vengas con gilipolleces, Lee TaeYong
—dijo—. ¿Cómo se te ocurre poner en venta mi virginidad en internet? Y lo peor
no es eso, ¿cómo se te ocurre aceptar la oferta de alguien y traerme engañado
hasta Busan?
—A ver, ratilla, que lo he hecho por una
buena causa —contestó la persona que dudaba que fuera su amigo calmadamente—.
¿Tú no querías ir al concierto del grupo este que te gusta? Pues este tío te ha
pagado el concierto con entrada VIP para poder conocerlos y encima te sobra
pasta —contó—. Yo me quedaré con un mísero 10% del total por haber hecho todos
los trámites y asegurarme de que dejaba tu culito en manos fiables.
—Lee… TaeYong…
—¿Qué? ¿En serio no te alegras? —replicó el
chico—. Bien que te me quejaste cuando no te regalé nada por tu cumpleaños y
cuando te busco el mejor regalo del mundo también me pones pegas.
—¡PERO ES QUE HAS PUESTO EN VENTA MI
VIRGINIDAD! —gritó.
Las personas que se encontraban a su
alrededor lo miraron fijamente, seguramente pensando muy mal de él. A DongYoung
no le importó lo más mínimo, estaba demasiado cabreado con TaeYong por todo.
—Por una buena causa…
—Me da igual que digas que haya sido por una
buena causa —contestó—. Es mi virginidad lo que has vendido, yo tendría que
decidir cuándo y con quién quiero perderla. Haciendo esto parezco un vulgar
prostituto.
—Nada de vulgar, por lo que ha pagado ese
niño eres un prostituto de lujo —rió el otro.
—¡TaeYong!
—Lo siento, ¿vale? —dijo por fin, aunque no
parecía sentirlo demasiado—. Al principio lo hice en broma, después de que nos
contaras que habías estado a punto de perder la virginidad con TaeIl hyung cuando todavía estabas en
secundaria y que después ya no lo habías buscado más —escuchó un suspiro al
otro lado de la línea—. A Yuta y a mí nos pareció gracioso, pero unos días
después de poner el anuncio, nos llegó una oferta que doblaba el precio que
habíamos puesto y pensamos que podríamos encontrar a una buena persona que
ofreciera pasta por acostarse contigo.
—Tendríais que haberme dicho las cosas
—contestó él.
—Si te lo hubiéramos dicho te habrías negado
y YoonOh parece un buen tipo.
—Parece…
—Oye, te traje aquí después de hablar con él
y poner una serie de condiciones —dijo TaeYong—. Primero hablaríais un rato y
tú tendrías la capacidad de decidir si querías o no acostarte con él. Si
decides que no, simplemente me llamas y te recojo y le regreso lo que ha
pagado.
—Ven a por mí —le pidió.
—Habla con él, al menos.
DongYoung se podía imaginar al otro chico
sentado en algún lugar, con la cabeza gacha, el codo apoyado en uno de sus
muslos y sus dedos índice y pulgar en el puente de su nariz. No le hacía nada
de gracia lo que él y Yuta habían hecho, pero si lo pensaba fríamente, era
mucho dinero lo que sacaría de aquello. Claro que, no era nada ético y él había
estado muchos años conservando su virginidad para ahora simplemente venderla al
mejor postor. Sin embargo, lo que TaeYong había dicho de las condiciones era
una especie de seguro y solo tendría que hablar con el tal YoonOh durante un
rato e irse si no quería hacer nada con él.
—Está bien… hablaré con él —murmuró
finalmente—, pero en cuanto te llame quiero que vengas a por mí inmediatamente.
—Te lo prometo.
DongYoung cortó la llamada y se giró
lentamente hacia el chico que había comprado su virginidad. Éste cambiaba el
peso de su cuerpo de una pierna a otra, con las manos metidas en sus bolsillos
mientras miraba sus zapatillas de deporte como si éstas fueran la cosa más
interesante del mundo. DongYoung carraspeó para llamar su atención y el chico
alzó la cabeza y le sonrió, mostrando aquellos hoyuelos que ya había enseñado
antes.
—Siento haberte hecho esperar —le dijo.
—No pasa nada —contestó él—. Si no sabías de
qué iba esto es normal que te enfadaras y que quisieras hablar con tu amigo.
—Me alegra que lo comprendas —DongYoung
inspiró hondo—. Mi amigo me ha dicho que pactó contigo que hablaríamos y que
después yo decidiría si me acostaba o no contigo, ¿verdad? —el muchacho
asintió—. Bien… vamos a hablar entonces.
~.~.~
DongYoung le dio el último sorbo al café moca
que se había pedido y dejó la taza sobre el platillo, mirando al chico que
estaba ante él. Llevaban ya un rato hablando y éste había respondido a todas
las preguntas que le había estado haciendo sin poner ninguna pega y con
sinceridad, que ya era más de lo que DongYoung se esperaba.
De esta forma se había enterado de que el chico
llamado YoonOh era también un estudiante universitario, como él, pero que tenía
bastante pasta, así que no le había supuesto ningún gasto extra haber pagado
aquellos trecientos mil wons por acostarse con él. También había descubierto
que no era un pervertido en potencia, tal y como había pensado en un primer
momento, sino que era alguien bastante tímido que había dado con el anuncio por
casualidad y que había pensado que aquella era la mejor manera para él de dejar
atrás también su virginidad porque no se le daban demasiado bien las
relaciones.
No parecía mal chico y DongYoung se había
descubierto varias veces replanteándose lo de acostarse con él.
—Siento si nuestro primer encuentro ha sido
un poco extraño —murmuró el chico en voz baja—, pero creo que tengo que decirte
que de verdad me gustas —le confesó—. Cuando vi tu foto en el anuncio me
pareciste muy guapo y creo que eso fue lo que me decidió a hacer tal locura…
pero al encontrarte aquí conmigo y hablar, no solo me atraes físicamente, me
gustas de verdad.
—Eres un poco raro —sonrió DongYoung.
Nadie le había dicho que era guapo además de
su madre en toda su vida y eso le dio un pequeño punto a favor al muchacho.
—Me dicen eso muy a menudo —respondió YoonOh,
mostrando sus hoyuelos.
—Pero también eres muy mono —agregó, aunque
no estuvo muy seguro de por qué lo dijo en voz alta, ya que había sido un
pensamiento aleatorio.
El muchacho se lo quedó mirando fijamente y
DongYoung echó mano de su café para beber y así tener una excusa para apartar
su mirada, pero la taza estaba vacía y acabó posando sus ojos en el niño que de
repente pasó por el lado de la mesa en la que estaban sentados y en su madre,
que apareció justo después intentando cogerlo.
—Eso significa… —DongYoung tuvo que volver a
posar su mirada en el chico cuando comenzó a hablar—, ¿estás dispuesto a…
hacerlo conmigo…?
DongYoung cerró sus ojos y se mordió el labio
inferior fuertemente. ¿Qué podía hacer? YoonOh había sido bastante agradable
con él y no parecía mala gente… además, era guapo, no estaba ciego. Perder su
virginidad con él no parecía una mala idea del todo… pero claro, el otro había
pagado por ella y eso no era muy ético.
—No lo sé… —acabó diciendo.
—Podemos hacer una cosa —dijo YoonOh—. Vamos
a algún hotel y te lo vas pensando por el camino… si una vez que lleguemos allí
no quieres, te dejaré ir tranquilamente.
Parecía una propuesta razonable, aunque
también podía ser una trampa, pero DongYoung no veía al chico que tenía delante
capaz de hacer aquello. Por este motivo, asintió a sus palabras y después se
levantó de la mesa de la cafetería cuando el chico lo hizo, siguiéndolo por las
calles de Busan. No tardaron demasiado en aparecer ante las puertas de un hotel
—tenía lógica que hubiera algunos hoteles cerca de la estación de autobuses— y
ambos se detuvieron. YoonOh lo miró y DongYoung supo que quería una respuesta.
Había estado dándole vueltas y quizás aquello
no fuera nada del otro mundo. Cuando tenía quince años había estado a punto de
acostarse con el guitarrista de la banda que había formado en secundaria solo
porque le había parecido algo increíble de hacer en el momento, ¿por qué ahora
no podía acostarse con aquel chico? Muchas personas se acostaban con gente que
ni siquiera conocían.
—Está bien —dijo finalmente.
~.~.~
Estoy en el Almond Hotel, en la habitación 127
¿Quieres que te recoja?
Por ahora no
Solo quédate por la zona por si acaso
Y si te llamo solo tienes que correr a por mí
Tranquilo, estaré en el vestíbulo
Gracias
Aquella había sido la breve conversación que
había mantenido por line con TaeYong mientras esperaba a que YoonOh saliera del
baño. Sabiendo que su amigo iba a estar a unos minutos de distancia por si
pasaba algo se sentía mucho más tranquilo y seguro de lo que estaba a punto de
hacer, aun así, cuando la puerta del baño se abrió y por ella salió el chico
con el que estaba a punto de acostarse, no pudo evitar tensarse levemente. Era
la primera vez que iba a hacer algo así que tenía sentido que estuviera de
aquella forma.
YoonOh se acercó a la cama en la que
DongYoung estaba sentado y se colocó de rodillas a su lado, mirándolo
fijamente. Hacía solo unos momentos el chico le había parecido adorable, pero
viéndolo ahora, con aquella expresión de deseo en su rostro, DongYoung se
preguntaba cómo había podido ver que era adorable.
—¿Estás preparado? —le preguntó. DongYoung
asintió por acto reflejo, más que por estar completamente preparado para
aquello—. Bien.
El chico se acercó más a él y le dejó un par
de besos por el cuello que hicieron que DongYoung se estremeciera de la cabeza
a los pies justo antes de utilizar el peso de su cuerpo para echarse sobre él y
que la espalda del mayor acabara contra el colchón. YoonOh lo miró unos
momentos a los ojos, buscando su última confirmación antes de seguir y
DongYoung asintió, moviendo afirmativamente su cabeza.
Entonces todo comenzó.
Las manos de YoonOh comenzaron a estar por
todo su cuerpo a la vez, al igual que sus labios, que no paraban quietos y que
buscaban cada lugar al que podía acceder, sin ninguna restricción. Pero
DongYoung tampoco se quedó atrás y no paró de acariciar cada trozo de piel nívea
que encontraba a su paso. No hubo de pasar mucho tiempo para que ambos se
encontraran medio desnudos sobre la cama, rodando sobre ésta para hacer más
fáciles sus movimientos. A veces, YoonOh detenía su exploración y le dedicaba
una sonrisa encantada que marcaba sus hoyuelos antes de proseguir en su
búsqueda del tesoro que parecía esconder y DongYoung no podía evitar derretirse
ante esto y buscar más y más contacto con él.
El mayor acabó permitiendo que le bajara los
pantalones y se los sacara por los tobillos, dejándolo prácticamente expuesto y
con una clara erección perfectamente visible bajo sus calzoncillos negros.
DongYoung se estremeció al notar la mirada que le dedicó el chico y apenas pudo
respirar cuando éste se quitó toda la ropa que le quedaba y se apareció ante él
como un dios del Olimpo. YoonOh estaba bastante bueno, algo que ni siquiera se
había imaginado el mayor, pero apenas le había dado tiempo de disfrutar de
aquellas excelentes vistas cuando el chico ya llevaba sus manos hacia su
entrepierna y le retiraba la única prenda que todavía llevaba, echándose luego
sobre él para comenzar a rozar sus endurecidos miembros. DongYoung no pudo
evitar abrir sus piernas para dar mejor cabida al cuerpo del menor y para hacer
sus movimientos menos limitados mientras se mordía el labio inferior,
intentando no gemir por el placer que le estaba provocando aquella fricción.
YoonOh, en cambio, emitía unos débiles jadeos de vez en cuando que encendían
cada vez más al mayor.
Repentinamente, el chico se alejó de su cuerpo,
dejando un espacio vacío y frío donde había estado en su cuerpo. Estuvo tentado
a preguntarlo dónde iba, pero cuando lo vio registrar en su mochila y sacar de
ella un par de condones y una pequeña botellita, se le despejaron todas las
dudas. Estaban a punto de pasar a la siguiente base.
DongYoung se relajó completamente y dejó que
los lubricados dedos de YoonOh fueran siendo introducidos lentamente en su
cuerpo, creando espacio para lo que habría de venir después. El mayor a veces
cerraba sus ojos fuertemente y apretaba sus dientes cuando alguna acción le
incomodaba, pero no era demasiado frecuente porque el chico estaba teniendo
mucho cuidado de hacerle daño. En ese momento, DongYoung pensó en que al
principio no se había fiado de él y ahora se daba cuenta de que no era para
nada una mala persona, sino alguien cuidadoso y delicado.
Unos minutos más tarde, los dedos fueron
sacados de su interior y DongYoung se sintió extrañamente vació, así que, movió
sus caderas inconscientemente hacia el chico, que rió al verlo hacer ese
movimiento.
—Tranquilo —dijo—. Ya voy.
El mayor fue a replicarle, pero por primera
vez en su vida, las palabras no querían salir de sus labios, así que,
simplemente esperó con paciencia a que YoonOh se colocara el preservativo y
echara un poco de lubricante sobre este también para hacer más fácil su
entrada. Cuando el chico comenzó a penetrarlo, DongYoung se tuvo que agarrar a
las sábanas fuertemente y apretar sus dientes para resistirlo, pero una vez
estuvo completamente en su interior no pudo evitar gemir por más en voz baja,
de una forma que le fue totalmente vergonzosa. El menor solo se dedicó a
besarlo por cada lugar que encontraba a su alcance y amover sus caderas una y
otra vez hasta que ambos se corrieron.
~.~.~
DongYoung salió del ascensor y buscó con la
mirada a TaeYong en el vestíbulo del hotel. Lo halló no muy lejos de donde él
se había bajado y caminó hacia él lentamente porque le dolía un poco el lugar
en el que la espalda perdía su casto nombre. Todavía no había llegado hasta él
cuando su amigo levantó la cabeza y lo miró, con una sonrisa pícara en su
rostro que DongYoung odió con toda su alma. Pero aquello no había acabado, ya
que una vez que se colocó a su lado, su amigo no dijo nada, solo alzó su ceja
varias veces seguidas, dando a entender que sabía todas las cosas pervertidas
que había hecho.
—Vámonos a casa, anda —le dijo, antes de que
fuera capaz de decirle alguna burrada.
—¿Podrás aguantar las cuatro horas y media
que dura el trayecto en bus sentado? —cuestionó. DongYoung no perdió tiempo y
le dio un buen golpe en el brazo—. ¡Eh! Eso duele.
—Pues deja de decir gilipolleces y vámonos ya
—replicó.
TaeYong le hizo caso y se levantó, pero por
la expresión que tenía en su cara, DongYoung sabía que iba a ser un viaje
demasiado largo y que aquello no iba a acabar ahí. Probablemente todo su
círculo de amistades ya sabía lo que había sucedido y lo iban a martirizar
durante un bastante tiempo antes de que se les olvidara el tema. DongYoung se
comenzó a mentalizar para soportarlos y también para apuntarse el día que
salían las entradas del concierto y pillarse dos antes de que se agotaran
porque quizás, y solo quizás, quisiera ir a la fecha de Busan en lugar de a la
de Seúl.
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