domingo, 18 de diciembre de 2022

[One Shot] Play me {KyuJung}

Título: Play me

Autora: Riz Aino

Pareja: KyuJung (KB + Yoojung) (OnlyOneOf)

Clasificación: NC–17

Géneros: AU, high school, romance, smut, pwp

Número de palabras: 3.255 palabras

Resumen: Taeyeob es llamado por el profesor Shin para jugar.

Advertencias: relaciones sexuales explícitas vistiendo lencería.

Notas: historia escrita debido a una idea estúpida y salvaje que tuve un día pensando en OnlyOneOf en el universo escolar de los solos de Mill y Nine. ¡Felices 1300 días! Ojalá podamos celebrar juntos otros 1300, 2000 o 10000 más.

Comentario de autora: puede que tenga un poco de obsesión con Yoojung vistiendo lencería, pero me da igual, voy a seguir escribiendo de ello una y otra vez. Espero que os guste.

 


 

—¡Taeyeob!

 

          Taeyeob escuchó su nombre resonar en el patio por encima del gentío y se giró, buscando el origen de la voz que lo llamaba. Tardó unos momentos antes de dar con Sungho, uno de sus amigos, que corría hacia él moviendo su mano para llamar su atención. El chico le dio unos momentos hasta que su amigo llegó hasta él y recuperó el aliento, porque parecía que acababa de correr una maratón para encontrarlo, antes de preguntarle qué quería.

 

          —El profesor Shin te estaba buscando.

 

          Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Taeyeob de arriba abajo sin que el chico pudiera evitarlo, pero Taeyeob trató de hacer como si no hubiera sucedido nada y solo esbozó una pequeña sonrisa, dirigiéndola a su amigo, agradecido porque le hubiera dado el mensaje y después se despidió de Junhyung y Wookjin, con quienes estaba jugando al baloncesto en el rato del recreo antes dirigirse hacia donde el profesor Shin lo esperaba. Sungho ni siquiera le había tenido que decir dónde tenía que ir porque él ya lo sabía a la perfección, tenía que ir hasta una pequeña sala que no se utilizaba para nada, perdida tras una esquina al final del pasillo de la planta en la que se encontraban las aulas con los laboratorios. Antiguamente debía de haber sido parte del almacén adyacente a la última clase del pasillo, donde guardaban todo aquello que no necesitaban o que estorbaba, ahora dudaba que nadie recordase que aquella sala estaba allí. Alejada de todo, escondida, siempre cerrada con llave, no era un lugar que se frecuentase, por eso era que el profesor Shin lo había elegido y por eso era aquel lugar al que Taeyeob se dirigía cada vez que el profesor de física y química lo buscaba.

 

          Atravesó el patio, subió las gradas y se dirigió al edificio principal, subiendo y subiendo luego escaleras hasta llegar a la última planta, girando a la derecha y recorriendo el largo pasillo hasta el final. No se encontró con nadie en su camino porque aquellas aulas no se utilizaban todos los días, pero, de todas formas, Taeyeob se aseguró varias veces de que no había nadie rondando por el lugar antes de finalmente dirigirse hacia aquella sala, girando hacia la izquierda en el hueco que había al final del pasillo y llamando a la puerta, dos suaves golpes con sus nudillos, anunciando su llegada. No tuvo que esperar más que unos segundos a que la puerta se abriera con un pequeño crujido, apareciendo por el hueco de la puerta la persona que Taeyeob había ido a encontrar, dedicándole una sonrisa encantadora que provocó que otro escalofrío recorriera toda su columna vertebral. Le respondió a su sonrisa con otra y después miró atrás una vez más para asegurarse de que no había nadie en el lugar que lo hubiera visto antes de entrar al lugar, escuchando la cómo la puerta se cerraba a sus espaldas.

 

          —Me alegra que hayas podido venir hoy —dijo la voz aterciopelada y grave del profesor Shin tras él, muy cerca de su oreja, provocando otro escalofrío más por su espalda—. Quería probar algo nuevo contigo.

 

          La mera mención de su nombre, su mera presencia, el roce de su aliento cálido sobre su piel o su voz grave hacían que el cuerpo de Taeyeob reaccionara de una forma demasiado intensa, algo que, aunque al principio había querido controlar, le era completamente imposible. Su cuerpo era simple y llanamente débil ante Shin Kyubin, su atractivo profesor de física y química y no había sido capaz de resistirse a él, desde el principio había sido demasiado débil y su toque hacía que su cuerpo se volviera un completo caos. Había sido imposible no rendirse ante él y prácticamente lanzarse sobre su joven profesor un día entre las estanterías de la solitaria biblioteca y, tras aquello, no había hecho más que buscarlo o acudir a su llamada una y otra vez, encontrando aquel lugar solitario en el que nadie pudiera encontrarlos, en el que nadie pudiera ver qué era lo que hacían, un espacio pequeño con cuatro paredes que guardaba demasiados secretos y que aquel día iba a guardar uno más.

 

          —¿Qué querías probar, profesor? —preguntó, intentando parecer indiferente a pesar de que se moría de curiosidad por saberlo.

          —Desnúdate para mí, Taeyeobie —susurró el profesor en su oído, mordiendo levemente el lóbulo de su oreja justo después.

 

          Una corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo y el chico tuvo que esforzarse por no gemir de puro placer debido a la sensación de aquellos dientes en su oreja, pero al final acabó dejando escapar un leve jadeo. Taeyeob se maldijo internamente por ser tan malditamente débil ante el mayor, pero después hizo lo que éste le había pedido sin perder ni un solo momento porque, después de todo, no tenían mucho tiempo porque la hora del almuerzo no duraría para siempre. Se quitó la chaqueta del uniforme y se desabotonó la camisa con rapidez, sacándose la camiseta que llevaba debajo por la cabeza y quedándose con su torso completamente desnudo, dándole la espalda a su profesor. El chico dejó aquella ropa sobre una silla desvencijada que se encontraba en el lugar, de la mejor forma posible para que no se arrugara demasiado y después se desabrochó los pantalones y se los bajó, dejándolos junto al resto de su ropa y, girándose hacia el mayor, todavía con sus calzoncillos puestos, sintiendo un escalofrío al descubrir la mirada intensa de éste sobre su cuerpo, sus ojos de color chocolate ardiendo de deseo, su sonrisa pícara adornando su rostro y prometiéndole a Taeyeob un viaje al más oscuro de los infiernos.

 

          —Toda tu ropa —le dijo su profesor, con aquella sonrisa socarrona.

 

          Taeyeob no pudo evitar poner los ojos en blanco ante aquello, pero le hizo caso sin ponerle ninguna pega porque en el fondo había aprendido que cada cosa que el mayor le dijera, cada cosa que hicieran, al final iba a acabar gustándole. Estaba más acostumbrado a que su profesor lo apretase con fuerza contra su cuerpo mientras lo besaba una y otra vez, dejándolo sin respiración en tan solo unos pocos segundos hasta que comenzaban a desnudarse precipitadamente, entre besos y roces de sus manos, pero tampoco se iba a quejar porque aquel día hicieran algo diferente, por eso, cuando se quitó los calzoncillos y se quedó completamente desnudo ante él, lo miró, expectante por saber qué era lo siguiente que debía hacer. Su profesor le dedicó una mirada intensa de arriba abajo que provocó que todo su cuerpo temblase bajo ella antes de sacar de una bolsa que había dejado sobre el sofá algo con encajes y de un color nude. Taeyeob parpadeó rápidamente, tratando de ver si de verdad lo que había sacado era lo que estaba viendo ante sus ojos y no era producto de su imaginación, quedándose con la boca abierta al ver que sí era.

 

          —¿Lencería? —acabó preguntando, sin poder creérselo.

          —Pensé que te quedaría perfecta y que sería una forma nueva y divertida de pasar un buen rato —contestó el mayor—. Después de lo de la falda no he podido dejar de pensar en esto.

 

          Taeyeob sintió cómo todo su cuerpo se enrojecía de la vergüenza que le provocó el recuerdo de él vistiendo la falda de un uniforme de repuesto que había en el colegio por si alguna chica lo necesitaba, subido sobre los muslos de Kyubin y dejándose caer una y otra vez sobre su miembro, llevándose él mismo hasta el éxtasis sin detenerse. Aquella ocasión había sido una ocasión especial, algo a lo que había accedido porque había pensado que estaría bien probarlo, pero no había imaginado que aquello abriera una veda para aquel tipo de fetiches… aunque no lo desagradaba, le seguía produciendo curiosidad y quizás lo excitaba un poco más porque las miradas que le había dedicado su profesor cuando habían tenido aquella incursión con la faldita plisada habían provocado muchísimas más cosas en él que de costumbre, jamás había pensado en ponerse lencería de encaje, eso sí… aunque suponía que en el fondo le gustaba jugar a cada jueguecito que al mayor se le ocurriese. Taeyeob era inexperto después de todo, también quería probar, jugar con su sexualidad y sentirse bien, querido y deseado… de la misma forma que quería que su profesor jugase con él de cualquier forma que quisiese porque confiaba en él, confiaba en que sus elecciones iban a hacer que se sintiese increíblemente bien.

 

          Sin decir ni una palabra más, acabó alargando la mano hacia el conjunto de lencería, aquellas braguitas de encaje que era casi trasparente, lo mismo que el bralette que conformaba la parte superior. Primero se colocó las bragas, subiéndolas lentamente por sus piernas, sabiendo que el mayor estaba observándolo atentamente sin perder detalle de lo que hacía, hasta que se las ajustó en la cintura, sintiendo cómo éstas apretaban su miembro bastante porque, a pesar de que la talla le quedaba perfecta, no estaban hechas para contener aquello. Después abrochó el bralette antes de colocárselo por la cabeza, metiendo sus brazos y tirando de él hacia abajo hasta que estuvo sobre su pecho plano. Cuando alzó la cabeza tras terminar de ajustarse bien la ropa interior, descubrió que la mirada del mayor sobre su cuerpo estaba cargada de un deseo demasiado intenso, un fuego que ardía en sus ojos como nunca antes lo había hecho. Taeyeob trató de sostener aquella mirada, pero le fue imposible hacerlo y al final acabó desviándola mientras enrojecía violentamente de los pies a la cabeza.

 

          —Estás completamente precioso —le dijo.

 

          Taeyeob volvió a mirarlo y lo vio lamiéndose los labios y tragando saliva mientras no le quitaba la vista de encima, como si solo él existiese en el mundo. Sus ojos se encontraron durante unos momentos y, antes de que el chico se diese cuenta de nada, su profesor de física y química había cruzado la distancia que los separaba de una zancada y había sujetado su rostro y su cintura con sus manos, apretándolo contra su cuerpo y buscado sus labios con los suyos. Taeyeob tardó unos momentos en reaccionar porque no se había esperado aquello, pero respondió gustoso a aquel beso, moviendo sus labios al ritmo que marcaba el mayor en un inicio, pero queriendo mucho más poco después, lamiendo sus labios y buscando enredar su lengua con la suya una y otra vez hasta que ambos se quedaron sin respiración y tuvieron que separarse para que sus pulmones se llenasen de aire nuevamente. El chico trató de volver a atrapar los labios de Kyubin, besarlo de nuevo de esa forma casi desesperada porque llevaban algo de tiempo, unas semanas, sin poder encontrarse de aquella manera; no obstante, cuando acercó su rostro de nuevo al suyo, éste lo empujó levemente hacia atrás y negó con su cabeza, dedicándole una sonrisa a modo de disculpa.

 

          —No tenemos mucho tiempo —le recordó. Taeyeob asintió. Sabía que tenían poco tiempo, pero los labios del mayor eran casi adictivos, por lo que tuvo que refrenar aquellas ganas de seguir besándolo una y otra vez hasta que sus bocas estuvieran completamente rojas e hinchadas—. Ponte sobre la mesa y ábrete de piernas —le pidió—. Quiero que te toques para mí.

          —¿Quieres que…? —comenzó a preguntar, pero antes de que terminase la pregunta, Kyubin asintió y repitió lo que le acababa de decir.

          —Quiero que te toques para mí, que te masturbes para que yo te vea, que te prepares sin que yo pierda ni un solo detalle de lo que haces —aclaró—. Quiero ver lo muchísimo que me calientas de esta forma, Lee Taeyeob.

 

          El chico se quedó sin respiración durante un segundo y cuando se acordó de que debía de respirar para poder seguir viviendo, una especie de jadeo ahogado salió de su garganta sin que pudiera evitarlo. El mayor esbozó una de sus sonrisas pícaras que provocó demasiadas cosas en el cuerpo de Taeyeob y después se sentó en el sofá que había frente a una mesa baja, el lugar en el que le había pedido que se pusiese. Nunca había hecho nada como lo que le acababa de pedir, nunca se había tocado delante de nadie y estaba nervioso porque realmente no sabía qué hacer, cómo hacerlo, se suponía que solo tenía que tocarse y que de esa forma Kyubin se excitaría, solo viéndolo, mientras estaba vestido con aquella lencería de encaje. No estaba muy seguro de cómo hacerlo, pero tampoco tenía demasiado tiempo que perder porque pronto tenía que volver a las clases, así que, simplemente caminó hacia la mesa, pasando por delante de su profesor y sentándose sobre la mesa, ante él, abriendo sus piernas y llevando su mano izquierda hasta su entrepierna.

 

          Taeyeob comenzó a tocarse por encima de la suave tela de encaje, sintiendo contra su miembro, que se volvía cada vez más y más sensible ante aquel roce, crecía poco a poco dentro de aquellas braguitas. Desde el primer instante intentó hacerlo mirando a Kyubin, observando el cambio en sus reacciones, en su expresión, mientras éste lo miraba de una forma tan intensa que su mirada casi le quemaba en la piel; no obstante, esa manera en la que el mayor lo miraba, provocaba que el chico se volviera algo más tímido y enrojeciera de los pies a la cabeza por la vergüenza porque se estaba masturbando delante de él y, por el bulto que estaba creciendo en los pantalones de su profesor, éste se estaba excitando al verlo tanto cómo él lo estaba haciendo por tocarse bajo su atenta mirada. Taeyeob no tardó demasiado en estar medio duro y su miembro comenzó a doler dentro de aquellas bragas de encaje que eran demasiado pequeñas para contenerlo en todo su esplendor, por ese motivo, acabó sacando su miembro, erecto, de ellas y solo dejando sus testículos dentro, comenzando a tocarse arriba y abajo, una y otra vez hasta que se detuvo, queriendo muchísimo más, necesitando hacer más, mirando a su alrededor y buscando el bote de lubricante que siempre usaban cuando estaban allí y hallándolo en una de las baldas de la estantería que se encontraba a su derecha, escondido a simple vista. El chico no tuvo que hacer más que alargarse un poco para poder cogerlo y lo abrió inmediatamente después, echándose un poco sobre sus dedos y aprovechando la postura en la que se encontraba para retirar un poco la prenda de encaje y dejar al descubierto su trasero, comenzando a penetrarse con ellos, teniendo un escalofrío de placer al hacerlo, el frío del lubricante en contraste con el calor que emanaba del interior de su cuerpo. Taeyeob soltó un leve jadeo por ello y ante él, vio cómo el cuerpo de Kyubin se tensaba, sus manos apretándose en puños sobre sus muslos, como si se estuviera conteniendo de saltar sobre él en cualquier momento. El chico siguió penetrándose una y otra vez hasta que sus dedos dieron contra su próstata y soltó un jadeo, sin que pudiera evitarlo, quizás un poco más fuerte de lo que debía por si había alguien en el pasillo, pero la sensación electrificante que le había recorrido todo el cuerpo había sido de puro placer y no había podido contenerse.

 

          Taeyeob había cerrado sus ojos, demasiado perdido en su propio placer y al abrirlos se encontró la silueta de su profesor sobre él, demasiado cerca, sus ojos ardiendo de puro deseo por él. Durante un segundo, el mundo pareció detenerse, ambos se miraron el uno al otro como si nada más existiera a su alrededor, pero después todo se volvió caos y fue demasiado rápido. Los labios de Kyubin se estrellaron contra los suyos, besándolo con ansias, con hambre, como si quisiera devorarlo por completo y Taeyeob se dejó llevar por aquel beso enloquecedor, respondiendo al instante, enredando su mano derecha en el pelo largo de su profesor y disfrutando de aquella intensidad, cerrando sus ojos y abandonándose por completo hasta que algo lo hizo quedarse estático, con sus ojos abiertos de par en par y sin aire. El mayor parecía no haber podido soportar más la excitación y por eso cogió al chico de la muñeca para sacar sus dedos de su interior, antes de abrirse la bragueta de sus pantalones e introducir su miembro de golpe en su cuerpo. De los labios de Taeyeob escapó un jadeo ante la intensa e inesperada penetración, un jadeo fuerte en el que se le fue todo el aire de los pulmones y tuvo que separarse de los labios de su profesor para poder respirar de nuevo mientras este se movía dentro y fuera de él una y otra vez, con un ritmo completamente acelerado, rozando con su miembro su próstata una y otra vez y haciendo que cada parte de su cuerpo reaccionase de una forma demasiado intensa, que la sensibilidad de éste fuera en aumento más y más, mientras el fuego se acumulaba en su bajo vientre hasta que finalmente estalló en un orgasmo que dejó todas sus extremidades laxas y su cuerpo mientras Kyubin lo penetraba una y otra vez, prolongando su orgasmo hasta que él mismo acabó, dentro de él, su semen caliente esparciéndose en su interior.

 

          Durante unos momentos se quedaron completamente estáticos, recuperando sus respiraciones y recuperándose de aquello, pero finalmente Kyubin comenzó a salir de él con lentitud, hasta que finalmente sus cuerpos dejaron de estar conectados, con una sonrisa de absoluta satisfacción en su rostro. Taeyeob todavía sentía en todo su cuerpo la intensidad con la que había pasado todo aquello y la forma en la que lo habían hecho, la mirada del mayor sobre su cuerpo mientras se tocaba él mismo y sus fuertes y rápidas penetraciones. Había sido nuevo, pero a la vez increíble y el chico sentía que quería repetir aquello, jugar mucho más entre ellos y descubrir otro tipo de cosas que los hicieran sentir como esa vez o incluso mejor. Taeyeob quería que Kyubin jugara con él sin ningún tipo de miramiento, que hiciera todo lo que quisiera con su cuerpo si todas y cada una de sus ideas iban a ser así.

 

          —Se acaba el descanso —murmuró su profesor de física y química, sacándolo de sus pensamientos, dejando un beso corto en sus labios mientras comenzaba a limpiar su cuerpo de su semen con una toallita—. Ninguno de los dos podemos llegar tarde a clase.

          —No podemos, no —respondió Taeyeob, dejándose limpiar y mimar.

 

          Quizás mientras estuvieran en el instituto no pudieran encontrar demasiadas situaciones en las que explorarse a ellos mismos y la forma en la que les gustaba tener sus relaciones sexuales debido al escaso tiempo que podían pasar juntos, pero sabía perfectamente que seguirían utilizando aquellos descansos para encontrarse una y otra vez para estar juntos.

 

         

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