Título: Play me
Autora:
Riz Aino
Pareja: KyuJung (KB + Yoojung) (OnlyOneOf)
Clasificación: NC–17
Géneros: AU, high school, romance, smut, pwp
Número de palabras: 3.255 palabras
Resumen: Taeyeob es llamado
por el profesor Shin para jugar.
Advertencias:
relaciones sexuales explícitas vistiendo lencería.
Notas: historia escrita debido a una idea
estúpida y salvaje que tuve un día pensando en OnlyOneOf en el universo escolar
de los solos de Mill y Nine. ¡Felices 1300 días! Ojalá podamos celebrar juntos otros 1300, 2000 o 10000 más.
Comentario de autora: puede que
tenga un poco de obsesión con Yoojung vistiendo lencería, pero me da igual, voy
a seguir escribiendo de ello una y otra vez. Espero que os guste.
—¡Taeyeob!
Taeyeob
escuchó su nombre resonar en el patio por encima del gentío y se giró, buscando
el origen de la voz que lo llamaba. Tardó unos momentos antes de dar con
Sungho, uno de sus amigos, que corría hacia él moviendo su mano para llamar su
atención. El chico le dio unos momentos hasta que su amigo llegó hasta él y
recuperó el aliento, porque parecía que acababa de correr una maratón para
encontrarlo, antes de preguntarle qué quería.
—El
profesor Shin te estaba buscando.
Un
escalofrío recorrió la columna vertebral de Taeyeob de arriba abajo sin que el
chico pudiera evitarlo, pero Taeyeob trató de hacer como si no hubiera sucedido
nada y solo esbozó una pequeña sonrisa, dirigiéndola a su amigo, agradecido
porque le hubiera dado el mensaje y después se despidió de Junhyung y Wookjin,
con quienes estaba jugando al baloncesto en el rato del recreo antes dirigirse
hacia donde el profesor Shin lo esperaba. Sungho ni siquiera le había tenido
que decir dónde tenía que ir porque él ya lo sabía a la perfección, tenía que
ir hasta una pequeña sala que no se utilizaba para nada, perdida tras una
esquina al final del pasillo de la planta en la que se encontraban las aulas
con los laboratorios. Antiguamente debía de haber sido parte del almacén
adyacente a la última clase del pasillo, donde guardaban todo aquello que no
necesitaban o que estorbaba, ahora dudaba que nadie recordase que aquella sala
estaba allí. Alejada de todo, escondida, siempre cerrada con llave, no era un
lugar que se frecuentase, por eso era que el profesor Shin lo había elegido y
por eso era aquel lugar al que Taeyeob se dirigía cada vez que el profesor de
física y química lo buscaba.
Atravesó
el patio, subió las gradas y se dirigió al edificio principal, subiendo y
subiendo luego escaleras hasta llegar a la última planta, girando a la derecha
y recorriendo el largo pasillo hasta el final. No se encontró con nadie en su
camino porque aquellas aulas no se utilizaban todos los días, pero, de todas
formas, Taeyeob se aseguró varias veces de que no había nadie rondando por el
lugar antes de finalmente dirigirse hacia aquella sala, girando hacia la
izquierda en el hueco que había al final del pasillo y llamando a la puerta,
dos suaves golpes con sus nudillos, anunciando su llegada. No tuvo que esperar
más que unos segundos a que la puerta se abriera con un pequeño crujido,
apareciendo por el hueco de la puerta la persona que Taeyeob había ido a
encontrar, dedicándole una sonrisa encantadora que provocó que otro escalofrío
recorriera toda su columna vertebral. Le respondió a su sonrisa con otra y
después miró atrás una vez más para asegurarse de que no había nadie en el
lugar que lo hubiera visto antes de entrar al lugar, escuchando la cómo la
puerta se cerraba a sus espaldas.
—Me
alegra que hayas podido venir hoy —dijo la voz aterciopelada y grave del
profesor Shin tras él, muy cerca de su oreja, provocando otro escalofrío más
por su espalda—. Quería probar algo nuevo contigo.
La
mera mención de su nombre, su mera presencia, el roce de su aliento cálido
sobre su piel o su voz grave hacían que el cuerpo de Taeyeob reaccionara de una
forma demasiado intensa, algo que, aunque al principio había querido controlar,
le era completamente imposible. Su cuerpo era simple y llanamente débil ante
Shin Kyubin, su atractivo profesor de física y química y no había sido capaz de
resistirse a él, desde el principio había sido demasiado débil y su toque hacía
que su cuerpo se volviera un completo caos. Había sido imposible no rendirse
ante él y prácticamente lanzarse sobre su joven profesor un día entre las
estanterías de la solitaria biblioteca y, tras aquello, no había hecho más que
buscarlo o acudir a su llamada una y otra vez, encontrando aquel lugar
solitario en el que nadie pudiera encontrarlos, en el que nadie pudiera ver qué
era lo que hacían, un espacio pequeño con cuatro paredes que guardaba demasiados
secretos y que aquel día iba a guardar uno más.
—¿Qué
querías probar, profesor? —preguntó, intentando parecer indiferente a pesar de
que se moría de curiosidad por saberlo.
—Desnúdate
para mí, Taeyeobie —susurró el profesor en su oído, mordiendo levemente el
lóbulo de su oreja justo después.
Una
corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo y el chico tuvo que esforzarse por
no gemir de puro placer debido a la sensación de aquellos dientes en su oreja,
pero al final acabó dejando escapar un leve jadeo. Taeyeob se maldijo
internamente por ser tan malditamente débil ante el mayor, pero después hizo lo
que éste le había pedido sin perder ni un solo momento porque, después de todo,
no tenían mucho tiempo porque la hora del almuerzo no duraría para siempre. Se
quitó la chaqueta del uniforme y se desabotonó la camisa con rapidez, sacándose
la camiseta que llevaba debajo por la cabeza y quedándose con su torso
completamente desnudo, dándole la espalda a su profesor. El chico dejó aquella
ropa sobre una silla desvencijada que se encontraba en el lugar, de la mejor
forma posible para que no se arrugara demasiado y después se desabrochó los
pantalones y se los bajó, dejándolos junto al resto de su ropa y, girándose
hacia el mayor, todavía con sus calzoncillos puestos, sintiendo un escalofrío
al descubrir la mirada intensa de éste sobre su cuerpo, sus ojos de color
chocolate ardiendo de deseo, su sonrisa pícara adornando su rostro y
prometiéndole a Taeyeob un viaje al más oscuro de los infiernos.
—Toda
tu ropa —le dijo su profesor, con aquella sonrisa socarrona.
Taeyeob
no pudo evitar poner los ojos en blanco ante aquello, pero le hizo caso sin ponerle
ninguna pega porque en el fondo había aprendido que cada cosa que el mayor le
dijera, cada cosa que hicieran, al final iba a acabar gustándole. Estaba más
acostumbrado a que su profesor lo apretase con fuerza contra su cuerpo mientras
lo besaba una y otra vez, dejándolo sin respiración en tan solo unos pocos
segundos hasta que comenzaban a desnudarse precipitadamente, entre besos y
roces de sus manos, pero tampoco se iba a quejar porque aquel día hicieran algo
diferente, por eso, cuando se quitó los calzoncillos y se quedó completamente
desnudo ante él, lo miró, expectante por saber qué era lo siguiente que debía
hacer. Su profesor le dedicó una mirada intensa de arriba abajo que provocó que
todo su cuerpo temblase bajo ella antes de sacar de una bolsa que había dejado
sobre el sofá algo con encajes y de un color nude. Taeyeob parpadeó
rápidamente, tratando de ver si de verdad lo que había sacado era lo que estaba
viendo ante sus ojos y no era producto de su imaginación, quedándose con la
boca abierta al ver que sí era.
—¿Lencería?
—acabó preguntando, sin poder creérselo.
—Pensé
que te quedaría perfecta y que sería una forma nueva y divertida de pasar un
buen rato —contestó el mayor—. Después de lo de la falda no he podido dejar de
pensar en esto.
Taeyeob
sintió cómo todo su cuerpo se enrojecía de la vergüenza que le provocó el
recuerdo de él vistiendo la falda de un uniforme de repuesto que había en el
colegio por si alguna chica lo necesitaba, subido sobre los muslos de Kyubin y
dejándose caer una y otra vez sobre su miembro, llevándose él mismo hasta el
éxtasis sin detenerse. Aquella ocasión había sido una ocasión especial, algo a
lo que había accedido porque había pensado que estaría bien probarlo, pero no
había imaginado que aquello abriera una veda para aquel tipo de fetiches…
aunque no lo desagradaba, le seguía produciendo curiosidad y quizás lo excitaba
un poco más porque las miradas que le había dedicado su profesor cuando habían
tenido aquella incursión con la faldita plisada habían provocado muchísimas más
cosas en él que de costumbre, jamás había pensado en ponerse lencería de
encaje, eso sí… aunque suponía que en el fondo le gustaba jugar a cada
jueguecito que al mayor se le ocurriese. Taeyeob era inexperto después de todo,
también quería probar, jugar con su sexualidad y sentirse bien, querido y
deseado… de la misma forma que quería que su profesor jugase con él de
cualquier forma que quisiese porque confiaba en él, confiaba en que sus
elecciones iban a hacer que se sintiese increíblemente bien.
Sin
decir ni una palabra más, acabó alargando la mano hacia el conjunto de
lencería, aquellas braguitas de encaje que era casi trasparente, lo mismo que
el bralette que conformaba la parte superior. Primero se colocó las bragas, subiéndolas
lentamente por sus piernas, sabiendo que el mayor estaba observándolo
atentamente sin perder detalle de lo que hacía, hasta que se las ajustó en la
cintura, sintiendo cómo éstas apretaban su miembro bastante porque, a pesar de
que la talla le quedaba perfecta, no estaban hechas para contener aquello.
Después abrochó el bralette antes de colocárselo por la cabeza, metiendo sus brazos
y tirando de él hacia abajo hasta que estuvo sobre su pecho plano. Cuando alzó
la cabeza tras terminar de ajustarse bien la ropa interior, descubrió que la
mirada del mayor sobre su cuerpo estaba cargada de un deseo demasiado intenso,
un fuego que ardía en sus ojos como nunca antes lo había hecho. Taeyeob trató
de sostener aquella mirada, pero le fue imposible hacerlo y al final acabó
desviándola mientras enrojecía violentamente de los pies a la cabeza.
—Estás
completamente precioso —le dijo.
Taeyeob
volvió a mirarlo y lo vio lamiéndose los labios y tragando saliva mientras no
le quitaba la vista de encima, como si solo él existiese en el mundo. Sus ojos
se encontraron durante unos momentos y, antes de que el chico se diese cuenta
de nada, su profesor de física y química había cruzado la distancia que los
separaba de una zancada y había sujetado su rostro y su cintura con sus manos,
apretándolo contra su cuerpo y buscado sus labios con los suyos. Taeyeob tardó
unos momentos en reaccionar porque no se había esperado aquello, pero respondió
gustoso a aquel beso, moviendo sus labios al ritmo que marcaba el mayor en un
inicio, pero queriendo mucho más poco después, lamiendo sus labios y buscando
enredar su lengua con la suya una y otra vez hasta que ambos se quedaron sin
respiración y tuvieron que separarse para que sus pulmones se llenasen de aire
nuevamente. El chico trató de volver a atrapar los labios de Kyubin, besarlo de
nuevo de esa forma casi desesperada porque llevaban algo de tiempo, unas
semanas, sin poder encontrarse de aquella manera; no obstante, cuando acercó su
rostro de nuevo al suyo, éste lo empujó levemente hacia atrás y negó con su
cabeza, dedicándole una sonrisa a modo de disculpa.
—No
tenemos mucho tiempo —le recordó. Taeyeob asintió. Sabía que tenían poco
tiempo, pero los labios del mayor eran casi adictivos, por lo que tuvo que
refrenar aquellas ganas de seguir besándolo una y otra vez hasta que sus bocas
estuvieran completamente rojas e hinchadas—. Ponte sobre la mesa y ábrete de piernas
—le pidió—. Quiero que te toques para mí.
—¿Quieres
que…? —comenzó a preguntar, pero antes de que terminase la pregunta, Kyubin
asintió y repitió lo que le acababa de decir.
—Quiero
que te toques para mí, que te masturbes para que yo te vea, que te prepares sin
que yo pierda ni un solo detalle de lo que haces —aclaró—. Quiero ver lo
muchísimo que me calientas de esta forma, Lee Taeyeob.
El
chico se quedó sin respiración durante un segundo y cuando se acordó de que
debía de respirar para poder seguir viviendo, una especie de jadeo ahogado
salió de su garganta sin que pudiera evitarlo. El mayor esbozó una de sus
sonrisas pícaras que provocó demasiadas cosas en el cuerpo de Taeyeob y después
se sentó en el sofá que había frente a una mesa baja, el lugar en el que le
había pedido que se pusiese. Nunca había hecho nada como lo que le acababa de
pedir, nunca se había tocado delante de nadie y estaba nervioso porque
realmente no sabía qué hacer, cómo hacerlo, se suponía que solo tenía que
tocarse y que de esa forma Kyubin se excitaría, solo viéndolo, mientras estaba
vestido con aquella lencería de encaje. No estaba muy seguro de cómo hacerlo,
pero tampoco tenía demasiado tiempo que perder porque pronto tenía que volver a
las clases, así que, simplemente caminó hacia la mesa, pasando por delante de
su profesor y sentándose sobre la mesa, ante él, abriendo sus piernas y
llevando su mano izquierda hasta su entrepierna.
Taeyeob
comenzó a tocarse por encima de la suave tela de encaje, sintiendo contra su
miembro, que se volvía cada vez más y más sensible ante aquel roce, crecía poco
a poco dentro de aquellas braguitas. Desde el primer instante intentó hacerlo
mirando a Kyubin, observando el cambio en sus reacciones, en su expresión,
mientras éste lo miraba de una forma tan intensa que su mirada casi le quemaba
en la piel; no obstante, esa manera en la que el mayor lo miraba, provocaba que
el chico se volviera algo más tímido y enrojeciera de los pies a la cabeza por
la vergüenza porque se estaba masturbando delante de él y, por el bulto que
estaba creciendo en los pantalones de su profesor, éste se estaba excitando al
verlo tanto cómo él lo estaba haciendo por tocarse bajo su atenta mirada.
Taeyeob no tardó demasiado en estar medio duro y su miembro comenzó a doler
dentro de aquellas bragas de encaje que eran demasiado pequeñas para contenerlo
en todo su esplendor, por ese motivo, acabó sacando su miembro, erecto, de
ellas y solo dejando sus testículos dentro, comenzando a tocarse arriba y
abajo, una y otra vez hasta que se detuvo, queriendo muchísimo más, necesitando
hacer más, mirando a su alrededor y buscando el bote de lubricante que siempre
usaban cuando estaban allí y hallándolo en una de las baldas de la estantería
que se encontraba a su derecha, escondido a simple vista. El chico no tuvo que
hacer más que alargarse un poco para poder cogerlo y lo abrió inmediatamente
después, echándose un poco sobre sus dedos y aprovechando la postura en la que
se encontraba para retirar un poco la prenda de encaje y dejar al descubierto
su trasero, comenzando a penetrarse con ellos, teniendo un escalofrío de placer
al hacerlo, el frío del lubricante en contraste con el calor que emanaba del
interior de su cuerpo. Taeyeob soltó un leve jadeo por ello y ante él, vio cómo
el cuerpo de Kyubin se tensaba, sus manos apretándose en puños sobre sus
muslos, como si se estuviera conteniendo de saltar sobre él en cualquier
momento. El chico siguió penetrándose una y otra vez hasta que sus dedos dieron
contra su próstata y soltó un jadeo, sin que pudiera evitarlo, quizás un poco
más fuerte de lo que debía por si había alguien en el pasillo, pero la
sensación electrificante que le había recorrido todo el cuerpo había sido de
puro placer y no había podido contenerse.
Taeyeob
había cerrado sus ojos, demasiado perdido en su propio placer y al abrirlos se
encontró la silueta de su profesor sobre él, demasiado cerca, sus ojos ardiendo
de puro deseo por él. Durante un segundo, el mundo pareció detenerse, ambos se
miraron el uno al otro como si nada más existiera a su alrededor, pero después
todo se volvió caos y fue demasiado rápido. Los labios de Kyubin se estrellaron
contra los suyos, besándolo con ansias, con hambre, como si quisiera devorarlo
por completo y Taeyeob se dejó llevar por aquel beso enloquecedor, respondiendo
al instante, enredando su mano derecha en el pelo largo de su profesor y
disfrutando de aquella intensidad, cerrando sus ojos y abandonándose por
completo hasta que algo lo hizo quedarse estático, con sus ojos abiertos de par
en par y sin aire. El mayor parecía no haber podido soportar más la excitación
y por eso cogió al chico de la muñeca para sacar sus dedos de su interior,
antes de abrirse la bragueta de sus pantalones e introducir su miembro de golpe
en su cuerpo. De los labios de Taeyeob escapó un jadeo ante la intensa e
inesperada penetración, un jadeo fuerte en el que se le fue todo el aire de los
pulmones y tuvo que separarse de los labios de su profesor para poder respirar
de nuevo mientras este se movía dentro y fuera de él una y otra vez, con un
ritmo completamente acelerado, rozando con su miembro su próstata una y otra
vez y haciendo que cada parte de su cuerpo reaccionase de una forma demasiado
intensa, que la sensibilidad de éste fuera en aumento más y más, mientras el
fuego se acumulaba en su bajo vientre hasta que finalmente estalló en un
orgasmo que dejó todas sus extremidades laxas y su cuerpo mientras Kyubin lo
penetraba una y otra vez, prolongando su orgasmo hasta que él mismo acabó,
dentro de él, su semen caliente esparciéndose en su interior.
Durante
unos momentos se quedaron completamente estáticos, recuperando sus
respiraciones y recuperándose de aquello, pero finalmente Kyubin comenzó a
salir de él con lentitud, hasta que finalmente sus cuerpos dejaron de estar
conectados, con una sonrisa de absoluta satisfacción en su rostro. Taeyeob
todavía sentía en todo su cuerpo la intensidad con la que había pasado todo
aquello y la forma en la que lo habían hecho, la mirada del mayor sobre su
cuerpo mientras se tocaba él mismo y sus fuertes y rápidas penetraciones. Había
sido nuevo, pero a la vez increíble y el chico sentía que quería repetir
aquello, jugar mucho más entre ellos y descubrir otro tipo de cosas que los
hicieran sentir como esa vez o incluso mejor. Taeyeob quería que Kyubin jugara
con él sin ningún tipo de miramiento, que hiciera todo lo que quisiera con su
cuerpo si todas y cada una de sus ideas iban a ser así.
—Se
acaba el descanso —murmuró su profesor de física y química, sacándolo de sus
pensamientos, dejando un beso corto en sus labios mientras comenzaba a limpiar
su cuerpo de su semen con una toallita—. Ninguno de los dos podemos llegar
tarde a clase.
—No
podemos, no —respondió Taeyeob, dejándose limpiar y mimar.
Quizás
mientras estuvieran en el instituto no pudieran encontrar demasiadas
situaciones en las que explorarse a ellos mismos y la forma en la que les
gustaba tener sus relaciones sexuales debido al escaso tiempo que podían pasar
juntos, pero sabía perfectamente que seguirían utilizando aquellos descansos
para encontrarse una y otra vez para estar juntos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario