Título: Love me harder (because I wanna be your pet)
Autora: Riz Aino
Pareja: LoveNine (Love
+ Nine) (OnlyOneOf)
Clasificación:
NC–17
Géneros:
AU, romance, pwp, smut
Número de palabras:
2.942 palabras
Resumen:
Wookjin es la mascota de Jisung, eso es lo único que es.
Advertencias:
relaciones sexuales explícitas llenitas de bdsm.
Notas: historia
escrita por el cumpleaños de Nine. ¡Feliz cumple a mi precioso bollito!
Comentario de autora:
os juro y re-juro que yo quería hacer un one shot bonito y fluff para su
cumple, pero cuando estaba mirando entre mi listado de prompts de OOO apareció
ante mí este y no pude resistirme. Espero que os guste.
—Eres un buen chico, Wookjinie… lo
estás haciendo muy bien…
Wookjin sintió cómo la mano de su
chico acariciaba la parte superior de su cabeza después de decir aquellas
palabras y no pudo evitar que una sonrisa apareciera en sus labios mientras
seguía besando y lamiendo su miembro, duro como una piedra. El mayor estaba terriblemente
excitado, casi tanto como lo estaba Wookjin ante la posibilidad de hacer
aquello que llevaba tantísimo tiempo queriendo probar, pero que nunca se había
planteado comentarle a su novio hasta hacía relativamente poco. Había sido en
una noche en la que las cosas se les habían ido a todos de las manos, ya que
habían bebido mucho más de lo que acostumbraban y las conversaciones que habían
aparecido en la mesa habían rallado lo absurdo y lo excitante. Wookjin no sabía
cómo había salido el tema y, de hecho, no recordaba exactamente qué era lo que
había dicho, pero en algún momento de la noche habían estado hablando sobre
prácticas de bdsm y el chico se había subido sobre las piernas de su novio y,
rozándose contra él, le había dicho que quería ser su mascota, que lo dominase
y le hiciese lo que quisiera, absolutamente todo. Wookjin no recordaba cuál
había sido la reacción de éste, no recordaba qué era lo que le había dicho y, a
la mañana siguiente, ambos habían despertado con una resaca tremenda. Debido a
que su novio no solía recordar nada cuando bebía demasiado y que Wookjin tenía
retazos de memoria no demasiado fiable, no salió ninguna conversación sobre lo
que había sido dicho y lo que no aquella noche. No obstante, unas semanas
después, cuando llegó el cumpleaños de Wookjin y su chico le propuso pasarlo
juntos, solo ellos dos, sin ninguno de sus amigos, lo que jamás se había
esperado era que éste hubiera arrasado con la mitad del género de algún sex
shop y hubiera decidido cumplir sus deseos sobre convertirlo en su mascota y
dominarlo.
—Quiero sentir tu boca envolviéndome,
cachorro —dijo Jisung, sacándolo de sus pensamientos, tirando levemente de la
correa que había enganchado al collar de cuero que apretaba su cuello
firmemente—. Quiero que me la comas como tú sabes.
Wookjin esbozó una sonrisa en sus
labios y después asintió, cambió su postura un poco en el suelo, aunque todavía
de rodillas, alzándose un poco para tener un mejor acceso al miembro de su
chico. El movimiento, no obstante, hizo que el dildo enorme que tenía en su
trasero y que tenía forma de cola de perro, se moviese con él y rozase contra
su próstata, provocando que el chico jadease de placer. Durante unos segundos
se quedó paralizado, disfrutando de aquel repentino e inesperado placer, con su
mirada perdida en el infinito, pero un fuerte tirón de la correa que apretó el
collar contra su garganta, dejándolo durante un segundo sin respiración, lo
devolvió a la realidad y observó a Jisung desde abajo, viendo su imponente
figura desnuda frente a él, sus ojos castaños oscuros con un brillo de deseo,
placer y fuego observándolo con intensidad.
—Te he dicho que siempre que te dé una
orden debes responder “sí, amo” —le dijo, su voz sonando un una fuerza y
autoridad que le provocó escalofríos al chico—. Voy a tener que castigarte por
esto.
—Lo siento, amo —respondió Wookjin—.
No volveré a olvidarme de sus órdenes, amo.
Una sonrisa pícara apareció en los
labios de Jisung antes de decirle “hazlo” y Wookjin aquella vez no se olvidó de
responder “sí, amo” antes de coger con su mano izquierda el miembro del mayor y
después abrir su boca, comenzando a introducírselo lentamente, apretando sus
labios a su alrededor hasta sentir que su punta rozaba contra el fondo de su
garganta. Wookjin estaba acostumbrado a aquello, de hecho, se le daba
increíblemente bien usar su boca para dar placer y siempre dejaba a sus parejas
temblando de placer y corriéndose en apenas unos pocos minutos. Jisung no era
diferente. El mayor adoraba cuando Wookjin se introducía su miembro en la boca
y lo llevaba hasta el orgasmo con sus labios y su lengua obrando maravillas en
aquella parte tan sensible de su cuerpo. Y el chico empezó a hacerlo como
siempre lo había hecho, lento, introduciéndoselo y sacándoselo de su boca
mientras jugaba con su lengua en él, respirando por su nariz como se había
acostumbrado a hacer y sabiendo perfectamente cuán hondo debía de llegar para
poder hacer aquello correctamente.
No obstante, a mitad, ocurrió un
cambio brusco e inesperado que dejó a Wookjin sin aire porque Jisung había
cogido su cabeza con sus manos y había forzado completamente su miembro en su
boca para que éste entrase entero. El chico se agarró a sus muslos, con fuerza,
hundiendo sus dedos en ellas, intentando recuperar su respiración de alguna
forma, pero no pudo hacerlo hasta que el mayor no sacó su miembro por completo
de su boca, en ese momento, Wookjin boqueó en busca de todo el aire que le
había faltado, pero no pudo recuperarlo del todo porque antes de que lo
hiciera, Jisung le abrió su boca con sus dedos e introdujo de nuevo su miembro
en su boca, comenzando a embestir contra ella, una y otra vez, usándolo
totalmente para su propio placer, una y otra vez, mientras Wookjin se quedaba
sin respiración hasta que finalmente volvió a sacarlo de su boca y el chico
sintió cómo el líquido viscoso y caliente de su semen caía sobre su rostro,
manchándolo por completo.
Wookjin jadeó por aire mientras Jisung
se corría sobre él, importándole bien poco aquello, sintiéndolo realmente excitante
porque era un signo más de la dominación del mayor sobre él y de su sumisión,
pero notando su garganta un poco jodida por aquello. Sin poder evitarlo
carraspeó y tosió a la vez que buscaba el aire que le había faltado
desesperadamente hasta que sus pulmones se fueron llenando de oxígeno poco a
poco. Cuando se sintió un poco menos mareado por la falta del aire y podía
enfocar sus ojos y usar todo su cuerpo y sus sentidos, el chico miró hacia
arriba, encontrando al mayor con una expresión de completa satisfacción en su
rostro mientras lo observaba, mientras miraba el cuadro que debía de estar
hecho, con todo su semen chorreando por su rostro y jadeando por la falta de
aire.
—Eres precioso, Jung Wookjin —le dijo
el mayor, provocando que el chico sintiese cómo sus mejillas se encendían—.
Quédate aquí un momento, no te muevas.
—Sí… amo…
Jisung se fue de su lado durante unos
momentos y cuando volvió hasta él, llevaba una toallita húmeda con la que
comenzó a limpiarle la cara con la delicadeza con la que solía tratarlo
siempre. Wookjin se relajó ante aquel toque, aquel roce inesperado por la
situación en la que se encontraban, moviendo su cabeza levemente siguiendo las
caricias. Cuando Jisung finalmente retiró todo rastro de su semen de su cara,
arrugó la toallita y la tiró a la papelera que se encontraba a un par de pasos
de él, fallando estrepitosamente en su intento. Si hubieran estado en otra
situación, Wookjin se habría reído de él, por ser tan malditamente torpe en
todo lo que hacía y se lo habría estado recordando al menos durante una semana,
pero en aquellos momentos todavía seguían con aquel pequeño juego en el que se
tenía que comportar y tenía que hacer solo lo que Jisung le pidiera. No quería
ser un mal perro, no quería ser castigado por hacer algo más, aunque en el
fondo le gustaba la idea de ser castigado.
—Súbete a la cama y ponte a cuatro
patas, cachorro —le ordenó, su voz autoritaria resonando en sus oídos y
haciendo que un escalofrío recorriera todo su cuerpo.
—Sí, amo.
Sin perder el tiempo, Wookjin comenzó
a moverse para cumplir con esa orden; no obstante, al moverse, el dildo que se
encontraba dentro de él se movió también y lo hizo ver las estrellas de nuevo
debido a que con cada movimiento que hacía para levantarse del suelo o con cada
paso que daba en dirección a la cama, éste rozaba su próstata y hacía que se
volviera cada vez más y más débil por el placer que experimentaba. El chico
tardó más tiempo del que habría tardado en una situación normal en llegar a la
cama y ponerse a cuatro patas sobre ella, pero cuando lo hizo, dejó escapar un
suspiro profundo, un jadeo salido de lo más profundo de su ser. Inmediatamente
después, el peso de Jisung hundía el colchón tras él colocándose cerca de su
cuerpo, pero no lo suficiente como para que se rozasen. Sin poder verlo porque
estaba a su espalda, Wookjin no supo qué era lo que el mayor estaba tramando,
así que, cuando éste le dio un azote en el trasero, el chico no pudo evitar que
un pequeño jadeo de sorpresa se escapase de sus labios, a la vez que los
músculos de su cuerpo se volvían rígidos, haciendo que el dildo de su trasero
volviera a rozar contra su próstata y le mandara otra oleada de placer.
—Este es tu castigo por olvidarte
antes de decir “sí, amo” —le aclaró su novio—. Te daré unos cuantos más, para
que no se te olvide.
—No se me olvidará jamás —respondió.
Y era verdad, no creía que fuese a
olvidar lo que estaba pasando en la noche de su vigésimo tercer cumpleaños,
desde que había abierto la caja que Jisung le había tendido, envuelta
torpemente en papel de regalo y con un moño, para encontrarse una serie de
juguetes sexuales y arneses, junto con la petición formal para ser su amo
durante esa noche, solo si él quería ser su mascota. Había sido tan inesperado,
pero a la vez tan excitante, que el chico ni se lo había pensado antes de
aceptar porque, de todas formas, aquello era algo que había cavilado durante un
tiempo… y no se arrepentía para nada porque esa noche estaba excitado como
nunca antes lo había estado, su miembro completamente duro a pesar de que
Jisung no lo había tocado y, a pesar de que él mismo no se había atrevido a
hacerlo sin que su novio le diera una orden expresa sobre ello. Los azotes
sobre sus nalgas, uno tras otro, aunque dejando un poco de espacio entre ellos
para que el chico pudiera paladear el dolor y el placer que cada uno de ellos
le provocaba.
Jisung siguió azotándolo hasta que
decidió que su castigo había acabado y, después de ello, simplemente se colocó
pegado a su cuerpo, inclinándose sobre Wookjin, pegándose a su espalda, para
abrazarlo con fuerza, sin decir ni una sola palabra, quedándose de aquella
forma durante unos momentos, solo respirando contra su nuca, su sensible nuca,
mandando escalofríos de placer uno tras otro por todo el cuerpo del chico al
hacerlo. Wookjin no sabía qué era lo que pretendía con aquello, pero no tardó
demasiado en hacerlo, porque tras aquellos momentos de calma, Jisung dejó un
beso sobre su nuca mientras que su mano se acarraba a la cola del dildo que el
chico tenía en su trasero y tiraba de él rápidamente para sacarlo por completo
de su interior. Wookjin jadeó, el dildo había estado durante demasiado tiempo
dentro de su cuerpo y era grande, por lo que cuando salió de golpe lo dejó
sintiéndose completamente vacío y con su ano abierto por completo, pulsando con
una mezcla de placer y de dolor.
—Quiero follarte sin condón, cachorro,
quiero correrme dentro de ti —le dijo Jisung, contra su oreja, provocando que
otro escalofrío recorriera todo su cuerpo de arriba abajo—. ¿Puedo hacerlo,
Wookjinie?
—Sí… sí… —jadeó el chico, sintiendo
excitación simplemente de pensar en aquello—. Sí, por favor… amo…
Wookjin notó la sonrisa de su novio
contra su piel antes de que éste se separase de su espalda y le abriese un poco
más las piernas para tener un mejor acceso, guiando su miembro hasta su
palpitante entrada e introduciéndose de golpe en él, sin previo aviso. El chico
se quedó sin respiración y los brazos le fallaron, haciendo que acabase con sus
ante brazos sobre el colchón, su trasero levantado hacia Jisung, quien no
desaprovechó aquella oportunidad para agarrar con su mano izquierda su cintura,
para ayudarse y sujetarse en él y así hacer sus penetraciones mucho más
rápidas, mientras que con la otra mano tiró de la correa enganchada a su
collar, haciendo que éste se clavase de nuevo en su garganta y lo dejase sin
respiración. Wookjin hundió sus manos en el colchón, agarrando con fuerza las
sábanas mientras buscaba el aire desesperadamente que le faltaba, jadeando,
hasta que Jisung dejó de apretar unos momentos después.
—Más… más… más… —no pudo evitar
pedirle.
Aquella era la primera vez que Wookjin
le pedía algo a Jisung, saliéndose un poco de su papel como sumiso, pero no
había podido evitarlo porque la forma en la que el aire se había escapado de
sus pulmones mientras éste no paraba de adentrarse en su cuerpo sin descanso,
rozando su próstata, lo había hecho ver las estrellas y necesitaba aquello más,
experimentar aquel extraño placer mientras le faltaba el aire y era estimulado
porque estaba tan cerca de correrse, le quedaba muy poco para estallar en el
orgasmo más intenso y exquisito que jamás había tenido en su vida. Y Jisung le
concedió aquel deseo, volviendo a tirar de la correa para que el collar se le
clavase en el cuello y lo dejase sin respiración de nuevo mientras lo penetraba
una y otra vez, rápidamente, a un ritmo enloquecedor, hasta que ambos acabaron
corriéndose, primero Wookjin, alcanzando un estado de éxtasis que jamás antes
había sentido, sus brazos dejando de sujetar su cuerpo y cediendo bajo su peso,
después Jisung, que siguió penetrándolo una y otra vez, sujetando sus caderas,
a través de su orgasmo, prolongándolo, hasta que finalmente acabó dentro de él,
tal y como le había dicho que lo haría. Wookjin sintió cómo el semen caliente
de su chico se adentraba en sus entrañas y la sensación fue tan rara y a la vez
tan especial, que no pudo evitar que la sonrisa satisfecha que había aparecido
en sus labios tras su clímax, se ensanchara.
Cuando Jisung salió de su cuerpo, unos
momentos más tarde, lo hizo con delicadeza y después de eso procedió a quitarle
el collar de su cuello y quitar de la cama todo aquello que habían usado esa
noche mientras Wookjin seguí tumbado sobre el colchón, con sus músculos todavía
hechos de gelatina, incapaz de moverse, ni siquiera de girarse para colocarse
sobre su espalda, aunque no hizo realmente falta que lo hiciera porque solo unos
instantes después, Jisung volvía con él a la cama y se tumbaba a su lado,
dedicándole una sonrisa que hizo que el corazón de Wookjin diera un brinco y
comenzara a latir rápidamente dentro de su pecho. El mayor parecía feliz, pero
a la vez parecía algo preocupado, como si temiera que hubiera hecho algo mal o
que le hubiera hecho un daño que fuera irreparable. Su mano se acercó a su
rostro y acarició su mejilla con mucha delicadeza, haciendo que Wookjin cerrara
sus ojos para disfrutar del contacto.
—¿Te ha gustado, Wookjinie? —le
pregunto, de forma suave, dándole a entender de aquella forma que el juego
había acabado. Wookjin solo pudo mover su cabeza afirmativamente, sintiendo la
garganta poco dolorida—. No te he hecho daño, ¿verdad?
—No… hyung… —respondió aquella vez, no
queriendo preocuparlo por su falta de respuesta en una pregunta tan
importante—. Ha sido… la mejor… noche de mi… vida…
—Me alegra mucho, Wookjinie —le dijo
su chico, dejando un beso sobre la punta de la nariz—. Ahora vamos a bañarnos y
hay que cambiar las sábanas también.
—No…
Wookjin quiso remolonear ante aquello
y se resistió un poco mientas el mayor tironeaba de sus brazos para que se
levantase de la cama, pero al final, sabía que éste tenía razón, así que, se
movió cómo pudo hasta que acabó levantándose del colchón, sintiendo cómo sus
piernas le flaqueaban y los brazos de Jisung sujetándolo para que no cayese
inmediatamente después. Su novio le dedicó una sonrisa pícara antes de
agacharse un poco y cogerlo en sus brazos, haciéndolo reír, mientras lo cargaba
hasta el baño, dejándolo dentro de la bañera y comenzando a echar agua
calentita en esta, completamente dispuesto a pasar el resto de la noche
ayudándolo a bañarse y prestándole todo tipo de atenciones, siendo mucho más
dulce con él de lo que lo era normalmente y haciendo de esa forma que Wookjin
quisiese volver a repetir aquella experiencia… por todo lo que había sentido
durante ella, toda la excitación de esa exquisita mezcla de placer y dolor y
por las cosas que estaba sintiendo tras ella, todo el amor que Jisung estaba
volcando en él.
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