miércoles, 8 de febrero de 2023

[One Shot] Dangerous Beauty {BaoMin}

Título: Dangerous Beauty

Autora: Riz Aino

Pareja: BaoMin (Bao + Jaemin) (XEED)

Clasificación: PG–13

Géneros: AU, mafia, romance, light smut

Número de palabras: 2.694 palabras

Resumen: Seongyeob sabía a la perfección que lo que lo atraía de Jaemin era su belleza peligrosa... pero estaba dispuesto a correr todos los riesgos que ello implicaba.

Advertencias: mención a relaciones sexuales, pero nada explícito.

Comentario de autora: al ver la foto con la que hice la portada para este fic no me pude resistir y tuve que ponerme a plotear algo de mafias con esta gente para ser feliz. Espero que os guste.

 



—¿Y bien? —preguntó Jaemin, echándose hacia atrás en su silla, mirándolo intensamente —. ¿Te ha gustado el sitio?

 

Seongyeob sonrió divertido ante la pregunta. Su novio lo había llevado por primera vez de cita, organizándolo todo él y encargándose de que todo fuera de su gusto y lo había llevado a uno de los restaurantes más caros de Seúl, en donde cada plato era una obra de arte tras otra. Obviamente, el chino no se había sorprendido demasiado, después de todo, sabía perfectamente que su novio era el heredero de una especie de imperio comercial y el dinero le sobraba, pero sí que le había parecido un detalle bonito que decidiera invertir bastante dinero en aquella cena para ambos porque, junto a él, nunca había sido de ostentar mucho, coches de lujo y guardaespaldas aparte.

 

—No ha estado nada mal —le respondió, chinchándolo un poco—. Estaba todo riquísimo, pero me he quedado con un poco de hambre.

 

Una sonrisa pícara apareció en el rostro de su chico antes de contestarle.

 

—Eso lo podemos arreglar, todavía nos queda el postre.

 

La forma sugerente en la que lo dijo y con sus ojos clavados en Seongyeob provocaron que al chico le recorriese un escalofrío por la columna vertebral, sabiendo perfectamente a qué clase de postre se refería y no era precisamente al que todavía estaban por llevarles en el restaurante. Seongyeob le respondió con una sonrisa a aquella provocación y eso hizo que Jaemin soltase una carcajada. Su risa se cortó justo después, cuando sus ojos se fijaron en un punto detrás de Seongyeob y la expresión de su rostro fue terriblemente sería durante un segundo, antes de que la alarma y el miedo lo cruzasen. Seongyeob no lo vio venir. No supo ver ni decir siquiera lo que pasó en los siguientes momentos, solo escuchó la voz de Jaemin gritándole que se agachase justo antes de sacar del interior de su chaqueta una pistola plateada y apuntar tras él. Obviamente Seongyeob se agachó, se tapó la cabeza con las manos y se metió debajo de la mesa justo cuando los disparos comenzaron a sonar, algunos más cerca, otros más lejanos, junto con el sonido de gritos de los pocos trabajadores que se encontraban en el lugar, solo atendiéndolos a ellos y el ruido de cosas rompiéndose, vasos o platos estallando por los impactos de las balas. Seongyeob comenzó a temblar bajo la oscuridad de la mesa de puro miedo, deseando que todo aquello se acabase lo más rápido posible. Los segundos pasaron muy lentamente, casi como si fueran horas, mientras todo era caos a su alrededor, hasta que finalmente lo único que se escuchó fue el silencio, un silencio que provocó que el chico contuviese la respiración, respiración que contuvo hasta que lentamente, la larga ropa de la mesa bajo la que estaba fue levantada y, bañado bajo la luz de los focos de aquel restaurante, apareció Jaemin, con la preocupación pintada en su rostro.

 

¿Estás bien? le preguntó su chico, tendiéndole su mano para que él la cogiese y así pudiera ayudarlo a salir, pero Seongyeob no la tomó, solo lo observó, aliviado de que estuviera bien, pero asustado. Sé que ahora mismo debes de tener mucho miedo y muchas preguntas... te juro que lo responderé todo, pero necesitamos irnos de aquí porque este no es un lugar seguro.

 

Seongyeob lo observó durante unos momentos, aquellos ojos castaños que parecían sinceros y aquella expresión de urgencia y preocupación, antes de asentir con un movimiento lento de su cabeza y tomar la mano que Jaemin le ofrecía. Su novio no tardó en comenzar a tirar de él para ayudarlo a salir de debajo de la mesa y después para levantarlo del suelo, pasándole un brazo por la cintura en cuanto estuvo de pie para ayudarlo a caminar. Seongyeob se dejó guiar mientras observaba el estado en el que había quedado aquel restaurante de lujo al que habían ido a cenar, todo roto y desperdigado por todas partes, además de sangre por el suelo y algunos cuerpos, gente que todavía respiraba pero se estaba desangrando o simplemente gente muerta, sus ojos abiertos sin ver, provocando que el chico sintiese nauseas al ver aquella estampa.

 

No mires le dijo Jaemin, susurrando a su lado.

 

Y Seongyeob intentó hacerle caso, pero mientras atravesaban aquel mar de caos, no pudo evitar ver toda aquello y solo cuando salieron al exterior del local y el aire frío de la noche le dio de lleno en su rostro se sintió algo mejor. Jaemin lo llevó hasta un coche que lo estaba esperando en la puerta y entró con él a la parte de atrás, ayudándolo con el cinturón porque sus manos no parecían estar por la labor de dejar de temblar para hacerlo por sí mismo. El coche se puso en movimiento unos momentos después, en cuanto un par de los guardaespaldas de Jaemin se subieron con ellos, comenzando a alejarse del restaurante a gran velocidad. Seongyeob colocó sus temblorosas manos sobre sus muslos, intentando que éstas volvieran a la normalidad mientras a su alrededor se desarrollaba una conversación entre los guardaespaldas de su novio y este sobre lugares seguros donde pasar la noche y algunos nombres de personas desconocidas para él y especulaciones sobre quién se podría haber atrevido a hacer aquello. El chico no le prestó demasiada atención a la conversación, tampoco entendía la mayor parte de ella, por lo que solo trató de calmarse, respirando hondo e intentando dejar su mente en blanco, sin pensar en lo que acababa de sucederle y en todo lo que acababa de ver. Fue difícil, pero para cuando el coche se detuvo, finalmente en su destino, al menos ya no temblaba.

 

Ayudado de nuevo por Jaemin, Seongyeob salió del coche y se encontró en el exterior de una casa gigante, rodeada por árboles y alejada del ajetreo y del ruido de la gran capital que se extendía bajo sus pies. Su novio le dijo un par de cosas a sus guardaespaldas y después volvió a tomar su cintura para andar junto a él, sus dedos largos aferrándose a su cuerpo con algo de fuerza mientras atravesaban el jardín delantero hasta llegar a la puerta de la casa y cuando se adentraron en ella, subiendo las escaleras hasta la segunda planta, Jaemin solo dejó de aferrarse con fuerza a su cuerpo cuando entraron en una de las habitaciones y lo dejó sentado sobre la cama, en ese momento se alejó de él, se quitó la chaqueta y la dejó sobre el perchero de madera con cuidado, dejando también la pistola plateada que había usado antes en el restaurante, colgando de una especie de arnés de cuero que había llevado todo aquel tiempo, tratando de esconderla lo máximo posible de la vista de Seongyeob antes de coger uno de los sillones que se encontraban frente a la chimenea y llevándolo hasta donde estaba Seongyeob, sentándose allí, frente a él.

 

Creo que te debo demasiadas explicaciones comenzó, un suspiro profundo escapando de sus labios después de pasarse las manos por su pelo largo y plateado, apartándoselo de la cara. Seré lo más sincero que pueda respondiéndote a todo, te lo prometo.

¿Quién eres, Shin Jaemin?

 

Aquello fue lo único que Seongyeob pudo preguntar porque no sabía de qué otra forma podía enfocar toda la maraña de pensamientos que tenía en su mente y realmente necesitaba toda la información que Jaemin pudiera darle. Estaba muy confuso por lo que había sucedido en el restaurante y no solo confuso, también tenía miedo a que una situación como aquella se pudiese repetir en cualquier momento. No sabía quién era su novio, en realidad, nunca lo había sabido. Siempre había tenido aquella aura de misterio a su alrededor y, sobre todo, una belleza peligrosa que había atrapado a Seongyeob desde el primer momento; sin embargo, en aquellos momentos, después de todo lo que acababa de pasar, le parecía mucho más peligroso que bello y el chico sentía que necesitaba saber absolutamente todo antes de decidir si huir de ese lugar antes de que fuera demasiado tarde, algo que quizás debería haber hecho ya, pero no sabía por qué aún no podía hacerlo, el miedo, el pánico, jugando probablemente en su contra y no dejándolo tomar las decisiones acertadas. Pero Seungyeob quería escuchar qué era lo que Jaemin tuviera que decir, para saber qué era lo que había pasado, quiénes eran aquellos que les habían disparado y, sobre todo, por qué.

 

No quiero dar rodeos replicó el chico, pero tampoco quiero que te asustes aún más.

No creo que sea fácil asustarme más dijo.

 

No supo siquiera cómo lo dijo. Las palabras que apenas salieron de su garganta fueron prácticamente inaudibles, pero Jaemin las escuchó aún así y suspiró profundamente de nuevo antes de comenzar a hablar.

 

Pertenezco a una de las más importantes familias mafiosas de Corea y los negocios que llevamos no son precisamente legales, pero nos dan dinero y fama comenzó, dejando a Seongyeob con la boca abierta. Por lo general no nos vemos envueltos en este tipo de cosas porque siempre hemos tratado de alcanzar acuerdos beneficiosos con el resto de mafias que operan en Seúl, pero últimamente estamos teniendo problemas con una mafia china y me imagino que han sido ellos los que han decidido atacarme mientras estábamos cenando Jaemin suspiró de nuevo profundamente y después lo miró a los ojos. Nunca te he hablado de esto porque no quería asustarte, es parte de lo que soy y parte del motivo por el que estoy aquí ante ti, no puedo dejar de lado a mi familia ni al negocio porque estoy metido en ello hasta el cuello y no es nada fácil escapar de esta red... tampoco quiero escapar porque, en el fondo, es algo que me gusta su mirada era clara, sincera y sus palabras eran firmes, algo que provocó que en el interior de Seongyeob algo se removiese, aunque no supo el qué en ese momento. Entenderé que no quieras volver a saber de mí porque lo que acabas de pasar no ha sido nada agradable, pero quédate aquí esta noche para estar en un lugar seguro. No quiero que te suceda nada.

 

Después de decir todo aquello, Jaemin se calló, dedicándole una leve sonrisa y después se pasó las manos por la cara y se retiró su largo pelo de la frente, echándoselo hacia atrás y peinándose con sus dedos. Parecía frustrado y también parecía tener algo de miedo. Seongyeob no entendía a qué podía tener miedo siendo un capo de la mafia en Corea, de hecho, todavía no podía entender cómo su novio podía ser un capo de la mafia. Los coches caros y los guardaespaldas le debían haber dado una pista pero Seúl estaba lleno de niños ricos, hijos de grandes conglomerados, que tenían la misma vibra que Jaemin, así que, siempre había pensado que sería alguien relacionado con alguno de esas importantes empresas en el país y en el mundo entero, pero había resultado ser de una forma completamente distinta y Seongyeob no sabía qué decir, no sabía qué pensar, no sabía qué hacer. Todo estaba ocurriendo demasiado rápido y necesitaba tomarse unos momentos, reflexionar y ver qué era lo que sentía, lo que quería hacer, así que, simplemente cerró sus ojos y trató de pensar en la situación en la que se encontraba.

 

La increíble noche que Jaemin había programado para ellos con cena de lujo en un restaurante alquilado solo para ellos, había acabado en un baño de sangre y con ellos corriendo en busca de un lugar seguro para no tener que preocuparse de que aquellos que los habían atacado apareciesen de nuevo. Ahora, Seongyeob estaba allí atrapado en aquel lugar alejado de la mano de Dios a saber realmente cuánto tiempo por su seguridad y en su interior había todo un torrente de distintas emociones que no terminaba de interpretar. Miedo. Miedo tenía muchísimo. Había pasado mucho miedo en el restaurante, bajo la mesa, mientras lo único que escuchaba eran disparos... pero también sentía la adrenalina corriendo por sus venas y su cabeza estaba hecha un total y completo lío porque sabía que Jaemin, su novio, el chico ante él que ahora parecía pequeño, insignificante y cansado, eran en realidad miembro de una mafia y probablemente un asesino. Y debería estar asustado de él como lo había estado en el restaurante, pero por alguna razón que no llegaba siquiera a comprender, no tenía miedo de él. Llevaba más de un año conociéndolo, llevaban bastante tiempo saliendo juntos y, aunque éste no le había contado aquel pequeño secretillo suyo sobre su identidad, Seongyeob casi sentía, aunque lo había pillado todo de sorpresa y seguía estando en shock por todo el torrente de nueva información recibida, que estando junto a Jaemin, no tenía nada que temer. Quizás aquello fue una revelación demasiado grande, sobre todo, después de lo que acababa de vivir, pero no supo por qué, llegar a esa conclusión hizo que todo en su interior se calmase un poco y fuera capaz de volver a mirar a su novio y articular palabra de nuevo con voz clara.

 

Es... extraño... comenzó, pero aunque todavía sigo procesando todo esto y no sé qué pensar... lo que tengo claro es que ahora mismo no quiero separarme de ti.

 

Jaemin se retiró las manos de la cara para mirarlo, sorprendido por su respuesta, pero una vez entendió lo que ésta significaba realmente, una enorme sonrisa apareció en su rostro, lanzándose inmediatamente sobre el cuerpo de Seongyeob para abrazarlo con fuerza.

 

Dios mío he pasado mucho miedo murmuró contra su oído. Miedo porque te pasase algo, miedo porque después de todo esto no quisieras saber de mí, miedo a que me dejaras porque la parte que no conocías de mí te asustaba y era demasiado para ti.

Yo también tengo miedo murmuró Seongyeob, pero no sé por qué, estando contigo, me siento tranquilo... aunque todo esto sea una locura.

 

Jaemin se separó de él durante para mirarlo a los ojos fijamente durante unos momentos, los suyos brillando de una forma que Seongyeob no había visto nunca antes en él.

 

Eres la persona que más quiero en este mundo, quiero que lo sepas.

 

Y tras decir aquello, salvó la poca distancia que separaba sus rostros el uno del otro y besó sus labios de una forma intensa y desesperada, como debía de sentirse, un beso que Seongyeob no dudó en responder de la misma forma, queriendo todo y más de él, dejando que toda la adrenalina que corría por sus venas se desatase en ese beso y en todo lo que vino después. Esa noche ambos se desataron como nunca antes lo habían hecho y se besaron y tocaron con furia, marcando el cuerpo del contrario con sus labios, con sus dedos, mientras susurraban palabras de amor que quizás habrían sido mucho más congruentes con otras acciones más delicadas, más leves, pero lo suyo fue salvaje, impuro, hasta que sus cuerpos se fundieron en uno solo y el placer del orgasmo derritió sus cuerpos por completo, dejándolos completamente agotados y débiles, provocando que se quedasen dormidos casi sin darse cuenta de ello una vez la adrenalina terminó de gastarse en aquella noche que había sido completamente diferente a lo que Seongyeob había esperado y que había provocado que conociera una nueva parte de su novio, una que lo hacía todavía más peligroso... pero él se sentía seguro a su lado y eso era lo único que le importaba por el momento.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario