miércoles, 1 de febrero de 2023

[One Shot] Maid Café {KyuNine}

Título: Maid Café

Autora: Riz Aino

Pareja: KyuNine (KB + Nine) (OnlyOneOf)

Clasificación: NC–17

Géneros: AU, college, maid café, smut, pwp

Número de palabras: 4.426 palabras

Resumen: Wookjin sabía que en el momento en el que entrase por la puerta de aquel maid café para gays, su vida ya no iba a ser la misma... lo que no esperaba era encontrarse con Kyubin, uno de sus sunbaes.

Advertencias: relaciones sexuales explícitas y cosplay de maid sexy.

Notas: historia escrita simple y llanamente porque Nine y KB se “vistieron” como maids en un fansign.

Comentario de autora: ploteé esto en un par de minutos de inspiración y tampoco tardé mucho más en escribirlo. Espero que os guste.

 

 

Wookjin observó el nombre que había sobre la puerta del local frente al que se encontraba “Blue Flower” e inspiró profundamente antes de llevar su mano hasta el picaporte y girarlo para entrar. Sabía a la perfección que en el momento en el que entrase por la puerta de aquel maid café para gays, su vida ya no iba a ser la misma, pero necesitaba el dinero y en aquel lugar pagaban bastante bien para las pocas horas que iba a tener que trabajar, vestirse con un trajecito de maid y dejar que clientes babosos se contentasen con observarlo de esa forma era un precio muy bajo a pagar haciendo el cambio de todo lo que ganaba en el plano monetario, de todas formas, a Wookjin no le quedaba ya demasiada dignidad y era un secreto a voces su orientación sexual, por lo que, aunque el lugar estuviese a las afueras de la ciudad, si alguien conocido lo veía trabajar allí, tampoco iba a ser nada demasiado grave. Lo que el chico no se esperaba era encontrarse con alguien conocido nada más atravesar aquella puerta, alguien demasiado conocido. Hombros anchos, cintura imposiblemente estrecha, su pelo largo ornamentado por un par de lacitos rosa y una cofia de encajes, a juego con el delantal blanco que llevaba sobre el vestido negro y ajustado que vestía, allí, sirviendo a una de las mesas y con una sonrisa pícara, flirteando con los clientes, se encontraba Shin Kyubin, uno de sus sunbaes de la universidad. Wookjin se detuvo en la puerta del establecimiento, totalmente paralizado, sin saber qué hacer más que observar aquel rostro conocido en el último lugar en el que se lo habría esperado y se quedó de aquella forma unos momentos, sin poder reaccionar y casi sin parpadear, hasta que otro de los trabajadores de aquel lugar se presentó frente a él y le ocultó la visión de su sunbae, haciéndolo volver a la realidad.

 

Bienvenido, amo le dijo el muchacho, su pelo rubio, rizado y largo enmarcaba un rostro fino y elegante, de rasgos delicados, como los de una mujer preciosa. ¿Dónde desea sentarse?

Ah... no... no... murmuró Wookjin, quedándose sin habla y sin saber qué decir exactamente. Carraspeó y tragó saliva mientras trataba de hacer que su cerebro volviera a funcionar como era debido. Yo... mmm... soy Wookjin, Jung Wookjin, hoy es... mi primer día de... trabajo...

Ah el chico ante él, esbozó una sonrisa. eres el nuevo. El jefe me dijo que vendrías, así que te he preparado un uniforme, está en en el vestuario, simplemente te lo tienes que poner para atender a los clientes con tu mejor sonrisa se detuvo un momento para observarlo de arriba abajo. Eres muy guapo, así que no creo que tengas problemas para metértelos en el bolsillo, además, tienes experiencia sirviendo mesas, no te preocupes, lo vas a hacer perfecto.

 

Wookjin quiso decirle algo a toda aquella perorata que le había soltado. ¿El qué? Ni idea. Lo había dejado sin palabras, pero antes de que pudiera pensar siquiera qué era lo que le iba a contestar, el muchacho fue llamado por un cliente y simplemente se fue, dejándolo allí con la boca abierta, boqueando como un pez. Y de aquella guisa lo vio Shin Kyubin, que se había quedado tan petrificado como lo había estado el chico antes, al entrar por la puerta. Wookjin lo vio palidecer y en sus ojos vio perfectamente reflejado todo su tren de pensamientos. Primero el amago de esconderse de sus ojos y después la vergüenza de que lo estuviera viendo de aquella guisa ante la imposibilidad de perderse de su vista porque no había forma alguna de hacer que lo de-viera, agachando su cabeza. Wookjin simplemente lo observó como lo había hecho antes, justo al entrar, durante unos momentos, hasta que su sunbae decidió desaparecer, dejando la bandeja vacía que llevaba en sus manos sobre la barra y después atravesando la puerta en la que rezaba un cartel de “solo personal”. El chico tardó unos momentos más en reaccionar, pero luego recordó que debería de empezar a trabajar a pesar de lo que acababa de ver y que realmente no debía de juzgar a su sunbae porque él estaba allí para hacer lo mismo, trabajar en aquel lugar, por vergonzoso o extraño que fuese hacerlo vestido como maid.

 

En el momento en el que salió de su ensimismamiento, Wookjin acabó dirigiéndose también a la puerta por la que había desaparecido Kyubin porque imaginaba que en aquel lugar debían de estar los vestuarios de los que le había hablado el muchacho rubio. Al atravesar la puerta se vio en un pasillo largo y estrecho en el que se encontraba a un lado el baño reservado a los empleados, al otro una pequeña cocina y al fondo otra puerta en la que rezaba “vestuarios”. El chico fue hasta allí y abrió la puerta lentamente, asomando su cabeza primero, dándose cuenta de que su sunbae se encontraba allí también, sentado en una silla, con las manos en la cara, inspirando profundamente y pareciendo bastante frustrado. Wookjin abrió la puerta de la forma más suave posible, pero aún así, esta hizo algo de ruido, alertando Kyubin de la presencia de alguien más en el lugar.

 

Dame cinco minutos, Taeyeobie... ahora mismo no puedo salir ahí fuera con estas pintas dijo, alzando su cabeza y mirando hacia la puerta, descubriendo que allí no se encontraba el tal “Taeyeobie” sino Wookjin. No puedes estar aquí, aquí solo puede entrar el personal de la cafetería, no los clientes le dijo unos momentos después, como si se hubiera recompuesto de la impresión de verlo allí ante él.

No sabía que trabajabas aquí, sunbae le dijo el chico, tratando de esbozar una sonrisa amable en su rostro, terminando de entrar al vestuario a pesar de la expresión de alarma que apareció en el rostro de Kyubin. A partir de ahora yo también trabajo aquí, así que, entiendo que quisieras esconderlo de toda persona que conoces.

¿Vas a trabajar aquí? le cuestionó su sunbae y Wookjin asintió a aquello antes de contestar.

Necesito la pasta y estoy acostumbrado a gays babosos, no puede ser peor que una discoteca de ambiente a las tres de la madrugada respondió el chico, encogiéndose de hombros, tratando de quitarle hierro al asunto y sobre todo, tratando de no mostrar algunas dudas que él mismo tenía sobre si, en el fondo, podría realizar aquel trabajo. Tu secreto está a salvo conmigo, sunbae, soy una tumba.

Gracias, Wookjinie.

 

Kyubin no dijo nada más, solo se levantó de la silla en la que estaba, se alisó la falda del traje de maid y después salió de la habitación, dedicándole una pequeña sonrisa a Wookjin antes de desaparecer por la puerta. El chico no quiso preguntarle los motivos por los que estaba allí, tampoco se creía con el derecho a hacerlo y recibir explicaciones de una persona con la que compartía algunas asignaturas y tenía que hacer algunos trabajos, no tenía una relación tan estrecha con él como para que le debiera nada, así que, solo trabajarían allí ambos por sus diferentes razones y fuera del local no mencionarían a nadie, a absolutamente nadie, qué era lo que hacían. Con decisión, Wookjin se dirigió hasta las taquillas del vestuario, donde colgaba de la puerta de una de ellas un uniforme que debía de ser el suyo y comenzó a quitarse su ropa para poder ponérselo. Nunca se había vestido de nada similar, jamás se había puesto una falda, pero el chico intentó colocárselo todo tal y como había visto en los demás, tardando una eternidad en abrocharse todos los botones del vestido y no sabiendo realmente cómo colocarse la cofia sin que se le cayera de la cabeza, hasta que se dio cuenta de que esta tenía unas horquillas que debía ajustarse en el pelo. Tardó bastante más de lo que había pensado en salir arreglado del vestuario, pero cuando lo hizo salió con la cabeza bien alta, tratando de no verse intimidado por sus piernas desnudas y sus calzoncillos casi siendo visibles por la corta falda del vestido.

 

El nuevo, ¿verdad? le preguntó nada más salir un muchacho con el pelo rizado enmarañado y unas gafas redondas que lo hacían parecer adorable, eso sumado a su baja estatura y el moño enorme que llevaba sobre su pelo, lo volvían todavía más adorable. Soy Yongsoo y me encargo de prepararos los pedidos el jefe me dijo que te había contratado para servir Wookjin asintió. Coge entones una de las libretas y encárgate de las mesas que no hayan sido atendidas, cualquier pregunta que tengas se la puedes hacer a Kyubin o Taeyeob hyung.

 

Wookjin asintió a aquello también y después cogió una de las libretas de los pedidos y un par de cartas antes de ir hacia una mesa de cuatro chicos que justo acababan de llegar. No era la primera vez que trabajaba en una cafetería porque en los veranos, cuando volvía a su casa, siempre cogía algún trabajillo así para sacar algo de dinero para el siguiente semestre de la universidad, así que, esbozó su mejor sonrisa y se acercó a la mesa, apuntando el número de ésta antes de hablarles a los chicos.

 

Bienvenidos a Blue Flower, os dejo la carta para que pidáis lo que queráis y en unos momentos vuelvo para tomaros nota.

 

Después de alejarse de aquella mesa revisó el local para observar si había alguna otra mesa sin atender y también para ver cómo se comportaban su sunbae y Taeyeob, que debía de ser el chico rubio que le había hablado en la entrada porque no había nadie más allí, dándose cuenta de que éstos eran llamados a las respectivas mesas que atendían más que para llevar lo que los clientes pedían, ya que entablaban conversaciones con ellos o flirteaban como si hubieran nacido para ello. Wookjin nunca había visto a Kyubin comportarse de aquella forma, por lo que se quedó más veces de lo que querría admitir embelesado por él. Su sunbae siempre le había parecido alguien interesante, una persona seria con sus estudios, pero también el rey de la comedia en el trato diario, siendo esa dualidad lo que más le había gustado, pero verlo allí, en aquel café, trabajando vestido como maid y flirteando con otros chicos como si hubiera nacido para ello, hacía que el chico sintiera algo más por él.

 

¿Cuál es tu nombre, chico nuevo? le preguntó un muchacho de una mesa que estaba atendiendo, llamando así su atención cuando pasó por su lado y sacándolo de su ensimismamiento mientras observaba distraídamente a Kyubin. No te has presentado todavía.

Lo siento, amo respondió Wookjin, repitiendo la forma en la que había escuchado referirse a sus clientes a Taeyeob. Mi nombre es Wookjin y estaré trabajando aquí en los próximos tiempos.

Eres muy guapo, Wookjinie le dijo el mismo chico. Ven y siéntate aquí conmigo, vamos a pasar un buen rato.

 

El cliente se palmeó sus muslos un par de veces, esperando a que Wookjin se sentase sobre ellos mientras lo miraba con intensidad, pero el chico no se movió de su sitio, inseguro de lo que hacer. En las horas que llevaba trabajando allí no había visto que ninguno de sus compañeros hiciera nada como aquello, de hecho, había visto cómo Taeyeob se había zafado en un par de ocasiones de clientes con las manos más largas de lo que debían dejando de lado su mejor sonrisa y dedicándoles algunas palabras duras, pero ninguno de ellos le había pedido que se sentase sobre sus piernas. Wookjin se mordió el labio inferior y pensó que lo mejor que podía hacer por el momento era decir que tenía que atender a otra mesa antes de hacer algo como aquello y aprovechar el tiempo ganado para preguntarle a Taeyeob o Yongsoo qué era lo que se suponía que debía de hacer en situaciones como aquellas, pero antes de que pudiera ponerlo en práctica, sintió cómo una mano lo tomaba por la muñeca con fuerza y tiraba de él. Wookjin se vio arrastrado por el cliente hasta su lado y éste casi cumplió su objetivo de tenerlo sentado sobre sus piernas, pero justo antes de que eso sucediera, una mano grande lo agarraba por la cintura, hundiendo sus dedos en su piel con fuerza, tirando de él hacia el lado contrario y alejándolo del cliente hasta que su rostro acabó encajado contra el pecho ancho y fuerte de alguien. Wookjin tuvo que cerrar sus ojos por la fuerza y la velocidad del impacto, pero antes de éste había podido ver un borrón con un vestido negro y un delantal blanco de encajes y en aquel lugar solo había alguien más alto que él y con unos pectorales tan grandes.

 

Es el primer día del chico y todavía no conoce del todo las normas del trato cliente y maid comentó Kyubin, dirigiéndose al chico de la mesa. Pero tú eres un cliente habitual y sabes perfectamente cuáles son, no te propases con él.

Solo era una broma, una broma se excusó éste. Quería ver cuál era su reacción porque es un chico monísimo, pero nunca haría nada malo, no te enfades conmigo, Kyubin, sabes que eres mi favorito.

 

Wookjin escuchó cómo Kyubin chasqueaba la lengua con desaprobación, probablemente ante la situación y ante la pobre excusa que había dado aquel cliente, pero no le dijo nada más y simplemente separó a Wookjin de su pecho, pero con su mano todavía sujetando su cintura, y lo guió lejos de aquella mesa y del resto de los clientes, llevándolo hasta la puerta a la cual solo el personal podía acceder y haciéndolo entrar junto a él al estrecho y largo pasillo que se encontraba allí, cerrando la puerta a sus espaldas y retirando su mano de su cintura.

 

¿Estás bien? fue lo primero que le preguntó. Wookjin asintió. No sé si el jefe te explicó todas las normas que tenemos con los clientes o no, pero si se propasan verbalmente contigo o tratan de tocarte, pidan o no permiso para hacerlo, tienes todo el derecho del mundo a mandarlos a la mierda porque son todos clientes regulares y saben perfectamente lo que pueden y no pueden hacer. No dejes que se aprovechen de ti, ¿vale? Wookjin volvió a asentir. Hoy terminaré de encargarme yo de esa mesa por si se les ocurre alguna cosa más, ten cuidado durante el resto de la tarde y tras decir aquello, su sunbae hizo el ademán de irse, pero antes de que pudiera hacerlo, el chico agarró su brazo con sus manos y lo dejó clavado en el sitio.

Muchas gracias, sunbae murmuró, sin ser capaz siquiera de mirarlo a los ojos.

No me lo tienes que agradecer, Wookjinie le dijo con su voz grave, provocando que un escalofrío recorriese todo el cuerpo del chico antes de que su mano sobre su cabeza, revolviendo un poco su pelo, le mandase otro más. Cualquier pregunta o cualquier cosa que no sepas cómo hacer, solo tienes que venir a preguntarme.

 

La mano de Kyubin dejó de revolver su pelo y momentos después, el mayor se iba de su lado, abriendo la puerta y desapareciendo tras ella, de nuevo en el ajetreo de la cafetería. Wookjin tuvo que quedarse en el lugar durante algunos momentos más para calmar su corazón, que llevaba latiendo demasiado rápido durante un buen rato y, hasta que no lo consiguió y se relajó, no volvió a la cafetería. El resto de las horas de su turno, el chico continuó con sus observaciones de los comportamientos de Taeyeob y de Kyubin para tratar de replicarlos con mejor o peor acierto en los clientes que atendía, intentando desenvolverse bien con aquello. Flirtear no se le daba mal, siempre lo había hecho con la gente que no le interesaba en lo más mínimo, bromeando o queriendo sacar con ello algo, por lo que, hacerlo con los clientes no era nada demasiado difícil para él; lo que no llevaba bien era tratarlos como “amos” cuando los atendía porque era una fórmula que jamás había usado y le parecía terriblemente ridícula, pero lo intentó también para contentar a la clientela y así ganarse algunas propinas de más cuando les pasaba la cuenta. Sabiendo también que los clientes no tenían permitido tocarlo de ninguna forma, se puso firme con ellos cada vez que alguno hacía el amago o lo invitaba a hacer algo que no debía y, poco a poco, se fue acostumbrando a la dinámica a pesar de que solo era su primer día y, para cuando fue la hora de cerrar, Wookjin sintió que, a pesar de que era un trabajo que desde el principio no le había agradado, podía acostumbrarse y podía ser soportable.

 

Wookjinie lo llamó Taeyeob desde la puerta de la cocina, mientras el chico terminaba de fregar algunos platos. Yongsoo ya se ha ido y yo he quedado con un tío guapísimo y rico, así que, me tengo que ir, sé que es tu primer día, pero te dejo encargado de que cierres junto con Kyubin hyung.

 

Wookjin no supo qué decir ante aquello porque realmente tampoco tenía mucho que decir, Taeyeob llevaba allí mucho tiempo y había si tenía algo que hacer y no podía cerrar, lo más natural era que le cargase el muerto al nuevo y a Wookjin tampoco le importaba quedarse, sobre todo, porque se iba a quedar con su sunbae y, quizás, estando solos, podrían hablar un poco. Por eso, el chico terminó de fregar los platos y recogió la cocina bastante rápido, yendo después hasta el vestuario para cambiarse de ropa y encontrándose a Kyubin teniendo problemas para llegar hasta los botones de la espalda que cerraban y ajustaban el vestido, mientras maldecía por lo bajo. Durante un segundo, no pudo evitar imaginarse a Kyubin desnudándose para él y empotrándolo contra una de las taquillas para comérselo entero e introducirse en él hasta lo más profundo, dejándolo sin respiración. Wookjin sintió cómo sus mejillas ardían por el calor que le había producido aquel pensamiento y jadeó en busca del aire que le había faltado por culpa de su poderosa imaginación, llamando la atención de Kyubin, que se giró hacia él.

 

Wookjinie, ¿te importaría ayudarme? le pidió. Normalmente me ayuda alguno de los chicos, pero hoy Taeyeobie y Susu se han ido demasiado rápido.

No me importa... murmuró Wookjin y antes de que pudiera hacer nada por evitarlo, el filtro entre su cerebro y su boca habló por él. Pero me gustaría que te lo dejases un poco más puesto porque quiero comerte la polla con él.

 

Cuando Wookjin se dio cuenta de lo que acababa de decir, ya era tarde y Kyubin lo había escuchado, por lo que, por mucho que se tapó la boca con las manos y trató de pensar en una excusa estúpida que lo sacara de aquel embrollo, como que era simplemente una frase que había escuchado de algún cliente y le había parecido gracioso decirla en aquel contexto, el chico no supo articular palabra. El mayor se giró hacia él y en su rostro había aparecido una sonrisa pícara, mientas una se sus cejas se había alzado, entre incrédulo e interrogante. Al ver aquella expresión, la pobre excusa que Wookjin había armado se desmoronó por ella sola y no pudo siquiera decirla, porque todo su cuerpo se había puesto a temblar, su corazón latiendo demasiado rápido en su pecho, como si se le fuera a salir de él. No era la primera vez que tenía aquella clase de pensamientos impuros sobre su sunbae, realmente, hacía bastante tiempo que los tenía y desde que había entrado a la cafetería y lo había visto de aquella guisa no había podido dejar de quedarse embobado mirándolo y pensando en cosas que quizás habría sido mejor que no hubiera pensado desde el principio, visto que en la primera oportunidad que había tenido su boca había decidido traicionarlo y actuar por su cuenta.

 

Sabía que te movías en cierto tipo de ambiente, pero jamás me habría imaginado que tenías estos fetiches, Wookjinie le dijo el mayor.

No... sunbae... yo... yo... el chico trató de excusarse, pero la mirada intensa de Kyubin solo lo dejó balbucear.

Si quieres hacerlo no soy yo el que te lo va a impedir añadió. Tienes fama de saber usar tu boca muy bien y llevo tiempo teniendo curiosidad, me alegra que hayas sido tú quien lo ha propuesto.

 

Kyubin se sentó sobre una de las sillas que había en el lugar y después se levantó la falda del vestido, dejándole ver a Wookjin su entrepierna, sus calzoncillos negros ajustados, apretando el bulto de su miembro. El chico no supo qué hacer más que parpadear rápidamente, sin dejar de mirar aquella estampa que tenía ante sus ojos, su sunbae ofreciéndose a él después de decirle que llevaba tiempo queriendo que le comiese la polla porque tenía fama de hacerlo bien. Y Wookjin sabía que tenía buena fama en ciertos círculos, pero jamás se habría esperado que el mayor se moviera entre éstos y, sobre todo, jamás se habría imaginado que quisiera hacer algo como aquello con él.

 

Sunbae... murmuró.

 

No pudo decir más que aquella palabra porque Kyubin se llevó su dedo índice a su labios y le chistó para después levantarse aún más la falda de su vestido de maid y sacar su miembro de sus calzoncillos. Wookjin se quedó sin habla, pero el mayor realmente no parecía que quisiera que le hablara, sino que lo que quería era que hiciera lo que le había propuesto, comerle la polla con aquel vestido de maid todavía puesto... y el chico quizás debería habérselo pensado mejor antes de hacer nada más, pero ya que habían llegado a aquella situación, no sabía cómo salir de ella sin usar todas sus habilidades para dejar al mayor completamente extasiado.

 

Casi como hipnotizado por la visión que tenía ante él, Wookjin comenzó a andar en dirección a Kyubin, hasta que acabó frente al mayor y se dejó caer de rodillas sobre el suelo, colocándose entre sus piernas abiertas y llevando sus manos hasta su miembro flácido, tocándolo sin siquiera atreverse a mirar la cara de éste, guiándose por los suaves jadeos del mayor y las reacciones de su miembro para saber si lo que hacía le gustaba o tenía que cambiar la forma en la que lo tocaba. Wookjin tenía experiencia, sabía lo que hacía porque hacía tiempo que frecuentaba clubs de ambiente y cada vez que lo hacía o bien salía con un pase gratis para una noche en un hotel o le comía la polla a alguien en el baño o en algún callejón oscuro. Se le daba bien y tenía buena fama, como bien había dicho el mayor, por lo que sus largos y delgados dedos no tardaron en hacer que el miembro de su sunbae comenzara a endurecerse, excitado por el roce, toda la sangre acumulándosele en aquel lugar, y cuando estuvo erecto por completo, Wookjin se colocó mejor sobre el suelo y comenzó a lamerlo, usando su lengua para recorrer algunas de las venas que lo surcaban de arriba abajo y para chupar su punta, rosada y completamente sensible, de la que empezaba a salir un poco de pre semen. Los jadeos de Kyubin se volvieron mucho más frecuentes y más intensos, anunciándole al chico que debía darse prisa si quería hacerlo ver las estrellas con su boca porque no iba a tardar demasiado en correrse.

 

Después de volver a re-colocarse entre sus piernas, Wookjin tomó con su mano derecha la base del miembro de su sunbae y luego comenzó a introducírselo lentamente en la boca, apretando sus labios a su alrededor lo máximo posible y lamiéndolo con su lengua a medida que entraba lentamente en aquella cavidad para el pecado. El chico repitió el proceso una y otra vez, casi sacando su miembro por completo y luego metiéndoselo casi hasta el fondo de su garganta, sabiendo perfectamente dónde se encontraba su límite para hacer aquello con comodidad y darle placer a Kyubin, haciéndolo cada vez más y más rápido, moviendo su cabeza y una y otra vez hasta que sintió cómo el miembro de su sunbae temblaba en su boca justo antes de llegar al orgasmo, corriéndose con un grave gemido salido desde lo más profundo de su garganta. Wookjin sacó su miembro de su boca en cuanto dejó de correrse y tragó casi sin darse cuenta de que lo hacía, acostumbrado a ello, alejándose de Kyubin y levantándose del suelo para poder observar a la persona que tenía ante él, jadeando, con una expresión de absoluto placer en su rostro y sus ojos desenfocados tratando de mirarlo. El chico no pudo evitar que una sonrisa apareciese en su rostro, satisfecho por el buen trabajo que acababa de hacer a pesar de que la situación que le esperaba no iba a ser del todo bonita de encarar, esperando pacientemente a que el placer de Kyubin remitiera lo suficiente como para dejarlo hablar de nuevo.

 

Ha sido... increíble acabó diciendo su sunbae unos momentos más tarde, con una sonrisa pícara en su rostro que prometía demasiadas cosas. Creo que me va a encantar trabajar contigo y esperaré con ansias los días en los que nos toque cerrar juntos.

 

El corazón de Wookjin se saltó un latido al escuchar aquellas palabras y no pudo hacer otra cosa más que sonreír, sintiendo cómo un peso que ni siquiera sabía que se había instalado en sus hombros se iba de allí y feliz ante la expectativa de poder seguir haciendo cosas como aquellas con su sunbae. El chico había esperado que su vida cambiase al comenzar a trabajar en aquel maid café, pero jamás había esperado aquel cambio... aunque tampoco se quejaba.

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