martes, 5 de marzo de 2024

[One Shot] Taste it (My Syrup) {JeongBin}

Título: Taste it (My syrup)

Autora: Riz Aino

Pareja: JeongBin (Park Hanbin + Lee Jeonghyeon) (EVNNE)

Clasificación: NC–17

Géneros: AU, college, romance, fluff, smut, pwp

Número de palabras: 4.316 palabras

Resumen: cuando Jeonghyeon termina sus exámenes lo último que piensa que va a hacer aquella tarde es acabar lleno de sirope por culpa de Hanbin... aunque tampoco es que le importe demasiado.

Advertencias: relaciones sexuales explícitas y uso de sirope en ellas.

Notas: historia escrita básicamente porque busqué la traducción de la letra de Syrup (de EVNNE, evidentemente) y me hizo daño.

Comentario de autora: era necesario, sabéis que era muy necesario, lo sabéis tan bien como yo, así que no me podía resistir a ello. Espero que os guste.

 


 

En la calle hacía un calor horroroso, bochornoso y húmedo, así que, cuando Jeonghyeon entró a la residencia y el frío polar del aire acondicionado del vestíbulo llegó hasta él, el chico se sintió refrescado de golpe. Sabía que no era realmente bueno aquellos cambios tan bruscos de temperatura y que probablemente acabaría resfriado cuando ya estuviera en casa de sus padres pasando el verano y el catarro lo dejase sin poder salir. No obstante, eso sería problema del Jeonghyeon del futuro. El del presente estaba acalorado porque sus profesores no habían tenido las luces suficientes para no ponerle el último examen del semestre, en pleno julio, a medio día, así que, cuando había salido hacía un calor terrible y lo único que el chico necesitaba era fresquito. Por eso mismo, se quedó en el vestíbulo, justo bajo la máquina del aire acondicionado, antes de subir hasta su habitación compartida, donde esperaba que su compañero hubiera tenido las luces suficientes para encender el ventilador... aunque con Park Hanbin nunca se podía saber.

 

Tras un rato disfrutando del fresquito del aire, Jeonghyeon decidió que ya había llamado la atención lo suficiente, quedándose como un pasmarote allí plantado en medio del vestíbulo y antes de que se le acercase nadie o le hicieran fotos, fue hasta los ascensores para subir hasta su habitación, rezando para que funcionasen porque si tenía que subir hasta la quinta planta simplemente se echaría a dormir en uno de los sofás del salón compartido que había allí abajo. Gracias a todos los cielos, por una vez en su vida, el ascensor funcionaba y Jeonghyeon no se tuvo que quedar a dormir en el sofá, porque estaba que se caía de sueño después de pasar la noche en vela e irse de empalme al examen por querer repasar un par de temas a los que no le había podido dedicar mucho tiempo y no llevaba bien. Echarse una pequeña siestecita antes de la cena era su plan de la tarde y, esperaba sinceramente que Hanbin lo dejara dormir.

 

Quizás Jeonghyeon había tenido demasiada fe en Hanbin porque lo primero que supo en el momento en el que abrió la puerta de la habitación que compartían fue que el otro no lo iba a dejar descansar. El chico se encontraba sentado en su escritorio en el que había un plato en el que tenía unas tortitas con una pinta increíble, gorditas y de aspecto esponjoso, con frutitas, frutos secos y sirope echado por encima, goteando por las tortitas, y cuando se dio cuenta de que Jeonghyeon había llegado, alzó su cabeza y le dedicó una sonrisa pícara que le indicó que algo tenía planeado.

 

¿Qué tal el examen? le preguntó Hanbin.

Bien, supongo contestó él, quitándose los zapatos y soltando la mochila en el suelo, a los pies de su cama antes de dejarse caer sobre el colchón como un peso muerto. La habría palmado si anoche no hubiese repasado los temas que no me había estudiado porque los hijos de puta han puesto esos.

Al menos de algo ha servido la noche en blanco replicó el chico, sonriendo de forma encantadora. Te he hecho unas tortitas para celebrar que hemos acabado por fin con los exámenes Hanbin levantó el plato para enseñárselo mejor por si no se había dado cuenta de él. Bueno, ya sabes que la cocina no se meda especialmente bien, pero Keita ha tenido la gran amabilidad de ayudar cuando le he dicho que eran para ti.

 

Jeonghyeon levantó una ceja, incrédulo. No se fiaba de las dotes culinarias nulas de Hanbin, pero se fiaba menos aún de lo que Keita hubiera hecho al ayudarlo teniendo en cuenta su historial como persona a la que le gustaba molestar y hacer rabiar a Hanbin.

 

He probado una antes de nada se apresuró a añadir Hanbin. Estaba muy rica y eso que no le había echado el sirope por encima como a estas.

 

Jeonghyeon asintió, aunque no las tenía todas consigo y Hanbin sonrió aún más ampliamente antes de coger un tenedor y un cuchillo para comenzar a cortar la torre de tortitas, intentando que no se le desmoronase. Cuando terminó, soltó el cuchillo y le indicó a Jeonghyeon que se acercara para comer y el chico lo hizo, a pesar de que en la cama sentado estaba muchísimo mejor. Hanbin le tendió el tenedor y Jeonghyeon trató de comerse las tortitas que había pinchadas en el sin que se le cayera ninguna, masticando inmediatamente, saboreándolas. Por un momento, había esperado que su sabor de verdad fuera terrible, pero tal y como le había dicho Hanbin, estaban buenas, así que no pudo contener un ruididto de felicidad que se le escapó mientras comía.

 

Están buenas, ¿verdad? le cuestionó Hanbin y Jeonghyeon asintió a aquello, sin hablar porque tenía la boca todavía llena. Ha sobrado un montón de sirope, así que cuando nos terminemos las tortitas podemos usarlo sobre nosotros.

 

Jeonghyeon se atragantó. Ni en un millón de años se habría esperado lo que le acababa de decir Hanbin, así que, mientras tosía y trataba de no morirse allí mismo, intentó procesar la información. Había sobrado sirope después de echarlo por encima de las tortitas y Hanbin quería usarlo sobre ellos, de una manera sexual imaginaba, porque el sirope sobre ellos no se podía usar de ninguna otra forma. A aquellas alturas de la vida, Jeonghyeon tampoco tenía que haberse sorprendido tanto porque ya llevaba saliendo con el otro un par de años y las ideas que tenía sobre un montón de cosas no eran las más normales y ya habían hacho alguna que otra cosa bastante excéntrica en la cama como aquella vez que el mayor se había encontrado una especie de libro del kamasutra en la biblioteca de la facultad y le había hecho fotos a las posiciones más extrañas para que las intentaran. No tenía que haberse sorprendido, pero al final era imposible no hacerlo cuando Hanbin soltaba cosas como aquellas por la boca sin inmutarse. Cuando después de un rato dejó de toser, ya repuesto del atragantamiento y la sorpresa, miró a Hanbin, pidiéndole explicaciones con los ojos, pero éste solo le siguió sonriendo de forma pícara, sin darse aludido hasta que Jeonghyeon le hizo la pregunta en voz alta.

 

¿Cómo has llegado a la conclusión de que como ha sobrado sirope tenemos que usarlo sobre nosotros?

Fácil contestó el mayor, quitándole el tenedor y cogiendo un trozo de tortitas y metiéndoselo en la boca. He comprado un bote de sirope, el más pequeño que había, para que no se quedara abierto todo el verano en el frigo porque no vamos a estar en la habitación... pero aún así ha sobrado y tenemos que gastarlo porque me ha costado caro.

Una lógica aplastante, claro. Jeonghyeon no supo si echarse a reír o no, pero al final decidió que era mejor que no lo hiciera porque Hanbin tenía un cuchillo al alcance y nunca había sido de fiar, así que, simplemente decidió no comentar nada en cuanto a la decisión que había tomado, llevando la conversación por otro lado.

 

Anoche no dormí y estoy muerto de sueño le dijo. Además, debería ducharme porque hace un calor horrible y he sudado muchísimo.

En cuanto acabe contigo y el sirope vas a dormir como un bebé replicó el chico, y para qué te vas a duchar antes, si luego vas a acabar pegajoso.

 

Jeonghyeon parpadeó rápidamente, confuso porque en el fondo Hanbin tenía la razón con todo lo que estaba diciendo aunque sonase tan raro.

 

Te juro que si no me dices que sí ahora mismo y luego nos desnudamos iré a darles el sirope a Yunseo y Seungeon para que lo disfruten ellos amenazó Hanbin, levantándose de la silla y haciendo el amago de irse, pero Jeonghyeon reaccionó igual de rápido y atrapó su muñeca con la mano antes de que pudiera hacer nada más. Esto me gusta más comentó.

A ver, sigo procesando todo esto le dijo Jeonghyeon. No es la cosa más rara que hemos hecho nunca, pero ahora mismo mi cerebro va a velocidad de caracol y necesito un poco de tiempo para ver los pros y los contras.

No hay ningún contra replicó el mayor.

Vamos a manchar las sábanas seguro contestó rápidamente.

Le he pedido a Yunseo uno de los plásticos esos que usa para cuando pinta en la habitación y no manchar nada dijo Hanbin, señalando su cama, donde había una bolsa de la que asomaba algo de plástico.

Las paredes no están insonorizadas comentó Jeonghyeon.

¿En serio me vienes ahora con eso? ¿Después de un año follando en esta habitación y haciendo tanto ruido que nuestro pobre vecino Taerae se asustó un día pensando que me estaba muriendo?

 

Jeonghyeon abrió la boca para decir algo en su defensa sobre aquello, pero la cerró sin que ningún sonido saliera por ella. Aquel día en el que habían traumatizado al pobre Taerae no había sido nada agradable para ninguno de los cuatro ellos tres y el novio del otro, Junhyeon, al que Taerae había llamado para que lo ayudara a cargar con algún cuerpo si se daba el caso de que de verdad hubiera un muerto en el lugar. Realmente, Jeonghyeon no sabía porque estaba poniendo tantas pegas a aquello si no era nada tan raro lo que Hanbin le había propuesto, quizás era porque llevaba un mes que no dormía apenas y la noche anterior había sido el culmen de todo, así que, intentó pensar claramente, cerrando sus ojos y dejando que todo a su alrededor no importase y se desvaneciera durante unos momentos hasta que por fin llegó a un acuerdo consigo mismo y con la situación y así se lo hizo saber a Hanbin,

 

Está bien contestó, provocando que Hanbin hiciera un gesto de victoria. Pero antes de nada, vamos a terminarnos las tortitas.

Deal replicó el chico, volviendo a sentarse para cortar un nuevo trozo de tortitas del plato.

 

Al final las tortitas se las comieron en un suspiro porque Hanbin quería terminar lo más rápido posible de comer aquello para comerse a Jeonghyeon y Jeonghyeon lo que tenía era un hambre voraz porque antes de salir para el examen no había comido nada y después tampoco, así que, en apenas unos minutos habían dejado rebañado el plato y Hanbin se había levantado de la silla para comenzar a desnudarse, instando a Jeonghyeon que hiciera lo mismo. Jeonghyeon no puedo evitar reírse de la impaciencia del mayor, pero de todas formas siguió su mandato y se levantó de la silla para también quitarse la ropa que se había puesto aquel día. En apenas unos pocos minutos, ambos estaban completamente desnudos y Hanbin había echado el plástico que le había comentado antes en su cama para que las sábanas no se manchasen con la actividad que iban a tener. Con todo listo, el sirope en la mesita, junto al bote de lubricante y un par de condones, Hanbin se giró hacia Jeonghyeon y le dedicó una sonrisa pícara, dando un par de pasos hacia él, pegándose a su cuerpo, llevando sus manos hasta el cuello del chico para tirar de su cabeza hacia abajo hasta que sus labios chocaron. Ni siquiera hacía tanto tiempo que habían estado el uno con el otro, entre exámenes, en los días en los que necesitaban desestresarse un poco, se habían tocado hasta que sus cuerpos se habían destensado, pero se pillaron con ganas, como si no hubieran podido tocarse desde hacía meses. Sus lenguas se enredaron la una con la otra y las manos de Jeonghyeon bajaron hasta la cintura de Hanbin, agarrándolo con fuerza y pegándolo a su cuerpo, suspirando contra su boca cuando sus miembros, totalmente flácidos todavía, se rozaron el uno contra el otro. Una sonrisa apareció en los labios de Hanbin y Jeonghyeon la besó con ganas, queriendo más de él y de sus labios finos.

 

Decías... que solo querías... dormir comentó Hanbin, entre beso y beso, sin dejar de sonreír.

Y tengo sueño... le respondió, igualmente sin dejar de tomar sus labios una y otra vez. Pero ya que... hemos empezado... quiero acabar... y dormir mejor...

 

Hanbin rió contra su boca y Jeonghyeon acabó contagiado con aquella risa, pero sus labios no dejaron de buscar los de Hanbin. Por lo general, los besos con el mayor siempre habían sido adictivos, pero aquel día lo eran muchísimo más porque estaban dulces debido al sirope y también un poco pegajosos, por lo que Jeonghyeon no podía parar de lamerlos, de mordisquearlos levemente ni de succionarlos, queriendo mucho más y más de él.

 

La temperatura de la habitación fue subiendo rápidamente, al igual que la de sus cuerpos, y Jeonghyeon comenzó a sentir cómo las caderas de Hanbin se movían en círculos contra él, buscando rozarse para notar mayor placer. Él mismo lo empezó a hacer también, no pudiendo controlarse y sus miembros empezaron a despertar poco a poco, volviéndose un poco más duros con el paso de los minutos. Un escalofrío de placer absoluto recorrió toda la columna vertebaral de Jeonghyeon en el momento en el que una de las manos de Hanbin acabó recorriendo todo su cuerpo hasta llegar a su miembro, agarrándolo entre sus dedos y después guiandolo para que se encontrase con el miembro del otro. En el momento en el que sus puntas se rozaron, el mundo se volvió negro en sus ojos durante un segundo y sus piernas se sintieron débiles por el placer. Su cuerpo se quedó totalmente quieto, incapaz de reaccionar a nada, hasta que escuchó la rosa de Hanbin y al final pudo volver en sí.

 

Creo que va siendo hora de que nos vayamos a la cama comentó Hanbin y Jeonghyeon no se negó a ello.

Rápidamente se subieron sobre la cama, sin apenas separarse el uno del otro y Hanbin cogió el bote de del sirope de la mesita y simplemente se echó sobre su propio miembro, dejando que el líquido viscoso cayera sobre él y gotease hacia abajo, por toda su extensión. Jeonghyeon miró embobado cómo caía, conteniendo la respiración y aguantándose a duras penas, las ganas de lanzarse sobre Hanbin para comérselo entero, lamiéndolo como si fuera un helado que se derretía, hasta no dejar ni una sola gota. Cuando Hanbin le había propuesto hacer aquello un rato antes, jamás se habría pensado que realmente pareciese todo tan erótico y le llamase tanto la atención, pero por una vez tenía que darle la enhorabuena al mayor por tener una buena idea, tan rara como las que siempre tenía, pero buena al fin y al cabo.

 

Sabes que puedes venir a comerme la polla cuando quieras, ¿no? le dijo Hanbin con una sonrisa pícara en su rostro. No solo mirarme como si fueras un lobo hambriento y yo tu presa.

 

Hanbin no tuvo que decírselo dos veces. Casi no había acabado de decir las últimas palabras de la frase cuando Jeonghyeon ya se había lanzado sobre él, su cara frente a su entre pierna, su lengua catando delicadamente el sabor del sirope que bañaba el pene de Hanbin. Si Jeonghyeon contara aquella experiencia a alguien algo que por supuesto no iba a hacer no podría mentir y decir que la mezcla de sabores del dulce del sirope y el toque levemente salado del pre semen de Hanbin fuera lo mejor que había saboreado en su vida, sino que era algo extraño, una mezcla intensa e interesante, pero sobre todo era muy adictivo, como alguna de las patatas de sabores raros que no podías dejar de comer a pesar de que tu paladar no se adecuase del todo al sabor y después del primer lengüetazo, Jeonghyeon no pudo parar. Comenzó con la punta del miembro de Hanbin, rozando su lengua contra la sensible zona, agarrando con su mano derecha la base para mantenerlo completamente quieto pues este se movía levemente, contrayéndose debido al placer; pero Jeonghyeon no se quedó solo allí, recogió todo el sirope que había caído sobre el resto de la extensión del miembro del mayor con su lengua, lamiendo todos y cada uno de los caminos pegajosos que habían dejado las gotas de sirope al descender por su superficie, sin dejarse ni uno solo. Hanbin jadeaba por sus acciones y los músculos de su cuerpo se tensaban de tanto en tanto, agarrándose al plástico que había echado sobre las sábanas como si fuera un salvavidas porque la última vez que se había agarrado al pelo corto de Jeonghyeon casi lo había dejado calvo.

 

Jeonghyeon se separó de él, dejando de lamerlo durante unos momentos y alzando su cabeza para poder mirarlo y observar qué era lo que estaba provocando en él. Su novio tenía los ojos cerrados y su pecho subía y bajaba rápidamente, respirando de forma irregular, además, su miembro estaba más duro que una piedra, así que, debía de estar a punto de acabar y eso que Jeonghyeon ni siquiera se había esmerado tantísimo con él, todavía le quedaban muchas cosas por hacer. Sin decir ni una sola palabra, Jeonghyeon buscó el bote de sirope y volvió a echar sobre el miembro de Hanbin, provocando que éste diera un respingo por el contacto y abriese los ojos. Tampoco le dijo nada en ese instante, algo raro en él porque no podía dejar de hablar nunca, solo lo miró con absoluto deseo y Jeonghyeon supo que en su cabeza estaba maquinando algo, algo que les iba a reportar muchísimo placer a ambos.

 

Quiero... aquella palabra salió como un jadeo de sus labios y Hanbin se aclaró la garganta antes de seguir. Quiero que lo hagamos juntos, quiero comerte yo a ti también, ya...

Vale... sí...

 

Jeonghyeon no pudo decir nada más sin que le temblase la voz debido a la excitación que sintió en aquel momento. Siempre que habían hecho aquello a la vez había sido algo intenso porque el placer que se reportaban el uno al otro era intenso y había momentos en los que ninguno podía hacer otra cosa más que sentir y gemir, a pesar de tener el miembro del otro en su boca. No sería la primera ni la última vez que se mordían o atragantaban debido a ello, pero Jeonghyeon no quería dejar pasar la oportunidad de sentir la boca de Hanbin en su miembro junto con el sirope, porque por las reacciones que el mayor había estado teniendo hasta el momento, aquello debía de ser muchísimo mejor que de normal. Por ese motivo, ambos se recolocaron lo mejor que pudieron sobre la estrecha cama hasta acabar Jeonghyeon tumbado de espaldas sobre el colchón y Hanbin encima de él. El mayor alcanzó el bote de sirope y comenzó a echar sobre el miembro de Jeonghyeon, quien no pudo hacer otra cosa más que jadear y tensarse por la sensación contra su piel de aquel líquido viscoso y pegajoso que caía sobre él. El chico estaba acostumbrado a echarse lubricante, a embadurnar su miembro cuando le tocaba adentrarse en Hanbin, pero siempre lo había hecho con el condón encima, así que, nunca había sentido realmente caer el líquido sobre su piel directamente y era una sensación extraña que le provocaba escalofríos de placer por todo su cuerpo.

 

Tan perdido estaba en todas aquellas nuevas sensaciones que no se dio cuenta de que del miembro de Hanbin había comenzado a gotear el sirope que éste le había echado unos momentos antes hasta que no le cayó una sobre la mejilla. En ese momento, Jeonghyeon se volvió a enfocar en su alrededor y no solo en lo que estaba sintiendo, viendo cómo el miembro de Hanbin estaba solo a unos pocos centímetros de su rostro. Jeonghyeon ni siquiera se lo pensó dos veces antes de agarrar las caderas de Hanbin con sus manos y moverlas hacia abajo, hasta que la punta de su miembro rozó contra la boca del chico y éste la abrió para darle cabida, tragándose parte de la extensión del mayor y sintiendo de nuevo el sabor del sirope mezclado con el de su pre semen en su lengua. Todo el cuerpo de Hanbin tembló sobre él y un jadeo fuerte salió de sus labios, resonando en las paredes de la habitación.

 

Dios mio si sigues haciendo eso no voy a aguantar mucho susurró Hanbin y Jeonghyeon tuvo que reprimir la risa que ascendió por su garganta porque si no se volvería a atragantar con el miembro de Hanbin.

 

No obstante, a pesar del comentario del mayor, Jeonghyeon siguió con su tarea y, tras unos momentos en los que Hanbin se permitió disfrutar de su propio placer, finalmente empezó a dárselo a Jeonghyeon, lamiendo su miembro de arriba abajo y de abajo arriba tal y como había hecho éste con él unos pocos minutos antes, retirando de su piel todos los restos de sirope de su miembro hasta que simplemente se lo introdujo entero en la boca y, haciendo presión con sus labios, comenzó a mover su cabeza para hacerle la mamada de su vida a Jeonghyeon. La boca de Hanbin siempre había hecho maravillas con él, era grande y además no le daban arcadas cuando llegaba a lo más profundo, contra el fondo de su garganta, pero aquel día se estaba esmerando mucho más que de normal, moviendo su lengua y saboreando cada trozo de piel, a medida que el miembro de Jeonghyeon entraba y salía de su boca, provocando que el chico no cupiera en sí de placer y que, de vez en cuando, tuviera que parar de hacer su propia tarea para jadear y buscar aire porque se estaba quedando sin él. Todo era tan intenso que Jeonghyeon se sentía a punto de explotar, a punto de estallar en el placer más absoluto que apenas podía controlar sus propios movimientos sobre el miembro de Hanbin, demasiado perdido en el placer que el mayor también le proporcionaba, no obstante, se forzó a enfocarse para hacer aquello bien, para seguir jugando con el miembro de Hanbin de la misma forma que el este también lo estaba haciendo con él.

 

No debieron de pasar más que unos pocos minutos antes de que el cuerpo de Hanbin se quedara completamente estático durante unos momentos para después temblar con violencia, su semen escapándose de su miembro y cayendo directamente en la boca de Jeonghyeon, que simplemente lo aceptó con gusto, lamiendo la punta de este mientras se corría y prolongando así su orgasmo. Hanbin se había tenido que sacar de su boca el miembro de Jeonghyeon, pero mientras seguía perdido en su placer, no había dejado de lamer y besarlo, jadeando también contra este y dejando pequeños mordisquitos sobre su piel que, cuando el placer que experimentaba se intensificaba, se volvían un poco más fuertes, hasta que finalmente terminó de correrse y se quedó quieto, simplemente respirando, tratando de recuperarse del orgasmo.

 

No pensarás dejarme a mitad, ¿verdad? bromeó Jeonghyeon, tras sacar el miembro de Hanbin de su boca y tragar su semen, mezclado con un poco del sirope.

 

Hanbin negó con su cabeza, pareciendo incapaz de hablar en esos momentos. Jeonghyeon fue paciente, sabiendo perfectamente que el chico siempre tardaba unos minutos en recuperar el norte tras un orgasmo intenso y fue lo suficiente amable como para no meterle prisa. Su esfuerzo fue recompensado cuando Hanbin volvió a su tarea de una forma mucho más intensa que antes, metiéndose el miembro de Jeonghyeon por completo en su boca y no parando hasta que éste finalmente acabó corriéndose también, tan solo unos pocos minutos después, directamente contra su garganta sin ser capaz de hacer otra cosa más que jadear y sentir diferentes corrientes eléctricas recorrer todo su cuerpo de arriba abajo mientras Hanbin lo dejaba seco. Cuando terminó de correrse y Hanbin finalmente se alejó de él, moviéndose sobre la cama para acabar tumbado a su lado, Jeonghyeon lo siguió con la mirada y no pudo evitar la sonrisa que se extendió por su rostro, sintiéndose satisfecho, feliz y relajado. La sonrisa se replicó en los labios de Hanbin antes de acercarse a él y darle un beso menos intenso que los que se habían dado antes y con el sabor del sirope mezclado con el de sus fluidos, antes de acurrucarse sobre su pecho, comenzando a trazar líneas sobre este con la yema de su dedo índice.

 

Ha estado bien, ¿verdad? le preguntó Hanbin.

Si lo ha estado respondió Jeonghyeon, sincero.

Entonces... ¿quieres seguir? cuestionó. Todavía queda un poco de sirope.

 

Jeonghyeon soltó una carcajada sin poder evitarlo porque no se había esperado aquello, pero una vez la risa murió y giró su cara un poco para mirar a Hanbin, viendo cómo este había formado un puchero en sus labios, lo único que pudo hacer fue decirle que sí. Y el puchero de Hanbin se transformó en una sonrisa de completa felicidad mientras se levantaba de su cuerpo y se estiraba hacia el lubricante y los condones que había dejado sobre la mesita antes para continuar con la la dulce experiencia del sirope sobre sus cuerpos hasta que éste finalmente se acabó y ambos se quedaron sin fuelle, pegajosos del sudor y el sirope y completamente rendidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario