Título:
First Sarang
Pareja:
KaiGi (Kai x SeulGi) (REDEXO)
Clasificación:
G
Géneros:
AU, romance, fluff
Número
de palabras: 1.519 palabras
Resumen:
SeulGi regresa a los tiempos de su primer amor.
Notas:
inspirado/basado en el primer capítulo del genial manga Ao Haru Ride de Io
Sakisaka, pero con algunas diferencias.
Comentario de autora:
hacía algunos días que me estaba rondando la cabeza escribir sobre esta pareja
porque son buenos amigos y el anime salvaje de Aoharaido apareció en mi vida
justo en el momento indicado. Espero que os guste ^^
First Sarang
Caminaba por los pasillos de mi
instituto con mis amigas cuando ocurrió. Estaba distraída, hablando con ellas,
riendo y no me di cuenta de que me dirigía directamente hacia una persona hasta
que me choqué con esta, haciendo que mi teléfono móvil, que llevaba en un
precario equilibrio, saltara de mi mano. Lo siguiente ocurrió a cámara lenta
para mí aunque realmente no pasó ni un segundo. Una mano de piel morena agarró
mi móvil justo antes de que cayera al suelo y luego me lo tendió, diciendo
estas palabras con voz grave:
—Ten cuidado.
En ese momento, algo se removió en
mi interior. Mi corazón comenzó a latir rápidamente y no pude evitar girarme
para intentar verlo porque era imposible. No era la misma voz, no era la misma
altura, pero en el fondo de mi ser, sabía que era él… mi primer amor.
Sin poder evitarlo, me vi sumergida
en el torrente de mis recuerdos mientras observaba su espalda alejándose.
La
lluvia había comenzado tan repentinamente que no pude hacer más que correr para
ponerme a cubierto en el primer lugar que encontré, un templo que había a unos
cuantos minutos de casa. Subí las escaleras lo más rápido posible y luego me refugié
bajo el saledizo del tejado para esperar a que escampara. No me di cuenta de
que había alguien justo al doblar la esquina hasta que no giré mi cabeza y lo
vi.
Era
Kim JongIn, un chico de mi clase, no habíamos hablado mucho pero lo conocía un
poco. Parecía que también le había pillado de improviso el aguacero y se había
resguardado como yo en el templo. Lo miré de reojo, haciendo un leve puchero
porque me sentía empapada, y en ese momento él se giró hacia mí, notando por
primera vez mi presencia. Nuestros ojos se encontraron un par de segundos, pero
inmediatamente apartamos la mirada.
—Ha
empezado repentinamente… la lluvia… —murmuró, tosiendo para aclararse su suave
voz.
—Sí
—contesté.
Después
de esto, estuvimos un buen rato en silencio, solo mirando a cualquier sitio
para que nuestros ojos no volvieran a coincidir. Estábamos incómodos, no
sabíamos qué hacer o qué decir.
Mis
ojos se detuvieron entonces en un póster que se encontraba colgado en la pared
en el que anunciaba el festival de verano. Lo miré con los ojos entrecerrados
porque aún faltaba más de un mes para él, pero pensé que sería mi oportunidad
para entablar una conversación.
—¿Irás
al festival, JongIn? —pregunté de pronto. En ese momento me di cuenta de que
aquello había sonado a que le estaba proponiendo una cita—. Quiero decir, JooHyun,
SooYoung y Wendy vendrán y tú puedes venir con tus amigos y nos encontramos
todos luego y… achús —antes de que pudiera terminar mi explicación estornudé.
Me
tapé la nariz y la boca con las manos para ocultar los posibles mocos y babas
que hubieran escapado y busqué en mis bolsillos un pañuelo para sonarme la
nariz. Lo hice mirando hacia el lado contrario, intentando no ser demasiado
brusca.
—Toma
—de repente sentí algo sobre mi cabeza y la alcé, viendo cómo JongIn había dejado
una toalla sobre esta—. Puedes secarte con ella para no resfriarte —dijo
desviando su mirada.
—Gracias
—le sonreí y comencé a secarme con la toalla.
La
lluvia se detuvo un poco después y cada uno se dirigió a su casa. Mi corazón
latía muy rápido y mis mejillas ardían todavía por el encuentro. Nadie lo
sabía, pero Kim JongIn siempre me había gustado y siempre lo había observado
desde la distancia. Era un chico tímido, pero agradable y amable con todos, y
se llevaba muy bien con casi todos los chicos de la clase. Era delgado y muy
moreno de piel y eso hacía que las chicas como yo suspiráramos por él.
Al
día siguiente, cuando le devolví la toalla después de lavarla, le agradecí por
lo que había hecho por mí.
—No…
No fue nada… —murmuró.
—Aun
así, muchas gracias —me incliné levemente y me dispuse a volver a mi asiento
junto a mis amigas, pero él me detuvo llamándome por mi nombre.
—SeulGi
—me giré y vi la morena piel de sus mejillas cubierta por un sonrojo—. A las
siete, bajo el reloj del parque junto al tempo el día del festival —se tapó la
boca con las manos y desvió su mirada, como si no pudiera creer que hubiera
hecho eso. Sin poder evitarlo, una amplia sonrisa apareció en mi rostro.
—Allí
estaré.
Sin
embargo, cuando un mes después llegó el día del festival, por más que lo esperé
bajo el reloj del parque, él no apareció.
Salí de mi ensoñación cuando mis
amigas me zarandearon y me hicieron volver a la realidad. Miré a un lado y a
otro y vi que él todavía no había desaparecido de mi vista, así que, sin
pensarlo, corrí hacia él. Tenía que comprobar que no era JongIn, que no era el
chico de mis recuerdos, que no era mi primer amor. Lo perseguí por los
pasillos, intentando encontrar el momento para llamarlo, pero cuando me dispuse
a hacerlo, alguien se me adelantó.
—Kai —escuché y él se volvió. Un
chico pasó por mi lado y se acercó a él—. ¿Dónde te habías metido, Kai?
Su rostro era parecido, su sonrisa
también, su piel, sus ojos, todo era muy parecido… pero no podía ser él, su
nombre era JongIn, no Kai. Me había ilusionado pensando que era mi primer amor,
pero me había equivocado.
Me despedí de mis amigas al salir
del tren, ya que ellas tomaban un camino diferente a casa y me dirigí a la mía.
Iba tan metida en mis pensamientos que casi no me doy cuenta de que delante de
mí, caminaba el chico que se parecía a JongIn. Mi corazón comenzó a latir
rápido, aunque lo intenté calmar. No era él, así que ¿por qué me exaltaba?
Negué con la cabeza y me centré en seguir caminando.
“No
es él, SeulGi, no es él” me repetía una y otra vez como un mantra.
Sin embargo, cuando llegó al templo
que había cerca de casa se detuvo y miró hacia atrás, me miró a mí y me dirigió
una cálida sonrisa antes de adentrarse en los terrenos sagrados.
“No
puede ser. Imposible”.
Sin pensarlo, salí corriendo detrás
de él y recorrí el mismo camino que había hecho tres años atrás cuando la
lluvia había comenzado a caer repentinamente y me había refugiado bajo el
saledizo del tejado. Lo encontré en el mismo lugar que aquella vez y, aunque en
mi interior me repetía que no podía ser, que era imposible, mis labios dejaron
escapar un nombre.
—¿JongIn?
—No, Kai —respondió.
—Lo… lo siento… me he confundido…
yo… —comencé a girarme, pero unas palabras me detuvieron.
—Ha empezado repentinamente… la
lluvia… —me giré de nuevo hacia él, con los ojos brillándome.
—Jong…
—Kai, mi nombre es ahora Kai
—asentí, tragando saliva—. Pensé que no tardarías tanto en reconocerme, yo supe
quien eras en cuanto te vi, SeulGi.
—Estás… distinto… más alto…
“Más
guapo” pensé.
—He crecido, como tú.
—¿Por qué no viniste al festival?
¿Por qué te transferiste de instituto sin decirle nada a nadie? —pregunté.
Siempre había tenido aquella duda, ¿Por qué se había ido de mi vida sin decir
ni una palabra?
—Las cosas se pusieron complicadas
en casa y no tuve la oportunidad de avisar a nadie, lo siento —se disculpó—. De
la noche a la mañana ya lo teníamos todo empaquetado y listo para mudarnos.
—Yo… —las lágrimas comenzaron a acumulárseme
en los ojos—, te esperé… durante horas… te esperé… me gustabas y yo… me sentí
fatal… —murmuré, sin poder controlar mis sentimientos. Después de tres años lo
volvía a tener frente a mí y tenía que decírselo, decirle lo que me había
callado en otro tiempo.
—Lo siento —se acercó un par de
pasos y comenzó a retirar las lágrimas de mi rostro—, de verdad que lo siento…
tú, también me gustabas —alcé mi cabeza y lo vi con una tímida sonrisa—.
Podríamos… podríamos intentarlo, si quieres… —sin dudar asentí y su sonrisa se
hizo más amplia—. Estaba preparado para un no, pero esto me hace muy feliz
—murmuró abrazándome. Su pecho era cálido y me apreté contra él.
—Podemos volver a aquellos tiempos…
No estaba segura de que funcionara
ahora que ambos habíamos crecido, teníamos metas diferentes y ya no éramos tan
inocentes, pero quería aferrarme a mi primer amor, por lo menos, para saber qué
nos hubiera pasado.