Mostrando entradas con la etiqueta KaiGi. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta KaiGi. Mostrar todas las entradas

sábado, 17 de octubre de 2015

[DAY 16] 30 Days REDEXO Challenge: Heart Stops {KaiGi}

            Día 16: Para los escritores, un drabble spin-off de lo que hubieras querido que sucediera en cualquier fanfic REDEXO. He estado buscando como loca fanfics de SeulGi y Kai porque de todas formas es la única pareja de estos dos grupos que la gente parece conocer y me encontré con este fanfic extraño, pero bonito y triste al que me gustaría darle su epílogo: Heart Stops.


Heart Stops

            Hacía varios años que Kim JongIn había entrado en su vida, escribiendo con ella un prólogo y una historia de amor que jamás tuvo su epílogo porque él repentinamente se fue, sin dejar rastro, sin escribir con ella el final de su historia, sin dejarla avanzar. SeulGi quería dejar atrás todo aquello, dejar atrás a JongIn y vivir de nuevo… pero tenía sentimientos encontrados en su corazón, a pesar de su determinación a olvidarlo y ser feliz, como antes de que él llegara a su vida.

lunes, 5 de octubre de 2015

[DAY 4] 30 Days REDEXO Challenge: High School of Love {KaiGi}


            Día 4: Tu OTP 


High School of LOVE

            Convertirse en un chico aparentemente solo para poder ingresar a una escuela en la que solo podían hacerlo los varones era todo un reto para SeulGi. Quizás no lo fuera por el aspecto físico, ya que con el pelo corto y sin maquillaje alguno podía dar el pase, sino por su voz, por la cual se distinguía perfectamente cuál era su género. Iba a ser muy duro, lo sabía perfectamente, pero tenía que hacerlo.

            Tenía que hacerlo por él, por JongIn.

            Después de tantos años, había vuelto a casa y había buscado hasta la saciedad para poder encontrarlo, todo por aquella promesa que habían hecho unos diez años atrás, el día que ella se fue a Estados Unidos.








Notas finales: esta historia es un pequeño aperitivo de un serial que estoy preparando para esta pareja (y otras muchas) que espero poder comenzar a subir pronto al blog.





martes, 10 de febrero de 2015

Mi achuchable osito de peluche

Título: Mi achuchable osito de peluche
Pareja: KaiGi (Kai x SeulGi) (REDEXO – Red Velvet x EXO)
Clasificación: G
Géneros: romance, humor, fluff
Número de palabras: 2.278 palabras
Resumen: Kim JongIn y las chicas nunca se habían llevado bien (y todo era debido a que era demasiado tímido y huía de ellas) pero cuando llegó Kang SeulGi con un osito de peluche a su vida todo cambió.
Avisos: demasiada ternura os puede hacer vomitar arcoíris y unicornios, leedlo bajo vuestra responsabilidad, luego no me echéis a mí las culpas de vuestras subidas de azúcar.
Notas: historia escrita para celebrar el cumpleaños de SeulGi. Felicidades mi niña preciosa (en realidad la debería tratar con respeto, es mayor que yo, pero es tan cuqui que no puedo hacerlo).
Aclaraciones: JongIn y SeulGi son amigos desde antes de que debutara el chico y tienen algunas fotillos juntos y aw~ ¡que digan ya que están saliendo! *reza para que sus deseos de shipper sean concedidos como le pasó con BaekHyun y TaeYeon*.
Comentario de autora: debido a que ambos protagonistas parecen dos ositos de peluche achuchables, no he podido resistirme a hacer esto. En fin, me dejo de gilipolleces y os dejo leer. Espero que os guste <3


jueves, 4 de septiembre de 2014

First Sarang

Título: First Sarang
Pareja: KaiGi (Kai x SeulGi) (REDEXO)
Clasificación: G
Géneros: AU, romance, fluff
Número de palabras: 1.519 palabras
Resumen: SeulGi regresa a los tiempos de su primer amor.
Notas: inspirado/basado en el primer capítulo del genial manga Ao Haru Ride de Io Sakisaka, pero con algunas diferencias.
Comentario de autora: hacía algunos días que me estaba rondando la cabeza escribir sobre esta pareja porque son buenos amigos y el anime salvaje de Aoharaido apareció en mi vida justo en el momento indicado. Espero que os guste ^^


First Sarang


            Caminaba por los pasillos de mi instituto con mis amigas cuando ocurrió. Estaba distraída, hablando con ellas, riendo y no me di cuenta de que me dirigía directamente hacia una persona hasta que me choqué con esta, haciendo que mi teléfono móvil, que llevaba en un precario equilibrio, saltara de mi mano. Lo siguiente ocurrió a cámara lenta para mí aunque realmente no pasó ni un segundo. Una mano de piel morena agarró mi móvil justo antes de que cayera al suelo y luego me lo tendió, diciendo estas palabras con voz grave:

            —Ten cuidado.

            En ese momento, algo se removió en mi interior. Mi corazón comenzó a latir rápidamente y no pude evitar girarme para intentar verlo porque era imposible. No era la misma voz, no era la misma altura, pero en el fondo de mi ser, sabía que era él… mi primer amor.

            Sin poder evitarlo, me vi sumergida en el torrente de mis recuerdos mientras observaba su espalda alejándose.


            La lluvia había comenzado tan repentinamente que no pude hacer más que correr para ponerme a cubierto en el primer lugar que encontré, un templo que había a unos cuantos minutos de casa. Subí las escaleras lo más rápido posible y luego me refugié bajo el saledizo del tejado para esperar a que escampara. No me di cuenta de que había alguien justo al doblar la esquina hasta que no giré mi cabeza y lo vi.

            Era Kim JongIn, un chico de mi clase, no habíamos hablado mucho pero lo conocía un poco. Parecía que también le había pillado de improviso el aguacero y se había resguardado como yo en el templo. Lo miré de reojo, haciendo un leve puchero porque me sentía empapada, y en ese momento él se giró hacia mí, notando por primera vez mi presencia. Nuestros ojos se encontraron un par de segundos, pero inmediatamente apartamos la mirada.

            —Ha empezado repentinamente… la lluvia… —murmuró, tosiendo para aclararse su suave voz.
            —Sí —contesté.

            Después de esto, estuvimos un buen rato en silencio, solo mirando a cualquier sitio para que nuestros ojos no volvieran a coincidir. Estábamos incómodos, no sabíamos qué hacer o qué decir.

            Mis ojos se detuvieron entonces en un póster que se encontraba colgado en la pared en el que anunciaba el festival de verano. Lo miré con los ojos entrecerrados porque aún faltaba más de un mes para él, pero pensé que sería mi oportunidad para entablar una conversación.

            —¿Irás al festival, JongIn? —pregunté de pronto. En ese momento me di cuenta de que aquello había sonado a que le estaba proponiendo una cita—. Quiero decir, JooHyun, SooYoung y Wendy vendrán y tú puedes venir con tus amigos y nos encontramos todos luego y… achús —antes de que pudiera terminar mi explicación estornudé.

            Me tapé la nariz y la boca con las manos para ocultar los posibles mocos y babas que hubieran escapado y busqué en mis bolsillos un pañuelo para sonarme la nariz. Lo hice mirando hacia el lado contrario, intentando no ser demasiado brusca.

            —Toma —de repente sentí algo sobre mi cabeza y la alcé, viendo cómo JongIn había dejado una toalla sobre esta—. Puedes secarte con ella para no resfriarte —dijo desviando su mirada.
            —Gracias —le sonreí y comencé a secarme con la toalla.

            La lluvia se detuvo un poco después y cada uno se dirigió a su casa. Mi corazón latía muy rápido y mis mejillas ardían todavía por el encuentro. Nadie lo sabía, pero Kim JongIn siempre me había gustado y siempre lo había observado desde la distancia. Era un chico tímido, pero agradable y amable con todos, y se llevaba muy bien con casi todos los chicos de la clase. Era delgado y muy moreno de piel y eso hacía que las chicas como yo suspiráramos por él.

            Al día siguiente, cuando le devolví la toalla después de lavarla, le agradecí por lo que había hecho por mí.

            —No… No fue nada… —murmuró.
            —Aun así, muchas gracias —me incliné levemente y me dispuse a volver a mi asiento junto a mis amigas, pero él me detuvo llamándome por mi nombre.
            —SeulGi —me giré y vi la morena piel de sus mejillas cubierta por un sonrojo—. A las siete, bajo el reloj del parque junto al tempo el día del festival —se tapó la boca con las manos y desvió su mirada, como si no pudiera creer que hubiera hecho eso. Sin poder evitarlo, una amplia sonrisa apareció en mi rostro.
            —Allí estaré.

            Sin embargo, cuando un mes después llegó el día del festival, por más que lo esperé bajo el reloj del parque, él no apareció.


            Salí de mi ensoñación cuando mis amigas me zarandearon y me hicieron volver a la realidad. Miré a un lado y a otro y vi que él todavía no había desaparecido de mi vista, así que, sin pensarlo, corrí hacia él. Tenía que comprobar que no era JongIn, que no era el chico de mis recuerdos, que no era mi primer amor. Lo perseguí por los pasillos, intentando encontrar el momento para llamarlo, pero cuando me dispuse a hacerlo, alguien se me adelantó.

            —Kai —escuché y él se volvió. Un chico pasó por mi lado y se acercó a él—. ¿Dónde te habías metido, Kai?

            Su rostro era parecido, su sonrisa también, su piel, sus ojos, todo era muy parecido… pero no podía ser él, su nombre era JongIn, no Kai. Me había ilusionado pensando que era mi primer amor, pero me había equivocado.


            Me despedí de mis amigas al salir del tren, ya que ellas tomaban un camino diferente a casa y me dirigí a la mía. Iba tan metida en mis pensamientos que casi no me doy cuenta de que delante de mí, caminaba el chico que se parecía a JongIn. Mi corazón comenzó a latir rápido, aunque lo intenté calmar. No era él, así que ¿por qué me exaltaba? Negué con la cabeza y me centré en seguir caminando.

            “No es él, SeulGi, no es él” me repetía una y otra vez como un mantra.

            Sin embargo, cuando llegó al templo que había cerca de casa se detuvo y miró hacia atrás, me miró a mí y me dirigió una cálida sonrisa antes de adentrarse en los terrenos sagrados.

            “No puede ser. Imposible”.

            Sin pensarlo, salí corriendo detrás de él y recorrí el mismo camino que había hecho tres años atrás cuando la lluvia había comenzado a caer repentinamente y me había refugiado bajo el saledizo del tejado. Lo encontré en el mismo lugar que aquella vez y, aunque en mi interior me repetía que no podía ser, que era imposible, mis labios dejaron escapar un nombre.

            —¿JongIn?
            —No, Kai —respondió.
            —Lo… lo siento… me he confundido… yo… —comencé a girarme, pero unas palabras me detuvieron.
            —Ha empezado repentinamente… la lluvia… —me giré de nuevo hacia él, con los ojos brillándome.
            —Jong…
            —Kai, mi nombre es ahora Kai —asentí, tragando saliva—. Pensé que no tardarías tanto en reconocerme, yo supe quien eras en cuanto te vi, SeulGi.
            —Estás… distinto… más alto…
            “Más guapo” pensé.
            —He crecido, como tú.
            —¿Por qué no viniste al festival? ¿Por qué te transferiste de instituto sin decirle nada a nadie? —pregunté. Siempre había tenido aquella duda, ¿Por qué se había ido de mi vida sin decir ni una palabra?
            —Las cosas se pusieron complicadas en casa y no tuve la oportunidad de avisar a nadie, lo siento —se disculpó—. De la noche a la mañana ya lo teníamos todo empaquetado y listo para mudarnos.
            —Yo… —las lágrimas comenzaron a acumulárseme en los ojos—, te esperé… durante horas… te esperé… me gustabas y yo… me sentí fatal… —murmuré, sin poder controlar mis sentimientos. Después de tres años lo volvía a tener frente a mí y tenía que decírselo, decirle lo que me había callado en otro tiempo.
            —Lo siento —se acercó un par de pasos y comenzó a retirar las lágrimas de mi rostro—, de verdad que lo siento… tú, también me gustabas —alcé mi cabeza y lo vi con una tímida sonrisa—. Podríamos… podríamos intentarlo, si quieres… —sin dudar asentí y su sonrisa se hizo más amplia—. Estaba preparado para un no, pero esto me hace muy feliz —murmuró abrazándome. Su pecho era cálido y me apreté contra él.
            —Podemos volver a aquellos tiempos…

            No estaba segura de que funcionara ahora que ambos habíamos crecido, teníamos metas diferentes y ya no éramos tan inocentes, pero quería aferrarme a mi primer amor, por lo menos, para saber qué nos hubiera pasado.