Título: Secretly together
Autora: Riz Aino
Pareja: YongWook (Mill + Nine) (OnlyOneOf)
Clasificación: NC–17
Géneros: AU, idols, college, romance, pwp, smut
Número de palabras: 5.639 palabras
Resumen: Wookjin odia cuando le toca el turno de noche en la
tienda 24h en la que trabaja, pero cuando esa noche entra por la puerta Mill,
uno de los idols del momento, Wookjin piensa que quizás ya no lo odia tanto.
Advertencias: relaciones sexuales
explícitas.
Notas: historia escrita en conmemoración por el lanzamiento del
solo de Mill en el proyecto de undergrOund idOl #5.
Comentario de autora: tenía esta historia planeada desde el principio y estaba esperando el
momento en el que saliese por fin este solo para que pudiera ver la luz de una
vez por todas. Espero que os guste.
El reloj marcaba las cuatro de la
mañana cuando Wookjin alzó su cabeza de sus apuntes y se estiró un poco,
moviendo su cuello y sus brazos, notando cómo éstos se descongestionaban algo.
Le dolía todo el cuerpo de haber estado durante bastante rato en la misma
posición, pero tenía un examen bastante importante en un par de días y debía de
usar todo el tiempo que tenía disponible para estudiar y tratar de acabar
sabiéndose al menos la mayor parte del temario… incluso si eso significaba
estar estudiando en una mala postura en el trabajo. No le gustaba tener que
hacerlo, pero, de todas formas, desde las dos hasta las cinco no solía entrar
nadie en la tienda 24h y podía hacer lo que le viniera en gana siempre que
estuviera atento al sonido de la campanilla que anunciaba que alguien entraba
por la puerta. Tampoco le gustaba nada tener el turno de noche, más bien,
odiaba tener aquel turno porque por las mañanas tenía que ir a clase y apenas
le daba tiempo a hacer los respectivos trasbordos para llegar a la universidad
y estaba tan cansado de haberse pasado toda la noche en vela que al final
acababa durmiéndose en algunas de las clases sin poder evitarlo. Realmente lo
único bueno de aquel turno era que no tenía que lidiar con muchos clientes,
casi ninguno, en realidad, por lo que al menos podía dedicarse a estudiar,
aunque le doliese todo el cuerpo por la mala postura.
Wookjin volvió a inclinarse sobre sus
apuntes después de que varios de sus huesos crujieran al estirarse, leyendo un
par de líneas antes de que la campanilla de la puerta sonase y tuviera que
alzar la vista de nuevo. Por la puerta del local entraba un muchacho, llevando
una mascarilla y una gorra que ocultaba su rostro prácticamente por completo.
No era muy alto y era bastante delgadito, los vaqueros ajustados que llevaba
haciendo ver que sus piernas no eran más que dos guitas. Al darse cuenta de que
Wookjin lo observaba, el muchacho le dedicó un pequeño saludo, inclinando su
cabeza solo un poco y después se dirigió hacia la zona de las neveras. Wookjin
lo observó durante unos momentos más, dar vueltas por aquella zona, buscando lo
que necesitaba antes de decidir que podía dejarlo vagabundear por allí hasta
que acabase de coger lo que quisiera comprar y se acercara al mostrador para
pagar. Tenía que acabar de estudiar esa noche el tema con el que estaba si
quería llevar la mayoría de ellos estudiados para el examen porque tenía que
hacerlo bien en aquella convocatoria o si no le retirarían la beca con la que
se costeaba la mayor parte de sus estudios.
Durante unos pocos minutos, Wookjin no
se dedicó a otra cosa más que a leer y memorizar lo que tenía escrito en sus apuntes,
casi aislándose del mundo que lo rodeaba y solo volvió a enfocarse en éste
cuando en su campo de visión aparecieron varias bebidas con un montón de
cafeína, solo en ese momento, apartó los folios del mostrador y comenzó a tomar
las latas, pasándolas una a una por el lector de códigos de barras, sumándose
los precios en la caja uno tras otro hasta hacer el total.
—Serían 25.000 wones, ¿quieres una
bolsa? —le preguntó al chico ante él, alzando la cabeza para hablarle y
quedándose completamente paralizado al ver quien era la persona que estaba allí,
que se había bajado la mascarilla y quitado la gorra.
Wookjin parpadeó varias veces, muy
rápido, confuso y sorprendido más que nada, sin poder creerse lo que estaban
viendo sus ojos. Ante él se encontraba uno de los idols más famosos del
momento, un solista que había encandilado al público en general con su música y
con sus movimientos en el escenario. No debía de haber nadie en Corea, y casi
ni en el mundo entero, que no lo conociese o que al menos no le sonase su
nombre artístico: Mill. Wookjin abrió la boca y la cerró un par de veces, como
si fuera un pez fuera del agua, buscando aire, pero lo que él estaba intentando
hacer era no parecer un idiota frente a aquel muchacho… algo que no estaba
consiguiendo del todo, porque seguro que estaba teniendo una cara de tonto que
no podía con ella haciendo aquello. Solo salió de su ensimismamiento cuando el
muchacho carraspeó y le dedicó una sonrisa encantadora que provocó que el
corazón de Wookjin comenzase a latir rápidamente dentro de su pecho, a la vez
que sus neuronas volvían a conectarse con su cerebro y hacerlo funcionar.
—Perdona… —murmuró—. ¿Pago con tarjeta
o con efectivo?
—Tarjeta —respondió el chico—. Y
necesitaría una bolsa también.
Wookjin asintió y sacó la máquina para
pasar las tarjetas tras añadir el precio de la bolsa, dejándola sobre el
mostrador para que Mill pudiese pagar. Después buscó bajo éste, en una de las
estanterías, las bolsas para comenzar a guardarle las bebidas al muchacho y
tenderle su compra en cuanto el pago se hizo efectivo. El idol le dedicó otra
sonrisa encantadora antes de despedirse de él con un leve movimiento de cabeza,
colocándose de nuevo la gorra y la mascarilla antes de salir a la calle.
Wookjin no pudo hacer más que quedarse completamente embobado mirando el lugar
por el cual había desaparecido como el tonto que era, todavía sin terminar de
asimilar que Mill en carne y hueso acabase de entrar al puñetero local en el
que trabajaba, justo en su turno. Casi estuvo tentado a pellizcarse las
mejillas para ver si estaba soñando, pero no le hizo falta hacerlo porque
cuando se movió un poco en el escaso espacio que tenía tras el mostrador, se
pegó contra la caja registradora en el codo y acabó chillando de dolor por
ello, así que, estaba claro que no estaba soñando y que aquella era la maldita
realidad. El chico todavía estaba sobándose el codo y soplándose un poco por el
dolor cuando la campanilla de la puerta volvió a sonar y trato de recomponerse
para darle la bienvenida con una sonrisa al nuevo cliente que hubiera entrado,
descubriendo que quien acababa de entrar era el idol que acababa de salir de la
tienda. Wookjin pensó en un primer momento que podía habérsele olvidado algo y
por eso había vuelto apenas un par de minutos después de salir, pero la mirada
de angustia que podía ver a través de sus ojos, le dijo a Wookjin
inmediatamente que no estaba allí por aquello.
—¿Sucede algo? —preguntó, sin saber lo
que aquella simple pregunta podía desencadenar.
—Sé que probablemente esto te parezca
una locura, pero ahora mismo necesito que me ayudes y me escondas y si entran
cuatro chicas preguntando por mí, por favor, di que no he entrado aquí —le dijo
el muchacho, rápidamente, con urgencia en su voz.
Wookjin no había entendido ni
procesado del todo la situación, pero sí que entendía la urgencia de ella, así
que, simplemente le indicó al idol que fuese detrás del mostrador junto con él
y el chico lo hizo rápidamente. Allí no había demasiado espacio, pero Mill se
sentó en el suelo bajo el mostrador como pudo, encajándose allí y haciéndose lo
más pequeño posible. Wookjin maniobró también un poco para que su cuerpo tapase
al máximo al chico allí abajo sin tener una postura rara, pero realmente el
espacio no era amplio y al final acabó quizás demasiado cerca del idol. No
obstante, no tuvo tampoco tiempo de ajustar su postura porque antes de que
pudiera moverse un poco, la campanilla de la puerta sonó y por esta aparecieron
cuatro chicas, entrando casi atropelladamente, y mirando a un lado y a otro del
local, poniéndose de puntillas y asomando sus cabezas por encima de las
estanterías, aunque estas eran mucho más altas que ellas.
—¿Buscáis algo en concreto? —les
preguntó Wookjin.
—¿Has visto entrar a un chico?
—cuestionó una de ellas mientras las demás empezaban a merodear por el local—.
Lo hemos visto de lejos y ha tenido que entrar aquí.
—No, aquí no ha entrado nadie
—respondió él—. Sois las primeras en entrar desde la una o así, esto suele
estar desierto de madrugada.
La chica asintió y después se fue con
las demás a escanear el local mientras Wookjin empezaba a ser plenamente
consciente de que la posición en la que había acabado el idol bajo el mostrador
no era la más idónea porque estaba encajado entre sus piernas y Wookjin estaba
comenzando a notar su respiración cálida contra su entrepierna, algo que le
estaba provocando escalofríos subir y bajar por su columna vertebral. Lo peor
era que tampoco podía hacer nada para moverse y ponerse en otra postura mejor
porque si se alejaba del muchacho cuando las chicas pasasen por su lado verían
que Mill estaba allí agazapado entre sus piernas, por lo que tenía que quedarse
de aquella forma incluso cuando estaba sintiendo muchas cosas. Tuvo que
aguantar lo mejor que pudo la situación, tratando de serenarse y de hacer como
que no le importaba nada, desperdigando de nuevo sus apuntes por el mostrador y
mirándolos como si estuviera estudiando de nuevo, pero no haciendo más que observar
de reojo tanto a las chicas que no paraban de vagabundear por la tienda mirando
en todos los pasillos y recovecos y al idol que tenía entre sus piernas,
intentando ser discreto, esperando hasta que aquellas chicas se dieran por
vencidas y se fueran.
—¿Estás segura de que lo has visto
entrar aquí? —escuchó que una de ellas le preguntaba a otra mientras se
acercaban al mostrador.
—Te juro que lo he visto —respondió la
otra, dejando sobre el mostrador unas cuantas de latas y algunos paquetes de patatas
fritas.
—Pues no está.
Wookjin comenzó a pasar por el lector
de barras todo lo que le había dejado allí lo más rápido posible, para que las
chicas no estuvieran en el lugar más tiempo, mucho menos tan cerca de donde se
encontraba Mill.
—Aquí al lado hay un local que también
abre todo el día —les dijo, llamando su atención hacia él de aquella forma—. Lo
mismo quien buscáis ha entrado allí.
—Allí tiene que ser —comentó una de
las chicas.
Casi tan rápido como habían entrado,
tres de ellas salieron por la puerta como una exhalación, dejando solo a la
chica que había sacado su tarjeta para pagar allí. Wookjin le preparó
rápidamente la compra y aceptó el pago antes de que la impaciente chica que
quería salir de allí se diera cuenta de que en realidad a quien buscaban se
encontraba allí mismo, a un escaso metro de distancia de ella. Solo pudo volver
a respirar tranquilo cuando la chica salió corriendo por la puerta y siguió a
sus amigas, dando un par de pasos hacia atrás hasta chocar con la estantería
que tenía tras él, alejándose con un suspiro profundo, lo máximo que el espacio
se lo permitía, del idol que se encontraba allí abajo agazapado. Por un
instante, creyó que todo había acabado, pero entonces la campanilla volvió a
sonar y la chica que había salido de allí tan solo unos momentos antes volvió a
entrar, dirigiéndose directamente hacia el mostrador para coger su cartera, que
se la había dejado allí por la precipitación. Rápido como el rayo y sin medir
bien las distancias, Wookjin volvió de nuevo a su posición en el mostrador,
chocando directamente su entrepierna contra la cara de Mill sin pretenderlo,
pero tampoco pudiendo separarse de él hasta que la chica no se fuera de allí.
No fueron más que unos segundos, pero el rostro del idol moviéndose contra su
entrepierna para tratar de separarse de él provocó que Wookjin tuviera que
apretar con fuerza sus dientes para no dejar escapar un jadeo de puro placer.
Cuando la chica finalmente cogió su
cartera y salió del establecimiento, Wookjin se separó de nuevo del mostrador y
se alejó del chico, sintiendo cómo su rostro comenzaba a ponerse completamente
rojo. No pudo hacer otra cosa más que taparse la cara con sus manos por
completo, respirando agitadamente tras sus palmas, tratando de calmarse, de relajar
su cuerpo, pensando en cosas que bajasen la incipiente erección que comenzaba a
tener. Sin embargo, aunque trató de relajarse durante unos segundos, antes de
que pudiera hacerlo del todo sintió cómo unos dedos se agarraban al bajo de su
pantalón y tiraban de él. Wookjin retiró las manos de su cara para ver cómo el
idol al que acababa de ayudar escondiendo le dedicaba una intensa mirada oscura
y una sonrisa pícara que lo dejó sin aliento y con la garganta completamente
seca.
~
Al acabar su turno, Wookjin había
tenido la intención de tirarse en la cama y dormir a pierna suelta hasta la
hora del almuerzo porque aquella mañana no tenía clases y después simplemente
volver a estudiar hasta que volviera a darle hambre o sueño… pero sus planes se
habían quedado simplemente en aquello, en una mera intención, porque justo
después de que terminase su turno, Wookjin había guiado a Mill, cubierto por
completo como si fuera una especie de atracador, hasta su residencia, hasta su
habitación, tratando de que las personas que se encontrasen por el camino no se
dieran cuenta de quién era su acompañante. Después del pequeño incidente de la
entrepierna no habían hecho más que hablar y hablar durante el resto de la
noche y, sobre todo, flirtear, hasta que había llegado el chico al que le
tocaba el turno de mañana en aquel lugar para tomarle el relevo a Wookjin. Todo
entre él y el idol había ido creciendo en intensidad durante aquellas horas y,
al final, cuando Mill le había preguntado si estaba libre después de salir, él
solo había podido decirle que sí, que estaba completamente libre y que lo único
que tenía pensado hacer era volver a su habitación en la residencia. Mill había
hecho un par de llamadas avisando que estaba en casa de un amigo para que nadie
lo buscara y después simplemente lo había seguido hasta allí.
Tras toda la noche flirteando y tras
la forma en la que Wookjin se había sentido cuando el muchacho había tenido la
cara metida en su entrepierna, tenía que haber sabido perfectamente que
llevarlo hasta su habitación significaba que se iban a acostar juntos, pero aun
sabiéndolo, cuando Mill se pegó a su cuerpo en el momento en el que la puerta
de su habitación estuvo cerrada, quitándose su gorra y su mascarilla, simplemente
tirándolas al suelo sin ningún miramiento antes de ponerse de puntillas,
agarrándose con fuerza a su sudadera y plantando sus labios contra los suyos,
en un beso intenso y demandante desde el primer momento, un beso que dejó a
Wookjin completamente confuso porque no se lo había esperado, incapaz de
devolverlo, incapaz de hacer nada más que quedarse completamente paralizado
mientras la boca del otro se movía sobre la suya. Aquello probablemente era
demasiado para que su mente lo procesase en un primer momento, porque hasta
hacía tan solo unas horas Mill era un idol inalcanzable que solo había visto en
la televisión y solo en el transcurso de aquellas horas el chico había estado
con la cara metida en su entrepierna y flirteando con él como si no hubiera un
mañana. Wookjin no pudo responder al beso por la impresión que todo aquello le
causaba, toda la confusión que sentía, pero cuando el idol se separó de él, con
una expresión de obvia decepción en su rostro por no haber obtenido una
respuesta a su beso, Wookjin no pudo hacer otra cosa más que inclinarse hacia
delante para besarlo de nuevo, esta vez siendo él quien movió sus labios sobre
los de Mill hasta que el chico respondió al beso con una sonrisa.
Los besos continuaron, uno tras otro,
sin darse ninguna tregua, comenzando a buscar algo más que solo choque de
labios, sus cabezas moviéndose a un lado y a otro para obtener mejor acceso,
sus lenguas encontrándose la una con la otra una y otra vez, jugando,
explorando la boca ajena, dejándose poco a poco sin aliento mientras sus manos
comenzaban a tocar el cuerpo del contrario, metiéndose por debajo de la ropa.
Wookjin sentía las manos pequeñas del idol en sus costados, subiendo y bajando,
rozando su piel, volviéndola fuego, mientras que sus propias manos no paraban
quitas en la espalda del chico, en su delgada cintura, queriendo más y más de
él. No tardaron en dejarse completamente sin respiración y acabaron finalmente
separándose, dándose besos cortos, uno tras otro, sonrisas estúpidas incluidas
entre beso y beso, antes de hacerlo por completo y mirarse a los ojos de una
forma intensa durante unos momentos. Los ojos oscuros de Mill parecían contener
un fuego que ardía muy vívidamente mientras lo miraba y Wookjin no pudo evitar
el escalofrío de placer que recorrió su columna vertebral de arriba abajo por
aquello.
—¿Vamos… a la cama? —le preguntó a
Mill una vez se recompuso de aquel escalofrío.
—Nada me gustaría más.
El idol le dedicó una sonrisa pícara
después de decir aquello y Wookjin casi se quedó sin respiración de nuevo. Para
que el chico no se diera cuenta de todo lo que estaba provocando en él, Wookjin
simplemente se giró y comenzó a andar hacia su cama, dando gracias a todos los
dioses que existieran porque su compañero de habitación tuviera clases desde primera
hora de la mañana todos los días y no se encontrase ya allí, habría sido muy
violento que estuviera en la habitación y que los hubiera visto comerse la boca
en la entrada. Ni siquiera se le había ocurrido que por algún casual pudiera
estar, de hecho, ni siquiera se había acordado de que tenía un compañero de
habitación, demasiado enfocado en Mill como había estado porque la noche había
sido extraña e incitante. Al menos, sabiendo que su compañero no volvería hasta
después de la hora del almuerzo, estaba completamente tranquilo porque no los
iban a molestar.
Wookjin se quitó la chaqueta y se
sentó sobre la cama, invitando a Mill a que hiciera lo mismo que él y el chico
se sacó por la cabeza la sudadera amplia que vestía, dejándola sobre la silla
del escritorio de Wookjin, acercándose a la cama y sentándose con él,
completamente despeinado. De aquella forma, con los labios rojos e hinchados,
con las mejillas levemente rosadas y despeinado, parecía mucho más joven, mucho
más vulnerable que el idol que Wookjin siempre había visto sobre el escenario,
siendo todo carisma y exudando sensualidad por todos sus poros. Casi sin darse
cuenta, llevó su mano hasta su pelo para peinarlo y acariciarlo en un gesto
mucho más delicado de lo que en realidad había pretendido siquiera. Una risita
escapó de los labios de Mill y Wookjin acabó tapándose de nuevo su cara, como
había hecho en la tienda, sintiendo cómo un sonrojo comenzaba a teñir sus
mejillas de forma irremediable. El chico notó tan solo unos segundos después
cómo el colchón de su cama se hundía por el movimiento del otro chico, sus
manos en sus hombros y su cuerpo sobre sus muslos, sentándose en ellos para más
tarde quitarle las manos de su cara y darle un beso corto en los labios. Cuando
Wookjin abrió sus ojos y miró a Mill se lo encontró con una sonrisa encantadora,
observándolo, muy cerca de su rostro, demasiado cerca, sintiendo además todo su
cuerpo pegado al suyo, sus torsos tocándose y el miembro semi erecto del chico
rozando contra la parte baja de su vientre. No pudo evitar desviar su mirada
haca abajo, hacia el lugar en el que el miembro de Mill se rozaba contra él y
el chico siguió su mirada y esbozó otra sonrisa pícara que le robó el aire a la
vez que movía sus caderas sobre él, rozando su trasero deliberadamente contra
su miembro, prácticamente duro a pesar de que solo se habían estado dando besos
candentes y rozándose un poco bajo la ropa.
—Me gustaría poder comerte la polla
enterita, pero esta noche tengo que grabar un par de canciones para mi nuevo
disco y no puedo joderme la garganta —le dijo el idol, provocando que Wookjin
se sintiera mucho más excitado de lo que ya se sentía, que tuviera mucho más
calor del que ya tenía—. Pero te voy a montar como nadie te ha montado.
Acompañando aquellas palabras, la mano
de Mill viajó por todo su cuerpo, tocando su torso deliberadamente mientras no
le quitaba los ojos de encima hasta que la metió entre sus cuerpos, tocando su
entrepierna, su miembro por encima de la tela de sus pantalones, haciendo a
Wookjin gemir de puro placer por el agarre, alto, sin poder contenerse.
—Shhhh… —murmuró Mill, llevando su
otra mano a sus labios, poniéndole su dedo índice sobre ellos—. No querrás que
tus compañeros de la residencia te escuchen tener sexo.
—No… no quiero… —jadeó Wookjin.
—Entonces vamos a mantenernos lo más
callados posible… que esto sea un secreto entre nosotros.
Mill le pidió aquello y Wookjin
simplemente asintió a sus palabras y salvó la poca distancia que los separaba
para volver a besarlo, con mucha más intensidad y urgencia que antes, todavía
sintiendo cómo la mano del idol seguía tocándole su entrepierna, endureciéndola
más y más, toda la sangre acumulándose en el lugar, volviéndolo muchísimo más
sensible, provocando que el calor se extendiera por todo su cuerpo y que no
pudiera evitar querer más. Quería más contacto, necesitaba mucho más contacto,
piel con piel, sin aquella ropa tan molesta que estaba en el medio, que le daba
demasiado calor. Rápido, comenzó a desnudarse a si mismo y a desnudar a Mill,
entre besos, solo separándose y dejando de besarse cuando era estrictamente
necesario, para quitarse las camisetas por la cabeza. Desabrochar sus
pantalones no fue fácil de aquella forma, como tampoco lo fue quitárselos, pero
ambos parecían haberse pegado con pegamento extrafuerte y no querían separarse
de los labios del otro, así que, maniobraron como pudieron sobre la estrecha
cama para poder quitárselos y tirarlos al suelo sin ningún miramiento, haciendo
lo mismo con sus calzoncillos poco después. Estar en contacto con la piel
caliente de Mill hizo que Wookjin sintiera que se moría de calor, casi
sobrándole su propia piel, lo hizo querer todo y más de él, pero, sobre todo, lo
hizo ansiar lo que el chico le había prometido tan solo unos momentos antes.
Notaba que su miembro estaba a punto de estallar, no pudiendo más con la
excitación que se había estado acumulando en su cuerpo desde que había tenido
la cara del idol contra su entrepierna en la tienda aquella madrugada y lo
único que necesitaba era internarse en el cuerpo de éste.
Wookjin acabó separándose de los
labios de Mill a regañadientes, pero no había sacado ni lubricante ni condones
antes y aquello era lo único que necesitaba en esos momentos para poder hacer
lo que deseaba, lo que ansiaba. Mill no pareció demasiado contento con la
separación tampoco, queriendo seguirlo, pero Wookjin le dedicó una sonrisa
antes de alejarse de su cuerpo y estirarse sobre la cama para abrir como pudo
el segundo cajón de su mesita de noche, buscando en él, a tientas con su mano
el bote de lubricante y el paquete de condones. No tardó demasiado en encontrar
lo que necesitaba, cogiéndolo todo inmediatamente y volviéndose a colocar en la
cama en una posición más cómoda, enseñándole a Mill lo que había pescado del
cajón de los calzoncillos y el chico le dedicó una sonrisa pícara.
—Dame el lubricante —le pidió y
Wookjin se lo dio inmediatamente—. No tienes que hacer nada… solo mira y
disfruta.
El chico tragó saliva al escuchar
aquello, sintiendo cómo toda la excitación que sentía ya de por sí crecía ante
la expectativa de poder ver al idol prepararse para él. A Wookjin le gustaba
tocar, le gustaba cerciorarse de que era él, con sus dedos, con sus
movimientos, el que provocaba parte del placer que sus parejas o ligues de una
noche sentían cuando los preparaba; mirar para él era algo nuevo, algo que no
sabía si le iba a gustar o no, pero tenía ganas de comprobarlo después de que
Mill le hubiera dicho que lo mirase. Así que, Wookjin no perdió detalle de
ninguno de los movimientos del chico ante él, se colocó sobre la cama, tumbado
boca arriba, con sus piernas abiertas, totalmente expuesto para él, cómo abrió
la tapa del lubricante, cómo embadurnó los dedos de su mano izquierda con aquel
líquido viscoso y cómo llevó sus dedos hasta su trasero, comenzando a tocarse,
introduciendo un dedo y después otro por su recto, jadeando levemente una y
otra vez, su miembro endureciéndose con cada embestida de sus dedos. Aquello…
aquello era lo más erótico que Wookjin había visto en su vida.
Wookjin estaba acostumbrado a ver al
idol en la tele, sus presentaciones que rallaban la sensualidad, aquellas
canciones que hablaban sobre sexo de una forma completamente artística y más
que bella, sus movimientos sobre el escenario, calculados al milímetro para
derrochar y exudar toda su sexualidad, sus expresiones intensas, sus sonrisas
pícaras, sus ojos oscuros que parecían llamarte e incitarte a pasar la mejor
noche de tu vida junto a él. Wookjin estaba acostumbrado a todo aquello, había
visto muchísimo a Mill sobre el escenario… pero lo que estaba viendo en esos
momentos era todavía mucho más intenso y lo hacía sentir como si estuviera
ardiendo en una hoguera que se había producido dentro de su propio cuerpo y no
podía escapar de las llamas, aunque lo intentase… algo que tampoco estaba dispuesto
a hacer porque prefería quemarse en ella. El chico que tenía ante sí,
penetrándose una y otra vez con sus dedos y dándose placer a sí mismo mientras
no le quitaba la vista de encima a Wookjin, tentándolo, era mucho más de lo que
jamás había esperado ver, muchísimo más de lo que jamás había esperado tener
que soportar, porque ardía en deseos de sacar los dedos de Mill de su trasero y
ser él el que se internase entre sus piernas, una y otra vez hasta que ambos se
quedasen completamente secos. No obstante, tragando saliva y tratando de
serenarse lo mejor que pudo, Wookjin aplacó aquel deseo porque quería que el
idol cumpliera con lo que le había dicho antes. Quería que lo montase como
nunca antes nadie lo había hecho y, para eso, necesitaba estar bien preparado
porque su miembro no paraba de crecer y crecer, endureciéndose y doliendo por
no ser capaz de liberar toda la tensión que se acumulaba en él.
El tiempo pareció correr a una
velocidad distinta de lo que lo hacía de normal, mucho más lenta, como si lo
estuviese torturando por tener tan cerca lo que ansiaba pero sin poder
obtenerlo del todo, así que, cuando Mill se sacó los dedos de su trasero con un
sonido obsceno y una sonrisa pícara en sus labios, Wookjin no pudo aguantar sus
ganas de acercarse a él para besarlo, para tocar su cuerpo, aquella piel suave
acaramelada, besando sus labios de nuevo, hundiendo su lengua en su boca y
haciéndolo jadear, metiéndose entre sus piernas y pegándose a su cuerpo al
máximo porque necesitaba sentirlo, tangible, caliente, duro, sensible, contra
él. La intensidad con la que lo besó y lo tocó en aquella ocasión fue tal que
Mill acabó riéndose entre jadeos hasta que se quedó sin aire y tuvieron que
acabar alejándose el uno del otro.
—Tranquilo, tranquilo —murmuró Mill, sonriéndole
de una forma amable y, a la vez, sensual—. Tenemos todo el tiempo del mundo.
Wookjin asintió porque sabía
perfectamente que tenían para ellos solos la habitación durante las siguientes
horas y que no tenían que preocuparse por nada más que por sentirse el uno al
otro, de experimentar el placer una y otra vez en la seguridad y privacidad que
les proporcionan las cuatro paredes de su habitación. El chico trató de
serenarse de nuevo un poco, de calmar toda la aceleración que sentía, pero poco
pudo hacer cuando Mill se incorporó, empujándolo levemente hasta que lo dejó
sentado sobre la cama, recogió el condón y se lo puso, no dejando de mirarlo a
los ojos mientras lo hacía todo. Wookjin sintió su boca seca de nuevo, además
de una excitación que era cada vez más palpable, una excitación que estaba a
punto de estallar. El chico se subió a su cuerpo después de que el condón
estuviera bien ajustado a su miembro, con sus rodillas a cada lado de sus
caderas, colocando sus manos sobre sus hombros para sujetarse y después
llevando la derecha hasta el miembro de Wookjin, palpándolo durante unos
momentos hasta que lo guio hacia su trasero, dejándose caer lentamente sobre
él, engulléndolo y envolviéndolo por completo. Wookjin no pudo evitar gemir,
alto, quizás demasiado alto, cuando sintió la exquisita presión que le
provocaban las paredes del idol alrededor de su miembro, demasiado apretadas,
siendo la fricción tan intensa que el chico estuvo a punto de correrse con
aquello solo.
Mill se detuvo una vez todo su miembro
estuvo dentro de él, soltando un jadeo por ello y dedicándole una mirada
intensa que provocó que un escalofrío recorriese todo el cuerpo de Wookjin de
arriba abajo, una corriente eléctrica que se había intensificado mucho más con
sus cuerpos unidos. Las manos sobre sus hombros acabaron abandonando estos en
el momento en el que el idol se pegó muchísimo más a su cuerpo y fueron sus
brazos los que se posaron sobre éstos, mientras sus dedos comenzaban a jugar
con su pelo, un poco más largo de lo que estaba acostumbrado a llevarlo,
enredándolos en él mientras se inclinaba sobre su rostro para comenzar a
besarlo, lento. Wookjin se dejó llevar, moviendo su boca al ritmo que Mill le
marcaba, llevando sus manos a su cintura y dejándolas allí, tocando y agarrando
fuertemente el cuerpo del chico, hasta que éste comenzó a moverse, primero de
una forma lenta, como si quisiera acostumbrarlos a ambos a aquello, sus caderas
subiendo y bajando una y otra vez hasta que el movimiento fue un poco más
rápido y más intenso, provocando que todo el fuego que se había acumulado en el
interior de Wookjin se acabase desatando tan solo unos pocos minutos después,
en uno de los orgasmos más intensos de su vida, que lo dejó temblando contra el
cuerpo de Mill mientras éste seguía penetrándose a sí mismo con su miembro,
todavía duro, negándose a bajársele la erección del todo, a pesar de estar
completamente sensible, haciendo que cada movimiento lo sintiera todavía más y
más amplificado de lo que ya lo había sentido antes, hasta que Mill también
alcanzó su propio orgasmo unos momentos después, su miembro estallando entre
sus estómagos y manchándolos a ambos.
La expresión del rostro del idol
mientras se corría fue una de las cosas más eróticas que Wookjin había visto en
su vida… o al menos eso es lo que creyó durante unos pocos segundos, porque
después, Mill comenzó a mover sus caderas de nuevo sobre su erección,
provocando que la expresión de placer de su rostro se volviera todavía más
erótica, mientras jadeaba, con sus ojos cerrados y se mordía el labio inferior,
completamente perdido en su propio placer. Wookjin se olvidó de respirar y casi
se olvidó hasta de su nombre mientras el chico seguía haciendo que su miembro
se hundiera una y otra vez en su interior, de una forma lenta pero incansable,
prolongando la intensa sensación y haciendo que unos momentos después, cuando
la tensión se volvió a acumular en sus miembros, acabasen estallando de nuevo
en un orgasmo muchísimo más intenso que provocó que sus cuerpos se volviesen de
gelatina y acabasen tumbados sobre la cama, con Mill echado sobre el pecho de
Wookjin, que subía y bajaba rápidamente, todavía unidos, pero completamente
rendidos.
Aquella era la primera vez que Wookjin
se sentía tan derrotado a pesar de que él no se había siquiera movido, pero la
noche en vela y la debilidad que había provocado en su cuerpo el mejor orgasmo
que había tenido en su vida acabaron por hacer que no pudiera más y que se
sumiera en un sueño reparador que realmente necesitaba, con Mill dormitando
también sobre su pecho. Su sueño fue tan profundo que Wookjin no se dio cuenta
de cuándo el idol se despertaba, se levantaba y los limpiaba a ambos antes de
salir por la puerta de su habitación con cuidado, pero cuando se despertó lo
hizo con una cama vacía y un post-it pegado a la parte trasera de su móvil con
un número de teléfono y una promesa de felación que le provocó al chico una
erección de la que tuvo que dar cuenta en el baño, solo, antes de que su
compañero de habitación volviera de sus clases.
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