jueves, 16 de noviembre de 2023

[Chapter IX] Kingdom of Rain {Dannthur}

Chapter IX: new companion


Este es ChiWoo dijo Dann, presentándoles a un chico que había llegado hasta su mesa mientras almorzaban en la posada, antes de volver a emprender el camino de nuevo. A partir de ahora nos acompañará en nuestra travesía buscando aventuras.

 

Aquella misma mañana los había avisado de lo que había sucedido la noche anterior y les había contado que había encontrado a una persona que sabía donde se encontraba el bosque y el lago que estaban buscando y que sería su guía. Arthur no sabía cómo sentirse al respecto con aquello porque le parecía algo extraño encontrar de la nada a alguien que supiera dónde se encontraba exactamente el lugar al que se dirigían, pero en el momento en el que aquel muchacho apareció ante ellos y vio las miradas que intercambiaban Ivan y Dann, hasta que el mago asintió, entonces se sintió un poco más tranquilo.

 

Encantado de conoceros comentó el muchacho. No parecía mucho más mayor de lo que lo era el propio Arthur y la sonrisa que esbozó lo hizo parecer incluso más joven. El señor Dann me comentó anoche que estabais buscando algún lugar del reino en el que poneros a prueba y cuando escuchó lo que le estaba contando al tabernero, no pudo evitar interesarse.

Nos ha hablado un poco esta mañana sobre ello dijo MuJin, pero si no te importa sentarte a la mesa con nosotros y contárnoslo de primera mano, te estaríamos muy agradecidos.

Claro, os contaré todo respondió, sentándose con ellos a la mesa.

 

El muchacho comenzó a hablar, contando lo que le debía haber dicho a Dann la noche anterior, primero presentándose como un guerrero que vagabundeaba por los reinos en busca de alguien que contratase sus servicios a la vez que recopilaba historias y cuentos, cantando y tocando la flauta en los pueblos que paraba para ganar un dinero extra, por ello sabía de muchas leyendas y de muchos lugares recónditos, uno de ellos era el que Dann le había comentado. Un bosque olvidado en el que yacían los restos de una batalla, espadas clavadas en el suelo donde los restos mortales de sus dueños descansaban, una guerra terrible en el borde entre dos reinos, en el albor de los tiempos, la vegetación se había hecho con el lugar y este se había convertido en un bosque maldito, un sitio que todo el mundo evitaba y en el que nadie que tuviera un poco de sesera se atrevería a entrar porque los muertos guardaban aquel lugar y nadie había salido con vida de allí.

 

Hace varios años llevé hasta las puertas de ese bosque a un pequeño grupo de guerreros del Reino de la Nieve porque estaban buscando algo que decían que se encontraba allí comentó. Los esperé fuera del bosque durante tres amaneceres, pero ninguno de ellos salió, no sé si se perdieron en las entrañas del espeso bosque o si los espíritus acabaron con ellos, pero sé la localización exacta del lugar que buscáis y no me importaría guiaros.

 

Las similitudes entre lo que el muchacho les había contado y lo que Arthur había soñado días antes eran bastante evidentes, por lo que el chico no pudo evitar mirar a Dann a través de la mesa. El guerrero lo estaba observando fijamente y cuando Arthur se encontró con su mirada, éste se llevó su jarra a la boca para beber, sin dejar de mirarlo. El chico sintió una especie de corriente eléctrica recorrer su cuerpo de arriba abajo y no pudo evitar pensar en aquella noche tantos días atrás cuando Dann lo había besado; no obstante, se concentró en el presente y trató de olvidar lo que había pasado entre ellos para esbozar una afirmación y que Dann supiera lo que él quería decirle sin alertar a ninguno de sus compañeros, sin darle ninguna pista a su nuevo acompañante. “Es el lugar” fue lo que esbozó, moviendo sus labios y Dann solo tardó unos pocos segundos en asentir a lo que le había dicho, entendiéndolo a la perfección.

 

Es exactamente el lugar que buscamos dijo Dann en ese momento. Por eso había pensado en que nos vendría de perlas la incorporación de ChiWoo a nuestra partida, si no hay ninguna objeción, claro Arthur vio cómo los ojos de Dann se detenían en los presentes durante unos segundos, esperando sus confirmaciones, aunque aquellas que más parecían importarle eran la suya y la de Ivan, hasta que obtuvo el asentimiento de todos ellos. Bienvenido a bordo.

Gracias a vosotros por dejarme unirme a vuestra travesía fue lo que el chico respondió.

 

Después de aquello, terminaron de desayunar y subieron a sus habitaciones para recoger sus pertenencias antes de emprender de nuevo su camino, ahora con un destino fijo y sabiendo cuál era la ruta que debían de seguir para ello, eso sería una gran novedad porque hasta el momento el camino había sido bastante tortuoso, dando rodeos y caminando en círculos en ocasiones, siguiendo los pasos que Ivan marcaba a través de lo que la naturaleza le iba contando. No era una fuente fiel, les había dicho desde el principio, pero no habían tenido nada más a lo que acogerse en ese momento y Arthur no había vuelto a tener ningún sueño premonitorio. Con ChiWoo allí, por rara que resultase su aparición justo en el momento en el que necesitaban un guía, ya no darían más vueltas y el camino hacia su destino se les haría muchísimo más corto, lo único que debían era rezar para que la espada realmente se encontrase allí, porque aunque Arthur no dudaba de la fidelidad de sus sueños, le preocupaba no haber tenido ninguno nuevo una vez habían emprendido el viaje, indicándole que aquello era lo que debía hacer, que aquello era lo correcto.

 

Perdido en sus pensamientos, Arthur tardó un buen rato en terminar de recoger sus cosas y bajar de la habitación junto a JaHan, que amablemente lo había esperado sin decir nada, hasta que había estado completamente listo y cuando los dos llegaron a los establos, los demás ya estaban con los caballos ensillados, esperándolos. Por inercia, después de todos aquellos días de viaje, Arthur simplemente se dirigió hacia el caballo de Dann, poniendo un pie en el estribo e impulsándose hacia arriba, pasando con cuidado su otra pierna por encima del caballo, para no caerse. En aquella ocasión no necesitó de la ayuda de Dann para subirse y el chico sintió una especie de felicidad recorriendo su interior cálidamente porque había sido capaz de hacer aquello por sí mismo, cuando hacía unos días que ni siquiera sabía montar a caballo. No obstante, ese sentimiento acabó siendo reemplazado por uno de tensión cuando notó cómo Dann se montaba sobre Hwon también, pegándose a su espalda y rodeando con uno de sus brazos su cintura, apretándolo fuertemente contra su cuerpo antes de tomar las riendas del caballo.

 

Nuestro destino está a unos siete u ocho días de camino desde aquí les dijo ChiWoo, una vez estuvieron todos sobre sus monturas, Hacia el norte, cerca de la frontera con el Reino de la Nieve es probable que encontremos algunos problemas, pero serán fáciles de sortear, después de todo, este grupo está lleno de guerreros.

 

Y, tras decir aquello, le indicó a su caballo que comenzase a moverse, guiando la comitiva en lugar de Ivan. Arthur se tambaleó un poco cuando Hwon también se movió, pero los firmes brazos de Dann lo sujetaron con fuerza y el chico se mantuvo en su sitio a la perfección, como si no hubiese sucedido nada. Arthur no pudo evitar llevar sus manos hasta su rostro para ocultar cómo se sentía de avergonzado entre ellas, no dejando que nadie viera cómo sus mejillas se habían vuelto de un color granate intenso, y respirando profundamente, tratando de que su corazón dejase de latir tan rápido dentro de su pecho. El chico sentía que estaba en un conflicto demasiado grande y ni siquiera podía hablar de ello con nadie porque no sentía que fuera algo que pudiera compartir ni siquiera con JaHan, porque todo su ser se encendía, se tensaba, pero a la vez se calmaba y se sentía seguro y protegido entre los brazos de Dann y lo único en lo que podía pensar era en la forma en la que sus bocas se habían encontrado y lo mucho que quería que lo hiciesen de nuevo a pesar de que el guerrero no había dado ninguna muestra de querer iniciar un contacto como aquel con él, mostrándose frío con Arthur, no queriendo hablar de aquello que había pasado entre ellos, como si jamás hubiera sucedido.

 

¿Qué piensas de ChiWoo? le preguntó Dann, haciendo que Arthur volviese a la realidad, sacándolo de sus caóticos pensamientos.

No lo sé respondió, después de unos instantes. La forma en la que ha aparecido ante nosotros ha sido un poco extraña.

Lo mismo pienso yo comentó Dann. Lo he hablado con Ivan antes, no obstante, y el mago dice que no ve maldad alguna en él, que podemos confiar en que nos lleve hasta nuestro destino, pero no por ello, dejaré de observarlo por si hace algún movimiento extraño.

 

~

 

Vamos a descansar un poco dijo Dann a su espalda. Dar un poco de agua a los caballos y seguir la marcha hasta el anochecer.

 

La comitiva se detuvo en cuanto la orden fue dada y poco a poco fueron desmontando. Dann se bajó del caballo antes que Arthur y después le tendió los brazos para ayudarlo a bajar a él y, por un momento, el chico quiso apartar aquellos brazos de él, pero tras las experiencias anteriores de cabalgar durante horas y horas en los días previos, Arthur sabía perfectamente que la ayuda era bienvenida porque sus piernas se tambaleaban en el contacto con el suelo después de pasar tanto tiempo subido en la montura del caballo. Solo por ese motivo aceptó la ayuda de Dann para desmontar y para estabilizarlo, aunque las manos del guerrero sobre su cuerpo le mandasen escalofríos por toda su piel. Arthur se alejó de él inmediatamente, yendo junto a JaHan, que había sacado un poco de papel y los pocos instrumentos de dibujo que se había llevado al viaje, parapetándose bajo un árbol, donde tenía una vista exquisita de la región. Se encontraban en un paso elevado y desde allí se veía el valle a sus pies, extenso y de color verde intenso, brillando bajo la luz del sol, parecía un lugar mágico, no era de extrañar que el chico quisiera dibujarlo. Arthur se sentó al lado de JaHan, fijando su vista en cómo este comenzaba a hacer trazos rápidos sobre el papel, pero poco a poco sintiendo que sus ojos se cerraban por el cansancio y la fatiga que llevaba acumulados. Hacía bastantes noches que no dormía bien, que se despertaba cada dos por tres y que luego no podía volver a conciliar el sueño, al pobre descanso que tenía por las noches se le unían las largas jornadas de viaje en las que acababa totalmente agotado y con todo el cuerpo, pero sobre todo la mitad inferior de este, adolorido por el caballo. No dormía bien desde antes incluso de su partida, desde el momento en el que Dann dejó de dormir toda la noche a su lado, yendo a la habitación solo unas pocas horas cada noche, pero el viaje había acrecentado todo aquello y era bastante difícil para Arthur seguir el ritmo, por lo que, antes de que se diera cuenta, sus ojos acabaron cerrándose del todo y el chico se quedó dormido, echando su cabeza sobre el tronco del árbol bajo el que se había apostado junto a JaHan.

 

Cuando Arthur despertó, el sol estaba bastante bajo en el horizonte y el chico se levantó inmediatamente, mirando a su alrededor, asustado, dándose cuenta de que la comitiva había montado en el lugar en el que habían parado para descansar un rato, el campamento para pasar la noche allí. El chico se mordió el labio inferior, sintiéndose culpable porque estaba seguro de que no habían querido despertarlo para reanudar la marcha y al final habían optado por pasar allí la noche aunque aquel no fuera un lugar especialmente idóneo. De haber sabido que se quedaría completamente dormido, le habría dicho a JaHan antes de hacerlo que lo despertara cuando fueran a irse porque el chico lo habría hecho, pero ya era tarde para aquello. Arthur se desperezó y se fijó en dónde se encontraban sus compañeros de viaje. JaHan y MuJin estaban en un lugar un poco más apartado, practicando con las espadas, ambos con sus torsos al descubierto y sudando profusamente, lo que le indicó a Arthur que ya llevaban bastante rato en aquella actividad, cruzando sus espadas el uno con el otro; mientras que Ivan y ChiWoo observaban cómo se desarrollaba la práctica. Arthur tardó unos momentos en encontrar a Dann, dándose cuenta de que éste había ocupado el lugar de JaHan a su lado cuando giró la cabeza hacia allí, viendo que Dann lo miraba con una sonrisa cálida en su rostro.

 

¿Has dormido bien? le preguntó. Arthur no se había esperado que estuviese allí, menos que lo mirase de aquella forma, por lo que, cuando fue a hablar se percató de que la voz no quería salir de su garganta y simplemente asintió con su cabeza. Me alegra, parecías muy cansado y por eso hemos decidido acampar aquí antes de volver a emprender la marcha.

Tendríais que haberme despertado murmuró Arthur.

Llegar un día antes o después al bosque no es lo importante respondió Dann, alzando entonces su mano derecha y llevándola al rostro de Arthur, apartando un mechón de pelo. Lo más importante es tener un viaje sin incidentes y encontrar Excalibur cuando lleguemos.

 

Arthur se quedó completamente paralizado por la acción de Dann, sintiendo el contacto de sus dedos a pesar de que éstos simplemente habían rozado su frente levemente durante un escaso segundo, sin saber qué hacer ni qué decir, aparte de mirar al guerrero fijamente... hasta que escuchó la voz de MuJin gritando su nombre.

 

¡Arthur! ¿Retomamos un poco la práctica con la espada? le preguntó.

 

No tuvo que decirlo dos veces. Arthur se levantó rápidamente de donde había estado durmiendo contra el árbol, alejándose de Dann sin mirar atrás y sintiendo que su corazón le latía prácticamente en la garganta. Buscó entre sus alforjas la espada que usaba para practicar y fue hasta donde se encontraban MuJin y JaHan para seguir con la práctica donde la había dejado la última vez que el espadachín había decidido emplear su tiempo en intentar enseñarlo. Desde entonces, Arthur no había practicado, por lo que no había mejorado nada, pero en aquellos momentos se empleó totalmente en ello, escuchando atentamente las instrucciones de MuJin y poniéndolas en práctica con JaHan, intentando seguirle el ritmo al chico, que se había convertido en un experto, sin pensar en absolutamente nada más que en mover los pies y sus manos de la forma en la que MuJin le indicaba.

 

Creo que os iría bien a los dos practicar con alguien cuyos movimientos sean diferentes a los míos dijo MuJin después de un buen rato, cuando el sol empezaba a esconderse tras el horizonte. Dann, ChiWoo, ¿os importaría echar una mano?

Sin problema respondió Dann. Arthur se giró hacia el lugar del que había procedido su voz, viendo cómo este se levantaba del árbol en el que lo había dejado y cogía la espada que tenía en el suelo a su lado. Hace bastante tiempo que no tengo la oportunidad de enseñar a nadie.

Claro contestó también ChiWoo, alejándose de Ivan y cogiendo su propia espada. Hace tiempo que solo toco la flauta porque nadie requiere mis servicios como guerrero, puede que esté un poco oxidado.

Entonces te vendrá bien una pequeña pelea con JaHan para quitarte todo el óxido comentó MuJin. Mi chico es bueno, ya lo has visto, pero tiene que crecer mucho todavía y cruzar espadas con más guerreros... y Dann, no seas demasiado duro con Arthur.

Nunca lo sería respondió.

Bien, poneos en posición los cuatro y tratad de que ninguno salga herido, que todavía nos quedan muchos días de camino.

 

Arthur todavía estaba procesando la situación cuando MuJin dijo aquello y el rápido movimiento de la espada de Dann desconcertó, pero lo bloqueó con su espada por puro instinto. El guerrero esbozó una sonrisa pícara y, antes de que el chico se diese cuenta de lo que estaba pasando, Dann hizo un par de movimientos que no pudo siquiera seguir con sus ojos y provocó que la espada que Arthur sujetaba firmemente se escapase de sus manos, cayendo al suelo a unos escasos dos metros de él. El chico ni siquiera pudo hacer el amago de hacer una finta y escaparse del siguiente movimiento de Dann para ir a por su espada, antes de hacer un solo movimiento, ya se encontraba cayendo al suelo de espaldas, con la mano de Dann en la parte de atrás de su cabeza para amortiguar el golpe y su cuerpo sobre el suyo. Arthur se quedó sin aire y no supo si fue por el golpe contra el suelo o porque Dann se encontraba sentado a horcajadas sobre su cuerpo con una sonrisa tan amplia y tan brillante que el chico se sintió totalmente cegado por ella, su corazón latiendo rápidamente dentro de su pecho, pero no por el esfuerzo.

 

��� ���

 

La posada en la que habían parado esa noche para descansar estaba a rebosar y Dann tuvo que esquivar a más de un y más de diez borracho en su camino hacia la mesa en la que había vislumbrado el pelo rubio platino de Ivan desde lejos. Él se había rezagado un poco en la entrada mientras los demás buscaban una mesa libre para pagar por un par de habitaciones para pasar la noche y descansar por última vez en una cama decentemente cómoda antes de proseguir su viaje, los últimos dos días de éste antes de llegar al bosque hacia el cual ChiWoo los guiaba, durmiendo al raso y montando guardias para estar protegidos en todo momento. Se encontraban cerca de la frontera con el Reino de la Nieve y, aunque aquellas tierras todavía pertenecían al Reino de la Lluvia, no eran seguras porque estaban llenas de bandidos que se aprovechaban de los viajeros. Dann había sufrido en sus propias carnes, cuando había entrado en las tierras del Reino de la Lluvia el ataque de los bandidos y, aunque no habían ocasionado un problema grave para el pequeño ejército que lo acompañaba, sí que los había pillado desprevenidos, a pesar de que debían estado en guardia porque habían entrado en un nuevo reino y era probable que se le presentasen dificultades. Por eso habían decidido que esa noche pararían en aquel pueblo, en aquella posada que estaba a rebosar, para poder descansar lo máximo posible antes de enfrentarse a lo próximo que el camino les deparase, ya fuesen bandidos o lo que les aguardase en el bosque donde se encontraba la espada que estaban buscando.

 

¡Dann! lo llamó MuJin, alzando su voz y su brazo por encima de su cabeza para que lo viese, cuando estuvo a unos pocos metros de la mesa. Hemos pedido la cena y unas cuantas jarras de cerveza le dijo, cuando se sentó en la silla libre que quedaba, entre Arthur e Ivan, Arthur me ha dicho que nunca antes había bebido y que le daba curiosidad después de todos estos días parando en las posadas.

 

Dann miró hacia su derecha, hacia el chico, y alzó una ceja inquisitivamente, pero Arthur desvió su mirada hacia otro lado, como si estuviera avergonzado por ello y Dann lo único que pudo hacer fue esbozar una pequeña sonrisa. La realidad era que en ocasiones como aquella, cuando se daba cuenta de que Arthur no había disfrutado de nada de lo que la vida le tenía que haber ofrecido por derecho, sentía una especie de opresión en el pecho. El chico se había perdido demasiadas experiencias porque había estado alejado del mundo, encerrado en una torre, sin casi contacto humano y con una presión terrible sobre él, aprendiendo lo que podía de los libros que le habían enseñado a leer y de lo poco que la vieja sirvienta le había podido mostrar. Había comido y había bebido lo que le habían llevado, sin poder probar nada más, y desde que había salido de la torre había estado viviendo el mundo con la curiosidad de un niño, observándolo todo con un brillo encantador en la mirada, aprendiendo poco a poco cómo relacionarse con todos los estímulos a su alrededor, probando cosas que nunca antes había probado.

 

Podemos relajarnos esta noche fue lo que salió de sus labios. Es nuestra última parada en una posada para descansar bien antes de llegar al final del viaje.

 

MuJin le dedicó una sonrisa pícara y Dann simplemente ignoró al espadachín, esa noche no bebería tanta cerveza como la vez que lo habían hecho juntos y, sobre todo, no se dejaría besar por nadie. Horas más tarde, no obstante, bastante pasado el tiempo en el que debían de haberse ido a la cama si al día siguiente querían avanzar en su camino hacia aquel bosque en el que se encontraba la espada legendaria, Dann tuvo que tragarse aquel pensamiento que había tenido sobre los besos mientras ayudaba a subir las escaleras hacia las habitaciones en los pisos superiores de la posada a un muy borracho Arthur. A pesar de que el chico se había bebido tan solo media jarra de cerveza la otra media se la había acabado terminando JaHan el alcohol había hecho que el chico no parase de sonreír durante todo el rato que habían pasado cenando y bebiendo, con la piel de todo su cuerpo de un color rojo muy intenso y murmurando cosas incoherentes sobre sueños llenos de diferentes tonalidades que le auguraban cosas terribles. Tanto Dann como JaHan se habían ofrecido varias veces a ayudarlo a subir a la habitación para que descansase, pero el chico se había negado hasta que al final todos habían decidido que debían irse a dormir y, solo entonces, éste se había dejado levantar y prácticamente se había lanzado, tambaleando, a los brazos de Dann para que lo sujetara, ya que sus piernas parecían hechas de mantequilla. Dann había resuelto que, debido al estado en el que se encontraba, iba a ser mucho más fácil para él, simplemente cargarlo, antes que ayudarlo a mover sus piernas, pero tras pensarlo más fríamente, no le pareció lo más adecuado, teniendo en cuenta quién era Arthur, pero eso, acabó solo ayudándolo a caminar, tardando una eternidad más que los demás en llegar arriba, hasta la habitación que esa noche iban a compartir ellos dos junto a Ivan. Sin embargo, antes de entrar a ella, Arthur se detuvo en seco y se separó de él a duras penas, quitándose de encima el brazo que le sujetaba la cintura, y tambaleándose hasta colocarse ante él. Dann no lo vio venir, porque no se lo habría imaginado ni en mil millones de años, pero el chico llevó sus manos hasta sus mejillas, apretándoselas con fuerza, antes de inclinarse hacia él y dejar un beso corto sobre sus labios, tan corto que, antes de que Dann terminara de procesar qué era lo que había pasado, el chico ya se había separado de él, con una sonrisa preciosa en su rostro y sus ojos brillando como si contuviesen mil estrellas. El guerrero no supo qué hacer, ni qué decir porque la acción de Arthur lo había dejado completamente sorprendido, pero antes de que pudiera responder a ello, el chico ante él se tropezó con sus mismos pies y Dann acabó corriendo hacia él para sujetarlo, dándose cuenta en ese momento de que éste tenía sus ojos cerrados, dormido en sus brazos y, sin más, lo llevó a la cama.

 

~

 

La marcha aquel día había sido lenta. La resaca de la noche anterior les estaba jugando una mala pasada y apenas habían podido avanzar en la distancia que debían de haber cubierto aquel día, dejándolos a mitad de la tarde cerca de un desfiladero que tenían que haber cruzado aquella mañana, según les había dicho ChiWoo. Aquel sendero era peligroso, encasquetado entre dos paredes, era solo lo suficientemente ancho para que pudieran pasar de uno en uno los caballos, y había muchos caminos entre las rocas, demasiados. Un giro hacia el lado equivocado en uno de los cruces y estarían perdidos durante días o semanas en aquel lugar... pero también era peligroso porque era una zona en la que fácilmente se podía preparar una emboscada. La zona en la que se encontraban era de por sí turbulenta, la frontera con el Reino de la Nieve no estaba demasiado lejos y, de vez en cuando, había habido escaramuzas entre ambos reinos, por lo que, era menester estar ojo avizor y con todos los sentidos alerta. Dann no lo estaba en aquellos momentos, su mente perdida en los pensamientos de lo que había pasado la noche anterior mientras tenía a Arthur entre sus brazos, su espalda apretada fuertemente contra su pecho. Su cabeza iba a mil por hora y no se enfocaba del todo en el camino, solo sujetando las riendas de Hwon y dejando que éste siguiera a los demás. ChiWoo encabezaba la marcha, justo tras él, Ivan en su caballo blanco, ellos dos se encontraban en el medio, cerrando la formación MuJin y JaHan, por lo que no tenía miedo de equivocarse de camino... a lo que debía de haber estado más atento, no obstante, era a los bandidos. Con su experiencia por aquellas tierras y en el campo de batalla, tendría que haber visto las señales mucho antes que nadie, pero había estado tan perdido en sus pensamientos, rememorando una y otra vez la forma en la que Arthur había besado sus labios la noche anterior, que no lo hizo, y solo se enfocó del todo cuando el caballo de Ivan se detuvo ante él y el mago se volvió para decirle:

 

No estamos solos.

 

Inmediatamente después de decir aquella frase, un grito gutural retumbó entre las rocas y en unos instantes, el sendero ante ellos estuvo cortado por una veintena de hombres armados. Arthur se tensó entre sus brazos y Dann se puso alerta en ese mismo momento. Giró su cabeza hacia atrás para comprobar si podían dar media vuelta, pero al hacerlo se dio cuenta de que también les habían cerrado el paso y que, estaban allí atrapados. Solo tenían dos opciones: luchar para avanzar o luchar para retroceder y, a aquellas alturas del viaje, con el destino tan cerca de ellos, a poco más de un día de camino, no podían retroceder. No había estado lo suficientemente alerta como para prever que un ataque podría producirse en cualquier momento durante su marcha por aquel angosto sendero y buscar una solución antes de que éste se diera, pero ya que habían llegado hasta allí, solo podían luchar contra la amenaza para seguir con su camino.

 

¡A las armas! fue lo único que tuvo que decir para que todos se pusieran en marcha.

 

Tanto MuJin como JaHan desmontaron de el caballo que compartían y desenvainaron sus espadas, mientras que ChiWoo y Ivan siguieron sobre sus monturas, defendiendo el frente y la parte trasera de los bandidos que los atacaban, el ruido del entrechocar del acero resonando en las paredes de la montaña. Dann descendió también de su caballo y se colocó en posición, sacando su espada y sujetándola con las dos manos, dispuesto a proteger con su vida a Arthur si alguien era capaz de sobrepasar la barrera que habían creado sus otros cuatro acompañantes. Sus ojos no paraban quietos, observando los dos frentes de la batalla, sus pies le picaban porque fuera a alguno de los dos lugares a ayudar a sus compañeros, sus dedos no paraban de moverse aferrándose a la empuñadura de cuero de su espada, buscando el mejor agarre, lejos del fragor de la batalla, pero cerca de aquel que tenía que proteger. La pequeña escaramuza pintaba bien para ellos, tanto MuJin como ChiWoo eran guerreros experimentados a pesar de su juventud y JaHan se manejaba bastante bien con la espada, teniendo en cuenta que hacía poco más de un mes que había comenzado su entrenamiento, Ivan, por su parte, lo que estaba usando para la lucha era su vara blanca, bloqueando todos los ataques blandiéndola de un lado a otro y, muy de vez en cuando, usando sus poderes para lanzar a los bandidos por los aires, contra las paredes rocosas que bordeaban el sendero.

 

Dann había contado en torno a unos cincuenta hombres entre los que los habían rodeado, pero ya no quedaban más que una decena y ninguno había sido capaz de atravesar la férrea barrera que habían establecido en torno a ellos, por lo que Dann se permitió relajarse un poco, sus músculos agradeciendo que su cuerpo se destensara. Sin embargo, no debía de haberse relajado tan rápido. A su espalda, Hwon relinchó nervioso, mirando hacia arriba y Dann se giró rápidamente, siguiendo la mirada de su caballo para ver cómo uno de los bandidos se encontraba en la pared rocosa, justo encima de Arthur, dispuesto a saltar sobre él. Dann deseó en esos momentos no haber bebido nada la noche anterior, ni haber dejado que Arthur probase el alcohol tampoco, porque sus movimientos estaban ralentizados y sus reflejos no eran lo suficientemente buenos; sin embargo, trató de hacerlo todo lo más rápido que pudo, tirando de las riendas de Hwon para llevar al caballo y Arthur lo más lejos posible del hombre que había trepado por la pared rocosa y preparándose para atacarlo cuando éste saltó sobre ellos. No fue lo suficientemente rápido, el hombre cayó totalmente sobre él y Dann acabó cayendo de espaldas sobre el suelo, su espada lejos de su alcance y tuvo que defenderse de los ataques del cuchillo largo del hombre con sus manos, buscando un hueco entre ataque y defensa para poder desarmarlo y cambiar las tornas. La hoja de su enemigo estaba afilada y el hombre era rápido, por lo que los cortes en sus manos y sus brazos fueron inevitables, la sangre roja manando de ellos y corriendo por su piel y su ropa, pero Dann tenía muchísima más experiencia en combate y solo tuvo que esperar al momento preciso para agarrar la muñeca derecha del hombre con fuerza, hundiendo su dedo pulgar justo en el sitio exacto para que los dedos que aferraban el cuchillo se abrieran sin que éste pudiera evitarlo y este cayese al suelo. Con solo un par de movimientos más, Dann sacó su daga de su cinto y le rebanó la garganta.

 

 Cuando Dann se levantó del suelo después de deshacerse del cuerpo del hombre que se le había echado encima, lo primero que hizo fue buscar con la mirada a Arthur, encontrándolo todavía subido sobre Hwon, con sus manos aferrándose con tanta fuerza a las riendas del caballo que los nudillos se le habían vuelto blancos. Estaba bien, no obstante, no tenía ningún rasguño y no había ningún enemigo más a la vista. Dann se sacudió el polvo de la ropa y recogió su espada del suelo, echando un vistazo a la situación general con sus otros cuatro compañeros, dándose cuenta de que éstos finalmente habían acabado de luchar y que, aquellos a los que no habían matado, estaban malheridos y habían huido lejos de allí, por lo que, ya no tenían enemigos que les cortasen el paso. El cielo había comenzado a tornarse anaranjado sobre sus cabezas, prueba de que aquella escaramuza los había retrasado más de lo debido, por lo que debían retomar la marcha inmediatamente si no querían que la noche les cayese encima todavía viajando por aquellos peligrosos senderos.

 

Tenemos que salir de aquí antes de que anochezca dijo, llamando de esa forma la atención de todos. Hay que ponerse en marcha inmediatamente.

 

Todos asintieron a sus palabras y Dann se acercó hasta su caballo, envainando su espada y subiéndose a este, pegando su pecho a la espalda de Arthur de nuevo y tomando las riendas de sus manos delicadamente, soltando sus dedos uno a uno. En el momento en el que las tuvo y vio cómo MuJin y JaHan también habían montado, le indicó a ChiWoo que podía proseguir con su camino.

 

Estás herido murmuró Arthur, su voz teñida de preocupación y colocando sus manos sobre las de Dann, llenas de rasguños que le había hecho el hombre con el cuchillo. Tienes que curarte las heridas.

No son graves, pueden esperar a que paremos para dormir respondió, sintiendo cómo se instalaba un nudo en su garganta.

 

La noche cayó sobre ellos cuando apenas salían del sendero estrecho entre las paredes rocosas, pero la comitiva siguió avanzando en la oscuridad, guiados por la escasa luz que ofrecía la luna menguante sobre el cielo, hasta que se alejaron lo suficiente del lugar y llegaron hasta un espacio cerca del camino en el que, de forma fácil, podían protegerse aquella noche. Comieron en silencio, ninguno queriendo hablar de lo que había sucedido, un poco de pan y de queso, encendiendo una hoguera solo para calentarse en aquella oscura y fría noche del norte del reino, a pesar de que el verano estaba ya prácticamente iniciado, en aquellas tierras cercanas al Reino de la Nieve, las noches eran frescas todo el año, y solo cuando acabaron de comer, Ivan sacó de sus alforjas varios tipos de recipientes y fue entregándoselos uno a uno.

 

Para las heridas le dijo a Dann cuando se acercó a él con un pequeño tarro de cristal, en el que, en su interior, podía verse un líquido viscoso de color verde.

 

En ese momento, Dann se miró los brazos y se dio cuenta de que las heridas que le habían hecho eran un poco más grandes y más numerosas de lo que él había pensado en el fragor de la batalla, así que, se quitó su ropa rasguñada y llena de sangre, quedándose con su torso al descubierto, y cogió la jarra con el agua que no había terminado de beberse aquella noche con la cena y empezando a echársela por encima de las heridas, limpiándolas.  En ello estaba cuando una mano tomó la jarra de entre sus dedos y, cuando Dann miró hacia arriba, se quedó sin respiración al ver a Arthur frente a él, dedicándole una leve sonrisa.

 

Déjame ayudarte le pidió.

 

Dann no tuvo corazón de decirle que no ante la sinceridad con la que había sonado su voz en aquella petición y su silencio fue interpretado por Arthur como una invitación a hacerlo, por lo que el chico se sentó ante él y comenzó a lavar con cuidado todas sus heridas. El guerrero no pudo hacer otra cosa más que observarlo fijamente mientras el chico destapaba el tarro con el ungüento preparado por Ivan y lo extendía sobre sus heridas con delicadeza, la situación recordándole a aquella que había sucedido hacía tan solo unos pocos meses, cuando él había tomado el castillo y había tratado las heridas de Arthur en su tienda, con el chico atado porque no confiaba en él. El tiempo que había pasado no había sido demasiado largo, pero habían cambiado tantas cosas que Dann casi no se podía creer que aquel muchacho que tenía ahora frente a él fuera el mismo que meses atrás había salvado de las llamas, rescatándolo de su tío el usurpador del trono, quien lo había mantenido escondido y aislado en la torre, ajeno a la que era su verdadera identidad. En la mirada del chico ante él ya no había miedo, tristeza ni desconfianza, solo había un brillo en su mirada que era una mezcla entre cariño y preocupación, algo que hizo que el corazón de Dann se encogiese. Aquel chico que era el legítimo heredero al trono del Reino de la lluvia, le provocaba demasiadas cosas en su cuerpo y en su mente, hacía que se le nublasen los sentidos y que solo pudiese pensar en él y en su bienestar... algo que lo aterraba profundamente porque nunca en su vida había sentido nada parecido, ni con tanta intensidad por nadie.

 

Ya está murmuró.

 

El chico tapó el bote del ungüento y lo dejó sobre el suelo, alzando su cabeza y topándose con los ojos de Dann, que no habían perdido detalle de todos sus movimientos. En el momento en el que sus miradas se encontraron, el cuerpo de Arthur se detuvo en seco, como si hubiera parado incluso de respirar, mientras sus ojos se abrían un poco y sus pupilas se dilataban. Dann no pudo evitar esbozar una sonrisa porque el efecto que él causaba en el chico, era muy similar al que el chico le causaba a él y aquello lo llevó a pensar en la conversación que había mantenido con MuJin en las cocinas y sobre lo que éste le había dicho acerca de Arthur y sus sentimientos. Dann abrió la boca para hablar, para decir algo, pero nunca supo el qué, porque en ese mismo momento, la voz de ChiWoo resonó en el lugar, rompiendo la especie de trance en el que había entrado mientras sus ojos estaban fijos en los de Arthur.

 

Todavía no estamos fuera de peligro fue lo que dijo. Es importante que esta noche hagamos guardias por turnos para vigilar que todo está correcto.

Yo haré la primera guardia propuso Dann y nadie se opuso a ello.

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