Título: Fly
Again
Autora:
Riz Aino
Pareja:
YaDong (DongWoo + HoYa) (INFINITE)
Clasificación:
NC–17
Géneros:
AU, romance, smut
Número de palabras:
1.235 palabras
Resumen:
llevan demasiado tiempo sin verse… tanto, que son incapaces de contener sus
deseos por el otro más tiempo.
Advertencias:
mención a relaciones sexuales explícitas en las que DongWoo es el seme (tengo
un poco una obsesión por poner a Hoya de uke,
sorry not sorry).
Notas:
historia escrita para Inspirit.
Comentario de autora:
en realidad el YaDong no me gusta mucho (soy más fan del 2Woo y tal —VIVAN LAS
OTPS RARAS—) pero el lemon me da la
vida y me encanta escribirlo. Espero que os guste.
Fly Again
Diez segundos fue lo que DongWoo tardó en
introducir la clave de su vivienda en el panel porque, apurado por la necesidad
y nervioso por la cercanía del cuerpo de la persona que se encontraba a sus
espaldas, se equivocó un par de veces antes de introducir el número correcto;
sin embargo, fueron dos segundos lo que tardaron ambos en entrar al apartamento
y cerrar la puerta con un gran estrépito a sus espaldas. Apenas un segundo fue
lo que tardó HoWon en abrazarlo fuertemente por la espalda, haciéndolo sentir
su creciente erección contra la tela de sus vaqueros.
—Estás muy caliente —le comentó el mayor y
éste asintió levemente con su cabeza, DongWoo notó el movimiento contra su
cuello—. ¿Pasamos directamente a la cama?
—Por favor.
La respuesta de HoWon fue más un jadeo
ahogado que otra cosa e hizo a DongWoo sonreír. Llevaban demasiado tiempo
retrasando aquel momento debido a que ambos habían estado muy ocupados, el
mayor estudiando para presentarse a las pruebas de Judicatura, que solo se
hacían unos determinados años, y el menor con su Residencia en el Hospital
Universitario de Seúl… pero ahora que por fin habían acabado sus obligaciones
para con sus respectivas carreras profesionales, no podían dejarlo pasar por
más tiempo.
DongWoo tomó de la mano a HoWon y lo llevó
hasta la cama. No tardaron más de veinte segundos en acabar ambos sobre el
colchón debido a que el apartamento del mayor lo tenía todo en unos pocos
metros cuadrados y solo pasaron cinco segundos entre que sus cuerpos hundieron
el colchón y DongWoo se colocó sobre el cuerpo de HoWon, mirándolo fijamente a
los ojos, pidiendo un permiso que sabía de sobra que tenía, pero que aun así
quería pedir. El menor asintió lentamente y el otro no tardó ni un segundo en
cruzar la distancia que separaba sus labios para comenzar un beso duradero en
el que sus lenguas y dientes entraron en acción y que no terminó hasta que a
ambos comenzó a faltarles el aire.
—Te he echado tanto de menos… —murmuró el
mayor en el momento en el que se separaron, todavía a escasos centímetros de
sus labios—. He echado tanto de menos poder estar de esta manera contigo…
—Yo también —susurró HoWon—. No te imaginas
cuánto.
Una sonrisa se extendió en cada uno de sus
rostros y, a raíz de ese momento, las palabras sobraron, porque lo que tenían
que decirse, lo podían demostrar con sus acciones.
Fue DongWoo quien llevó la iniciativa aquella
vez, quien comenzó a desnudar a HoWon y quien comenzó a acariciar el miembro
ajeno, primero a través de la tela y luego, minutos más tarde, sin ningún
impedimento de por medio. El mayor sabía lo mucho que le gustaba a HoWon que
fuera delicado con sus toques, pero duro en sus penetraciones; por ese motivo,
durante la primera parte de aquel momento compartido, DongWoo se dedicó a tocar
al menor como si estuviera acariciando una mariposa y temiera que se fuera a
romper en cualquier momento, llenando de esta forma la vivienda de suspiros y
jadeos que cada vez eran más fuertes y que se daban en menor lapso de tiempo.
(De tanto en tanto, sus labios se encontraban
y compartían un beso que los dejaba cada vez más excitados y necesitados).
Todo fue de aquella forma hasta que muchos minutos
después de comenzar con las caricias, el menor le pidió que se detuviera porque
estaba a punto de correrse y no quería hacerlo todavía. DongWoo alejó entonces
su mano del miembro ajeno y se dedicó a disfrutar de las atenciones que, a raíz
de ese momento, HoWon le comenzaba a dar.
Primero lo terminó de desnudar, dejando por
fin libre de su prisión de tela a su miembro, que ya se encontraba erecto a
pesar de no haber recibido ninguna atención. Al igual que DongWoo sabía
perfectamente qué era lo que le gustaba a HoWon, éste también sabía lo que él
quería y cómo lo quería, por eso, sin dar lugar a que pasaran más de cinco
segundos desde que el mayor se encontrara totalmente desnudo sobre la cama,
HoWon ya estaba buscando con su boca el miembro ajeno. A DongWoo le gustaba que
le hiciera felaciones antes de comenzar el acto final y el menor era muy bueno
dándolas, tanto, que el mayor apenas tardó unos minutos en ordenarle que se
detuviera antes de correrse en su boca.
El condón y el lubricante fueron buscados
dentro del tercer cajón de la mesita y DongWoo no tardó más que un minuto en
tener colocado sobre su miembro aquella pieza de látex antes de pedirle a HoWon
que se pusiera cómodo para comenzar con la dilatación. Quizás fuera porque
llevaban cerca de un año sin poder mantener relaciones sexuales de aquella
manera porque no disponían del tiempo para hacerlo, pero DongWoo tardó mucho
más de lo usual en preparar a HoWon para la penetración; sin embargo, una vez
se aseguró que la entrada de su miembro no le causaría dolor alguno al menor,
no tardó ni veinte segundos en posicionarse para comenzar internarse en su
cuerpo.
Al principio fue lento, buscando que las
paredes de HoWon se amoldaran a la intrusión y no se resistieran a ella, pero
en cuanto pudo aumentar la velocidad de las embestidas, lo hizo sin ningún
pudor, buscando que el menor pudiera disfrutar tanto como él de aquella última
parte del encuentro sexual.
Ambos rodaron varias veces por la cama,
cambiando de posición una y otra vez dependiendo de las necesidades que tenían
en cada momento, pero, cuando llegó la hora de la verdad, HoWon se encontraba
tumbado de espaldas sobre el colchón con sus piernas abiertas y recibiendo a
DongWoo que se internaba en él, buscando el ángulo apropiado para golpear la
próstata del menor y así hacerlo sentir mucho más placer. No tardó más que un
par de embestidas en hallarlo, el gemido de placer que salió de los labios de
HoWon se lo indicó y el mayor se dedicó a golpear ese mismo punto una y otra
vez, disfrutando de la fricción del movimiento y de la calidez del interior del
menor hasta que ambos se llegaron al éxtasis a la vez.
Tanto DongWoo como HoWon tardaron varios
minutos en dejar de respirar entrecortados por el esfuerzo físico y en que sus
corazones dejaran de latir de aquella forma tan acelerada, pero cuando
finalmente se pudieron calmar, se miraron a los ojos y compartieron un beso
mucho más tierno y menos necesitado con el que no hizo falta que dijeran lo que
pensaban, ambos expresaron de aquella forma lo mucho que se querían y se habían
echado de menos.
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