Título:
Last Night
Autora:
Riz Aino
Pareja:
MarkCas (Lucas + Mark) (NCT)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, college, romance, humor, fluff, drama
Número de palabras:
1.823 palabras
Resumen:
Mark espera que Lucas no recuerde lo que sucedió entre ellos la noche anterior
para que todo pueda seguir siendo como siempre lo ha sido.
Notas: esta historia
está ambientada como si fuera una universidad americana, de ahí que utilice los
nombres “Mark” y “Lucas” para referirme a ellos.
Comentario de autora:
tenía muchísimas ganas de escribir de este ship porque son muy tontitos y me
venían al pelo para esta historia que se me había ocurrido hace tiempo. Espero
que os guste.
Last
night
Mark camina lentamente por el campus
de la universidad a la que ha entrado esa misma primavera, cabizbajo y
suspirando profundamente casi a cada paso. Está sumido en sus pensamientos
mientras se dirige como automáticamente hacia el edificio en el que tiene la
primera clase de la mañana, queriendo volver a su habitación en lugar de entrar
a la aburrida lección de Estadística que le espera; sin embargo, Mark sabe que
al menos yendo a clase y tratando de atender es mucho mejor que quedarse en su
habitación, mirando el techo y comiéndose la cabeza por lo que había hecho la
noche anterior… aunque una parte de él prefería eso a tener que enfrentarse a
la posibilidad de encontrárselo cara a cara.
“No
tenía que haber venido a clases…” es lo que pasa por
su mente “¿y si me lo encuentro?” aquel
es su mayor miedo, porque no sabe cómo lo enfrentaría “Aunque tenía que salir de casa para no deprimirme y pensar en cosas
innecesarias” su segundo mayor miedo, no poder dejar de pensar en lo que ha
hecho “¿Qué habrá pensado al levantarse y
no verme allí?” se cuestiona, por último, porque la curiosidad le puede y
lo que su amigo piense después de todo aquello es lo que más le importa.
Mark se detiene cuando en el bolsillo delantero
de sus vaqueros comienza a sonar su móvil, extrañado, porque sus amigos no
suelen llamarlo, sino que le mandan mensajes o notas de voz como mucho, y saca
el móvil del bolsillo, dándose cuenta de que en la pantalla aparece el nombre
de la persona que no quiere encarar por nada del mundo: Lucas. Mark se queda como
embobado mirando aquel nombre, sintiendo sonar la música que suena cada vez más
lejana hasta que ésta se corta. Al final no ha cogido la llamada.
Mark lanza un suspiro profundo al aire y
después se guarda el teléfono de nuevo en el bolsillo, dispuesto a seguir
caminando hacia el edificio en el que aquel día tiene que dar las clases. Sin
embargo, no puede dar más que un par de pasos, porque antes de que llegue a dar
más, siente cómo alguien le da una hostia en la cabeza, con la mano abierta. No
tiene ni que girarse para saber de quién se trata.
—¿Por qué narices no coges el teléfono? —le
pregunta Lucas—. ¡No me ignores!
—Si me habías visto, ¿para qué me llamas?
—cuestiona, sin siquiera girarse hacia él. No tiene las fuerzas suficientes
para enfrentarlo en aquellos momentos.
—Porque te he visto cuando ya te estaba
llamando —responde el otro.
—Bueno, lo que tú digas… —murmura Mark, echando
a andar—. ¿Qué es lo que querías? —no quiere hacer esa pregunta, pero la tiene
que hacer porque está totalmente claro que el chico quiere decirle algo, sino
no lo habría llamado.
—¿No tienes nada que decirme? —pregunta Lucas.
El corazón de Mark se para, pero aún así trata de tranquilizarse para contestar
a aquella cuestión.
—No.
—Ya veo… —dice el otro y Mark siente que el
tema va a quedar zanjado y que no le va a volver a decir nada… pero subestima
el poder de ser pesado que tiene Lucas—. Como si me fuera a tragar eso —acaba
diciendo.
Mark se siente acorralado. Sabe qué es lo que
el otro quiere decirle, sabe qué es lo que quiere que él le diga, quiere que le
dé explicaciones por lo que sucedió la noche anterior y Mark no quiere hablar
de aquel tema. Por eso, sale corriendo. No sabe a dónde ir, solo quiere poner
la mayor distancia entre él y Lucas… pero, aunque echa los restos corriendo,
Mark acaba deteniéndose porque no está acostumbrado a hacer ejercicio,
jadeando, totalmente sin aire, esperando haber perdido a su amigo. Una
esperanza vana.
—Tenemos que hablar de lo de ayer —escucha que
le dice la voz de Lucas, a pocos metros de distancia tras él, jadeando también
por el esfuerzo de la repentina carrera matutina.
—¿Lo recuerdas? —pregunta Mark, inspirando
profundamente, preparándose de nuevo para echar a correr, según la respuesta
que le dé Lucas.
—Pues claro que lo recuerdo —es lo que le
responde.
—Entonces olvídalo.
Mark echa a correr de nuevo tras decir aquella
última frase. Desde que lo que había pasado la noche anterior había pasado,
Mark ha tenido la esperanza vana de que el otro no lo recordara porque las
botellas de cerveza que ambos se bebieron, fueron abundantes. Mark corre como
si le fuera la vida en ello, algo que quizás es bastante acertado, pero después
de tan solo unos minutos, las piernas dejan de funcionarle como deben y acaba
tirándose en el césped, detrás de uno de los edificios de la facultad,
esperando que en aquel lugar, Lucas no lo vea. Sin embargo, escucha los pasos
acelerados del otro llegar hasta aquel lugar y dejarse caer sobre el césped a
su lado.
Con aquello, Mark entiende que Lucas no va a
dejarlo escapar hasta que no hablen del tema que quiere hablar, por mucho que
él se resista a hacerlo.
—Estoy tratando de que no se hable de esto…
—murmura—, ¿por qué tienes que sacarlo?
—Y… ¿por qué tratas tú de hacer como si no
hubiera pasado nada? —le cuestiona Lucas.
—Porque… —Mark comienza a contestar, pero se
calla a mitad y se hace una bolita sobre el césped, encogiéndose sobre sí mismo
y dándole la espalda a Lucas. Lo que ha estado a punto de decir no debería
decirlo jamás.
—Mark… ¿por qué me besaste? —le pregunta el
otro directamente, haciendo que la reacción del chico sea cerrar los ojos
fuertemente, deseando desaparecer de la faz de la tierra.
—Fue solo un beso —murmura, tratando de
quitarle importancia, aunque tiene mucha importancia para él—. Estábamos
borrachos, no es nada, olvídalo.
—Me metiste la lengua hasta la campanilla
—replica Lucas—. No creo que solo por estar borrachos se explique eso.
—Mira, estábamos borrachos, estábamos cerca y
te besé, piensa que fue solo la picadura de un mosquito y se acabó —responde
rápidamente Mark, queriendo dejar zanjado aquel tema, pero para el otro el tema
no estaba zanjado todavía.
—¿Por qué finges que no pasó nada?
—Déjalo… —susurra—. Si no lo hiciera… —Mark no
puede evitar el suspiro que le sale de lo más hondo de su ser—. Dame un
respiro, Lucas.
Después de aquello, Lucas no vuelve a hablar en
unos momentos, respetando el respiro que Mark le ha pedido y el chico se lo
agradece infinitamente porque le da tiempo a pensar un poco en cómo tratar de
solucionar aquella situación, en cómo tratar de darle un punto final a aquella
conversación que no quiere seguir.
—Mark —lo llama el otro—. Ni siquiera estabas
tan borracho, el que bebió más fui yo.
—Aunque bebiera poco sabes que se me sube muy
pronto a la cabeza —replica Mark. Es mentira, está mintiendo como un bellaco… y
Lucas lo sabe.
—Mentiroso —escucha que le dice.
Mark tiene que respirar hondo para calmarse,
pero al final no puede calmarse y salta. Deja de estar echo una bolita sobre el
césped y se sienta de golpe, mirando fijamente a Lucas, cabreado porque se está
sintiendo demasiado acorralado.
—¿Por qué no paras de sacar este tema? —le
pregunta de malas formas—. ¿Qué pasa si por un casual hubiera alguna razón por
la que lo hubiera hecho…? ¿Tienes que saberlo todo?
—¿Tenías una razón? —cuestiona Lucas,
pareciendo confuso.
—He dicho si
tuviera, en condicional —replica Mark—. como si yo te quisiera o algo… —no
puede evitar añadir, aunque en voz baja, tan baja, que está casi seguro de que
el otro no lo ha oído… pero Lucas siempre ha tenido muy buen oído para lo que
le daba la gana.
—¿Me quieres? —le pregunta.
—No.
—Entonces, ¿me odias? —le cuestiona el otro,
como si tuviera miedo de la respuesta que Mark le fuera a dar.
—No. No te odio —replica, exhalando un suspiro.
—¿Qué es, entonces?
Y Mark se cuestiona en ese momento si estaría
bien que lo dijera, que lo echara por tierra todo, que no se callara más y que
le diera a Lucas la respuesta que éste llevaba todo aquel rato exigiendo. Eso
es lo que ha estado tratando de evitar todo aquel tiempo… pero quizás es lo
único que puede hacer para salir de aquella situación, aunque saliera de la
peor forma posible.
—Si… te quisiera… —comienza, bajando su
mirada—. ¿qué pasaría? —pregunta, pero antes de que Lucas conteste, añade—:
sería raro… daría asco, ¿verdad?
—No —replica Lucas de forma seria, algo
inaudito en él, que no solía ser nada serio—. No, porque si me quisieras… yo re
respondería que también te he querido todo este tiempo.
El corazón de Mark da un vuelco. No puede ser
verdad lo que ha escuchado. Lucas tiene que estar jugando con él, tiene que
estar burlándose de él, mintiéndole, haciendo algo tan cruel como darle
esperanzas, hacerlo tener ilusiones. Lucas jamás ha dicho que le gustaran los
chicos, la noche anterior cuando habían estado bebiendo se había pasado todo el
rato llorando porque una chica lo había rechazado, así que, no puede estar
diciendo la verdad.
—Mark… —susurra, con voz suave y el chico
siente los brazos del otro alrededor de su cuerpo.
—¿Qué haces? —no puede evitar preguntar.
—Abrazarte.
—¿Por qué?
—Porque no quiero que estés triste… —responde—,
porque me gustas —Mark resopla, incrédulo—. ¿No me crees?
—No… —murmura.
—¿Y si te besara me creerías? —cuestiona Lucas.
Mark
no tiene tiempo a responder que eso es una idiotez, que no lo va a besar, que
no lo quiere, pero antes de poder decir ni una sola palabra, Lucas ya se ha
separado de su cuerpo, ha tomado su rostro entre sus grandes manos y lo ha
mirado a los ojos fijamente, antes de acortar la escasa distancia que los
separa para poder besar sus labios, de la misma forma que Mark lo había hecho
la noche anterior, mostrando que realmente sí ha dicho la verdad. Y Mark se
rinde a aquel beso y se derrite en los brazos de Lucas, sintiendo cómo su
corazón late desenfrenadamente dentro de su pecho.
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