Título: Dancing your way into my heart
Autora: Riz Aino
Pareja:
JunRie (Rie + Junji) (OnlyOneOf)
Clasificación:
NC–17
Géneros:
AU, idols, romance, smut, pwp
Número de palabras:
4.847 palabras
Resumen:
Sungho lleva algunos años trabajando con idols… pero nunca se ha encontrado con
nadie como Junhyung.
Advertencias:
relaciones sexuales explícitas.
Notas: historia
escrita por el lanzamiento de undergrOund idOl #3, que tiene como protagonista
a Junji.
Comentario de autora:
tenía esta idea en el tintero desde hacía bastante tiempo y por fin he podido
sacarla porque me moría de ganas por escribirla y esto me ha dado mi gran
oportunidad. Espero que os guste.
Sungho llevaba algunos años
trabajando con idols, pero nunca se había encontrado con nadie como
Junhyung. Era un hecho que todos los idols debían de ser guapos por
defecto, cantar medianamente bien y tener una mínima habilidad para bailar con
decencia, además de al menos un poco de humor para las variedades, pero
Junhyung, aunque artísticamente era conocido como Junji, lo tenía absolutamente
todo y sobresalía en cada cosa que se propusiera. El presentador de radio no
había podido evitar quedarse casi en shock la primera vez que había ido a su
programa, como invitado, con el resto de su grupo, donde había dejado una
impresión tan buena siendo increíblemente divertido y todo un encanto con
quienes trabajaban allí a pesar de su timidez inicial, que el equipo del
programa se había quedado completamente embelesado con él —Sungho incluido,
aunque éste no lo hubiera reconocido de viva voz— y le habían pedido a su
empresa que el chico presentara junto a Sungho el programa de radio, aportando
a él algunos toques que éste necesitaba, ya que el presentador con el que
Sungho había estado trabajando un par de años, había recibido otra oferta y
había decidido dejar aquel trabajo. Su equipo lo había presentado a la empresa
como una situación en la que ambas partes ganaban atención y fama, además de
dinero, por lo que el chico no había tardado más que unas pocas semanas en
comenzar a presentar aquel programa de radio con él todas las tardes que su
apretado horario le permitían.
Y Junhyung podría haber sido
simplemente uno más, otro de los muchos compañeros de trabajo que Sungho había
tenido a lo largo de sus años como presentador de radio, desde que comenzó a
retrasmitir haciendo un pequeño podcast en el que solo podía invitar a sus
amigos o a personas que, como él empezaban sus propios proyectos y necesitaban
algo de visibilidad, y que poco a poco fue ganando popularidad, llevándolo
primero a la radio de su pueblo y más tarde a la capital, donde había acabado
teniendo un programa propio desde hacía cinco años. Muchos había presentado
junto a él en los diferentes lugares por los que había pasado en aquellos años,
con algunos de ellos había tenido alguna clase de conexión y habían mantenido
una amistad incluso después de ser compañeros de trabajo, a algunos de ellos no
los había vuelto a ver después de que sus caminos se separasen y Sungho siempre
había pensado que no se involucraría demasiado con ninguno de ellos porque como
bien decía su mejor amigo Taeyeob, “donde tengas la olla, no metas la polla”,
refiriéndose a que era mucho mejor no mantener relaciones con nadie del trabajo y el chico la verdad había seguido aquel
consejo siempre porque nunca había querido tener ningún tipo de complicaciones
en su vida profesional y personal… pero Junhyung era completamente diferente al
resto y, por mucho que Sungho había tratado de distanciarse de él, le resultaba
completamente imposible.
Porque Junhyung era encantador.
Junhyung lo trataba a él y solo a él, mucho mejor de lo que ya trataba al resto
de personas y, además, la forma en la que le sonreía a él, era completamente
diferente a las sonrisas que le dedicaba al resto del mundo. Sungho lo había
notado desde el primer momento, desde el primer día que habían comenzado a
trabajar juntos, la forma en la que el chico era mucho más dulce y suave con él
de lo que ya lo era normalmente, cómo intentaba hacerlo reír con comentarios
estúpidos y, sobre todo, cómo cuidaba de él a pesar de que no era su trabajo,
siempre llevando café para todo el staff cada vez que iba a grabar, ice
americano para el resto, a Sungho le llevaba su favorito. Había intentado
ignorar cómo aquel simple gesto provocaba cosas en su interior que llevaba sin
sentir bastante tiempo, pero para Sungho era casi imposible hacerlo, porque
cada día que pasaba, cada día que estaban juntos, presentando aquel programa de
radio codo con codo, era más difícil. No obstante, él lo trataba, a pesar de
que era bastante evidente por la forma en la que los ojos del idol brillaban
cuando lo miraba, que tenía bastante interés en él, un interés que se replicaba
en Sungho.
La mayoría de los días era difícil,
pero con algo de esfuerzo podía ser amable y a la vez parecer un poco
indiferente hacia el chico, profesional, dejando claro que eran compañeros de
trabajo, que ambos presentaban aquel programa de radio, pero nada más. No
obstante, había días en los que era bastante más complicado para Sungho tratar
de mostrarse de aquella forma con Junhyung, días en los que éste era
especialmente amable y atento con él, días en los que éste le sonreía mucho más
porque estuviera de buen humor y el cansancio de su agenda personal como
idol no lo tenía cansado hasta la muerte, o días en los que estaba
realmente cansado pero en el momento en el que veía a Sungho una sonrisa
preciosa se instalaba en su rostro, sus ojos cerrándose en dos medias lunas y
haciéndolo parecer un gato, más de lo que ya lo parecía de por sí. En esos
días, Sungho encontraba especialmente difícil mostrarse profesional y algo
indiferente con él, por lo que quizás lo trataba con un poco más de amabilidad
de la que por lo general le dedicaba. Sin embargo, había otros días en los que
a Sungho le era todavía mucho más difícil comportarse como alguien dedicado a
su trabajo, que no tenía ningún tipo de interés en Junhyung… los días que el
chico mostraba sus talentos como idol.
El programa de radio se emitía todos
los días, a veces en directo, a veces en diferido, unas veces grababan 3
programas en un día, cuando la agenda del chico lo permitía o lo obligaba a
hacer horas extras para poder asistir a presentar con él y había ocasiones en
las que el programa también se grababa con cámaras para que los oyentes
pudieran verlos en el estudio. Por lo general solo se grababa cuando iba algún
grupo de idols como invitados, para que sus fans pudieran verlos hacer
los diferentes juegos que les preparaba el staff, pero también, debido a que
Junhyung también era un idol, había bastantes ocasiones en las que el
programa era grabado y eran ellos los que tenían que hacer diferentes juegos o
misiones, juntos o por separado. Eran esos días los que peor lo pasaba Sungho
porque era imposible para él mostrarse indiferente cuando alguna de las
misiones implicaba que Junhyung bailase o cantase, pero, sobre todo, bailase.
Sungho nunca se había considerado un amante de la danza, daba igual del tipo
que fuera, si veía a alguien bailar podía apreciarlo y podía gustarle, pero no
tenía ni idea de baile, ni de nada que tuviera que ver con ello; no obstante,
cuando Junhyung bailaba, no podía evitar quedarse completamente embobado,
observando sus movimientos, unos movimientos que a veces eran delicados, otros
fuertes, que estaban medidos al milímetro o que salían directamente de su alma,
de lo que sentía en el momento. Sungho lo admiraba y no solo eso, cada vez que
lo veía bailar, el chico se metía un poco más hondo dentro de su corazón y era
mucho más difícil para él sacarlo de allí, algo de lo que estaba seguro que
Junhyung era consciente, por como lo miraba cuando bailaba, directamente a él y
no a la cámara, como si quisiera meterse dentro de su piel.
Era en esos días cuando a Sungho le
costaba muchísimo fingir que algo en él se despertaba, algo que apenas podía
controlar, algo que lo hacía querer todo y más con Junhyung, que lo hacía
desear hundirse en el cuerpo del menor y romperlo a base de placer.
En días como aquellos, Sungho solo
volvía a la realidad porque tenía un programa que presentar y trataba de
concentrarse en él y no en el baile del idol. La radio lo anclaba, ataba
aquellos pensamientos a lo más profundo de su mente y no los dejaba escapar
para no hacer algo de lo que pudiera arrepentirse, sabiendo que era muchísimo
mejor que mantuviera la distancia entre ambos, que lo suyo fuera meramente
profesional y, durante prácticamente el año que estuvieron juntos presentando
aquel programa de radio, Sungho lo consiguió, a duras penas, pero lo consiguió.
Nunca le mostró a Junhyung que replicaba aquel interés que el chico le
mostraba, al menos no de forma consciente, y ambos fueron cordiales con el
otro… hasta que todo se terminó, hasta que al staff del programa les fue
anunciado que Junhyung iba dejar la radio porque su grupo comenzaba una gira
por el extranjero y después iba a tener muchísimas menos oportunidades para ir
a grabar porque su fama se había ido haciendo cada vez más grande en aquel
tiempo y, solo en ese momento, solo ante la perspectiva de que Junhyung no
volvería a trabajar con él y sabiendo que sus oportunidades para cruzarse
profesionalmente de nuevo iban a quedar reducidas a un par de entrevistas al
año cuando su grupo hiciera comeback, Sungho por fin se relajó y dejó de
fingir indiferencia, respondiendo a sus muestras de afecto y cariño con
sonrisas verdaderas, no como las que le había dedicado hasta el momento, solo
cordiales, de agradecimiento.
Y fue en la noche de la cena de
despedida que le había organizado el equipo a Junhyung cuando todo cambió
drásticamente entre ellos. Con alcohol de por medio y sentimientos encontrados
sobre la marcha de Junhyung, Sungho acabó haciendo un movimiento que jamás
habría hecho de no ser porque se había bebido una lata de cerveza y una botella
entera de soju él solo. Con su mente intoxicada, su razón algo nublada y
el filtro entre su cerebro y su boca desconectado por completo, Sungho se
inclinó hacia él, susurrándole tan solo unas cuantas palabras que lo cambiarían
todo.
—¿Quieres acostarte conmigo, Kim
Junhyung?
Cuando se había alejado un poco para
observar la reacción del chico, Sungho había comprobado cómo sus palabras lo
habían afectado bastante, dejándolo completamente paralizado al principio y
provocando que apareciera en su mirada un brillo intenso, un brillo salvaje,
cuando sus ojos se encontraron con los de Sungho unos momentos después, al
procesar aquellas palabras. Y Sungho supo en aquel mismo instante que esa noche
no iba a acabar allí, que cuando se separasen del resto del staff, ellos iban a
acabar yendo juntos a otro lado y la noche iba a acabar siendo muy larga, pero
lo único que deseaba era que ésta durase para siempre, para poder disfrutar del
cuerpo de Junhyung durante todo el tiempo que quisiera, una y otra vez.
~
Las manos de Junhyung envolvieron su
cintura, pegándose a su espalda e inclinándose hacia su cuello, comenzando a
dejar un beso tras otro en este, provocando que un escalofrío de placer
recorriese su espalda y haciendo que Sungho marcase en el panel un número que
no era parte de la combinación de su clave para abrir la puerta de su
apartamento. Desde que se habían separado de los demás miembros del equipo del
programa, el chico no había dejado sus manos quietas e, incluso en el breve
viaje en taxi no había podido quedarse quieto y, aprovechando su pelo largo
había escondido su rostro en el cuello de Sungho, no parando de besarlo ni
mordisquearlo, y a Sungho no lo molestaba en absoluto porque él tampoco había
dejado sus manos quietas, rozando una y otra vez el muslo del idol, cada
vez más cerca de su entrepierna, pero con él pegado a su espalda y besando su
cuello, no podía concentrarse en meter la clave correcta y solo lo consiguió al
tercer intento. Una vez la puerta estuvo desbloqueada, Sungho la abrió e hizo
que ambos entraran rápidamente a su piso, cogiendo a Junhyung de la mano y
tirando de él, cerrando la puerta antes de que ninguno de sus vecinos lo
pudieran ver y cotillear, aunque no supieran quién era su acompañante.
La intención de Sungho había sido
llevarlo hasta su dormitorio sin perder el tiempo porque estaba claro de que
ninguno estaba a favor de perder ni un solo segundo, pero antes siquiera de que
llegaran al salón, las manos de Junhyung ya estaban de nuevo sobre él,
metiéndosele por debajo de la ropa, evidenciando que, evidentemente, ninguno
podía aguantar más. Sungho se giró hacia él y tomó con sus manos el rostro del
chico, antes de ponerse levemente de puntillas para alcanzar sus labios y
besarlo como llevaba queriendo hacer toda la noche. Junhyung respondió
inmediatamente, moviendo sus labios sobre los suyos sin descanso, sacando su
lengua y lamiendo la boca de Sungho, quien la abrió para que sus lenguas se
encontrasen y jugasen la una con la otra, ávidas de contacto mientras el beso se
volvía mucho más agitado, intenso y húmedo. Sungho dejó de estar de puntillas y
el idol siguió el movimiento de su cuerpo inclinándose sobre él,
hundiendo sus dedos en su cintura, mientras él llevaba los suyos hasta el pelo
de Junhyung, entremezclándolos en él y tirando levemente, sin fuerza. Se estaba
quedando sin aire, demasiado enfocado en el beso, queriendo seguir tomando
aquellos labios increíbles, pero al final tuvieron que separarse para poder
respirar, jadeando por la falta de aire que habían tenido hasta hacía un
instante, tratando de recuperarlo, respirando rápidamente, sus respiraciones
chocando la una con la otra. Junhyung le había sabido a alcohol, a cerveza y a soju,
el mismo sabor qué el mismo paladeaba en su propia boca, pero había sido de alguna
forma adictivo y Sungho no tardó más que un par de segundos en volver a atrapar
los labios del otro en otro intenso beso que los dejó a ambos sin respiración
de nuevo.
—Hyung… —jadeó Junhyung
contra sus labios—. ¿Por qué no me has propuesto esto antes? —le preguntó,
dándole un par de besos cortos—. No sé cómo he podido vivir hasta ahora sin
saber lo que era besarte.
—No quería que algo saliera mal y
eso afectase al programa —contestó, siendo completamente sincero con él porque
el chico se lo merecía, después de todos aquellos meses en los que había
mostrado su interés por él y Sungho había hecho todo lo posible para no
replicarlo—. Pero ya no vamos a trabajar juntos. A partir de ahora ya no vamos
a trabajar juntos.
Junhyung se separó de él un poco,
mirándolo a los ojos con un poco de decepción, como si hubiera esperado que su
razón hubiera sido mucho más fuerte que aquella, pero aquello solo duró unos
instantes, porque de inmediato una sonrisa apareció en sus labios, a la vez que
se volvía a inclinar sobre Sungho para volver a besarlo, enredando sus lenguas,
succionando, en un beso corto, pero intenso que dejó a Sungho temblando cuando
el chico se separó de nuevo de él, pero esta vez dándole un pequeño mordisco en
el labio inferior antes de enterrar su rostro de nuevo en su cuello, besándolo
sin descanso, sus brazos rodeando su cintura con fuerza, pegando sus cuerpos,
haciendo que sus entrepiernas se rozasen y que Sungho viese las estrellas con
el contacto porque había sido demasiado placentero y electrificante, su miembro
empezando a reaccionar debido a los candentes besos que se habían dado y a la
boca de Junhyung sobre su cuello, que siempre había sido sensible, pero que lo
era todavía más en aquellos momentos. Había pasado todo aquel tiempo negándose
a aceptar lo que el idol le ofrecía y ahora que lo tenía, era todo
demasiado intenso y Sungho también sentía lo mismo que Junhyung, debía de
haberle propuesto muchísimo antes que se acostaran juntos porque solo sus manos
bajo su ropa, tocando su cintura, su espalda, hundiendo sus dedos en su piel,
le hacían pensar que no debía de haberlo hecho, porque de esa forma, habría
podido disfrutar de todo ello mucho antes.
—Vamos a… la cama… —no pudo evitar
jadear, sintiendo que necesitaba estar completamente desnudo y tocando él el
cuerpo de Junhyung, sintiendo que lo necesitaba lo más pronto posible—. Quiero
tocarte… quiero hacerte ver las estrellas…
—Sí, sí —replicó Junhyung, dejando
un par besos contra su cuello antes de separarse y mirarlo a los ojos, éstos
brillándole con deseo, con lujuria, con hambre—. Sí, hyung.
Sungho no pudo evitar las ganas de
ponerse de puntillas de nuevo para poder alcanzar sus labios y besarlo de
nuevo, esta vez solo un beso corto y casto sobre estos antes de separarse de él
y volver a cogerlo de la mano para guiarlo por su pequeño apartamento, hasta
llegar a su habitación por fin, que era donde Sungho lo había querido llevar
desde el primer momento. No obstante, a pesar de que la cama la tenían a unos
escasos pasos de distancia, ninguno pudo esperar hasta llegar a ella y
volvieron a fundirse en un beso intenso y húmedo al que ninguno quiso
renunciar, solo separándose cuando de verdad el aire les fue necesario para
respirar. Sus ojos se encontraron en ese momento, mientras ambos jadeaban y sus
respiraciones chocaban la una contra la otra, y Sungho pudo verse reflejado en
las dilatadas pupilas de Junhyung, demasiado sediento por el idol, con
un deseo salvaje e incontrolable en sus ojos. Quizás, todos esos meses que había
pasado tratando de ignorarlo habían acabado haciendo que lo deseara de una
forma mucho más intensa y fuerte y, por la forma en la que el chico se estaba
comportando con él, podía intuir que para Junhyung debía ser igual. Sungho no
pudo evitar esbozar una sonrisa, una sonrisa que intentó que fuera a la vez
pícara y encantadora, antes de tirar del chico de nuevo, sus manos todavía
unidas, para que por fin acabaran ambos sentados en la cama, Sungho de rodillas
al lado de Junhyung después de encender la luz de la mesita para iluminar un
poco la estancia.
No pasaron más que unos segundos
sentados sobre el colchón cuando sus labios se encontraron de nuevo, los besos
siendo intensos, agitados, candentes, dejándolos sin respiración y no solo
caldeando el ambiente en la habitación, sino que ellos mismos estaban caldeados,
por lo que, pronto la ropa comenzó a sobrarles. Sungho no tardó en llevar sus
manos hasta los primeros botones de la camisa de Junhyung, desabrochándolos uno
tras otro hasta que llegó al final, llevándolas después hasta sus hombros,
metiéndolas por debajo de la tela y retirándola camisa del chico, teniendo que
separarse de él, de sus labios, al notar en sus dedos los músculos del cuerpo
de Junhyung. Sungho no pudo evitar quedárselo mirando embobado porque nunca
había visto al idol de aquella forma, con tan poca ropa, mostrando un
cuerpo envidiable, porque había tratado de no seguir nunca qué era lo que el
chico hacía en su grupo para poder seguir manteniendo su fachada mientras
trabajaban juntos y a la radio nunca había ido enseñando cuerpo.
—Hyung… —murmuró el chico, sacándolo
de sus pensamientos—. ¿Solo vas a mirar? —la pregunta había sido hecha con una
sonrisa traviesa, pícara—. Puedo bailar para ti, si quieres mirar.
Sungho tragó saliva porque su boca
se le había quedado repentinamente seca. Junhyung sabía perfectamente qué era
lo que provocaba en él cuando bailaba, Sungho estaba completamente seguro de
que su fachada siempre se le había caído cuando el chico lo hacía durante el programa
de radio y parecía que Junhyung estaba bastante dispuesto a provocar en él
demasiadas cosas esa noche porque no titubeó ni lo dudó un segundo cuando se
separó de su cuerpo y se levantó de su cama, situándose a tan solo unos pasos
de él, semi desnudo, en casi toda su gloria, sus músculos definidos bien
visibles bajo la tenue luz que emitía la pequeña lámpara que Sungho había
encendido antes. Junhyung tuvo incluso la poca vergüenza de guiñarle un ojo
antes de comenzar a bailar de una forma tremendamente sensual, con una música
que debía de sonar en su cabeza, provocando que el mayor no pudiera apartar los
ojos de él. Era erótico de una forma casi inimaginable, de una forma que le hacia
la boca agua a Sungho y que provocaba que su miembro creciera imposiblemente
dentro de sus pantalones, haciendo que cada segundo que pasaba se sintiera a punto
de perder el control y saltar sobre Junhyung. Trató de contenerse, esperando a
que el idol terminase aquel baile destinado a hacerlo perder la cabeza, pero
Junhyung parecía estar al tanto de qué era todo lo que estaba provocando en él
y cada vez se volvía más descarado, sus movimientos más sexuales que sensuales
y la sonrisa en su rostro invitándolo a hacerle todo lo que quisiera… y Sungho
no pudo aguantar más. Se levantó y fue hasta Junhyung rápido como el rayo, llevándolo
de nuevo hasta la cama, tirándolo sobre ella con poco cuidado y dejando que su
espalda chocara contra el colchón y su cabeza cayera sobre las almohadas, subiéndose
inmediatamente a la cama con él para comenzar a desabrocharle los pantalones,
rozando con sus dedos el bulto de su erección dentro de sus calzoncillos al
hacerlo y provocando que el chico lanzara un pequeño jadeo al candente aire de
la habitación, un jadeo que hizo que Sungho se sintiera todavía más necesitado
por seguir con todo aquello, con hacerlos sentir bien a los dos, así que,
terminó por bajarle los pantalones a Junhyung y tiró de sus calzoncillos
también hacia abajo, dejándolo completamente desnudo sobre su cama.
La visión que tenía ante él era
realmente hermosa, Junhyung con su pelo largo desparramado sobre su almohada, su
cuerpo lleno de músculos muy bien definidos invitándolo a tocarlo por todas
partes sobre su colchón y la expresión del rostro del chico simplemente le
robaba el alma, sus ojos velados por el deseo y sus labios hinchados y rojos
por los intensos besos que habían compartido hasta el momento. Sungho no quería
alejarse de aquella visión, la necesidad por tocarlo, rozar con sus dedos cada
rincón de su cuerpo, por besarlo, por dejarlo jadeante y al borde del abismo, era
demasiado intensa… pero también sabía que si comenzaba con aquello más tarde
iba a estar tan caliente que no iba a poder pensar en nada que no fuera en internarse
en aquel cuerpo y sentir cómo éste se apretaba alrededor de su erección
mientras lo embestía una y otra vez, así que, mientras todavía le quedaba un
poco de razón, Sungho decidió alejarse para poder coger lubricante y condones
de donde los guardaba.
—Hyung… —lo llamó Junhyung en cuanto
salió de la cama—. ¿Dónde vas? —le pregunta dejó a Sungho completamente
estático en mitad del cuarto, una parte de él queriendo volver a la cama con el
chico y no pensar en nada más y la otra diciéndole que lo que tenía que hacer
era importante.
—Condones y lubricante —respondió—. Hay
que hacer las cosas bien.
—Vale… —murmuró el chico—. Pero vuelve
a la cama pronto —le dijo—. Y desnudo… no es justo que yo sea el único desnudo.
Sungho sonrió y le prometió que no
se preocupase porque lo haría, quitándose la camiseta inmediatamente y
soltándola de mala manera sobre el suelo, yendo después hasta su armario y
buscando donde tenía la caja en la que guardaba lo que había ido a buscar, encontrándose
al hacerlo el bote de lubricante a medio usar y una caja de condones que todavía
no había tenido la oportunidad de abrir. Rápidamente cogió lo que necesitaba y lo
dejó en la cama, junto a Junhyung, y antes de subirse a ella con él, se quitó
los pantalones y se bajó los calzoncillos, dejando su erección libre por fin,
sintiendo que un escalofrío recorría su cuerpo cuando el chico lo miró de
arriba abajo como si quisiera comérselo enterito.
—Hyung —dijo en ese momento—. Te necesito
dentro de mí. Ya.
Y eso fue lo único que Sungho
necesitó para terminar de perder la cabeza por él y volver a la cama. Ni
siquiera tardó en meterse entre las piernas del idol, abriéndolas lo
suficiente para poder comenzar a prepararlo, sin más preámbulos porque ambos necesitaban
aquello como agua de mayo. Echando abundante lubricante sobre sus dedos y sobre
la entrada de Junhyung, comenzó a introducirse lentamente en su interior,
creando espacio, dejando que sus músculos se fuesen acostumbrando a la
penetración y dejaran de oponer resistencia a ella, con rapidez, pero siendo lo
suficientemente paciente y cuidadoso para hacerlo bien, para que a Junhyung no
le doliera, para no hacer que le fuera molesto porque el chico tenía que seguir
bailando, por eso, a pesar de hacerlo lo más rápido que se permitió, no dejó de
usar más y más lubricante, hasta que sus dedos se deslizaban sin ningún
problema y hasta que de la boca del chico lo único que salían eran gemidos y gemidos
pidiendo por más, solo entonces, Sungho dejó de prepararlo, para limpiarse sus
manos, tocarse un poco para que su erección se volviera más firme y ponerse el
condón con rapidez, echando el poco lubricante que le quedaba en el bote sobre
su miembro antes de introducirse en Junhyung, deslizándose en su interior sin
ninguna oposición y sintiéndose en el paraíso al hacerlo. Era tan increíble que
no pudo contenerse, viendo cómo Junhyung también gemía por la penetración, sin
ningún signo de dolor, y comenzó a moverse inmediatamente, una y otra vez, casi
con locura desde el primer momento, apoyándose en el colchón con una mano y
sujetando las caderas del chico con la otra, tratando de equilibrarse y de
encontrar la próstata de Junhyung para hacerlo derretirse de placer sobre so
cama.
Ninguna palabra salió de sus labios
en aquellos momentos, mientras ambos estaban al borde de alcanzar el máximo
placer, solo jadeos y gemidos salían de sus labios y Sungho lo único que podía
hacer era observar al chico que se deshacía bajo él, a veces con los ojos
cerrados, disfrutando, otras veces con los ojos clavados en los suyos,
completamente velados por el placer, su rostro siendo demasiado hermoso como
para que fuera real y no una estatua hecha por algún renombrado artista. Sungho
sintió cómo una especie de calor recorrió todo su cuerpo, nada que ver con lo
que estaba haciendo, sino más bien por con quien lo estaba haciendo y acabó
inclinándose sobre el chico, buscando sus labios con su boca y tomando su
miembro encajado entre sus estómagos para tocarlo hasta que ambos estallaron en
un placentero orgasmo que los dejó totalmente rotos, pero satisfechos, sobre la
cama, Sungho dejándose caer sobre el pecho de Junhyung, respirando
entrecortadamente, dándole igual el semen que se pegaba a su piel sudorosa y
simplemente sonriendo cuando los brazos del chico rodearon su cuerpo, sintiendo
además algo parecido a la felicidad, pero también algo similar al
remordimiento, remordimiento por haber tenido que esperar a que su relación
profesional terminase para poder disfrutar de aquello cuando podía haberlo
hecho mucho antes y disfrutar de él durante más tiempo, porque no quería que
aquello fuera solo el calentón de una sola noche. No obstante, a pesar de ese
pequeño remordimiento, Sungho sabía que aquello había sido lo correcto.
—Hyung —murmuró el chico unos
momentos después, cuando ambos se habían calmado un poco y cuando Sungho había
salido de su cuerpo—. Es una pena que no me propusieras esto antes… ahora voy a
estar demasiado ocupado preparando el tour y apenas voy a tener tiempo para
poder verte… a no ser que quieras que nos encontremos a altas horas de la
madrugada.
Sungho no pudo evitar esbozar una
sonrisa contra el pecho del chico, encantado con no ser solo él el que quisiera
continuar con aquello.
—A altas horas de la madrugada suena
bien —respondió—. Solo tengo que darte la combinación de mi puerta y tú solo
tienes que meterte en mi cama.
Una carcajada limpia, cristalina,
salió de los labios de Junhyung antes de contestarle lo buena idea que le
parecía aquello y darle un beso en la cabeza, separándose de él para coger unos
pañuelos de la mesita de noche y limpiarlos a ambos al menos lo suficiente como
para que no estuvieran incómodos. Y Sungho sintió que se podía acostumbrar a
algo como aquello.
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