jueves, 25 de agosto de 2022

[One Shot] Dance your way into my heart {JunRie}

Título: Dancing your way into my heart

Autora: Riz Aino

Pareja: JunRie (Rie + Junji) (OnlyOneOf)

Clasificación: NC–17

Géneros: AU, idols, romance, smut, pwp

Número de palabras: 4.847 palabras

Resumen: Sungho lleva algunos años trabajando con idols… pero nunca se ha encontrado con nadie como Junhyung.

Advertencias: relaciones sexuales explícitas.

Notas: historia escrita por el lanzamiento de undergrOund idOl #3, que tiene como protagonista a Junji.

Comentario de autora: tenía esta idea en el tintero desde hacía bastante tiempo y por fin he podido sacarla porque me moría de ganas por escribirla y esto me ha dado mi gran oportunidad. Espero que os guste.

 


            Sungho llevaba algunos años trabajando con idols, pero nunca se había encontrado con nadie como Junhyung. Era un hecho que todos los idols debían de ser guapos por defecto, cantar medianamente bien y tener una mínima habilidad para bailar con decencia, además de al menos un poco de humor para las variedades, pero Junhyung, aunque artísticamente era conocido como Junji, lo tenía absolutamente todo y sobresalía en cada cosa que se propusiera. El presentador de radio no había podido evitar quedarse casi en shock la primera vez que había ido a su programa, como invitado, con el resto de su grupo, donde había dejado una impresión tan buena siendo increíblemente divertido y todo un encanto con quienes trabajaban allí a pesar de su timidez inicial, que el equipo del programa se había quedado completamente embelesado con él —Sungho incluido, aunque éste no lo hubiera reconocido de viva voz— y le habían pedido a su empresa que el chico presentara junto a Sungho el programa de radio, aportando a él algunos toques que éste necesitaba, ya que el presentador con el que Sungho había estado trabajando un par de años, había recibido otra oferta y había decidido dejar aquel trabajo. Su equipo lo había presentado a la empresa como una situación en la que ambas partes ganaban atención y fama, además de dinero, por lo que el chico no había tardado más que unas pocas semanas en comenzar a presentar aquel programa de radio con él todas las tardes que su apretado horario le permitían.

 

            Y Junhyung podría haber sido simplemente uno más, otro de los muchos compañeros de trabajo que Sungho había tenido a lo largo de sus años como presentador de radio, desde que comenzó a retrasmitir haciendo un pequeño podcast en el que solo podía invitar a sus amigos o a personas que, como él empezaban sus propios proyectos y necesitaban algo de visibilidad, y que poco a poco fue ganando popularidad, llevándolo primero a la radio de su pueblo y más tarde a la capital, donde había acabado teniendo un programa propio desde hacía cinco años. Muchos había presentado junto a él en los diferentes lugares por los que había pasado en aquellos años, con algunos de ellos había tenido alguna clase de conexión y habían mantenido una amistad incluso después de ser compañeros de trabajo, a algunos de ellos no los había vuelto a ver después de que sus caminos se separasen y Sungho siempre había pensado que no se involucraría demasiado con ninguno de ellos porque como bien decía su mejor amigo Taeyeob, “donde tengas la olla, no metas la polla”, refiriéndose a que era mucho mejor no mantener relaciones con nadie del trabajo  y el chico la verdad había seguido aquel consejo siempre porque nunca había querido tener ningún tipo de complicaciones en su vida profesional y personal… pero Junhyung era completamente diferente al resto y, por mucho que Sungho había tratado de distanciarse de él, le resultaba completamente imposible.

 

            Porque Junhyung era encantador. Junhyung lo trataba a él y solo a él, mucho mejor de lo que ya trataba al resto de personas y, además, la forma en la que le sonreía a él, era completamente diferente a las sonrisas que le dedicaba al resto del mundo. Sungho lo había notado desde el primer momento, desde el primer día que habían comenzado a trabajar juntos, la forma en la que el chico era mucho más dulce y suave con él de lo que ya lo era normalmente, cómo intentaba hacerlo reír con comentarios estúpidos y, sobre todo, cómo cuidaba de él a pesar de que no era su trabajo, siempre llevando café para todo el staff cada vez que iba a grabar, ice americano para el resto, a Sungho le llevaba su favorito. Había intentado ignorar cómo aquel simple gesto provocaba cosas en su interior que llevaba sin sentir bastante tiempo, pero para Sungho era casi imposible hacerlo, porque cada día que pasaba, cada día que estaban juntos, presentando aquel programa de radio codo con codo, era más difícil. No obstante, él lo trataba, a pesar de que era bastante evidente por la forma en la que los ojos del idol brillaban cuando lo miraba, que tenía bastante interés en él, un interés que se replicaba en Sungho.

 

            La mayoría de los días era difícil, pero con algo de esfuerzo podía ser amable y a la vez parecer un poco indiferente hacia el chico, profesional, dejando claro que eran compañeros de trabajo, que ambos presentaban aquel programa de radio, pero nada más. No obstante, había días en los que era bastante más complicado para Sungho tratar de mostrarse de aquella forma con Junhyung, días en los que éste era especialmente amable y atento con él, días en los que éste le sonreía mucho más porque estuviera de buen humor y el cansancio de su agenda personal como idol no lo tenía cansado hasta la muerte, o días en los que estaba realmente cansado pero en el momento en el que veía a Sungho una sonrisa preciosa se instalaba en su rostro, sus ojos cerrándose en dos medias lunas y haciéndolo parecer un gato, más de lo que ya lo parecía de por sí. En esos días, Sungho encontraba especialmente difícil mostrarse profesional y algo indiferente con él, por lo que quizás lo trataba con un poco más de amabilidad de la que por lo general le dedicaba. Sin embargo, había otros días en los que a Sungho le era todavía mucho más difícil comportarse como alguien dedicado a su trabajo, que no tenía ningún tipo de interés en Junhyung… los días que el chico mostraba sus talentos como idol.

 

            El programa de radio se emitía todos los días, a veces en directo, a veces en diferido, unas veces grababan 3 programas en un día, cuando la agenda del chico lo permitía o lo obligaba a hacer horas extras para poder asistir a presentar con él y había ocasiones en las que el programa también se grababa con cámaras para que los oyentes pudieran verlos en el estudio. Por lo general solo se grababa cuando iba algún grupo de idols como invitados, para que sus fans pudieran verlos hacer los diferentes juegos que les preparaba el staff, pero también, debido a que Junhyung también era un idol, había bastantes ocasiones en las que el programa era grabado y eran ellos los que tenían que hacer diferentes juegos o misiones, juntos o por separado. Eran esos días los que peor lo pasaba Sungho porque era imposible para él mostrarse indiferente cuando alguna de las misiones implicaba que Junhyung bailase o cantase, pero, sobre todo, bailase. Sungho nunca se había considerado un amante de la danza, daba igual del tipo que fuera, si veía a alguien bailar podía apreciarlo y podía gustarle, pero no tenía ni idea de baile, ni de nada que tuviera que ver con ello; no obstante, cuando Junhyung bailaba, no podía evitar quedarse completamente embobado, observando sus movimientos, unos movimientos que a veces eran delicados, otros fuertes, que estaban medidos al milímetro o que salían directamente de su alma, de lo que sentía en el momento. Sungho lo admiraba y no solo eso, cada vez que lo veía bailar, el chico se metía un poco más hondo dentro de su corazón y era mucho más difícil para él sacarlo de allí, algo de lo que estaba seguro que Junhyung era consciente, por como lo miraba cuando bailaba, directamente a él y no a la cámara, como si quisiera meterse dentro de su piel.

 

            Era en esos días cuando a Sungho le costaba muchísimo fingir que algo en él se despertaba, algo que apenas podía controlar, algo que lo hacía querer todo y más con Junhyung, que lo hacía desear hundirse en el cuerpo del menor y romperlo a base de placer.

 

            En días como aquellos, Sungho solo volvía a la realidad porque tenía un programa que presentar y trataba de concentrarse en él y no en el baile del idol. La radio lo anclaba, ataba aquellos pensamientos a lo más profundo de su mente y no los dejaba escapar para no hacer algo de lo que pudiera arrepentirse, sabiendo que era muchísimo mejor que mantuviera la distancia entre ambos, que lo suyo fuera meramente profesional y, durante prácticamente el año que estuvieron juntos presentando aquel programa de radio, Sungho lo consiguió, a duras penas, pero lo consiguió. Nunca le mostró a Junhyung que replicaba aquel interés que el chico le mostraba, al menos no de forma consciente, y ambos fueron cordiales con el otro… hasta que todo se terminó, hasta que al staff del programa les fue anunciado que Junhyung iba dejar la radio porque su grupo comenzaba una gira por el extranjero y después iba a tener muchísimas menos oportunidades para ir a grabar porque su fama se había ido haciendo cada vez más grande en aquel tiempo y, solo en ese momento, solo ante la perspectiva de que Junhyung no volvería a trabajar con él y sabiendo que sus oportunidades para cruzarse profesionalmente de nuevo iban a quedar reducidas a un par de entrevistas al año cuando su grupo hiciera comeback, Sungho por fin se relajó y dejó de fingir indiferencia, respondiendo a sus muestras de afecto y cariño con sonrisas verdaderas, no como las que le había dedicado hasta el momento, solo cordiales, de agradecimiento.

 

            Y fue en la noche de la cena de despedida que le había organizado el equipo a Junhyung cuando todo cambió drásticamente entre ellos. Con alcohol de por medio y sentimientos encontrados sobre la marcha de Junhyung, Sungho acabó haciendo un movimiento que jamás habría hecho de no ser porque se había bebido una lata de cerveza y una botella entera de soju él solo. Con su mente intoxicada, su razón algo nublada y el filtro entre su cerebro y su boca desconectado por completo, Sungho se inclinó hacia él, susurrándole tan solo unas cuantas palabras que lo cambiarían todo.

 

            —¿Quieres acostarte conmigo, Kim Junhyung?

 

            Cuando se había alejado un poco para observar la reacción del chico, Sungho había comprobado cómo sus palabras lo habían afectado bastante, dejándolo completamente paralizado al principio y provocando que apareciera en su mirada un brillo intenso, un brillo salvaje, cuando sus ojos se encontraron con los de Sungho unos momentos después, al procesar aquellas palabras. Y Sungho supo en aquel mismo instante que esa noche no iba a acabar allí, que cuando se separasen del resto del staff, ellos iban a acabar yendo juntos a otro lado y la noche iba a acabar siendo muy larga, pero lo único que deseaba era que ésta durase para siempre, para poder disfrutar del cuerpo de Junhyung durante todo el tiempo que quisiera, una y otra vez.

 

~

 

            Las manos de Junhyung envolvieron su cintura, pegándose a su espalda e inclinándose hacia su cuello, comenzando a dejar un beso tras otro en este, provocando que un escalofrío de placer recorriese su espalda y haciendo que Sungho marcase en el panel un número que no era parte de la combinación de su clave para abrir la puerta de su apartamento. Desde que se habían separado de los demás miembros del equipo del programa, el chico no había dejado sus manos quietas e, incluso en el breve viaje en taxi no había podido quedarse quieto y, aprovechando su pelo largo había escondido su rostro en el cuello de Sungho, no parando de besarlo ni mordisquearlo, y a Sungho no lo molestaba en absoluto porque él tampoco había dejado sus manos quietas, rozando una y otra vez el muslo del idol, cada vez más cerca de su entrepierna, pero con él pegado a su espalda y besando su cuello, no podía concentrarse en meter la clave correcta y solo lo consiguió al tercer intento. Una vez la puerta estuvo desbloqueada, Sungho la abrió e hizo que ambos entraran rápidamente a su piso, cogiendo a Junhyung de la mano y tirando de él, cerrando la puerta antes de que ninguno de sus vecinos lo pudieran ver y cotillear, aunque no supieran quién era su acompañante.

 

            La intención de Sungho había sido llevarlo hasta su dormitorio sin perder el tiempo porque estaba claro de que ninguno estaba a favor de perder ni un solo segundo, pero antes siquiera de que llegaran al salón, las manos de Junhyung ya estaban de nuevo sobre él, metiéndosele por debajo de la ropa, evidenciando que, evidentemente, ninguno podía aguantar más. Sungho se giró hacia él y tomó con sus manos el rostro del chico, antes de ponerse levemente de puntillas para alcanzar sus labios y besarlo como llevaba queriendo hacer toda la noche. Junhyung respondió inmediatamente, moviendo sus labios sobre los suyos sin descanso, sacando su lengua y lamiendo la boca de Sungho, quien la abrió para que sus lenguas se encontrasen y jugasen la una con la otra, ávidas de contacto mientras el beso se volvía mucho más agitado, intenso y húmedo. Sungho dejó de estar de puntillas y el idol siguió el movimiento de su cuerpo inclinándose sobre él, hundiendo sus dedos en su cintura, mientras él llevaba los suyos hasta el pelo de Junhyung, entremezclándolos en él y tirando levemente, sin fuerza. Se estaba quedando sin aire, demasiado enfocado en el beso, queriendo seguir tomando aquellos labios increíbles, pero al final tuvieron que separarse para poder respirar, jadeando por la falta de aire que habían tenido hasta hacía un instante, tratando de recuperarlo, respirando rápidamente, sus respiraciones chocando la una con la otra. Junhyung le había sabido a alcohol, a cerveza y a soju, el mismo sabor qué el mismo paladeaba en su propia boca, pero había sido de alguna forma adictivo y Sungho no tardó más que un par de segundos en volver a atrapar los labios del otro en otro intenso beso que los dejó a ambos sin respiración de nuevo.

 

            Hyung… —jadeó Junhyung contra sus labios—. ¿Por qué no me has propuesto esto antes? —le preguntó, dándole un par de besos cortos—. No sé cómo he podido vivir hasta ahora sin saber lo que era besarte.

            —No quería que algo saliera mal y eso afectase al programa —contestó, siendo completamente sincero con él porque el chico se lo merecía, después de todos aquellos meses en los que había mostrado su interés por él y Sungho había hecho todo lo posible para no replicarlo—. Pero ya no vamos a trabajar juntos. A partir de ahora ya no vamos a trabajar juntos.

 

            Junhyung se separó de él un poco, mirándolo a los ojos con un poco de decepción, como si hubiera esperado que su razón hubiera sido mucho más fuerte que aquella, pero aquello solo duró unos instantes, porque de inmediato una sonrisa apareció en sus labios, a la vez que se volvía a inclinar sobre Sungho para volver a besarlo, enredando sus lenguas, succionando, en un beso corto, pero intenso que dejó a Sungho temblando cuando el chico se separó de nuevo de él, pero esta vez dándole un pequeño mordisco en el labio inferior antes de enterrar su rostro de nuevo en su cuello, besándolo sin descanso, sus brazos rodeando su cintura con fuerza, pegando sus cuerpos, haciendo que sus entrepiernas se rozasen y que Sungho viese las estrellas con el contacto porque había sido demasiado placentero y electrificante, su miembro empezando a reaccionar debido a los candentes besos que se habían dado y a la boca de Junhyung sobre su cuello, que siempre había sido sensible, pero que lo era todavía más en aquellos momentos. Había pasado todo aquel tiempo negándose a aceptar lo que el idol le ofrecía y ahora que lo tenía, era todo demasiado intenso y Sungho también sentía lo mismo que Junhyung, debía de haberle propuesto muchísimo antes que se acostaran juntos porque solo sus manos bajo su ropa, tocando su cintura, su espalda, hundiendo sus dedos en su piel, le hacían pensar que no debía de haberlo hecho, porque de esa forma, habría podido disfrutar de todo ello mucho antes.

 

            —Vamos a… la cama… —no pudo evitar jadear, sintiendo que necesitaba estar completamente desnudo y tocando él el cuerpo de Junhyung, sintiendo que lo necesitaba lo más pronto posible—. Quiero tocarte… quiero hacerte ver las estrellas…

            —Sí, sí —replicó Junhyung, dejando un par besos contra su cuello antes de separarse y mirarlo a los ojos, éstos brillándole con deseo, con lujuria, con hambre—. Sí, hyung.

 

            Sungho no pudo evitar las ganas de ponerse de puntillas de nuevo para poder alcanzar sus labios y besarlo de nuevo, esta vez solo un beso corto y casto sobre estos antes de separarse de él y volver a cogerlo de la mano para guiarlo por su pequeño apartamento, hasta llegar a su habitación por fin, que era donde Sungho lo había querido llevar desde el primer momento. No obstante, a pesar de que la cama la tenían a unos escasos pasos de distancia, ninguno pudo esperar hasta llegar a ella y volvieron a fundirse en un beso intenso y húmedo al que ninguno quiso renunciar, solo separándose cuando de verdad el aire les fue necesario para respirar. Sus ojos se encontraron en ese momento, mientras ambos jadeaban y sus respiraciones chocaban la una contra la otra, y Sungho pudo verse reflejado en las dilatadas pupilas de Junhyung, demasiado sediento por el idol, con un deseo salvaje e incontrolable en sus ojos. Quizás, todos esos meses que había pasado tratando de ignorarlo habían acabado haciendo que lo deseara de una forma mucho más intensa y fuerte y, por la forma en la que el chico se estaba comportando con él, podía intuir que para Junhyung debía ser igual. Sungho no pudo evitar esbozar una sonrisa, una sonrisa que intentó que fuera a la vez pícara y encantadora, antes de tirar del chico de nuevo, sus manos todavía unidas, para que por fin acabaran ambos sentados en la cama, Sungho de rodillas al lado de Junhyung después de encender la luz de la mesita para iluminar un poco la estancia.

 

            No pasaron más que unos segundos sentados sobre el colchón cuando sus labios se encontraron de nuevo, los besos siendo intensos, agitados, candentes, dejándolos sin respiración y no solo caldeando el ambiente en la habitación, sino que ellos mismos estaban caldeados, por lo que, pronto la ropa comenzó a sobrarles. Sungho no tardó en llevar sus manos hasta los primeros botones de la camisa de Junhyung, desabrochándolos uno tras otro hasta que llegó al final, llevándolas después hasta sus hombros, metiéndolas por debajo de la tela y retirándola camisa del chico, teniendo que separarse de él, de sus labios, al notar en sus dedos los músculos del cuerpo de Junhyung. Sungho no pudo evitar quedárselo mirando embobado porque nunca había visto al idol de aquella forma, con tan poca ropa, mostrando un cuerpo envidiable, porque había tratado de no seguir nunca qué era lo que el chico hacía en su grupo para poder seguir manteniendo su fachada mientras trabajaban juntos y a la radio nunca había ido enseñando cuerpo.

 

            —Hyung… —murmuró el chico, sacándolo de sus pensamientos—. ¿Solo vas a mirar? —la pregunta había sido hecha con una sonrisa traviesa, pícara—. Puedo bailar para ti, si quieres mirar.

 

            Sungho tragó saliva porque su boca se le había quedado repentinamente seca. Junhyung sabía perfectamente qué era lo que provocaba en él cuando bailaba, Sungho estaba completamente seguro de que su fachada siempre se le había caído cuando el chico lo hacía durante el programa de radio y parecía que Junhyung estaba bastante dispuesto a provocar en él demasiadas cosas esa noche porque no titubeó ni lo dudó un segundo cuando se separó de su cuerpo y se levantó de su cama, situándose a tan solo unos pasos de él, semi desnudo, en casi toda su gloria, sus músculos definidos bien visibles bajo la tenue luz que emitía la pequeña lámpara que Sungho había encendido antes. Junhyung tuvo incluso la poca vergüenza de guiñarle un ojo antes de comenzar a bailar de una forma tremendamente sensual, con una música que debía de sonar en su cabeza, provocando que el mayor no pudiera apartar los ojos de él. Era erótico de una forma casi inimaginable, de una forma que le hacia la boca agua a Sungho y que provocaba que su miembro creciera imposiblemente dentro de sus pantalones, haciendo que cada segundo que pasaba se sintiera a punto de perder el control y saltar sobre Junhyung. Trató de contenerse, esperando a que el idol terminase aquel baile destinado a hacerlo perder la cabeza, pero Junhyung parecía estar al tanto de qué era todo lo que estaba provocando en él y cada vez se volvía más descarado, sus movimientos más sexuales que sensuales y la sonrisa en su rostro invitándolo a hacerle todo lo que quisiera… y Sungho no pudo aguantar más. Se levantó y fue hasta Junhyung rápido como el rayo, llevándolo de nuevo hasta la cama, tirándolo sobre ella con poco cuidado y dejando que su espalda chocara contra el colchón y su cabeza cayera sobre las almohadas, subiéndose inmediatamente a la cama con él para comenzar a desabrocharle los pantalones, rozando con sus dedos el bulto de su erección dentro de sus calzoncillos al hacerlo y provocando que el chico lanzara un pequeño jadeo al candente aire de la habitación, un jadeo que hizo que Sungho se sintiera todavía más necesitado por seguir con todo aquello, con hacerlos sentir bien a los dos, así que, terminó por bajarle los pantalones a Junhyung y tiró de sus calzoncillos también hacia abajo, dejándolo completamente desnudo sobre su cama.

 

            La visión que tenía ante él era realmente hermosa, Junhyung con su pelo largo desparramado sobre su almohada, su cuerpo lleno de músculos muy bien definidos invitándolo a tocarlo por todas partes sobre su colchón y la expresión del rostro del chico simplemente le robaba el alma, sus ojos velados por el deseo y sus labios hinchados y rojos por los intensos besos que habían compartido hasta el momento. Sungho no quería alejarse de aquella visión, la necesidad por tocarlo, rozar con sus dedos cada rincón de su cuerpo, por besarlo, por dejarlo jadeante y al borde del abismo, era demasiado intensa… pero también sabía que si comenzaba con aquello más tarde iba a estar tan caliente que no iba a poder pensar en nada que no fuera en internarse en aquel cuerpo y sentir cómo éste se apretaba alrededor de su erección mientras lo embestía una y otra vez, así que, mientras todavía le quedaba un poco de razón, Sungho decidió alejarse para poder coger lubricante y condones de donde los guardaba.

 

            —Hyung… —lo llamó Junhyung en cuanto salió de la cama—. ¿Dónde vas? —le pregunta dejó a Sungho completamente estático en mitad del cuarto, una parte de él queriendo volver a la cama con el chico y no pensar en nada más y la otra diciéndole que lo que tenía que hacer era importante.

            —Condones y lubricante —respondió—. Hay que hacer las cosas bien.

            —Vale… —murmuró el chico—. Pero vuelve a la cama pronto —le dijo—. Y desnudo… no es justo que yo sea el único desnudo.

 

            Sungho sonrió y le prometió que no se preocupase porque lo haría, quitándose la camiseta inmediatamente y soltándola de mala manera sobre el suelo, yendo después hasta su armario y buscando donde tenía la caja en la que guardaba lo que había ido a buscar, encontrándose al hacerlo el bote de lubricante a medio usar y una caja de condones que todavía no había tenido la oportunidad de abrir. Rápidamente cogió lo que necesitaba y lo dejó en la cama, junto a Junhyung, y antes de subirse a ella con él, se quitó los pantalones y se bajó los calzoncillos, dejando su erección libre por fin, sintiendo que un escalofrío recorría su cuerpo cuando el chico lo miró de arriba abajo como si quisiera comérselo enterito.

 

            —Hyung —dijo en ese momento—. Te necesito dentro de mí. Ya.

 

            Y eso fue lo único que Sungho necesitó para terminar de perder la cabeza por él y volver a la cama. Ni siquiera tardó en meterse entre las piernas del idol, abriéndolas lo suficiente para poder comenzar a prepararlo, sin más preámbulos porque ambos necesitaban aquello como agua de mayo. Echando abundante lubricante sobre sus dedos y sobre la entrada de Junhyung, comenzó a introducirse lentamente en su interior, creando espacio, dejando que sus músculos se fuesen acostumbrando a la penetración y dejaran de oponer resistencia a ella, con rapidez, pero siendo lo suficientemente paciente y cuidadoso para hacerlo bien, para que a Junhyung no le doliera, para no hacer que le fuera molesto porque el chico tenía que seguir bailando, por eso, a pesar de hacerlo lo más rápido que se permitió, no dejó de usar más y más lubricante, hasta que sus dedos se deslizaban sin ningún problema y hasta que de la boca del chico lo único que salían eran gemidos y gemidos pidiendo por más, solo entonces, Sungho dejó de prepararlo, para limpiarse sus manos, tocarse un poco para que su erección se volviera más firme y ponerse el condón con rapidez, echando el poco lubricante que le quedaba en el bote sobre su miembro antes de introducirse en Junhyung, deslizándose en su interior sin ninguna oposición y sintiéndose en el paraíso al hacerlo. Era tan increíble que no pudo contenerse, viendo cómo Junhyung también gemía por la penetración, sin ningún signo de dolor, y comenzó a moverse inmediatamente, una y otra vez, casi con locura desde el primer momento, apoyándose en el colchón con una mano y sujetando las caderas del chico con la otra, tratando de equilibrarse y de encontrar la próstata de Junhyung para hacerlo derretirse de placer sobre so cama.

 

            Ninguna palabra salió de sus labios en aquellos momentos, mientras ambos estaban al borde de alcanzar el máximo placer, solo jadeos y gemidos salían de sus labios y Sungho lo único que podía hacer era observar al chico que se deshacía bajo él, a veces con los ojos cerrados, disfrutando, otras veces con los ojos clavados en los suyos, completamente velados por el placer, su rostro siendo demasiado hermoso como para que fuera real y no una estatua hecha por algún renombrado artista. Sungho sintió cómo una especie de calor recorrió todo su cuerpo, nada que ver con lo que estaba haciendo, sino más bien por con quien lo estaba haciendo y acabó inclinándose sobre el chico, buscando sus labios con su boca y tomando su miembro encajado entre sus estómagos para tocarlo hasta que ambos estallaron en un placentero orgasmo que los dejó totalmente rotos, pero satisfechos, sobre la cama, Sungho dejándose caer sobre el pecho de Junhyung, respirando entrecortadamente, dándole igual el semen que se pegaba a su piel sudorosa y simplemente sonriendo cuando los brazos del chico rodearon su cuerpo, sintiendo además algo parecido a la felicidad, pero también algo similar al remordimiento, remordimiento por haber tenido que esperar a que su relación profesional terminase para poder disfrutar de aquello cuando podía haberlo hecho mucho antes y disfrutar de él durante más tiempo, porque no quería que aquello fuera solo el calentón de una sola noche. No obstante, a pesar de ese pequeño remordimiento, Sungho sabía que aquello había sido lo correcto.

 

            —Hyung —murmuró el chico unos momentos después, cuando ambos se habían calmado un poco y cuando Sungho había salido de su cuerpo—. Es una pena que no me propusieras esto antes… ahora voy a estar demasiado ocupado preparando el tour y apenas voy a tener tiempo para poder verte… a no ser que quieras que nos encontremos a altas horas de la madrugada.

 

            Sungho no pudo evitar esbozar una sonrisa contra el pecho del chico, encantado con no ser solo él el que quisiera continuar con aquello.

 

            —A altas horas de la madrugada suena bien —respondió—. Solo tengo que darte la combinación de mi puerta y tú solo tienes que meterte en mi cama.

 

            Una carcajada limpia, cristalina, salió de los labios de Junhyung antes de contestarle lo buena idea que le parecía aquello y darle un beso en la cabeza, separándose de él para coger unos pañuelos de la mesita de noche y limpiarlos a ambos al menos lo suficiente como para que no estuvieran incómodos. Y Sungho sintió que se podía acostumbrar a algo como aquello.

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