Part Two: On me
—Hola —dijo Kyubin, bajándose
levemente la mascarilla cuando llegó hasta él, dedicándole una sonrisa—. Perdón
por querer verte tan tarde, pero era la única oportunidad que teníamos.
Yongsoo le respondió con un tímido
“hola” y después asintió a las palabras que éste le había dicho. Habían estado
hablando antes, mandándose un mensaje tras otro durante un buen rato en los que
Kyubin le había explicado que no era común en él lanzarse a la piscina de esa
forma con nadie y nunca antes lo había hecho con ningún fan, pero que, al verlo
allí bajo la lluvia, aguantando el chaparrón solo por poder conocerlos había
hecho que algo se le revolviera y había sentido que aquello era lo correcto y
que quería conocerlo, fuera de la relación idol-fan. Yongsoo había gritado y
saltado sobre la cama al leer aquello y motivado por Wookjin, que tampoco había
dejado de mandarle mensajes preguntándole cómo le estaba yendo todo y qué era
lo que le iba diciendo Kyubin, había aceptado lo que el éste le había propuesto,
conocerse un poco mejor y tener una cita… aunque para la última parte de la
propuesta había un pequeño problema y el problema era que Yongsoo no vivía en
Seúl y que al día siguiente tenía que estar montado en el autobús de vuelta a
casa, al menos ese era el único problema por su parte, porque Kyubin tenía
otro, sus extraños horarios de trabajo. Después de un buen rato intentando
coordinarse para ver qué era lo que podían hacer, Kyubin le había propuesto que
quedaran esa noche un par de horas, aunque fuera de madrugada, después de que
él saliera de la empresa y antes de que tuviera que estar en su piso para que
el manager lo recogiera para la siguiente pregrabación y Yongsoo accedió a
ello, así que allí estaban, en un parque cerca del hostal en el que el chico se
estaba quedando, a un par de pasos el uno del otro, escondidos bajo el abrigo
de los árboles y de la noche, sonriéndose el uno al otro como si fueran
idiotas. Yongsoo ni siquiera se podía creer que todo aquello fuera real, pero
no quería pellizcarse la mejilla para ver si estaba soñando o no porque estaba
seguro de que eso lo haría parecer todavía más idiota.
—¿Tienes algún síntoma de resfriado?
—le preguntó Kyubin, dando un paso más hacia él. Yongsoo negó con la cabeza.
—Volví lo más rápido posible al
hostal y me di una ducha larga con agua caliente —le respondió—. También me
pasé por la farmacia para comprar medicina por si acaso mañana cuando me
despierte no me encuentro bien.
—Espero que no la necesites —le dijo,
reduciendo a cero la distancia entre ambos—. Vamos a sentarnos en ese banco de
allí.
Kyubin le señaló un banco que se
encontraba un poco apartado del paso y Yongsoo asintió. No estaba especialmente
iluminado porque la farola más cercana estaba a varios metros y seguía
escondido de la vista de la gente a no ser que alguien pasara específicamente
por aquel lugar, escondido entre matorrales y árboles, por lo que era un sitio
todavía más seguro en el que ambos podían estar sin que nadie los viera juntos.
El chico hizo el ademán de dar un paso hacia allí, pero antes de que pudiera
hacerlo, uno de los brazos de Kyubin estaban rodeando sus hombros y atrayéndolo
contra su cuerpo, haciendo que ambos anduviesen juntos hacia el banco. Allí
donde su cuerpo entraba en contacto con el del idol, éste quemaba, a pesar de
las capas y capas de ropa que separaban sus pieles y Yongsoo sintió cómo se
volvía a encender como un farolillo por aquella cercanía que no paró ni cuando
estuvieron sentados, porque Kyubin dejó su brazo sobre sus hombros durante todo
el rato.
Estaba nervioso, casi tanto o casi
más de lo que lo había estado durante el evento de firmas, pero de ningún lugar
había podido ni querido escapar. Si tuviera que pasar por aquellas situaciones
doscientas veces, siempre elegiría quedarse, a pesar de que su corazón estaba
latiendo tan deprisa dentro de su pecho que en algún momento acabaría
saliéndose de él y a pesar de que estaba tan nervioso que le sudaban las manos
y apenas podía articular palabra. El nerviosismo, no obstante, se le fue
pasando poco a poco, porque Kyubin hablaba con aquella voz grave de una forma
muy dulce, le preguntaba cosas sobre él y lo animaba a hablar, a tener
confianza para responderle y Yongsoo se fue soltando y estando mucho más
relajado y a gusto, sintiéndose casi en el cielo por la situación en la que se
encontraba y por la forma en la que el otro lo estaba tratando. Durante los
años que había estado siguiendo a OOO se había formado una imagen en la cabeza
de todos los miembros del grupo, pero sobre todo de Kyubin, una imagen de alguien
que flirteaba o contaba algún chiste cada vez que hablaba, alguien que era
responsable y trabajador y alguien al que le encantaba hacer ejercicio… pero
Kyubin era muchísimo más que eso, era encantador, era dulce, lo miraba con los
ojos brillando como si contuvieran un mar de estrellas, que era como él siempre
lo había mirado a él y su sonrisa era demasiado preciosa, tanto, que calentaba
su acelerado corazón cada vez que la mostraba.
—Eres adorable —comentó Kyubin,
sacándolo de sus pensamientos—. Realmente siento que darte mi número es la
única decisión sabia que he tomado en mucho tiempo —el color rojo ascendió a
sus mejillas y tiñó también sus orejas, calentando su cara y su cuerpo porque
no se había acostumbrado todavía a que Kyubin lo llamara adorable—. ¿Crees… te
gustaría… estaría bien que…? —empezó el idol, como si no supiera exactamente
cómo decir lo que quería decirle en ese momento—. No… quizás es demasiado
pronto…
—¿De qué se trata? —no pudo evitar
preguntar, interesado.
—Ni siquiera te he preguntado si
quieres salir conmigo seriamente… no puedo pedirte un beso así porque sí… esto
no es ni una cita de verdad —dijo Kyubin, muy bajito, tanto que a Yongsoo le
costó escucharlo, pero lo escuchó y su corazón casi se le salió del pecho.
—Opp- hyung —dijo, llamando su
atención—. Creo que besarte es el sueño que tienen todos los que te seguimos,
eres alguien encantador y muy guapo y ahora mismo me acabas de decir que tenías
intenciones de salir conmigo seriamente… quizás esté bien, quizás no lo esté,
no sé lo que puede ser de nosotros, pero sí que me gustaría mucho besarte…
muchísimo.
Yongsoo no supo cómo pudo decir todo
aquello y casi del tirón, nunca había tenido el valor para decir nada como eso
ni con sus anteriores novios, por lo que no sabía de dónde lo había podido
sacar para decírselo a Kyubin, pero al ver la expresión encantada en el rostro
del mayor, sintió que había merecido del todo la pena, sobre todo, porque
instantes después éste se inclinaba hacia él y tomaba sus labios en un beso
corto, pero que igualmente lo dejó sin respiración porque todo su ser le
gritaba que estaba a punto de sufrir un colapso. Cuando se separaron y se
alejaron el uno del otro, se miraron a los ojos y Yongsoo pudo ver que Kyubin
estaba realmente satisfecho con ese beso, pero había un brillo en su mirada que
le decía que quería mucho más de él, todo de él y, quizás, solo quizás, Yongsoo
no iba a oponerse a darle todo lo que quisiera, por eso, la siguiente vez fue
él el que se acercó al rostro de Kyubin, besando sus labios de una forma un
poco más intensa, más hambrienta, no solo buscando un roce leve. Sus bocas se
movieron la una con la otra, al mismo ritmo, como si hubieran nacido para
encajar la una con la otra, sus lenguas entrando en contacto por primera vez,
lamiéndose la una a la otra, explorando la boca ajena sin respirar, solo
dedicándose en cuerpo y alma a aquel beso hasta que un ruido externo los hizo separarse.
Una persona estaba pasando por su lado y había chasqueado la lengua como gesto
de desaprobación al verlos besándose. Kyubin había detenido inmediatamente el
beso y había escondido su rostro en el hombro de Yongsoo, dejando al chico
tratando de recuperar la respiración y con su corazón latiendo demasiado rápido
dentro de su pecho, por el beso y por la interrupción. Se quedaron de aquella
forma durante unos momentos, hasta que la persona que los había interrumpido
salió de su vista, solo en ese momento, Kyubin se separó de su cuerpo y lo miro
a los ojos, comenzando a reír. Yongsoo no pudo hacer otra cosa más que reír con
él, contagiándose de su risa.
—Creo que no era un lugar tan
privado como pensábamos —murmuró Kyubin, todavía la risa escapando de sus
labios. Y al escuchar aquello, Yongsoo dijo algo que nunca se habría imaginado
que tuviera el valor para decir.
—¿Quieres subir a mi habitación?
~
—Cuidado…
La voz gr de Kyubin vibró contra su oído,
provocando que un escalofrío recorriera todo su cuerpo, mientras sus fuertes
brazos rodeaban su cintura, agarrándolo con firmeza, evitando que se cayera al
suelo. La habitación de su hostal tenía un pequeño escalón a la entrada y, a
pesar de que Yongsoo lo sabía porque había estado en aquel lugar desde el
viernes, se le había olvidado por completo de que existía porque había estado
mucho más enfocado en besar los labios de Kyubin nada más habían entrado a la
habitación, en el momento en el que la puerta se había cerrado tras ellos. Si Kyubin
no hubiera reaccionado en el mismo instante en el que sus labios se habían
separado debido a que el chico había comenzado su caída hacia atrás,
envolviendo su cintura con aquellos brazos de acero, Yongsoo se habría pegado
un buen culetazo contra el suelo.
—Gracias opp- hyung… —murmuró.
—Puedes llamarme oppa —le respondió
Kyubin dándole un corto beso en sus labios y después enderezando su cuerpo—. Me
gusta que me llames oppa.
Un brillo intenso apareció en los
ojos castaños de Kyubin y Yongsoo sintió que se le cortaba la respiración al
verlo. El chico sabía perfectamente que después de proponerle a su idol que
fuera a su habitación con él para que tuvieran un lugar más privado en el que
estar, lo que iban a hacer allí no iba a ser simplemente mantener una
conversación agradable y darse unos pocos besos al abrigo de la intimidad del
lugar, pero aquel brillo en la mirada de Kyubin lo desconcertó un poco y, sobre
todo, provocó que todo su cuerpo se volviera de gelatina. Había visto muchos
lados de Kyubin durante los últimos años a través de los vídeos y el resto de
canales en los que se comunicaba con el fandom, pero nunca había visto aquel
brillo en sus ojos, un brillo de salvaje deseo, por él, por su cuerpo, un
brillo que le indicaba a Yongsoo que lo quería todo de él en esa noche, el rato
que tenían juntos para aprovechar, que no era demasiado.
—Oppa… —murmuró, tanteando cuál era
su reacción. Inmediatamente, el brillo en los ojos de Kyubin se volvió más
intenso, de la misma forma que sus dedos en su cintura se agarraron con mucha
más firmeza a esta—. ¿Cuánto tiempo tenemos hasta que tengas que volver a tu
dormitorio? —le preguntó. El mayor ni siquiera tardó un segundo en llevar su
mano derecha desde su cintura hasta el bolsillo en el que guardaba su móvil y
lo sacaba para mirar el reloj de la pantalla.
—Un poco más de media hora
—respondió.
—Entonces… —Yongsoo se mordió el
interior de su mejilla, un poco nervioso por lo que estaba a punto de decir,
pero sabiendo que en aquellos momentos era lo que quería porque no podía
desperdiciar una oportunidad como aquella, no sabía cuándo podrían volver a
encontrarse—. Solo tenemos que ser rápidos… no hace falta que tengas mucho
cuidado conmigo… —y para darle algo de firmeza a lo que acababa de decir,
porque sus palabras habían sido de todo menos firmes, Yongsoo tomó la mano de
Kyubin que todavía descansaba en su cintura y la bajó hasta su trasero,
haciendo que éste agarrase una de sus nalgas.
—Oh Lee Yongsoo la de cosas queme
gustaría hacerte si tuviéramos tiempo…
Kyubin dijo aquellas palabras y
después simplemente se inclinó de nuevo sobre él para besar sus labios,
agarrando con fuerza su trasero, empezando a caminar otra vez por la habitación
sin dejar que sus bocas se alejasen la una de la otra. Yongsoo no se tropezó
aquella vez con el escalón, pero sí con el colchón, contra la parte posterior
de sus rodillas, cayendo de espaldas sobre este, con Kyubin encima de él, su
cuerpo fuerte rozándose contra el suyo, haciendo que el chico sintiera de nuevo
cómo todo él ardía. El contacto no duró mucho porque Kyubin se alzó sobre él y
se desabrochó la camisa, abriéndosela y quitándosela después, quedándose
completamente desnudo de cintura para arriba. Yongsoo, por el contrario, se
quedó con la boca abierta y sin respiración al ver aquel cuerpo escultural en
directo. Sinceramente, desde el primer momento había pensado que Kyubin tenía
un cuerpo envidiable, de hombros anchos y cintura imposiblemente estrecha,
además de músculos que el chico no sabía siquiera que existían, pero una cosa
era saberlo porque lo había visto en miles de vídeos y de fotos y otra era tenerlo
allí delante, al alcance de su mano. El chico ni siquiera contuvo un segundo el
deseo de tocar aquellos abdominales, rozando con la yema de sus dedos el
relieve de éstos, sintiéndolos completamente duros bajo éstos y pensando que
podría pasarse horas y horas rozándolos sin cansarse de ello.
—¿Te gustan? —le preguntó, una
sonrisa pícara apareciendo en sus labios al verlo—. Tendrás el privilegio de
tocarlos cada vez que nos encontremos.
Yongsoo trago saliva ante aquello,
sintiendo cómo el color ascendía a sus mejillas volviéndolas completamente
rojas en un segundo. La sonrisa de Kyubin se hizo más amplia y después se
inclinó sobre él, empezando a besar su cuello, metiéndole las manos por debajo
de la ropa, haciendo al chico jadear por el roce de éstas contra su piel,
provocándole un escalofrío tras otro. Kyubin tocaba y estaba en todas partes a
la vez, sus manos eran expertas, sus dedos yendo hasta sus pezones,
pellizcándolos, endureciéndolos y ala vez rozando su torso, arriba y abajo,
provocando que el calor que Yongsoo sentía se volviera mucho más intenso y se
extendiera a todas las partes de su cuerpo, su entrepierna siendo el lugar en
el que más calor se acumulaba, sobre todo cuando Kyubin se dejó caer contra
ella, sus entrepiernas entrando en contacto en el momento y Yongsoo no pudiendo
evitar que un jadeo mucho más fuerte e intenso que los anteriores.
—Oppa… —fue lo que salió de sus
labios, algo que pareció encender a Kyubin mucho más de lo que había pensado.
Inmediatamente el mayor lo ayudó a incorporarse
sobre la cama y, una vez estuvo sentado le quitó la camiseta que llevaba,
sacándosela por la cabeza con algo de precipitación. Yongsoo tampoco pudo
esperar mucho más y comenzó a desabrocharse el botón de sus pantalones,
bajándose la cremallera y haciendo ademán de sacárselos; no obstante, antes de
que pudiera hacerlo, Kyubin llevó sus manos hasta sus hombros y lo volvió a
tumbar sobre el colchón, alzándole las piernas y las caderas para quitarle él
mismo los pantalones y los calzoncillos, dejándolo completamente desnudo y
vulnerable ante él, con su miembro medio erecto, pulsando por atención. Kyubin
le dedicó una sonrisa encantadora a pesar de que sus ojos decían claramente que
se lo quería comer enterito, allí, y lo más rápido posible.
—Eres realmente adorable.
Su voz sonó dulce y Yongsoo sintió
cómo otro escalofrío lo recorría entero por aquello; sin embargo, él no era
solo adorable, él no era solo alguien que el mayor pudiera manejar a placer en
la cama, él era alguien que podía dejar a Kyubin sin respiración y temblando de
arriba abajo, provocándole las mismas sensaciones que éste provocaba en él. A
pesar de su vergüenza, a pesar de su nerviosismo, su único deseo en aquellos
momentos era disfrutar del cuerpo de Kyubin y hacerlo sentir bien durante el
poco tiempo que tenían juntos aquella noche, por eso, antes de que éste pudiera
hacer o decir nada más, Yongsoo se incorporó de nuevo en la cama y se acercó
rápidamente al cuerpo de Kyubin, subiéndose sobre él, sobre sus muslos,
rozándose contra su entrepierna, sobre los pantalones vaqueros del mayor, la
sensación de la tela dura contra su miembro sensible siendo una maravilla… pero
queriendo otra cosa aún más maravillosa. Dejando que su cuerpo y sus deseos
tomaran el control de sus acciones, Yongsoo besó los pectorales de Kyubin,
lamiendo uno de sus pezones mientras con su otra mano buscaba su entrepierna y
comenzaba a desabrocharle los pantalones, sintiendo bajo sus dedos el calor de
su miembro y el bulto duro que se estaba comenzando a formar. Ni siquiera tardó
demasiado en abandonar su pezón e inclinarse sobre su entrepierna, besando su
miembro primero sobre la tela de sus calzoncillos, mordiéndolo solo con sus
labios, apretando lo justo y necesario para que Kyubin gimiera de placer bajo
él.
—Yongsoo… ah… Yongsoo…
—Oppa… —murmuró él en respuesta—.
Déjame hacerte sentir bien.
Y Kyubin no lo contradijo, solo lo
dejó hacer a voluntad y placer lo que éste quiso. Yongsoo le sacó su miembro
semi erecto de sus calzoncillos y comenzó a besarlo, una y otra vez, el calor
de su aliento y de sus labios provocando que éste comenzara a crecer y a
crecer, endureciéndose en apenas unos instantes, en su punta empezando a
aparecer pre semen. Debido al escaso tiempo que tenían juntos, Yongsoo no podía
recrearse demasiado, por lo que simplemente llevo sus labios hasta la punta del
miembro de Kyubin y la envolvió con su boca, lamiéndola con su lengua,
provocando que el otro dejara escapar un jadeo intenso… pero oh no… aquello no
era lo único que Yongsoo podía hacer con su boca. Respirando con la nariz e
introduciéndose cada vez más y más del miembro de Kyubin en su boca, hasta que
casi rozó contra la parte de atrás de su garganta. Kyubin gimió algo parecido a
“joder Yongsoo” pero el chico no le prestó realmente atención, dedicándose a
apretar sus labios firmemente alrededor del miembro del mayor, sacándolo y
hundiéndolo en su boca una y otra vez hasta que éste lo detuvo, con una mano en
su barbilla, haciendo que el chico se tuviera que sacar el miembro de su boca y
lo mirara, dándose cuenta en ese momento de la expresión de infinito placer que
Kyubin tenía en su rostro.
—Si sigues así… vas a hacer que me
corra muy pronto —le dijo—. Sube aquí de nuevo.
Kyubin palmeó sus muslos y Yongsoo
no tardó en hacer lo que éste le había pedido, sentándose de nuevo sobre sus
piernas, colocando sus rodillas a cada lado de sus caderas, pegándose a su
pecho. Una de las manos del mayor lo sujetó por la cintura, hundiendo sus dedos
en su piel, mientras que la otra tomó sus dos miembros juntos, abarcándolos sin
problemas los dos, comenzando a moverla y a rozarlos juntos. El miembro de
Kyubin estaba completamente duro y resbalaba por su saliva, así que, el suyo
propio no tardó nada en ponerse igual de duro por todos los roces. Sus gemidos
comenzaron a mezclarse cuando los labios de Kyubin atraparon los suyos en un
beso descoordinado en el que sus lenguas se lamían la una a la otra y sus
dientes a veces chocaban, pero la excitación era tan grande y las ganas de
alcanzar el máximo placer tan enormes, que ni siquiera les importó. Kyubin fue
el primero que se corrió, no obstante, a pesar de estar imbuido por el placer,
no dejó de mover su mano una y otra vez sobre el miembro de Yongsoo hasta que
éste no alcanzó su propio orgasmo, sintiéndolo en cada fibra de su ser y
notando cómo lo invadía la debilidad, provocando que tuviera que dejar caer su
cabeza contra el duro pecho de Kyubin, respirando entrecortado. A Yongsoo le
habría encantado poder pasar la noche así junto a él, tocándose, descubriendo
sus cuerpos y llegando al orgasmo una y otra vez, durmiendo sobre su pecho…
pero aquello era algo que no se podían permitir en esos momentos.
Tan solo unos pocos minutos después
de aquello, Yongsoo se separó de Kyubin y dejó que éste se limpiara con una
toallita el semen que había caído sobre los músculos de su estómago, comenzando
a arreglarse y vestirse. Yongsoo no pudo evitar observar el proceso desde la
cama, sintiéndose a la vez satisfecho y a la vez triste, un nudo apareciendo en
su garganta a la vez que aparecía un pensamiento intrusivo en su mente. ¿Y si
Kyubin solo había querido meterse en su cama y todo lo demás había sido una
farsa para conseguirlo? Se sentiría bastante herido su la persona a la que
había seguido y querido durante tanto tiempo hiciera algo como eso con él, pero
tampoco podía imponerle nada, absolutamente nada. Yongsoo se estaba hundiendo
en aquellos pensamientos cuando de repente un beso en sus labios lo trajo de
nuevo a la realidad y vio el rostro de Kyubin muy cerca del suyo, dedicándole
una sonrisa encantadora.
—Odio tener que irme justo después
de esto, pero vamos a hablar todos los días y vamos a encontrar otro hueco para
tener una cita de verdad, ¿vale? —Yongsoo asintió, sonriéndole, su mente más
calmada al escuchar aquellas palabras—. Perfecto —Kyubin se acercó a él para
darle otro beso en los labios—. Avísame cuando llegues a casa.
Yongsoo asintió de nuevo y Kyubin se
levantó de la cama y se despidió de él, saliendo de la habitación
precipitadamente porque tenía que volver a su dormitorio antes de que el
manager fuera a recoger al grupo para el siguiente día de promociones. Yongsoo
se tumbó entonces en la cama y suspiró profundamente, mirando la chaqueta que
Kyubin le había dado aquella misma tarde y que había dejado colgada sobre la
silla del hotel para que se secara sin poder creerse todo lo que le había
pasado en aquel día… porque había visto actuar en directo a su grupo favorito
por primera vez, había entrado a un evento de firmas por primera vez… y se había
acostado con su bias por primera vez. El chico se tapó la cara con sus manos
por la vergüenza y después no pudo evitar desear volver a hacer todas las cosas
que había hecho aquel día muchas más veces.
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