miércoles, 3 de agosto de 2022

[Two Shot] Rain on me {KyuMill} (Part Two)

 

Part Two: On me

 

            —Hola —dijo Kyubin, bajándose levemente la mascarilla cuando llegó hasta él, dedicándole una sonrisa—. Perdón por querer verte tan tarde, pero era la única oportunidad que teníamos.

 

            Yongsoo le respondió con un tímido “hola” y después asintió a las palabras que éste le había dicho. Habían estado hablando antes, mandándose un mensaje tras otro durante un buen rato en los que Kyubin le había explicado que no era común en él lanzarse a la piscina de esa forma con nadie y nunca antes lo había hecho con ningún fan, pero que, al verlo allí bajo la lluvia, aguantando el chaparrón solo por poder conocerlos había hecho que algo se le revolviera y había sentido que aquello era lo correcto y que quería conocerlo, fuera de la relación idol-fan. Yongsoo había gritado y saltado sobre la cama al leer aquello y motivado por Wookjin, que tampoco había dejado de mandarle mensajes preguntándole cómo le estaba yendo todo y qué era lo que le iba diciendo Kyubin, había aceptado lo que el éste le había propuesto, conocerse un poco mejor y tener una cita… aunque para la última parte de la propuesta había un pequeño problema y el problema era que Yongsoo no vivía en Seúl y que al día siguiente tenía que estar montado en el autobús de vuelta a casa, al menos ese era el único problema por su parte, porque Kyubin tenía otro, sus extraños horarios de trabajo. Después de un buen rato intentando coordinarse para ver qué era lo que podían hacer, Kyubin le había propuesto que quedaran esa noche un par de horas, aunque fuera de madrugada, después de que él saliera de la empresa y antes de que tuviera que estar en su piso para que el manager lo recogiera para la siguiente pregrabación y Yongsoo accedió a ello, así que allí estaban, en un parque cerca del hostal en el que el chico se estaba quedando, a un par de pasos el uno del otro, escondidos bajo el abrigo de los árboles y de la noche, sonriéndose el uno al otro como si fueran idiotas. Yongsoo ni siquiera se podía creer que todo aquello fuera real, pero no quería pellizcarse la mejilla para ver si estaba soñando o no porque estaba seguro de que eso lo haría parecer todavía más idiota.

 

            —¿Tienes algún síntoma de resfriado? —le preguntó Kyubin, dando un paso más hacia él. Yongsoo negó con la cabeza.

            —Volví lo más rápido posible al hostal y me di una ducha larga con agua caliente —le respondió—. También me pasé por la farmacia para comprar medicina por si acaso mañana cuando me despierte no me encuentro bien.

            —Espero que no la necesites —le dijo, reduciendo a cero la distancia entre ambos—. Vamos a sentarnos en ese banco de allí.

 

            Kyubin le señaló un banco que se encontraba un poco apartado del paso y Yongsoo asintió. No estaba especialmente iluminado porque la farola más cercana estaba a varios metros y seguía escondido de la vista de la gente a no ser que alguien pasara específicamente por aquel lugar, escondido entre matorrales y árboles, por lo que era un sitio todavía más seguro en el que ambos podían estar sin que nadie los viera juntos. El chico hizo el ademán de dar un paso hacia allí, pero antes de que pudiera hacerlo, uno de los brazos de Kyubin estaban rodeando sus hombros y atrayéndolo contra su cuerpo, haciendo que ambos anduviesen juntos hacia el banco. Allí donde su cuerpo entraba en contacto con el del idol, éste quemaba, a pesar de las capas y capas de ropa que separaban sus pieles y Yongsoo sintió cómo se volvía a encender como un farolillo por aquella cercanía que no paró ni cuando estuvieron sentados, porque Kyubin dejó su brazo sobre sus hombros durante todo el rato.

 

            Estaba nervioso, casi tanto o casi más de lo que lo había estado durante el evento de firmas, pero de ningún lugar había podido ni querido escapar. Si tuviera que pasar por aquellas situaciones doscientas veces, siempre elegiría quedarse, a pesar de que su corazón estaba latiendo tan deprisa dentro de su pecho que en algún momento acabaría saliéndose de él y a pesar de que estaba tan nervioso que le sudaban las manos y apenas podía articular palabra. El nerviosismo, no obstante, se le fue pasando poco a poco, porque Kyubin hablaba con aquella voz grave de una forma muy dulce, le preguntaba cosas sobre él y lo animaba a hablar, a tener confianza para responderle y Yongsoo se fue soltando y estando mucho más relajado y a gusto, sintiéndose casi en el cielo por la situación en la que se encontraba y por la forma en la que el otro lo estaba tratando. Durante los años que había estado siguiendo a OOO se había formado una imagen en la cabeza de todos los miembros del grupo, pero sobre todo de Kyubin, una imagen de alguien que flirteaba o contaba algún chiste cada vez que hablaba, alguien que era responsable y trabajador y alguien al que le encantaba hacer ejercicio… pero Kyubin era muchísimo más que eso, era encantador, era dulce, lo miraba con los ojos brillando como si contuvieran un mar de estrellas, que era como él siempre lo había mirado a él y su sonrisa era demasiado preciosa, tanto, que calentaba su acelerado corazón cada vez que la mostraba.

 

            —Eres adorable —comentó Kyubin, sacándolo de sus pensamientos—. Realmente siento que darte mi número es la única decisión sabia que he tomado en mucho tiempo —el color rojo ascendió a sus mejillas y tiñó también sus orejas, calentando su cara y su cuerpo porque no se había acostumbrado todavía a que Kyubin lo llamara adorable—. ¿Crees… te gustaría… estaría bien que…? —empezó el idol, como si no supiera exactamente cómo decir lo que quería decirle en ese momento—. No… quizás es demasiado pronto…

            —¿De qué se trata? —no pudo evitar preguntar, interesado.

            —Ni siquiera te he preguntado si quieres salir conmigo seriamente… no puedo pedirte un beso así porque sí… esto no es ni una cita de verdad —dijo Kyubin, muy bajito, tanto que a Yongsoo le costó escucharlo, pero lo escuchó y su corazón casi se le salió del pecho.

            —Opp- hyung —dijo, llamando su atención—. Creo que besarte es el sueño que tienen todos los que te seguimos, eres alguien encantador y muy guapo y ahora mismo me acabas de decir que tenías intenciones de salir conmigo seriamente… quizás esté bien, quizás no lo esté, no sé lo que puede ser de nosotros, pero sí que me gustaría mucho besarte… muchísimo.

 

            Yongsoo no supo cómo pudo decir todo aquello y casi del tirón, nunca había tenido el valor para decir nada como eso ni con sus anteriores novios, por lo que no sabía de dónde lo había podido sacar para decírselo a Kyubin, pero al ver la expresión encantada en el rostro del mayor, sintió que había merecido del todo la pena, sobre todo, porque instantes después éste se inclinaba hacia él y tomaba sus labios en un beso corto, pero que igualmente lo dejó sin respiración porque todo su ser le gritaba que estaba a punto de sufrir un colapso. Cuando se separaron y se alejaron el uno del otro, se miraron a los ojos y Yongsoo pudo ver que Kyubin estaba realmente satisfecho con ese beso, pero había un brillo en su mirada que le decía que quería mucho más de él, todo de él y, quizás, solo quizás, Yongsoo no iba a oponerse a darle todo lo que quisiera, por eso, la siguiente vez fue él el que se acercó al rostro de Kyubin, besando sus labios de una forma un poco más intensa, más hambrienta, no solo buscando un roce leve. Sus bocas se movieron la una con la otra, al mismo ritmo, como si hubieran nacido para encajar la una con la otra, sus lenguas entrando en contacto por primera vez, lamiéndose la una a la otra, explorando la boca ajena sin respirar, solo dedicándose en cuerpo y alma a aquel beso hasta que un ruido externo los hizo separarse. Una persona estaba pasando por su lado y había chasqueado la lengua como gesto de desaprobación al verlos besándose. Kyubin había detenido inmediatamente el beso y había escondido su rostro en el hombro de Yongsoo, dejando al chico tratando de recuperar la respiración y con su corazón latiendo demasiado rápido dentro de su pecho, por el beso y por la interrupción. Se quedaron de aquella forma durante unos momentos, hasta que la persona que los había interrumpido salió de su vista, solo en ese momento, Kyubin se separó de su cuerpo y lo miro a los ojos, comenzando a reír. Yongsoo no pudo hacer otra cosa más que reír con él, contagiándose de su risa.

 

            —Creo que no era un lugar tan privado como pensábamos —murmuró Kyubin, todavía la risa escapando de sus labios. Y al escuchar aquello, Yongsoo dijo algo que nunca se habría imaginado que tuviera el valor para decir.

            —¿Quieres subir a mi habitación?

 

~

 

            —Cuidado…

 

            La voz gr de Kyubin vibró contra su oído, provocando que un escalofrío recorriera todo su cuerpo, mientras sus fuertes brazos rodeaban su cintura, agarrándolo con firmeza, evitando que se cayera al suelo. La habitación de su hostal tenía un pequeño escalón a la entrada y, a pesar de que Yongsoo lo sabía porque había estado en aquel lugar desde el viernes, se le había olvidado por completo de que existía porque había estado mucho más enfocado en besar los labios de Kyubin nada más habían entrado a la habitación, en el momento en el que la puerta se había cerrado tras ellos. Si Kyubin no hubiera reaccionado en el mismo instante en el que sus labios se habían separado debido a que el chico había comenzado su caída hacia atrás, envolviendo su cintura con aquellos brazos de acero, Yongsoo se habría pegado un buen culetazo contra el suelo.

 

            —Gracias opp- hyung… —murmuró.

            —Puedes llamarme oppa —le respondió Kyubin dándole un corto beso en sus labios y después enderezando su cuerpo—. Me gusta que me llames oppa.

 

            Un brillo intenso apareció en los ojos castaños de Kyubin y Yongsoo sintió que se le cortaba la respiración al verlo. El chico sabía perfectamente que después de proponerle a su idol que fuera a su habitación con él para que tuvieran un lugar más privado en el que estar, lo que iban a hacer allí no iba a ser simplemente mantener una conversación agradable y darse unos pocos besos al abrigo de la intimidad del lugar, pero aquel brillo en la mirada de Kyubin lo desconcertó un poco y, sobre todo, provocó que todo su cuerpo se volviera de gelatina. Había visto muchos lados de Kyubin durante los últimos años a través de los vídeos y el resto de canales en los que se comunicaba con el fandom, pero nunca había visto aquel brillo en sus ojos, un brillo de salvaje deseo, por él, por su cuerpo, un brillo que le indicaba a Yongsoo que lo quería todo de él en esa noche, el rato que tenían juntos para aprovechar, que no era demasiado.

 

            —Oppa… —murmuró, tanteando cuál era su reacción. Inmediatamente, el brillo en los ojos de Kyubin se volvió más intenso, de la misma forma que sus dedos en su cintura se agarraron con mucha más firmeza a esta—. ¿Cuánto tiempo tenemos hasta que tengas que volver a tu dormitorio? —le preguntó. El mayor ni siquiera tardó un segundo en llevar su mano derecha desde su cintura hasta el bolsillo en el que guardaba su móvil y lo sacaba para mirar el reloj de la pantalla.

            —Un poco más de media hora —respondió.

            —Entonces… —Yongsoo se mordió el interior de su mejilla, un poco nervioso por lo que estaba a punto de decir, pero sabiendo que en aquellos momentos era lo que quería porque no podía desperdiciar una oportunidad como aquella, no sabía cuándo podrían volver a encontrarse—. Solo tenemos que ser rápidos… no hace falta que tengas mucho cuidado conmigo… —y para darle algo de firmeza a lo que acababa de decir, porque sus palabras habían sido de todo menos firmes, Yongsoo tomó la mano de Kyubin que todavía descansaba en su cintura y la bajó hasta su trasero, haciendo que éste agarrase una de sus nalgas.

            —Oh Lee Yongsoo la de cosas queme gustaría hacerte si tuviéramos tiempo…

 

            Kyubin dijo aquellas palabras y después simplemente se inclinó de nuevo sobre él para besar sus labios, agarrando con fuerza su trasero, empezando a caminar otra vez por la habitación sin dejar que sus bocas se alejasen la una de la otra. Yongsoo no se tropezó aquella vez con el escalón, pero sí con el colchón, contra la parte posterior de sus rodillas, cayendo de espaldas sobre este, con Kyubin encima de él, su cuerpo fuerte rozándose contra el suyo, haciendo que el chico sintiera de nuevo cómo todo él ardía. El contacto no duró mucho porque Kyubin se alzó sobre él y se desabrochó la camisa, abriéndosela y quitándosela después, quedándose completamente desnudo de cintura para arriba. Yongsoo, por el contrario, se quedó con la boca abierta y sin respiración al ver aquel cuerpo escultural en directo. Sinceramente, desde el primer momento había pensado que Kyubin tenía un cuerpo envidiable, de hombros anchos y cintura imposiblemente estrecha, además de músculos que el chico no sabía siquiera que existían, pero una cosa era saberlo porque lo había visto en miles de vídeos y de fotos y otra era tenerlo allí delante, al alcance de su mano. El chico ni siquiera contuvo un segundo el deseo de tocar aquellos abdominales, rozando con la yema de sus dedos el relieve de éstos, sintiéndolos completamente duros bajo éstos y pensando que podría pasarse horas y horas rozándolos sin cansarse de ello.

 

            —¿Te gustan? —le preguntó, una sonrisa pícara apareciendo en sus labios al verlo—. Tendrás el privilegio de tocarlos cada vez que nos encontremos.

 

            Yongsoo trago saliva ante aquello, sintiendo cómo el color ascendía a sus mejillas volviéndolas completamente rojas en un segundo. La sonrisa de Kyubin se hizo más amplia y después se inclinó sobre él, empezando a besar su cuello, metiéndole las manos por debajo de la ropa, haciendo al chico jadear por el roce de éstas contra su piel, provocándole un escalofrío tras otro. Kyubin tocaba y estaba en todas partes a la vez, sus manos eran expertas, sus dedos yendo hasta sus pezones, pellizcándolos, endureciéndolos y ala vez rozando su torso, arriba y abajo, provocando que el calor que Yongsoo sentía se volviera mucho más intenso y se extendiera a todas las partes de su cuerpo, su entrepierna siendo el lugar en el que más calor se acumulaba, sobre todo cuando Kyubin se dejó caer contra ella, sus entrepiernas entrando en contacto en el momento y Yongsoo no pudiendo evitar que un jadeo mucho más fuerte e intenso que los anteriores.

 

            —Oppa… —fue lo que salió de sus labios, algo que pareció encender a Kyubin mucho más de lo que había pensado.

 

            Inmediatamente el mayor lo ayudó a incorporarse sobre la cama y, una vez estuvo sentado le quitó la camiseta que llevaba, sacándosela por la cabeza con algo de precipitación. Yongsoo tampoco pudo esperar mucho más y comenzó a desabrocharse el botón de sus pantalones, bajándose la cremallera y haciendo ademán de sacárselos; no obstante, antes de que pudiera hacerlo, Kyubin llevó sus manos hasta sus hombros y lo volvió a tumbar sobre el colchón, alzándole las piernas y las caderas para quitarle él mismo los pantalones y los calzoncillos, dejándolo completamente desnudo y vulnerable ante él, con su miembro medio erecto, pulsando por atención. Kyubin le dedicó una sonrisa encantadora a pesar de que sus ojos decían claramente que se lo quería comer enterito, allí, y lo más rápido posible.

 

            —Eres realmente adorable.

 

            Su voz sonó dulce y Yongsoo sintió cómo otro escalofrío lo recorría entero por aquello; sin embargo, él no era solo adorable, él no era solo alguien que el mayor pudiera manejar a placer en la cama, él era alguien que podía dejar a Kyubin sin respiración y temblando de arriba abajo, provocándole las mismas sensaciones que éste provocaba en él. A pesar de su vergüenza, a pesar de su nerviosismo, su único deseo en aquellos momentos era disfrutar del cuerpo de Kyubin y hacerlo sentir bien durante el poco tiempo que tenían juntos aquella noche, por eso, antes de que éste pudiera hacer o decir nada más, Yongsoo se incorporó de nuevo en la cama y se acercó rápidamente al cuerpo de Kyubin, subiéndose sobre él, sobre sus muslos, rozándose contra su entrepierna, sobre los pantalones vaqueros del mayor, la sensación de la tela dura contra su miembro sensible siendo una maravilla… pero queriendo otra cosa aún más maravillosa. Dejando que su cuerpo y sus deseos tomaran el control de sus acciones, Yongsoo besó los pectorales de Kyubin, lamiendo uno de sus pezones mientras con su otra mano buscaba su entrepierna y comenzaba a desabrocharle los pantalones, sintiendo bajo sus dedos el calor de su miembro y el bulto duro que se estaba comenzando a formar. Ni siquiera tardó demasiado en abandonar su pezón e inclinarse sobre su entrepierna, besando su miembro primero sobre la tela de sus calzoncillos, mordiéndolo solo con sus labios, apretando lo justo y necesario para que Kyubin gimiera de placer bajo él.

 

            —Yongsoo… ah… Yongsoo…

            —Oppa… —murmuró él en respuesta—. Déjame hacerte sentir bien.

 

            Y Kyubin no lo contradijo, solo lo dejó hacer a voluntad y placer lo que éste quiso. Yongsoo le sacó su miembro semi erecto de sus calzoncillos y comenzó a besarlo, una y otra vez, el calor de su aliento y de sus labios provocando que éste comenzara a crecer y a crecer, endureciéndose en apenas unos instantes, en su punta empezando a aparecer pre semen. Debido al escaso tiempo que tenían juntos, Yongsoo no podía recrearse demasiado, por lo que simplemente llevo sus labios hasta la punta del miembro de Kyubin y la envolvió con su boca, lamiéndola con su lengua, provocando que el otro dejara escapar un jadeo intenso… pero oh no… aquello no era lo único que Yongsoo podía hacer con su boca. Respirando con la nariz e introduciéndose cada vez más y más del miembro de Kyubin en su boca, hasta que casi rozó contra la parte de atrás de su garganta. Kyubin gimió algo parecido a “joder Yongsoo” pero el chico no le prestó realmente atención, dedicándose a apretar sus labios firmemente alrededor del miembro del mayor, sacándolo y hundiéndolo en su boca una y otra vez hasta que éste lo detuvo, con una mano en su barbilla, haciendo que el chico se tuviera que sacar el miembro de su boca y lo mirara, dándose cuenta en ese momento de la expresión de infinito placer que Kyubin tenía en su rostro.

 

            —Si sigues así… vas a hacer que me corra muy pronto —le dijo—. Sube aquí de nuevo.

 

            Kyubin palmeó sus muslos y Yongsoo no tardó en hacer lo que éste le había pedido, sentándose de nuevo sobre sus piernas, colocando sus rodillas a cada lado de sus caderas, pegándose a su pecho. Una de las manos del mayor lo sujetó por la cintura, hundiendo sus dedos en su piel, mientras que la otra tomó sus dos miembros juntos, abarcándolos sin problemas los dos, comenzando a moverla y a rozarlos juntos. El miembro de Kyubin estaba completamente duro y resbalaba por su saliva, así que, el suyo propio no tardó nada en ponerse igual de duro por todos los roces. Sus gemidos comenzaron a mezclarse cuando los labios de Kyubin atraparon los suyos en un beso descoordinado en el que sus lenguas se lamían la una a la otra y sus dientes a veces chocaban, pero la excitación era tan grande y las ganas de alcanzar el máximo placer tan enormes, que ni siquiera les importó. Kyubin fue el primero que se corrió, no obstante, a pesar de estar imbuido por el placer, no dejó de mover su mano una y otra vez sobre el miembro de Yongsoo hasta que éste no alcanzó su propio orgasmo, sintiéndolo en cada fibra de su ser y notando cómo lo invadía la debilidad, provocando que tuviera que dejar caer su cabeza contra el duro pecho de Kyubin, respirando entrecortado. A Yongsoo le habría encantado poder pasar la noche así junto a él, tocándose, descubriendo sus cuerpos y llegando al orgasmo una y otra vez, durmiendo sobre su pecho… pero aquello era algo que no se podían permitir en esos momentos.

 

            Tan solo unos pocos minutos después de aquello, Yongsoo se separó de Kyubin y dejó que éste se limpiara con una toallita el semen que había caído sobre los músculos de su estómago, comenzando a arreglarse y vestirse. Yongsoo no pudo evitar observar el proceso desde la cama, sintiéndose a la vez satisfecho y a la vez triste, un nudo apareciendo en su garganta a la vez que aparecía un pensamiento intrusivo en su mente. ¿Y si Kyubin solo había querido meterse en su cama y todo lo demás había sido una farsa para conseguirlo? Se sentiría bastante herido su la persona a la que había seguido y querido durante tanto tiempo hiciera algo como eso con él, pero tampoco podía imponerle nada, absolutamente nada. Yongsoo se estaba hundiendo en aquellos pensamientos cuando de repente un beso en sus labios lo trajo de nuevo a la realidad y vio el rostro de Kyubin muy cerca del suyo, dedicándole una sonrisa encantadora.

 

            —Odio tener que irme justo después de esto, pero vamos a hablar todos los días y vamos a encontrar otro hueco para tener una cita de verdad, ¿vale? —Yongsoo asintió, sonriéndole, su mente más calmada al escuchar aquellas palabras—. Perfecto —Kyubin se acercó a él para darle otro beso en los labios—. Avísame cuando llegues a casa.

 

            Yongsoo asintió de nuevo y Kyubin se levantó de la cama y se despidió de él, saliendo de la habitación precipitadamente porque tenía que volver a su dormitorio antes de que el manager fuera a recoger al grupo para el siguiente día de promociones. Yongsoo se tumbó entonces en la cama y suspiró profundamente, mirando la chaqueta que Kyubin le había dado aquella misma tarde y que había dejado colgada sobre la silla del hotel para que se secara sin poder creerse todo lo que le había pasado en aquel día… porque había visto actuar en directo a su grupo favorito por primera vez, había entrado a un evento de firmas por primera vez… y se había acostado con su bias por primera vez. El chico se tapó la cara con sus manos por la vergüenza y después no pudo evitar desear volver a hacer todas las cosas que había hecho aquel día muchas más veces.

 

 

 

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