domingo, 6 de noviembre de 2022

[One Shot] Your skin {WookRie}

Título: Your skin

Autora: Riz Aino

Parejas: WookRie (Rie + Nine) (OnlyOneOf)

Clasificación: NC–17

Géneros: leve romance, pwp, smut

Número de palabras: 2.547 palabras

Resumen: Wookjin arde en deseos de tocar la nívea y suave piel de Sungho.

Advertencias: relaciones sexuales explícitas.

Notas: historia escrita para celebrar el cumpleaños de Rie.

Comentario de autora: hace UN AÑO que tengo esta historia planteada, pero no me había puesto a escribirla hasta ahora por falta de tiempo e inspiración. Espero que os guste.

 


            Wookjin tuvo que contener la respiración cuando la camisa azul marino de Sungho comenzó a resbalar por sus hombros, revelando poco a poco su físico trabajado, aquellos hombros anchos y fuertes, cuadrangulares, los huesos de sus clavículas bien definidos, sus pectorales grandes y su abdomen tonificado. Su piel era nívea y tenía un aspecto suave, provocando que el menor quisiera alargar la mano para tocarla, para por fin saber qué era lo que se sentía al tocar aquella piel que llevaba tanto tiempo ardiendo en deseos por tocar. Hacía demasiado tiempo que Wookjin no podía dejar de pensar en ello, en cómo sería hacerlo, rozar con sus dedos aquella piel, sentir en sus yemas la suavidad de ésta, saborear cada rincón con su lengua, dejar intensos besos que la coloreasen de distintas tonalidades aquí y allá. No obstante, se detuvo a sí mismo, no podía tocarlo, no podía hacer algo como aquello, menos en un lugar público como en el que estaban. El chico se mordió el labio inferior y desvió su mirada hacia el otro lado de la habitación, tratando de enfocarse en desvestirse a sí mismo porque tenían que irse de allí pronto. Acababan de terminar un evento con el fandom y debían de abandonar el local, no tenía tiempo para fantasear con cómo sería tocar la piel del mayor, solo tenía que cambiarse de ropa y montarse en el coche para que los llevasen a la empresa. No tenían mucho tiempo que perder porque estaban terminando los preparativos para su siguiente comeback y debía de centrarse en eso y no en Sungho, ni en las ganas que tenía de tocarlo y de sentirlo.

 

            En aquellos momentos, Wookjin trató de centrarse en otras cosas y, por lo tanto, se perdió la intensa mirada que Sungho le dedicó, una mirada en la que mostraba que sabía qué era lo que le estaba pasando por la cabeza a Wookjin y lo que quería hacer para remediarlo.

 

~

 

            Wookjin estaba buscando entre su ropa una camiseta que recordaba haber lavado semanas atrás, pero que, por alguna razón, no encontraba, cuando Sungho entró a la habitación que compartían recién salido de la ducha. El chico ni siquiera tuvo que girar su cabeza para saber que se trataba del mayor porque la corriente de aire que había provocado al abrir la puerta había hecho que oliese su champú y siguió rebuscando entre su ropa, tratando de dar con la dichosa camiseta. Wookjin estaba bastante enfocado en ello, tratando de no pensar en Sungho recién salido de la ducha ni en cómo su cuerpo debía ser todavía más suave que nunca en aquellos momentos, así que, ni siquiera giró la cabeza para saludarlo, intentando por todos los medios ignorar el hecho de que éste había entrado. No obstante, el chico escuchó un clic resonar en el lugar, que le indicaba que el pestillo de la puerta había sido echado y acabó girando su cabeza, confuso porque el mayor hubiera cerrado la puerta con el pestillo, encontrándose al hacerlo a Sungho completamente desnudo, su pelo negro goteando sobre su piel nívea de porcelana, su cuerpo trabajado, lleno de músculos definidos y su miembro, totalmente expuesto, entre aquellos muslos grandes y fuertes. Wookjin tragó saliva al verlo y, aunque lo intentó, no pudo evitar observar detenidamente el cuerpo que tenía delante.

 

            —¿Te gusta lo que ves, Wookjinie? —cuestionó el mayor, provocando que el chico saliera de su ensimismamiento.

            —Hyung… yo…

 

            Aquellas palabras salieron más como un jadeo que como cualquier otra cosa y Wookjin tuvo que carraspear para tratar de que su voz saliera como debía, sin sonar desesperada por algo que no podía tener. Sin embargo, antes de que pudiera hablar de nuevo, Sungho había dado un par de pasos, colocándose justo frente a él, a tan solo unos pocos centímetros de distancia de su cuerpo, tan cerca, que Wookjin podía sentir su respiración en su cuello.

 

            —Sé cómo me miras, Wookjinie, no hace falta que escondas nada —le dijo Sungho, dedicándole una sonrisa pícara que el chico había visto muy pocas veces en su rostro—. Sé perfectamente qué es lo que quieres de mí y yo también lo quiero… no hace falta que le pongamos nombre, no hace falta que tenga ataduras, simplemente podemos obtener lo que queremos el uno del otro sin que nada se interponga.

            —Hyung…

 

            Wookjin no sabía qué decir, que hacer… estaba hecho un completo lío y no sabía si lo que estaba pasando en aquellos momentos era solo un sueño o algo creado por su poderosa imaginación. No podía ser real, no podía tener a Sungho desnudo ante él, al alcance de su mano ofreciéndole que tuvieran algo, que calmasen sus deseos por el otro simplemente por el placer de hacerlo. No le entraba en la cabeza, todo había pasado demasiado rápido y ni siquiera sabía cómo reaccionar a todo aquello. Había intentado ser sutil cuando miraba al mayor cambiarse, había intentado que no se notase cuando en su mente estaba imaginándose recorriendo con sus manos cada centímetro de su piel y, por todos los medios, había intentado que nadie se diera cuenta de sus deseos más ocultos… estaba claro que no lo había conseguido si Sungho se había dado cuenta de ello. Pero, sobre todo, no llegaba a entender por qué el mayor estaba así ante él, por qué le había hecho aquella propuesta, por qué los había encerrado en la habitación, por qué lo estaba mirando con aquellos ojos grandes y oscuros, brillando con un deseo infinito que parecía ser por él, solo por él.

 

            —Hyung… —volvió a murmurar, pero antes de que pudiera decirle nada más, el mayor se alzo levemente de puntillas para dejar un beso en la comisura de sus labios que hizo que su corazón comenzara a latir rápidamente dentro de su pecho—. Hyung…

            —No pienses, Wookjinie, no pienses —le dijo—. Simplemente haz lo que siempre has querido hacer… porque yo no quiero tener que contenerme más.

 

            La voz de Sungho había sonado ronca, grave, tentadora y, tras decir esas palabras se había mojado sus labios gruesos con la lengua, haciéndolos todavía más apetecibles de lo que ya eran de por sí. Wookjin tenía muchas dudas, tenía muchas preguntas, pero, sobre todo, tenía muchas ganas de tocar y besar la piel de Sungho en toda su extensión. Por ese motivo, simplemente decidió hacerle caso al mayor y se dejó llevar, sin contenerse por una vez, inclinándose hacia delante levemente para alcanzar los labios de éste, comenzando a besarlo con un hambre que ni siquiera sabía que había tenido hasta aquel momento, llevando sus manos a su nuca y a su cintura para sujetarlo con fuerza contra su cuerpo, no queriendo dejarle escapatoria por si se lo pensaba mejor porque ya que se había dejado llevar, no quería echarse atrás, no quería que aquello acabase antes de empezar. Sungho, no obstante, no tenía intención alguna de escaparse de él, no tenía intención alguna de separarse de su cuerpo, así que, respondió con gusto a aquel intenso beso, volviéndolo todavía más intenso, lamiendo los labios de Wookjin y pidiéndole entrada a su boca, haciendo que sus lenguas se encontrasen, jugando la una con la otra hasta que se quedaron sin respiración, pegándose a su cuerpo de una forma que parecía completamente imposible y agarrándose a su espalda, a la tela de su camiseta, con sus manos. Cuando se separaron, lo hicieron simple y llanamente porque ambos necesitaban respirar.

 

            —Hyung… —volvió a murmurar Wookjin, pero Sungho lo calló dándole un beso corto en los labios.

            —Shhh… no hables… —le pidió—. Solo vamos a la cama… no tenemos mucho tiempo…

 

            Sungho tenía razón, no podían entretenerse demasiado. Estaban en el dormitorio, en la habitación que compartían con Yongsoo, quien no tardaría mucho en ducharse y aparecer por allí, intentando entrar para dormir. A Wookjin le habría gustado recorrer el cuerpo de Sungho una y otra vez con sus manos, con sus labios, con su lengua, besando y mordiendo, dejando marcas en su blanca piel que indicaran que él había pasado por allí… pero se tuvo que contener de hacerlo cuando el mayor simplemente lo guio hasta su cama en la litera de abajo y tuvieron que maniobrar para caber en el estrecho colchón y no pegarse en la cabeza con la cama de arriba. Sentados sobre la cama se besaron, se besaron una y otra vez mientras sus manos no paraban quietas, tocando y descubriendo el cuerpo el uno del otro. Wookjin rozó con la yema de sus dedos la piel suave de Sungho una y otra vez, de arriba abajo, sus brazos, sus costados, su espalda, sus pectorales, su cintura estrecha, sus muslos fuertes, su trasero grande que parecía un melocotón, hundiendo sus dedos en sus nalgas, mientras las manos del mayor tocaban aquí y allá, por debajo de su ropa, deshaciéndose de ella rápidamente, dejando un calor intenso, un fuego, allí donde lo tocaba. Solo dejaron de besarse en los momentos en los que era complicado maniobrar para que le quitase la ropa, sacándole la camiseta por la cabeza con la ayuda de Wookjin y tirando de sus pantalones por sus delgadas piernas como si quisiera arrancárselos con la mayor rapidez posible.

 

            Cuando los dos estuvieron completamente desnudos, Sungho se levantó de la cama un momento, tan solo un instante, revolviendo entre la mochila que solía llevarse al trabajo, buscando algo, su cuerpo completamente expuesto, su miembro endurecido por los besos, por los roces, por la excitación que debía de sentir, la misma que Wookjin también sentía y que había provocado que su miembro también se endureciera. Cuando el mayor volvió a la cama, llevaba en sus manos un bote de lubricante y el envoltorio de un condón.

 

            —Date la vuelta, Wookjinie —le pidió—. Voy a hacerte sentir bien.

 

            Wookjin parpadeó rápidamente un par de veces, confuso, sorprendido, pero viendo la sonrisa pícara en los labios de Sungho le dijo todo lo que éste no le había dicho de viva voz… que no tuviera miedo, que iba a hacer que aquello lo disfrutara como nunca y que él se encargaría de absolutamente todo. El chico acabó asintiendo a ello y dándose la vuelta en el colchón, tumbándose sobre la cama, alzando levemente sus caderas. Sungho se colocó tras él y le agarró las caderas con sus manos, hundiendo sus dedos en ellas para alzarlas algo más y después echó sobre su ano lubricante, dejando que chorrease un poco entre sus nalgas, para después comenzar a tentar su entrada con su dedo, introduciéndolo con cuidado, pero con rapidez, usando lubricante una y otra vez para que él se acostumbrase a la intrusión. Y Wookjin, que en las pocas relaciones sexuales que había tenido, siempre había sido el activo, por primera vez sintió una mezcla de placer y dolor, incomodidad que se convertía en una sensación electrizante que recorría todo su sistema nervioso de arriba abajo, dejando sus músculos sin fuerza, queriendo dejarse caer por completo en la cama, rendido, sus rodillas siendo gelatina.

 

            Sungho lo preparo con cuidado, pero con un ritmo acelerado hasta que estuvo completamente listo y después simplemente se introdujo dentro de su cuerpo, una y otra vez, empujando sus paredes, rozando con su miembro aquel punto en su interior que lo hacía ver las estrellas con cada embestida. Wookjin se agarró a las sábanas y hundió su rostro en la almohada para ahogar cada sonido, cada jadeo, cada gemido que quería escapar de sus labios sin su permiso. El ritmo fue enloquecedor y casi fue demasiado para él, pero el miembro de Sungho, entrando y saliendo de su cuerpo, mientras sus dedos se hundían en sus caderas, era más de lo que el chico jamás había pensado que podría conseguir, más de lo que podría tener… y al final acabó llegando al orgasmo, simplemente con ello, su cuerpo temblando de placer y cayendo sobre la cama, sin poder hacer nada más, los músculos de su cuerpo cediendo. Sungho siguió penetrándolo durante su orgasmo, prolongándolo, hasta que él mismo acabó corriéndose dentro de su cuerpo, en el condón, dejándose caer sobre su espalda mientras se reponía de éste y comenzando a dejar pequeños besos sobre sus hombros y su nuca, haciendo que Wookjin se sintiera aún más como si estuviera hecho de mantequilla. Le habría gustado hacer aquello mismo con Sungho, le habría gustado poder deleitarse con su piel, pero ahora que había probado de ella, estaba seguro de que no se iba a poder contener de volver a hacerlo en un futuro próximo, aunque con mucho más tiempo, para poder tocarla y saborearla todo lo que quisiera.

 

            Sungho acabó saliendo de su cuerpo unos instantes después, haciendo un nudo con el condón y tirándolo a la papelera de la habitación, cogiendo también algunos pañuelos y toallitas para ayudarlo a limpiarlo y a limpiar sus sábanas del semen de Wookjin, siendo metódico y dulce, como siempre lo era. Wookjin no pudo contenerse y acabó besándolo de nuevo, aunque aquella vez sin la intensidad del inicio, un beso simple, un beso lento en el que saboreó por completo sus labios hasta que el mayor acabó separándose de él con una sonrisa, tirándolo todo a la papelera y alcanzándole la ropa que había tirado antes por la habitación para que se vistiera como si allí no hubiese pasado absolutamente nada, ocultando el olor a sudor y sexo de la habitación echando un poco de la colonia que solía ponerse para dormir y quitando el pestillo de la puerta en el momento en el que todo estuvo completamente en orden, como si en los últimos quinde o veinte minutos no hubiera sucedido absolutamente nada fuera de lo normal allí, volviendo después a la cama junto a Wookjin, tumbándose a su lado simplemente.

 

            —Puedes quedarte aquí —le dijo—. No tienes porqué subirte a la litera.

 

            Y Wookjin le agradeció el gesto con un beso corto antes de dejarse caer sobre el colchón y cerrar sus ojos, aspirando el aroma del mayor rodeándolo, sintiendo cómo de golpe lo inundaba todo el cansancio del día, de los eventos que habían tenido y la locura que todo aquello había sido y de lo que había pasado entre ambos allí. Más en el mundo de los sueños que en el real, Wookjin escuchó cómo la puerta se abría y la voz de Yongsoo se dejaba escuchar en la habitación, charlando con Sungho de algo, pero no pudo sacar significado a sus palabras y simplemente se quedó profundamente dormido en los brazos del mayor, rememorando una y otra vez aquel polvo que acababan de echar y las ganas que tenía de volver a repetirlo, esta vez teniendo el tiempo suficiente para disfrutar de la piel de Sungho en toda su extensión.

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