Título: Pepero day
Autora: Riz Aino
Pareja: JunRie (Rie + Junji) (OnlyOneOf)
Clasificación: PG–13
Géneros: canon, romance, fluff,
drama
Número de palabras: 1.650 palabras
Resumen: jugar con el pepero
quizás es jugar con un fuego que lleva meses necesitando tan solo una chispa
para terminar de encenderse, pero ni a Sungho ni a Junhyung les importa lo
suficiente.
Notas: historia escrita por el pepero day.
Comentario de autora: voy tarde, lo sé, tenía muchas ganas de escribir esto, pero muy poco
tiempo material para hacerlo. Espero que os guste.
Unos golpes sonaron en la puerta de
la sala en la que estaba Sungho y se giró rápidamente para ver de quién se
trataba a través del cristal de la puerta, encontrándose al hacerlo con
Junhyung, dedicándole una pequeña sonrisa. Sungho le respondió a la sonrisa con
otra y le indicó que podía pasar. El chico entró inmediatamente a la pequeña
habitación que Sungho tenía asignada y se colocó a su lado, sonriéndole
todavía, pero sin ser capaz de mirarlo a los ojos, llevando una mano a su pelo
entre plateado y morado, rascándose la cabeza. Parecía nervioso y quizás un
poco avergonzado.
—¿Pasa algo, Junhyungie? —le
preguntó, sin poder contenerse.
El menor negó con su cabeza, su pelo
rizado ondeando por el movimiento, pero no dijo absolutamente nada más, solo se
quedó allí plantado, sin terminar de mirarlo a la cara. No hacía más que un par
de horas que ambos habían vuelto de los eventos que habían tenido en aquel día
y se habían pasado prácticamente todo el día juntos, pero imaginaba que lo que
tenía que decirle no era algo que le pudiera decir rodeado de la gente del
staff y del fandom y por eso había esperado hasta aquel momento. Sungho no quiso
tampoco presionarlo, el chico había ido allí porque tenía algo que decirle,
estaba seguro de ello, pero también sabía a la perfección que, si lo atosigaba
a preguntas, al final éste iba a huir y a no decirle lo que quería. Junhyung
era como un gato en muchos sentidos y Sungho había aprendido que era mejor
dejarlo ser y esperar a que fuera hacia él directamente y le dijera las cosas,
antes de querer sacárselas con sacacorchos. Si había ido hasta allí, estaba
seguro de que en algún momento le diría lo que le tuviera que decir, porque si
no, no se habría dignado siquiera a buscarlo.
—Siéntate, no te quedes ahí parado
—le dijo, señalando la otra silla que se encontraba en la pequeña habitación.
Junhyung asintió y le hizo caso,
sentándose a su lado, y Sungho se dedicó entonces a seguir con lo que estaba. Llevaba
varios días sin tocar su cuaderno de japonés, así que, había querido recuperar
un poco el tiempo perdido aquel día, aunque estaba cansado por el día de locos
que había llevado. Intentó seguir con aquello, memorizar algunas palabras que
se le resistían y revisar algunas frases que era interesante que se aprendiera
para el próximo viaje que hicieran a Japón poder desenvolverse mucho mejor en
el país; no obstante, teniendo allí a Junhyung y sintiendo su mirada penetrante
sobre él, no se podía concentrar lo necesario para poder seguir con su estudio
y al final decidió cerrar su libreta y guardarlo todo, encendiendo el ordenador
para hacer algo que no requiriese tanta concentración mientras esperaba a que
Junhyung terminara de decidirse a hablarle o no.
—Hyung…
La voz de Junhyung unos momentos
después casi lo sobresaltó, pero trató de no parecer afectado por ello y se
giró hacia el chico, dedicándole una sonrisa amable para ver si de aquella
forma se animaba más a hablar, pero éste solo lo miró durante algunos momentos,
esta vez mirándolo fijamente a los ojos, casi sin pestañear durante unos
momentos, hasta que éstos se desviaron hacia abajo, hacia sus labios. Entonces,
Junhyung se lamió sus labios y tragó saliva y aquello provocó una reacción en
el cuerpo de Sungho sin que éste pudiera hacer nada por evitarlo. Todo su
cuerpo tembló, sus ojos se desviaron también hacia los labios de Junhyung y lo
único en lo que su mente podía pensar en aquellos momentos era en besar al
menor. Sungho tuvo que recordarse fervientemente que eso era lo único que no
podía hacer y que debía dejar de pensar en besar a Junhyung porque aquello
sería contraproducente para su amistad y para el futuro de OnlyOneOf, un futuro
que no quería echar por la borda ahora que por fin estaban comenzando a
despegar.
Fue difícil. Fue increíblemente
difícil dejar de mirar la boca de Junhyung y centrarse de nuevo en sus ojos,
porque lo único que le mostraba su mente eran imágenes de ellos dos grabando
sus mvs aquel verano, de ambos teniendo sus rostros a escasos centímetros,
sintiendo el aliento el uno del otro, o cómo sus bocas se posaban en zonas de
sus caras cercanas a sus labios buscando el mejor ángulo, buscando la máxima
realidad posible. Habían sido muchas las tomas que habían hecho y habían sido
demasiadas las veces en las que no había podido dejar de pensar en lo mucho que
había deseado que alguno de los dos no calculara bien “por error” para acabar
besándose… sin embargo, Sungho había tenido que hacer de tripas corazón y
simplemente había tratado de enfocarse en mil cosas más aquellos meses para
olvidarse de todo lo que había pasado mientras grababan y de lo muchísimo que
quería besar a Junhyung. No había ido del todo mal porque habían tenido
tantísimas cosas que hacer en aquel tiempo que apenas había podido pensar en
ello, pero imaginaba que después de haber tenido que comerse aquel pepero entre
ambos para la foto para las redes del fansign que habían hecho aquel día y la
forma en la que Junhyung había mirado sus labios habían reabierto las heridas.
—Hyung… —volvió a murmurar Junhyung,
sacándolo repentinamente de sus pensamientos—. Me gustaría acabar algo que no
hemos podido hacer antes.
—¿De qué se trata, Junhyungie?
—preguntó, un poco confuso, tratando de encontrar en su mente alguna tarea que
hubieran dejado a medias.
—Antes no hemos podido comernos el
pepero entero porque ha sido solo para hacer la foto —comentó el chico—. Me
gustaría terminarlo.
Sungho parpadeó rápidamente, todavía
más confuso que antes. A veces no entendía cómo funcionaba el cerebro del chico
y aquella era una de aquellas ocasiones, no obstante, aunque no entendía del
todo qué había motivado su propuesta, simplemente asintió a la petición del
menor. Una sonrisa encantadora apareció en el rostro de Junhyung y Sungho
sintió cómo su corazón se saltaba un latido por aquella preciosa sonrisa; no
obstante, no tuvo tampoco demasiado tiempo para admirarla porque Junhyung sacó
un paquete de peperos del bolsillo, cogiendo uno y colocándoselo en la boca a
Sungho, antes de inclinarse hacia él inmediatamente, salvando la poca distancia
que los separaba en apenas un segundo, comiéndose el pepero hasta que sus
labios se encontraron con los suyos. Sungho se quedó completamente paralizado,
notando cómo los labios de Junhyung se movían sobre los suyos, inquietos,
demandantes, hasta que comenzó a responder al beso, por puro instinto, sus
labios amoldándose al ritmo del chico y llevando su mano a la chaqueta del
chico para acercarlo más a sí mismo, para sujetarse un poco y saber que aquello
era el mundo real.
El beso realmente no duró más que
unos pocos segundos porque el menor acabó separándose de él antes de que Sungho
terminase de saborear el chocolate y la galleta del pepero en su boca, pero lo
había dejado tan perdido y tan sorprendido, que se encontró inspirando hondo,
buscando el aire que le había faltado a sus pulmones.
—Junhyung… —jadeó.
Pero antes de que pudiera decir nada
más, el chico volvió a colocarle un pepero en su boca y a inclinarse sobre él
para besarlo de nuevo y, aquella vez, Sungho sintió cómo su cuerpo se volvía de
gelatina por completo, moviendo su boca contra la de Junhyung y por fin
obteniendo lo que hacía meses que quería. Y cuando el chico trató de separarse
de él aquella vez, no lo dejó, llevando sus manos a su nuca y besándolo de una
forma mucho más intensa, mucho más desesperada, su lengua buscando la de
Junhyung y queriéndoselo comer por completo hasta que tuvieron que separarse
por falta de aire. Solo en ese momento, mientras ambos se miraban el uno al
otro con intensidad, jadeantes, fue plenamente consciente de lo que había
pasado entre ambos. Junhyung lo había besado usando de excusa el pepero, dos
veces, y él había respondido con gusto a aquello, buscando más y más de él.
—Hyung… —murmuró Junhyung, esbozando
una pequeña sonrisa en sus labios—. Me gustaría poder seguir besándote… sin la
excusa del pepero… solo porque… me gustas mucho… pero… no quería que me…
rechazases…
Sungho no pudo evitar la sonrisa
amplia que se instaló en sus labios al escuchar aquellas palabras. Habían
estado jugando con fuego cuando habían grabado el mv juntos y aquello había
hecho que ambos se replanteasen muchas cosas, demasiadas, y Sungho estaba
encantado con que Junhyung hubiera dado aquel paso hacia él con el pepero
porque él estaba seguro de que no habría sido capaz de hacerlo. Y quizás no
debían, quizás no era lo correcto, quizás era algo que tenían que evitar a toda
costa y enterrar en el fondo de sus corazones, de sus mentes, pero aquellos
besos habían puesto todas las cartas sobre la mesa y estaba claro que ninguno
de los dos estaba dispuesto a dejar de besar al otro ahora que habían
descubierto lo que era, por ese motivo, Sungho se acercó de nuevo hacia
Junhyung, salvando la escasa distancia que los separaba y besar de nuevo sus
labios, murmurando entre besos lo muchísimo que le gustaba también, notándolas
sonrisas del menor entre beso y beso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario