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lunes, 11 de agosto de 2014

Midnight Fantasy

Midnight Fantasy

            JiHo estaba dormido cuando sintió un peso instalarse sobre su cama. Al principio no le hizo caso porque podía ser cualquiera de los miembros haciendo el tonto o dándole la lata para que despertara, pero cuando sintió una mano que se colaba bajo las sábanas y se posaba en su entrepierna, no tuvo más opción que abrir los ojos de par en par. La habitación estaba oscura y solo entraba una pequeña luminosidad desde el exterior por la ventana, sin embargo, el chico pudo ver con claridad que era ByungJoo quien estaba tocando aquel lugar.

            Intentó apartarlo, pero no pudo hacerlo porque el otro lo empujó contra el colchón y se sentó sobre sus caderas, haciendo que sus miembros se rozaran con el vaivén que estableció. JiHo quiso gritar para que alguien lo ayudara, pero lo único que escapó de su garganta fue un gemido vergonzoso y se tapó la boca con las manos para no emitir más aquel sonido. Mientras, ByungJoo había acelerado el ritmo de sus movimientos pélvicos y lo estaba volviendo completamente loco.

            JiHo no sabía cómo había pasado, pero instantes antes quería alejar al otro y ahora lo único que quería era más contacto.

            Como si ByungJoo le hubiera leído el pensamiento, le bajó los pantalones que utilizaba como pijama y descendió hasta que su rostro quedó a la altura de su entrepierna. No dejó pasar ni siquiera unos segundos cuando ya se había introducido su miembro en la boca y succionaba, haciendo que el menor se retorciera de placer, agarrando las sábanas con sus manos y el pelo rizado del otro. Estaba a punto de llegar, lo notaba y quería avisarlo, pero simplemente se corrió, sin poder hacer nada más que gemir el nombre de su compañero de grupo y sentir una corriente eléctrica atravesando su cuerpo.

            JiHo tuvo que cerrar sus ojos porque el placer era demasiado intenso y cuando los abrió de nuevo, se encontró con que estaba solo en su cama. Miró a un lado y a otro, pero no pudo encontrar a ByungJoo. El chico dio gracias al cielo porque aquello simplemente hubiera sido una fantasía de medianoche, porque si hubiera sido real no habría podido mirar al día siguiente a la cada a su amigo.


            Tomó unos pañuelos de papel de debajo de la almohada y se limpió de semen, después los hizo una bola y los dejó a un lado para tirarlos cuando se levantara y se hizo un ovillo para dormir, ignorando la puerta de su habitación abriéndose y a la persona de pelo rizado que salía de ella.