sábado, 12 de noviembre de 2016

[One Shot] BTS Ask Drabbles: The Book {TaeKook}



Título: The Book
Autora: Riz Aino
Pareja: TaeKook (V + JungKook) (BTS)
Clasificación: PG
Géneros: AU, fantasy
Número de palabras: 1.002 palabras
Resumen: TaeHyung es el personaje principal del libro favorito de JungKook, ¿qué pasaría si JungKook también se convirtiera en protagonista de ese libro?
Notas: drabble escrito para Haine. Como dijiste que lo podía hacer a mi gusto, pues yo he sacado lo más random que he podido para hacerte el fic  XD
Comentario de autora: después de estar viendo “W (Two Worlds)” pues me dio una paranoia muy grande y no pude evitar pensar que debía escribir algo como esto. Espero que os guste.


The Book


JungKook había salido temprano de clases aquel día y después había recorrido velozmente la distancia que lo separaba de la librería a la que había encargado uno de los ejemplares del nuevo libro de la saga a la que llevaba enganchado demasiados años como para poder contarlos.  El chico llegó a la tienda apenas un cuarto de hora después de haber salido del instituto faltandole el aire, pero con una sonrisa enorme en su rostro porque había sido capaz de llegar e de que la librería cerrara y no tendría que esperar al fin de semana para poder ir de nuevo a aquel lugar, poniéndolo eso de los nervios por no tener ya el ansiado libro en sus manos. JungKook le sonrió al señor que se encontraba tras el mostrador, terminando de recoger su tienda.

—Vienes por el libro, ¿cierto? —le dijo el hombre. JungKook asintió varias veces con la cabeza, pareciendo que se le fuera a caer de un momento a otro—. Ya creía que no llegabas —le comentó, agachándose bajo el mostrador y tomando de allí un libro que le tendió al chico—. Toma. Espero que haya merecido la pena la carrera.

JungKook no tomó el libro inmediatamente, durante unos segundos sólo se quedó observándolo embobado, mirando fijamente aquella portada que ya había visualizado tantas veces desde que la habían anunciado en la web oficial. Al natural era mucho más hermosa y, quien hubiera dibujado a la persona de la portada, había retratado magníficamente al protagonista de aquella historia, de tal forma que parecía que le había dado vida y que en cual momento iba a salir del libro. JungKook tomó finalmente el libro y rozó con las yemas de sus dedos la portada, notando que tenía un poco de relieve en algunos lugares.

—Merecerá la pena —le contestó al hombre—. Le aseguro que merecerá la pena.

El chico sacó el dinero del bolsillo de sus pantalones, lo llevaba justo, así que se lo entregó al señor y luego se despidió de él agitando su mano mientras salía por la puerta del establecimiento. JungKook no guardó el libro en la mochila, lo pegó contra su pecho y lo apretó fuertemente mientras echaba a correr de nuevo hacia la estación del metro, queriendo llegar a tiempo para poder tomar el tren de la línea que lo llevaría directamente a su casa, sin tener que esperar luego a que pasara el siguiente.

JungKook atravesó las calles que separaban la tienda de la estación como alma que llevaba el diablo y cuando llegó a la boca de metro, bajó las escaleras de tres en tres y corrió por los pasillos hasta tuvo que esperar la pequeña cola para pasar el ticket. El chico sacó el pequeño  papel de su bolsillo y cuando le tocó, volvió a echar a correr para llegar al andén por el que pasaba su tren. Por suerte, llegó a tiempo, cuando el tren todavía no de había detenido por completo en la vía. JungKook suspiró hondo, aliviado, y después se colocó entre la marea de gente que iba a entrar en el vagón más cercano, donde no tuvo que esperar más que unos segundos para que el tren se detuviera, abriera sus puertas y el gentío se comenzará a mover, para entrar. Una vez en el interior, alcanzó a agarrarse a uno de los postes de milagro y se aferró a él como si la vida le fuera en ello mientras el tren arrancaba.

Pasaron cerca de veinte minutos hasta que JungKook tuvo que bajarse del tren y durante todos ellos sintió una sensación extraña en su cuerpo, una que no sabía a qué se debía pero que le daba muy mala espina. Sin embargo, trató de ignorarla durante el mayor tiempo posible, hasta que por fin salió del tren y se dio cuenta de que aquella estación, a pesar de ser aquella en la que siempre se bajaba, estaba un poco diferente. JungKook no se lo explicaba, porque no había habido obras en los últimos tiempos y no creía que sólo en una jornada pudieran haber hecho nada. Entonces, ¿que sucedía? ¿Se había equivocado de estación? Imposible, había escuchado el nombre de ésta claramente antes de salir del tren. ¿Entonces?

JungKook encontró su respuesta cuando entre el gentío pudo ver a una persona que jamás se habría pensado encontrar. Era más o menos de su altura, delgado y tenía el cabello rubio y los ojos azules, a pesar de sus rasgos asiáticos, haciéndolo muy reconocible en cualquier lugar al que fuera. Kim TaeHyung, el protagonista de su saga de libros favorita estaba frente a él, mirándolo fijamente, como si supiera que JungKook no pertenecía a aquel lugar. El chico tragó saliva e intentó aguantar aquella mirada penetrante, pero al poco tuvo que desviarla porque no pudo mantenerla y cuando volvió a mirar, el otro ya no estaba allí, pero JungKook seguía en aquella estación de metro conocida y a la vez desconocida.

“¿Por qué estoy aquí?” se preguntó, pero no tenía la respuesta a aquella pregunta, y no la tendría a no ser que hiciera algo.

JungKook recordó entonces el libro que seguía apretando contra su pecho y sonrió, sabiendo que los libros siempre tenían las respuestas a sus preguntas, por lo que se sentó en uno de los bancos, abrió el libro y comenzó a leer.

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