Título: This is Sparta
Autora: Riz Aino
Pareja: YoonMin (Suga +
JiMin) (BTS)
Clasificación: R
Géneros: historic!AU, romance, angst, tragedy
Número de palabras: 1.165
palabras
Resumen: la vida de un
espartiata varón es una constante superación de pruebas hasta que por fin llega
el tan ansiado descanso.
Advertencias: mención a relaciones
sexuales, violencia y muerte de personajes.
Notas: drabble escrito
para Aris.
Comentario de autora: al final
del escrito habrá diferentes explicaciones de palabras raras, situaciones y
contexto histórico para que sepáis un poco más de este tema. Espero que os
guste.
This is Sparta
A
la tierna edad de siete años, JungKook había sido separado de su familia
biológica, ganando otra a cambio. En el cuartel, alejado de cualquier núcleo de
población, y teniendo que sobrevivir por sí mismo para poder seguir adelante y
no quedarse en el camino, se encontró con quienes serían sus compañeros por el
resto de su vida, ya que, hasta los sesenta —si no moría antes— debía
permanecer en el ejército como buen espartiata y proteger a su patria.
JungKook
conoció a JiMin allí, en los primeros años de entrenamiento que fueron brutales
y que determinaban quienes se quedaban allí y quienes no merecían la pena. El
chico ya llevaba allí un par de años y luchaba bastante bien, así que, el menor
no podía evitar quedarse prendado de él, observando todos y cada uno de sus
movimientos, poniéndolos en práctica él mismo después.
Entrenando,
luchando, haciendo diferentes tareas y misiones que les encomendaban juntos,
los chicos se hicieron inseparables.
JiMin
pasó la prueba para pertenecer definitivamente al cuerpo de elite de los
espartanos después de entregar la cabeza de su primer ilota asesinado. Ésta
todavía chorreaba sangre y en la expresión del hombre que había matado se podía
ver el terror y el dolor del momento. JiMin, a quien siempre se le había dado
bien aquello, fue uno de los mejores de su promoción al regresar mucho antes de
que se cumpliera el plazo para hacerlo. A JungKook le tocó hacerlo dos años
después y el chico estaba muy asustado de no poder llevar a cabo la misión en los
pocos días que le habían dado de margen para ello. Encontrar algún campesino
ilota no era lo más difícil, lo difícil era matarlo a sangre fría, aunque éste
no hubiera hecho nada malo. JungKook era un buen guerrero, pero matar a un
inocente no era cosa suya, él lo sabía y JiMin también. Por eso fue el otro
chico quien, a pocas horas de que se acabara el plazo y violando todas las
normas, le entregó la cabeza de un hombre y le explicó como lo había matado
para que el menor pudiera seguir a su lado el resto de su vida.
JungKook
pasó aquella prueba y se convirtió en un espartiata con todas las letras que, a
raíz de ese momento, se entrenaría ferozmente para la guerra y para defender el
territorio de Esparta junto a JiMin.
Toda
su niñez quedó atrás después de aquello y entró de pleno en la adolescencia,
donde las hormonas, cada vez más le jugaban malas pasadas. Desde que tenía
memoria prácticamente, había estado rodeado de hombres de todas las edades,
pero solo hombres, y lo único que JungKook había visto en su vida eran hombres
desnudos. Ahora, después de que sus hormonas comenzara a revolucionarse de
aquella manera, cada vez que los veía, notaba demasiadas cosas agolparse en su
interior.
Como
siempre había hecho, JiMin fue quien lo ayudó con su problema. Una noche se le
había acercado y le había comentado que lo que le sucedía era normal en sus
edades y que le seguiría sucediendo mucho más adelante, por lo que si quería
desahogarse, solo tenía que buscarlo y él se encargaría de ayudarlo en todo lo
que pudiese y lo dejara. JungKook le agradeció que se preocupara por él y le
preguntó qué era lo que podía hacer por él, para hacerlo sentir mejor.
Aquella
noche mantuvieron relaciones sexuales.
No
era nada nuevo para JungKook porque había visto cómo sin pudor ninguno, jóvenes,
—y no tan jóvenes— en el cuartel, habían hecho aquello mismo, tanto en sitios
apartados de la vista como en lugares totalmente públicos. Cuando era un niño,
se había escandalizado, pero después, a medida que había ido creciendo, aquello
le causó curiosidad y más tarde lo había calentado de una forma casi inhumana.
Por eso, mientras JiMin lo penetraba una y otra vez con fuerza, acariciando su
miembro al ritmo de las embestidas, no pudo evitar sentirse como si estuviera
en los mismísimos Campos Elíseos por el placer que experimentaba al fusionar su
cuerpo con el del mayor.
Su
adolescencia fue un mar de hormonas que solo se tranquilizaban cuando JiMin
tomaba el control de su cuerpo y el paso a ser adulto se dio quizás demasiado
rápido para su gusto.
Ambos
chicos habían pasado todas las pruebas necesarias para poder ingresar en el
mejor ejército del mundo conocido y no tardaron en comenzar a hacer diferentes
expediciones por toda la península del Peloponeso, solucionando con sus armas
cualquier problema que pudiera surgir y luchando en diferentes batallas que
siempre acababan ganando. Los dos se sentían en la cima de los cielos
realizando el trabajo para el que habían sido entrenados desde pequeños porque
eran los mejores de su promoción y apenas sufrían heridas en los combates en
los que luchaban.
No
obstante, la Diosa Fortuna quiso jugar con el grandioso destino que a ambos les
esperaba y una gran guerra contra los Medos se desató. JungKook y JiMin fueron
convocados por el monarca para ir a la batalla; pero aunque los dos se
marcharon a luchar por la libertad de los griegos… ninguno regresó.
Notas finales:
—Primero y
principal, no me gusta tener que escribir historias basadas en diferentes
lugares del planeta y cascarles sus nombres coreanos en la Antigua Grecia, como
he hecho, pero a veces no tengo más remedio y lo hago. Soy muy quisquillosa con
estas cosas, no me hagáis caso.
—Los espartanos comenzaban
su entrenamiento para ser los grandes guerreros que todos recordamos a los
siete años y éste entrenamiento más o menos hasta pasados los veinte. El
servicio militar que debían prestar a la ciudad-estado duraba hasta los sesenta
años, después de eso, se dedicaban a entrenar a las nuevas generaciones si no
habían muerto antes en batalla.
—Para poder seguir
adelante con la disciplina militar, los espartiatas tenían que superar
diferentes pruebas y una de ellas era matar a un ilota (una especie de esclavo)
adulto y varón y llevar su cabeza como prueba del delito.
—Las relaciones
homosexuales eran comunes en la Antigua Grecia y para los espartanos, que no
cataban mujer hasta los treinta, cuando ya podían casarse, era de lo más
frecuente.
—La batalla contra
los Medos es la de las Termópilas, porque era el único referente de batalla en
la que lucharon los espartanos que las personas que no saben nada de Historia
conocen.
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