martes, 2 de marzo de 2021

[One Shot] NCT Drabbles 3 (TaeYong Edition): Tiger Inside {MarkYong}

Título: Tiger Inside

Autora: Riz Aino

Pareja: MarkYong (TaeYong + Mark) (NCT)

Clasificación: PG–13

Géneros: AU, mithology, historical, romance, drama, fluff

Número de palabras: 1.454 palabras

Resumen: la verdadera forma de MinHyung es la de un tigre blanco, el protector del Oeste… pero desciende a la tierra en su forma humana tan solo por un humano.

Notas: en las notas finales habrá un montón de contexto histórico y varias explicaciones mitológicas. Por el momento, solo tengo que decir que uso el nombre coreano de Mark para esta historia porque un nombre inglés en un fic histórico en un tiempo en el que ni siquiera se había formado el inglés como lengua, pues no pega mucho.

Comentario de autora: no había hecho nada histórico todavía en esta enorme colección y se me ocurrió que era el momento de hacerlo. Espero que os guste.

 

Tiger Inside

 

            La primera vez que MinHyung bajaba a la tierra después de tanto tiempo en los cielos se encontró con un mundo absolutamente cambiado, de las pequeñas tribus y clanes que se dispersaban por un extenso territorio que había visto en su anterior descenso ya no quedaba nada y eran incipientes ciudades las que comenzaban a poblar el territorio extenso que él protegía como uno de los Cuatro que guardaban el cielo, ciudades en las que los todos tenían un papel en la comunidad y en las que un gobernante feroz y decidido era quien mantenía aquella sociedad a la que todavía le quedaba demasiado por aprender. Desde la colina desde la cual observaba aquella ciudad que debía ser la capital, el centro de la sociedad que daba sus primeros pasos en un nuevo mundo, MinHyung en su forma de tigre blanco quiso dejar un regalo a aquellos que guardaba y que en aquellos momentos ultimaban los preparativos para venerar a los dioses y agradecerles por la cosecha de aquel año; sin embargo, un regalo le fue entregado a él en la forma de un niño curioso que subió a la colina y se plantó ante él, sin miedo aparente por la bestia que tenía enfrente y con sus castaños ojos redondos reflejando su curiosidad y algo que intrigó a MinHyung desde el primer instante… ternura.

 

            Aquella fue la primera vez que MinHyung descendía a la tierra, al mundo de los humanos, en mucho tiempo… pero no fue la última.

 

            Cada año, aprovechando los días previos y posteriores al Dongmaeng, ya que gracias a él sus poderes se acrecentaban, MinHyung descendía hasta aquellas tierras inhóspitas en las que vivía el pueblo que había conformado el reino de Goguryeo para asistir al festival de la cosecha y observar cómo el lugar se llenaba de color, de música, de baile, de felicidad por un próximo año sin preocupaciones por la comida, que en algunas ocasiones escaseaba, y por la cual sufrían como los mortales que eran. MinHyung descendía a aquel lugar con el pretexto de ver a los humanos que lo veneraban y cuidarlos… pero ese pretexto solo se extendía a una persona, aquel niño de ojos curiosos que no había sentido temor alguno en su presencia a pesar de que, en su forma de tigre blanco, era imponente y feroz. MinHyung no podía evitar descender a aquel lugar para verlo y así asegurarse de que éste estaba bien, que seguía creciendo, poco a poco convirtiéndose en un joven con un enorme futuro por delante. Y no habían sido pocas las ocasiones en las que el chico había adivinado que él se encontraba allí y había pasado horas y horas de su mortal vida junto a MinHyung, hablando de todo y de nada a la vez, de él mismo, de su familia, de sus vecinos, de sus amigos, del rol que debía aspirar a cumplir más adelante en aquella sociedad, provocando que la curiosidad del Tigre Blanco del Oeste se acrecentara y que todos los años descendiera para seguir descubriendo más y más cosas de éste.

 

            Hasta que un año decidió dejar de descender en su verdadera forma, para hacerlo como un humano, un humano joven de cabello blanco como la nieve y unos ojos azul claro que dejaban totalmente clara su naturaleza divina y antigua y su pertenencia al Oeste, aquellas tierras lejanas que guardaba. Con aquella aparición ante el niño que a lo largo de los años había ido creciendo y convirtiéndose en un joven lo único que deseaba era presentarse ante él como un antiguo amigo con el que, por primera vez, podría hablar con él y mantener una conversación. No obstante, cuando en aquel año apareció ante MinHyung, como siempre lo había hecho, el joven se quedó observándolo durante unos momentos, para después correr a sus brazos y besar sus labios. El corazón del ser inmutable y antiguo que vivía en su interior comenzó a latir con fuerza y rapidez, como nunca antes lo había hecho en todos sus eones de existencia y, por primera vez, entendió a aquellos dioses que se enamoraban de humanos a los que protegían y rendían pleitesía como si dichos humanos fueran más importantes que ellos mismos hasta el momento de su misma muerte. Él había bajado a la tierra tantas veces en los últimos años debido a aquel niño que se había acercado a él sin temor y que le había provocado curiosidad… pero hasta ese mismo instante en el que sus labios danzaban con los del joven, no había comprendido la profunda naturaleza que había impulsado sus actos todo aquel tiempo.

 

            —Sé que un tigre mora en tu interior… —susurró el joven contra sus labios—. Sé que eres el tigre blanco que ha estado visitándome estos años.

            —Lo soy —respondió, buscando de nuevo los labios de éste. No había forma de negar aquella afirmación, era él, el dios BaekHo al que los humanos le rendían tributo y veneraban en el festival que se celebraba a sus pies, en la ciudad que había ido creciendo y expandiéndose por el valle, el mismo que había bajado tantas veces a la tierra en Otoño para asistir al Dongmaeng desde aquella colina y encontrarse con él—. Siempre lo he sido.

 

            No hubo más palabras entre ambos, solo besos, besos a veces torpes, besos a veces húmedos, lenguas que se encontraban la una con la otra y que se deleitaban en el ardor de aquellos besos que nunca antes se habían dado pero que parecía que fuera lo único que hubieran hecho desde sus primeros encuentros, tanto tiempo atrás. Algo imposible, pero que, a la vez, tenía todo el sentido del mundo, porque enamorarse de un humano era así, imposible, pero a la vez fácil y familiar.

 

            Tras aquel Dongmaeng, MinHyung descendió muchos otros, pero todos ellos con su forma humana, todos ellos encontrándose con aquel muchacho, como siempre lo había hecho, aquel joven que poco a poco iba creciendo y convirtiéndose en un hombre, un guerrero que no deshonraba a su pueblo, alcanzando la gloria y el lugar más alto en el reino, llevando su nombre, TaeYong, a los anales de la historia de Goguryeo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

—El Tigre Blanco, denominado BaekHo en coreano, es uno de los Cuatro Símbolos que guardan el cielo según la mitología china, dividiéndolo en los cuatro puntos cardinales y asociando constelaciones a cada uno de estos seres, siendo el Tigre Blanco el protector del Oeste. También está asociado cada uno a una estación del año y Tigre Blanco representa la del Otoño.

—En cuanto al contexto histórico, no está inspirado en ningún evento fijo, ni en un año en concreto, sino simplemente enmarcado en algún momento del reino de Goguryeo, un antiguo reino que se extendió por la ahora zona de Manchuria y Corea del Norte entre los siglos II-I a.C y el VI d.C. Eran un reino guerrero que le plantó cara a los ejércitos de las dinastías Han y Tang de la actual China y a los reinos del sur de la península coreana Baekje y Silla.

—Obviamente, no hay ningún rey TaeYong en la lista de reyes de Goguryeo, pero a mí se me ha antojado que lo hubiera al hacer este fanfic.

—Sin embargo, en el contexto religioso y cultural sí que he tomado algunas cosas para la historia. La población de Goguryeo, como la mayoría de la gente de los reinos que se encontraban en su entorno, celebraban un festival anual de la cosecha en el décimo mes lunar, que coincide con octubre y el otoño, para agradecer a los dioses por la cosecha de ese año. En Goguryeo era llamado Dongmaeng.

—En algún momento de mi vida escribiré algo con esta historia, más largo, más bonito, probablemente con otros protagonistas, pero he investigado demasiado como para dejarlo estar solo con esto.

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