Día 6: Un ship de ChoRong
Heart Attack
Cada vez que ChoRong lo ve se le
para el corazón durante unos instantes y luego comienza a latir tan rápidamente
que siente como se le fuera a salir de su pecho. Cada vez que nota su presencia
cerca de ella parece que le da un ataque al corazón. Esto es lo que debe ser el
amor. Kim JunMyeon, el delegado de la clase, el alumno ejemplar, el chico que
todas las madres querrían como novio para sus hijas y es quien hace que su
corazón lata de esta manera tan desesperada.
Sin embargo, sabe perfectamente que
él jamás se fijará en ella. Viven en mundos completamente distintos y
probablemente ni siquiera haya reparado en su existencia.
ChoRong sale de la clase aquel día
un poco alicaída. El examen de matemáticas no le salió tan bien cómo debería y
todo se había debido a que había visto a JunMyeon ayudar con unos papeles a la
hermosa profesora de música. La chica respira hondo y se coloca los auriculares
para escuchar música a todo volumen y así no preocuparse por nada más.
En ese momento, una mano la agarra
por el brazo y tira de ella hacia atrás hasta que su espalda choca contra un
torso musculado. Un segundo después, un coche pasa a toda velocidad justo por
el lugar en el que se encontraba. Casi había sido atropellada por un coche y si
no hubiera sido por la persona que aún la seguía sujetando por el brazo no lo
hubiera contado.
ChoRong se gira para darle las
gracias a aquella persona y su corazón se salta un latido, justo antes de
ponerse a brincar como loco.
—JunMyeon… —susurra en una voz
apenas audible. Su rostro muestra una expresión preocupada y eso hace que la
voz no quiera salir de su cuerpo.
—¿Estás bien, Park ChoRong?
—pregunta. La chica abre sus ojos al máximo porque escuchar su nombre de los
labios del otro era lo último que podía esperar—. ¿ChoRong?
—S-s-sí… —responde y él suspira
aliviado, a la vez que esboza una preciosa sonrisa.
—Menos mal —sus palabras y su
expresión, tan cerca de ella hacen que le tiemblen las piernas y JunMyeon tenga
que agarrarla más fuerte para que no caiga al suelo—. Parece que te has llevado
un gran susto —murmura—. Lo mejor será es que te acompañe a casa para
asegurarme de que llegas bien.
Y en ese momento, mientras asiente y
le indica el camino a su casa, notando su mano agarrando la suya, siente que
vuelve a tener otro ataque al corazón.