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domingo, 6 de julio de 2014

Feel the Heat (Of the Dragon's Breath)

Título: Feel the Heat (Of the Dragon’s Breath)
Pareja: KaiBaek (Kai x BaekHyun) (EXO)
Clasificación: NC–17
Géneros: AU, romance, fantasía.
Número de palabras: 4.427 palabras
Resumen: BaiXian nunca ha tenido mucha relación con el líder de su grupo, pero cuando este lo salva del ataque de un Dragón todo cambia.
Avisos: sexo explícito y mención a una orgía.
Notas: historia principal “Dragons’ Slayers” (TaoHun).
Aclaraciones: algunas de las partes de la historia principal están escritas de nuevo, pero desde el punto de vista de BaiXian (por si veis que os suenan las cosas que pasan).
Comentario de Autora: os prometí un side KaiBaek de Dragons’ Slayers y aquí lo tenéis. Espero que os guste ^^

Feel the Heat
(Of the Dragon’s Breath)





            Los cuatro chicos que conformaban aquel grupo de aspirantes a Cazadores de Dragones llevaban toda la tarde hablando sobre el tema candente del momento en la aldea: el Dragón Arcoíris. Habían terminado sus entrenamientos de aquella mañana y, tras el almuerzo, ya no tenían más obligaciones para con la comunidad. Acababan de hacer una apuesta sobre ZiTao y, al ganarla Kai, todos comenzaron a reír.

            De repente, el Cazador Kris entró en el círculo que formaban los cuatro chicos y todos enmudecieron. Él era el mejor Cazador del poblado y seguramente sucedería al jefe XiuMin en un par de años. Un tipo imponente que inspiraba miedo nada más con su presencia. Era muy alto y tenía una expresión de mal humor constante en su rostro, estas dos cosas hacían que a su alrededor no pudieran estar más que sus dos compañeros de armas, LuHan y YiXing.

            —Mañana vamos de caza —anunció—. En cuanto os acabéis la cena id a dormir, al amanecer debemos estar al pie de las Montañas de Fuego y no podéis estar agotados.
            —¿Qué vamos a cazar? —preguntó Kai—. ¿Otra vez uros? —el Cazador esbozó una sonrisa macabra.
            —Felicidades grupo, acabáis de ser ascendidos —anunció—. Mañana vamos a ir a la caza de un Dragón —y se largó de allí.

            Los cuatro chicos se quedaron en silencio, mirándose los unos a los otros sin saber qué decir. Llevaban esperando aquel momento toda su vida. Iban a una cacería, a una real. Acabarían con un Dragón.

            Pasaron la tarde arreglando el equipo que deberían llevar a la mañana siguiente: la armadura de cuero reforzado, las hachas y las espadas del único material que podía atravesar la piel de un dragón y algunas provisiones para la aventura. Cuando acabaron, cenaron con los demás habitantes del poblado y luego fueron a su cabaña, a dormir.

            ZiTao se tumbó en el suelo de espaldas y BaiXian se apretujó contra él en un lado mientras que Chen lo hacía en el otro. Kai se abrazó a BaiXian y así, intentaron conciliar el sueño en aquella fría noche de primavera.



            Antes de que el sol se alzara sobre el Bosque de las Almas, los chicos ya estaban completamente despiertos y terminando de colocarse correctamente sus armaduras. Sus corazones latían aceleradamente. Tenían miedo, pero eso siempre pasaba cuando ibas a tu primera caza, por lo que eso no les preocupaba realmente. También estaban ansiosos, sería el primer reconocimiento de valentía que recibirían de la aldea y, si iba bien, serían enviados en misiones como aquella más asiduamente.

           Cuando salieron de su cabaña, Kris ya los esperaba en los límites del poblado, junto al Santuario, por lo que se apresuraron a ir hacia allí. En cuanto estos estuvieron a su lado, confirmó que estuvieran bien equipados y luego depositó una ofrenda al Dios Nuth.

            —YiXing y LuHan nos esperan en el lugar en el que vive el Dragón —anunció—. Es un Dragón bastante joven y muy impetuoso. Atacó hace un par de días la aldea de Kirmt y provocó algunas muertes, por lo que no podemos dejarlo en libertad.

            Todos asintieron y echaron a andar, guiados por Kris. Atravesaron el límite del poblado y se dirigieron al río Sif. Caminaron a lo largo de su rivera hasta encontrar el vado que les permitiría cruzar al otro lado y adentrarse en el territorio de los dragones. Tomaron sus armas por encima de sus cabezas para mantener el equilibrio mientras atravesaban el río y cuando llegaron al otro lado, las volvieron a colocar en su cuerpo.

            Siguieron la marcha, calados hasta los huesos. El agua seguía demasiado fría aun cuando la Estación fría ya había finalizado. En un momento de la marcha, BaiXian se pegó a ZiTao en busca de calor y él lo abrazó para transmitírselo. No tenían una buena formación por si eran atacados por sorpresa por algún Dragón, pero Kris los estaba llevando por caminos ocultos. Además, todavía estaba algo oscuro, por lo que no debían preocuparse por eso.

            El sol hizo su aparición cuando llegaron al pie de las Montañas de Fuego. Los cuatro chicos alzaron su cabeza y miraron cómo los altos picos se alzaban hasta el mismísimo cielo. Pararon unos momentos para tomar agua de sus cantimploras y en cuanto se refrescaron un poco, Kris reemprendió la marcha.

            Si antes habían avanzado por senderos ocultos, ahora lo hacían por lugares en los que ni siquiera había un sendero. Sus pies se encontraban con piedras enormes, agujeros y mil cosas más que debían evitar para poder llegar a su destino sin un rasguño. Kai avanzaba tras el Cazador, Chen tras éste y ZiTao al final, ayudando a BaiXian a avanzar por aquel tramo. BaiXian no era tan fuerte como ellos, pero sin él estarían perdidos.

            En todos los equipos de Cazadores debía haber alguien con un cerebro extraordinario aunque con un cuerpo mucho más delicado. Ese era BaiXian, en el equipo del Cazador Kris, LuHan era quien ocupaba ese puesto. También debía haber alguien versado en el manejo del arco, que normalmente se ocupaba de atender las heridas del grupo, Chen era el que se encargaba en un equipo y YiXing en el otro. También estaba el guerrero, la persona más fuerte, ZiTao y Kris. Por último, debía haber un líder nato, alguien a quien seguir siempre, ese era Kai.

            De repente, BaiXian dio un traspié y ZiTao rápidamente reaccionó, tomándolo por los hombros para que no cayera. Al principio de la marcha, Kris se volvió para ver lo que había pasado y al averiguarlo, su rostro se volvió mucho más duro. BaiXian se agarró fuertemente a su compañero, escondiendo avergonzado su rostro hasta que reemprendieron la marcha.

            —Gracias —murmuró.
            —No hay de qué —contestó ZiTao—. Pero a partir de ahora no te sueltes de mi mano.

            Siguieron caminando hasta que llegaron a un pequeño bosque. Los cuatro chicos agradecieron estar a cubierto, aunque aún hacía bastante frío. El sol había salido y comenzaba a picar en sus pieles. El Cazador les hizo una señal para que se mantuvieran quietos y en silencio y ellos así lo hicieron, conteniendo la respiración. De repente Kris hizo un sonido con su boca, parecido al de un pájaro acuático que vivía por aquellas tierras. Pasados unos momentos dos siluetas se acercaron a donde estaban todos y los chicos pudieron comprobar que se trataban de las de YiXing y LuHan.

            —¿Dónde está la cueva del Dragón? —preguntó Kris en cuanto los otros dos estuvieron a un par de pasos de él.
            —Está en un saliente a un par de kilómetros de aquí.
            —El acceso es algo complicado —comentó YiXing—, pero una vez allí, tenemos varios lugares donde poder escondernos y preparar todo lo necesario para acabar con él.
            —Bien —Kris se giró hacia el otro equipo—. En marcha.

            Con las protestas de Chen de fondo, los cuatro comenzaron de nuevo a caminar. Al principio del grupo se encontraban LuHan y YiXing, que habían empezado a contar el plan que seguirían durante la caza y que habían estado elaborando durante el par de días que habían estado allí. Acechando a aquel Dragón.

            —Es un Dragón bastante joven —contó LuHan—. No debe tener más de un par de años. Es algo menudo, sus escamas son de un negro muy brillante y sus ojos son también de ese color.
            —Parece ser un Dragón solitario —añadió YiXing—. Lo que nos hará más fácil acabar con él.

            En ese momento un rugido cortó el aire. Los siete se pusieron en guardia, mirando al cielo, esperando. Todo estuvo en calma hasta que un destello dorado los cegó y otro rugido se dejó escuchar. Lo siguiente que vio BaiXian fue al Cazador Kris agarrando a sus compañeros y tirándolos al suelo. Una gran llamarada atravesó las copas de los árboles y acabó cerca del lugar en el que ellos habían estado segundos antes.

            —¡DISPERSAOS! —gritó LuHan desde el suelo.

            BaiXian miró a su alrededor, buscando a ZiTao, pero una mano fuerte lo agarró de la muñeca y tiró de él para que comenzara a correr. Sin perder tiempo, el chico se giró, viendo que era Kai el que estaba llevándolo a través del bosque, dejando atrás a todos sus compañeros. Cuando pudieran hacer que el Dragón Dorado se fuera del lugar, volverían a reunirse todos.

            Su líder corría a toda velocidad, pero él no podía seguir aquel ritmo tan acelerado aunque era más ligero que este y Kai lo llevara sujeto de la muñeca para no perderlo. Poco a poco, fueron perdiendo velocidad por su culpa hasta que BaiXian se detuvo, apoyándose contra el tronco de uno de los árboles.

            —Vamos —lo apremió el otro.
            —Corre tú, yo ya no puedo más —dijo entre jadeos, con el poco aire que pudo aspirar.
            —BaiXian… —comenzó el chico, pero no pudo continuar por un rugido cortó el aire, muy cerca de ellos, justo antes de que el Dragón Dorado lanzara una llamarada hacia el lugar en el que se encontraban.

            Kai agarró de nuevo la mano de su compañero de grupo y echó a correr rápidamente ignorando las protestas del otro para esquivar las llamas por poco. Ambos sintieron el calor en sus nucas cuando el fuego quemó el árbol contra el que había estado apoyado el mayor. Esta vez, BaiXian intentó no quedarse atrás ni ralentizar la velocidad, obligando a sus piernas a moverse en contra de su voluntad. Si conseguían escapar del ojo del Dragón, podrían tener la oportunidad de volver junto a los demás Cazadores sin ningún rasguño, así que debían hacer que los perdiera de vista. El chico estaba pensando en una estrategia cuando sintió que, de pronto, Kai se detenía, haciendo que chocase contra su musculada espalda y la vaina de su espada.

            —Kai… —murmuró.
            —Voy a tener que luchar —dijo.

            Habían acabado en mitad de un enorme claro en el bosque, donde no tenían lugar en el que guarecerse del Dragón, que se había quedado suspendido en el aire sobre ellos, preparándose para lanzarse en picado a por ellos. Kai desenvainó la espalda que se encontraba en su espalda y la sujetó con firmeza, sin despegar su vista de aquella criatura. El Dragón rugió fuertemente antes de comenzar a descender con rapidez. El líder dio una estocada al aire, amenazante, cuando este pasó muy cerca de ellos, pero al parecer no se amedrentó, sino que se enfureció. El aire a su alrededor se volvió violento por el viento que creaban las alas del Dragón y BaiXian tuvo que sujetarse al cuerpo de Kai para que este no pudiera moverlo.

            —Tenemos que salir de aquí —le gritó a su líder.
            —Crearé una distracción para que puedas escapar —dijo el otro antes de salir corriendo en dirección al Dragón, blandiendo su espada.
           
            BaiXian se quedó estático unos segundos que fueron preciosos, porque el Dragón se dio cuenta de que él era una presa mucho más débil que Kai y más indefensa. Echó a correr, sacando uno de sus puñales del cinto del pantalón, lanzándolo contra este, pero no consiguiendo más que le resbalara por las escamas del pecho ya que nunca había lanzado nada contra un objeto en movimiento. Los árboles estaban demasiado lejos y separados como para guarecerse entre ellos y no había nada más a su alrededor que pudiera ocultarlo, así que, BaiXian supo que aquel era su final.

            Escuchó el rugido del Dragón a poca distancia de él y, de repente, sintió cómo era empujado contra la hierba del suelo por una mano cálida. Cayó de frente, pero rápidamente se giró para ver la escena. Kai había llegado justo a tiempo para salvarlo, pero por ello, se había llevado un tajo en su brazo provocado por una de las garras. Gritó de dolor, sin embargo, continuó sujetando su espada y lanzó una estocada al aire, acertando en la pata trasera izquierda del Dragón, cortando las escamas e hincándose profundamente en la carne.

            La criatura aulló de dolor y salió volando hacia el cielo, alejándose de ambos. La respiración de ambos chicos era acelerada y la adrenalina corría por sus venas casi en mayor cantidad que su sangre. Habían estado a punto de morir y aquella había sido solo su primera misión. Kai cayó al suelo, sentado a sus pies y BaiXian se acercó a él rápidamente, viendo cómo la herida de su brazo era bastante honda y sangraba abundantemente.

            —Kai… —susurró—. Por mi culpa…
            —No, calla —su líder le puso un dedo en los labios—, no ha sido por tu culpa —sus ojos oscuros lo miraban fijamente y BaiXian se echó sobre su pecho, abrazando su torso, exteriorizando el miedo que había pasado en la fuerza con la que se agarraba a su cuerpo—. No vayas a llorar por esto —murmuró Kai—, no es nada, ya ha pasado todo, así que podemos volver con los demás —el chico asintió.
            —Pero tengo que curarte eso… —dijo señalando la heridia de su brazo. Kai negó con la cabeza, levantándose del suelo y guardando su espada tras limpiarla sobre la hierba de la sangre de color rojo intenso del Dragón.
            —Ya me curará Chen cuando lo encontremos —le tendió el brazo que no tenía herido para ayudarlo a levantarse y BaiXian lo tomó agradecido.
            —Vamos a buscarlos.



            El día después de su primera misión lo tuvieron libre y tanto CanLie como QuingZhu se encargaron de explicarles que esa misma noche sería su nombramiento oficial como Cazadores, así que, cuando cayó la noche, los chicos se vistieron con la ropa que utilizaban para las cacerías y avanzaron por el poblado en medio de un silencio sepulcral, sin más luz que la que les ofrecía la primera luna, ya que la segunda todavía tardaría varias horas más en salir.

            Cuando llegaron frente al altar del Santuario del Dios Nuth, se inclinaron ante él, hincándose de rodillas en el suelo y esperaron, tal y como les había dicho QuingZhu, a que los Cazadores del poblado aparecieran ante ellos. No pasó mucho tiempo cuando de entre las cabañas empezaron a surgir figuras, vestidas de cuero, como ellos.

            Los chicos se alzaron cuando una mano se lo indicó y pudieron ver que todos a su alrededor portaban máscaras. El Cazador les había dicho que no se asustaran de nada de lo que pudiera pasar y que lo que sucediera esa noche no podría ser contado jamás. Fueron guiados al río Sif, sin decir ni una palabra, y allí los hicieron introducirse en el agua helada. Ninguno supo cuánto tiempo estuvieron metidos allí. Solo cuando sus músculos comenzaron a agarrotarse, fueron sacados del agua.

            Caminaron de nuevo, esta vez de regreso a la aldea. Junto al Santuario se detuvieron y los hicieron sentarse en el suelo, cerca de una hoguera que antes no estaba allí. Los cuatro agradecieron el calor que esta les proporcionaba, pero con sus ropas mojadas no entraban en calor y no les habían indicado que se las quitaran. La única norma que QuingZhu les había dicho que debían de seguir al pie de la letra era la de no  hacer nada que no les marcaran hacer.

            Las figuras enmascaradas los rodeaban y les ponían los pelos de punta. Se sentían amenazados por ellas, incómodos. Pero sabían que no les harían ningún daño porque eran sus propios compañeros de armas, las personas con las que habían crecido y de las que habían recibido su instrucción.

            De repente, ante ellos se colocaron dos figuras. Cada una portando dos cuencos con un líquido espeso y de olor fuerte que ellos nunca habían visto ni olido, ni siquiera habían oído hablar de él. Las figuras les tendieron los cuencos y ellos los tomaron entre sus manos. El barro cocido estaba caliente y levemente humedecido. Les indicaron que bebieran y así lo hicieron.

            Rápidamente el calor comenzó a inundar sus cuerpos, a la vez que aquel líquido con sabor amargo bajaba por sus gargantas. Cuando se acabaron esos cuencos, otras dos figuras aparecieron ante ellos con otros más y bebieron de nuevo. El proceso se repitió varias veces.

            Los chicos comenzaron a sentirse levemente mareados. El calor los abrasaba por dentro y les sobraba hasta su propia piel. Las figuras danzaban a su alrededor, al igual que las llamas lo hacían frente a ellos y los hipnotizaban. Sentían el frío de la noche, pero el calor era más fuerte. Notaban cómo sus cuerpos picaban, pero no podía rascarse.

            La segunda luna asomó tras las Montañas de Fuego, haciendo el camino inverso a todos los demás astros. Saliendo por el Oeste y teniendo su ocaso en el Este. De repente, el silencio de la noche fue interrumpido por bramidos, por gritos, por gente cantando. Los chicos miraron a su alrededor, desorientados.

            Todo daba vueltas. Todo estaba borroso.

            Las figuras dejaron de danzar a su alrededor y se acercaron a ellos. Los levantaron del suelo como si fueran muñecos de trapo y los guiaron hacia otro lugar, hacía un lugar que ellos jamás habían visto. BaiXian intentaba enfocarse en lo que estaba pasando, pero su mente no tenía conexión alguna con su cuerpo. Solo podía dejarse guiar, al igual que sus compañeros. Miró a ZiTao en busca de apoyo, como siempre hacía, y este le devolvió la mirada. Sus ojos estaban rojos. Ahogó un grito porque aquello no podía ser posible, pero antes de que pudiera resistirse a nada, los hicieron levantarse y alejarse del calor de la hoguera.

            Entraron a una cabaña y los sentaron en el suelo. El lugar era grande, bastante grande, tanto que allí estaban todos los enmascarados que los habían acompañado todo ese tiempo. También había luces que danzaban y que los confundían y mareaban más todavía.

            BaiXian de repente sintió algo en su brazo izquierdo. Un pinchazo, un leve dolor. Se giró lentamente, intentando enfocarse, pero solo pudo notar a una figura haciéndole algo a su brazo. Intentó moverse, apartare de lo que le hacía daño. Pero no podía, su cuerpo no le respondía. Buscó a sus compañeros, ellos también intentaban lo mismo que él.

            Otra figura se colocó ante él y le tendió otro cuenco con ese líquido espeso. Quiso rechazarlo, pero no podía hacer nada. La figura lo advirtió y le abrió la boca, haciendo que bebiera todo el contenido, aunque algunas gotas se le escaparon por las comisuras de los labios y le resbalaron por las mejillas.

            —Cuando te despiertes esta noche, deberás forjar un gran vínculo con tus compañeros —oyó que le susurraban—. No tengas miedo, déjate llevar y haz que ellos sucumban al placer en tu cuerpo.

            Después de escuchar aquellas palabras, BaiXian fue envuelto por la oscuridad.



            Durante los siguientes días, BaiXian no podía poner un pie fuera de la cabaña sin ayuda, ni levantarse siquiera. Sus compañeros habían sido unos brutos haciéndole eso de aquella manera y tenía el recto desgarrado —o eso le decía Chen cada vez que lo curaba, porque él no se veía ahí atrás—, solo los perdonaba porque formaba parte del ritual tener aquel tipo de relaciones los cuatro del grupo, pero el chico se preguntaba si no era demasiado tres personas para una sola a la vez.

            El Cazador se intentó levantar del suelo en el que estaba tumbado bocabajo, pero una punzada en la parte baja de su espalda le hizo detener todo movimiento. Chen le había comentado que durante toda la semana iba a tener que ser ayudado para todo porque no podría moverse con libertad y él había jurado que como alguno de sus compañeros —quien fuera—, intentara penetrarlo de nuevo, le clavaría tantos puñales que acabaría irreconocible cuando encontraran su cadáver.

            BaiXian sintió una mano en su espalda, empujándolo hacia abajo para que no se moviera más; después, lo tumbó boca arriba, haciendo que el chico pudiera ver que era su líder el que estaba manejando su cuerpo. Kai se colocó de rodillas en el suelo y coló las manos bajo su cuerpo, tomando impulso luego para levantarse, cargando con él en sus brazos. Solo pasaron unos segundos en aquella posición porque fue bajado con cuidado hasta que pudo finalmente apoyar los pies en el suelo.

            —Gracias —le dijo con una sonrisa.
            —En parte es mi culpa que estés así —contestó el menor.
            —Una tercera parte, de hecho —apuntó BaiXian—, pero eres tú el único que te estás encargando de hacer esto, ZiTao desaparece la mitad de los días y Chen simplemente me cura y mira que todo vaya como tiene que ir. Así que muchas gracias por lo que haces —le sonrió de nuevo antes de pasar sus brazos por el musculado torso del líder y abrazarlo fuertemente.



            Cuando BaiXian comenzó a moverse con normalidad, pudo pisar de nuevo el campo de entrenamiento que tanto llevaba queriendo pisar y comenzó a lanzar puñales a todas y cada una de las dianas, corriendo de un lado a otro para practicar su lanzamiento en movimiento y que no le pasara lo mismo que con el Dragón Dorado, todo bajo la atenta mirada de su líder que, al parecer, se había convertido en su nuevo guardián, ahora que ZiTao pasaba sus días en cualquier lugar fuera del poblado de los Cazadores de Dragones.

            Lanzando el último puñal que le quedaba, fue hacia las dianas para ver su acierto y para recoger todas las armas y volver a lanzarlas. Comenzó a retirarlas, viendo cómo Kai se acercaba a una de ellas y lo ayudaba. Desde el ataque que ambos sufrieran por parte del Dragón Dorado se había comportado de una forma muy sobreprotectora con él, ayudándolo en todo cuando apenas podía moverse y alejando cualquier amenaza para que BaiXian no tuviera que preocuparse.

            El chico sentía que estaba en duda con él, así que, cuando acabaron de recoger los puñales le propuso una lucha cuerpo a cuerpo y en esta le indicó cómo debía hacer algunos movimientos con los que su líder no estaba cómo del todo para que así pudiera derribar a todos y cada uno de sus oponentes. Cuando Kai le sonrió y agradeció su ayuda se sintió feliz ya que el chico llevaba demasiado tiempo sin sonreír, intentando ser un gran líder, un líder serio como lo era el Cazador Kris.



            Hacía meses que ZiTao desaparecía sin dejar rastro y BaiXian estaba muy preocupado, a pesar de que intentara disimularlo cuando pasaba su tiempo libre junto a Kai o Chen estos se habían dado cuenta de lo que le pasaba por la cabeza, siempre había sido alguien bastante trasparente al que podían leer con claridad. El líder, que pasaba más tiempo a su lado, intentaba distraerlo de sus preocupaciones y siempre lo conseguía. Lo llevaba a ver los entrenamientos de los futuros Cazadores y a los que tendrían que entrenar cuando tuvieran el permiso para hacerlo y cuando estaban haciendo las tareas que les tocaban para la comunidad, lo animaba y jugaba con él para sacarle una sonrisa.

            Kai era un gran chico con un corazón enorme, un líder preocupado por sus compañeros de grupo, una persona responsable, la mejor persona que BaiXian podía haber conocido.

            Una tarde estaban sentados en la orilla del río después de pasar la mañana entrenando y parte de la tarde en casa, sin hacer nada. Kai lo había hecho salir porque el chico se estaba preocupando demasiado por ZiTao, con la excusa de querer decirle algo que Chen no podía escuchar, pero ahora que estaban completamente, el líder no pronunciaba palabra alguna, desesperando de esta forma a BaiXian, que no pudo quedarse callado por más tiempo.

            —¿Por qué me has traído hasta aquí para hablar y ahora no dices nada? —preguntó.
            —Es complicado de decir…
            —Nos conocemos de toda la vida, Kai, puedes decirme lo que sea —pidió. Su líder inspiró hondo antes de volver a hablar, con la vista fija en las Montañas de Fuego que se alzaban ante ellos a no demasiada distancia.
            —¿Qué sentimientos tienes por ZiTao? —soltó finalmente, dejando muy confundido a BaiXian.
            —No entiendo a qué te refieres… —murmuró.
            —¿Lo amas?
            —¿Qué? ¡No!
            —¿Y por qué estás siempre preocupado por él cuando desaparece?
            —Bueno… ZiTao ha sido mi mejor amigo desde que llegué a este lugar, la persona que siempre me ha protegido y cuidado cuando alguien intentaba hacerme daño… —contestó—, es normal que me preocupe por él.
            —¿Entonces no sientes nada por él?
            —¿Por qué estamos hablando de sentimientos, Kai? —cuestionó—. Siempre he creído que eras una persona que tenía los sentimientos en otro plano.
            —Antes era así… —comenzó—, porque creía que ZiTao y tú teníais algo más que amistad entre vosotros… Algo así como lo de Kris y LuHan…
            —¿Y eso que tiene que ver?

            En lugar de responder a la cuestión, Kai se armó de valor y miró los ojos castaños de BaiXian fijamente, con un inmenso cariño antes de salvar la distancia que separaba sus rostros con rapidez y besar sus labios sin que el otro se diera cuenta de lo que pasaba hasta que pudo reaccionar, cuando la lengua de su líder pugnaba por ingresar dentro de su boca. Kai sentía cosas por él… No podía ser posible… Pero allí estaban, besándose, porque sin ser consciente, BaiXian estaba devolviendo el beso con ganas y con el corazón latiéndole a mil por hora.

            —Esto… Yo… —comenzó BaiXian cuando se separaron.
            —No hace falta que digas nada —una sonrisa triste apareció en el rostro del otro antes de que cambiara su expresión a la habitual seria que siempre tenía y levantarse del lugar.
            —No, espera —dijo el chico, haciendo que se girase y buscando sus labios por iniciativa propia.

            No sabía qué era exactamente lo que había en su corazón, pero lo único que quería era que Kai siguiera a su lado, como los últimos meses, por siempre.
           


miércoles, 2 de julio de 2014

Dragons' Slayers

Parte III


            ZiTao salió de su asombro y de su estupor cuando escuchó un quejido por parte del chico que tenía delante. Rápidamente se acercó a él y observó sus heridas con detenimiento, buscando en su mente los conocimientos que le habían enseñado cuando era aprendiz sobre cómo tratarlas. Estudió si estas eran profundas o superficiales a partir de lo que quedaba visible de las flechas y se decidió por intentar retirar algunas y desinfectar las heridas, después de eso, tendría que ser tratado por alguien que supiera lo que hacía.

            El Cazador miró a su alrededor, recordando aquella zona del bosque y buscando el camino más rápido hacia el río para poder hacer aquello. Cuando supo hacia dónde ir, ZiTao intentó coger el cuerpo del chico para poder cargarlo, pero este, a pesar de la poca fuerza que tenía en aquellos momentos, se resistió, haciéndose aún más daño.

            —Por favor —murmuró ZiTao—. Sabes que no voy a hacerte daño —el chico de pelo arcoíris lo miró fijamente, con unos ojos castaños que lo hacían temblar por dentro, como los del Dragón.

            El otro estuvo reticente, pero finalmente, dejó de resistirse y ZiTao lo cargó en sus brazos intentando no rozar las flechas, que continuaban clavadas en su cuerpo, para no hacerle más daño. Avanzó rápidamente a través del bosque en dirección al río y poco tiempo después llegaba a la orilla de este. Con infinito cuidado, dejó al chico sobre el suelo y se colocó junto a él después de lavar sus manos en el río.

            —Te va a doler que te las saque —avisó—, pero sentirás alivio en cuanto te cure las heridas.

            Y dicho esto, arrancó una de las flechas escuchando el grito desgarrador que el otro profirió. Rápidamente, e intentando que el chico dejara de moverse y de hacerse daño, ZiTao comenzó a lavar las heridas a medida que iba retirando las flechas que sabía que podía quitar sin riesgo alguno para él. Notaba la penetrante mirada ajena de color marrón fija en todo lo que hacía y sentía, de vez en cuando, escalofríos que recorrían su cuerpo provocados por aquellos ojos.

            Un poco después, había terminado de curarle las heridas de una forma bastante rudimentaria, pero para que estas no se le infectaran debía volver al pueblo rápidamente y que alguno de los curanderos lo atendiera en condiciones, preferiblemente Chen o YiXing, ya que no harían tantas preguntas como los demás. No obstante, antes de eso, tenía que hacer que el chico confiase en él para poder llevarlo hasta allí.

            —Mi nombre es ZiTao —murmuró en voz baja, para no sobresaltarlo. Esperó una respuesta, pero no la obtuvo, por lo que continuó—. Todavía no entiendo cómo ha podido suceder esto que ha sucedido, así que, me vendría bien alguna explicación —otra vez el silencio y la mirada penetrante del chico frente a él—. ¿Sabes hablar? ¿Entiendes mi idioma? —esta vez hubo un leve asentamiento y ZiTao sonrió—. Tengo que llevarte al poblado para que te curen y que no se te infecten las heridas —anunció, pero en ese momento notó el cabello arcoíris del chico—, aunque antes tendré que hacer algo con ese pelo.

            ZiTao se levantó del suelo y dio un par de pasos, alejándose del chico, en busca de unas hierbas que utilizaban para cambiar las tonalidades del cabello. LuHan y BaiXian lo utilizaban mucho y había visto a este último prepararlo demasiadas veces, así que sabía qué era exactamente lo que tenía que hacer. Sin embargo, no había podido hacer mucho, cuando escuchó pasos apresurados en el bosque y voces que reconoció como las de sus compañeros de equipo y de otros Cazadores de la aldea, cada vez más cerca de la posición en la que se encontraba.

            Rápidamente regresó al lugar en el que había dejado al chico, quitándose la parte superior de su traje de cazador, que consistía en una chaqueta de cuero ajustada pero algo larga con una capucha a su espalda. Vistió al chico con ella y le echó la capucha, justo en el momento en el que casi una decena de Cazadores irrumpía en el lugar.

            —ZiTao —dijo Kai—. ¿Dónde está el Dragón?
            —Busqué por el bosque el lugar en el que había caído —contestó—, pero cuando llegué solamente encontré los destrozos que había provocado este al caer, no había ningún rastro de él —Kai lo miró fijamente, intentando determinar si mentía o decía la verdad, y ZiTao le aguantó la mirada hasta que BaiXian notó al chico que tenía a sus pies.
            —¿Quién es él? —preguntó acercándose.
            —No lo sé —contestó con naturalidad—. Estaba buscando al Dragón cuando apareció cubierto de heridas y lo traje corriendo hasta aquí para curarlo.

            Chen se acercó rápidamente al escuchar aquellas palabras al chico, pero cuando fue a tocar una de las heridas de sus brazos, este le gruñó y se aferró a la pierna de ZiTao, haciendo una mueca de dolor por el movimiento tan brusco. Este se agachó hasta él, dejándose mirar por aquellos ojos castaños y le acarició la mejilla. El chico cerró sus ojos unos segundos y ZiTao sonrió levemente.

            —No tengas miedo de las personas que hay aquí —le susurró—. No quieren hacerte daño —pero aunque  le dijera eso, el chico no dejó que Chen se le acercara.
            —ZiTao —llamó Kris—. Averigua quién es este chico y YiXing, quédate con ellos a ver si a ti te deja acercarte —el otro asintió—. Los demás venid conmigo, tenemos que encontrar a ese maldito Dragón Arcoíris.

            BaiXian, Chen, Kai, LuHan, QuingZhu y CanLie lo siguieron cuando Kris se adentró en el bosque de nuevo y YiXing se acercó a ZiTao.

            —¿Sabes cómo se llama? —negó con la cabeza—. ¿Ha dicho algo desde que lo encontraste? —volvió a negar—. Quizás haya pasado por alguna situación traumática y por eso ahora no puede hablar —se acercó hasta el chico con una sonrisa amable en su rostro—. No voy a hacerte daño, solo quiero ayudarte —le dijo con voz calmada y tranquilizadora—. Mi nombre es YiXing —se presentó, tendiéndole una mano al chico. Este simplemente lo miró, no se alejó, así que el Cazador lo tomó como una invitación a acercarse y así lo hizo—. ZiTao, ¿te importaría ir a por unas hierbas que te voy a decir?
            —En absoluto.

            Escuchó con atención qué era lo que YiXing necesitaba y luego fue en busca de todo, dejándolos a solas a pesar de que no quería alejarse demasiado del chico. Buscó por los alrededores y encontró todo lo que le había pedido, además de las plantas para decolorar el cabello. Unos minutos más tarde, volvía al lugar en el que había dejado a los otros dos y se acercaba a ellos. YiXing había hecho avances con el chico y estaba curando sus heridas mejor de lo que ZiTao lo había hecho y, cuando le dejó las hierbas al lado, el Cazador comenzó a aplicarlas sobre estas.

            —Creo que no nos has contado toda la verdad —dijo YiXing rompiendo el silencio, haciendo que ZiTao se tensara—. Sabes que no soy tan cerrado de mente como Kris y Kai, así que puedes contarme lo que sea.

            El chico suspiró. Sabía que si le contaba a YiXing lo que había visto le ayudaría a intentar entender las cosas que se le escapaban. El Cazador no era como los demás, él lo sabía; tenía un aura extraña a su alrededor que hacía que la gente confiase en él, pero ZiTao no podía permitirse desvelar lo que había descubierto así como así. La vida del Dragón Arcoíris estaba en sus manos ahora y no podía permitirse que lo mataran.

            —Yo…
            —Sé que este chico es el Dragón Arcoíris —lo cortó, mirándolo por primera vez en ese tiempo a los ojos—, y si no quieres que los demás lo descubran, tienes que contármelo todo.
            —¿Vas a ayudarme?
            —Sí.
            —¿Por qué?
            —Porque él no ha hecho nada malo para que quieran matarlo —murmuró mirando al otro chico—. ¿Tienes las plantas para decolorar el cabello? —ZiTao asintió—. Déjame hacerlo a mí, tengo experiencia con LuHan.



            Cuando el sol estaba en su punto más alto, ZiTao y YiXing ayudaron al otro a levantarse y luego hicieron que se apoyara en ellos para caminar e ir al poblado. Todavía no sabían que decir sobre él, ni lo que iban a hacer exactamente al llegar; pero estaba bastante claro que no podía volver a convertirse en Dragón por las heridas que tenía por todo su cuerpo, por lo que no había ningún peligro por el momento. El chico aún no había dicho ni una sola palabra, pero a pesar de eso, ambos intuían las cosas que no habían sido dichas.

            Lo llevaron hasta la aldea y luego, bajo la atenta mirada de muchos de los Cazadores y aprendices, lo condujeron hasta la cabaña que ZiTao compartía con sus compañeros. Habían decidido que era mejor que se quedase allí porque Kris iba a sospechar demasiado si se quedaba con él. Lo recostaron sobre las mantas de piel que había tendidas en el suelo y luego salieron del lugar para dejarlo descansar, quedándose en la puerta para poder estar pendiente de él y además hablar con tranquilidad.

            —¿Cómo sabías…? —comenzó ZiTao, deteniéndose antes de acabar la frase porque uno de los Cazadores estaba pasando por su lado en aquel momento.
            —Lo intuía —contestó YiXing—. Sé bastante acerca de los Dragones. Cuando era pequeño me pasaba los días junto a SuHo escuchando las historias que tenía que contar de estos y de nuestros antepasados y cuando me convertí en Cazador, dejó que manipulara sus tablillas de arcilla y leyera por mí mismo las cosas que quería aprender —esbozó una pequeña sonrisa—. Creo que a ti te pasó lo mismo, pero SuHo todavía no confía tanto en ti como para dejarte las tablillas.
            —Exactamente —confesó—, de hecho, me sorprende que le deje sus tablillas a alguien.
            —Es muy celoso con esas cosas, pero a mí hace tiempo que me considera alguien responsable —comentó—. Leyendo aquellas tablillas aprendí mucho sobre el tratamiento de todo tipo de heridas y también sobre los Dragones, llamándome especialmente la atención el Dragón Arcoíris —dijo—. Es un Dragón muy especial, ¿sabes? Es el único que puede transformarse en humano si su cuerpo no puede soportar ser un Dragón.
            —No lo comprendo.
            —Ser Dragón consume mucha energía y, en determinadas ocasiones, cuando necesitan mucha más energía de la que disponen, se convierten en humanos para poder sobrevivir —aclaró—. Suele pasar cuando están gravemente heridos, por eso pensé que el Dragón que todos están buscando en estos momentos es el chico que está en tu cabaña.
            —¿Qué podemos hacer con él?
            —¿Por ahora? Solo esperar a que se recupere e intentar en este tiempo que se comunique, al menos que lo haga contigo —ZiTao asintió—. Intenta también que no te descubran tus compañeros y que Kai no sospeche nada.

            Después de decir esto, se despidió de él y se alejó hacia su propia cabaña a esperar a sus dos compañeros. ZiTao inspiró hondo y entró a la suya propia, encontrando al chico sentado en el mismo lugar en el que lo habían dejado, mirando a su alrededor como si todo fuera nuevo para él. Se acercó lentamente y luego se sentó frente a él.

            —Sé que eres el Dragón Arcoíris —dijo—, pero debes tener un nombre, ¿cuál es? —ZiTao no se esperaba que le contestara, así que cuando susurró un nombre se quedó boquiabierto y tuvo que pedirle que repitiera lo que había dicho.
            —SeHun… —volvió a murmurar.
            —SeHun… —dijo él también, esbozando una sonrisa—. En este lugar nadie, a parte de la persona que estaba conmigo, YiXing, y yo, no deben saber que eres el Dragón Arcoíris —el chico asintió—. Voy a cuidarte y a protegerte de todo aquel que quiera hacerte daño mientras estés en forma humana —susurró.
            —Gracias.



            Cuando ZiTao sintió que sus compañeros regresaban la segunda luna hacía ya tiempo que había salido. Inconscientemente, rodeó con sus brazos el delgado y magullado cuerpo de SeHun para que nadie pudiera hacerle daño y se hizo el dormido hasta que escuchó la respiración lenta y profunda de los otros tres, indicando que se habían rendido al mundo de los sueños. En ese momento, SeHun se abrazó fuertemente a él, pasando una de sus piernas sobre su cintura y hundiendo su nariz en el cuello ajeno. Esa noche, ZiTao no pudo volver a conciliar el sueño hasta bastantes horas más tarde.

            A la mañana siguiente, ZiTao fue también el primero en despertar. Se encontró entre los brazos de SeHun y tuvo que desembarazarse de él teniendo cuidado de no rozar sus heridas y de no despertarlo, pero haciendo esto último de todas maneras. Sus ojos castaños fue lo primero que vio con claridad y se sumergió en ellos durante más tiempo del que debería. En un primer momento, SeHun se asustó, pero segundos después, al recordar seguramente los hechos del día anterior se relajó en sus brazos y cerró los ojos de nuevo.

            ZiTao aprovechó ese momento para terminar de separarse del cuerpo del Dragón y gateó hasta llegar a donde dormía BaiXian para despertarlo, sacudiendo sus hombros levemente. Haciendo unos ruiditos extraños, como si fuera un cachorro, comenzó a abrir los ojos. Cuando vio al Cazador se incorporó rápidamente y dirigió su mirada hacia SeHun, para después, mirar a ZiTao pidiéndole una explicación.

            El chico le aseguró mudamente que se la daría y luego fue a despertar a Chen, mientras que el otro hacía lo propio con Kai. Cuando todos estuvieron despiertos y arreglados, tres de ellos salieron de la cabaña mientras que ZiTao se quedaba unos momentos con SeHun.

            —SeHun… SeHun… —lo zarandeó un poco hasta que el chico se despertó—. SeHun, tengo que dejarte unos momentos, pero volveré muy pronto —este asintió—. No salgas, por favor.

            Después de eso, salió de la cabaña, cerrando la puerta y fue a desayunar con sus compañeros. Guardó un poco de comida para dársela luego a SeHun y tras esto se dirigieron hacia la cabaña del jefe. XiuMin les había dicho el día anterior que quería hablar con todos, así que, seguramente, el grupo de Kris y el de CanLie también estarían allí. Y, efectivamente, cuando llegaron al lugar, los demás ya habían llegado.

            —Muy bien —comenzó el jefe—. Ya que estáis todos, quiero que comencéis a explicarme lo que ocurrió el día de ayer.

            Kai, como líder, se adelantó y comenzó a explicarle al hombre cómo habían seguido las huellas de ZiTao porque estaban preocupados por su desaparición y cómo habían sido atacados por el Dragón Arcoíris. También, cómo se había ocupado de disparar al Dragón y cómo este había caído a los árboles del bosque. Después le contó que ellos habían ido a la aldea a buscar ayuda y que había sido ZiTao el que había ido en busca del lugar en el que el Dragón había caído, así que luego fue su turno de explicar lo ocurrido.

            —Llegué al lugar en el que había caído el Dragón, pero no había ni rastro de él —comenzó, tragando saliva por los nervios—. Fui a buscarlo, pero en ese momento, apareció el chico que trajimos medio moribundo y tuve que atender sus heridas. En ese momento llegaron los demás y reanudaron la búsqueda del Dragón mientras YiXing y yo nos ocupábamos del chico.

            El jefe XiuMin asintió, pensando en todo lo que había escuchado. Después, se acercó a Kris y le susurró algo que ninguno de los presentes pudo escuchar. El Cazador asintió y salió de la cabaña.

            —YiXing me ha contado antes que el chico no dijo una palabra en su presencia, ¿lo hiciste hablar, ZiTao? —este asintió—. ¿Qué dijo?
            —Su nombre —contestó.
            —¿Nada sobre cómo se había hecho las heridas? —negó con la cabeza.
            —No he querido presionarlo.
            —Cuando se vaya recuperando y vaya sintiéndose a gusto, el chico comenzará a hablar —dijo YiXing.
            —Muy bien —el jefe asintió—. No le quitéis los ojos de encima, no me fío de él.
            —Descuide —murmuró ZiTao—. No me separaré de él.

            Después de esto, la reunión se dio por terminada y todos los Cazadores, excepto ZiTao, fueron a entrenarse. Este se dirigió a su cabaña y entró, encontrando a SeHun tendido en el mismo lugar en el que lo había dejado cuando se había ido, suspiró aliviado. Tenía el pensamiento de que el chico podría haberse ido y eso lo había angustiado un poco el tiempo que había estado fuera. Se acercó a él y lo despertó por tercera vez en esa mañana. SeHun abrió pesadamente los ojos, parpadeando varias veces para quitarse el sueño.

            —Te he traído algo de comer —murmuró el Cazador y sacó la comida que había cogido antes. El chico comió con avidez, en silencio.

            ZiTao aprovechó esos momentos de tranquilidad para observarlo con detenimiento. Tenía la piel raspada en múltiples lugares y algunas de las heridas más profundas habían comenzado a desarrollar una costra protectora. Su cuerpo era muy delgado y parecía aún más escuálido porque todavía vestía la parte superior del traje de Cazador de ZiTao, tendría que buscarle otro tipo de ropa porque cuando él saliera a cazar no podía dejarlo desnudo. Buscó su muda limpia de ropa entre la colada que habían hecho hacía unos días y se la tendió. SeHun acababa de comer y miró la ropa con una ceja alzada.

            —No puedes ir desnudo por el poblado —dijo. El chico asintió y se despojó de lo que llevaba para después intentar ponerse la otra ropa. Sin embargo, no sabía exactamente qué agujero era por el que tenía que meter la cabeza o las piernas y ZiTao acabó ayudándolo a vestirse.
            —Gracias —susurró SeHun, con un rubor apoderándose de sus mejillas.
            —No es nada —el chico sonrió y después bostezó, echándose de nuevo sobre las mantas, cerrando los ojos—. ¿Los Dragones dormís mucho? —le preguntó y SeHun asintió.
            —La mayor parte del día… —murmuró con pesadez.

            El chico solo salió de la cabaña cuando se aseguró de que SeHun se había quedado profundamente dormido. Después, el Cazador se dirigió hacia la zona de entrenamientos y ese día, se dedicó a hacer una competición de puntería de tiro con arco con Chen, que no podía perdonarse no haber podido calmarse y enfocarse en disparar al Dragón el día anterior. Su deber era protegerlos con su puntería, pero no había parado de temblar y tenía que agradecerle a su líder por no haber dicho exactamente lo que había sucedido porque por esa cobardía, lo habrían expulsado inmediatamente del poblado, dejando de ser así, un Cazador de Dragones.

            ZiTao sabía lo que rondaba por la cabeza de su compañero, por eso se dejó ganar, siendo una derrota aplastante y después se acercó a él para abrazarlo por la espalda, como tantas veces había hecho el mayor, para calmarlo y susurrarle al oído que un momento de duda, de miedo, lo tenía cualquiera y que él seguía respetándolo por ser la persona con mejor puntería que conocía. El chico le sonrió amablemente tras dejarse mimar un poco y luego volvió a enfocarse en entrenar, esta vez de una forma decidida.

            Había cumplido con el objetivo que se había marcado y había hecho que el chico dejara de recriminarse lo que había pasado para concentrarse en mejorar y hacerlo mejor la próxima vez.

            —¡ZiTao! —lo llamó su líder en aquel momento, haciendo que el chico saliera de sus pensamientos y se girara hacia el lugar desde el que había salido la voz, encontrándose a Kai con una espada en alto—. ¿Un combate?
            —Claro.

            ZiTao se encaminó hasta donde estaba el otro y tomó una de las espadas, calculando inmediatamente su peso, forma y tamaño; desechó esta por ser demasiado ligera y tomó otra que se adecuaba más a lo que buscaba —su espada propia estaba en la cabaña, como todas las armas de los demás Cazadores, que entrenaban con otras para no desgastarlas a diario—, justo después, encaró a Kai.

            Comenzaron a moverse en círculos, tanteándose ambos. Habían luchado tantas veces juntos que sabían perfectamente cuáles eran las virtudes y carencias del otro, cuáles eran sus puntos débiles y fuertes, por lo que cuando alzaron las espadas, su combate fue uno digno de presenciar durante todo el tiempo que duró. Finalmente, cuando se había formado una capa de sudor en sus cuerpos, perlándolos y cuando sus respiraciones agitadas eran demasiado agitadas, ambos decidieron que era mejor detenerse para no sobre esforzarse y dejar aquel combate como empate.

            Cuando dejaron las espadas en sus respectivos lugares, Kai se acercó a ZiTao y le susurró al oído:

            —Me fío de ti porque eres un miembro de mi equipo, pero últimamente has mentido más que hablado; así que no voy a quitarte los ojos de encima, ni a ti, ni al chico ese que está ahora en nuestra cabaña.

            Tras decir esto, Kai se alejó de él y fue en busca de BaiXian porque últimamente, aquellos dos pasaban mucho tiempo juntos —aunque era de esperar, ZiTao ya no le prestaba la misma atención al chico que acostumbraba cuando eran aprendices y este había tenido que buscarse a otra persona—. El chico se dio la vuelta y fue en dirección a la cabaña, cuando llegó, abrió la puerta lentamente para que no hiciera ningún ruido y se aseguró de que SeHun seguía durmiendo antes de ir a la parte de atrás para quitarse todo el sudor del entrenamiento. Una vez aseado, entró en la cabaña intentando no despertar al Dragón y se sentó con la espalda apoyada contra la pared para observarlo dormir. SeHun era precioso tanto en su forma de Dragón como en su forma humana.



           Los días comenzaron a pasar sin ninguna novedad en el poblado de los Cazadores de Dragones. ZiTao se había acostumbrado a despertarse todas las mañanas, enredado en los brazos de SeHun cuando los primeros rayos de sol acariciaban su rostro y a pasar casi todas las horas del día a su lado —menos cuando entrenaba por las mañanas—. Por una parte, estaba siguiendo las instrucciones del jefe XiuMin al pie de la letra; pero por otra, no quería despegarse de SeHun ni un solo momento y no tenía nada que ver con eso. Solo quería pasar el máximo tiempo junto a él. Se había acostumbrado a su presencia y ahora ya no podía estar sin SeHun.

            Todas las tardes, antes de que el sol se pusiera, le curaba las heridas atentamente, intentando que no le doliera mientras le untaba la pasta de hierbas y algunos días, lo ayudaba a lavarse detrás de la cabaña —porque aunque no tuviera mucha actividad ya que se pasaba la mayor parte del día durmiendo, el verano comenzaba a ser caluroso—.

            BaiXian lo observaba a veces y lo molestaba porque él nunca había recibido semejantes cuidados por parte de ZiTao, ni siquiera cuando casi se ahogó en el río algunos años atrás; pero el Cazador simplemente lo dejaba hablar sin prestarle la más mínima atención hasta que su compañero le bufaba e iba junto a su líder, a molestarlo a él, ahora que ZiTao no se dejaba. Las miradas de Kai siempre habían sido oscuras y penetrantes, pero cuando BaiXian se acercaba a él después de estar con ZiTao, estas eran todavía peores, aunque el Cazador se había acostumbrado a ellas en los últimos tiempos.



            El día en el que el Dragón Arcoíris le dijo que sus heridas ya estaban lo suficientemente bien como para salir de casa y hacer un poco de actividad, ZiTao no pudo decirle que no y se lo llevó a sus entrenamientos. SeHun no participó en ninguna lucha, ya fuera cuerpo a cuerpo, con espada o de puntería, simplemente se quedó observándolo todo con los ojos muy abiertos y con leves temblores por todo su cuerpo que no le pasaron desapercibidos al Cazador. Después de esto, ZiTao lo guio hasta el río Sif y dieron un pequeño paseo lejos de los oídos indiscretos que había por todas partes dentro de la aldea para poder hablar con tranquilidad.

            —He estado pensando en una historia que contar para que tu estancia aquí, ahora que estás mejor, sea aceptada por los demás miembros de la comunidad —comenzó, pero se detuvo al ver la expresión que el chico había puesto—. ¿Qué pasa?
            —Ese entrenamiento que has estado haciendo es para estar en forma y poder matar más Dragones, ¿verdad? —le preguntó. ZiTao no quería mentirle, así que simplemente asintió, pero no le dio tiempo al otro para que le respondiera.
            —Los Cazadores no nos dedicamos a matar a todos los Dragones así como así —explicó—. Simplemente lo hacemos con aquellos que han atacado a las aldeas que están bajo nuestra protección.
            —Aun así, matáis a los de mi especie…
            —Igual que matamos a los de la nuestra cuando han cometido algún crimen imperdonable.
            —¿Y quién decide qué es un crimen imperdonable?
            —Los Dioses.
            —Los Dioses no existen —dijo SeHun mirándolo fijamente a los ojos. Hubo un silencio bastante incómodo en el que se sostuvieron las miradas hasta que el Dragón volvió a hablar—. Me voy del poblado.
            —No puedes hacer eso.
            —¿Por qué?
            —Si vuelven a verte, irán a por ti y no podré protegerte —contestó ZiTao con miedo porque el chico se alejara.
            —No necesito que nadie me proteja, soy un Dragón —SeHun dio media vuelta y el Cazador salió corriendo para alcanzarlo y lo sujeto, abrazándolo por la espalda.
            —Aquí estás seguro, por favor, no te vayas.

            Pasaron un tiempo de esta forma, ZiTao apretando fuertemente el delgado cuerpo de SeHun entre sus brazos para que este no pudiera escaparse de su agarre y el otro mordiéndose el labio inferior, decidiendo qué era lo mejor que podía hacer. Lo único que podía escucharse era sonido del agua que llevaba el río Sif y los pasos apresurados de una persona que se acercaba a ellos.

            —Viene alguien —le susurró a SeHun contra su oído—. No te vayas, por favor.

            Se alejó de SeHun lentamente, pero continuó dejando una mano apoyada sobre su cintura para notar que el cuerpo del chico seguía allí, obviando el escalofrío que sintió recorrer aquel cuerpo y se encaró a la persona que venía corriendo hacia el lugar en el que estaban ellos. Era un aprendiz el que había sido enviado en su busca y cuando llegó a unos metros del Cazador, se detuvo frente a él e inspiró el aire que le faltaba tras la carrera. El niño no podía tener más de diez años y a ZiTao no le sonaba mucho por eso, todavía no tenía la edad para comenzar las Cacerías.

            —Cazador ZiTao —dijo—. El jefe XiuMin quiere verlo, también al forastero.
            —En seguida vamos —le contestó. El niño sonrió, feliz por haber entregado el mensaje perfectamente y después se fue haciendo una pequeña reverencia. ZiTao se giró hacia SeHun—. Tenemos que ir a ver al jefe de los Cazadores —murmuró—, y por el camino debemos inventarnos una historia que sea creíble del porqué de tus heridas.
            —Pero…
            —Si después de esto, el jefe XiuMin dice que debes abandonar el poblado, lo debes hacer y conseguirás lo que quieres —lo cortó.
            —Pero tú no quieres que me vaya.
            —No —SeHun suspiró.
            —Llévame hasta ese hombre y explícame lo que tengo que decir.

            Se adentraron en el poblado mientras ZiTao le susurraba al oído todo lo que tenía que decir y SeHun asentía a todo, recordando las palabras que escuchaba salir de los labios del otro. En apenas unos minutos se encontraron ante la cabaña más grande de la aldea, la que pertenecía al jefe y llamaron a la puerta para que les dieran paso antes de entrar al lugar. XiuMin estaba en el lugar, pero también se encontraban con él Kris, SuHo y Kai.

            —Gracias por venir —dijo el jefe—. Kai me informó que el forastero había salido de la casa porque se encontraba mejor y quise aprovechar el momento para conocerlo —se dirigió hacia SeHun—. Mi nombre es XiuMin, soy el jefe de los Cazadores de Dragones, ¿cómo te llamas?
            —Mi nombre es SeHun —murmuró.
            —Y bien, SeHun… Cuéntanos tu historia… —el chico se giró hacia ZiTao, mordiéndose el labio inferior, nervioso.
            —Está bien, a ellos puedes contársela, no te harán daño —SeHun asintió lentamente.
            —Vengo de un pueblo que hay al otro lado de las montañas en las que viven los Dragones —comenzó, captando la atención de los presentes, ya que se sabía que al otro lado había algunos pueblos de hombres, pero no habían mantenido contactos muy frecuentes, de hecho, el último contacto que habían tenido había sido un batalla en la que los Cazadores había perdido muchos hombres hacía al menos medio siglo. Por eso, a partir de entonces se les enseñaba cómo combatir contra otros hombres igual o más fuertes que ellos, además de con Dragones—. Me escapé de allí y ellos me persiguieron durante días. Cuando crucé las montañas y me adentré en el bosque pensé que estaba a salvo, pero en aquel momento aparecieron ellos y me dispararon las flechas. Seguí andando, como pude entre los árboles, escapando de ellos hasta que me encontré con ZiTao y los hombres que me perseguían dejaron de hacerlo.
            —No me creo tu historia —dijo el jefe XiuMin en cuanto la acabó—. Envié a Kris al día siguiente a localizar tus huellas en el bosque y no encontró absolutamente nada.
            —Bueno —intervino SuHo captando todas las miradas—. Según lo que he leído en las tablillas, los hombres del otro lado de las montañas son muy buenos haciendo desaparecer su rastro y si no querían que relacionáramos al chico como uno de los suyos, bien pudieron borrar todo su paso por el bosque, o al menos, las huellas más inmediatas al lugar en el que el chico se encontró con ZiTao.

            Tras unos minutos de silencio, en los que el jefe XiuMin pensó en las palabras que habías escuchado de unos y de otros, asintió lentamente, dando así su permiso para que SeHun se quedara en el poblado todo el tiempo que quisiera.

            —Sin embargo, tendrás que realizar algunas tareas para la comunidad, en este lugar no puede quedarse nadie si no aporta nada —le dijo. SeHun asintió lentamente—. Os podéis ir ahora.

            ZiTao asintió también y tomó delicadamente de la muñeca a SeHun para tirar de él y sacarlo de la cabaña del jefe antes de que este pudiera cambiar de opinión. Caminaron por el poblado de este modo hasta que llegaron a la puerta de su propia cabaña, en ese momento, SeHun soltó su mano con un movimiento un poco brusco y lo miró fijamente a los ojos.

            —Sigo queriendo irme de este lugar —murmuró.
            —Aquí estarás a salvo —la mirada castaña de SeHun era muy penetrante y estuvo tentado a desviar sus ojos varias veces y dejar que ganara, pero simplemente no podía hacerlo. Si dejaba que se fuera no se lo perdonaría en la vida, por fin tenía al Dragón Arcoíris con él y no iba a permitir que se alejara de su lado porque en cuanto alzara el vuelo, los demás Cazadores no iban a descansar hasta matarlo.
            —ZiTao… —el Cazador se acercó a él para susurrarle contra el oído.
            —Si vuelves a convertirte en Dragón los Cazadores no descansarán hasta matarte —murmuró—. Creen que eres un peligro que amenaza nuestras vidas y…
            —Eso solo me da más motivos para alejarme de aquí.
            —SeHun, aquí estarás protegido, solo tienes que quedarte así —el chico intentó poner en esas palabras que lo único que debía hacer era quedarse siendo humano y esperó a que el otro las entendiera. Sin embargo, la reacción que se esperaba no fue la que luego tuvo SeHun.
            —¿Estás pidiéndome que renuncie a lo que soy?
            —No… Yo… —intentó explicarse.
            —Gracias por todo lo que has hecho por mí, gracias por haberme cuidado —dijo, alejándose de ZiTao—, pero tengo que irme de aquí.
            —¡SeHun! —gritó yendo tras él. El Dragón se giró y lo miró fijamente.
            —No me sigas, no intentes buscarme. Si lo haces otra vez no dudaré en matarte en vez de dejarte dormir junto a mí.

            Con esa amenaza saliendo de sus labios, volvió a girarse y echó a correr, alejándose del poblado de los Cazadores de Dragones, dejando en él a ZiTao con un vacío en su pecho que no sabía que significaba.



            Los siguientes días para ZiTao pasaron de una forma muy lenta, aunque realmente no era muy consciente del tiempo, simplemente se le hacía eterno cada momento que pasaba y no estaba junto a SeHun. Realizaba sus tareas con la mente en otro sitio y en los entrenamientos, a pesar de que lo daba todo, parecía en otro mundo. No hablaba mucho y, aunque antes tampoco se caracterizase por ser una persona habladora, el Cazador se había sumido en un mutismo del que ni siquiera Chen había sido capaz de sacarle con sus bromas. Sus compañeros de grupo lo habían intentado todo, pero nada había surtido efecto.

            BaiXian estaba un poco preocupado por él, por lo que no pudo aguantar verlo más tiempo de aquella forma en la que se encontraba y se llevó a ZiTao a la cabaña para hablar tranquilamente del porqué de su estado —aunque tuvo que echar a Chen de esta con muy malos modos porque no se quería ir para poder estar completamente solos—.

            —¿Qué te pasa, ZiTao? —le preguntó, pero al no obtener respuesta, continuó—. Estás muy perdido últimamente... Desde que SeHun se fue de la aldea.
            —No me pasa nada —fue lo que contestó el chico tras unos minutos de silencio.
            —No me mientas, ZiTao —dijo BaiXian seriamente—. Estás mal y la partida de SeHun es por lo que parece que siempre estás en tu mundo. ¿Tanto significaba para ti ese chico?
            —Solo quería protegerlo —murmuró cabizbajo—, pero él no quería que lo cuidara, quería irse de la aldea, alejarse de mi lado.
            —Eso me suena a algo… —BaiXian sonrió—. Kai siempre me dice esas mismas palabras y yo le contesto que no hace falta que me proteja, que yo sé cuidarme perfectamente sin la ayuda de nadie.
            —Últimamente estáis muy juntos —comentó ZiTao.
            —Porque somos más que compañeros de grupo —respondió el otro—, compartimos muchas más cosas, al igual que creo que tú las compartías con SeHun antes de que se marchara.
            —No creo que…
            —¿Cómo te sientes ahora que no está aquí? —lo cortó BaiXian. El chico se quedó pensativo unos momentos.
            —Siento como si los días no tuvieran fin… —contestó al fin.
            —¿Y cómo te sentías cuando estabas junto a él?
            —Feliz —dijo sin pensar.
            —Creo que puedo decir más o menos qué es lo que te sucede —murmuró BaiXian.
            —¿Y qué es?
            —Estás enamorado de él y quieres estar a su lado —respondió.

            ZiTao asintió, pero no lo hizo porque pensara que fuera cierto lo que su compañero le había dicho, sino que había asentido para que el otro creyera eso mientras que él se dedicaba a pensar en silencio en sus palabras. No tenía sentido que se hubiera enamorado de SeHun, el Dragón Arcoíris era una criatura hermosa tanto en forma humana como en su verdadera forma y era muy cariñoso, pero de ahí a que ZiTao sintiera aquello, había un gran paso. Solo sentía admiración por él.

            —Creo que iré a pasear por la orilla del río mientras pienso en esto —murmuró. BaiXian le sonrió y le despidió con la mano cuando salió de la cabaña.

            ZiTao caminó con lentitud, atravesando el poblado de los Cazadores de Dragones en dirección al río Sif. Cuando llegó, no pudo evitar fijar su vista en el bosque que se encontraba un poco más adelante. En aquel lugar vio por primera vez al Dragón Arcoíris, durmió por primera vez con él y le curó las heridas que Kai le había hecho al lanzarle las flechas. Echaba de menos a SeHun, lo echaba mucho de menos y la opresión que sentía en su pecho desde el momento en que lo vio marchar se hizo más aguda. Lo extrañaba y lo necesitaba a partes iguales.

            Entonces, se dio cuenta de que quizás BaiXian tenía razón. Si eso era lo que se sentía cuando se amaba a una persona, ZiTao se había enamorado de SeHun.



            ZiTao caminaba por el poblado un poco más tranquilo que los anteriores doce días. Se había acostumbrado a que SeHun no estuviera allí con él, aunque le había costado después de descubrir cuáles eran sus sentimientos hacia el chico; pero eso no quería decir que no lo echara de menos y que quisiera ir a buscarlo a todas horas al bosque en el que sabía que se encontraba.

            Sus días seguían siendo demasiado largos y, aunque intentaba mantenerse ocupado haciendo todas las tareas que debía realizar en el poblado y entrenando a cada momento libre, no podía dejar de pensar en él, en su sonrisa, en sus ojos castaños que lo miraban fijamente y en el calor que emanaba de su cuerpo cuando se abrazaba a él y dormía enroscando sus piernas en la cintura ajena.

            Sin embargo, aquel día fue distinto a todos. ZiTao lo supo en cuanto divisó al anciano SuHo caminando hacia él con decisión. Sabía que le había prometido hace meses que iba a pasar por su cabaña de vez en cuando y hacerle algo de compañía porque al hombre no le gustaba mucho salir de casa y que no había cumplido su promesa, pero el anciano nunca lo había buscado por estos motivos, siempre lo había esperado en casa. Extrañado, cruzó la distancia que lo separaba de SuHo para encontrarse a medio camino y que el anciano no hiciera mucho más esfuerzo con el calor que hacía en el exterior.

            —ZiTao —lo llamó cuando solo los separaban unos pasos—. Tengo que tratar un tema muy importante contigo —el chico asintió—. Ven a mi cabaña, allí no habrá oídos indiscretos.

            El anciano se dio la vuelta y ZiTao lo siguió, ofreciendo su brazo al llegar a su altura para que el hombre pudiera utilizarlo como apoyo, este lo tomó y le dedicó una pequeña sonrisa agradecida. No tenía ni la más mínima idea de cuál sería ese tema tan importante que tenía que hablar con él y que no podía ser escuchado por los demás Cazadores del poblado. Cuando llegaron a la cabaña del anciano SuHo, este lo hizo entrar y luego ingresó en el lugar tras él.

            —Usted dirá —murmuró ZiTao una vez estuvieron instalados, SuHo en su silla de mimbre y el menor en el suelo junto a él.
            —En el momento en el que vi a SeHun llegar contigo a la reunión con el jefe XiuMin supe que él era el Dragón Arcoíris —el chico contuvo la respiración ante estas palabras—. No dije nada en el momento porque parecía inofensivo y después de eso se fue del poblado, pero XiuMin ha estado viniendo a mi cabaña en busca de información sobre el Dragón Arcoíris y sobre los hombres del otro lado de las Montañas de Fuego. En esta búsqueda descubrió que solo los Dragones Arcoíris tienen la capacidad de transformarse en humanos.
            —Entonces ató cabos —comentó el chico.
            —Nuestro jefe es muy listo y en ese momento me increpó que yo no le hubiera avisado que tenía al Dragón tan cerca —dijo el hombre con gran cansancio—. Simplemente le contesté que no me había leído todas las tablillas que tengo en mi poder y que el Dragón Arcoíris no era un tema que me interesara especialmente —ZiTao asintió lentamente—. Dejó correr el tema en cuanto a que no le hubiera dicho nada, a pesar de que estoy casi seguro de que intuía que yo sabía aquella información; pero no sobre el Dragón y ahora mismo hay una partida de Cazadores buscándolo.
            —Está en grave peligro…
            —No más que si se hubiera quedado en el poblado —contestó el anciano—. SeHun hizo bien en irse.



            Durante los siguientes días ZiTao se sintió desplazado en el poblado y también bastante vigilado. Sabía, porque el anciano SuHo se lo había contado, que estaban mandando partidas de Cazadores en busca del Dragón Arcoíris, pero su equipo no había recibido ninguna misión todavía y eso significaba que el jefe XiuMin no se fiaba de ellos, que no se fiaba de él. Por eso ZiTao les rezaba a los Dioses de su pueblo para que no pudieran encontrarlo, para que este se hubiera ido lo más lejos posible del bosque.

            Sin embargo, sus ruegos y súplicas no se vieron satisfechos. Iba de camino a entrenarse como todas las mañanas, cuando el Cazador YiXing lo tomó por el brazo y lo alejó de sus compañeros, bajo el desconcierto de estos y el del propio ZiTao. Lo guio lejos de la aldea, caminando velozmente y solo cuando se encontraron cerca del vado que cruzaba el río Sif se detuvo y lo encaró.

            —Lo han encontrado —dijo YiXing. El chico abrió los ojos como platos—. Han encontrado a SeHun.
            —No es posible…
            —Lo es y la mayoría de los Cazadores han sido movilizados para matarlo —contestó.
            —Pero…
            —No podemos permitir que lo maten —lo cortó YiXing—. Búscalo y oblígalo a marcharse lejos de aquí… Y vete tú con él o el jefe XiuMin acabará contigo en su lugar.

            Tras decir esto, le dio un fuerte abrazo y se fue de su lado corriendo en dirección al bosque. Seguramente él formaba parte de aquella movilización y lo había avisado de los planes que tenía el jefe arriesgándose a que luego él fuera castigado si descubrían lo que había hecho. YiXing era una gran persona.

            Sin perder más tiempo, ZiTao salió corriendo hacia el poblado en busca de su traje de Cazador y de sus armas, también de algunas provisiones para poder pasar varios días sin tener que preocuparse por la comida. Iba a dejar el lugar que había sido su hogar durante los últimos diez años y no podía dejar de sentirse un poco nostálgico por ello, pero era lo que tenía que hacer para sobrevivir. Entró en su cabaña y tomó todo lo que necesitaba. Pensó en pasarse por la zona de entrenamientos y despedirse de sus compañeros, pero eso solo lo retrasaría y, además, no quería que los involucrasen en aquello, ya que ellos no tenían nada que ver.

            Salió del lugar, intentando no ser visto por los demás Cazadores y luego se fue de la aldea. Corrió lo más rápido que pudo hacia el río y lo cruzó por el vado, mojándose solo hasta por debajo de las rodillas; después, continuó su carrera hacia el bosque, donde debía encontrarse el Dragón Arcoíris. ZiTao no sabía si seguiría estando en el lugar en el que él había descubierto su nido hacía poco más de un mes, pero era el único punto que tenía de referencia de su paradero, así que se dirigió hacia allí velozmente.

            Se adentró en el bosque y avanzó a través de los huecos que dejaban los troncos de los árboles, sorteando raíces y apartando ramas de su camino. Tropezó varias veces por culpa de las altas hierbas que se enredaban en sus piernas y cayó al suelo en contadas ocasiones, raspándose las manos y las rodillas; pero a pesar de todo no se rindió, tenía que encontrar a SeHun antes de que lo hicieran los demás Cazadores.

            En poco tiempo se encontraba en el claro en el que el Dragón había establecido su nido y lo encontraba a él, durmiendo tranquilamente sin tener ni idea de todo lo que se avecinaba. Rápidamente se acercó a él y tocó su piel escamosa, intentando despertarlo del profundo sueño en el que estaba sumido. Llevaba intentándolo unos minutos cuando uno de los grandes ojos castaños del Dragón se abrió y lo miró fijamente, con reproche. Sin embargo, antes de que pudiera hacer cualquier movimiento, ya fuera para matarlo como había prometido o para al zar el vuelo, ZiTao comenzó a hablar.

            —Por favor, no te vayas, SeHun, tengo que decirte algo importante —el Dragón lo miró dándole a entender que lo escuchaba, así que el Cazador se apresuró a hablar—. Te han encontrado, los demás Cazadores te han encontrado y vienen a matarte, debes irte de aquí lo más rápido posible, irte lejos y no regresar.

            En ese momento, el Dragón emitió una luz cegadora de todas y cada una de sus coloridas escamas y se transformó en el chico del que ZiTao se había enamorado. Casi sin darse cuenta de lo que hacía, lo abrazó fuertemente contra su pecho y suspiró un poco aliviado por volver a tenerlo entre sus brazos.

            —No sabes cuánto te he echado de menos —susurró, aunque fue tan bajo, que si SeHun no hubiera estado escuchando atentamente no lo habría oído.
            —Te dije que no vinieras —siseó.
            —Solo he venido para avisarte del peligro que corres —contestó, apartándose un poco para mirarlo a los ojos—. Ahora me voy lejos de aquí.
            —¿Dónde?
            —No lo sé, pero no puedo seguir aquí… —murmuró—. Me matarán si me quedo —SeHun se mordió el labio inferior fuertemente.
            —Yo no quiero separarme de ti —dijo, haciendo que los ojos de ZiTao se abrieran por la sorpresa—. Si no, me hubiera ido lejos de aquí cuando salí de la aldea.
            —SeHun… —tomó el rostro del otro chico entre sus manos y le acarició las mejillas—. Vámonos juntos… Al lugar que sea… Lejos de aquí —el otro asintió lentamente y ZiTao no pudo soportar más las ganas que tenía de cruzar la distancia que lo separaba de sus labios finos y los besó, transmitiéndole todos los sentimientos que albergaba en su interior por él. SeHun le devolvió el beso de la misma forma y el Cazador pudo notar los mismos sentimientos por parte del Dragón—. Te quiero —susurró.
            —Y yo a ti.

            Ambos querían fundirse en otro beso, pero el tiempo apremiaba, los Cazadores debían estar a punto de encontrarlos. ZiTao se alejó un poco de SeHun y este se volvió a transformar en el hermoso Dragón Arcoíris. Después se echó sobre el suelo y dejó que el Cazador se subiera a su lomo y se agarrara a las escamas de su cuello antes de emprender el vuelo dejando el suelo del bosque atrás y con este, todo el mundo que ambos habían conocido durante sus cortas vidas para comenzar a volar hacia lo desconocido.








Notas finales:
—En unos días veréis por el blog una historia corta sobre la relación del KaiBaek porque aquí no doy muchos detalles de ella.
Comentario final:
—Espero que os haya gustado. Es el primero de todos los proyectos que estoy escribiendo sobre fantasía que termino. Es mi género favorito en cuanto a lectura y los dragones las criaturas fantásticas que más me apasionan, espero que eso se haya notado durante toda la trama. Besos <3