You
Magic
-¿Estás seguro, Hae?- pregunté mirando con
recelo aquel líquido azul eléctrico que contenía el vaso que me acababa de
tender.
-Tan seguro como que me llamo Lee DongHae-
contestó.
-Eso no me da ninguna confianza- murmuré y él
hizo un puchero- bueno... supongo que si no tiene el efecto que deseo tampoco
será muy perjudicial para la salud...- mi amigo sonrió.
-Podrás declararte a...- antes de que dijera
nada más le tape la boca.
-Sí, sí,
sí- me llevé el vaso a la boca y me bebé todo el contenido. La verdad es que me
supo a zumo de uva, pero si mi amigo decía que era una poción que te daba el
valor para declararte a la persona que querías, yo no era nadie para
discutírselo, y además, bienvenida fuera esa poción con sabor a zumo de uva y
no a cualquier cosa asquerosa.
-Edpedo e ea e a cado- escuche murmurar a
Hae, pero no entendí nada ya que seguía tapándole la boca, así que se la retiré-
digo que espero que ella te haga caso.
-No te preocupes, pez- le revolví el cabello
de forma cariñosa- seguro que saldrá bien.
-Eso
espero.
Después de eso salí de aquella habitación y
me dirigí a la búsqueda de aquella saeng que me volvía loco, pero no llegue muy
lejos, ya que por el pasillo, me encontré con un chico de mi clase. El chico más
listo de todo el curso y el más hermoso. Aquel pensamiento descoordinó todos
las planes que yo tenía y a la vez descoordinó mis piernas, haciéndome caer al
suelo frente a él. Maldije en voz baja y me levanté, notando su presencia a mi
lado y ruborizándome inmediatamente por ser tan torpe ante él.
-¿Estás bien?- me preguntó y su voz sonó
preocupada.
-Ohh... mmm sí...- dije, pero cuando me
intente levantar, mi pie cedió y volví a caer al suelo.
-No te muevas- murmuró él y sacó su varita,
colocándola en mi tobillo y luego diciendo unas palabras- sanare
talus- al momento, mi tobillo dejo de doler y le sonreí.
-Muchas gracias- noté como se sonrojaba y mi
corazón comenzó a latir rápidamente. Sin pensar, dije las siguientes palabras-
me gustas- él sonrió y se ruborizo aún más si cabe.
-¿Lo dices en serio?- preguntó y yo asentí.
-Muy
en serio.
~.~.~
-¡Lee DongHae!- grité entrando en nuestro
dormitorio y encontrándomelo siendo comido, literalmente, por SiWon, otro de
nuestros amigos- ay mi madre, cortaos un poco- dije y ambos separaron sus
bocas, avergonzados.
-Lo siento- murmuro DongHae con los labios
rojos e hinchados- ¿qué querías, Hyukkie?
-¿Que qué quería?- pregunté con furia al
recordar el por qué había ido allí- ¡¡¡por culpa de tu poción me he declarado a
Kim RyeoWook!!!- grité y luego me tiré sobre mi cama, suspirando.
-No puede ser por mi poción- lo escuché
murmurar.
-¿Ah, no?- pregunté levantándome como un
rayo- ¿cómo puede ser eso posible?
-Pues... es que...- comenzó a titubear.
-¡Pero dilo!- le grité.
-No grites, HyukJae- me dijo SiWon- yo te lo
explicaré- me crucé de brazos y lo invité a hablar- la verdad es que esta
mañana vi el vaso con la poción y me lo bebí, ya que acababa de regresar de correr,
pero después me sentí fatal y lo rellené de zumo de uva para que nadie notara
nada.
-Y claro... lo que tú tomaste fue el zumo y
no la poción- siguió DongHae- la poción se la tomo SiWi... y por eso nos
encontraste así- se sonrojó mientras decía esto.
Vale. Si antes estaba confuso y muy cabreado,
lo de ahora no tenía color. ¿Lo que me estaban intentando decir era que me
había declarado yo solito a RyeoWook, sin la ayuda de ninguna poción mágica,
que en realidad quien me gustaba era ese chico?
-Debió
ser por el efecto de placebo- murmuró DongHae- como pensaste que te habías
tomado la poción, pues te dio la fuerza para hacer algo que no te habrías
atrevido a hacer nunca.
-Me estoy mareando- murmuré y me volví a
echar sobre la cama, notando como mis dos amigos se acercaban hasta ella- yo
pensé que me gustaba HyoYeon...- suspiré- todo esto es muy confuso...
-Tranquilo- dijo DongHae sentándose en mi
cama- todo se resolverá... ya que si te has declarado a él pensando que era por
el efecto de la poción, es porque realmente te gusta.
-Sí...
y no sé cómo tomarme eso...
~.~.~
-Hola...- dije nerviosamente al encontrarme
de sopetón en el pasillo con él.
-Hola- contestó él ruborizándose y el
silencio se extendió entre nosotros como un manto tupido. Yo no sabía que decir
y parecía que él tampoco sabía. Me rasqué la cabeza y me dispuse a decir
cualquier chorrada para romper el silencio, pero fui interrumpido.
-Oh... a vosotros dos quería yo veros- dijo
nuestro profesor de Encantamientos, Park JungSoo.
-Y... ¿para qué quería vernos?- pregunté un
poco nervioso. No era muy diestro en aquella asignatura, de hecho, no era muy
diestro en ninguna asignatura.
-Pues quería que tuvieras un tutor para
poder aprobar el curso, Lee- contestó- ¿y quién mejor que Kim, el mejor del
curso?
-Ajajaj- me dio la risa nerviosa.
-Te lo encargo, Kim- le puso una mano en el
hombro y luego se fue. Pasamos otro buen rato callados, mirándonos los pies con
las mejillas coloradas y soltando risillas, hasta que él lo rompió.
-Y…
bien...- murmuró- ¿cuándo empezamos?
~.~.~
Un par de días después, me encontraba en la
Sala Común de la Casa a la que ambos pertenecíamos, la SM, sentado frente a él,
intentando concentrarme en lo que me explicaba, porque era importante, pero yo
solo podía fijarme en sus labios.
-¿Me estas escuchando?- preguntó haciendo un
puchero y yo respondí sin pensar.
-Es que eres tan hermoso que no puedo
concentrarme- él se sonrojó violentamente y agachó su cabeza avergonzado- lo
siento- murmuré- pero no puedo hacer nada con tanta gente alrededor y con mis
amigos mirándome- le señalé disimuladamente a DongHae y a SiWon, sentados en el
sillón más cercano a nosotros haciendo como si estuvieran allí por nada en
concreto, cuando en realidad estaban allí para cotillear.
-La verdad es que a mí también me están
poniendo de los nervios mis amigos- se giró hacia atrás y saludó con la mano a
tres muchachos, que le devolvieron el saludo y que identifiqué como SungMin,
KyuHyun y Henry.
-¿Qué te parece si nos vamos a mi habitación?,
allí no nos molestaran- le propuse cuando él se giró hacia mí de nuevo.
-Sería lo mejor- contestó con una sonrisa
tímida.
Recogimos y nos fuimos a mi habitación,
dejando a los cotillas atrás. Nada más entrar, cerré el pestillo de la puerta,
para que no nos molestaran y lo guie hasta el escritorio. Le acerqué una silla
y nos sentamos para seguir con lo que me estaba enseñando.
-Bien- dije- tú dirás.
-Para hacer este encantamiento debes
concentrarte mucho y decir las palabras con fuerza y claridad- asentí- anas fio- dijo y el pergamino que tenía
delante se enrolló y tras un fogonazo, se convirtió en un pequeño pajarito- ¿ves?,
no es tan difícil- comentó con una sonrisa y entonces yo lo intenté, pero me
salió rana, y nunca mejor dicho, ya que mi pergamino se convirtió en la mitad
inferior de una asquerosa rana verde- a ver, atiende- dijo el poniendo cara de
asco mientras reconvertía a la cosa esa en pergamino de nuevo- mira fijamente
como muevo mis labios- y yo lo hice.
Me fijé en sus hermosos y delgados labios
rosas moverse. En su lengua danzando entre sus dientes blancos... y no pude
contenerme. Me incliné hacia delante y salvé la distancia que nos separaba,
rozando sus labios con los míos durante unos momentos y luego me separé
rápidamente de él.
-Lo
siento- murmuré y el agachó su cabeza.
-No
importa... sigamos...
~.~.~
-¿Qué hiciste qué?- dijo DongHae poniendo el
grito en el cielo.
-A
ver, un beso- contesté- le di un beso, eso que haces tú a todas horas con
SiWon- él se sonrojó y se escondió en el pecho de su novio- y además... no fue
intencionado, digo... solo me entraron unas ganas inmensas de besarlo y lo
hice.
-¿Y no
pasó nada más?- preguntó SiWon.
-No… seguimos con lo que me estaba
explicando... aunque... bueno…- comencé a ponerme rojo sin poder evitarlo-
hemos quedado en salir este Domingo…
-¿Una
cita?- preguntó Hae y asentí- ¡¡¡wiii!!!- gritó todo emocionado- ¡¡¡una cita!!!
Tendrás que tenerlo todo a punto para que...- y empezó a parlotear, pero yo ya
no lo escuchaba, solo podía pensar en el Domingo.
~.~.~
El Domingo llegó y cuando salí por la mañana
de mi habitación, temblaba como un flan. Al final le había hecho caso a Hae y a
todas sus locuras, poniéndome ropa arreglada, engominándome el pelo y echándome
colonia.
Caminé a través del colegio, por los pasillos
abarrotados de estudiantes que pasaban su día libre haciendo el gilipollas. Me
dirigí a los invernaderos, donde habíamos quedado RyeoWook y yo en vernos. Me
sudaban las manos y no podía comprender el por qué hacía una semana ni siquiera
sabía que ese chico podía llegar a gustarme, que cojones, hacía una semana
creía que era heterosexual. Sin embargo, ahora, parecía como que estaba
totalmente ido por él, y eso me preocupaba.
Cuando giré la esquina del edificio y ante
mi vista aparecieron los invernaderos, no pude quedarme más que pillado. Él
estaba allí, esperándome, con una ropa normal, como la mía y no con el uniforme,
pero que lo hacía verse completamente perfecto. Cerré mi boca antes de empezar
a babear e intenté serenarme para luego acercarme a él.
-Hola, Hyuk-ah- dijo de una manera alegre y
me sonrojé.
-Ho...hola... Ryeo...- contesté titubeando.
-¿Nos vamos?- preguntó tendiéndome su mano a
la vez que agachaba su cabeza, avergonzado y yo asentí, tomándola.
Su mano era pequeña, suave, cálida y se
adaptaba perfectamente a la mía. Sonreí y apreté el agarre haciéndolo
ruborizar, después echamos a andar. Atravesamos los invernaderos, viendo los árboles
desnudos de hojas y flores, porque todavía no había llegado la primavera. Solo
paramos de andar cuando llegamos al límite de los terrenos del colegio,
marcados por el comienzo de un denso bosque. Nos acercamos a la primera fila de
árboles y nos sentamos en al pie del tronco del más cercano.
Estuvimos callados, solo mirando al
horizonte, agarrados de las manos. Comencé a juguetear con sus dedos y lo
escuche reír. Dejé lo que hacía y lo miré, estábamos muy cerca, tan cerca que
podía saborear su respiración.
-Me gustas- murmuré.
-Tú también me gustas...- susurró y nos
acercamos lentamente hasta que nuestros labios se rozaron.
~.~.~
Me dejé caer en mi cama con una sonrisa
boba, sin poder controlar mi expresión. DongHae se me acercó lentamente y se
subió a mi cama, mirándome raro.
-¿Qué es lo que ha pasado?- me preguntó.
-Ains...
-Vamos, dime...
-Ains...
-¡Hyukkie!
-Parece como si hubiera tenido una buena
ración de sexo- comentó SiWon.
-No...- susurré- pero si es tan genial como
los besos creo que no podré soportarlo...- escuché risitas divertidas, pero
pasé de ellos. Todavía sentía los labios de RyeoWook sobre los míos, todavía
sentía el sabor de su lengua. Sonreí. Era maravilloso.
~.~.~
-¿Eres tú el que le está metiendo mano a mi
hermano?- escuché que me decía una voz grave delante de mí y levante la vista
del libro que me había prestado RyeoWook para que pudiera aprender los secretos
de los Encantamientos. Ante mí me encontré a un chico alto, con cara de mala
leche y con el cuerpo de una persona que tenía mucha fuerza y podía hacerte
daño.
-¿Quién eres?- pregunté.
-¿Y encima te atreves a decirme eso?- dijo-
¡tú eres un sinvergüenza!- gritó y toda la biblioteca se volvió hacia él,
incluido el encargado el señor HanGeng, y el profesor de Pociones HeeChul, que
siempre andaba por el lugar, poniendo de los nervios al bibliotecario.
-¿Qué está pasando aquí?- preguntó el profesor
de Pociones acercándose- ah, pero si eres tú, YoungChong.
-Me llamo YoungWoon, ¿cuántas veces se lo
tengo que decir?
-Para mí serás YoungChong hasta que te vayas
de la escuela- contestó- pero ese no es el caso, ¿qué es lo que está pasando?-
me miró.
-No lo sé- contesté- simplemente ha llegado
y me ha gritado.
-¿Hyung?- escuché decir a una voz dulce, la
voz dulce de mi RyeoWook y el desconocido se giró hacia él- ¿qué haces aquí?
-Venía a darle una paliza a este tipo que se
ha atrevido a tocarte.
-Nada de palizas- dijo el profesor HeeChul.
-Sé cuidarme solito- contestó RyeoWook
cruzándose de brazos- y además, es mi novio y puede tocarme lo que le dé la
gana- se acercó a mí, me hizo recoger y luego me agarró de la mano para tirar
de mí. Solo me atreví a romper el silencio cuando recupere el habla y ya habíamos
salido dela biblioteca.
-¿Quién era ese?
-Mi hermano mayor- contestó- es muy sobreprotector,
pero tranquilo- me miró con una sonrisa- ya me encargo yo de él- sonreí, pero
luego me acordé de una cosa.
-¿Desde cuando somos novios?- pregunté y él
hizo su sonrisa más amplia.
-Desde ahora- y me besó.
~.~.~
Al final sí que Ryeo habló con su hermano mayor,
porque este no me volvió a molestar más, aunque sí que seguía mirándome con muy
mala hostia cada vez que nos cruzábamos en cualquier sitio.
Por otra parte, nuestra relación era
perfecta. Cada día que pasaba a su lado me daba cuenta de que no podía quererlo
más porque no podía. Ni sabía cómo no me había dado cuenta antes que me gustaba.
Tan ciego y obcecado había estado que no me había dado cuenta, pero ahora era
feliz con él a mi lado, muy feliz.
Él me daba clases y desde entonces, me
estaba yendo mucho mejor en todas las asignaturas, y yo, ya que descubrí que en
los deportes él no era muy diestro, también lo ayudaba, practicando. Nos
complementábamos de una manera increíble.
~.~.~
-Me gustas mucho- dije contra sus labios y
él sonrió.
-Tú también me gustas mucho- murmuró- y nos
besamos.
Estábamos otra vez contra el árbol, ya era
nuestro árbol, en los límites de los terrenos de la escuela. Había pasado el
tiempo y yo ya no me cuestionaba el que él me pudiera gustar, porque era un hecho,
me gustaba y mucho.
Pasábamos todos los días juntos, todas las horas
que podíamos. Incluso sus amigos y los míos habían confraternizado. Pero además
de esto, yo no me podía separar de sus labios. Eran simplemente adictivos.
-Me gustas- volví a murmurar besando sus
labios con hambre- me gustas.
Dejé sus labios unos momentos y comencé a besar y a mordisquear su
mandíbula, para luego pasar a su cuello. Era la primera vez que saboreaba aquel
lugar y fue maravilloso. La piel de su cuello era suave y tan apetitosa como
sus labios. Lamí toda la extensión desde su oreja hasta su clavícula y lo oí
suspirar, así que lo hice otra vez para luego volver a sus labios.
En esos momentos, gotas de agua comenzaron a
caer sobre nuestras cabezas, pero nosotros no podíamos parar lo que habíamos
empezado. Hacía demasiado calor y se sentía tan bien como para que nos
separásemos. Me moví sobre él y luego lo acabe tumbando sobre el suelo,
besándolo con avidez y paseando mis manos por su cintura, hasta que él se separó, jadeando y mirándome
de una manera muy intensa.
-Está lloviendo- murmuró.
-Lo sé...
-Vayamos a otro lugar- propuso.
-¿Dónde?
-Al invernadero.
En cuanto terminó de decir estas palabras me
alejé de él y le tendí mi mano para que se levantara. En cuanto lo hizo,
salimos corriendo y nada más ingresar en lugar, ataqué sus labios de nuevo,
pegándolo a la pared y dejándonos resbalar hasta el suelo sin despegar nuestras
bocas, tocando nuestros cuerpos y ardiendo por más, hasta que nos dejamos
llevar en una danza frenética de cuerpos desnudos sin fin.
~.~.~
-¿Lo habéis hecho?- me preguntó DongHae todo
emocionado nada más verme entrar a la habitación todo mojado por la lluvia y
asqueroso por el sudor y el barro, pero con una sonrisa enorme en el rostro.
-No es de nuestra incumbencia- le dijo SiWon
y yo me tumbé en mi cama- pero por lo que parece él no ha sido el sometido.
-Sí, porque si no ahora estaría rabiando de
dolor- comentó DongHae y yo me levanté rápidamente, mirándolo asustado.
-¿RyeoWook sentirá mucho dolor?- le pregunté
a mi amigo muy preocupado y asustado porque mi novio no me quisiera más porque
le había hecho daño.
-Depende del cuidado que hayas tenido-
contestó SiWon y yo agaché mi cabeza, avergonzado- por lo que se ve no has
tenido mucho cuidado…
-Es que él me decía “más fuerte” y
entonces…- intenté disculparme, pero no tenía disculpa- debería ir a verlo…-
pero DongHae me cogió del brazo.
-Te aseguro que hoy no querrás verlo.
~.~.~
Al final no fui a verlo, pero me pasé toda
la noche pensando en él y en cómo estaría, también mortificándome por hacerle
daño y por no haber tenido más cuidado y poniéndome en lo peor, porque, a lo
mejor ya no me quería. No dormí nada y a la mañana siguiente aparecí con unas
ojeras peores que las de YeSung, el profesor de Defensa contra las Artes
Oscuras cuando no dormía.
Pero no pude aguantar mucho tiempo el no ver
a RyeoWook y cuando pensé que todos se habían largado a la clase del Profesor
ShinDong, de Herbología, fui a la habitación que compartía con sus amigos y
llamé.
-¿Quién?- preguntó.
-Soy Hyuk…- contesté y cuando no escuché
nada más desde el interior, seguí- ¿puedo pasar?
-Sí, claro- contestó él tras unos momentos y
entonces entré a la habitación, encontrándomelo en la cama, tumbado bocabajo y
con cara de haber dormido poco más que yo- estoy horrible- murmuró enterrando
su cara en la almohada y yo me acerqué lentamente.
-Estás hermoso- le dije y él negó con su
cabeza- claro que sí- reiteré- para mí eres hermoso incluso recién levantado-
me miró unos segundos de reojo y luego sacó su cara de la almohada.
-Si tú lo dices…- murmuró.
-Claro que sí, eres hermoso- sonrió
tiernamente y nos quedamos unos momentos en silencio. Yo no me atrevía a
preguntar lo que quería y él parecía que no quería hablar, de todas maneras el
silencio no fue incómodo, nos gustaba pasar tiempo en silencio, solo
disfrutando de la compañía del otro.
-¿Y… por qué estás aquí?- preguntó él.
-Bueno…- me retorcí las manos, nervioso-
quería… saber cómo… te encontrabas… después de lo de ayer…
-Oh… pues… no me puedo sentar y si hago
movimientos bruscos me duele…- en ese momento me odié y pensé que si me dejaba,
sería con toda la razón- pero lo volvería a repetir- abrí mis ojos como platos-
fue increíble.
-No… ¿no me odias?
-¿Por qué habría de hacerlo?- preguntó
extrañado- fue la mejor experiencia de mi vida… y la tuve contigo… la persona…
la persona a la que quiero…- lo miré durante unos momentos, evaluándolo y al
ver su sonrisa, sonreí yo también.
-Yo también te quiero.
Y después de ese te quiero vendrían muchos
más, también muchos más besos, muchas más noches juntos y muchos más te amo
susurrado dentro de nuestro mundo mágico.