I Wanna Love You
El apartamento se sentía vacío desde
que él se había ido. Todavía no podía creer que lo hubiera hecho, que se
hubiera ido de mi lado, que me hubiera dejado solo. Me dejé caer contra el sofá
en el que habíamos compartido tanto y comencé a llorar.
Si tan solo lo hubiera cuidado más,
si tan solo no lo hubiera molestado tanto, si tan solo le hubiera dejado alguna
vez estar arriba, si tan solo le hubiera dicho lo mucho que lo amaba. Pero ya
era tarde, lo había perdido, él se había ido de mi lado y por mucho que le
suplicara seguro que no volvería junto a mí.
El tono de llamada de mi teléfono
móvil me sobresaltó, pero no hice ademán de levantarme. No quería que me
molestaran, pero la persona que llamaba parecía ser muy insistente, porque una
vez que se cortó la primera llamada, volvió a llamar de nuevo. Me levanté con
rabia y descolgué sin siquiera mirar el nombre de la persona.
—¿Qué quieres? —grité.
—He encontrado a JongWoon hyung —dijo
la voz al otro lado del teléfono, voz que reconocí como la de mi mejor amigo.
—¿Dónde está, SungMin?
—En el Rabbit Mouse Coffee.
—Gracias.
Salí corriendo da casa sin coger
siquiera la chaqueta, a pesar de que hacía bastante fresco aquella noche, y
corrí por las calles de la ciudad hasta llegar a aquel café que tanto le
gustaba y al que todavía no había ido a buscarlo. Jadeando, cansado, entré como
una exhalación al local, sobresaltando a la clientela y buscando con la mirada
a mi hyung hasta que lo encontré. Era la única persona del local que no me
estaba mirando como si fuera un loco, él me miraba sorprendido por verme allí.
—JongWoon… —murmuré acercándome a él—.
JongWoon…
—¿Qué haces aquí? —preguntó con una
voz de hielo.
—He venido a por ti, para que
vuelvas a casa… —susurré.
—No pienso volver.
—Te juro que cambiaré —rogué—. Por
favor, hyung… Te juro que todo va a cambiar, que no volveré a ser ese
gilipollas que te hacía daño, te juro que lo único que quiero es amarte hasta
el fin de mis días.
En aquellos momentos era muy
vulnerable, nunca había sido tan vulnerable ante nadie, nunca había sido tan
sincero. Solo quería que volviera a mi lado, no podía vivir sin él. El muro que
JongWoon había puesto a su alrededor comenzó a resquebrajarse al verme de aquel
modo, hasta que finalmente se levantó y me abrazó.
—Es la última oportunidad que te doy
para que me ames —susurró y yo lo apreté fuertemente entre mis brazos para que
no se fuera nunca más, llorando.