El
Vino y La Muerte
Antes de que comencéis a leer debéis saber que este Shot es una
adaptación del capítulo “El Vino y La Muerte” de mi manga Proyecto Olimpo. En él, los protagonistas son Dioniso, el Dios de
los festejos y el vino, Hades, el Dios que gobierna el Inframundo y Ariadna,
princesa cretense hija del rey Minos, a la que dejó abandonada en una isla el
héroe Teseo.
Llegamos a casa, después de un largo día. Todavía no me podía creer lo
que aquellos extranjeros nos habían contado. Era simplemente increíble. ¿Cómo
podían ir diciendo por ahí que eran la reencarnación de los antiguos Dioses
Griegos del Olimpo? Pero lo más increíble de todo… ¿cómo podían decir que
nosotros dos éramos como ellos? No lo entendía.
Me
dejé caer en el sofá, agotado. No me había sentado en todo el día y me dolían
los pies horrores. A mi lado de sentó mi amigo y luego echó su cabeza en mi
hombro. Parecía que él tampoco entendía nada de lo que todos aquellos chiflados
nos habían dicho.
-¿Hyung…?- murmuró y yo llevé mi mano a su cabello para revolvérselo un
poco con cariño.
-Dime.
-¿Los crees?- preguntó- quiero decir… ¿crees que somos la reencarnación
de unos Dioses que ni siquiera existieron?
-No
lo creo… no creo que lo seamos… es demasiado inverosímil- contesté.
-Lo
sé- dijo- pero… ellos pueden hacer cosas… como tú…
-No
es lo mismo- respondí cortante. No era igual, ellos me habían demostrado que
controlaban algunas cosas. Uno de los chicos había provocado una tormenta en
unos momentos y una chica, había hecho crecer una flor de la nada. Yo… yo…
-Hyung… puedes ver muertos, no me digas que eso es normal- dijo y yo
suspiré.
-No
puedo ver a todos los muertos- contesté- solo los que quieren aparecer ante mí.
-Pero eso es raro- hizo una pausa y se incorporó de su posición para
poder mirarme bien- bueno, hyung eso es raro, no me extrañaría que fueras el
tal Hades ese que han dicho ellos.
-Lo
que no entiendo es que digan que tú eres también un Dios- comenté- que yo sepa,
beber vino y estar todo el día de fiesta no es ningún poder.
-Bueno- se rascó la cabeza- esta habilidad para beber vino no la he
adquirido en un día, esto lleva su tiempo y…
-KyuHyun- lo corté diciendo su nombre y él me miró fijamente- mira, yo
no creo en ellos- dije y él asintió, serio- si tú quieres creerlos es cosa
tuya, yo seguiré pensando que lo mío es un don como el de la tía de “Entre
Fantasmas”.
-No
me jodas, hyung- me dio un golpe en el brazo- no puedes decirme que no crees en
ellos porque es inverosímil y vas luego y sueltas esa chorrada- me dio otro
golpe- eres un inútil- se cruzó de brazos y se sentó en la otra punta del sofá.
Suspiré.
-¿Y
qué quieres que te diga, KyuHyun?- pregunté y él se volvió hacia mí, mirándome
mal- ¿quieres que te diga que creo a unos desconocidos que nos han abordado hoy
a la salida de la Universidad para decirnos que somos la reencarnación de unos
Dioses- dije- ¿quieres que te diga eso?- pregunté.
-No-
dijo- pero tampoco quiero que me digas que no eres nada especial, que tienes
ese poder porque sí- se acercó de nuevo a mí- vamos, JongWoon, sabes que eso
que puedes hacer, no puede hacerlo nadie.
-Las
videntes, las espiritistas…- contesté enumerando con mis dedos.
-¿No
me digas que crees en esas cosas y no en lo otro?- asentí y él se volvió a
acercar para pegarme en el brazo- eres un inútil.
-Si
sigues pegándome me saldrá un moratón- dije.
-Me
da igual, si así se te abre esa cabeza dura que tienes…- murmuró y volvió a
cruzarse de brazos.
-KyuHyun… entiéndeme…
-No
puedo, hyung- y me volvió la cara.
Suspiré y luego pasé de él, mirando hacia el otro lado y encontrándome
con que había otra persona más en aquella habitación. Una persona con la piel
blanca que despedía una leve luminosidad y que flotaba a varios centímetros del
suelo. Una persona muerta. Se acercó a mí y se colocó a mi lado, sin hacer el
más mínimo ruido, desplazándose por el espacio sin crear la más mínima
alteración.
-¿Puedes verme?- preguntó.
-Sí-
contesté y noté que KyuHyun se volvía hacia mí.
-¿Has dicho algo?- preguntó, pero no le hice caso, debía ayudar a
aquella chica de pelo castaño y largo.
-¿Él no puede verme?- dijo extrañada.
-No,
él no puede verte, solo puedo verte yo- respondí.
-¿Otro muerto?- escuché decir a KyuHyun y me volví hacia él, mirándolo
con mala leche. La mayoría de los que se me cruzaban eran seres que todavía no
sabían lo que eran y estaban confundidos.
-¿Estoy… estoy muerta?- preguntó ella. Su
voz temblaba y cuando la volví a mirar, su cuerpo titilaba. Aquello era mala
señal. Si estaba allí era porque tenía un asunto pendiente y no se podía ir,
pero si desaparecía ahora, vagaría por el resto de la Eternidad en un lugar
oscuro del que no podría salir, el limbo.
-Escúchame- dije con voz suave. Mi voz normalmente los hacía calmarse y
eso era lo que aquella chica necesitaba- no le hagas caso a este bruto, ¿está
bien?- ella asintió levemente- él no tiene nada que ver en nuestra
conversación…
-Está bien…- murmuró y yo sonreí.
-¿Cómo te llamas?- pregunté.
-Seo JunHyun- contestó- pero todo el mundo me llama SeoHyun.
-¿Puedo llamarte yo SeoHyun?- ella asintió- bien, yo me llamo JongWoon,
aunque muchos me dicen YeSung.
-¿Puedo llamarte YeSung?- dijo ella con
timidez.
-Claro que sí- sentí cómo KyuHyun se acercaba a mí y se echaba sobre mí.
-¿Dónde está?- preguntó en mi oído susurrando para que el espíritu no se
enterara.
-Justo delante de nosotros- murmuré y la escuché hablar de nuevo.
-¿Por qué solo tú me puedes ver, YeSung?
-Porque tengo el don de hacerlo.
-¿Por qué los demás no pueden?
-Porque has pasado a un plano convergente en el que sólo somos unos
pocos los que podemos acceder- contesté.
-No lo entiendo.
-¿Qué es lo último que recuerdas?- le pregunté y ella pasó unos momentos
en silencio, buscando en su memoria.
-Iba de compras con una amiga… y cruzamos la
calle… entonces… todo se volvió oscuro…- susurró y me miró con los ojos
brillantes. Si hubiera estado viva, las lágrimas surcarían sus mejillas, pero
los muertos no pueden llorar.
-¿Recuerdas algo más?- ella negó.
-Simplemente… me he despertado y estaba en tu
jardín, así que he entrado y te he visto y tú me has visto, al igual que ese
perro que tienes allí… pero tu vecina no me ha visto…- asentí.
-Mi
perro también puede ver a la gente que está en ese plano- contesté.
-¿Y
luego dices que no eres Hades?- murmuró KyuHyun en mi oído- si hasta tienes un
perro guardián a la entrada de tu casa… como el Dios en su palacio… lo único…
que este no tiene tres cabezas…
-Cállate, KyuHyun- le dije.
-¿Estoy muerta?- preguntó ella asimilando
un poco la poca información que yo le había dado y lo que ella me había
contado.
-Sí-
SeoHyun suspiró.
-¿Y por
qué estoy aquí?
-Tienes un asunto pendiente…- contesté- pero yo no sé cuál es.
-Sí… tengo algo que hacer…- murmuró- yo… tengo algo qué hacer…
-En
cuanto lo hagas irás al lugar al que perteneces- dije.
-¿Cómo es ese lugar?- preguntó.
-Precioso.
-Gracias… YeSung…- susurró y tras darme
un beso en la mejilla, se desvaneció. Ahora aparecería en el lugar en el que
debía llevar a cabo su última voluntad y después se iría de este mundo. Una
lágrima cayó por mi mejilla y sentí los dedos de KyuHyun, secándola.
-¿Por qué lloras?- preguntó.
-No
lo sé…
-¿Ya
se ha ido?
-Sí…
-Ven
aquí- y tiró de mí hasta que me acunó en sus brazos. Cuando sentí la calidez de
su abrazo, comencé a llorar- está bien… todo está bien…- murmuró.
-Es
duro…- susurré.
-Lo
sé… pero para eso estoy yo aquí- me abrazó más fuertemente- somos como el día y
la noche, peleamos más que hablamos, pero somos los mejores amigos, somos
complementarios, somos pareja, uno no podría existir sin el otro- sonreí
levemente- tú consuelas a los muertos y los guías hacia su destino… yo te
consuelo a ti tras eso…
-¿Y
quién te consuela a ti?- pregunté.
-El
vino- contestó- y tus labios…- y en ese momento me besó.
~.~.~
Me
desperté cuando un rayo de solo me dio en todo el ojo y me molestó. No había
bajado la persiana y esa era la consecuencia. Me revolví en la cama y noté que
había un cuerpo a mi lado, así que fijé mi vista para descubrir que era
KyuHyun. Habíamos vuelto a pasar la noche juntos.
-Kyu…- susurré y comencé a tocar su labio superior- Kyu… despierta…
-Deja de ser tan random, JongWoon- me regañó aun sin abrir los ojos y yo
quité mi mano de su boca.
-Será random… pero te has despertado- contesté y él sonrió.
-¿Qué querías?- murmuró girándose hacia mí y envolviéndome en un cálido
abrazo.
-Decirte que quiero volver a hablar con ellos…- contesté- y también… que
te quiero…
-Lo
primero me ha dejado muy pillado- comentó- cambias más de opinión que de ropa
interior- eso me hizo sonreír, porque era verdad- y lo segundo…- se acercó a mí
y me dio un beso- yo también te quiero…