One More Ground
Las chicas que formaban el equipo de
animadoras se encontraban sentadas en un banco, justo al lado del que estaban
los jugadores suplentes del equipo de rugby de su instituto. Ellas estaban
agitando desde su asiento los pompones después de la última aparición que habían
hecho en el descanso, y ya no podrían salir más porque apenas quedaba tiempo y
los ánimos estaban demasiado caldeados para bailar aunque fuera en la banda del
campo, el entrenador del equipo les había ordenado que no distrajeran a sus
chicos y ellas le obedecían. Sin embargo, eso no quitaba que necesitaran
moverse un poco para quitarse todos los nervios del momento.
—One more ground, one more ground
—murmuraba una y otra vez Jessica a su lado. La chica estaba tan nerviosa que
ni siquiera se estaba dando cuenta de que hablaba en inglés en vez de en
coreano—. One more ground.
TaeYeon, como líder de aquel grupo
de animadoras intentó transmitirle confianza cogiéndola de la mano y
apretándosela para que no se sintiera tan nerviosa, a pesar de que ella misma
estaba temblando como un flan. Jessica se giró para verla y ella le dedicó una
sonrisa que hizo a la rubia sonreír y relajarse levemente.
—Los chicos son buenos —comentó—.
Seguro que ganan la temporada.
—¿Y si no lo hacen? —cuestionó ella.
—Entonces estaremos aquí para
apoyarlos, porque es lo que las animadoras hacen.
—Gracias —susurró Jessica, volviendo
a enfocarse en el partido, moviendo lentamente sus pompones.
TaeYeon no pudo ver nada más que
Jessica después de aquello. Siempre había sido susceptible a la chica, pero en
aquellos momentos lo era mucho más. Tan ensimismada estaba que casi ni se dio
cuenta de que finalmente el equipo de su instituto ganaba el partido y todas
las chicas saltaron de sus asientos, gritando de júbilo y bailando. TaeYeon
solo salió de sus pensamientos cuando Jessica le tendió la mano para que se
levantara con una sonrisa brillante en sus labios, unos labios finos que le
dieron ganas de besar y eso hizo.
Se acercó lentamente a ella, a su
rostro y pidió permiso con sus ojos, mudamente para que la otra no la
rechazara. Tenía miedo, mucho miedo, pero cuando finalmente sus labios se
rozaron algo estalló como si se tratase de fuegos artificiales dentro de su
cuerpo y todo fue maravilloso.