Mostrando entradas con la etiqueta SeungRi. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta SeungRi. Mostrar todas las entradas

martes, 21 de julio de 2015

Déjà vu

Déjà vu

            Déjà vu (en francés ‘ya visto’) es un tipo de paramnesia de reconocimiento caracterizada por la experiencia de sentir que se ha sido testigo o se ha experimentado previamente una situación nueva. Es el fenómeno de tener la fuerte sensación de que un evento o experiencia que se vive en la actualidad se ha experimentado en el pasado.


            TaeYang a veces sentía cómo si toda su vida fuera algo que ya había vivido con anterioridad. Cada cosa que le sucedía ya le había pasado antes y se sentía muy confuso la mayor parte del tiempo. En sus sueños veía cosas que luego no recordaba del todo, pero una vez que la situación se daba en su vida, sabía que aquello era algo que ya había vivido. El chico había buscado mucha información sobre el tema, pero cada vez que le ocurría, no podía evitar ir de nuevo a internet en busca de más información. Cualquiera diría que era un poco paranoico con el tema, pero él no lo sentía así, TaeYang sentía que si no lo hacía de aquella forma se acabaría volviendo loco.

            —Otra vez tienes la mirada perdida —comentó SeungRi a su lado, poniéndole una mano en el muslo que lo hizo volver del todo a la realidad—. ¿Has tenido otro déjà vu? —cuestionó. TaeYang asintió lentamente y el menor se acercó mucho más a su cuerpo, susurrando—: Ojalá pudieras vivir el mundo sin tener la sensación de que es solo una copia de lo que ya has vivido.

            TaeYang escuchó aquellas palabras a pesar de que el otro prácticamente las había dicho contra su cuello antes de darle un corto beso, sin embargo, no hizo absolutamente nada por cambiar su actitud. Todo ya lo había vivido, todo había pasado ya con anterioridad, y sabiendo eso, no podía seguir viviendo como él le pedía.




miércoles, 30 de abril de 2014

Monster

Monster

            Me desperté de mala gana aquella mañana, como todas las mañanas me levantaba desde que había dejado a mi novio. Me gustaba dormir abrazándolo por las noches y, después de tantos años de relación, me había acostumbrado a ello. Pero una cosa buena no quitaba todo lo malo que había hecho a lo largo de los años.

            SungRi era un chico encantador cuando quería, pero claro, no siempre quería ser y la mayoría de las veces su vida se basaba en meterse en conversaciones ajenas y acabar haciendo o diciendo algo para que las otras dos personas acabaran peleados. Al principio aquello me parecía algo entretenido de ver o de escuchar cuando me lo contaba, pero poco a poco me fui dando cuenta de que él disfrutaba en demasía con ello, de que él era un monstruo.

            Otra de las cosas que siempre me había molestado era acerca de nuestras relaciones sexuales. A pesar de que lo hacíamos casi a diario, cambiando los roles de vez en cuando, él se empeñaba en ver porno a todas horas y masturbarse, como si lo que hiciera conmigo no fuera suficiente para él, como si ser desconsiderado conmigo cuando tomaba el papel dominante cuando lo hacíamos no fuera suficiente para él. Como si yo no fuera suficiente para él.

            Pero lo peor de todo fue cuando hicimos una escapada de fin de semana a Tokyo y él acabó enrollándose en nuestra cama en el hotel con una japonesa que era más bien poca cosa y lo pillé. SeungRi ni siquiera se disculpó, solo dijo algo que se me había quedado grabado en la mente todos los meses que hacía que lo habíamos dejado:

            —Entiéndeme, YiJong, tengo mis necesidades y me dejé el porno en casa.

            Aquello había sido demasiado para mí y lo dejé en el acto, recogiendo todas mis pertenencias y regresando a Seúl, dónde cogí todo lo que él tenía en mi apartamento y lo metí en cajas, para cuando volviera que se lo llevara todo. Sin embargo, a pesar de que habían pasado varios meses él no había aparecido. En otro tiempo, aquello me habría preocupado…

            ¿A quién quería engañar? Me preocupaba mucho que SeungRi no hubiera regresado a casa, no saber dónde estaba, no saber qué hacía, si estaba bien o no. Después de todo, los sentimientos que tenía por él aún no se habían desvanecido y si me pidiera adecuadamente volver con él lo haría sin dudar, aunque le diría que tendría que pensármelo unos días para hacerlo sufrir un poco, porque a pesar de todo lo malo, seguía queriéndolo como el primer día.